Disclaimers: Los personajes utilizados en esta historia le corresponden a Rumiko, gran sensei que nos brindo la oportunidad de conocer a Inuyasha y así enamorarnos de él; si fueran míos creo que no me limitaría a escribir de ellos, lo mostraría en pantalla.
¡Gracias y disfruten!
Kijutsu.
By: Fesabi.
Una época donde no se cree en la magia y lo que se deriva de ello.
Magnate Japonés que su apellido es leyenda, vive en Saga un cuidad tranquila de Japón, cerca del mar, una misma cuidad que será testigo de que la magia en verdad existe y no solo es un cuento de hadas que se cree en la infancia.
Ella no recuerda su pasado, un pasado que es un misterio para ella misma y todo el mundo.
El no desea perderla, pero para ello debe de creer en Kijutsu, la magia, una magia donde será capaz de romper cualquier venganza y tragedia implicada.
Para ser feliz en este mundo y el paralelo uno debe de creer en la magia, algo que ha transcendido desde décadas antiguas solo que en la actualidad se pone su duda, pero ahora todo demuestra lo contrario… ¡la magia existe!... ¡Kijutsu!
Capitulo I.- Memoria Perdida.
El día se encuentra muy tranquilo a pesar de que los días anteriores el mismo mar al igual que el cielo eran un caos total, la navegación se había suspendido al igual que la aeronavegación.
Preocupando a todos los países del mundo entero sin comprender aquellos desastres naturales.
Escucha el ladrido de su perro blanco con ojos del mismo tono que el suyo, un regalo de su madre hace unos cinco años atrás.
-¡Colmillo!.- lo grita al llamarlo, pero parece que el canino no desea obedecer a su dueño, ya que sigue corriendo por la arena al nivel donde las pequeñas de mar alcanzan.
¡Lo que le faltaba ir detrás de su perro!, a pesar de que tiene el tiempo algo relajado para llegar a la junta que tiene a medio día, debe de arreglarse e ir a la corporación donde su hermano estará esperándolo con cara de pocos amigos.
Alcanza a ver su casa, la cual esta situada a unos metros del mar, una casa que compro para descansar pero ahora se ha vuelto su residencia permanente, sigue caminando, al ya no ver a su perro, si no una roca enorme que detrás de ella están las olas rompiendo.
Vuelve a escuchar los ladridos de Colmillo llamándole su atención, al este encontrarse asomado en una de las rocas que se encuentran situadas arena arriba donde el agua salada del mar no pegue.
-¡Colmillo!.- vuelve a llamarlo pero sin logro alguno, suspirando al no quedarle otro remedio que ver que es lo que su perro desea.
El tacto de sus pies es capaz de sentir y disfrutar la suavidad de la arena a su paso, dejando en claro aquella soleada mañana su piel bronceada, una camiseta blanca que cubre su pecho a cambio de aquella bermuda de azul cielo del mismo tono que ese día esta.
-¿Qué es lo que sucede campeón?.- pregunta al acercarse mas hacia donde esta Colmillo que ladra al verlo y gira su cabeza hacia el lugar donde desea que su amo vea.
Ve en dirección donde su perro lo llama, quedándose sorprendido ante el descubrimiento de una mujer de cabellos azabaches, cubierta por un sencillo vestido blanco, se encuentra boca abajo, mientras su rostro esta girado hacia la izquierda dando a entender que solo esta inconciente.
No es capaz de decir nada, solo se inclina a tocar la muñeca derecha de la mujer percatándose de que tiene una pulsera plateada, siendo consiente de que los ritmos de su corazón sean normales, aliviándose ante ello.
-Buen chico…- felicita a Colmillo que mueve su cola blanca al ladrar, dejando que su amo se haga cargo del asunto.
Toma entre sus brazos a la mujer, siendo conciente del bello rostro, su boca perfecta de color rosa y esa piel blanca, al igual que las pestañas negras y largas.
-Vamos.- lo dice Inuyasha hacia Colmillo para que este lo siga a casa.
-.-
-¡¿Por Kami que sucedió?.- lo pregunta y exclama una mujer de mayor edad al ver entrar aquel hombre de cabello negro y ojos dorados.
