Advertencia: Creo que ninguna en particular, fuera de que esta escrito por mi, no hay nada, pero ya vienen leyendo de antes así que esa advertencia queda fuera de foco a estas alturas.

¤†¤ Pεcαмîиöŝα Tзитαcïóи ¤†¤

— ◊ —

Llegaron a un enorme edificio que Sai ya conocía a la perfección, Itachi no tuvo que decirle que bajara porque en cuanto el mayor estacionó el automóvil en su respectiva cochera, bajaron dirigiéndose al elevador.

— Ita-san, debo irme a casa, seguro mi padre estará preocupado por que no he llegado. – El mayor le ignoraba, Sai le miró desde fuera del ascensor, Itachi sólo le tomó del brazo metiéndolo, para luego introducir el código de acceso a su departamento. — Ita…

— ¿Qué es lo que quieres Sai? – cuestionó serio mientras se retiraba el saco que llevaba, justo cuando iban entrando a lo que era la sala.

Los ojos negros del otro le miraron un poco confundido.

— Debo irme. – insistió. Y por alguna extraña razón no lo hacía, sólo repetía que debía hacerlo.

— Sabes que mi pregunta no va dirigida a eso. Quiero ahora mismo que me digas cual es tu relación con ese pelirrojo. – Itachi se sentó en un sillón y uno de sus brazos se extendió por el respaldo, mientras su otra mano descansaba en una de sus piernas. La profunda mirada sobre Sai.

— Ya dije que es quien aparenta ser mi amigo para poder vernos… -

— ¿Y porque haría algo así?, ¿Por buena gente? – justo la misma pregunta que Sai se había hecho esa mañana.

— Es lo que le preguntaba en la mañana, yo supongo que es para tapar su relación con un profesor. – argumentó.

— Aja. ¿Cuánto tiempo te costó inventar esa ingeniosa mentira? –

— ¿Estás celoso?

Sai lo había preguntado con una seriedad, que amenazaba con desvanecerse al ver la expresión en el rostro del Uchiha cuando la pregunta llegó a sus oídos. Parecía indignado, lo más seguro es que lo estuviera y que por supuesto, lo negara.

— ¿Qué pretendes con este juego?

— Aprender.

— ¿No has aprendido lo suficiente ya?

— Nunca es demasiado aprendizaje. – se defendió acercándose hasta el moreno mayor.

— Es mentira, sabes que lo que tú pretendes aprender junto a mí, tarde o temprano lo harás por ti mismo. Ahora quiero que seas honesto. – reiteró la pregunta, aún sin repetirla.

Sai lo meditó por unos momentos, no se había puesto a pensar en ello antes, por lo que caminó unos pasos y se sentó justo frente al otro, su mirada parecía no ver nada en concreto, y aunque sus ojos siempre reflejaran esa extraña profundidad que parecía interminable, ahora era diferente.

Era un hecho que estaba con él por algo más allá que el simple sexo, y el tan mencionado aprendizaje, aunque parecía que eso fuera la realidad, pero ahora que se ponía a pensarlo, no se dio cuenta el momento en que le tomó un verdadero aprecio y bastante cariño al mayor, ya que decir que estaba enamorado era precipitarse demasiado y quizás exagerar, aún no sabía como se manejaba todo eso del amor, pero si le quería, y eso era un hecho.

Había aprendido a quererle a su modo, Itachi podía ser una persona un tanto difícil y en la mayoría de las ocasiones, prepotente e insensible, en apariencia. Pero también en aquel lapso que llevaban viéndose logró descubrir una parte de él que quizás no muchos conocieran. Notó sobre todo el considerable y fuerte amor que tenía por su hermano, a quien aparentemente odiaba, o mejor dicho, eso hacía creer.

— Quiero estar contigo. Es sólo eso. –

— ¿Por qué?, después de todo estás mintiéndole a tu padre, y estás con alguien mayor, y sabes que en cualquier momento me cansaré de ti y puedo buscar a alguien un poco más a mi talla. –

Sai no supo porque pero aquellas últimas palabras le parecieron falsas. Aunque Itachi intentara hacerse el desinteresado ante él, sabía que algún tipo de aprecio debía tenerle como para ponerse tan celoso como estaba cuando llegaron.

— ¿Entonces porque estabas tan celoso? – indagó dentro de su aún inocencia.

— No seas tonto, jamás tendrás ese honor. Sólo pretendía saber hasta donde estás dispuesto a llegar… además, no soy una persona compartida, y lo que considero de mi propiedad, conmigo se queda.

Sai sonrió un poco de lado, costumbre adquirida por Itachi.

— Si no hay un nosotros… tampoco existe el término. Mi propiedad. – dictaminó.

— Ahora si existe. – se puso de pie y se acercó a Sai, con una mano elevó el rostro del menor para que le viese a los ojos, aplicando presión para obligarle de esa manera a ponerse de pie, el tamaño del chico era obviamente menor al suyo, así que se agachó un poco y le besó los labios, un beso como los anteriores, que parecía exigir un derecho, una propiedad que ahora había dejado en claro.

¿Eso significaba que tenían una clase de relación?

Por fortuna, Sai siempre había sido un chico inteligente y bastante adelantado a los de su edad, en todos los sentidos, tanto en conocimientos generales como en lo demás, y entre eso había aprendido a conocer rápidamente la verdadera personalidad de la gente, aunque ésta quisiese ocultarla, y para su suerte, entendió aquella extraña manera en que Itachi dejó en claro su ahora nueva relación.

Los brazos de Itachi se recorrieron hasta la espalda del menor y le elevaron como si el peso del otro fuese el equivalente al de una pluma, con la mayor de las facilidades le tomó en brazos y se dirigió a la habitación, siendo rodeado por el cuello con los brazos del menor. Mientras ambos pares de labios seguían unidos en una húmeda jugarreta.

Un par de horas después, ambos estaban recostados, extrañamente Itachi no había querido culminar ningún acto con Sai, no pasaron de caricias y besos, para luego detenerse y platicar, más tarde se pusieron a ver televisión. Sai había quedado dormido olvidando por completo que debía avisar a su padre sobre su paradero.

Itachi escuchó ruidos y enseguida imaginó quien podía ser. Nadie además de él, conocía la clave, era tan obvia que nadie podía imaginarse la fecha de su hermano menor al que no podía ver ni en pintura.

O eso pensaban todos, por que ciertamente no era así. Tenían problemas y peleas más fuertes que cualquier par de hermanos, eso era verdad. Pero su mayor problema hasta ese día radicaba en el trágico fallecimiento de sus padres, siendo él el hermano mayor, trató de ayudar a Sasuke a superar el trauma, no había mucha diferencia entre sus edades, pero aún así le ayudó.

En la actualidad, Sasuke peleaba la casa que fuera de sus padres, ambos la deseaban, no era por avaricia, la herencia se había repartido a partes iguales y los negocios también, siendo ellos los únicos herederos, pero esa casa en especial les traía recuerdos y pensamientos que contrariamente.

Sasuke quería conservar. E Itachi deseaba destruir.

Por un lado, Itachi anhelaba romper ese ciclo, había amado a sus padres como a nada en la vida, después de todo fueron quienes le trajeron al mundo y no tenía queja alguna sobre ellos, quizás su padre de pronto se obsesionaba en el trabajo pero siempre le tuvieron, mientras su madre parecía empeñada en que fueran alumnos de excelencia, pero tampoco era mala, sólo ambos eran un tanto exigentes. Su muerte le trajo tristeza, pero más que nada una enorme responsabilidad, quería que Sasuke superara aquello, intentaba ganar la casa, destruirla y borrar todo rastro que a su tonto hermano menor siempre le tenía depresivo.

