La castaña desabrochó el sujetador de Sora dejando libre sus perfectos pechos. La pelirroja que tenía aprisionada a la castaña contra el sillón sonrió y siguió besándola bajando hasta su pecho, besando sus redondos senos. Saboreaba su piel, se embriagaba de su dulce aroma mientras que Mimí masajeaba los pechos de la pelirroja. Se detuvo un momento admirando a Mimí, siendo éste momento aprovechado por ella para aprisionarla con su cuerpo delicado. Roja y despeinada Mimí besaba a su "amiga" bajando hasta sus senos, besándolos y succionándolos.

Sora analizó la vestimenta que llevaba su compañera, la falda lo facilitaba mucho. Su mano se dirigió a la entrepierna de la poseedora del emblema de la pureza tocando su húmeda intimidad, la acarició y logró soltar otro gemido de la castaña. Provechó y sacó el sujetador que aun traía Mimí, recuperó su lugar tirando a la joven contra el sillón, miró su corta falda y su bikini amarillo. Bajó hasta la entrepierna de Mimí y su bikini amarillo mostrando su húmeda intimidad, sonrió y fue hasta ella para besarlo. La castaña miraba sorprendida y con un poco de vergüenza pero lo que sentía, le gustaba en demasía.

Gemía y sobaba sus pechos, Mimí Tachikawa jamás experimentó un placer parecido, todo lo que ella sentía en ese instante no se comparaba que con nada que hubiera vivido. No quería que se detuviera, el placer era inmenso. Cerró los ojos y se dejo llevar por todo lo que Sora hacia. De pronto, la pelirroja se detuvo.

-¿Qué tal esto?- dijo antes de penetrarla con su dedo.

Mimí gimió fuerte y sin duda, esos serian los mejores minutos de su vida en Japón y que tiempo después recordaría con gozo en lo más profundo de su ser. Lo poco y nada de ropa que aun las cubría voló por el piso, para ellas el tiempo no existía pero calcularon que trascurrieron dos horas, las mejores dos horas de sus vidas.

-¿Subamos a mi dormitorio?- invitó Sora

- ¿Llevamos la ropa?- preguntó Mimí

- A menos que quieras que mi madre llegue y nos vea así, creo que deberíamos llevarla- sonrieron y recogieron sus vestimentas.

Subieron hasta el dormitorio. Sora se acostó sobre su cama e invitó a la castaña a hacer lo mismo. Durmieron juntas, abrazadas bajo las cubiertas desnudas.

Despertaron con una suave brisa que entró por la ventana. Mimí miró asustada su celular, tenía varias llamadas perdidas de su madre y, por la hora, ya debía marcharse. Tomó su ropa y se vistió. Sora aun adormilada la observaba desde la cama, sintió un fuerte dolor en su pecho: la castaña tenía que marcharse, no la volvería a ver en mucho tiempo, quizás nunca más. La pelirroja se levantó y abrazó a la castaña, pequeñas lágrimas rodaron por sus ojos rojizos. La besó en la frente y también comenzó a vestirse.

oooooooo

El vuelo ya partía y una castaña abatida miraba por la ventanilla del avión, este había sido el mejor día de su vida y, a la vez, el más triste. Suspiró pesadamente y recordó los últimos momentos con Sora, la chica de rojos cabellos, mirada cálida, portadora del emblema del amor, su mejor amiga, su única amada… una sonrisa brotó de sus labios.

- Esto no es un hasta nunca, es un hasta luego- dijo Sora sonriente aunque con los ojos cristalinos- Nos volveremos a ver, no te preocupes, seguiremos en contacto.

-Sora… te amo- confesó la castaña mirándola fijamente- nos volveremos a ver- dijo antes de abrazarla y besarla en la entrada del aeropuerto mientras todos sorprendidos, las observaban.


Espero que les haya gustado... pero esto aun no ha terminado :)

saludos! espero sus cmentarios! ^^

Emily~