-Colmillo la encontró en la arena a unos pocos metros del mar, creo que esta inconciente, la traje para que la puedas atender.- se lo explica al encaminarse hacia su habitación que se encuentra subiendo las escaleras de mármol blanco.
-Bien pensado.- lo dice la mujer al encaminarse por el pasillo para buscar el botiquín.
¿Qué insinúa esa ama de llaves que tiene?, ¿Qué es un hombre sin corazón?.
Entra a su habitación seguido por Colmillo que este se sube a la cama matrimonia quedándose en la parte baja sentado observando como su amo deposita a la mujer un poco mas arriba.
Escucha como murmura algo incomprensible de entender, al seguir inconciente observándola detenidamente, debe de medir una cabeza menos que él, es delgada y un cuerpo que cada cuerva se encuentra en su lugar, aquel vestido sencillo le favorece a su belleza, al igual que el pequeño collar que lleva alrededor de su cuello mostrando una perla de color rosado, es lo único que lleva encima aparte del brazalete plateado en su muñeca derecha, observa con cuidado aquel pedazo de joyería llenándose de curiosidad que tiene un nombre gravado: Kagome.
¿Será el nombre de esa mujer?.
-La reviso, no creo que sea necesario un doctor, total soy enfermera y mucho mejor que ese doctor anciano de pacotilla.- lo menciona la mujer de mayor edad al entrar a la habitación.
Ve como su ama de llaves revisa a la mujer, él solo se mantiene un poco distante, no desea interferir en nada ya conoce a esa anciana y se altera en algunas ocasiones fácilmente, no en vano a vivido con ella desde que tiene uso de razón.
-Se encuentra sana, solo esta desmayada.- lo informa la mujer, al sacar un poco de algodón del botiquín y alcohol, para humedecerlo en esa sustancia- Anda Inuyasha has que despierte mientras yo preparo y caliento la sopa de pollito para esta muchacha.- se lo hace saber al entregarle aquel algodón sumergido en alcohol.
-Pero Kaede…-
-Pero nada jovencito, haz lo que te digo.- al interrumpir la protesta de aquel hombre.
Ve salir de la habitación a Kaede murmurando maldiciones, era mejor dejarla en ese lugar y que otro la encontrara, el tiene una vida tranquila para que alguien llegue y la perturbe.
Comienza hacer lo que le pidió aquella anciana, pasa el algodón por debajo de aquella pequeña nariz, una nariz que cualquier hombre quisiera besar.
-Mmmm….- escucha la voz de la mujer quejarse al moverse un poco.
Por última vez pasa de nuevo aquella sustancia por su nariz para tener una reacción en la mujer.
-No…- lo murmura al abrir lentamente sus ojos, lo primero que logra enfocar son unos ojos dorados que no dejan de verla al igual que otros pares.
-¿Te encuentras bien?.- lo pregunta Inuyasha al ver como la mujer que trajo ha despertado y muestra aquellos ojos marrones.
No dice palabra alguna solo asiente un si con la cabeza, ¿Dónde esta?.
-¿Cómo te llamas?.- lo pregunta al ver que la mujer solo lo ve a él.
¿Cómo te llamas?...
No puede recordarlo, ¿Cómo se llama?, ¿de donde es?, ¿Quién es?.
Sus ojos comienzan a llenarse de lagrimas al no tener ninguna respuesta en su cabeza, no puede recordar nada, ni siquiera por que hace en ese lugar, nada de nada… ¡¿Por qué?.
Ve como los ojos marrones de la mujer se llenan de lagrimas, ¿Qué es lo que sucede?, ¿acaso no recuerda su nombre?.
-¿Lo recuerdas?.- lo pregunta suavemente al tomar asiento a su lado.
Mueve la cabeza negativamente al sentirlo a su lado, cerrando sus ojos al dejar que dos lágrimas se deslicen por sus mejillas.
¡Buf!... ¡que lió!.
-No llores, ya dentro de poco podrás recuperar la memoria.- se lo dice suavemente al limpiar con su mano las lagrimas ocasionando que los ojos marrones lo vean.
-Gracias…- lo susurra débilmente.
