Disclaimer: Todo lo que puedan reconocer, ¡no me pertenece!

Capítulo 15: "¿Un bebé?"

Vamos toda la familia en el auto de regreso a casa, acaban de dar de alta a James del hospital y vamos en la camioneta de Charlus de regreso. Después de casi una semana de desvelo, preocupación por alguna complicación por en el dengue hemorrágico de James, al fin podemos volver a casa.

Regresé a clases en la escuela, y a pesar de haberme ausentado una semana, las clases no avanzaron mucho por lo que pude ponerme al corriente rápidamente sin necesidad de tomar asesorías. No había visto a Dree en todos esos días, y como no compartía clases con ella, tampoco me preocupe por buscarla; prefería pensar que no existía y que nada de lo anterior había pasado, a pesar de que seguía recibiendo llamadas a mi móvil de chicos tratando de tener sexo conmigo, y más de alguno me miraba al pasar por los pasillos.

-¡Chiquita, dame un poco!- gritó un chico un curso superior al mío unos días antes.

-¡La tuya, imbécil!- respondió Lauren haciéndole un gesto obsceno.

Ese día por la tarde, Lauren y Clarisse irían a casa a ver películas, por lo que solamente llegué, me encargué de preparar las palomitas y poner frituras en contenedores grandes, para no tener la necesidad de estarnos parando a cada momento para ir a la cocina. Puse unos refrescos en la mesa de centro, y comencé a conectar la pantalla de alta resolución para disfrutar más las películas. Charlus y mamá habían salido a cenar dejándonos solos en casa, y Emily estaba jugando a las muñecas en su habitación.

Traté de limpiar un poco el desorden que se había acumulado en los días que estuvimos ausentes acompañando a James en el hospital, cuando escuché que alguien bajaba las escaleras. Era mi hermanastro, aún con su rostro algo pálido y viéndose ligeramente más delgado. Continué aspirando la alfombra, y lo escuché sentarse en el sillón.

-Lily, tenemos que hablar- me dijo.

Lo escuché claro, a pesar del ruido de la aspiradora, pero en realidad no quería hablar, no quería tocar temas que probablemente podrían llevarnos a una discusión. Continué aspirando como si jamás lo hubiera escuchado, mirando desaparecer el polvo y la basurita que se iba acumulando en las alfombras.

-Tenemos que hablar- repitió, pero esta vez estaba al lado del interruptor y desconectando la aspiradora.

Suspiré y me senté en el sillón con las piernas cruzadas sin mirarlo a la cara.

-¿De qué quieres hablar?

-Necesito saber que has hablado con Lauren en estos días- respondió desesperado.

-James, yo no… no puedo hablarte de eso. Sólo sé que esos dos tienen graves problemas- respondí, James suspiró enojado- si realmente es algo que tú deberías saber, Sirius ya te lo hubiera dicho.

-Sí, Lily, pero Sirius no es el mismo, yo necesito saber que le pasa a mi amigo que lo tiene tan cambiado- dijo- sé lo mismo que tú, que Lauren y Sirius se acostaron la noche que nos quedamos en casa de Clarisse, pero a partir de allí ambos están muy extraños. Eran muy buenos amigos y ahora ni siquiera se miran.

-¿No estarás pensando que se enamoraron, verdad?- pregunté con una sonrisa mirándolo directamente a los ojos.

James soltó una risita y se talló la frente con el dedo índice y pulgar.

-Ya sería hora que Sirius sentara cabeza, o mínimo tuviera algo que durará más de dos semanas- dijo y se sentó a mi lado.

-Tú deberías de sentar cabeza también- le dije siguiéndole el juego.

-¡Dios, Lily, me ofendes! Yo senté cabeza desde hace bastante tiempo- exclamó con una mano en el pecho, como si le hubieran dolido mis palabras.

-¿Hace cuánto?

-Desde que me enamoré de ti- respondió con voz muy suave y una pequeña sonrisa en el rostro, acariciando mis manos.

