Buenas, después de unos meses, tras haber finalizado On my way, vengo de nuevo xD Pero este será más corto.

Y, después de haber rehecho el fic infinidad de veces, subo el primer cap a ver qué tal xD.

Sin más, os dejo con él.


Fic dedicado a Chia-chan.

By Jackilyn-San.


- Between you and me –

Capítulo 1: 'Percance'

-

Se acomodó un poco mejor en su asiento, intentando no echar cuenta a las habladurías que llegaban a ser bastante molestas. Por sobre todo al escucharse tan exageradamente ruidosas, dejando a muchos, o eso creía, bastante sordos.

Suspiró apoyando su mejilla en su mano, mirando por la ventanilla del vehículo. Esperaba aquel día con impaciencia, ya que el hecho de ir a esquiar, aunque sea con toda su clase, le sonaba tremendamente bien. Divertido. Aunque no sepa esquiar, lo entretenido es aprenderlo. Más seguramente que Tomoka la ayudaría, sabiendo que ella lo más seguro, al igual que el tenis u otros deportes, le iría de maravilla.

Giró su mirada hacia su lado, posándola en su compañera que no paraba de mirar hacia atrás y retumbar el vehículo con sus gritos. Sin embargo ella no era la única.

- ¡Osakada, eres demasiado ruidosa!-

- ¡Contigo no hablaba, Horio-kun!-

Horio Satoshi no pertenecía a la misma aula que Sakuno y Tomoka, pero tal parecía que la escuela había mezclado las clases de primero para ir a aquella excursión.

Y todo lo había organizado el profesor de gimnasia. Para que sus alumnos hicieran algún que otro deporte diferente y así hacer alguna calificación por su empeño y ver qué tal lo hacían. Aunque además de eso, era para divertirse.

- ¡Ryoma-sama!-

Eran cerca de las ocho de la mañana y ya estaba Osakada Tomoka dando sus gritos. Se había levantado y colocado de rodillas sobre su asiento, mirando hacia atrás mientras alzaba una mano y agitaba rápidamente, gritando sonoramente, llamando al príncipe.

Pero él estaba más ocupado, vagando en el mundo de los sueños. O intentándolo. Horio estaba a su lado de brazos cruzados y frunciendo notablemente el ceño. Molesto y harto de las llamadas de la chica de coletas.

Era demasiado temprano para los griteríos.

- ¡Osakada!-

Finalmente un profesor se giró hacia ella y le llamó la atención haciendo que la chica sobresaltara un poco.

- Haz el favor de sentarte bien y compórtate-

Tomoka bufó y asintió, acomodándose en el asiento.

Aunque seguidamente los demás alumnos comenzaron a hablar entre ellos, alzando la voz. Ryoma estaba cada vez más cabreado, podría haber dicho que no iría a aquella… excursión. Pero los profesores amenazaron con que sus calificaciones estaban en peligro si no accedía a ir. Que para pocas veces que la escuela los lleva a algún lado, ya puede hacer el favor de aceptar a ir y al menos, divertirse.

Justo al lado derecho de Horio y Ryoma estaban Kachirô y Katsuo, quienes conversaban sobre lo emocionante que sería esquiar. Y Satoshi se unió a la conversación, y con aquella voz poco agraciada, que sin alzar un poco la voz ya era algo fuerte. Como Osakada.

- ¡Echizen, Echizen!- Llamó emocionado e impaciente el uniceja.

Bufido por parte del peliverde, quien tan sólo descansaba su mejilla izquierda en su mano, mirando por la ventanilla. Horio arqueó una ceja ante la expresión de él, todos los alumnos estaban emocionados y con ganas de llegar para ponerse a esquiar y Ryoma estaba con la expresión más aburrida.

¿Tan sólo le fascina jugar tenis?

- Oi, Echizen- Llamó nuevamente. - ¿No estás contento de ir a esquiar o qué?-

- Es verdad- Intervino Kachirô. – Se te ve aburrido, ¿no te gusta la nieve?-

Hubo unos segundos de silencio por sus asientos, hasta que por fin Ryoma se dignó a abrir la boca.