Sonríe al comprobar que la mujer puede hablar, no todo esta perdido.
-Veo que puedes hablar y me entiendes.- comienza a decirlo- me llamo Inuyasha.- se presenta pero a unos segundos se escucha un ladrido ocasionando la risa de ambas personas- el es Colmillo, el se encargo de encontrarte.- se lo explica al ver como el perro se acerca a lamer la mano de la chica.
-Yo…-
-Ya que no recuerdas nada, por el momento puedo llamarte Kagome, ¿te parece?.- se lo termina preguntando.
-Es lindo.- lo murmura al seguir viendo aquel hombre.
-Pienso que es tu nombre, por que esta gravado en la pulsera que llevas.- se lo explica al tomar su mano derecha y mostrarle aquella joya.
-¿Eso dice?.- pregunta curiosa al no entender las palabras.
Suspira al comprender que esa mujer se encuentra indefensa, no puede leer, no recuerda nada de su pasado incluyendo su nombre y no tiene nada para mantenerse, solo depende de él.
-Si, y te llamare Kagome.- se lo dice al ver como ella sonríe al seguir acostada.
-¡Aquí esta la sopa!.- lo exclama la voz de la mujer al entrar a la habitación con una bandeja de comida.
-Ella es Kaede.- la presenta al levantarse de la cama para tomar la bandeja y colocarla encima del buró.
-Así me llamo, pero si quieres decirme nana no me molestare.- lo dice la mujer sonriendo ante la criatura.
-Gracias…- lo murmura tímidamente.
-Te traje algo de comida para que te alimentes un poco, luces algo pálida así que con ello recuperaras fuerzas.- se lo informa al ayudarla a sentarse en la cama, recargándola en una almohada.
Gracias…- vuelve a decirlo como si es lo único que supiera decir.
-Pequeña criatura no comemos así que si deseas hablar puedes hacerlo, parece que solo sabes decir gracias.- lo dice riendo Kaede.
-Kaede.- la llama en tono amenazador, intimidando a la pelinegra.
-Solo digo lo que pienso, y mas le vale jovencito tenerme respecto no en vano ayude a su madre a cambiarle los pañales.- se lo replica y recuerda.
-¡Feh!.- es la única respuesta al cruzar sus brazos.
Fija su vista en la mujer observando que se encuentra algo asustada.
-No hace nada, como dicen perro que ladra no muerde.- se lo explica tiernamente Kaede.
Asiente un si al ver como la mujer le pone la bandeja en sus piernas para que comience a comer, cosa que no lo hace.
-¿No tienes hambre?.- pregunta Kaede al ver que no come, solo ve fijamente lo que hay en la bandeja, un plato de sopa de pollo con verduras, a un lado pan con un plato, enfrente un vaso de agua y al terminar los cubiertos con la servilleta debajo.
-Si… pero yo…-
-Solo toma la cuchara y comienza a comer.- lo dice tiernamente al darle aquel instrumento en su mano.
-¡Feh! Kaede.- lo dice exasperado Inuyasha al quitar a la mujer de un lado y sentarse enfrente de Kagome al quitarle la cuchara- No recuerda nada, y supongo que tampoco recuerda las cosas básicas.- se lo explica al llenar la cuchara de sopa- anda abre la boca, Kagome.- se lo dice dulcemente.
Fuñe el ceño al tratar de comprender las palabras de Inuyasha, ¿no recuerda nada?, ¿entonces como sabe su nombre?.
-¿Kagome?.- pregunta Kaede al ver como la mujer de cabellos azabaches la ve fijamente al recibir la comida de Inuyasha.
-Su pulsera tiene ese nombre, y como no recuerda el suyo, pienso que ese es.- lo explica Inuyasha al seguir dándole de comer, solo que ahora le da un poco de pan que agradece la pelinegra.
-Entiendo…- lo dice Kaede al ver a la mujer, con que no recuerda nada…
-Dadas las circunstancias, iré a la compañía solo a ver que desea Sesshomaru, pero volveré por ustedes, creo que es necesario que Kagome tenga algo que ponerse.- lo dice al haber meditado un tiempo que esa mujer tendrá que quedarse con él hasta que recupere la memoria o encuentre con sus familiares.