Quise comérmelo a besos cuando tocaron el timbre de la casa, estaba a tan sólo unos centímetros de sus labios, pero giré mi cara hacia la puerta.

-Deben ser Lauren y Clarisse- dije poniéndome de pie.

Abrí la puerta y junto a una bocanada de aire, entraron mis amigas a casa, con abrigos y bufandas hasta las orejas.

-Que tal, Lily- dijo Lauren- hola, James, que gusto que ya te hayas recuperado.

-Sí, es un alivio- respondió éste, pero con cara de pocos amigos, Lauren me miró con interrogación y yo le resté importancia con la mano.

-Instálense, chicas, ya está todo preparado- dije sonriendo y enrollando el cable de corriente de la aspiradora.

Clarisse y Lauren se sentaron en la sala, y comenzaron a sacar de sus bolsos las películas que habían traído, sin embargo, James permanecía recargado en un muro con cara de que lo hubieran pellizcado. Traté de ignorarlo, mientras decidíamos que película veríamos, pero la fuerte mirada de mi hermanastro me hizo sentir tan incómoda, que lo volteé a ver molesta.

-¿Qué pasa, James?

-Sigo esperando- respondió seco, con el seño fruncido.

-¿De qué habla?- preguntó Clarisse tan extrañada como Lauren.

Suspiré y me puse de pie, caminé hacia él y sin decir nada, lo tomé de la nuca y le planté un beso en los labios. James no me dejó deshacer el beso y continuó abrazándome por la espalda. Mientras disfrutaba de la suavidad de sus labios y el aroma de su piel, decidí que me importaba un bledo si nuestros padres no aceptaban lo que James y yo compartíamos, porque yo estoy segura que esto no es sólo un amor adolescente, ni una obsesión, sino que es algo real y que tal vez podría durar para siempre.

Un carraspeo nos hizo separarnos y miramos a las chicas, por un momento habíamos olvidado que no estábamos solos. Sonreí avergonzada y no aparte la mirada de James hasta que terminó de subir las escaleras.

-¡Dios mío! No puedo dejar de ver ese trasero- les susurré al escuchar la puerta de su habitación cerrarse.

Clarisse rió y Lauren me miró pícaramente.

-¿Qué tal está?- preguntó Lauren- fue mi sueño en el preescolar- dijo soñadora.

Ambas reímos y me hice la dudosa.

-Bastante firmes.

Pusimos la película y con los pies encima de la mesa de noche, comiendo palomitas y frituras pasamos la noche. Cuando terminó la primera película, estábamos decidiendo cual sería la segunda, pero no dejaba de notar a Lauren con un semblante extraño desde que había tomado su teléfono móvil hacía media hora. Clarisse también parecía notarlo, pues la miraba atentamente. Sé que aparente saber más de lo que sabía James con respecto a Lauren y Sirius, pero la realidad es que sé lo mismo que él, que se acostaron esa noche y desde entonces ambos no han dicho ni pio. Sé que Lauren estaba muy preocupada porque no habían usado preservativo, pero fue lo último que supe, y en esos momentos odiaba que Lauren fuera tan reservada.

-¿Te sucede algo, Lau?- preguntó Clarisse, siendo la primera en animarse a decir algo.

-No- sonrió- no me pasa nada, ¿por qué lo dices?

-Tienes días muy rara- dijo Clarisse mirándola intensamente, yo asentí con la cabeza para darle apoyo.

-No, no, claro que no me pasa nada.

-Lauren, te conocemos- dije- somos tus amigas, no nos digas que no pasa nada.

-Está bien- nos miró, y juntando valor nos dijo:- estoy preocupada porque después que me acosté con Sirius, debió llegar mi regla unos días después, ya pasó más de una semana y aún no me ha llegado. No siento nada raro en mi cuerpo, pero estoy asustada. Tengo miedo de estar embarazada.

Ni Clarisse ni yo sabíamos que decir, sólo la miramos con compasión cada una tomando su mano.

