Disclaimer: nada de lo que reconozcan aquí, es mío. Todo es de J.K.Rowling y yo no lo utilizo para ningún ánimo de lucro.

Si, lo sé, soy una irresponsable porque debería estar estudiando literatura y no estar escribiendo, pero no lo puedo evitar porque ésto me supera.

Bien, les voy a explicar todo con lujos y detalles. Tengo un livejournal (pueden encontrar el link en mi profile) ahí escribo sobre muchas cosas y pido tablas en las comunidades, hay una comunidad que se llama 10instantes que es lo máximo y me casaría con ella si fuera hombre. Soy amiga de la que lo creó y, como me enamoré (si, porque yo me enamoro de cualquier cosa) de una tabla, la escogí con el claim de Lily/James (mi pareja predilecta y con la que he crecido).

La tabla tiene cinco palabras y, por cada una, tengo que escribir una viñeta (se supone, porque lo que yo escribo, definitivamente NO son viñetas) y pues aquí está.

Para el que lo quiera leer por ahí, aún no sé que tan frecuentes va a ser mis actualizaciones porque tengo otras dos tablas de 30vicios (una de ellas es de Sirius) que tal vez algún día publique por aquí así que, lo que se dice tiempo, mucho no tengo.

Espero sepan comprender y que ésta les guste lo suficiente.

Aclaraciones: La primera viñeta (no tan viñeta, recuerden) es total, completa y exclusivamente de Pottersita porque lleva meses diciéndome que quiere un James envuelto en papel regalo para su cumpleaños (que fue ayer, por cierto) así que, ya sabes, éste James hecho con cariño es todo tuyo (y de Lily, pero ella no tiene que enterarse).

Por último, hay spoilers (muy leves) del séptimo libro, yo solo aviso.

Besotes

R.S.Black


Roce.

Sabe que la mira desde esa esquina apartada de la biblioteca en donde la luz no llega lo suficiente como para iluminarle el rostro. Que los ojos que se esconden tras esos lentes redondos chispean como mareas enfurecidas cuando la observan detenidamente de a ratos largos.

Lo sabe, porque lo ha visto y lo ha notado, es un brillo que se extiende por toda esa superficie achocolatada en la que solo se permite perderse en sueños, si, porque Lily Evans es humana, tiene diecisiete años y se puede dar el derecho de soñar, y que sea James Potter quien le roza la piel con esas manos de nudillos grandes, no es algo que le importe demasiado en esos momentos.

-Cistem Aperio.

Intenta concentrarse en el encantamiento para no prestarle atención a nada más. Pero es difícil cuando en lo único en lo que puede pensar es en que unos pasos más allá, un chico la mira desde hace ya varias horas provocando que un cosquilleo le recorra hasta la punta de los pies.

-Cistem Aperio.

No puede, le es imposible estudiar con tranquilidad si James Potter no aparta su mirada penetrante y noble por naturaleza de ella. Cierra el libro, le coloca la tapa al frasco de tinta, recoge las plumas y enrolla el pergamino antes de levantarse y ajustarse el bolso al hombro para dejar el tomo de encantamientos en su respectivo lugar.

Se interna entre estanterías que huelen a tinta, polvo y a pergamino viejo. Busca entre los lomos el nombre que corresponde al anterior tomo del libro que tiene en sus manos, al encontrarlo, se tiene que poner en puntitas de pie porque no recordaba que estaba tan alto. Deja el bolso en el suelo y lo intenta de nuevo, sin éxito claro, pero lo intenta.

-Estabas con él.

Deja caer el libro por la sorpresa y ahoga un grito con ambas manos mientras da un respingo.

La voz grave proviene de sus espaldas y, al voltear, se encuentra de frente con el cuerpo alto e imponente de James Potter que la mira con tanta intensidad que provoca que se sienta pequeña.

Es más alto cuando está así de cerca, Lily deduce que si alarga un poco la mano derecha puede rozar su pecho amplio escondido tras el uniforme de quidditch sucio que aún no se ha quitado, puede percibir, también, que el olor que posee James en ese momento (sudor, tierra húmeda y pasto recién cortado) no va a ser fácil de olvidar en esas circunstancias.

-¡Circe bendita, Potter, casi me matas de un susto!

