Hola! Tras parar durante un poco de tiempo de escribir fic´s de Naruto vuelvo a al ataque con este nuevo fic titulado "El nuevo destino de Konoha", que junto con "En busca de una antigua espada" y "La batalla definitiva de Konoha" formarán una trilogía. He comprobado que la historia que más se leyó fue la de "En busca de una antigua espada" no sé quizás este perdiendo algún toque o algo XD.
Bueno espero que los que leyeron mis anteriores fic me sigan apoyando con este nuevo trabajo y espero de todo corazón que os guste , os pido por favor sed todo lo críticos posible.
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CAPÍTULO 01: SECUESTROS
Siete años habían pasado desde la derrota de Loki. La aldea de Konoha había vuelto a la tranquilidad o al menos esa era lo que creían…
- ¡Estaos quietas! – Gritó Iruka mientras perseguía a dos niñas por la calle.
Las dos niñas que corrían por delante de él le sacaban escasos metros de ventaja. Más bien lo veían como un juego, porque iban riéndose a carcajadas cuando veían la cara de Iruka enfadado.
Una de las niñas tenía el pelo largo y separado en dos coletas, era de un tono azulado oscuro mientras que sus ojos tenían un tono azulado bastante claro. La otra niña por el contrario su cabello le llegaba poco más debajo del cuello y lo llevaba totalmente suelo, su pelo negro como el carbón bailaba en el aire, sus ojos de color medio verdoso.
- ¡María! ¡Naruko! ¡Deteneos!
Las niñas no hacían para nada caso a Iruka.
- ¡A ver si nos coges tío Iruka! – Grito Naruko con su tono de voz infantil y energética.
Las niñas se giraron para mirar a Iruka que las seguía persiguiendo y cuando giraron la vista se chocaron contra algo que las hizo caer bruscamente al suelo.
- Ay… ay…
- ¿Estáis bien?
Las niñas alzaron la vista. Era Kakashi.
- ¡Tío Kakashi! – Gritaron ambas a la vez.
Kakashi miro que Iruka se acercaba a toda velocidad.
- ¿Qué habéis hecho ahora pequeñas granujas?
- Nada, solo le dimos un puro al tío Iruka… - dijo María.
- …de esos de broma explotan – terminó Naruko
Kakashi se rascó la cabeza mientras se imaginaba la escena del pobre Iruka siendo engañado por las niñas para tomarse el puro. La verdad es que tenía su gracia.
- Bueno venga corred que ya esta aquí.
- ¡Gracias tío Kakashi!
Las dos niñas salieron corriendo.
- ¡Esperad!
Iruka se paró agotado al lado de Kakashi. Parecía que le costaba respirar.
- S-Será posible…. – dijo Iruka casi sin aliento.
- No le des tantas vueltas, no pasa nada por un puro explosivo.
- ¿Qué no pasa nada? Pero, ¿tú sabes a quién se lo han dado?
- ¿No ha sido a ti? – Kakashi parecía perplejo, pensaba que se lo habían dado a Iruka.
- Para nada, se lo han dado a la quinta.
Esto ya si que pilló por sorpresa total a Kakashi. Se imaginó la escena de la quinta fumándose un puro totalmente confiada y explotándole en los morros.
- Me imagino que eso no le habrá sentado nada bien a la Hokage – Kakashi suspiró.
- Para nada.
Aún ambos podían ver como corrían las niñas. Sabían que Iruka ya no les perseguía, pero parecían felices.
- Bueno son tiempos de paz – comentó Kakashi –. Y son niñas, tienen derecho a alguna que otra travesura.
- Tienes razón, ahora estamos en tiempos de paz, las jóvenes como ellos tienen derecho a ser felices – añadió Iruka sonriendo.
Naruko llegó a su casa. Se había despedido de María en el parque. Fue directamente al salón donde estaba su madre.
- ¡Mama! ¡Ya he vuelto!
Una joven de cabello largo, liso y de tono azulado oscuro se giro para mirarla. El color de sus ojos parecía ser totalmente blanco.
- Bienvenida – dijo Hinata con una sonrisa.
Naruko miró en todas direcciones.
- ¿Dónde esta papa?
- Ha salido a una misión esta mañana, no tardará en volver.
- Ah, vale.
Naruko se sentó al lado de su madre y se acurrucó muy cerca de ella.
- Por cierto Naruko…
- ¿Si?