-Además- siguió- desde aquella noche, no puedo dejar de pensar en él. Nunca había visto su sonrisa tan linda, ni sus ojos tan brillantes.

-La perdimos- le dije a Clarisse- otra de nosotras enamorada de un merodeador.

Las tres reímos para bajar el ambiente tan tenso que se había puesto por un momento, pero Lauren sabía que a pesar de todo lo que pudiera pasar, los resultados que tuvieran los exámenes de sangre que se haría en unos días, nosotras estaríamos apoyándola en el proceso tan duro por el que tendría que pasar.

Un poco antes de que las chicas se fueran, mis padres llegaron a casa parecían muy felices y sin duda habían pasado una muy buena velada. Después de saludar a las chicas subieron riendo las escaleras hasta su habitación.

-Parecen adolescentes- había dicho Clarisse.

Yo había asentido con la cabeza, siendo feliz porque mi madre lo era, aunque no podía apartarse de mi memoria aún la noche en que nos vio besándonos a James y a mí en el hospital. Aún tenía fresca en mi memoria, la curva que se había formado en su frente, y la mueca en su boca, sus ojos tan abiertos con las pupilas tan dilatadas que incluso parecía desaparecer el color azul de sus iris. James y yo no supimos que decir, comenzamos a balbucear pero ella nos calló con un movimiento de la mano y salió a buscar a alguien que pudiera limpiar el desastre.

Desde aquella noche, no había un momento en que estuviera sentada al lado de James porque mamá nos miraba con mucha atención, captaba cada movimiento y cada gesto de nuestro rostro, incluso puedo asegurar que tiene sus estipulaciones, sin embargo, es obvio que no ha dicho nada a Charlus, porque él ya le habría dicho algo a su hijo, incluso a los dos.

Cuando bajó a la cocina por un vaso de agua después de que las chicas se habían ido, James estaba sentado en el desayunador y platicábamos mientras yo lavaba los trastos sucios, eran las once de la noche, pero seguíamos en la cocina y mamá nos miró a ambos con determinación. Incluso dejamos de hablar, por el miedo a que nos fuera a decir algo, pero tomó el vaso de agua y se sentó junto a James a platicarnos una anécdota que para ella era graciosa de algo que le había pasado a un compañero de su trabajo.

Traté de reír, pero la historia no fue ni la mitad de interesante que la conversación que mantenía con James minutos antes sobre sus planes de buscar un empleo para comprarse un auto.

-Chicos, ya sé que se sienten incómodos de que yo sepa su secreto- dijo mi madre de repente, poniendo mi piel de gallina- pero la verdad es que esto ya me había imaginado que pasaría. Ustedes no son hermanos, pero sí son hermanastros, son parte de la misma familia. Tienen que arreglárselas ustedes mismos, antes de que Charlus se dé cuenta, porque no son muy discretos que digamos.

Se puso de pie y dejando el vaso en el fregadero, se echó a andar escaleras arriba. Miré a James que tenía cara de pánico, imaginé que la mía estaría en el mismo estado, pero era extraño ver esa expresión en su rostro, pues jamás lo había visto asustado por algo.

-Tu madre tiene razón- dijo James rompiendo el silencio- tenemos que poner las cartas sobre la mesa.

-No entiendo cuál es el problema- respondí enojada- tú y yo nos queremos, nos amamos y no hay nada más que decir, debemos hacer lo que nos hace felices y mi felicidad eres tú, James.

Mi hermanastro sonrió, me abrazó por la cintura y nos dimos un beso mientras salíamos de la cocina. Quise continuar haciéndolo, pero al subir las escaleras ya es un terreno de alto peligro, pues tanto Emily como Charlus se encuentran en sus habitaciones. Con paso lento, fuimos hasta mi habitación que era la más cerca a las escaleras y nos encerramos allí, era el momento adecuado.

Me quité la ropa de un tirón, y dejé que James contemplara mi cuerpo.