-Eso mismo iba a decirte Inuyasha, la pobre criatura no puede estar solo con ese vestido, necesita cosas y dado que no hay ropa en este lugar para ella, tendrás que ir al centro comercial a comprar.- lo dice Kaede al ver como Kagome termina todo.
-Por eso mismo creo que será mejor que me vaya a la oficina para volver pronto.- lo dice al levantarse del lugar
-Yo puedo asearla.- se ofrece Kaede.
-No creo que sea algo prudente, no tenemos nada que ponerle, lo mejor será que me la lleve así y allá en el centro comercial compremos todo y en la noche que se ase.- lo explica al ver a Kagome, parece algo asustada, pero ya con el tiempo comprenderá que ellos nunca le harán daño.
-Tienes razón.- dice Kaede.
-¿Deseas hacer algo en particular?.- pregunta Inuyasha al ver a Kagome, al mismo tiempo que retira la bandeja.
-Dormir…- lo susurra al en verdad sentirse cansada solo desea poder dormir un poco mas en esa cama suave.
-Entonces te dejaremos descansar, ya al rato vengo por ti y Kaede para ir a comprar lo que necesites.- se lo informa al ver como ella asiente un si pero sus ojos muestran que no ha comprendido nada, sonriendo ante la inocencia de aquella mujer.
-Yo preparare la comida.- lo dice al salir del lugar.
-Nos vemos al ratito pequeña.- tiernamente se lo dice Inuyasha al inclinarse a besar la frente de Kagome para a continuación observando sus mejillas sonrojadas.
-Colmillo cuidara de ti.- lo concluye para salir del lugar.
Ve como aquel hombre sale de la habitación dejándola sola con aquel perro que dice ser llamado Colmillo, observando como este se acomoda a su lado para dormir, ¿duerme también en ese lugar?.
Bosteza al sentirse cansada, sus ojos marrones comienzan a cerrarse, solo se acomoda de nuevo en la cama dejando que la manta que Inuyasha le ha puesto la caliente junto al canino que tiene a su lado, que se dedica abrazar sonriendo al sentirlo tan suave.
Poco a poco comienza a caer en un profundo sueño…
-.-
Recuerda Inuyasha que la empresa no se mantiene sola y te recomiendo el asistir al evento del sábado.
¡Feh!, como si Sesshomaru lo conociera, ese tonto le lleva solo cinco años y no hace otra cosa que fastidiarlo.
Si vas a acompañado que no sea una de las tantas amantes que tienes, las cuales tienen una reputación sucia.
¡¿Que se cree Sesshomaru al criticarlo?, no por que él este con un feliz matrimonio, puede venir a criticarlo a su antojo, Rin debería de mantenerlo controlado.
Acelera la velocidad de aquel convertible blanco al tomar la carretera que da hacia su casa, su empresa que le heredo en vida de su padre esta marchando perfectamente solo que Sesshomaru es un paranoico al igual que su padre.
Tienes vente y cinco años hijo, ¿Cuándo piensas casarte?, Sesshomaru se caso un año mas chico que tú que tienes ahora y yo me case a los dieciocho.
¿Y a él que le importa que su hermano y padre se hayan casado antes?, ya Sesshomaru se esta encargando de darle los nietos que tanto desean sus padres, ¿no se bastan con los dos demonios que tienen?.
Logra divisar su casa, echando un vistazo al mar tan tranquilo.
Ha dormido todo el día, ya cuando llegues estará despierta.
Se lo había informado Kaede al haberle llamado por teléfono, preguntando por Kagome, desde que llego a la oficina no estaba tranquilo, había visto lo que su hermano había deseado, los balances y estaban correctos cosa que se preocupa por nada, después de ello hablo con un detective privado, preguntándole si puede averiguar algo de Kagome, hasta su propio nombre, cosa que este respondió:
Será algo muy difícil señor Taisho, pero no imposible solo necesito una fotografía de la señorita.
Tendría que sacarle una fotografía pero antes debe de ir a cómprale ropa, será la primera vez que le comprara todos los accesorios necesarios a una mujer aparte de su madre. Gira el volante para acomodar el carro a un lado de la casa, bajándose de él para entrar a lo que el llama su hogar.