- Ni me va, ni me viene- Respondió entre bostezos.

- Mhf, chico rarito tenía que ser- Murmuró Horio en un suspiro.

Ryoma deseaba estar en casa cubierto entre mantas, durmiendo plácidamente junto a su gato himalayo Karupin. Pero ahora iba a pasar un largo fin de semana entero junto a sus compañeros esquiando. Por el lado bueno, estaba aquello de esquiar. Bien que preferiría el tenis antes que todo, pero algún que otro deporte sería bien recibido… según cual sea.

Y esquiar no le desagradaba en absoluto.

Cuando por fin conseguía cabecear un poco, el automóvil paró, estacionándolo junto a los demás. Seguidamente, hasta que el profesor no dio la señal, los alumnos esperaban ansiosos a que les permitiera bajar del vehículo. Y todo deberían hacerlo con tranquilidad y sin empujar.

Pero fue todo lo contrario y el profesor sólo los miraba salir con una mueca de fastidio.

Prefirió esperar a que desalojaran el estrecho pasillo del autobús, incluso le dijo a su compañera de asiento que se podía ir si quiere primero. Una vez notó que habían bajado todos, se levantó despacio y se dirigió hacia el fondo del vehículo, yendo hacia la puerta para salir.

Paró en seco sorprendida, creyendo que todos habían bajado, pero tal parece que aquello de esperar a que todos salieran y dejaran espacio lo había pensado alguien más. Él tan sólo se incorporó de su asiento, se ajustó la gorra y pasó por su lado sin mirarla bajando del autobús de manera despreocupada.

Una vez abajo miró todo su alrededor y bostezó de nuevo.

- ¡Ryuzaki!- El profesor captó su atención. - ¿A qué esperas para bajar de ahí?-

- ¡Ah, hai!-

Se había quedado paralizada en el sitio, viendo como el muchacho de mirada ámbar bajaba las pequeñas escaleras del auto. Pero sabía que ni siquiera la había mirado ni un poco, ignorándola como siempre.

Sonrió con ironía mientras bajaba también hasta llegar al lado de Tomoka y unas compañeras. Observando disimuladamente al chico arrogante de la gorra. Ryoma seguía con cara de aburrido algo lejos, junto a Horio, Kachirô y Katsuo, quienes le hablaban de algo que él ni escuchaba.

No era a la única que ignoraba pero, no podía evitar sentirse así. Tan deprimida a veces.

Ryoma le parecía algo tan inalcanzable para ella que le dolía. A veces demasiado.

Suspiró encogiéndose de hombros y posando su atención en Tomoka que hablaba de algún tema desconocido para ella, las demás compañeras reían y le seguían el hilo.

En ese momento un par de autobuses aparecieron, aparcando junto a los otros. Sakuno arqueó una ceja curiosa, preguntándose quiénes serían, ya que los de primero estaban al completo.

- ¡Ah, ya están aquí!- Exclamó una chica cercana bastante emocionada. Unas cuantas más se acercaron para ver salir a los de aquel autobús.

Tenían que ser de Seigaku, puesto que el autobús lo delataba.

Seguidamente las puertas se abrieron y comenzaron a salir alumnos, hasta llegar a aparecer chicos bastante familiares para la castaña. En las escaleras habían dos sujetos que se peleaban por quién salía primero, gruñendo entre ellos, hasta que una voz bastante autoritaria los hizo recapacitar y salir rápidamente. Dejando paso al "líder" de aquel grupillo que parecía ser los más "destacados". Cabe decir los más problemáticos.

Seguidamente, después de aquel apareció otro que sonreía ampliamente, divertido de lo sucedido.

- Los sempais…- Susurró la joven de trenzas.

Horio se fijó en ellos y su mirada se iluminó, llamando a sus compañeros, incluido Ryoma para que vieran también. Pero el peliverde al principio ignoraba.