Es una buena excusa ¿No? Eso de quejarse y alejarse de él al mismo tiempo. Tiene que hacerlo, por su bien, porque está segura de que si dura un segundo más tan cerca de él, todo por lo que ha luchado se va a esfumar y no está dispuesta a eso.

"No sabía que era tan alto"

No sabe muchas cosas. No sabe a qué sabrán sus labios a primera hora de la mañana. Si le gustan las tostadas con mermelada, solas, o con mantequilla. No sabe que se siente que rodee su cintura con sus manos y la acerque a él para besarla como hacen los protagonistas de las telenovelas que ve su madre lo fines de semana, o si algún día la defenderá de un villano como en las películas de acción favoritas de su padre en el que el protagonista siempre queda con la chica bonita.

O si su barba mal afeitada es tan áspera como parece.

-No sabía que volviste a hacerte amiga de él.

Tampoco sabe de lo que está hablando, James solo es una figura borrosa a la que intenta descifrar sin mucho éxito, si le dijera qué es lo que quiere saber tal vez ella pueda entender un poco mejor todo ese asunto.

-¿De qué hablas?

-Bien sabes de lo que hablo, Lily.

Y tal vez lo sabe (como casi todo) pero no recuerda que es lo que se supone que debe saber. Todo se vuelve tan confuso cuando él está así de cerca y así de atractivo.

"Merlín, Lily, pareces estúpida"

-¿Tenía que ser Quejicus, Lily? ¿No podía ser alguien más?

Y ahora lo recuerda. Severus y ella bajo el árbol frente al lago esa tarde, las disculpas, las evasiones y las despedidas dolorosas de un pasado como amigos y la bienvenida de un futuro como desconocidos.

-Lo siento, Lily.

-Yo también lo siento, Severus.

-¡¿Es que acaso nunca vas a perdonarme?!

-¿Vas a dejar de juntarte con ellos?

-No lo creo.

-Entonces no.

Debería sentirse alagada porque James se preocupa ¿No? Debería decirle que esa amistad ya acabó, debería sonreír, coquetear y decir gracias. Debería lanzarse a su cuello y besarlo de una vez por todas para quitarse de encima todo ese peso que no la deja tranquila. Pero, en cambio, está enojada, está furiosa con él por meterse de esa forma en su vida y de preguntarle algo así pisoteando su orgullo.

-Eso es algo que no te incumbe en lo más mínimo, Potter.

-Si me incumbe, Lily.

-¿En serio? ¿En qué aspecto?

-En el aspecto de que todo lo que te pase a ti me preocupa.

-Pues mejor preocúpate de otras cosas y deja de controlar mi vida como si fuera tuya.

Bufa levemente, levanta la barbilla y toma el libro y el bolso del suelo para salir de ahí lo más rápido posible. El aire ya no huele a tinta, polvo y a pergamino viejo, ahora huele a hombre. A Quidditch. A James.

No quiere seguir compartiendo ese espacio con él, porque los sentidos se le nublan y el aire se condensa provocando que le duela el pecho y que piense en cosas sin sentido. Como si James duerme con o sin camiseta en verano o si sus manos huelen a palo de escoba después de entrenar.

Pasa a su lado con pose orgullosa y, antes de salir de las estanterías, siente como todas sus defensas se desmoronan rápidamente al rozarlo sin querer con el brazo por unas décimas de segundo, y, aún después de pedir el libro atropelladamente y salir de la biblioteca con paso inestable, siente como las rodillas le tiemblan y el corazón le palpita de tal manera que le duelen los oídos.

Descubrió al rozarlo, que después del olor a sudor y tierra mojada, existe otro casi imperceptible a crema de afeitar y a colonia mentolada.

Y, cuando llega a la Sala Común, las sienes le palpitan por sobarlas tanto en el camino al intentar en vano sacar de su cabeza la idea de despertar todas las mañanas oliendo a James.

"¡Es Potter, maldita sea!"

Porque es una idea bastante atractiva, claro, pero imposible al fin al cabo.


¿Y? ¿Muy ñoña y estúpida? Espero que no.

Ya saben, almas caritativas, con un review me sacan una sonrisa para hacer una propagando de Colgate (y ustedes adelgazan, lo juro).

Besotes y hasta la próxima

R.S.Black