- Ha estado aquí Iruka-sensei…
Naruko notó entonces como si un escalofrío le corriera por el cuerpo y su mirada fue dirigiéndose poco a poco hacía la de su madre. La cual no era la mirada tierna de siempre sino una mirada totalmente seria y severa.
- Me ha contado lo que tú y Maria le habéis hecho a la quinta Hokage.
- E… bueno esto… yo… - Naruko empezó a sudar y a alejarse poco a poco.
- ¿Crees que has hecho bien Naruko?
- Yo bueno… eh…
- Naruko…
Naruto iba a abrir la puerta de su casa cuando oyó un golpe y el gritó de alguien quejándose, por lo que entró corriendo.
- ¿¡Qué es lo que pasa!?
Naruko estaba llorando, un pequeño chichón salía de su cabeza y Hinata tenía el puño apretado con fuerza, por lo que ya suponía que Naruko habría hecho alguna travesura.
- ¡Ah! ¡Naruto-kun! ¿¡Cuando has llegado!? – Preguntó Hinata.
- Justo ahora… y… ¿puedo saber que ha pasado?
Mientras Naruto se ponía cómodo, Hinata le explicó lo que había ocurrido. Al oír la travesura que había hecho su hija junto con María no pudo evitar reírse a carcajadas.
- ¡Ja, ja, ja, ja! ¡Pobre Tsunade-bachan!
- No deberías reírle las tonterías que hace tu hija.
- ¿Y por qué? No pasa nada porque haga unas cuantas travesuras.
Naruko se encontraba en el regazo de su padre quién le acaricia el lugar donde su madre le había pegado. Le encantaba estar así.
- Yo también las hice en su día, ¿o no lo recuerdas?
- Si ya pero…
- Venga, venga. No creo que a Tsunade-bachan le importe tanto.
- ¿Entonces no pasa nada papá? – Preguntó Naruko mirando hacía arriba para mirar a su padre.
- No claro que no cariño.
- ¡Bien! – La niña se tiró sobre su padre quién cayó de espaldas. Ambos empezaron a reírse.
Al ver la escena Hinata no pudo evitar sonreír. Hacía ya siete años que era la esposa de Naruto y esa escena no era nada nuevo. Pero demostraba que su hogar era un hogar feliz. Naruto era uno de los mejores ninjas que tenía Konoha. Pudo haber entrado a los ANBU, pero lo rechazó, prefería ir a sus anchas. Hinata no había dejado de ser una kunoichi. De vez en cuando hacía alguna que otra misión, pero era Naruto quién más misiones hacía de los dos.
Shiro y Amelia no pudieron evitar reírse cuando María les contó la broma que le gastaron a Tsunade.
- ¡Ja, ja, ja, ja! ¡No esta nada mal!
- Pero María, no puedes ir haciendo bromas así a la gente.
- ¿Por qué no mama?
- Se lo pueden tomar a mal y hay bromas que no hacen mucha gracia.
- Pero papa y tú os habéis reído.
- Sí bueno… es que verás hay bromas que si las cuentas pues hacen gracia a los demás cuando las has hecho, pero hay otras que son serias para las personas y aunque haya gente a la que le haga reírse, pues no son de muy buen gusto. ¿Entiendes?
- Si… lo siento…
- Bueno – dijo Shiro estirándose - . Ya hablaré yo con Tsunade mañana para pedirle perdón de tu parte. Ahora vete a dormir que es tarde.
- ¡Si!
María salió del salón y se fue a su cuarto. Aún después de haberse reído mucho, Shiro no pudo evitar volver a hacerlo.
- Hay que ver con estas dos… - suspiró Amelia.
- Ey, ¿qué hay de malo? ¿No le gastaste tú una broma similar al cuarto?
- Si bueno… ¿recuerdas como se puso?
- Si… Pero bueno, fue divertido – tanto Shiro como Amelia sonrieron y después se besaron.
Bien entrada la mañana, un gran número de ninjas estaban entrando en el edificio del Hokage. Había citado a todos los ninjas disponibles con urgencia. Naruto iba a entrar cuando vio a Sasuke que estaba llegando. Se dirigió hacía el corriendo.
- ¡Ey! ¡Sasuke!
Sasuke miro a Naruto mientras se acercaba.
- Hola, buenos días.
- Buenos días – Naruto saludo con su ánimo de siempre.
Ambos se dirigieron juntos hacía su destino.