- ¡Ah, Echizen!-

- ¡Ochibi!-

Parpadeó varias veces y giró lentamente su cabeza hacia la dicha dirección de su llamado, acto seguido tragó saliva. Dio media vuelta e hizo el intento de entrar nuevamente hacia el autobús, cosa que el profesor lo agarró del cuello del abrigo que portaba, arrastrándolo hacia fuera.

- Echizen, ¿adónde ibas?-

- Mhf… Olvidé algo en casa-

En pocos minutos estaba ya rodeado por los sempais y lejos del autobús.

Aquella mirada caoba se posó en todos ellos, sonriendo con resignación. Viendo el cómo molestaban al pequeño tenista, revolviéndole el cabello o comentándole alguna que otra cosa para fastidiarlo. Ryoma hacía todo por ignorarles, pero era imposible.

Los titulares sabían mucho más acerca de él, estaban más apegados a él… Seguro que Ryoma los consideraba amigos aunque no lo admitiera en público. Y ella para él… tan sólo podría considerarla como la nieta de la entrenadora. Una conocida, nada de amiga. Pero también podría sentirse algo afortunada, puesto que al menos a ella alguna que otra vez le habría hablado, sólo porque ella le ha preguntado algo. A otra más bien la ignora, principalmente a Tomoka por ser tan escandalosa.

Aún así eso no era suficiente para ella.

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Aquellas frías y blancas pendientes, siendo deslizadas por los cuales iban saliendo del albergue, entusiasmados y ansiosos por el momento. Pero ella, aunque hubiera salido un poco antes siendo halada por Tomoka, se llevaba su tiempo en decidir si "tirarse" para intentarlo al menos. La idea de esquiar sí que le fascinaba, pero una vez que llega el momento y no se sabe nada de cómo hacerlo se tienen… dudas de si comenzar.

Encima que le había dicho a Tomoka que ella estaría bien y en unas más insistencias, la chica de coletas la dejó para esquiar ella misma. Aunque no la dejó muy convencida, seguro que sabía de sus condiciones en los deportes que sospecha. Ahora se arrepentía de haberle dicho aquello a su amiga, tendría que ocuparse ella sola.

Iba andando algo encogida, temerosa de si resbalaría y deslizaría por la nieve cuesta abajo sin poder parar, llegando a ser un árbol la única forma de cesar. Giró su mirada hacia su izquierda, notando que había un pequeño camino más fácil para los novatos en ese deporte, por el cual no era la única en ese problema. Se ajustó aquellas gafas rosadas y clavó los bastones en la nieve para poder avanzar.

Paso a paso y lentamente se acercaba a aquel punto, colocándose al lado de los alumnos que eran ayudados por el profesor en lo básico. En la espera se subió las gafas a la cabeza, suspiró y miró al cielo, seguidamente a todo su alrededor, viendo como todos se divertían esquiando. No pudo evitar esbozar una sonrisa, ella tendría que aprender al menos el deslizarse por la nieve y sin caerse, así poder disfrutar con los demás.

- ¿Vas Ryuzaki?-

La voz del profesor la hizo reaccionar volviendo la mirada al frente, colocándose de nuevo las gafas correctamente. Agarró con fuerza ambos bastones y mostró su mirada en decisión, asintiendo, así dándole señal que comenzaría.

A la de una, a la de dos y a la de…

- ¡Ey, Ryuzaki-chan!-

¡Kyaaaaaaahh!

Grito interno de Ryuzaki, que tan sólo pudo ahogar uno mientras notaba a cámara lenta el suelo más cerca, cayendo de bruces contra el mismo.

Entre el susto y la falta de concentración hicieron que perdiera el equilibrio y resbalara. En ese momento agradeció que estuviera en la nieve.

- ¿Estás bien, Ryuzaki?- El profesor se agachó hasta ella para ayudarla.

- Mmhh- La cabeza castaña salió a la luz con varios copitos en la cara. – Moou…-

El muchacho se sintió culpable y se acercó mientras se inclinaba un poco hacia ella.

