A pesar de las nauseas matutinas decidió salir de la habitación…-Descansa-Le sonrío a su esposo que estaba en la cama, no había notado lo pálido que se encontraba casi pierde la vida por ella, pero todo salio bien al final.

-Señora-La ama de llaves se dirigió a Kagome con voz apacible, empezaba a comprender que la situación seria así por lo tanto debía tratar bien a la que ahora seria la señora de la casa.

-¿Qué pasa?-Le sonrío con ironía, por fin Kagura dejaba sus aires de soberbia. No hizo falta que diera el mensaje lo intuyo cuando vio a Kouga detrás…-Puedes retirarte-Se acercó con lentitud al hombre que alguna vez la pretendió…-Me alegra que este aquí quiero agradecerle por salvar la vida de mi esposo y la mía- Esquivó los ojos azules que la observaban minuciosamente.

-Ha pasado mucho tiempo, los años te han hecho mas bella- Acorto distancia quedando frente a la mujer…-Que casualidades de la vida, verte después de años-Se lamentaba a ver abandonado su conquista pero solo lo hizo por la desesperada actitud de Inuyasha.

-Le agradezco sus halagos- Aquella conversación le incomodaba, tomó aire y con la frente en alto sin mostrarse intimidada…-Le gustaría tomar una taza de té- Ya no podía comportarse como la chiquilla rebelde y mal educada, ahora era la señora Taicho.

-Me encantaría- La siguió con paso firme, Kagome Higurashi desde el primer momento que la vio le atrajo ferozmente lastima que no podía comprarla con joyas, conocía a la perfección la historia de esos dos; su amor indestructible.

-Si usted no hubiese aparecido nosotros quizás estaríamos muertos pero eso ya lo sabe-Se sentó en la mesa de jardín y observo los árboles….-Creo que no debo salir de esta casa, este es mi hogar- Sonrío por la reflexión, la vida le había enviado demasiadas señales y a pesar que esa casa estaba llena de malos recuerdos los buenos los apañaban.

-Le dará gusto saber que los bandidos ya fueron encarcelados- Conocía a Inuyasha desde que era un niño, su rivalidad siempre estuvo presente pero aquella noche cuando le imploro que no se acercara a Kagome comprendió el profundo amor que le tenia. Podía ser un canalla sin embargo entendía lo doloroso que podía resultar perder al ser amado.

-No se si me de gusto que el sufrimiento jamás termine- Arrugo la frente consternada; cuando creyó que la violaron los odio profundamente, el tiempo transcurrió y su corazón hasta cierto punto logro perdonarlos.

-Es uste demasiado buena-Se levanto con una sonrisa…-Debo irme señora Taicho, espero su esposo la haga muy feliz-Se giro y caminó con lentitud a la puerta, por fin hacia algo bien después de tantos años.

Lo observo marcharse, nunca comprendería porque le dio un regalo tan caro, prometió buscarla y no volvió a verlo, agradecía esa actitud ilógica, le ahorro muchos problemas. Se levanto y fue hasta la ama de llaves que se encontraba en el extremo del jardín…-Necesito que envíe una carta- Cuando Kaede recibiera la carta no tardaría en ver a su hijo el cual alegraría la vida de Inuyasha ayudándolo a sanar.

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Tres días habían transcurrido desde que la carta fue enviada, ese día llegaría su pequeño retoño. No se explicaba como pudo mantener el secreto ante Inuyasha…-¡Ya llegaron!-Grito de felicidad cuando vio el carruaje entrar por el camino de pedrería. El corazón le salto y el rostro se le ilumino cuando se detuvo frente a ella…-¡Kaede! ¡Mi niño!-No supo como pero llego a ellos abrazándolos en cuestión de segundos.

-¡Mi niña no llores!-La anciana le acaricio la espalda cuando notó los sollozos…-Aquí esta tu hijo sano y salvo como te lo prometí-Aquella anciana inspiraba ternura con los cabellos plateados llenando su cabeza y las facciones llenas de felicidad.