-Hay un problema Inuyasha, no tenemos habitaciones disponibles para Kagome, y no se donde la acomodaremos.- se lo dice Kaede al ver entrar a aquel hombre.
-Por el momento que se quede en mi habitación, ya después arreglo el estudio.- se lo dice al ver como la mujer se relaja y camina hacia la cocina.
Al ser soltero, las dos habitaciones que serían de invitados las tienen utilizadas, una en estudio y otra en gimnasio, si no hubiera tumbado el estudio de la parte inferior de la casa y construido una alberca en su lugar tendría lugar donde hospedar, pero nunca pensó que le sucedería algo así.
¿Estas lista?.- pregunta al tomar asiento en la sala donde se encuentra Kagome observando unas fotografías de él con su familia.
-Si… pero no tengo…- no concluye por que su mirada va hacia sus pies descalzos.
-¿Zapatos?.- pregunta sonriendo Inuyasha al verla de pie.
-Si eso…- lo contesta suavemente al seguir viendo las fotos, impresionándose de ellas.
-No puedo darte algo por que mi numero es mucho mas grande, así que tendré que llevarte en brazos hasta el centro comercial.- se lo dice al acercarse hacia ella acertando mentalmente la primera impresión que tuvo de ella, es una cabeza mas chica que él.
-¿Quiénes son?.- pregunta inocentemente al mostrarle el marco con la fotografía.
-Ella es mi mamá, a su lado derecho es mi hermano y a su lado izquierdo es mi padre.- se lo explica al ver como ella sigue observando la fotografía como si no entendiera como pudo ser posible aquello.
-¿Están ahí adentro?.- pregunta inocentemente viendo los ojos de Inuyasha, causándole al propio ojidorado una carcajada.
-No por supuesto que no, es solo un retrato.- se lo explica, pero ve como ella no comprende sus palabras, causándole curiosidad y ternura.
-Te explicare todo, pero tenemos que ir a comprar cosas para ti.- se lo dice al tomar la fotografía y dejarla en su lugar encima del mueble de la sala.
-Yo nunca he ido a… comprar.- se lo dice suavemente, preguntándose ¿Por qué todo lo que dice aquel hombre alto le resulta tan extraño y nuevo?.
-Es normal que sientas esa sensación, al perder la memoria no se hasta que punto te aya afectado, pero prometo estar a tu lado siempre.- se lo termina ofreciendo como una promesa al tomar la mano blanca de la chica sintiendo como algo en su interior explota.
No sabe que es lo que sucede pero solo se acerca a aquel hombre para abrazarlo, sintiendo como en su cuerpo todo se vuelve tibio y lleno de tranquilidad, cerrando sus ojos al estar recargando su cabeza en el pecho del ojidorado, estar así con él y escuchar esa calida promesa la hace ser tan feliz.
Corresponde el abrazo de Kagome, dejando que ella este de esa forma en sus brazos, la encontró en la mañana y solo fueron unas horas para hacerlo sentir de esa forma que debe de protegerla y siempre estar con ella.
A lo lejos una mujer de tercera edad ve la escena y sonríe ante la bella imagen, algo le decía que esa muchacha no se irá jamás del lado de su pequeño Inuyasha, tal vez ahora aquel hombre terco ya aya encontrado a su media naranja, algo que tendría que comentarle a Izayo.
-.-
-¿Kaede a donde vas?.- pregunta Inuyasha al ver como su nana entra a una tienda de mujeres.
Siente como Kagome se aprieta mas hacia su cuerpo expresándole su temor.
-¿Qué tienes?.- pregunta suavemente al tratar de ver los ojos de la mujer que lleva en brazos pero es inútil no desea mover su cabeza de entre su cuello.
-Mucho ruido, mucha gente… tengo miedo.- lo murmura lo suficiente alto para que Inuyasha la escuche.
-Solo será por unas horas, lo prometo.- se lo hace saber dulcemente al entrar a la tienda con Kagome en brazos, siguiendo a Kaede que lo único que hace es escoger ropa de mas o menos la talla que calcula a la pelinegra, dejando que todo el mundo observe a aquel hombre.