- ¿Estás bien, nyah?- Preguntó con tono preocupado. - ¡Gomen, no pretendía asustarte!-

Sakuno levantó la mirada quedándose sentada sobre la nieve y lo miró a los ojos, encontrándose con unos grandes y azules que la miraban con frustración.

- Ah…- No pudo emitir palabra, puesto que el nerviosismo la recorrió y su cara se coloreó un poco de rojo. – Ah…, h-hai. N-no te pre-preocupes…- El chico sonrió aliviado.

- ¡Menos mal, nyah!-

Alguien a lo lejos se acercaba alertado, advirtiéndole al pelirrojo.

- ¡Eiji, ten más cuidado!- Exclamó bastante preocupado al ver a la castaña sentada en el suelo. - ¡Gomen, Ryuzaki-chan, Sensei!-

El profesor ladeó la cabeza. Sakuno sonrió nerviosamente.

- No pasa nada, Oishi. No te alteres- Rió el hombre. Seguidamente volteó a ver a los demás alumnos que esperaban. – Ir con los de vuestro curso, Kikumaru y Oishi-

El ojiverde asintió e hizo señas al pelirrojo para que lo siguiera, más éste se preocupó más en ayudar a levantarse a la joven Ryuzaki.

- A-arigatou, Kikumaru-sempai- Agradecía sin mirarlo a la cara bastante avergonzada, quien el pelirrojo sonreía mientras tomaba ambas manos de la chica para levantarla.

- ¡Ah, Oishi-sempai y Kikumaru-sempai!- Kachirô y Katsuo se acercaron emocionados.

- Oh, ichinen- Emitió Oishi. -¿Os va bien en esto?- Ambos asintieron sonrientes.

¡Ah, Sakuno!

La aludida rodó los ojos, puesto por la voz y el tono por la que la llamaba era por algo… emocionante que habría visto. O buscaba.

Osakada Tomoka volvió a su lado contentísima al ver a los sempais y parpadeó curiosa al ver la cercanía de Eiji y Sakuno. Una sonrisita pícara apareció en sus labios.

- Heeh, Sakuno-chan no pierde el tiempo- Emitió en burla. Sakuno pestañeó confundida, pero ver a Eiji a su lado, aún con sus manos tomadas se sonrojó y apartó rápidamente, negándole a Tomoka que tan sólo la ayudaba. – Ya, ya, Sakuno-

Miró a todos lados y echó un resoplido.

- ¿Han visto a Ryoma-sama?-

Sakuno cayó en la cuenta, no lo había visto por ningún lado desde el autobús. Tal vez se encuentre esquiando tranquilamente a su ritmo.

¿Qué tal se le dará esquiar?

Fue la pregunta interna de Sakuno, pocas veces tenía la oportunidad de verlo practicar otros deportes. Y viendo que en el tenis era maravilloso, ¿cómo sería en el esquí?

- Parece que Momo va por ahí de acoso al menor- Dijo entre risas Fuji que se acercaba al grupo. Todos le siguieron la mirada y quedaron observando las penurias del moreno.

- ¡Echizen, espera!- Espetó Momoshiro que torpemente podía deslizarse en las tablas de esquí sobre la nieve.

Las mejillas de la castaña se encendieron levemente mientras que sus ojos ocultos por aquellas gafas rosadas podrían mostrar un gran brillo por lo que veía.

Tal como pensaba para el joven Echizen no era ningún problema en el esquí, el cual era perseguido por Momoshiro Takeshi. Tal parecía que el moreno era la primera vez que iba a esquiar y aún no sabía del todo, pues al ver como el pequeño tenista se las apañaba tan maravillosamente pedía ayuda a gritos. Cosa que Ryoma ignoraba.

- ¡Sugoi!- Exclamaron Kachirô y Katsuo.

- ¡Ryoma-sama es genial!- Añadió Osakada entre gritos.

Oishi ladeaba la cabeza en desaprobación por el escándalo de Momoshiro y Eiji reía por lo "ridículo" que se veía.