-¡Mi bebe!-Lo tomo en brazos viendo cada detalle del niño, no podía creerlo tenia meses de no verlo, le atemorizaba que la olvidara pero por los ojos radiantes supo que no fue así.

-Mama-Se chupo los dedos acurrucándose en su hombro, cerro los ojos entrando en una especie de sueño.

-Mi bebe-Lo abrazo con delicadeza, no había dudas su pequeño era idéntico al padre, de ojos miel profundos, la marca personal de su querido Inuyasha.

-Mi niña te notas cambiada-Le tomo la barbilla inspeccionándola, sus mejillas tenían un tono rozado e incluso sus ojos habían recuperado el brillo. Ya no se veía como aquella muchacha pálida y triste que dejó ir.

-Kaede te contare todo pero primero quiero que mi hijo conozca a su padre-Se giro con la anciana detrás suyo, cruzo el recibidor y subió las escaleras, se detuvo en la puerta tomo la perilla y la giro abriéndola…-Inuyasha hay alguien que te quiere conocer- Su esposo se acomodo en la cama con los ojos tan abiertos, parecidos a los de un pequeño que recibe un regalo…-Es tu hijo-Se sentó en su regazo con el niño parado en sus piernas.

No podía creerlo ¿Su hijo? ¡Tenia un hijo!, sonrío por los grandes ojos que lo miraban tan extrañados como los suyos…-Soy tu papa-Esperó a que el niño mostrara alguna respuesta lo que ocurrió de inmediato, le jalo el pelo tan fuerte que pego un grito…-¡Es muy fuerte!-Lo tomo en brazos con una gran sonrisa y jugueteo con él.

-No lo agites tanto- Kagome parpadeó varias veces sin poder creer lo bien que se entendieron, el niño reía por las caras que Inuyasha le hacia. Se perdió por varios minutos con el corazón hinchado de felicidad, su familia después de sufrir tanto tenia una familia. Se levanto aguantándose las ganas de llorar…-En un minuto vuelvo dejé a Kaede afuera- Camino rápidamente a la puerta y la cerro tras de si soltando el llanto.

-¿Por qué lloras mi niña? ¡Acaso el padre no lo ha querido!- Dio un pequeño salto cuando la muchacha la abrazo.

-Soy tan feliz Kaede… lloro de felicidad de no poder creer que por fin tengo lo que siempre quise- temblaba de la emoción, aquella imagen no la sacaría de su cabeza…-Se adoran kaede… Inuyasha lo quiere- Si no contenía su felicidad seguro se desmayaría.

-Me alegro-Le dio unas palmaditas en la espalda y espero a que sacara toda la dicha, cuando kagome llegó a sus manos tenia la infelicidad tatuada en el rostro y ahora que la veía tan dichosa se regocijaba de alegría.

-Tu serás la nana de mis dos niños-Se separo con la sonrisa más amplia que antes, se limpio las lagrimas del rostro y tomo las manos de la anciana…-Estoy embarazada-La anciana la miro como si fuese su madre, su madre…no ni siquiera los malos recuerdos acabarían con su dicha.

-Con que tu eres el pequeño Inutaicho-Intento sacar su dedo del fuerte agarre del pequeño pero este lo apretaba con gran fuerza, increíble esa sensación era indescriptible con que así se sentía tener hijos….-Nunca pensé que te convertirías en algo tan importante en tan pocos minutos- Su niño… sus dos niños.

Kagome entró al cuarto con las emociones a flor de piel… no pudo quitar los ojos de los dos hombres que más amaba en la vida, observo a su pequeño acurrucado-Se durmió- Kikyo su hermana estaría feliz de verlos, no existía el rencor en su corazón ya no.

-Se parece mucho a mi… es tan pequeño- Aunque no era un bebe de horas de nacido para Inuyasha aquel niño le parecía tan indefenso que solo podía pensar en protegerlo como a su querida Kagome…-No te imaginas lo feliz que me has hecho- Dibujo una sonrisa de solo recordar lo mujeriego que fue alguna vez.

-Y tu a mi-Se sentó a su lado dándole un tierno beso en los labios, después de la tormenta siempre viene la calma… siempre ahora podía repetirse cosas como esas.