-Eres hermosa, Lily- me dijo con su voz aterciopelada- Me encantas, por ser hermosa y porque te amo.

Sonreí y mirándolo a los ojos, acaricié su mejilla, grabé cada línea de su cara en mi memoria, las cejas rectas, las pestañas rizadas que por las orillas siempre permanecían caídas, el bulto de algodón de sus labios, y sus mechones siempre negros y rebeldes cayéndole por la frente casi tapando su ojo izquierdo. Guardé en mi memoria las pequeñas pecas que estaban en sus pómulos, así como el lunar que estaba en su barbilla.

-No quiero separarme nunca de ti, James, no sé que haría si te perdiera- le dije con los ojos ligeramente empañados.

-Lily, yo nunca me voy a separar de ti, no me importa lo que pase- me aseguró acariciando mi cabello- si mi padre no lo acepta, entonces no importa, yo me voy contigo a cualquier lugar, cualquier lugar donde nos permitan estar juntos.

Lo abracé con fuerza y cuando lo comencé a besar, sentí su deseo en cada beso, su deseo de estar conmigo y de permanecer solos en una habitación no haciendo una cosa más que el amor. Sus manos recorrieron mi cuerpo entero, pero antes de que yo pudiera quitarle alguna prenda de su cuerpo, me lanzó a la cama. Sin apartar la vista de mí, comenzó a desnudarse y fundió su piel con la mía entre sabanas blancas.

A las tres de la mañana, James se fue a su habitación, lo dejé ir con mucho pesar, aunque pensando que sólo sería por un rato, porque como lo había dicho él, no se iba separar de mí pasara lo que pasara.

En la mañana siguiente, comencé a escuchar movimiento desde muy temprano, pasos por aquí, murmullos por acá, puertas abrirse y cerrarse, un llanto de Emily, cosas caer; parecía que se esforzaban por hacer ruido, y estaba segura que era mi madre, tratando de despertarnos a mí y a James, seguramente se dio cuenta de que mi hermanastro no había estado hasta más de medianoche en mi habitación.

Apenas había dormido cinco horas, pero aventé las sabanas furiosa y salí de la habitación, apenas abrí la puerta pasó frente a mí Charlus cargando un gran cartón y Emily detrás con algunos monos de peluche. Parecían muy contentos para ser las ocho de la mañana ¿qué le pasa a éstas personas? ¡es sábado! ¿por qué rayos no dejan dormir?

-¿Qué hacen?- pregunté a mamá que también pasó después de Emily cargando otro cartón con cosas.

Pero no alcanzó a contestarme, cuando llegó Charlus corriendo y le susurró que no debía cargar cosas tan pesadas quitándole el cartón de las manos. Mamá sonrió complacida y me dijo que bajara a desayunar apartándose de mi vista al llegar al piso inferior.

Estaba tan enojada que ni siquiera fui al baño a lavarme los dientes y la cara, sólo bajé las escaleras encontrándome en la sala una serie de cartones, incluso había un mueble que antes estuvo en la habitación de mis padres. ¿Qué rayos estaba pasando? Traté de visualizar a James, pero seguía dormido seguramente, ese sí podría dormir aunque estuviera pasando un tornado por la casa. Me serví un cereal y mastiqué con fuerza. Mamá también estaba en la cocina, pero ésta secando los trastos que en la noche yo misma había lavado.

-Pequeña, ve a decirle a James que baje a desayunar- susurró mamá a Emily con una sonrisa.

-¿Y si se enoja?- preguntó- siempre se enoja cuando lo despierto.

-No te preocupes, mi cielo, James ha estado de mejor humor- dijo esto último mirándome.

Quise decirle algo, contestarle que no era su problema, que era sólo cosa mía y de James, pero las palabras murieron en mi garganta cuando la vi sonriendo y lanzando un beso a Charlus que iba pasando en ese momento.

-Los Potter nos vuelven locas ¿eh?- agregó con una sonrisa, y la vi salir detrás de su marido.

