REENCARNACIÓN: EL CAMINO DE UN NINJA

CAPITULO 8: Pareciera que algunos vértices, no están destinados a encontrarse

Itachi dejó que el agua refrescara su rostro por un breve instante y luego de aquello se fijó en la imagen que el espejo le devolvía, su mirada opaca, las ojeras que se habían posicionado aún más en su rostro y la expresión vacía de sus ojos. Finalmente era como estar viendo de algún modo a Shisui, en los últimos días, él de verdad lo hubiera deseado, tenía la esperanza, que las cosas fueran de otra manera.

"Ya no hay marcha atrás, Itachi"

La voz de Shisui sonaba tan cerca de su oído que parecía realmente estar ahí, haciendo eco dentro del pequeño baño. En apenas unos minutos todo había ido cambiando lo suficientemente veloz como para que dejara de pensar con la suficiente claridad y se encontró vagando por las calles durante horas antes de poder asimilarlo, ya nada tenía sentido ahora, ni siquiera la voz de su padre.

Tantos años tratando de evitarlo, no habían servido para nada.

Apretó el lavamanos con fuerza, la suficiente como para que este se resquebrajara levemente y entonces sus ojos se abrieran sorprendidos. La lágrima cayó directamente en la baldosa, sin tocar su rostro e Itachi agradeció estar levemente agachado como para que aquello pasara.

Esa sería quizá uno de las últimas lágrimas que soltaría en su vida.

Uchiha Mikoto en aquellas horas de la mañana solía estar preparando el almuerzo, yendo de compras para las provisiones o sencillamente arreglando cualquier desperfecto dentro del hogar; pero esa mañana luego de que Itachi llegara, casi sin pronunciar palabra alguna más que un beso en su frente, Mikoto tuvo toda esa sensación molesta recorriendo su cuerpo con más fuerza que al inicio del día.

Y ahora esperaba, sin saber qué.

Sentada en la mesa comedor veía el tiempo pasar.

Apretaba la pequeña toalla entre sus manos, sin un pensamiento concreto, con esa mirada perdida en el material del mantel sobre la pequeña mesa, con el frío colándose por una de las ventanas y esperando algo que sabría tendría que pasar. Sus instintos no suelen equivocarse en realidad.

Así que cuando tocaron a su puerta, brevemente cerró los ojos y rogó en silencio porque todo fuera producto de su imaginación. Pero esta volvió a sonar y entonces respiró hondo, contando un par de segundos mientras se ponía de pie y ponía una mirada firme, acompañada por la mejor de las sonrisas que pudo encontrar.

—Buenos días.

Frente a ella se encontraban tres miembros de la policía, familia Uchiha evidentemente, quienes la miraron con un poco de duda antes que uno de ellos diera un paso hacia adelante y con voz calmada empezara a hablar.

—Mikoto—sama, buen día. ¿Se encuentra Itachi en casa?

—Está descansando.

Contestó con toda la normalidad posible, y por un momento los hombres frente a ella parecieron dudar, un leve instante que no duró nada.

—Necesitamos hablar con él.

—¿Ha pasado algo?

—Mikoto, por favor —en cuanto el hombre desvió la conversación, la temple de Mikoto tambaleó— Primero necesitamos hablar con él.

Apretó un instante la puerta que aún sostenía y exhaló un poco de aire.

—Lo llamaré.

—Gracias, Mikoto—sama.

Sin embargo antes de que pudiera girar por completo, la imagen de Itachi: imponente y erguida caminaba directo hacía ellos, con esa expresión tan frívola que hacía a Fugaku hacerse sentirse aún más orgulloso si era posible, lentamente y sin despegar los ojos de los tres hombres frente a su madre.

—Itachi…

La voz de Mikoto había sonado en un suspiro, y él tan solo había acariciado levemente el hombro de su madre, tratando de traspasarle un confort que lamentablemente él no poseía.

—Buenos días.

—Itachi, necesitamos hablar contigo, en privado de ser posible.

Itachi corrió su mirada ligeramente hacía Mikoto, quien ya dejaba escapar ligeros dejes de preocupación en su mirada, por lo que simplemente apretó un poco su hombro y empezó a caminar hacía uno de los pequeños salones.

—Síganme por favor.

En cuanto entraron en la estancia, Mikoto bajó la mirada. Y con un corto suspiro logró eliminar su presencia casi por completo, procurando pasar lo más desapercibida que le fuera posible, para cuando llegó la conversación se manejaba en susurros que empezaban a dejar de serlo.

—¡Itachi, por favor! Te vieron por última vez con Shisui, ¿y nos dices con toda la tranquilidad que la última vez que ustedes se vieron fue en el risco donde lo encontramos muerto?

Mikoto abrió los ojos de par en par.

—Fue así, no tengo por qué mentirles.

—¿De qué hablaron? ¿Qué sucedió antes de que te marcharas?