No ve ningún lugar donde pueda tomar asiento, apenas iban llegando al centro comercial y Kagome no tenía los zapatos para caminar, así que la mantiene entre sus brazos.
-¿No te parece bien?.- pregunta Kaede al enseñarle un camisón con encajes, algo que comienza a prender el sentido de Inuyasha.
El haber entrado a una tienda de lencería para mujeres no es una buena idea, tampoco el imaginar a la mujer entre sus brazos con esa ropa… ¡demonios!, debería de reprimir sus instintos pero le es imposible.
-Tomare las cosas que le harán falta a la chica, tu espérame en esos asientos.- se lo dice Kaede al señalarle los asientos que están a un lado de probadores.
Asiente al encaminarse hacia el lugar, tomando asiento y poner a la mujer de entre sus brazos sobre sus rodillas, siendo consiente de las miradas curiosas de cada mujer del lugar.
¡Que nunca antes habían visto venir a un hombre a comprar lencería!.
Ve a Kaede de ir de un lugar a otro acumulando un sin fin de ropa intima, incluyendo lo que utilizan las mujeres para dormir, camisones.
-Listo ahora tengo que hacer que Kagome se los pruebe.- lo dice la anciana al volver con aquel hombre, mostrándole el pequeño carrito con ropa llena.
-¿Tengo que llevarla dentro?.- pregunta Inuyasha al querer negarse.
-Por supuesto, todavía no puede caminar sin zapatos, ¿Qué crees?.- se lo dice algo molesta Kaede al encaminarse hacia los probadores.
Suspira al seguir a su nana, siendo consiente de la mirada de todas las mujeres en él, cosa que comienza a molestarlo.
-En el cubo cinco por favor, ahí puede dejar a su prometida.- lo dice aquella señorita que se encarga de abrirles la puerta, ocasionando a la mención de la ultima palabra una risa por parte de Kaede y una cara de horror por parte de Inuyasha.
Entra y deja con cuidado a Kagome sentada en la banquita del lugar.
-Kaede se encargara de ayudarte Kagome yo esperare afuera.- lo dice suavemente al inclinarse a besar su frente, saliendo del lugar, fulminando con la mirada a su ama de llaves al mostrarle aquel conjunto rosa fuerte con un listón enfrente que sustituye al broche del sostén, pareciera que ella quisiera que tomara a la chica y la llevara a su cama a darle placer…
¡La culpa las tienen sus hormonas!.
-.-
-Puedes pasar a recogerla Inuyasha.- lo anuncia Kaede al salir con la ropa que desea cómprale a la chica.
No menciona palabra alguna solo va hacia donde esta Kagome esperándolo, que le sonríe ocasionando que su corazón de un pequeño vuelco algo nuevo que no logra explicar.
-¿Cómo te fue?.- le pregunta al tomarla entre sus brazos y dejarla que se acomode en ellos, pero ahora Kagome no mantiene escondido su rostro, simplemente lo ve.
Me enseño como ponerme la ropa la señora Kaede.- se lo informa al recargar su rostro en el hombre del chico.
-¿Aprendiste?.- le pregunta al tratar de no pensar en como le pudo quedar aquella lencería a ese cuerpo tan bonito.
-No mucho, pero prometió seguir ayudándome.- se lo dice inocentemente sin ser conciente en lo que implican sus palabras para aquel ojidorado, solo desea ella quedarse en esa forma, se siente tan a gusto y su corazón antes perturbado cuando se despertó ahora esta tranquilo.
-Eso es todo, ahora paga.- lo dice Kaede al ver como la señorita esta codificando las cosas en la maquina.
Esa anciana se esta volviendo cada vez mas mandona, solo en esos momentos no desea reclamarle nada y mucho menos enfrente de Kagome.
-Señor…- lo llama la cajera al mostrarle la cantidad de la compra.
-¡Demonios Kaede que tanto llevas!.- lo exclama Inuyasha al ver la cantidad que debe de pagar.
-Lo necesario para que se vista decentemente.- responde simplemente Kaede al no hacerle caso aquel ataque.