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-¡Cálmate Inuyasha!- Miroku sujeto a su amigo del hombro por la tensión que mostraba…-Ella estará bien-No podía creer lo nervioso que encontraba, Inuyasha el rudo a punto del desmayo. Si Inuyasha se ponía así seguro él terminaría inconciente cuando sango diera a luz.

-¡Es mi esposa solo quiero que todo salga bien!-Las manos le sudaban de lo insoportable que era esperar a que el medico saliera de la habitación.

-Todo saldrá bien- Se alegraba por ver a Kagome como una hermana y ya no como la mujer que amo alguna vez, sabia que aquel recuerdo no se borraría y ese sentimiento seguía igual de fuerte en su corazón pero ahora dirigido hacia otro rumbo. Sango la mujer que ocupaba todo su ser fue la sanadora de sus penas, la que pronto le daría un hijo y con la que quería compartir el resto de su vida.

La puerta frente a los dos hombres se abrió y de ella salio Sango con una sonrisa…-Es niña-La sonrisa del rostro de la mujer no podía ocultarse, todo aquello parecía un sueño. Kagome y ella habían logrado ser tan amigas que podían considerarse hermanas.

-¡Es una niña!-Inuyasha corrió entrando a la habitación y al ver a su querida Kagome con esa pequeña en brazos el corazón le estallo. Dudó en acercarse quería seguir observando aquella imagen perfecta.

Kagome fijo los ojos en la niña con lagrimas resbalando por sus mejillas…-Mi pequeña-Increíble era tan hermosa, a pesar de ser madre por segunda vez la sensación siempre seria nueva. Desvío los ojos chocolate al frente y cuando vio a Inuyasha le extendió la mano para que se acercara.

Dio algunos pasos tambaleándose, se sentó a su lado y no pudo quitar los ojos miel de los de aquella pequeña…-Es demasiado pequeña-Sonrío acariciándole el rostro con dulzura.

-Si debemos protegerla-Le extendió a la bebe la cual Inuyasha sujetó con extremo cuidado…-No se romperá-Le sonrío para después apoyarse en la almohada…-Estoy muy cansada- Entre cerro los ojos quedando inmediatamente dormida.

-Descansa mi dulce niña-paso los dedos por el rostro de Kagome y le beso la frente, a pesar del tiempo transcurrido le resultaba difícil creer que todo aquello no desaparecería si cerraba los ojos…-Te pareces a tu madre espero no seas tan loca como ella- Soltó una carcajada por el comentario que si fuese escuchado por Kagome le valdría un berrinche de su adorable niña.

-¿Ella esta bien?-Miroku entró junto con sango, pudo notar al igual que su esposa la devoción con la que Inuyasha se aferraba a la niña y el profundo amor que le tenia a Kagome.

-Muy bien-No supo si preguntaba por la niña o por Kagome aun así contesto por ambas. Al ver al pequeño niño en la entrada observando todo sigilosamente le sonrío-Inutaicho ven aquí- observo como el pequeño se acercaba y con la frente arrugada observaba al bebe en brazos…-Es tu hermanita-Se agacho un poco permitiéndole ver a la pequeña.

-Es muy pequeña- El niño le sujeto una manita e inflo el pecho orgulloso de su nueva hermana…-Yo te protegeré-A pesar de ser pequeño mostraba una inteligencia como su padre pero también sus ocurrencias.

El cuarto se lleno de risas ante el comentario del pequeño niño, aquel ambiente contagiaba a todo aquel que entrara no existía persona más dichosa en el mundo en ese momento.

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Se levanto de la cama desesperada por atender a su hija que lloraba en la cuna…-Ya estoy aquí pequeña- Se giro y cuando vio a Inuyasha le sonrío….-Se queja mucho como su padre-La coloco en la cuna nuevamente al ver que se calmaba.

- Solo se queja cuando exige tu presencia al igual que yo- Rodeo la cama hasta llegar a Kagome y con un movimiento ágil como era su costumbre la estrecho en sus brazos….-Te vez tan adorable- La separo un poco bajando la vista hasta sus labios.