Definitivamente, anoche habían tenido una excelente velada porque se veían más enamorados que nunca. Se sonrojaban al verse, se besaban en cada esquina, y por primera vez veía a Charlus disfrutar haciendo el aseo de casa. En realidad no sé que hacían con las cosas de su habitación, pero parecía que querían depurar y sacar las cosas que no servían.

James bajó de las escaleras con cara de pocos amigos, unas ojeras inmensas que ni siquiera sus gafas podían disimular, parecía estar bajando un ogro las escaleras. Se sentó a mi lado y apoyó los codos en la barra tallándose la cabeza.

-¿Por qué rayos nos despiertan tan temprano?- se quejó con su padre que en ese momento iba pasando.

-Siempre te levantas tan temprano, no sé que te pasó hoy- respondió su padre.

-¡Son las ocho de la mañana! En mi vida me he levantado antes de las diez los fines de semana- realmente parecía enojado, como a mí no le hacía ninguna gracia que nos hubieran levantado tan temprano.

Charlus miró a su hijo serio, y en ese momento mamá pasó por detrás pero se detuvo al lado de su esposo y le susurró ¿les decimos?, mis ojos se agrandaron y el cereal se detuvo en mi garganta. Tosí. ¿Decirnos qué? ¿qué Charlus ya sabe de lo mío con James? El miedo recorrió todo mi cuerpo, ni siquiera me atreví a mirar a James con la intensión de no delatarme, pero el miedo me carcomía y sentía que en cualquier momento me pondría a llorar.

-¿Decirnos qué?- preguntó James con voz un poco temblorosa.

-Anoche le di una noticia a Charlus- hizo una pausa, sentí frío desde la punta de los dedos hasta la punta de mi nariz, ¿no nos había dicho anoche que no le iba a decir nada?- lo cual sabemos que será difícil, pero no nos importa, queremos seguir adelante.

Yo no podía articular una sola palabra, tenía tanto miedo a lo que nos iban a decir. Mamá nos engañó, dijo que no diría nada a Charlus y anoche mientras cenaban le contó, por eso no entiendo porque están tan felices desde entonces. ¿Realmente les agradará la idea de que nosotros también seamos pareja?

-Es algo que nos pone muy felices- sonrió Charlus y abrazó a mi madre por la cintura- espero que tenga el mismo efecto en ustedes.

¿Qué? Ahora sí que no sé de qué están hablando, ¿felices? ¿Realmente les pone muy felices que James y yo tengamos algo? Miré a James, parecía tan confundido como yo.

-Vamos a tener un bebé.

Estoy recostada en mi habitación, ya me bañé y me arreglé, la familia se está preparando para ir a una reunión familiar, al parecer es de los Potter porque mamá y yo no tenemos familia por aquí, mamá fue hija única y los únicos primos que tiene viven en una ciudad de Francia, dicen que es una boda de una de las primas de James, Andrómeda o algo así, al parecer es por parte de su madre, pero nos han invitado y no tenemos otra opción más que ir. Ya son casi las siete y ya tengo mi vestido puesto, peinado y maquillaje, invité a Lauren que me acompañara pues no quería estar en un lugar donde no conocía a nadie, pero me respondió que me vería allá. Hubiera deseado entrar al salón con ella, pero si ella dice que me verá allá, pues está perfecto, al menos no estaré sola.

La noticia de que mi madre estaba embarazada, se corrió como la pólvora, incluso recibí algunas felicitaciones en los días de clases por parte de algunos alumnos, ¿cómo se enteraron? No lo sé, pero sí sé que James no está nada contento con la noticia, parece odiar la idea de que haya un nuevo bebé en la casa. No he hablado con él del tema, pero desde esa mañana que nos dieron la noticia, no lo he escuchado reír con ganas y evita estar en la misma habitación que yo si mamá está presente.