Sakuno tan sólo contemplaba al Echizen maravillada. Portaba un abrigo rojo con gorro con una raya gris en los brazos y en el pecho, más unos pantalones oscuros con una parecida raya a la del abrigo del mismo color, que yacían desde la cadera hasta el extremo de la prenda. Al igual que todos llevaba puestos unas gafas azuladas para protegerse los ojos.

- Ah…- Tomoka miró de reojo a Sakuno. – T-Tomo-chan, ¿qué usa Ryoma-kun para… esquiar?-

La chica de coletas arqueó una ceja interrogativa y volvió a posarla en el príncipe, seguidamente agrandó sus ojos.

- Una snowboard- Se adelantó Fuji abriendo sus ojos. – Qué valiente- Rió.

Verdaderamente era fascinante, pensaba la chica de trenzas.

Verlo deslizarse por la nieve, tan fresco y hábil que parecía que era bastante fácil incluso con aquella simple tabla. Sus cabellos al descubierto, ondeándose a la vez de la rapidez que se desplazaba de un lado a otro le resultaba demasiado atrayente.

Era demasiado rápido para Momoshiro que lo dejaba atrás a pique de que se cayera en cualquier momento. Y eso seguramente le importaba bien poco a Ryoma.

- ¡Momo, Ochibi!-

Pareció que el llamado fue captado por el menor que dirigió su rumbo hacia ellos despreocupadamente al mismo ritmo y Momo lo seguía desde atrás penosamente.

- ¡Más despacio, Echizen!-

- Hmph. Yada-

-

- V-viene hacia aquí y… no ralentiza la velocidad- Murmuró Sakuno no muy convencida de lo que tendría pensado el joven. Los demás parpadearon y observaron incrédulos sus intenciones.

Pero justo no se movían.

- Oi, oi… Echizen viene hacia aquí…- Advirtió Oishi bastante desconcertado. – Y no cesa la velocidad-

- Muy seguro de sí mismo- Añadió Syusuke con su sonrisa.

Sakuno miraba a los mayores y seguidamente hacia el paradero de Echizen. Estaba bastante alterada y sin saber qué hacer, lo más lógico es apartarse y evitar daños. Porque Ryoma tenía malas intenciones al parecer.

- ¡Maa, maa, Ochibi no se atreverá!- Comentó tranquilamente el pelirrojo bastante convencido. – Tiene aprecio por sus amigos y no puede ser tan cruel. ¡Veréis como parará justo antes de dar con nosotros!-

Más cerca se encontraba el chico y no ralentizaba su velocidad, ni siquiera giraba para no dar contra ellos.

Todos excepto Kikumaru se apartaron, Ryoma giró justo antes de dar con el pelirrojo. Bien, pero el que venía detrás no se lo esperaba y menos sabe parar aquellos esquís. En el intento de girar, Ryoma esparció algo de nieve a su alrededor, parándose seguidamente.

Sakuno se levantó las gafas para limpiárselas de la nieve mientras se sacudía la ropa al igual que el resto. Observó a Eiji quien yacía en el suelo tirado con Momo al lado. Oishi se acercó alertado para verificar que estuvieran bien.

- ¡Eiji, Momo!, ¿estáis bien?-

Ambos levantaron una mano en señal de afirmación, mientras que luego se levantaban el uno del otro y le lanzaban una mirada gélida al menor. Sakuno lo observó de reojo, viendo cómo se apartaba aquellas gafas, subiéndoselas hasta la cabeza y los miraba desganado.

- Mada mada dane-

- ¡Echizen!-

- ¡Ochibi!-

Ryoma suspiró e ignoró como siempre.

- ¡Nos debes una disculpa!-

- Yada-

- ¡Ochibi discúlpate, nyah!-

- Yada-

- ¡Echizen, haz el favor!-

- Hmph… Yada-

Kachirô y Katsuo reían nerviosamente, mientras que Tomoka lo hacía bastante divertida por la situación. Oishi ladeaba la cabeza e intentaba hacer que se calmasen, que al menos no se han hecho daño. Mientras tanto Sakuno tan sólo permanecía en silencio, desde hace buen rato que no apartaba la mirada del joven tenista, sus facciones y expresiones ante los sempais.