—Lo que hablamos es personal.

La voz de Itachi sonaba tan fría, tan lejana. Los hombres frente al menor únicamente pudieron fruncir el ceño, y entonces uno de ellos golpeó con el puño cerrado la pequeña mesa que los separaba.

—Shisui era tu primo, es de vital importancia que nos des toda la información necesaria para poder encontrar al culpable.

—¿Encontrar al culpable? —Itachi se cruzó de brazos, mirando fijamente a los tres— Pero si ustedes están aquí acusándome directamente.

—¡Nunca hemos hecho eso!

—Pues no saben disimular muy bien que digamos.

—¡Muchacho insolente…!

Uno de ellos se levantó, con toda la intención de agarrarlo por la ropa, pero Itachi inmediatamente reveló su Sharingan, mostrando las tres aspas de golpe. Deteniéndolo al instante, aunque sus compañeros se encontraron deteniéndolo por las extremidades casi al mismo tiempo.

—Te atreves a… ¿amenazarnos?

—No se atreva a tocarme.

La leyenda que Itachi iba marcando en su camino ninja no era un secreto, su poder empezaba a sobrepasar al de cualquier Uchiha vivo, su inteligencia lograba dejar paralizado a cualquier adversario incluso antes de que decidiera poder hacerle frente, los otros dos hombres soltaron a su compañero lentamente, percibiendo esa terrible sensación recorriéndolos por completos.

—¿Qué podemos pensar de ti si actúas de esta manera? —Habló uno de ellos, tratando de sonar más comprensivo que su compañero— Mostrando tu Sharingan a nosotros, dispuesto a usarlo contra tu sangre.

—En ningún momento pensé en atacarlos, solo me estaba defendiendo.

—Alguien como tú ya no necesita usarlo si lo único que pretende es defenderse.

Itachi solo levantó los hombros, igual de reacio desde que hubiera iniciado la conversación.

—Esto no puede continuar, Itachi debes acompañarnos.

Contrario a lo que hubieran esperado, Itachi simplemente se levantó, haciendo desaparecer su Sharingan y poniendo las manos frente a ellos, sin la menor violencia y con toda la pasividad posible, pero con la misma mirada suelta de preocupaciones que empezaba a exasperar a uno de los hombros.

El hombre más joven se acercó a Itachi y le colocó las esposas, susurrando un pequeño jutsu de rutina, a lo que Itachi no pareció darle importancia. Cuando salieron de la estancia Mikoto miraba con aprensión la manera en que sacaban a su hijo de casa, pero antes de que pudieran cruzar la puerta principal, Mikoto terminó por quebrarse.

Agarró el brazo de Itachi, lo apretó con fuerza, bajando la cabeza y sintiéndose horriblemente débil, con sus ojos a punto de soltar esas inoportunas lágrimas.

—Itachi, por favor… Por favor diles que no has sido tú. —Mikoto sintió las lágrimas abandonando sus ojos y el dolor en su pecho la hizo sentirse terriblemente pequeña— No dejes que te saquen así de tu casa, tú no has hecho nada hijo. Díselos.

Itachi la miró suavemente, acariciando el cabello suave de la mujer durante un rato, contemplándola cuidadosamente, antes de que ella finalmente levantara la mirada, y él pudiera percatarse de sus ojos.

Esos ojos…

—Todo estará bien, madre.

—¡Itachi por favor! —Esta vez la voz de Mikoto se había levantado con fuerza, mirándolo con fiereza antes de posar su mirada en los otros tres hombres que se lo iban a llevar — Se los suplico no…

—Madre. —Itachi la cortó de inmediato— No lo hagas, esto se va a solucionar.

—Lo siento, Mikoto…

El mayor de ellos había hablado, jalando a Itachi del brazo, sacándola de la estupefacción en la que la voz seria de su hijo la había dejado.

—¡No! No se lo van a llevar —Mikoto apretó con más fuerza el brazo de su hijo— No se lo llevarán si Fugaku no está presente, él debe saberlo. Él no dejará que se lo lleven.

—Mikoto, entiende. Entre más rápido lo llevemos más rápido se aclarará todo; si tu hijo no ha tenido nada que ver, volverá a casa pronto.

Mikoto negó. Pero Itachi posó una de sus manos sobre las de ella, haciendo que soltara el agarre lentamente —Todo estará bien, confía en mí—. Mikoto sintió perder las fuerzas en sus brazos en cuanto perdió contacto con el menor y lo empezó a ver alejarse, apretó sus puños con fuerza y mordió sus labios. Llorando nuevamente, tan profundamente que le cortaba la respiración.

Minato se encontraba sentado junto a la cama de su hijo, contemplándolo descansar, sin recuperar el conocimiento todavía, pensó en Kushina, en lo mucho que le hubiera gustado poder compartir tantas cosas con ella y con Naruto. En lo ferviente que se encontraría cuidando de él, echándole la culpa por alguna extraña razón que lo haría sonreír mientras la mujer seguramente se encargaba de sobreproteger al menor con ese afecto potente que solo ella podía sobrellevar.