He tratado de abordarlo, especialmente en la escuela, porque la vida sigue normal para él, después de escuela llega tardísimo sólo para cenar, bañarse y dormir. Y en clase, siempre está acompañado de Sirius, Remus, Peter o Frank, parece que nunca lo quieren dejar solo. Por mi parte no sé que pensar con respecto al bebé.

-Hija, ya vámonos- tocó mamá mi puerta.

Tomé mi bolso y mi abrigo, no tenía nada de ganas de ir, no quería conocer a la familia de Charlus, ni tampoco quería pasar una aburrida noche escuchando felicitaciones a mis padres, presentaciones de los mil familiares y sonriendo aparentando estar encantada de estar en ese lugar, las sonrisas falsas son algo que se me da bastante mal.

En camino a la fiesta, nadie habló, parecía que ninguno quería ir, era puro compromiso, Emily se había quedado con una nana pues no podría ir a una fiesta por la noche. Así que estaba sentada al lado de James en los asientos de atrás, sin decir una palabra, lo volteaba a ver y se veía tan guapo con su smoking, pero veía por la ventana con la cabeza apoyada en una mano y no me prestaba nada de atención. Desde la noticia, habíamos intercambiado unas pocas palabras, hacía una semana que no recibía un beso de él, y eso me corroe bastante, me siento extraña sin el sabor de sus labios.

Era un salón grande, con paredes de cristal dando vista a los verdes jardines, llenos de arboles, flores y luces que lo adornaban, incluso se veían algunas luciérnagas volando por allí. Estaba muy iluminado y los pisos blancos parecían de mármol. Llegamos un poco tarde, porque todos estaban de pie aplaudiendo a los novios que estaban en el centro de la pista de baile dando un vals.

Un mesero nos guió hacia nuestra mesa, sabía que ésta fiesta era de la familia Black, ya que Charlus me explicó que Andrómeda Black era prima de James y Sirius, por lo que no me sorprendió ver a Sirius en la mesa, los adultos que reconocí como sus padres, ya que el hombre tenía un gran parecido a su hijo sólo que con gafas y arrugas, mientras que la mujer tenía ese mismo porte elegante que posee Sirius. Al lado de él estaba un chico de unos trece años, también muy parecido a él, Sirius en versión pequeña sin mirada pervertida, pero lo que realmente sí me sorprendió fue ver al otro lado del mejor amigo de mi hermanastro, en un vestido verde brillante a Lauren con la sonrisa más radiante que jamás pude imaginar.

-¡Lauren!- exclamé, ella se puso de pie y me abrazó rápidamente, mientras escuchaba los saludos de mis padres a las demás personas de la mesa- ¿qué haces aquí? ¿y con Sirius?- pregunté sentándome en la silla a su lado desocupada.

-Después te cuento, Lily, no puedo hacerlo aquí con tanta gente- sonrió, estaba radiante.

-No puedo creer que estés saliendo con Sirius Black- le susurré.

Al parecer Sirius me escuchó, porqué tomó a mi amiga de la barbilla y le dio un pequeño beso en los labios, para después darse la vuelta y seguir platicando con su hermano que estaba al otro lado de él.

El cabello de Lauren que ahora llegaba hasta los hombros sin necesidad de extensiones, estaba peinado en un hermoso moño dejando algunos rizos sueltos, me sorprendía ver como las demás personas de la mesa la miraba con atención, sin duda era la más bella joya que había en toda la fiesta, y Sirius se sentía orgulloso de llevarla. Debo destacar que Sirius no es nada feo, realmente es bastante guapo, la belleza de ambos se convina a la perfección y da la impresión de estar mirando a un príncipe y una princesa, ambos con rasgos aristócratas.

Me presentaron a la gran familia Black, algunos de ellos, no recuerdo los noches, sólo a las hermanas de la novia que nos miraron por debajo del hombro y me cayeron en la punta de lo que no tengo. Sirius me tranquilizó diciendo que eran unas arpías, y que no me molestara en tratar de conocerla ni de simpatizar con ellas.