Había observado crecer a su hermano siendo un chico depresivo e inestable, pero sobre todo solitario y estaba seguro que no era lo que sus padres deseaban para él, y como parte de aquella ayuda que siempre intentó brindarle, y que Sasuke siempre rechazó, ahora pretendía eliminar lo que le tenía amarrado a un recuerdo del pasado. Porque pese a lo insensible que se escuchara, sus padres eran parte del pasado.

Porque no hay algo peor que anhelar el pasado, mientras dejas pasar el presente y olvidas tu futuro…

Para su suerte, a la vida de Sasuke había llegado Naruto, talvez tardó años en aparecer pero sabía, por el rostro de su hermano y sus acciones, que era la persona indicada que le hacía feliz, no era ningún capricho.

Y eso hasta cierto punto le tenía tranquilo.

— Nunca pensé verte aquí, ototo baka. – mencionó viendo al aludido, quien no venía precisamente solo. Tal y como lo había imaginado, Naruto estaba también ahí, junto a uno de los sillones y Sasuke permanecía cerca de la puerta.

— No estoy por gusto. Cumplí, yo no tengo nada que hacer aquí. – dijo enojado retrocediendo un par de pasos antes de llegar a la puerta.

— ¡Sasuke!

Un grito en coro por parte de las dos personas que se hallaban ahí le detuvo.

— Sabes que es inevitable que hablemos un día de estos… - siguió su hermano mayor, Sasuke le miró con la seriedad y molestia que Naruto pocas veces había conocido, pero que ante los demás le caracterizaba.

— Te he dicho que entre menos me dirijas la palabra, todo estará mejor. –

En ese preciso momento, Itachi se puso a analizar una parte que quizás nunca se hubiera puesto a pensar. ¿En realidad el coraje de Sasuke radicaba sólo en la pelea legal por la casa?

Porque de ser así, ambos estaban exagerando en sus actitudes, pero para él, había algo más, quizás algún rencor, y fue el instante en que se dio cuenta de la forma en que siempre había tratado a su hermano, ambos siempre habían pasado peleando, siempre se burló de él para alejarlo de alguna forma, y hasta ahora se había dado cuenta de lo efectivo que había resultado todo.

Detestaba admitirlo, pero cabía mencionar que ante la trágica muerte de los padres, Sasuke no fue el único en sufrir algunos traumas, también, como todo humano, ocupó de ayuda profesional ante lo sucedido, pero mientras aquello funcionaba, su carácter y actitud para con su hermano menor, sólo lograban separarle. Resultado de una estúpida idea formulada por un casi niño que era en aquel tiempo.

Pensaba que alejando a Sasuke, no tendrían porqué encariñarse y sufrir uno por la muerte del otro cuando esta tuviese que llegar, porque si algo tenía claro Itachi ante todas las cesiones psicológicas que recibió, fue que la muerte era algo inevitable que por ley de la naturaleza, todo ser vivo debía experimentar.

Tontería razonadas por un chiquillo… que le llevaron a crear como costumbre, burlarse de algún modo de su hermano, logrando así, parte fundamental de su lejanía, claro, sin hablar ahora sobre la pelea por la casa, que Sasuke imaginaba seguramente que la peleaba por avaricia.

Sin conocer en realidad su intención.

Aunque tampoco pretendía imaginarse como una especie de alma bondadosa ni mucho menos, era culpable de cada cosa que pudiese Sasuke reclamarle, y estaba consciente de ello, pero tampoco se arrepentía de nada ocurrido. Así era su carácter y no había porqué sentirse mal por ello.

Sólo estaba reparando en el porqué de todo aquel resentimiento… que sin duda alguna, tenía bases para suficientes para crecer. Sobre todo considerando lo rencoroso que podía llegar a ser Sasuke. En todos los aspectos y sin excepciones.

— Quiero que hablemos… no te lo estoy preguntando. – mencionó cruzándose de brazos ante la mirada seria y malhumorada de Sasuke quien parecía incrédulo ante la orden de su hermano.

— ¿Dónde está Sai? – interrumpió Naruto tratando de conservar la calma y evitar en cierto modo la pelea que seguramente se vendría.

— En la habitación, al final del pasillo. – dijo sin prestarle atención en realidad al rubio.

Naruto no sabía si era buena idea dejarles solos, pero no parecía tener alternativa, además él mismo había en cierto modo, propiciado ese encuentro, el cual intuía no iba a terminar bien. Pero su sentimiento sin duda estaba contrariado, por un lado temía por lo que podía suceder entre los hermanos Uchiha, por otro, no comprendía del todo la situación que pudiera haber llevado a Sai, a salir con frecuencia, como había dicho el director, con Itachi.

¿Qué estaría haciendo Sai ahí y que cosas le estaría escondiendo?

Abrió con lentitud la puerta de la habitación y vio a Sai recostado, parecía dormir tranquilo y la televisión seguía encendida en un volumen bajo para no despertarle quizás. Le dio un poco de ternura ante la imagen, ya que siempre sucedía lo mismo en casa. Pero ahora no estaban en casa.

Se sentó a la orilla de la cama y con cuidado, pasó su mano por la frente del menor, despertándole con aquél acto que solía realizar con frecuencia.

— ¿Itachi-san? – murmuró aún dormitando, mientras abría con lentitud sus párpados y trataba de enfocar alguna imagen.

Pero lo primero que sus ojos divisaron, fueron unas intensas pupilas azules que le observaban con cierta preocupación, y entonces sintió un fuerte dolor, una especie de culpa que incluso le hacía respirar con dificultad. Apenas y atinó a sentarse rápido en la cama, recordando que por fortuna esa ocasión Itachi y él no habían hecho nada que pudiera ahora dejarle en una muy –muy incómoda situación.

— Padre. – susurró casi inaudible, con el único aliento que alcanzó para que pudiera formular una palabra. Sus ojos representaban la incredulidad y en vano trataba de calmarse para no apresurar lo que quizás aún no se sabía. - ¿Qué sucede?, ¿Qué haces aquí?

— Esa es la misma pregunta que quiero me respondas. – la voz del rubio sonaba tan neutral y apagada, que sin duda, le hizo estremecer, muy pocas veces le escuchó así en su vida, y si algo recordaba en aquel tono, es que no era una buena señal.

— Padre yo… estoy con Itachi. – y así como la idea llegó a su mente, la soltó, no fue meticulosamente pensada, mucho menos imaginó las posibles consecuencias de aquella confesión tan precipitada. Sólo lo hizo y esperaba en verdad no desatar la tercera guerra mundial.

— ¿Estás… de que forma? – titubeó no queriendo creer lo que su mente le dictaba, seguro Naruto había entendido mal y Sai quería referirse a otra cosa menos quimérica a la que su hiperactiva imaginación le hizo ver.

— Somos… pareja. – y parecía no querer vacilar.

— ¿Te haz vuelto loco? – era mucho más perturbadora aquella voz tan neutral, tan aparentemente tranquila, que cualquier grito que su padre Naruto pudiera haberle dado, quizás alguna fuerte bofetada por haber hecho eso, pero recibir esa paciencia y esa voz apagada, le hacía estremecer de lo inquietante que se escuchaba.

No pensó que sería así… aunque en realidad, ni siquiera había pensado en este momento.

Y entonces, aunque ya no era el momento para ello. Se preocupó.

Vaya momento para algo así.

— Lo siento padre pero… - bajó su mirada al no saber que decir, ¿Cuál justificación podría dar ante algo así?

Además… ¿Existiría una que en realidad valiera en su caso?