En las mañanas de domingo Minato pensaba que hubiera sido ideal ir a acampar, escaparse como pudiera de su trabajo y salir un par de horas con su familia, atravesar el bosque y jugar en el río por horas mientras Naruto saltaba de un lado a otro y Kushina lo perseguía para detener su andar alborotado, que en realidad se parecía mucho a ella de pequeña, entonces él abogaría por su hijo y lo abrazaría con fuerza para empezar a huir de ella mientras la pelirroja juraba venganza detrás de ellos.

Se había hecho tantas ideas en la cabeza, tantas posibilidades, había planeado un futuro tan hermoso… antes de que aquello sucediera.

Guardar un secreto tan doloroso como el de la muerte de Kushina había sido un peso tan desgastante que en noches como la de ayer lo hacían recostarse junto a su hijo y dormir abrazado a él, susurrando constantes "lo siento" que por suerte no lo lograban despertar.

Naruto era su mayor secreto viviente, la tuerca que hacía girar el molino de su vida, era él y solo él.

—Jamás permitiré que te hagan daño.

Volvió a percibir ese cabello alborotado entre sus dedos, y una sonrisa afloró de sus labios, quizá si tuviera la oportunidad de dejarlo todo y simplemente irse, cuidar de él y darle una vida tranquila lejos, muy lejos de todos ellos, quizá entonces encontraría un poco de paz. Pero no podía sencillamente abandonar el único lugar desde el cual podía hacer algo por él.

—Sakura se ha ido a casa, dijo que iría a almorzar y luego vendría —Tsunade ingresó en la habitación con un paso suave y tranquilo, arrullando con su voz la suave paciencia de sueños en los que Naruto se encontraba sumergido— Le he pedido que por el momento no hable con nadie de lo que sucedió, cuando regrese hablaré con ella de lo que quedamos ayer.

Minato tan solo asintió, contemplando a su hijo todavía, como si realmente no tuviera el tiempo para hacerlo con regularidad, y casi adivinando los pensamientos de Tsunade, el rubio sonrió.

—Usualmente no me deja que lo acaricie y lo vea dormir, según él ya es lo suficientemente grande como para que lo trate y lo siga viendo como si fuera un bebé— Tsunade entonces sonrió, acercándose un poco más para poder sentarse junto a Minato arrastrando una silla hasta su lugar— Él no comprende que en realidad lo veo como lo más importante que tengo en la vida; lo único.

—Me siento dolida… —comentó divertida la mujer, y Minato sonrió—. Me has dejado fuera.

—Sabes que ustedes dos son igual de importantes para mí, pero Naruto… él es por lo que estoy haciendo todo lo que hago.

—¿Tenías que mencionar a Jiraiya?

Minato rio ante la mueca de la mujer y luego de unos segundos siguió contemplando al menor, en especial cuando se removió un poco incómodo. Pareciera que tan solo dormía, y no estaba más en ese estado de parálisis que los había preocupado durante la madrugada, como si estuviera en un completo trance.

—Kushina a veces me decía que el Bijuu se comunicaba con ella —Minato volvió a acariciar la frente del menor— ¿Crees… que él lo esté intentando ahora con Naruto?

—No sabría decirte, como te mencioné debemos esperar a que despierte para poder hablar con él.

El Yondaime volvió a asentir, en un pequeño silencio que se extendió por varios segundos antes de que Tsunade se dedicara por unos segundos a mirar fijamente al rubio mayor y suspirar despacio, cruzando sus brazos antes de su voz y sus palabras atravesaran por completo a Minato.

—Se han llevado preso al Uchiha mayor de Fugaku —lo comentó tan fríamente como pudo, logrando que Minato detuviera sus movimientos por completo y fijara su mirada en ella, por primera vez alejándose un poco de su hijo.

—¿Qué has dicho?

—Conoces la situación, es parte de la rutina.

—Pero Itachi es un Uchiha, el orgullo de su clan ¿cómo han podido hacerle eso?

—Orgullo o no, si fue capaz de matar a su propio primo debe pagar como cualquier otro.

—¿Por qué siempre actúas de esa forma cuando se trata de ellos?

—Sabes perfectamente por qué.

Por un instante Tsunade miró severamente a Minato pero luego de un rato el rubio tan solo negó levemente y suspiró cansado.

—Cuida de Naruto, volveré en un rato.

—¡¿Irás a abogar por él?!

Esta vez la voz de Tsunade se había levantado violentamente, parándose al instante en que Minato había empezado a encaminarse a la salida de la habitación; Minato primeramente vigiló que Naruto no se hubiera despertado y luego miró con severidad a la rubia frente a él.