-Si te encuentran algo, Lily, de allí se agarran y no te dejarán en paz- me había dicho cuando volvimos a la mesa.

James estaba sentado al lado de su padre y en lo que restó de la fiesta, no lo vi sonreír ni siquiera pararse a bailar cuando todos estábamos tan animados en la pista de baile.

-Sirius ¿por qué no vas a hablar con James?- le dije, pasando a un lado de él y Lauren mientras bailaban- eres su amigo y te dirá lo que le molesta.

-Cuida a mi diamante- me dijo y besó a Lauren para después irse a sentar al lado de James.

Sonreí y le dije a la Lauren con la mirada que era tiempo de decirme todo. Nos encaminamos a una mesa que estaba vacía y allí nos sentamos a platicar.

-… Estaba muy nerviosa, Lily, no sabía que era lo que iba a pasar- me contaba- estaba sentada en la sala de hospital con Sirius a mi lado tomándome la mano, ¡Sirius estaba nervioso, Lily! Le sudaba la mano. Cuando me dieron los papeles me temblaban tanto las manos que no podía abrir el sobre, me lo quitó de las manos y lo abrió. Después me miró y sonrió, me dijo: "Tal vez en unos años podríamos tener un bebé".

-Entonces no estás embarazada- dije sin poderlo creer.

-No, el mismo día en la tarde llegó mi regla. Gracias a Dios- siguió- No sabes, Lily, estaba tan asustada. Después Sirius me pidió que lo acompañara a la fiesta, y aquí estamos, presentándonos oficialmente como novios.

-Jamás creí ver el día en que ustedes dos fueran a tener novios- reí- y mira que conveniente, lo fueron entre ustedes. Muchas felicidades, amiga, estoy muy feliz por ti.

-Yo también lo estoy- sonrió con su sonrisa de diez mil vatios- pero dime Lily ¿qué sucede con James?

Suspiré.

-No lo sé- respondí mirándolo sentado en la mesa ignorando a Sirius.

Cuando llegamos a casa ya era madrugada, me dolían tanto los pies por los tacones altos que iba descalza por la casa arrastrando mi vestido, como zombi James subió las escaleras y lo escuché cerrar con un portazo. Mamá que estaba en la sala, me miró extrañada mientras Charlus corría escaleras arriba anunciando que iría al baño.

-Estoy tan feliz- me dijo mamá dejándose caer en un sillón.

La miré, y admití que no necesitaba decirlo porque se le notaba.

-Estás feliz por tener un hijo con Charlus- afirmé.

-Así es, no sabes la dicha que es tener un hijo del hombre que amas- dijo soñadora- cuando te tuve a ti, estaba tan enamorada de tu padre, no me importaba los defectos que tuviera, ni lo que hiciera, aún si me dejaba, nada me haría más feliz que tener un hijo de él. Un hijo que estaría conmigo el resto de mi vida. Con Charlus siento exactamente lo mismo, por supuesto que nuestra relación es mejor, pero es la misma dicha, a pesar de tenerte a ti, mi cielo, espero con ansias la llegada de este bebé.- agregó esto último acariciándome la mejilla.

La miré a los ojos y pude detectar su felicidad en sus pupilas. Mi madre realmente era feliz, muy feliz.

Después de que mamá subió a su habitación, yo seguía en la sala pensando en las palabras de mi madre. Era una dicha tener un hijo del hombre al que amas, pero al hombre que yo amo está en el piso superior, quizá ignorando lo que realmente está pasando. Ya no puedo más, tengo que hablar con él.

Subí las escaleras alzando mi vestido al caminar, y sin llamar a la puerta entré a la habitación de James, estaba acostado sobre las sabanas en bóxer y con audífonos puestos. Al parecer no me miró, porque siguió cambiando de canción tranquilamente. No fue hasta que me senté a su lado cuando me miró.

-¡Lily!- exclamó con la mano en el pecho- me asustaste.