-Solo dices eso porque me quieres debo verme terrible-En esos momentos no se sentía la mujer más hermosa del mundo solo tenia 15 días de haber dado a luz y las constantes desveladas provocaban unas ojeras amoratadas que le resultaban imposibles de ocultar, lo único que agradecía era que el ajetreo por cuidar a su pequeña le hacia bajar de peso rápidamente.

Se mofó de aquel comentario ¿Cómo podía ser tan insegura? A pesar de haber dado a luz se veía hermosa. Recibió un golpe en el pecho por su burla y antes que su querida niña se quejara la calló con un beso, le resultaba difícil separarse y mantener la cuarentena.

Aquel beso duro poco comprendía lo difícil que le resultaba a Inuyasha mantenerse alejado…-Vamos a dormir- Se dirigió a la cama un poco ajetreada pero con el abrazo de su esposo le bastaba para calmarse.

Esa noche pareció eterna pero al final el radiante sol penetro en la habitación, el estrepitoso ruido de afuera despertó a la pareja que se levanto de un susto.

-¡No puede entrar señora!-Kagura intento a empujones evitar que aquella mujer entrara a la casa, sabia lo desagradable que resultaría para la señora Taicho.

-¡Necesito hablar con mi hija¡-La desesperada mujer evitaba a la criada pero está se interponía en su camino como si fuese un fiel perro guardián, aun así logro llegar hasta el pasillo.

-Mama…-Susurro sorprendida cuando la vio ahí frente a ella ¿Acaso venia a lastimarla más? No soportaría otro desplante de su madre.

Inuyasha miro a Kagome y después a la mujer que se quedo con el gesto rígido…-Retírate kagura- Se puso frente a Kagome…-Señora le advierto que no permitiré un mal trato hacia mi esposa- su voz sonó dura.

-No he venido a causar más daño, solo pido hablar con mi hija- apretó los puños llena de dolor había viajado lejos incluso en contra de el orgullo de su esposo.

-Esta bien hablemos-Sujeto la mano de Inuyasha en signo de aprobación a lo que el respondió con un gruñido y un gesto de fastidio…-Por aquí- Camino con lentitud al ultimo cuarto del pasillo. Entro en el con cada nervio de su cuerpo contraído…-Si quieres herirme más de lo que lo has hecho no lo permitiré- Esta vez no estaba dispuesta a escuchar los insultos, se defendería contando todo lo que sufrió. No era una santa pero tampoco Kikyo lo fue y aunque hablar de su hermana le podría resultar doloroso lo haría.

-No he venido a eso- Los ojos se le llenaron de lagrimas, no podía creer el tiempo que se había tardado en leer aquella carta que le dejo su hija mayor. Siempre vivió cegada pensando que Kagome era la fuerte mientras que Kikyo un frágil cristal y fue así sin embargo eso no la dejo ver más allá.

Se abrazo a si misma sin comprender la presencia de su madre ¿Entonces que quería?…-Yo lamento mucho haberte causado dolor mama-trago saliva con dificultad, pedía disculpas por arruinar la vida de su hermana y la de su madre…-Soy una egoísta y se que debes pensar lo peor de mi… casarme con el que fue marido de mi hermana, eso… me convierte en una mala persona-Trataba que las palabras no se le cortaran y que lo quebrado de su voz no delatara su angustia.

La madre de Kagome no se contuvo más abrazo a su hija con fuerza…-Perdóname tu a mi yo se toda la historia kikyo me dejo una carta explicándome el sufrimiento que te causo…-He sido una mala madre Kagome, no merezco tu perdón- Se separo con la cara sumergida en llanto.

-¡No digas eso mama!-El aire le paso pesadamente por el cuerpo, escuchar aquello le parecía sorprendente. Su hermana sabiéndose en sus últimos días escribió una carta reparando algo del daño que hizo….-Tu eres mi madre y todo estará bien-.

-Gracias… tu siempre has tenido un corazón bondadoso y no fue tu culpa equivocarte tanto en la vida si no mía, por no escucharte- si hubiera estado con su hija desde el momento en que aquel hombre entro en su vida, todo el sufrimiento se hubiese evitado y eso jamás se lo perdonaría.