— Él es tu amigo con quién venías a dormir, y quién te dio el celular, ¿Cierto? – y de nuevo el mismo tono.

— Lo es. – acotó mirando sus manos. – Yo no pensé que…

— ¿Qué cosa no pensaste, Sai?, ¿Las consecuencias de algo como tu relación con alguien tan mayor?, O talvez mentirme de esta manera… ¿Qué cosa no pensaste, mejor explícamelo tú? – y el silencio seco fue su respuesta. – Sigo esperando una contestación a mis preguntas…

— En verdad le quiero mucho, te juro por dios que no quise mentirte así…

— No metas a dios en tus mentiras, sé valiente y enfrenta con firmeza lo que hiciste. – Naruto hizo una larga pausa y continuó. – Primero que nada, quiero que me veas a los ojos mientras te hablo. – y Sai así lo hizo sin meditarlo ni un segundo. – Y en segunda, quiero que me enfrentes como el adulto que pretendiste ser con esta relación. No pretendo juzgarte Sai, no soy quién para hacerlo, eso sólo dios puede hacerlo, pero te trataré como tú pediste con esta actitud que lo hiciera. Como un chiquillo idiota que pretende correr cuando apenas aprendía a gatear.

Sai abrió los ojos con sorpresa contenida, Naruto había dicho una grosería fuera de lo común, claro, para el vocabulario de su padre. Eso sólo comprobaba lo molesto que se encontraba, y en realidad, no era para menos.

— También soy humano, yo si estoy en el derecho de tener una relación. Tú no lo tienes, y aún así estás con Sasuke-san. – enfatizó queriéndose defender con un ataque.

Nada aconsejable en su situación.

— Lo sé Sai, pero a diferencia tuya, soy un adulto y tengo la razón de lo que mis actos traerán como consecuencia, y tú en cambio, por tu mirada y tu falta de razones, no tenías ni la más remota creencia de que en algún momento me enteraría. ¿En verdad creíste que tu mentira viviría siempre?. Otra consecuencia de ser tan joven. Las mentiras siempre caen por su propio peso, Sai, entiéndelo. Y aprende de tus errores cuando los cometas…

— Padre, perdóname… es sólo que yo estoy… a gusto a su lado. – confesó. – temí decírtelo porque sabía que está mal, él es hombre y es mayor que yo pero… aún así.

— ¿Itachi te corresponde o sólo te está usando?

Y el tono de voz se tranquilizó un poco.

— No lo sé. – confesó.

Naruto se puso de pie.

— Espera aquí. – ordenó. – No quiero más problemas contigo. – y ante aquella especie de reprimenda, salió de la habitación, dejando a un Sai muy afligido, e incrédulo al mismo tiempo.

Naruto se acercó hasta la sala, se detuvo en el umbral bajo el marco que dividía el pasillo y la enorme sala y les miró a ambos hermanos, quienes no parecían haber reparado aún en su presencia.

— Te dije que no voy a dejártela.

— Sasuke es por tu maldito bien, si serás idiota. – renegó con coraje Itachi mientras se acercaba hasta el menor. Sasuke retrocedió alertando sus sentidos de defensa, pero su hermano no parecía tener intención alguna de golpearle.

Por el contrario, le acorraló contra la pared y le miró por intensos segundos que parecieron una completa eternidad ante los ojos de Sasuke.

— Es el único recuerdo que me queda, ¿Y ahora vienes con la estupidez de querer destruirlo?, Yo creo que el idiota es otro… - murmuró con coraje, apretando la mandíbula con fuerza. – Si antes no quería ceder… ahora menos. – amenazó.

— Lo harás… Sasuke yo… - Itachi le tomó del mentón y se acercó. – Yo me preocupo por ti.

— Estás mintiendo, no pretendas ahora que te venga a creer ese estúpido cuento. – hablaba por lo bajo, pero no se movía, ni tampoco hacía intento alguno por separar a su hermano, quien ya estaba respirando el mismo oxígeno a su alrededor de lo cercano que estaba, invadiendo el espacio personal que sólo a Naruto le permitía romper. Y a nadie más.

— Está bien… ¿Qué quieres que haga para que me creas, Sasuke? – la voz de su hermano mayor había dejado de escucharse en toda la habitación, bajando el volumen de manera tan considerable que sólo ambos podían escucharla.

Aquellas palabras chocaban contra su rostro, sintiéndolas gracias al aire caliente que exhalaba Itachi mientras las mencionaba.

— Quiero que dejes la casa como está. – y contrario a lo que hubiese imaginado, se vio pidiéndole algo a su hermano. Lo dijo con una seriedad que Itachi había admirado, ni siquiera titubeó a pesar de doblar las manos y pedir.

— Así será entonces… Quiero que entiendas algo Sasuke, mi intención no es cambiar nuestra relación y de pronto ser los hermanos más unidos, no me malinterpretes… sólo pretendo llevar una relación soportable tanto en el trabajo como en la vida diaria, como si fuésemos dos buenos conocidos. – el menor de los Uchiha entrecerró los ojos ante lo que le decía.

— Primero lo primero… aniki. Después veremos. – Itachi pasó su mano por el rostro de Sasuke, admirando lo parecidos que eran, podría decir que estaba viéndose en una especie de espejo, hacía unos años atrás.

Naruto les miraba sin decir palabra alguna, hasta que la mirada de Sasuke, chocó con la azul.

— ◊ —

— En realidad no se que pensar al respecto. – admitió Naruto, mientras permanecía parado junto al moreno menor de los Uchiha. - ¿Crees que pueda confiar en la palabra de tu hermano?

— Itachi es un completo imbécil. – Naruto le miró y Sasuke se recargó en su auto, cruzándose de brazos al instante. – Pero sé con seguridad que cuando promete algo, lo cumple, es una persona que respeta su palabra. – aunque casi estuviese atragantándose con su saliva al haber admitido algo como eso, no podía mentir en ese aspecto.

Naruto le miró y sonrió ante lo dicho por el otro, sabía la situación entre ese par de hermanos y debía ser muy difícil para Sasuke haber aceptado tal cosa, por lo que debía creer firmemente en ello.

Seguro Sasuke no mentiría en algo así.

— Sasuke… ¿Tú sabías sobre la relación de ellos? – preguntó sin saber en realidad el por qué de aquella cuestión. Únicamente algo le hacía creer que así era.

El moreno quiso entrecerrar un poco sus ojos ante la sorpresa. Pero se limitó a asentir.

— ¿Y por qué no lo comentaste? – los ojos negros se fijaron por incontables segundos en el apagado azul. Naruto estaba bastante molesto.

— Porque no se trata de algo que deba importarme. Hablé con mi hermano y sólo terminamos peleando a golpes por ello, pero no conseguí nada en realidad…

— Te pregunté si tú sabías algo… te conté mis sospechas, ¿Y ni así pudiste comentarme lo que ya sabías?

— ¿Qué pretendes?, ¿Qué me vuelva la niñera del chiquillo y mi hermano?, O talvez tengas un concepto errado sobre mí, y estés pensando que a la primera voy a venir corriendo como todos a contarte mis penas y pedirte tu consejo. –

Sasuke y Naruto habían hablado con Itachi aquella noche y éste, había admitido que le gustaba pasar su tiempo con Sai, le prometió a Naruto cuidar del chico y no pasarse de listo, cosa que el rubio dudó un poco pero terminó aceptando. Conocía a la perfección la naturaleza humana, y entre más le dijeras a una persona que no debía hacer cierta cosa, o de plano terminabas prohibiéndole algo. Lo primero que haría, sería intentar por todos los medios, lograr romper esa restricción, porque sencillamente, lo prohibido siempre sabe mejor.