- Me han contado la travesura que le han hecho tú hija y la de Shiro a Tsunade-sama
- Sí bueno… - Naruto posó sus manos detrás de la cabeza - . Son niñas y demás, ya sabes, típicas travesuras.
- No sé yo si Tsunade-sama lo habrá visto así.
- A saber… Por cierto, ¿cómo esta tú hijo? Hace tiempo que no lo veo.
- Ahora esta con Sakura. Su madre es muy estricta en algunas cosas.
- Si bueno… así es Sakura-chan…
- Ya hemos llegado.
Sasuke y Naruto buscaron alguna fila libre entre el gran número de ninjas que había en la habitación. Vieron un hueco libre al lado de Shiro.
- ¡Shiro-sensei!
Shiro se giró al oír su nombre.
- ¡Ah! ¡Naruto-kun!
- ¡Hola! – Saludo Naruto con un gesto de su mano.
- Hola – el saludo de Sasuke como siempre era menos animado.
- Ey, ey, Shiro-sensei, ¿ya te has enterado?
- Como para no hacerlo Naruto – dijo Shiro con una sonrisa - . Creo que la han hecho bastante buena.
- ¿De que humor estará Tsunade-bachan?
- Pues no lo sé
- ¿Y esta reunión para que es? – Preguntó Sasuke.
- Tampoco lo sé, pero por lo visto están pasando unas cosas muy graves en varias aldeas.
- ¿Cosas graves? – Naruto no entendía.
- Si, no sé de que se trata, por eso nos ha reunido aquí Tsunade a todos los ninjas de la villa.
Y era verdad, habían un gran número de ninjas, incluidos Shikamaru, Ino, Chouji, Lee, Neji y demás. También estaban Kakashi e Iruka.
- Por favor, guardad silencio. Tsunade-sama va a hablar – Gritó Shizune.
El sillón donde se sentaba Tsunade se giró. Muchos se quedaron de piedra al verla. No había envejecido para nada en todos estos años pero… había algo diferente… sus labios estaban totalmente quemados y un poco hinchados. A muchos ninjas les caía una gota por detrás de la cabeza y otros como Naruto o Shiro tuvieron que ponerse la mano en la boca para evitar reírse a carcajadas.
- Bien veo que ya estáis todos aquí. Así que comencemos. Como bien sabéis, en muchas villas están sucediendo sucesos muy graves que no se han dado a conocer. Pero ayer mismo nos llegó la información…
Para algunos, cuando Tsunade hablaba y movía esos labios hinchados parecía una cómica. Naruto ya casi ni podía aguantarse.
- …lo que ocurre es… que están desaparecieron varios niños.
El buen rollo se esfumó al oír la noticia. Hubo cuchicheos entre los ninjas.
- En la villa de la Arena y de la niebla aún no se han dado ningún caso, pero no descartamos que pueden darse pronto e incluso que pueda ocurrir en nuestra villa. Por eso os pido que estéis alerta, sobre todo aquellos que tengáis hijos – Tsunade lanzó una mirada asesina a Shiro y Naruto que apartaron la mirada al notarlo - . Eso es todo.
Algunos ninjas se quedaron a hablar con Tsunade, el resto salieron fuera, fue el caso de Naruto, Sasuke y Shiro.
- Parecía bastante cabreada… - dijo Naruto mientras con un dedo se rascaba la mejilla derecha.
- Pues si… mejor que vengamos a pedirle perdón otro día.
- No sé que esperáis. La han dejado bien bonita.
- Bueno… ¿y respecto a esto que hacemos? ¿Alguna idea?
- Pues… solo podemos estar alerta Naruto. En nuestros casos sobre todo, podemos vigilar a los niños de los demás pero también tenemos una familia que cuidar por lo que son nuestra prioridad.
- Si, pero nosotros estamos casados con kunoichis – intervino Sasuke - . Por lo que nuestros hijos estarán protegidos.
- Eso es verdad – afirmó Naruto.
- Bueno… supongo que se harán turnos para vigilar la aldea para cuando se este aquí, por lo que no podemos hacer más que esperar y ocuparnos de nuestras familias.
Sasuke y Naruto asintieron. Al poco se despidieron de Shiro, quién volvió a su casa.
Sasuke tuvo asuntos que atender antes de volver a casa, por lo que cuando llegó ya era de noche. Al entrar, su hijo lo recibió con los brazos abiertos.