—No son justas las medidas que están aplicando con él.

—Fue el último en estar con él, todos lo saben.

—Pero lo están tratando como si fuera el culpable, como si tuvieran pruebas contundentes de ello, lo de Shisui puede haber sucedido mucho después de que ellos se encontraran.

Tsunade viró los ojos, exhalando con fuerza y golpeando con sus manos sus propios muslos en señal de exasperación, volviendo a su puesto junto a Naruto. Bajando su voz y fijando la mirada en el menor, evitando una discusión entre ellos.

—Haz lo que quieras, Minato. Pero ese muchacho es peligroso.

—Y esa es la razón por la que lo han apresado sin siquiera pedir su testimonio o tener las pruebas suficientes; Itachi es tan poderoso que temen enfrentarlo y ellos lo saben. Cuando algo o alguien se vuelve tan poderoso tiende a ser incontrolable, y la gente no puede tolerar aquello que no pueden controlar. Por eso prefieren que sea eliminado, ¿no te suena a algo?

Minato desde su lugar pudo observar la manera en que Tsunade apretó los puños y miró con preocupación a Naruto, para luego apretar una de las manos del menor, como si toda su atención se hubiera centrado únicamente en él.

—Si vas a ir, ve. Pero no demores que pronto despertará.

Con unos pocos pasos, Minato abandonó la habitación y Tsunade suspiró un poco apesadumbrada.

—…Malditos Uchiha.

Cuando llegó, Itachi se encontraba sentado frente a un escritorio ante cinco personas que parecían mirarlo con severidad, a su lado, Fugaku permanecía de pie, escuchando el interrogatorio y las razones por las que su primogénito debería permanecer encarcelado hasta nuevo aviso.

—Mientras él no quiera colaborar, no podemos dejarlo ir.

—Pero no hay pruebas de que él pudiera hacer algo tan terrible como eso —Fugaku sonaba molesto, y Minato podía intuir que no era solamente por la situación o las medidas que estaban tomando con su hijo; sino más bien por la falta de interés que el mismo Itachi estaba poniendo para encontrar una solución— Shisui no era solamente su primo, era su mejor amigo, es normal que se vieran constantemente cuando no se encontraban en alguna misión, es normal que pasaran tanto tiempo juntos. Perfectamente pude haber sido yo quien lo viera por última vez ¿me tendrían encarcelado también?

—Fugaku—san, entendemos su posición, pero…

—Pero yo no entiendo la suya, encarcelarlo como si fuera un criminal o fuera a irse de la aldea, ¿acaso ya han olvidado todo lo que mi hijo ha hecho por esta aldea, por el clan?

Fugaku parecía realmente molesto, y los hombres frente a él parecían haberlo notado.

—Yondaime—sama.

Los Uchiha tras el escritorio se levantaron lentamente, no muy acostumbrados a tanta formalidad frente a él, asintiendo levemente ante su presencia. Minato sin embargo ya estaba acostumbrado a ese pequeño gesto reacio que desde siempre había acompañado a la familia Uchiha.

—Buenas tardes —desvió su mirada a Itachi quien ni siquiera se movió o giró para mirarlo, después identificó a Fugaku quien asintió a modo de saludo y él logró responder de la misma manera— La verdad es que yo estoy tan o más consternado que Fugaku por el procedimiento que se está llevando a cabo con Itachi. Que yo sepa aún no se ha hecho una junta magnánima para tomar alguna resolución; porque les recuerdo que Itachi no es cualquier ninja.

—Se trata de justicia, Hokage—sama, y la justicia es igual para todos.

—Concuerdo con eso— Minato usó aquella expresión seria que rara vez solía posarse en su rostro y su voz sonó incluso un poco ronca a lo normal— Pero Itachi es perfectamente inocente hasta que se demuestre lo contrario, ¿o es que han aparecido ya pruebas que lo acusen directamente?

—Yondaime, esto es más difícil para nosotros que para usted, este muchacho es el orgullo de nuestro clan, pero las cosas deben hacerse como manda el procedimiento.

—¿En qué parte del procedimiento dice que pueden encerrarlo sin pruebas como si fuera bestia peligrosa que necesita ser vigilada para que no cometa destrozos? Lo están tratando como si fuera culpable solamente por ser el más fuerte, ¿en tal caso no tendrían que apresarme a mí también?

Uno de los de alto rango pareció fruncir el ceño ante las palabras del rubio y lo miró con fijeza.

—Usted tiene una coartada consistente, estuvo junto a su hijo en el hospital; Itachi no nos ha querido decir su paradero durante las dos últimas horas en las que se reporta Shisui fue asesinado.

—Ya les dije que simplemente salí a entrenar.

Por primera vez desde que prácticamente hubiera comenzado el interrogatorio formal en la base del edificio, Itachi se atrevió a hablar. A Minato le estremeció un poco el hecho de que supieran su paradero la noche anterior con tanta facilidad, aunque tampoco hubiera sido un secreto, esa vigilancia constante solía tensarlo más de lo debido.