Así que pensando en que todo era un capricho de ambos, Naruto accedió a la muy rara y casi descabellada situación en donde Sai estaría saliendo con Itachi, ¡Ja!, tan sólo pensar en ello le parecía quimérico. Pero tampoco era nadie para juzgarles, iniciando porque ningún humano debía hacerlo, y siguiendo con su actual situación, la cual por cierto, debía aclarar en ese momento con Sasuke.

Ya estaría por otro lado, pendiente de lo que pudiera suceder con Sai y el hermano de Sasuke, aunque debía admitir que estaba bastante decepcionado tanto de Sai como de Sasuke, ya que ambos le ocultaron una verdad muy importante.

— No quise decir eso…

— Quiero que entiendas algo, Naruto. – Sasuke le interrumpió, haciendo una ligera pausa en la que ambos se miraron, esperando a que el moreno continuase. – Sólo una ocasión vine a ti como sacerdote, porque fue la única forma que encontré de expresarte lo mucho que me gustas, pero está más que claro, que yo no te veo como una presencia religiosa… porque simplemente, no creo en ninguna iglesia, y si dios existe o no, es algo que no me inquieta. Te quiero por lo que tú representas, por lo que me haces sentir a tu lado, por tu esencia… no por la persona respetable que les habla en nombre de dios y que todos admiran. Yo te admiro por lo que he llegado a conocer de ti, y por todas las facetas que me dejas ver como ser humano.

— Lo siento. – Naruto en ese momento se sintió algo culpable. Sabía que el otro le quería, y aún así le estaba costando mucho tomar la decisión que les quitaría a ambos ese peso de encima. – Tomaré una decisión, no es justo para ti estar en esta situación. – aclaró lo que estaba pensando. Olvidando en ese momento el disgusto por lo de Sai y todo lo que representaba aquel problema con el chico y su ahora pareja.

— ¿Decisión? – preguntó el moreno sintiéndose desubicado por un instante.

— Sabes que tarde o temprano pasaría. No puedo mantenerte a mi lado y seguir como hasta ahora… te cansarás, si no es hoy, mañana talvez. Y no quiero que eso pase, además… es muy egoísta de mi parte.

Sasuke tenía unas tremendas ganas de abrazar al rubio, pero estaba estacionado en la calle tras la casa de Naruto, ambos parados en la banqueta, mientras él permanecía recargado en la puerta del copiloto y el rubio parado frente a él.

¿Sería demasiado si hacía aquello?

Y antes de que la respuesta y la razón llegaran a una conclusión coherente, se vio abrazándole, rodeando aquella estrecha cintura que tantas veces había envuelto con sus brazos, acercando al rubio hasta él para sentirlo, poder oler su cabello. No supo exactamente el porqué, pero sentía como si esa fuese una despedida.

Quizás aquellas palabras que Naruto había dicho sobre una decisión… talvez fuera eso lo que le supo a un adiós.

— Sasuke… - murmuró Naruto aún incrédulo de lo que había hecho el otro. Y pese a todo lo que fuera a dolerle, tomó a Sasuke de los costados y le separó sin ser brusco. – En verdad lo siento. – y sus palabras sonaron esta vez como un tenue murmullo que el viento se llevó.

El Uchiha únicamente asintió y se separó.

— Entiendo. – dijo calmado.

— Dame tiempo por favor, quiero que entiendas algo Sasuke… - y así como el moreno había confesado sus intenciones, él debía hacer lo mismo para que el otro supiese por qué le era tan difícil decidirse. – No es que no te quiera de la misma manera que tú a mí. Es sólo que debes comprenderme, no será sencillo dejar todo lo que soy ahora, por alguien, todo lo que hasta hoy ha sido mi vida se verá disuelto si me decido por ti… no podré seguir en la iglesia que es lo que hasta hoy en la vida he conocido como mi hogar, muchos me mirarán mal por ello, y aunque no deban juzgarme, lo harán. Y por otro lado, si decido quedarme en la iglesia y apartarme de ti, me estaría traicionando a mi mismo, no estaría siguiendo mi felicidad… sólo… quiero saber que esto que siento es real. Que no me deslumbraste con tu apariencia y tus actos, quiero saber que es en serio lo que siento y lo que tú sientes, para poder dejar lo demás atrás y seguir adelante con una nueva vida. Sólo te pido que me comprendas.

— Y trato de hacerlo… a pesar de que yo no creo en lo que tú crees, sabes que intento comprenderte. –

— Lo sé… no quiero retenerte más tiempo en éstas condiciones…

— ¿Cuánto tiempo quieres?

— Dame dos semanas… y te juro que sea cual sea mi decisión. No te daré más problemas de estos.

Sasuke apretó los labios en una línea, sentía perdida la batalla desde un inicio y en realidad eso era extraño en él, que brillaba por su propio ego, pero una cosa era luchar contra cualquier mortal… pero competir contra dios, era una blasfemia ante cualquier creyente que lo pensara.

Y pese a que no le importase si en realidad dios existía o no. Naruto sí creía en él.

— Está bien… tiempo te he dado, no veo porqué no darte un poco más… - Se irguió completamente y miró al rubio un poco hacia abajo. – Te veré después entonces… - se acercó sólo un poco para hablar bajito y que pudiese escucharle. – te amo. – dijo en un murmullo y después subió a su auto y se fue.

Naruto miró al piso y luego entró a su casa. Sai estaba en su habitación y ya habían mantenido una conversación bastante larga con respecto a lo de Itachi, en realidad no quiso hacer un escándalo pese a que en verdad era algo que sobrepasaba sus límites de paciencia. Pero siempre volvía al mismo punto, prohibirle algo a una persona era contraproducente, y mucho más si esa persona estaba entrando en la etapa de la rebeldía total.

Llamada comúnmente… adolescencia.

Después de todo, estaba convencido que Itachi se cansaría de estar con alguien tan diferente en edad, que no tuviera sus mismas necesidades y costumbres, al igual que Sai, se le pasaría el capricho y además notaría que siendo tan diferentes sus inquietudes, no llegarían a ningún lado.

Dejando un poco de lado aquel problema, pensó en el propio. Estaba ya sumido en sus pensamientos, recostado en la cama listo para dormir, y en realidad no podía hacerlo, sentía un hueco en su estómago y una inquietante sensación de pesar. Le había dolido rechazar así a Sasuke cuando estaban afuera, pero era necesario. Aunque después de estas dos semanas… estaba seguro que todo estaría mejor.

Ya fuera que se decidiera a permanecer como sacerdote ejerciendo, o dejara la sotana.

Una pregunta importante debía hacerse.

Si escogía a Sasuke… ¿Estaba dispuesto a abandonar la vida como hasta ahora la había conocido?

Porque escogerle significaba dejar de ejercer el sacerdocio, sabía que podía dejar la sotana y vivir como cualquier otra persona con una diferente profesión, simplemente no podría dirigir ninguna misa en el futuro y tampoco las funciones que el ser sacerdote implicaba. Pero debía tomar en cuenta que ello no significaba dejar de creer en lo que quería, no era como si fuese a blasfemar y dudar de dios o algo parecido. Simplemente, cambiaría lo que se podría llamar de profesión, u estilo de vida, pero no sus creencias.

Aunque pensar en dejar lo que tú consideras natural y como parte de tus días, para vivirlos de diferente forma… es complicado. Y eso era lo que le detenía de amar completamente a Sasuke, no era que estuviese dudando de sus sentimientos por él, o que no reconociera lo que era amor. Sólo se preguntaba si sería el indicado.

Por otro lado…

Si dejaba a Sasuke y se quedaba en la iglesia. ¿Llegaría a sentirse completo una vez más, únicamente en la rutina que tenía como hasta antes de que él llegara a su vida?