Aunque el joven no lo hiciera notar, aquello lo hacía por diversión. Molestar a sus sempais para luego verles con aquel mohín de enfado en sus rostros suplicándole una disculpa.

Cosas que hacen entre amigos, si los sempais molestaban en demasía a Ryoma, él se lo devolvía de alguna que otra forma.

Entre la discusión, Ryoma se sintió observado, pues giró su mirada hacia su derecha encontrándose con la mirada de la castaña de trenzas, quien al ser descubierta volteó su cabeza hacia un lado, agachándola mientras se sonrojaba bastante. Echizen tan sólo parpadeó y desvió su mirada no entendiendo la reacción de ella.

A veces le resultaba tan rara. Pero le era más agradable que las demás chicas, siendo más tranquila y menos ruidosa. No como su amiga Osakada.

- Echizen- La voz autoritaria del profesor volvió a escucharse. Sonaba bastante molesta, con intenciones de cantarle los cuarenta al pequeño tenista. Ryoma medio giró hacia él. - ¿Qué haces usando una snowboard? Y… ¿se puede saber qué pretendías haciendo esa barbaridad hacia los muchachos?-

Momo y Eiji asentían a cada frase dicha por el profesor, esperando que le diera un escarmiento.

- Ya estás pidiendo… ¿Echizen?-

- Ah, ahí está…- Murmuró Sakuno apuntando hacia el joven, quien se alejaba esquiando cuesta abajo.

- ¡A ver, a ver!- Tomoka quiso ver y tuvo que dar un leve empujoncito a la joven de trenzas. - ¡Kyah, Ryoma-sama!-

Ah…

Lo veía absolutamente todo a cámara lenta, quiso alzar rápidamente los brazos en camino de tomar los bastones, pero no logró alcanzarlos. Las finas tablas bajo sus pies resbalaban por la pendiente causándole una caída cuesta abajo. Y sin bastones.

Tomoka giró a ver a Sakuno y se horrorizó con lo que veía. Ryuzaki se deslizaba por la nieve cuesta abajo, sin bastones y de espaldas.

- ¡Sakuno!-

La voz de Osakada alertó a la gente de los alrededores, fijando su vista en la castaña que caía por la pendiente.

-

No podía ver qué había atrás, tan sólo observaba como se alejaba de los sempais y de Tomoka, haciéndose cada vez más diminutos debido a la lejanía. Quería gritar, pero la voz no le salía, tal vez sentía demasiado miedo como para hacerlo. Todo pasaba tan rápido a sus costados, mirándola con desesperación por intentar dar con ella.

"¡Al fondo hay un precipicio!"

Aquello ni siquiera la colocó peor de lo que estaba, leves lágrimas salían de sus ojos mientras el iris se hacía cada vez más pequeño.

- ¡Vamos Echizen!-

Eso la sorprendió y miró a su derecha. Agrandó más sus ojos al contemplar a Echizen deslizarse a la misma velocidad, su mirada seria y decidida.

- ¡Un poco más y la tendrás!-

Al estar deslizándose por una snowboard las manos las tenía libres, así pues alargó su brazo izquierdo hacia ella.

- ¡Ryuzaki!-

Con sólo alzar la voz pronunciando su apellido y con la mano alzada ya estaba exigiendo que ella le extendiera la suya.

¿Por qué dudaba ahora? Era la primera vez que Ryoma le ponía tal atención y se ofrecía a ayudarla. Tal vez por la situación del momento. Levantó su mano para alzarla hasta la de él, pero lo hacía demasiado lento.

- ¡Rápido!-

- Ah…-

Un árbol se interpuso entre Ryoma y ella, haciendo que el joven lo evitara y ralentizara su paso y tiempo para ayudarla.

Mierda.