- ¡Papá!
Sasuke se agachó y lo abrazo, luego le acarició la cabeza. Realmente se parecía mucho a el. Una mujer de cabello rosado recogido con una coleta salió a recibirlo también.
- Bienvenido querido.
- Siento llegar tarde.
Sasuke se levantó y beso a Sakura. Se había dejado crecer un poco el pelo y la verdad es que la prefería así.
- ¿Qué tal la reunión?
- Pues un rollo la verdad, por lo visto están desapareciendo niños en varias aldeas vecinas y nos han pedido que seamos cautelosos y estemos alerta.
- Ya veo…
- Seguro que se los llevan porque no son buenos – dijo Kenji y Sasuke y Sakura lo miraron y luego se miraron el uno al otro y no pudieron evitar sonreír. Sasuke se arrodillo frente a su hijo y le acarició la cabeza.
- Si tienes razón, seguro que es porque son malos y como tú eres un niño bueno te vas a ir a la cama como un buen chico, ¿verdad?
- ¡Si!
Kenji se fue corriendo hacía su habitación. Sakura no pudo evitar reír por lo bajo al ver lo inocente que era su hijo. Por sorpresa, Sasuke la rodeó con sus brazos por la espalda.
- Y en cuanto a ti… estoy seguro que se de otra buena chica que también se va a venir a la cama conmigo.
Sakura notó el tono sensual y juguetón en la voz de Sasuke, no pudo evitar sonrojarse un poco.
- Eres un pillín Sasuke-kun…
- Lo sé…
Sakura giró su rostro y besó los labios de Sasuke. Luego ambos se fueron a su habitación tras comprobar que Kenji ya dormía.
Sobre la entrada principal de la aldea de Konoha, cuatro sombras observaban la aldea.
- Así que esto es Konoha… no es para tanto…
- No es momento de maravillarse ante nada, tenemos trabajo que hacer.
- Venga empecemos.
- Recordad, con tres niños basta.
Todos hicieron sellos y lanzaron un ninjutsu ilusorio para hacer que todo el mundo en la aldea se durmiera. Y resulto efectivo. Nadie notó su presencia porque se habían quedado dormidos. Las tres casas elegidas fueron las de Naruto y Hinata, Shiro y Amelia y Sasuke y Sakura. No les costó mucho llevarse a los niños ya que los padres estaban totalmente dormidos.
Los tres ninjas acudieron al lugar de reunión en el centro de la aldea.
- Bien todo ha ido bien.
- Dos niñas y un niño.
- Con esto bastará, ya volveremos a por m…
Cuando quiso darse cuenta, el grupo de ninjas ya estaba rodeado por tres ninjas que los miraban desde las alturas. Eran los padres de los pequeños.
- Así que estos son los que andan secuestrando niños – dijo Shiro observándolos. No se les veía la cara porque llevaban capuchas. De color negro era todo su traje, muy apropiado pensó.
- ¡Me da igual si son ellos o no! ¡Pero que me devuelvan a Naruko!
- Ya os podéis iros preparando ninjas del tres al cuarto.
El grupo de secuestradores estaban asombrados. Habían destruido su técnica.
- ¡Separaos y huid!
Los cuatro ninjas se separaron corriendo cada uno en distintas direcciones.
- ¡Esperad!
Cada uno del grupo siguió al ninja que tenía a su hija. El cuarto del grupo comenzó a correr hacía la salida, pero tres sombras aparecieron ante él.
- ¿A dónde te crees que vas? – Preguntó Sakura cruzada de brazos.
- ¿Pensabas huir? – Esta vez habló Amelia.
Hinata no dijo nada.
- ¡Maldición! – Pensó el ninja y se preparó para huir pero rápidamente Sakura apareció ante el y le propinó un fuerte puñetazo en el estómago que lo hizo caer al suelo de rodillas.
Amelia lo levantó sujetándolo del pelo y le estampó su cara contra el suelo.
- ¿¡Qué te pensabas que ibas a hacer con nuestros hijos eh!?
El ninja no respondió.
- Parece que no va a hablar – Hinata lo miraba con un poco de pena aunque se acordaba que había intentado secuestrar a su hija y ese sentimiento cambiaba.
- ¿Qué no? Ya lo veras.
El ninja no pudo evitar sudar al ver como Amelia y Sakura apretaban con fuerza sus puños y lo miraban con una cara que no le gustaba nada y le aterrorizaba.