Era hasta cierto punto muy egoísta de su parte, pero en verdad sentía la necesidad de conservar ambas cosas como parte de su vida diaria para sentirse bien… pero sabía que no podía, por lo que tendría que tomar la decisión rápido.

Y eso haría. Sólo pretendía comprobar algo con esta distancia impuesta.

— ◊ —

Ese día en particular se había despertado sudando, y bastante alterado, jamás había tenido un sueño tan vívido como esa noche y eso le perturbó de alguna manera. Se sentó en la orilla de la cama y con una mano limpió el sudor que corría por su frente, cerrando los ojos y respirando hondo para tomar el valor y levantarse, bañarse y prepararse para la misa.

Como cada día, Sai asistió a la escuela, pidiéndole autorización para ir con Itachi, le costaba trabajo aún aceptar aquello, ¿Pero que otra cosa le quedaba?.

Después de meditarlo demasiado, cerró la iglesia aquel día y salió con un rumbo fijo. Había pasado una semana ya desde la última ocasión en que vio a Sasuke y en realidad le extrañaba.

La decisión estaba tomada, y en ese momento pensó que estaba tomada desde un inicio y no quiso hacerle caso.

Salió con rumbo a un lugar que ya había visitado con anterioridad. Le quedaba una semana exactamente para tomar la decisión y que Sasuke aún le esperase, por lo que ese trámite quizás tardaría algún par de días.

Y sin pensarlo dos veces… se encaminó al lugar correspondiente para terminar con toda aquella odisea que era hasta ahora.

— ◊ —

Faltaba un par de días para que el plazo de dos semanas concluyera, no negaba estar entre ansioso y nervioso por el hecho, trataba de pensar en que Naruto no le dejaría, aunque era difícil imaginarlo pero tenía confianza en ello.

Había pasado la peor semana y media de su vida, tenía insomnio, apenas y podía conciliar el sueño por un par de horas cada noche, lo cual le tenía cansado y con unas tremendas ojeras que le hacían ver como un cadáver andando al resaltar con su pálida tez.

Y para terminar de rematar aquellos tremendos días, justo esa mañana había tenido una junta muy importante, que a su parecer eran ridiculeces puesto que su presencia no era necesaria en la sala de juntas, pero su querido hermano Itachi, le había pedido que estuviera ahí. Esa nueva faceta de hermano medio cariñoso y a la vez burlesco le daba escalofríos pero sin duda, debía admitir, que podría acostumbrarse fácilmente a ella.

Sonrió mientras se tiraba en su silla tras el escritorio, se estiró y miró el mueble frente a él, repleto de papeles mal acomodados, raro en él que siempre había sido tan cuidadoso en ese tipo de aspectos, pero habiendo tenido aquellos días, era considerablemente, aceptable. Estaba por ponerse a descansar cuando la voz de su secretaria por el intercom le sorprendió.

Y más cuando sólo le dio malas noticias, ya que le dijo que tenía que revisar un trabajo importante y urgente, así que su día aún no terminaba.

— Genial. – murmuró soltando el aire retenido en sus pulmones con cansancio.

Pasó alrededor de una larga hora revisando aquel documento que le enviaran por correo, sus ojos ya ardían por la falta de sueño y el exceso de trabajo frente al ordenador, parpadeaba queriendo lubricar sus ojos y de cuando en cuando los tallaba para calmar el cansancio. Aunque aquello fuese inútil en realidad.

Fijó su vista en el reloj que tenía la pantalla en la parte baja derecha y entonces escuchó de nuevo a su secretaria que avisaba su hora de comer, tan sólo le indicó que estaba bien y prosiguió, en cuanto terminara aquello, descansaría.

Rato después escuchó un par de golpes en la puerta y giró la vista.

— ¿Te interrumpo? – preguntó el rubio, apenas asomando su cabeza dentro de la oficina, para luego ante la mirada un poco sorprendida del Uchiha, pasar y cerrar la puerta tras él. – No estaba Ino y por eso pasé… - aclaró al notar la sorpresa en el rostro ajeno.

Sasuke movió unos papeles en el escritorio y luego giró la vista al monitor de su computadora, no sabiendo exactamente como reaccionar, ya que de pronto se sintió un tanto nervioso.

Sabía que habían quedado de verse pronto, pero no ese día con exactitud y cuando se vieran, Naruto le diría que era lo que finalmente había decidido, y en realidad no estaba muy seguro cual podría ser la respuesta. Y eso le tenía en verdad… muy nervioso.

— Permíteme diez minutos, sólo termino de revisar unas cuentas y nos vamos a comer para hablar más tranquilos. – dijo mirando los orbes azules que no parecían decirle nada en realidad. Pero suponiendo que Naruto iba para que platicaran, como ya habían quedado cuando se volvieran a ver.

Sasuke había intentado indagar aunque fuese un poco en aquella mirada, quizás notarle algo de pena, eso significaría que iba a decirle malas noticias, en pocas palabras a terminar con él, o por otro lado, si le miraba alguna chispa de alegría podría ser que le quería decir algo con ello…

…Pero para su mala suerte, una de dos. O estaba tan nervioso que no podía identificar un solo rasgo en las facciones del rubio, o de plano, Naruto estaba siendo lo bastante reservado como para no mostrarle nada en absoluto.

Bien, así que lo único productivo que podía hacer, era terminar con aquel estúpido pendiente e ir a hablar seriamente con Naruto para conocer la mentada decisión que le tenía tan inquieto.

— No había notado que había alfombra en tu oficina. – mencionó la suave voz del otro, en un acto reflejo para sacarles del incómodo silencio en el que se habían internado. Naruto miraba a Sasuke trabajar, notando lo cansado que se miraba, las ojeras enmarcando sus ojos y lo rojo revelando ardor en sus pupilas.

Sasuke apenas y giró la vista, le miró parado frente a su escritorio y aunque Naruto hubiese estado callado hasta ese momento, saber que estaba esperándole ahí parado le desesperaba en cierto punto.

— Si gustas Naruto, puedes esperarme sentado allá, para que estés más cómodo. – propuso extendiendo su mano e invitando al mencionado a un sillón de tres piezas que estaba un poco alejado del escritorio.

— No te preocupes, venía sentado en el taxi y no estoy cansado. – dictaminó. Sasuke sonrió forzado al verse tan sutilmente rechazado, siempre era así con ese rubio, sabía como decir un –no- rotundo sin hacer sentir mal a nadie… al menos en la mayoría de los casos.

Decidido, el moreno se sumió en sus asuntos ignorando por completo la existencia del otro dentro de aquella oficina, así que con una mano movía el ratón de la computadora, y de repente lo soltaba sólo para escribir algunas cosas. Parecía fundido con sus pensamientos y sus acciones, sin notar en lo absoluto a Naruto.

Cosa de la que fue consciente éste último.

Naruto sonrió un poco de lado y se acercó hasta el Uchiha, parándose tras él y colocando sus manos sobre los hombros ajenos.

— Estás un poco tenso. Siempre tan estresado con el trabajo, no deberías tomarlo tan a pecho todo. – regañó mientras daba un masaje en la zona que ahora apretaba, moviendo sus pulgares circularmente para relajar el área detrás del cuello y los hombros.

Pero contrario a todo… aquello había logrado que Sasuke se tensara a más no poder.

¿Estaría consciente Naruto de lo que estaba provocando en el otro?