—No es suficiente; has ido solo, no hay quien sustente que realmente estuviste ahí a esas horas.

—¿Pero el testimonio de personas diciendo que lo vieron con Shisui caminando por Konoha si son suficiente para acusarlo de culpable.

—Aquí nadie lo está acusando de ser el culpable, es un sospechoso.

—¿Y un sospechoso merece ser encarcelado de esa manera?

—En un caso como este sí.

—Basta —Fugaku levantó la voz en esta ocasión, mirando a los hombres que parecían no querer ceder de ninguna manera— El Yondaime ha dicho algo con total validez, Itachi no es cualquier ninja, y su caso debe ser estudiado por una junta especializada, y no en un interrogatorio improvisado como este.

Minato en esta ocasión se acercó un poco más y colocó una mano sobre el hombro de Itachi.

—Ustedes deciden, yo llamo a la junta completa incluyendo al parlamento de la raíz y discutiremos sobre este asunto, pero espero que tengan las pruebas necesarias para seguir sosteniendo que Itachi merece estar encarcelado. Porque dado el caso se llevará a cabo una resolución directa sobre su absolución o castigo y para eso deberán presentar una información detallada y completa del porqué han decidido llevar hasta este grado el asunto.

Nuevamente la mirada de los Uchiha se posó sobre Minato, con ese mismo tono de aversión que escasamente era demostrada abiertamente, pero el hombre mayor del grupo exhaló con fuerza antes de asentir a uno de sus subordinados y este se acercara con pasos lentos hasta Itachi y poder quitarle el jutsu y las esposas que llevaba.

—Pero no podrá salir de la aldea, las investigaciones continuarán el tiempo que sea necesario —esta vez la mirada del hombre se posó directamente en Itachi— Y piensa en lo que nos has dicho, no puedes esperar que todo el mundo abogue siempre por ti y salir libre de esto sino pones de tu parte.

—Yo no he pedido nada a nadie.

Y con esas sencillas palabras Itachi se levantó de su asiento y abandonó el lugar, con la mirada de los presentes puestas en su espalda, cuando pudo continuar, luego de las despedidas escuetas que hubo entre los que quedaron, Minato logró alcanzar a Fugaku e Itachi que ya se encontraban a unos metros de la entrada

—Itachi, tienes que hablar más que sea conmigo, ¿qué ha sucedido?

La voz de Fugaku sonaba molesta aún, pero Itachi únicamente desvió la mirada con desdén y el mayor entonces frunció el ceño. Con pasos lentos Minato se acercó a los dos y logró llamar su atención.

—Fugaku, si me permites me gustaría poder hablar con él.

Itachi recién entonces levantó la mirada hacía él, Fugaku pareció observarlos un segundo y luego de eso sencillamente suspiró, como si ese asunto lo hubiera dejado profundamente cansad de un momento a otro.

—Ojalá contigo si pueda hablar —dijo mirando con seriedad a su hijo, luego observó a Minato y asintió despacio frente a él— Muchas gracias por todo.

—No tienes porqué agradecer, conozco a Itachi y sé de lo que es capaz.

—Me retiro —Fugaku regresó su mirada a Itachi y la seriedad regresó a sus ojos— No demores, tu madre ha de estar preocupado hasta que no llegues a casa.

Luego de aquello Fugaku se alejó dando pasos constantes hacía el barrio Uchiha, Itachi se removió un poco, incomodo por el recuerdo de sus propias palabras hacía el rubio unas semanas atrás.

—Te he dicho que hagas silencio, Kiba.

—Pero no podemos simplemente estar contemplándolo, me aburro.

—¿Acaso eres un niño?

—Técnicamente lo somos ¿sabes?, tenemos doce.

—¿Pueden callarse? —Shikamaru en esta ocasión suspiró, mirando con cansancio tanto a Ino como a Kiba quienes finalmente habían dejado de discutir y alborotar al de por sí ya numeroso grupo, que él aún no entendía como habían permitido pasar— Que problemáticos que son, en serio.

—Naruto… —Hinata repentinamente había levantado su mirada y acercado a un lado del rubio quien ya había empezado a moverse con algo de dificultad mientras gemía bajito por el dolor que le parecía provocar mover sus músculos en ese instante— Naruto, ¿cómo te sientes?

—Yo… creo que me duele todo… —el rubio sonrió divertido, apenas percatándose de la presencia de todos sus amigos quienes parecían respirar un poco aliviados al verlo reanimado de nuevo— ¿cuánto tiempo he estado así?

—Casi un día, amigo.

La voz de Kiba lo hizo levantar la mirada y exhalar un poco antes de sonreír y sentarse cómodamente, moviendo su espalda un par de veces antes de encontrar la posición adecuada y poder mirarlos realmente a cada uno.