Shiro alcanzó al ninja que tenía a su hija muy cerca del edificio del Hokage. Este dejó a Maria en el suelo y se preparó para atacar a Shiro usando un kunai.
- ¡Maldito seas! ¡No voy a dejar que me pilles!
- Pues ven aquí si te atreves.
El ninja corrió hasta Shiro e intentó clavarle el kunai, pero Shiro saltó en el aire y quedó por encima de él. El ninja miró al cielo y vio como empezaba a formar sellos muy deprisa.
- ¡Ryusei ken ya!
Los pequeños meteoros de fuego alcanzaron totalmente al ninja que no pudo esquivarlos y recibió centenares de golpes, cayendo muerto con una gran cantidad de pequeños cráteres a su alrededor.
Sasuke alcanzó a su enemigo no muy lejos del centro de la aldea. El ninja no parecía muy dispuesto de soltar a su hijo.
- ¡No me das miedo maldito! ¡Si lo quieres ven a por él!
- Tú lo has querido…
Sasuke cerró los ojos y el ninja se preparó para defenderse. Al abrir los ojos le pareció ver que estos ya no eran de color negro sino que eran de un tono rojizo con tres pupilas giratorias.
- ¿¡Eso es el Sharingan!?
Todo alrededor del ninja de volvió oscuridad. Esto lo asustó enormemente. Conocía las leyendas sobre el Sharingan y sus técnicas oculares. Ahora estaba en una de ellas. Se sintió menos pesado y cuando fue a ver al niño vio que este ya no era un niño sino una extraña bestia.
El ninja no pudo evitar pegar un fuerte grito de horror para luego empezar a ser devorado por la bestia.
Sasuke observaba como el ninja se retorcía en el suelo hasta caer muerto. Estaba claro que la ilusión había sido la adecuada para acabar con él.
Naruto tardó un poco en alcanzar a su rival pero por fin lo hizo. Justo encima del edificio del Hokage.
- ¡Devuélveme a Naruko!
- ¡No pienso hacerlo!
- ¡Te estoy dando una última oportunidad! ¡Así que devuélvemela!
- ¿¡Y que harás si no lo hago!?
Algo agarró al ninja por el cuello. Este notó como unos brazos apretaban de su cuello y lo arrastraban hacía atrás. Mirando de reojo pudo ver que era un clon de Naruto, ¿o era el real?
- ¿¡Bushin no jutsu!? – Pensó el ninja pero al ver como otro clon cogía a la niña y se la llevaba lejos cambió de idea - ¿¡Kagen Bunshin no Jutsu!?
Sus sospechas se confirmaron cuando Naruto corría a toda velocidad hacía el, con la mano derecha atrasada mientras un clon más formaba en su mano lo que parecía una esfera de chackra.
- ¡Rasengan!
Después de que la esfera de chackra entrará en contacto con su cuerpo, el ninja salió volando mientras daba vueltas sobre si mismo. En seguida Naruto lo perdió de vista.
- Bueno… creo que será mejor dejárselo a los del cuerpo de interrogación – sugirió Sakura mientras se espolsaba el polvo de las manos.
- Tienes razón – afirmó Amelia.
- Pero… no sé yo si estará en condiciones de hablar… - dijo Hinata mientras miraba al ninja tirado en el suelo, sus mejillas estaban totalmente infladas, al igual que sus ojos, su nariz, su boca y sus orejas expulsaban sangre y muchos de sus huesos estaban rotos.
- A lo mejor nos hemos pasado… ¿no Amelia?
- Qué va, aún esta lo bastante vivo como para hablar. Así que esta bien.
Naruto, Sasuke y Shiro aparecieron frente a las chicas con sus hijos en brazos. Las tres no pudieron evitar ir a cogerlos en brazos.
- ¿Les habéis dado una buena lección? – Preguntó Sakura.
- Por supuesto – respondió Naruto sonriendo - . Creo que se lo pensarán dos veces antes de volver.
- Bueno, lo mejor será ir a informar a Tsunade, así que vamos – recomendó Shiro y cogieron el cuerpo del ninja que estaba más muerto de vivo para llevárselo a Tsunade.
Ninguno se percató que sobre la enorme puerta que indicaba la entrada a Konoha, había un grupo de sombras observándolos. Eran un total de cuatro y desaparecieron con una corriente de aire, sin hacer el más mínimo ruido.