-Tenemos que hablar, James- le dije seria, su expresión volvió a la que tuvo toda la fiesta y continuó moviéndole al reproductor.

-¿De qué?

-Del bebé que mi madre y tu padre están esperando- dije.

James me miró y pude detectar sus ojos empañados.

-Lily, sé que dije que no me separaría de ti y que estaría contigo aunque no nos lo permitieran-dijo- pero ¿un bebé? Está bien ser hermanastros, ¿pero compartir un hermano? Creo que es demasiado.

Lo miré sin poder creer lo que me estaba diciendo.

-¿Terminas conmigo?

-No estoy terminando, Lily- dijo en tono agresivo y volteándose hacia mí- estoy sugiriendo que pensemos lo que haremos. No podemos estar toda la vida a escondidas. Te amo, Lily- esto lo dijo con más suavidad- pero un hermano pasa a otro nivel, tengo toda la semana pensando y creo que lo más conveniente es que nos separemos y dejemos de jugar a amantes.

Para este momento yo ya estoy llorando, sin poder creer lo que James me está diciendo. ¿No había dicho que nunca nos separaríamos aunque nuestros padres no lo aceptaran? James era el hombre de mi vida, con el qué, como mi madre, quería que fuera el padre de mis hijos. Con el qué quería pasar el resto de mi vida, los cien años que nos restaron. Pero una noticia lo había cambiado todo.

Me puse de pie y sin echar un último vistazo hacia atrás me fui a mi habitación. Sabía que James tenía razón, compartir un hermano pasaba a otro nivel, aunque dicen que el amor lo puede todo, para nosotros no lo pudo. Yo tampoco puedo seguir jugando a amantes, fue muy emocionante sin duda, la adrenalina y los besos a escondidas cuando nadie nos veía, pero eso ya terminó. Amo a mi madre, fue la mujer que me dio la vida, y estoy dispuesta a sacrificarme por su felicidad.

Un hombre ya le rompió el corazón, y no tiene porque separarse de Charlus y menos ahora que tendrán un hijo, tampoco quiero que ese bebé sufra lo que yo sufro de estar sin mi padre, o lo que sufren los Potter de estar sin madre. Por eso, decido mejor alejarme. Decido dejar las cosas como están y huir de este desastre. Iré a vivir con mi padre.

Tomé mi maleta, la llené de las cosas que necesitaría los primeras días y por primera vez sin preocuparme de que todo estuviera ordenado, amontoné ropa y artículos personales, una fotografía de la boda de mamá donde salíamos los cinco y otra que me robé hace tiempo donde James sale con una bella sonrisa. Me cambié de ropa a una más abrigadora, y sin deshacerme el peinado comencé a redactar tres cartas, una para Lauren, otra para mamá y otra para James. A las primeras dos prometiendo comunicarme pronto por teléfono o por email, y al tercero finalizando con un te amo.

Fin


Hola, chicos

Éste es el final de la primera parte, este fic siempre ha estado planeado para tener tres partes, pero probablemente omita la tercera ya que es bastante larga. Espero que les haya gustado este capítulo, me costó horrores, no quería separar a Lily de James, pero no teman que hay segunda parte por voto popular. No me degollen por haber tardado tanto, traté de hacerla un poco de emoción aproposito por el último capítulo pero se me fue la mano.

Con el títutlo del cap, traté de ponerles a pensar de quién era el bebé, algunos pensaron que era de Lauren, pero ya ven, al final de cuentas este bebé separó a nuestra hermosa parejita. La verdad me encuentro muy feliz porque es el primer fic termino oficialmente, los demás los tengo suspendidos por falta de ideas. Pero este me encanta, es mi favorito y también espero continuarlo pronto.

Para los que les interesa leer la segunda parte, estará bajo el titulo de In Love With James, aún no sé cuando lo publicaré pero estén al pendientes.

Mil gracias a los que leyeron el fic desde el principio, y un millón a los que también dejaron reviews. Espero sus comentarios.

Besos.