En cambio Kagome solo abraza a Inuyasha al escuchar su voz algo furiosa, sintiendo aquel miedo.
Siente temblar un poco a Kagome, percibiendo su miedo, maldiciéndose mentalmente sus ataques de histeria.
-Esta bien, firmare.- lo dice con voz resignada, total es rico ¿Qué puede afectarle esa cantidad?.
-Bien hecho muchachito.- lo dice Kaede al sonreír y ver como toda la ropa es empaquetada, habría comprado ropa que luciera sexy en Kagome para que inocentemente esta sin darse cuenta seduzca a Inuyasha y el entienda que lo suyo ha sido amor a primera vista, no en vano lo crió de bebé hasta ahora sin saber que es lo que le sucede; solo que este es muy orgulloso para reconocerlo.
-Yo las llevare mientras conseguimos unos zapatos para Kagome y puedas cargar tú las bolsas.- lo dice Kaede al tomar las dos bolsas de gran tamaño.
Prefiere cargar a Kagome todo el recorrido, que cargar lo que compra en exceso esa mujer, tendría que hacer una nota mental: nunca llevar a Kaede de compras.
-Ahí hay una gran variedad de zapatos.- lo hace saber Kaede hacia sus dos acompañantes al apresurar el paso.
Entra a la tienda y de nuevo es la mira de todo mundo, yéndose a sentar a una de las sillas y depositar a Kagome en sus rodillas mientras ve a su nana dejar las bolsas a su lado e ir a ver la variedad de zapatos.
-Me gustaría que me enseñaran los siguientes modelos con el calzado más próximo para esa jovencita.- lo pide Kaede hacia la señorita de cabellos rubios.
-Si señora.- lo dice esta al salir de aquel lugar para encaminarse hacia la parte de atrás del lugar.
-¿No crees que necesitemos también sandalias para la playa y la casa?.- lo pregunta Inuyasha hacia su nana, al ver que solo ha tomado zapatos de vestir.
-Podría ser, pero conociendo que tomara tus mañas, no creo que necesite ninguna de las dos cosas, esta descalza como cierta persona que conozco.- se lo recuerda al reprocharle.
-Estoy pagando yo ¿no?.- se lo hace saber como dándole a entender es él que paga así que solo compra y calla.
-Iré a ver un par, en un momento regreso.- se lo anuncia al salir al lugar donde está lo que Inuyasha le pidió.
-No quiero zapatos.- lo dice Kagome al ver lo que esta a su alrededor.
-Necesitas de ellos para caminar.- lo explica con una sonrisa al ver a la mujer de entre sus brazos.
-Pero me gusta estar así.- lo dice suavemente al seguir recargada entre sus brazos.
Y a él también le gusta tenerla de esa forma.
-En algunas ocasiones cuando estés cansada puedo llevarte si me lo pides.- se lo dice al besar su cabeza en señal de cariño algo que él nunca antes había hecho, pero esa mujer lo ha convertido en otra persona.
-Si…- lo susurra al cerrar sus ojos aspirando ese aroma que comienza a guardar en su memoria un recuerdo para ella que esta vacía, el recuerdo del aroma de Inuyasha.
-.-
-Me gusta este vestido.- lo dice Kaede al ver el vestido del maniquí color blanco y un encaje que hace lucir aquel muñeco, maya blanca que cae por los pechos y unos guantes del mismo tono adornando sus manos.
Inuyasha se encuentra detrás de Kaede a un lado de Kagome que esta le tiene tomada su mano entre la suya al estar caminando con las sandalias blancas que le compro haciéndole conjunto con lo que tiene en esos momentos, ya en la casa podrá asearse y ponerse algo nuevo.
-Ven vamos a sentarnos mientras Kaede devora la tienda.- lo dice con pesar Inuyasha al llevar a Kagome a tomar asiento, solo que en lugar que ella ocupe el de a un lado lo hacen las compras, solo que son dos bolsas al haber llevado después de los zapatos las compras al automóvil y regresar.
Toma asiento en las piernas de Inuyasha recargándose para suspirar, no logra recordar nada, pero aquello no le importa se siente tan bien con aquel hombre que no le es importante lo demás.