—Apenas nos enteramos hace un par de horas que estabas aquí, ¿qué te sucedió?

Chouji masticaba tranquilamente las papas que acababa de llevar a su boca, y en ese instante Naruto se pudo percatar de que en realidad no podía recordar a ciencia cierta porque habían terminado en el hospital. Recordaba haberse sentido mal repentinamente y pedido a Sakura que lo llevara directamente donde su padre, luego de eso, todo se volvía un poco nubloso en sus recuerdos.

Pensando en ella, Naruto levantó la mirada tratando de ubicarla a ella y a su equipo entero a ciencia cierta, si todos sus amigos de la academia estaban ahí, sería evidente encontrar a Sai y Sakura y bueno, de algún modo a Sasuke también. Pero cuando recorrió con la mirada el lugar, Sai estaba a unos pasos de la ventana mirando fijamente por ella y con el ceño fruncido al parecer; Naruto dudo seriamente que estuviera observando algo, parecía más bien concentrado en alguno de esos pensamientos volátiles que solían pasar por la cabeza del azabache.

—¡Ey! Que Naruto ya ha despertado y tú ni te has enterado.

Ino había caminado hasta el muchacho y codeado su costado con un aire divertido mientras lograba sacarlo de su estupor y repentinamente las facciones de Sai cambiaban por completo y parecían nuevamente ser las vacías de siempre, acompañado por esa sonrisa curiosa que no convencía a nadie, y en especial a él en ese preciso momento.

—Naruto, nos has tenido preocupados.

Pero no sería algo que Naruto discutiría con él frente a todos.

—Lo sé, lo lamento chicos. Pero eso no volverá a pasar, Uzumaki Naruto es invencible.

El rubio había levantado su puño, con una sonrisa enorme en los labios y los ojos brillando con determinación, haciendo a sus amigos calmarse un poco ante la presencia de su usual carácter tan lleno de vida que fácilmente podría pasar como si nada ante quien no lo conociera, y como si cansancio no estuviera en su vocabulario.

La puerta de la habitación volvió a abrirse y Naruto en el fondo esperó que se tratara de su padre, pero cuando vio a Tsunade y Sakura entrar, sonrió un poco más si le era posible, sin embargo la cara consternada de su amiga lo hizo paralizarse brevemente al notar aquello. Sakura al verlo despierto había borrado por completo aquella expresión de su rostro y un alivio completo había recorrido sus facciones antes de lanzarse a abrazarlo con fuerza.

—¡Naruto! —Sintió el aroma refrescante de su amiga, pero en ese instante le resultó el momento más incómodo de todos, porque Sakura parecía tensa y aun así trataba de disimularlo lo mejor que podía— Nos tenías preocupados, idiota. No vuelvas a hacerlo.

—Lo sé, Sakura—chan. Lo lamento.

Agachó apenado la cabeza, con todos esos pensamientos confusos revoloteando en su cabeza, porque presentía que Sakura venía con muchas cosas en la cabeza, las suficientes como para que no pudiera disimular con tranquilidad la inquietud que sentía en esos momentos, a pesar de que él ya había despertado.

Tsunade sin embargo se había acercado y acariciado sus cabellos con sutileza, mirándolo con una sonrisa en el rostro y como si ahora todo el peso de sus hombros se hubiera marchado; Naruto entonces fijó su mirada en ella y habló con toda la tranquilidad que pudo y logró reunir.

—¿Qué me ha pasado, obaachan?

—Nada grave la verdad, solo tuviste una pequeña inestabilidad con tu chakra, parece que entrenaste demasiado y agotaste tu cuerpo tanto física como mentalmente.

Para ese instante Sakura ya se había alejado unos cuantos pasos, dejándole el campo abierto a Tsunade para que pudiera acercarse lo suficiente al menor y lo abrazara con fuerza "Todo va a estar bien de ahora en adelante, no te preocupes" el leve susurro de la mujer fue apenas audible para Naruto que entre sus brazos logró sentirse realmente cálido y a gusto, como si aquel abrazo fuera algo que hubiera estado necesitando en meses largos sin que él lo hubiera notado.

Cuando Tsunade empezó a alejarse, tomándolo totalmente desprevenido, la mujer depositó un beso en su frente y Naruto logró apenarse lo suficiente, como para sentir su rostro ligeramente caliente y una sonrisa boba aflorara en sus labios, Tsunade no solía ser cariñosa ni afectiva, por eso aquello lo había tomado desprevenido y lo preocupaba al mismo tiempo.

—Obaachan… —murmuró bajito— No hagas eso.

Y desde lejos sus amigos únicamente sonrieron divertidos.

Lo curioso del asunto con la explicación de Tsunade, es que él no recordaba haber entrenado demasiado, al menos no para haber quedado con esa inestabilidad entre su chakra y su cuerpo. O al menos suponía que Sasuke se hubiera percatado.