O quizás, sencillamente había olvidado que era un humano, con sus respectivas necesidades, sin contar lo nervioso que le había puesto la sola presencia del rubio, ahora sumándole esa cercanía y ese toque…

Y como si eso fuera poco…

— Relájate, vamos, respira hondo, inhala, exhala. – repetía en un murmullo sobre el oído, soplando un poco en el cuello de Sasuke. En realidad deseaba matarlo, desquiciarlo, o conseguir que el moreno le saltase encima.

Y lo más probable de seguir así… era la tercera opción.

— E… estoy bien. – dijo aclarándose la garganta ruidosamente luego de aquel titubeo que le hizo quedar como un idiota.

Naruto extendió sus manos, tocando con las palmas mientras las deslizaba al frente, descendiendo por el pecho de Sasuke, quién cerró los ojos sin que Naruto le pudiese ver. El rubio devolvió sus manos retrocediendo por el mismo camino que bajaron, pero esta vez tomó el nudo de la corbata que –extrañamente- portaba Sasuke ese día. Comenzando a deshacerlo.

— ¿Tuviste una junta importante hoy? – preguntó casualmente, mientras retiraba por completo la corbata de un color guinda, estirándose casi sobre Sasuke para dejarla sobre el escritorio.

— S…si. – y una vez más, se escuchó a sí mismo, a punto de tartamudear como un adolescente frente a la chica de sus sueños. Y bueno, si nos poníamos un poco exigentes, Naruto no era una chica, pero sin duda era la persona que le atormentaba en sus sueños, y él había dejado la adolescencia hacía varios años atrás, pero sin duda… hoy parecía haber vuelto a atacarle.

Sasuke sólo pudo tragar saliva con rudeza al sentir los brazos de Naruto a su alrededor, aún permanecía parado tras su silla y ahora aquellas hermosas manos le habían desabrochado los dos primeros botones de la camisa.

— Sin duda, te falta una buena sesión de relajamiento. – mencionó el rubio, una vez más al oído del otro.

Ésta vez, Naruto remojó sus labios sacando su lengua, rozando con ésta el oído de Sasuke en el proceso. En tanto, sus manos se colaron dentro de la camisa, palpando todo el pecho hasta llegar la ombligo, movimiento que le obligó a inclinarse al frente, viendo el perfil del moreno, quién permanecía con los ojos cerrados y sus labios entreabiertos, Naruto pudo notar como la respiración había variado ligeramente, ahora podía sentir con mayor fuerza el subir y bajar de aquel pecho mientras tomaba y sacaba el oxígeno.

Sonrió de lado al notar lo que había causado con sus acciones. Por lo que, deseando aumentar ese estado, comenzó a lamer un poco la orilla del oído que tenía tan cerca, respirando profundo y acelerando su propia respiración, mientras sus manos no dejaban de acariciar con ímpetu aquel pecho y abdomen que se le ofrecían bajo la camisa.

— Espero que estés consiente de lo que estás haciendo… - mencionó Sasuke con la voz tan ronca y extasiada, que Naruto no pudo evitar sonreír.

Naruto sacó sus manos y se alejó del otro tan sólo un paso, para luego girar con una mano la confortante silla y recargando las manos en cada descansa brazos, se inclinó al frente para mirar aquellos ojos negros tan profundos que amaba.

— En realidad no lo estoy… pero sé que te amo. – mencionó.

No hubo una pausa en donde se miraran por largos segundos directo a los ojos, tampoco existió una tierna respuesta que dijese el clásico –Yo también, te amo- Sólo estaban hambrientos del otro, sintiendo el ímpetu del éxtasis.

Una fuerte excitación que les llenaba, llevándoles a la locura.

Sasuke devoraba los labios de Naruto, jalándole por la nuca para sentir pegado al suyo el cuerpo del otro. Pero la forma de la silla, le impedía al rubio acomodarse ahí, por lo que importándole poco la paciencia, jaló a Sasuke de la camisa con una mano para ponerlo de pie sin la necesidad de romper el juego que sus lenguas ahora llevaban.

Así, Naruto jalándole de la camisa y con la otra mano enredada en los negros cabellos de Sasuke, mientras éste tomaba al otro de la cintura, apretándole contra su pecho para sentirle, ambos caminaban hacia el –antes- ofrecido sillón, quien ahora sería el único testigo de la pasión que habían estado reprimiendo por varios meses.

Naruto invirtió los papeles y giró antes de llegar al sillón, después empujó a Sasuke para que cayese sentado. El moreno cerró los ojos por reflejo al no ver donde caía. Pero antes de abrirlos fue la lengua de Naruto la que sintió en su paladar, al mismo tiempo en que el peso del rubio se sentía sobre él.

Un movimiento de cadera por parte de Naruto, le estaba enloqueciendo a niveles poco imaginados por su ahora perdida razón. Tomaba con fuerza las caderas del rubio y le ayudaba con aquel movimiento enloquecedor, frotándose con descaradas ganas contra la cadera contraria.

Pero claro, los labios de ambos aún estaban ocupados en la exploración contraria de cada cavidad.

Pronto, fue la camisa de Naruto la primera en volar hacia algún lugar, mientras el pantalón era únicamente abierto, dando así espacio a la curiosa mano de Sasuke, la cual ni tarda ni perezosa, se había colado bajo la ropa interior, sintiendo el miembro de Naruto, quién arqueó un poco la espalda, siendo tomado de ésta por la otra mano de Sasuke para detenerle.

Naruto intentaba con movimientos torpes de su mano, desabotonar toda la camisa de Sasuke, mientras mantenía su cabeza recargada en el hombro de éste, sus ojos parpadeaban pausadamente, mientras jadeaba con fuerza, pero evitaba gemir ruidoso.

— Oh Sasuke, estoy a punto de…

Pero los labios que buscaron su rostro, para luego posarse sobre su boca le hicieron callar, mientras la mano de Sasuke se detenía y salía de entre su ropa. Logrando un quejido involuntario del rubio, quien se sorprendió a sí mismo por aquello.

— Quítate la ropa. – pidió Sasuke, regalando húmedos besos sobre el cuello ajeno, mordiendo un poco la piel expuesta.

Naruto asintió pero no se movía para realizar dicha petición, no deseaba separarse de aquella boca tan experta que le hacía volar. Los labios descendieron hasta tomar entre ellos el rosado pezón del rubio, quién nuevamente arqueó la espalda dando más espacio al otro a que realizara la acción, en tanto una de sus manos jugaba con el cabello de Sasuke.

El rubio sintió las manos de Sasuke pasear por su espalda y después pudo sentir como era tomado por la cadera y empujado levemente, hasta que con cuidado fue puesto en el suelo. Sasuke sobre él, cambiando los papeles.

Fue entonces la mano del moreno la que bajaba la ropa que aún le quedaba a Naruto, siendo ayudado por éste al cooperar con los movimientos necesarios para retirar el par de estorbosas prendas. Pero Sasuke aún estaba vestido por completo, tan sólo tenía la camisa abierta, y eso no le pareció justo a Naruto, quien dentro de su éxtasis, quería ver al otro en su estado natural. Tal como dios lo había mandado a la tierra.

Tomó a Sasuke de los hombros y le fue retirando la camisa, hasta que el Uchiha la terminó de sacar, fue entonces el turno de Naruto para tomar el cinto de Sasuke y comenzar a abrirlo, retirándolo con impaciencia, ante la atenta mirada del dueño, quien sonreía coquetamente al verle realizando aquella acción con un ataque de desesperación muy curioso.

— ¿Te ayudo? – cuestionó Sasuke acercándose hasta el oído de Naruto, comenzando a besarle. La respuesta de Naruto fue sentarse, quedando así ambos sentados sobre la alfombra. Mirándose frente a frente.