Hay variedad de vestidos de noche que desea comprarle a Kagome, tal vez ella podría acompañarlo a los eventos de la empresa, eso sería ideal y para ello necesita una vestimenta apropiada, al cabo Kaede ya compro algunas joyas haciéndolo gastar mucho mas dinero pero algo le dice que vale la pena.
Ya falta una hora para oscurecer y esa mujer de edad no ha terminado las compras y es que falta pasar a comprar el shampoo, las toallas, el cepillo de dientes, el enjuague, la crema, en resumen todo lo que una mujer de esa época ocupa.
Fija su vista a los vestidores que afuera tienen espejos de cuerpo entero para que las mismas mujeres puedan verse y no perderse algún ángulo, ahora una mujer un poco mas llenita que Kagome luce un vestido color rosa precioso que la parte de abajo tiene violeta y se encuentra la caída en diagonal sostenido solo por dos tirantes delicados, preguntándose ¿Cómo se verá Kagome con el?.
Desea verla con aquel vestido que sería perfecto para la fiesta del sábado en la noche.
-Espérame aquí Kagome.- lo dice al levantarse y depositar a Kagome en su asiento.
Mira confundida a Inuyasha al verlo acercar hacia aquella mujer de cabellos rubios y ojos verdes, ambos han ido a un lugar juntos, cosa que se impacienta y comienza a sentirse algo: sola, perdida y asustada.
-Me gustaría que te probarás este Kagome.- lo dice Inuyasha al llegar a su lado mostrándole el modelo que tiene la mujer que esta de pie en ese lugar.
-¿Cómo?.- pregunta al levantarse suavemente y ver cada detalle de ese modelo rosa.
-Solo debes de quitarte el vestido que llevas y sustituirlo por este.- lo explica sencillamente Inuyasha sin saber que sus palabras se tomaran por todo sentido.
-Oh.- responde simplemente Kagome al llevarse sus manos a los listones que están en sus hombros los únicos que sostienen en el vestido.
Ve como Kagome se desata un listón, ¡demonios eso no quiso decirlo!...
-¡Espera Kagome.- lo dice algo exaltado al detener su otra mano observándola confusa.
-¿Qué pasa?.- pregunta sin comprender por que aquella reacción.
-Aquí no puedes quitarte el vestido, debe de ser aya dentro en privado.- se lo explica, tratando de controlar sus nervios y claro sus hormonas.
-Pero no puedo hacerlo sola.- dice al sentir como Inuyasha tiembla al amarrarle de nuevo los listones que desato.
-Tendrás que hacerlo, por que no puedo entrar contigo.- lo dice nerviosamente, ¡kuso! Se siente como un adolescente que va a tener su primera experiencia sexual.
-Entonces no quiero ponérmelo.- lo dice decidida Kagome.
No sabe si en esos momentos es mejor darse un tiro por propia cuenta o dejar que esa mujer que no tiene una pizca de saber que es lo que sucede termine matándolo a él y a sus hormonas.
Continuaraaaaa!...
¡Konichiwa!... lamento machismo no haber podido responderles antes todos sus mensajes, pero me he quedado sin computadora, apenas hoy pude entrar a Internet por medio de la de mi hermano ya que este no esta en casa, esta historia ya la tenia, y la publique para no llenar mas espacios en Water Drops, ando apurándome con el capitulo final, terminare la historia y esta, así que de ello no se deben de preocupar.
Esta historia es demasiado corta.
Gracias por su apoyo, y si algunas personas se molestaron en que no les contestara sus mensajes, lo siento muchísimo y si me preguntan que hago en mi vida cotidiana, como ustedes también voy a la escuela, y ese lugar acapara mas tiempo de tu vida que nada, también tengo que comer, hacer tareas y hacer mis deberes antes de ponerme a escribir, si algunas no pueden entenderlo pues lo siento, esa es mi vida y no planeo cambiarla.
Nos veremos después, dejen sus mensajes o bien contáctenme al msn: fesabi (guión bajo) 001 (arroba) Hotmail (punto) com
Solo que no estaré esta semana en el msn por que me quede sin computadora la mandaron a reparar y espero que me la entreguen pronto.
Se despide
Fesabi.