-No mama no te culpes… yo soy tan humana como tu-Le sonrío sin evitar que una lagrima resbalara por su mejilla….-Tienes dos nietos- La vida le sonreía de forma increíble ¿Todo podía ser tan perfecto?.

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Desde aquella mañana las cosas siguieron su curso, los días transcurrieron tranquilamente. Hasta que aquella carta llegó lo que desemboco "una pequeña tormenta".

-No entiendo porque te preocupas tanto- suspiro pesadamente por el irritable genio de Inuyasha…-Tu hermano vendrá y lo único que haces es quejarte- Ladeo la cara consternada por su comportamiento.

-Mi querida Kagome-Aquello lo dijo en torno sarcástico…-Tu casi te fugas con él ¡y me pides tranquilidad!-Se acerco y la fulmino con la mirada…- No me negaras que sentiste algo por él-Tenso la mandíbula ante el silencio de su esposa.

-Eres desesperante-Quiso huir de aquella escena de celos pero le fue imposible Inuyasha la jalo del brazo empujándola contra la pared…-¡Eres un salvaje!- Arrugo la frente mirando con resentimiento.

-¡Y tu una coqueta!- apretó los puños al punto de reventar de rabia, no soportaba la sola idea de que sesshomaru volviera, él jamás había mostrado interés por alguna mujer no como lo hizo con Kagome y la sola idea de tenerlo cerca de nuevo le ponía los nervios de punta.

-No me insultes, tenemos dos hijos y estoy contigo no con él- Volvió a ladear el rostro por lo tonta que le parecía aquella discusión…-Aun no entiendes que cada parte mi ser te pertenece- Coloco su mano en la mejilla de Inuyasha.

-El solo hecho de pensar que aun sientes algo por el me vuelve loco -Poso su mano sobre la de Kagome…-No lo soportaría- Expresar lo que sentía ya no le resultaba difícil no con ella.

Rodeo el cuello de Inuyasha con ambas manos, se paro de puntitas, sus labios siempre le sabrían a la cosa más maravillosa que había probado no pretendía llegar lejos pero él la tomo de la cintura presionándola contra la pared como si estuviese desesperado. Hizo una leve presión con las manos separándolo lo cual fue inútil, si continuaban llegarían demasiado lejos algo que no se podía permitir no aun.

Comprendió el rechazo de Kagome así que accedió…-Es tu culpa me provocas- Le sonrío separándose de inmediato…-Aunque no me agrade es mi hermano- Se dirigió a su sillón dejándose caer con los ojos cerrados.

-Si y ya cambia esa cara-No sabia como controlaría el mal carácter de Inuyasha y peor sus celos problemáticos.

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Golpeo los dedos contra la mesa una y otra vez, la idea de que llegara le revolvía el estomago, se levanto ante los golpes de la puerta. La abrió ignorando a Kagura ya sabia lo que le diría, caminó con lentitud bajando las escaleras y ahí estaba tan engreído y serio como siempre…-Bienvenido Sesshomaru-Le dirigió un saludo cordial esperando a que Kagome bajará.

-¡Bienvenidos!- Kagome casi corrió por las largas escaleras, su entusiasmo termino cuando notó que shippo no venia con él…-¿Y shippo?- Ni siquiera Rin ¿Pasaría algo?.

-En el carruaje les pedí que no bajaran- Le sonrío sutilmente te acerco a ella y la abrazo sin ninguna mala intención…-Es grato verte- Inmediatamente su hermano los separo con un carraspeo de garganta…-Así que aun no lo supera- Se cruzo de brazos y movió la cabeza en negación.

-Sabes que es un infantil-Soltó una ricita burlona pero se detuvo por el evidente estado de su esposo.

-No soy su burla ¿Piensas quedarte mucho tiempo?- Ladeo la cara intentando ocultar su enojo pero le resultaba imposible hacerlo no sabia fingir.

-No mucho- Suspiro pesadamente y entonces decidió hablar…-Me casare- Como lo dedujo ambos se quedaron petrificados ante la noticia.