— Puedo solo, gracias. – contestó recargando a Sasuke en el sillón para luego lograr su objetivo. – ¿Ves? – indagó ya exitoso, con el pantalón y el bóxer en mano, se puso de pie y le miró desde lo alto. Admirando el cuerpo bien formado del otro, la pálida piel y la suave textura que presentaba.

Por otro lado, aquella acción del rubio, le permitió a Sasuke dejar que su mirada se deleitara con la figura delgada de Naruto, quién mostraba una brillante piel dorada, un pecho no marcado pero exquisito, unas largas piernas y toda la extensión de piel que se disponía a probar. Lamió sus labios ante el sólo pensamiento.

Un muy pecaminoso y sucio pensamiento, cabe mencionar.

— Naruto… acércate o te buscaré y no seré muy romántico que digamos… -

Y la sonrisa en el rostro del rubio le hizo sonreír divertido, puesto que en vez de acercarse, le dio la espalda, mostrando su desnudo trasero mientras caminaba hasta el escritorio.

— Ven por mí. – pidió en el tono más sexy que hubiesen escuchado los oídos de Sasuke.

Naruto se sentó en una orilla del escritorio de madera, haciendo para atrás los papeles que había ahí. Sasuke mordió su labio inferior al verle sentado ahí, parecía que se le estaba ofreciendo, y en cierto modo, así era.

Mantenía abiertas las piernas, las cuales colgaban al no tocar el suelo, mientras el rostro estaba un poco hacia abajo y acentuando la azul mirada que le veía hacia arriba con fiereza e invitándole a la tentación.

Estando a un paso de distancia, Sasuke se quedó paralizado con la vista. Cerró la boca y tragó saliva para mojar la garganta, que de pronto parecía habérsele secado.

Naruto había echado la cabeza hacia atrás, una de sus manos subió por todo su pecho y llegó hasta su boca, metió dos de sus dedos en ella y jugó lamiéndolos, su lengua salió a recibirles gustosa, enredándose en el par de dedos que se llenaban con la saliva. La mirada azul se mantenía fija en los negros ojos.

Pero no detuvo su acción, no hasta que dejó sus dedos y los llevó en un recorrido que a los ojos de Sasuke pareció eterno, pero de esos momentos que quisieras encapsular en la mente por toda la eternidad, pausarlos y recordarlos hasta que te mueras y más aún. Aquellos dedos dejaron un ligero rastro de humedad, hasta que llegaron recorriendo el miembro del mismo rubio, quien después de aquel acto, había comenzado a masturbarse, abriendo sus labios, inhalando aire mientras su pecho subía y bajaba con tremenda fuerza.

Pero fueron aquellos gemidos de bajo volumen, que le hicieron despertar de su ensoñación y acercarse hasta Naruto, a quien tomó de ambos muslos y le jaló, logrando que ambas erecciones chocaran, moviéndolas para frotarse y buscar un placer que ya venían sintiendo desde hacía muchos minutos atrás.

Las manos apretaban los muslos con fuerza, pero Naruto no se quejaba, al contrario, acercaba su trasero a la orilla del mueble al mismo tiempo que se inclinaba hacia atrás, casi acostándose para que Sasuke pudiese sentir parte de su entrada.

Disfrutando así, ambos, cerrando sus ojos con fuerza evitando terminar ante aquella acción.

— Hazlo Sasuke. – y el consentimiento final llegó. Sasuke se moría por realizar dicha acción, pero seguro Naruto no estaba consciente de lo que iba a dolerle sin la lubricación necesaria.

— Será muy doloroso para ti. – admitió. – podemos esperarnos un poco para…

— No quiero esperar más. – Naruto se abrazó a Sasuke y comenzó a murmurar sobre su oído mientras le enredaba los brazos al cuello y se frotaba contra su pecho. – Yo sé que serás cuidadoso… vamos, tómame. – pidió en medio de un gemido, que casi consigue que Sasuke terminara en ese instante.

¿Cómo rayos Naruto había aprendido a ser tan sexy en el sexo, si no había tenido antes una experiencia tal?

Esa era una pregunta que no se iba a quedar por siempre en su mente, ya tendría Naruto algunas cosas que explicar después.

Sasuke asintió.

— Hay una manera. – Sasuke le puso una mano a la mitad del pecho y le empujó hasta recostarlo sobre el escritorio, le incomodaron algunas cosas bajo su espalda pero no prestó atención a ellas, no ahora que miraba a Sasuke.

Éste último abrió las piernas de Naruto y le jaló para acercarle una vez más, el rubio cerró los ojos esperando que el moreno iniciara con la penetración, que ya le había advertido, sería dolorosa, pero era lo que menos le importaba ahora. Pero cual fue la sorpresa, al sentir en sus muslos un cosquilleo gracias al cabello de Sasuke, quien se agachó, y hundiendo la cabeza en aquella parte, comenzó a lamerle, lubricando con su lengua la entrada.

Naruto se retorció un poco, pero Sasuke le pidió que se relajara. Cosa que era bastante difícil considerando el estado sublime de éxtasis puro en el que había entrado. Estaba a punto de tener su primer orgasmo, sentía su miembro palpitar como nunca. Y la lengua de Sasuke aún se hundía lo más que podía entre sus nalgas, las cuales separaba con la mano.

Terminada la lubricación, Naruto vio al otro pararse y supo lo que a continuación venía, así que sonrió satisfecho. Sasuke le puso de pie y accediendo a lo que el otro disponía, le dio la espalda.

— Relájate. – repitió Sasuke lo que en un inicio había dicho el mismo rubio.

Ayudándose con una mano, el moreno se acomodó en la entrada del otro y apenas hundió la punta, sintiendo la extrema estrechez, ambos gimieron sonoramente, importándoles poco el lugar donde estaban. Poco a poco, Sasuke fue hundiendo, penetrando más y más, hasta que estuvo completo en el interior.

Segundos de espera en los que Naruto se acostumbraba a la nueva pero placentera invasión, hasta que Sasuke comenzó a moverse con un vaivén tan lento que arrancaba jadeos y quejas por parte de Naruto, a quien le estaba volviendo loco por más.

— Vamos Sasuke… rápido, más… rápido. – dijo con el poco aliento que lograba conseguir, acabándosele éste al sentir las embestidas agresivas que comenzó a dar el otro. El rubio arqueó la espalda y empujó ayudando a que llegara más profundo en su interior.

Separó sus piernas y se inclinó aún más al frente, recargando la frente en el escritorio para permitir mayor acceso a su amante. Creía que no podía sentir más placer, hasta que la mano de Sasuke le comenzó a masturbar, llevando distintos ritmos, uno acelerado con su mano y de pronto lento con su cadera, volviéndole completamente loco…

…Hasta que lo previsto, sucedió.

Ambos terminaron, Sasuke poco después de que el rubio lo hiciera en su mano.

Naruto sintió las piernas un tanto flojas al igual que Sasuke, además de un dolor en su entrada, no era algo insoportable, pero sí bastante incómodo. Aunque ahora eso en realidad, era lo que menos le importaba.

Sasuke cargó a Naruto hasta el sillón, donde lo recostó, para luego arroparle con la primera camisa que se encontró en el suelo.

— Te amo. – dijo Sasuke mirando a Naruto, quien estaba recostado en el sillón. El moreno permanecía arrodillado junto al sillón para estar a su altura.

— Cursi. – dijo Naruto juguetonamente al recordar algo.

Sasuke le miró extrañado pero sonrió aún así. Olvidando la completa felicidad al recordar cierta pregunta.

— ¿Cómo sabías tanto, señor castidad? – preguntó algo temeroso de conocer la verdad, aunque sabía que fuese cual fuese, Naruto se la iba a decir.