Mikoto se levantó de inmediato en cuanto sintió la presencia de su hijo menor entrando en la casa apresurado y registrando las habitaciones como si hubiera perdido cualquier clase de respeto por la estancia en la que se encontraba, Mikoto cerró los ojos y suspiró, lo más seguro es que Sasuke ya se hubiera enterado.

—Madre —él apareció frente a ella con esa expresión confusa en el rostro y la respiración levemente agitada mientras ella sencillamente giraba hacía él con la expresión cansada con la que venía sobrellevando desde la noche anterior— He buscado a Itachi por todo el maldito pueblo ¿ha venido a casa?

—No te atrevas a hablar de esa manera en primer lugar —Sasuke agachó levemente la cabeza, apretando los puños y asintiendo ante el suspiro de su madre, preocuparla aún más no era precisamente lo que deseaba en ese instante— Itachi estuvo aquí, casi a la hora y media que te fuiste, pero pronto… llegaron a llevárselos.

—¿Llevárselo? ¿A dónde? ¿Quiénes?

—Es por lo de Shisui, ellos dicen que…

Su madre repentinamente volvió a suspirar y bajar la mirada, en esta ocasión Sasuke se acercó a ella y posó su mano sobre su hombro, repitiendo sin saber el mismo gesto que Itachi hubiera utilizado unas horas atrás, logrando que la mujer se acongojara repentinamente y tapara el rostro con sus manos, como si todo se hubiera confabulado contra ellos en un pequeño rato.

—Tranquila, iré a buscarlo. No te preocupes de más.

—Sasuke…

Ella susurró despacio, agarrando la mano de su hijo y comunicándole todo su dolor en una sola mirada que hizo al menor sentirse responsable por todo lo que ocurriera de ahí en adelante, en una muda respuesta, Sasuke solo asintió frente a ella y continuó su camino hasta la puerta.

—Están en la estación ¿verdad?

—Sí, Fugaku ya ha de estar con ellos.

—Estate tranquila, por favor.

En cuanto lo vio salir, Mikoto volvió a sentirse débil, tan incompleta, tan inútil.

Otra vez.

Alejarse no había sido tan buena idea para ese instante, los pocos minutos que habían caminado, alejándose un poco de todo el ambiente Uchiha que los había rodeado habían transcurrido en un total silencio, desde que hubiera comenzado todo el derrumbe de su estable vida; Itachi había presentido que esas cosas innombrables que lo rodeaba cuando se trataba de Minato debían presurosamente desaparecer.

"Es hora de que salgas de tu burbuja, Itachi. Llegó la hora de crecer"

Una de las pocas cosas que Shisui le había susurrado anoche seguía atormentándolo como si pudiera sentirlo a su lado a cada instante, aún ni siquiera parecía real, era un cúmulo de molestias cayendo una tras otra, ni siquiera se había podido tomar el tiempo de pensar en Deidara y su extraño actuar del día anterior.

—Aquí está bien.

Minato se detuvo, y con la misma velocidad Itachi lo hizo también. Quedó justo frente a él, con la misma expresión que había usado frente a los que estaban a cargo de su interrogatorio, los ojos de Minato lo apresaron unos segundos, tan azules y comprensivos que Itachi volvió a sentir que lo odiaba por ello, ¿acaso estaba en la sangre Uchiha odiar a los Hokage de esa manera?

Pensó que Minato se iría entre el aire de esa misma tarde, desaparecía.

Ya no lo volvería a ver así nunca más, y deseó grabar ese pequeño segundo todo lo que pudiera. Todo lo que el mayor se lo permitiera.

—¿No piensas hablarme de lo qué pasó?

—No hay nada más allá de lo que le he contado a ellos, que pueda contarle a usted.

Minato entonces suspiró, con un paso pequeño directo hacía él. Itachi levantó sus alertas, lo miró fijamente. Que no se acercara, no lo necesitaba cerca, y sintió aunque no lo demostró, que sus facciones frías y desinteresadas estaban por flaquear.

¿En qué clase de persona se estaba convirtiendo por culpa de él?

—Itachi… —Maldición, su voz, su nombre enredado por la voz de él, lo hacían pensar que el mundo era injusto. Y su descabellado corazón latió, se agitó molestamente con fiereza por su sola presencia acompañada por su voz, revestida por su cercanía— Con tu actitud solo haces que la gente te ponga más atención de la necesaria, en el fondo todos sabemos que serías incapaz de hacerle daño a Shisui. Por favor dime lo que pasó, te quiero ayudar.

No puede, nadie puede ya.

Itachi pensó que era curioso, la manera en la que Minato se acercaba y lo miraba con afecto, con un afecto que no era necesario, que ni siquiera era suficiente. Así que cuando los segundos pasaron y ambos volvieron a quedarse en silencio. Itachi solamente volvió a pensar en que quizá nunca tendría la oportunidad de vivir una vida normal o al menos complacientemente tranquila.