-¿Con quien?-Kagome parpadeo varias veces sin poder creerlo le alegraba que Sesshomaru por fin fuese feliz, lo que le intrigaba saber es quien era la elegida.

-Con Rin- En ese momento entró el pequeño shippo directo a los brazos de Kagome.

-¡Kagome te extrañe!-Se aferro a su vestido con lagrimas en los ojos…-El tío Sesshomaru es peor de gruñón que el tío Inuyasha- La verdad es que se la había pasado muy bien con Rin y Sesshomaru aparte que era bastante gracioso verlos tan juntos y ser el causante de muchos momentos poco usuales.

-No te volveré a dejar solo te quedaras conmigo-Kagome lo abrazo con ternura, ya extrañaba al pequeño niño pero esta vez no lo dejaría ir. Shippo fue como su primer hijo y así lo vería siempre uno más de sus hijos.

-Ve a jugar afuera Shippo-Gruño Inuyasha con la voz ronca que le caracterizaba…-Así que mi hermano escogió a Rin ¿No te parece muy joven?- ¿Quién era el para hablar? El menos indicado pero solo quería estar seguro de que aquello no fuese una mentira para mantenerlo tranquilo.

-No le veo nada de malo tu y yo nos conocimos cuando solo tenia 14 años ¿Se te olvida?-Sonrío sinceramente por la noticia…-Me alegro por ti y por Rin estoy segura que ambos serán felices- Al ver el rostro iluminado de Sesshomaru supo que de verdad se había enamorado de la pequeña Rin.

-Ella me ha contagiado de su alegría- Al ver que alguien más entraba detuvo sus palabras era Rin vestida con un traje que mostraba su bella figura y la hacia verse madura.

-¡Pero que bonita te has puesto Rin!-Kagome la abrazo, se separo y suspiro…-Será la boda más hermosa, de eso me encargare yo- Quería lo mejor para esos dos solo así lograría compartirles algo de la felicidad que vivía en esos momentos.

-Tu siempre tan extrovertida- Inuyasha suspiro pesadamente pero al final tranquilo de que su hermano encontrara a la mujer indicada aunque no se imaginaba a la tímida y alegre Rin con alguien como sesshomaru.

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-Te vez hermosa Rin- le tomo las manos y entre abrió los labios…-Te deseo que seas muy dichosa y se que lo serás- se lleno los pulmones de oxigeno y salio primero ella, camino por el pasillo, bajó las escaleras y nuevamente se quedo asombrada por las bellas flores que decoraban el jardín.

Todo se veía como un sueño, las flores blancas que decoraban el pasillo por donde pasaría la bella novia, las sillas acomodadas con algunos invitados y algunos adornos que brillaban colgados del techo. El banquete que mostraba la esplendida cena y un enorme pastel de bodas.

-¿Estas bien?-La abrazo por detrás apoyando la cabeza en su hombro…-Hueles delicioso-Aspiro el aroma dulce de su querida Kagome.

-Si es solo que aun no me cabe en la cabeza que esto pueda ser real-Tenían tanto tiempo de conocerse y aun los abrazos de Inuyasha la hacían estremecerse ¿Siempre seria así? La única respuesta que encontró en su cabeza fue un si.

-Es real Kagome-Así que al final no era el único que sentía aquella sensación, no había nada tan real como aquel sentimiento hacia sus hijos y hacia su esposa-Shippo está encantado con los niños- Lo observo jugar con Inutaicho, mientras Kaede sujetaba a la pequeña princesa sin dejar de vigilar a los dos pequeños.

-Si existen los finales felices… existen-Si, al final la princesa se quedo con el príncipe como debió ser desde el inicio, pero ahora comprendía algo y es que todos esas tristezas en su camino la hicieron entender lo fuerte que podía llegar hacer el amor y sobre todo disfrutar la anhelada felicidad.

FIN…

Gracias por seguir la historia hasta el final, espero les haya gustado como a mi me gusto y algo de cierto tiene todo esto y es que si no pasáramos por tantos problemas en la vida no disfrutaríamos ni entenderíamos la felicidad.