— Aprendí del mejor… y eso me hizo decidirme. – Sasuke arrugó el entrecejo un poco al no entender. ¿Estaba jugando con él? – Soñé contigo hace tres días, fue exactamente lo mismo, sólo cambia tu oficina por la mía y todo lo que hice, hasta la parte donde me senté en el escritorio, fueron tus acciones, tu idea… - aclaró. – Lo que pasó luego, cambió bastante, sobre todo… - hizo una pausa grande en la que besó a Sasuke en los labios. –…en la parte donde yo soy el que te causa un poco de dolor a ti. – mencionó sonriendo ante la mirada sorprendida del otro.

— Así que… ¿En una iglesia eh? – preguntó subiendo las cejas con una sonrisa pícara.

— Sólo fue un sueño, algo involuntario… - la sonrisa del Uchiha se agrandó. - in-vo-lun-ta-rio, ¿De acuerdo?

— Si claro, yo no dije que no fuese así.

Naruto negó reprendiéndole por la burla y luego se pegó al respaldo para darle un poco de espacio al moreno, quien entendió el mudo mensaje y se recostó junto al otro, sintiendo las húmedas pieles de ambos.

— ¿Entonces en el sueño te dije cursi?

— Lo hiciste, justo después de que te repitiera que te amo… Pero me cobré por ello.

— ¡Hey! Fue tu sueño, además tú no debes ser vengativo. Eres un sacerdote…

— Relativamente… se podría decir que ya no lo soy. – hizo una pausa en la que ambos se miraron. – Pero no por ello olvidaré lo que se me enseñó, sólo que no pude resistirme y decirlo, fue divertido ver tu rostro ante mi respuesta… seguro que no la esperabas.

— En efecto… no la esperaba. – admitió.

Quedando después sumidos en un silencio que ahora no era incómodo, si no necesario.

— ◊ —

— ¿Cuándo me vas a contar que hiciste para dejar de ejercer? – indagó Sasuke manteniendo la cintura de Naruto pegada a su cuerpo, jalándolo mientras le besaba el cuello.

— Ni siquiera lo entenderías… no es algo importante en realidad.- y como siempre, Naruto dio evasivas. – Mejor dime si tu hermano te ha dicho algo…

— ¿Sobre qué? – indagó perdido en algún punto de esa conversación.

— Sobre Sai, claro está.

— Naruto… - advirtió con el tono de voz. – te dije desde un inicio que no iba meterme en eso. El menor es Sai, no Itachi, así que yo no me tengo que preocupar por él. Aunque en ocasiones pareciera serlo… pero, no lo es.

— Mmm… Anda dime que te ha dicho… ¿Si? – indagó insistiendo, mientras daba besos cortos en el cuello de Sasuke, haciendo un camino imaginario hasta el oído, llegando hasta la boca y depositando pequeños besos para luego empujarle a la silla más cercana en el comedor y sentarse en su regazo.

— Esto es… tram… pa. – dijo entrecortado sintiendo el cuerpo del otro moverse sobre su cuerpo.

— ¿Funcionará? – cuestionó invadiendo con su lengua la boca del otro, para luego separarse y seguir una vez más al cuello, mientras esperaba su respuesta.

— Tu desempeño lo dirá… - manifestó pasando sus manos por detrás de la rodilla del rubio y la otra por la espalda, se puso de pie y comenzó a caminar con el rubio en brazos. – Vamos a la habitación. –

Había pasado exactamente dos meses desde que Naruto llegase de sorpresa a la oficina de Sasuke, y hasta ese día no se había arrepentido de su decisión, había buscado un departamento para él y Sai y se mudaron. La gente comenzó con sus habladurías pero no les prestó atención en realidad. Aunque había escogido irse al otro lado de la ciudad para evitar estar cerca de las personas que seguramente le verían mal. Pero sabía por Sai lo que decían ya que el chico debía terminar su escuela en la que ya estaba.

Y hablando del menor, contrario a lo que pensó en un inicio, todo parecía ir bien con el hermano de Sasuke, quien evitaba meterse en aquella relación, pero Naruto encontraba sus modos para lograr lo contrario. Después de todo, debía tener ventaja en algo…

«Фшαяї»

¤ Žhёиα HîK ¤—

"…Logro resistirlo todo, salvo la tentación…"
O
scar Wilde

◦▪∙.†.∙▪◦

Bien, pasemos a las notas finales y/o aclaraciones que son necesarias e importantes. Creo.

—1era. En algunos revs noté que no me entendieron o no me expliqué bien, pero pensaban en Naruto como un «tonto» que no sabía que estaba enamorado de Sasuke, cosa que no es así, como se explica aquí en el capi, sólo estaba en una difícil situación y complicada decisión, pero de que sabía que lo quería, lo sabía.
—2da. En otros revs me preguntaron por Gaara y su historia, en realidad, fue sólo un relleno para explicar el porqué el pelirrojo ayudaba a Sai, ya que por desgracia, en esta vida, son pocas las personas que ayudan sin ocupar algo a cambio, tan sólo por ayudar. Así que por ello, ya no lo mencioné más.
—3era. La pareja ItaxSai y todo lo que sucedió en torno a ella, es puro y simple capricho que cumplí a mi amiga DraculaN666 así que hice lo que pude y traté de armarles una historia que no tenía prevista ni siquiera para meterla en el fic. Así que supongo que si quedó rara fue por eso jaja, el pretexto.
—4ta. Y creo que última, algunas personas me metían presión en algunos revs, pero me sonaba hasta un poco demandantes «recuerden sólo que en la forma de pedir, está el dar», en cierto aspecto me halaga y por otro me molestaba, porque para iniciar esto lo hago como diversión mía y de quién lo lea, y por otro lado, tuve problemas personales y entré en la más severa depresión que haya vivido en mi vida hasta ahora, y créanme que lo que menos deseaba era prender la computadora y ponerme a escribir, así que si tardé más, fue por razones personales válidas, al menos para mí.

Ok, ya para finalizar «las notas más largas escritas en toda mi vida Dx» Para quienes hayan quedado con alguna duda que no especificara ni en las notas, ni en el final… «Sorry, problemas para escribir finales, no pregunten por qué pero no me salen bien» no duden en preguntar y con gusto incluiré una explicación en el epílogo, por que sí, parece que aún no se librarán de mi con esta historia la cual tendrá el «después» donde por cierto, dejaré que Sasuke se desquite por tenerlo tanto tiempo en ayunas. Pero si no preguntan, que quede claro que no leo la mente así que se quedaran con las dudas...

"Final patrocinado por DraculaN666 que sin su «amable» presión, estarían esperando aún por el final, el cual por cierto, no me gustó pero ella le dio el visto bueno, y además, algún final debía tener, me guste o no"

GRACIAS ENORMES A QUIEN DEJÓ SU COMENTARIO.

DraculaN666, Kayazarami, Mikoto Sama, GabZ, TheLadyIvanov, Misaki, Nina02, Hanu topu, Miki love yaoi, Saku ann, tenma chan, Regianna, Sumi chian, Kata.Ce, Danny, Pretybell, Akemi Asuka Hatake, Hitomi miri, Phoenix, Princess Kushinada, Chris M Black, Alyssa Black, akariuzumakiuchiha, Danny -de nuevo gracias- y Rossette91.

Bien, ahora si es todo, nos vemos próximamente en el epílogo si desean leerlo.

PD: Creo que finalmente, puedo morir en paz... jajaja lo terminé, luego de quien sabe que tanto tiempo, pero ya... x.x puedo morir ahora si y descansar en mi tumba con paz infinita.

¡Gracias por leer hasta aquí y de antemano, por dejar comentario!