No sabía el por qué dudaba tanto. ¿Le importaba demasiado el hecho de que algo malo le sucediera?

Podía escuchar nuevamente el cómo alertaban de que se acercaba hacia un precipicio. Y Ryoma aún intentaba dar más velocidad para atraparla, lo mismo hacían otros compañeros y profesores.

Cerró fuertemente los ojos con miedo, esperando sin remedio lo que vendría a continuación.

-

Ni se enteró de qué había ocurrido. Notó que estaba cubierta por varios mantos de nieve mientras que su espalda chocaba contra algo bastante amplio. Ancho. Giró sus ojos hacia su alrededor, observando que la gente se acercaban a gran velocidad hacia ella.

¿No había llegado a caer?

Una leve respiración logró escuchar, más notaba en su espalda que chocaba contra ella.

- ¿Estáis bien?- Preguntó bastante preocupada una profesora, agachándose hasta la altura de la joven castaña. –Ryuzaki, ten más cuidado. Has estado a punto de caerte por aquel precipicio-

"¿Estáis?" se repitió mentalmente Sakuno. Buscó con la mirada con urgencia, con intenciones de dar con la figura que hace pocos momentos había intentado ayudarla. Lo que no sabía es si llegó a alcanzarla más tarde.

Ryoma permanecía a unos metros, con las manos en sus bolsillos y al tener aquellas gafas no podía verificar qué expresión podría tener. Obvió que siempre tenía aquella faceta de aburrido.

Si Ryoma estaba ahí, no era el que la había salvado.

El susodicho colocó una mano en su hombro sin moverse desde detrás suya. Y ella no pudo evitar alzar la mirada posándola en el muchacho. Desde luego, era bastante más alto que ella y su pequeño cuerpecito cabía a la perfección en el del chico, siendo aún más grande.

- Ya ha pasado todo. No alarméis-

Aquella voz sonó bastante autoritaria, debido a aquella bandana en la frente y esas gafas grises no podía reconocer con claridad la identidad del muchacho. A lo lejos Momo, Eiji, Oishi, los novatos y Tomoka se acercaban hacia ellos para ver a Sakuno. En el trayecto se llevaron a rastras al peliverde.

- ¡Ah, buchou!- Gritó Momo acercándosele mientras halaba a Ryoma con él.

- Momoshiro, Echizen- Pronunció, para luego mirar el escándalo formado por todos.

- Ha habido un pequeño incidente, pero no ha pasado nada- Explicó Oishi bastante aliviado.

Tezuka Kunimitsu se centró en el sujeto que había ayudado a la pequeña Ryuzaki, más se le hacía familiar. Tomoka se fue acercando a su amiga alertada y aliviada al verla sana y salva.

- ¡Sakuno, menos mal que estás bien!- Exclamó mientras se abalanzaba hacia ella para abrazarla.

- Ah, Tomo-chan…-

- ¡Gomen nasai, tendría que haber tenido más cuidado!-

- Eso es lo que deberíais de procurar- Aquella voz masculina les volvió a llamar la atención, más cuando giró su mirada hacia donde estaban los sempais.

Una sonrisa presumida se asomó en sus labios. Tezuka y Ryoma arquearon una ceja en interrogación.

- Veo que coincidimos en bastantes sitios, ¿eh, Tezuka?-

Aquella voz imponente con aquella arrogancia mezclada les hizo sospechar. Se quitó las gafas y los miró con soberbia.

- Seigaku y Hyotei se reencuentran- Comentó mientras se colocaba una mano bajo su barbilla y los observaba con superioridad. – Estáis predestinados a enfrentaros a Hyotei, sea el deporte que sea-

¿Qué?

Ante sus ojos se encontraba Atobe Keigo sonriéndoles con jactancia.

Continuará…


Bien, ahí queda la cosa. Estoy arreglando los demás capítulos que espero terminar pronto :3

Alguna queja, lo que sea, me lo hacéis saber, pero claro, constructivas.

Espero que sea de su agrado y nos vemos en el próximo.

Un saludo.