"Un ninja no puede no enojarse contra el mundo por no vivir la vida que desea"

Esas habían sido las palabras de sus padres años atrás, e Itachi las había guardado muy bien en su memoria, había aprendido de ellas. Su mundo pasible había dejado de existir desde que alcanzara la graduación de la academia a temprana edad y abriera los ojos a ese mundo cruel al que los niños como él eran arrastrados, ¿cómo podían hacerle eso a niños tan pequeños, ver morir a sus compañeros, arriesgar su vida en una misión? Alguien había susurrado aquello en alguna misión y para Itachi solamente habían sido palabras sueltas al viento. Quien no fuera ninja, no sería capaz de entender.

—A veces no es necesario morir, para entregar tu vida en una misión.

Minato lo miró confundido, Itachi solamente había desviado su mirada, enfocándola en el horizonte que se asomaba a lo lejos y los rodeaba en medio del amplio bosque frente a los dos. Pero Minato solo suspiró y se recargó un poco en su pierna derecha.

—Lo sé, a veces se está muerto en vida, o simplemente lo pierdes todo y a todos por el bien de algo en común, a veces solo pides la perspectiva de vida y te quedas sin saber qué hacer, para dónde ir, si ya no puedes volver atrás y solo te queda enojarte con el mundo por ser tan injusto.

Itachi regresó su mirada hacía él, por primera vez lo vio en realidad y Minato sonrió suavemente.

—Cuando la gente toma decisiones sobre los demás, esa es la decisión más dura de todas, porque marcas su vida y te apoderas de ella y su futuro. Kushina lo vivió a diario mientras fue una Jinchuriki ¿crees que fue justo para una niña tan pequeña que marcaran su vida con aquella decisión? Cambiaron por completo lo que sería su vida desde que la marcaron como una contenedora más. Simplemente lo decidieron y ella tuvo que crecer con ello. Muchas veces de niña, decía que era injusto y lloraba noches enteras. Pero un día te das cuenta que esas decisiones a veces pueden salvar más de lo que te puedes imaginar.

Para ese momento Itachi había vuelto a desviar su mirada, sutilmente hacía un lado del Yondaime quien hablaba cada vez más suave en medio de su relato, arropado por la pequeña confidencialidad que los rodeaba, Itachi se permitió por esa vez, por esa única vez ceder un poco ante él.

—Usted… ¿cree en mí?

Minato respiró profundo, Itachi en el fondo era una persona más. A pesar de las miles de capas que cubrían su coraza de fortaleza y frialdad, escarbando en su perfección y poder. Itachi era simplemente una persona más, con miedos e inseguridades más aplacados que cualquier otro, pero libre al fin.

—Soy capaz de poner mi vida en tus manos, Itachi.

Los ojos del hombre frente a Minato se abrieron de par en par y lo enfocaron con premura, como si apretar los puños de la manera en la que lo estaba haciendo simplemente no fuera suficiente.

—No diga eso…

—Itachi, solo diles que no fuiste tú, ¿por qué cargar con ese peso?

—Yo fui la última persona que lo vio con vida ¿aun así cree en mí?

Uchiha parecía no comprenderlo del todo.

Esa confianza, ese afecto. Parecían cosas desconocidas para él.

Minato se sintió consumido por aquello, por la manera en que el menor apretaba sus puños y miraba el suelo, temblando ligeramente de inestabilidad.

—Creo en ti.

Cuando Itachi sintió la mano de Minato en su hombro el temblor desapareció y sus ojos volvieron a conectarse. El dolor en su estómago se intensificó y el presintió que solo habría una cosa que la haría desaparecer.

—No fui yo —susurró despacio, viéndolo fijamente y suspirando con pesar— Yo no le quite la vida a Shisui.

Minato cerró los ojos un segundo, con esa sonrisa pequeña en los labios y el sentimiento de alivio recorriendo cada resquicio de su ser. Para el instante en que Minato levantó la mirada, Itachi ya se había girado, cortando el contacto entre ambos y enfocando la mirada en el mismo lugar que él.

La figura imponente del Uchiha menor que terminaba de llegar frente a ellos, con la mirada ansiosa y la respiración apenas contrariada.

—Itachi.

Y su voz lejos de ser complaciente.

FIN CAPITULO OCHO

Hola gente!

La verdad es que este capitulo iba a ser más largo, iba a abarcar más cosas (SasuNaru principalmente xD) pero repentinamente el capitulo se me hizo extremedamente largo y tuve dividirlo en dos partes , y aún así esta es la parte corta de las dos y tiene 18 páginas, que dolor, que dolor que pena xD

Pero trataré de actualizar pronto, espero que les esté gustando, un saludo y muchísimas gracias por sus comentarios, los estaré contestando a la noche. Bye, ;D