Disclaimer: Las parejas oficiales nunca debieron ser, así que nosotros atentamos contra lo establecido en los últimos dos libros, porque un amor como este vivirá en el corazón de todos nosotros: hoy, mañana y siempre. Los personajes le pertenecen a Jk Rowling.

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THE PERFECT GENTLEMAN

By

The Darkness Princess & Lady Muerte


Para ustedes que nos miran desde el cielo.

Siempre estarán en nuestros corazones.

D.B.M.F.

*º*º*º

Epílogo.

(N/as: El capítulo contiene una escena subida de tono)

El tiempo es algo inexorable, aunque existen giratiempos, no se puede manipular por caprichos, o aprendías a aprovechar cada minuto que seguías con vida con las personas que están en tu corazón o sería algo que jamás podrías recuperar.

Harry no podía creer que el día en que por fin se graduaría como auror había llegado, no era que los tres años hubiesen pasado rápido; en realidad si miraba hacia atrás, había sido un largo camino, llenó de experiencias, lecciones, victorias y derrotas.

Ahora más seguro de sus conocimientos, del control de su temperamento y sobre todo de su magia, podía enfrentar a los criminales del mundo mágico. Sus miedos aún existían, pero había aprendido a no dejar que nublaran su cabeza.

—¿Qué es lo que miras tan fijamente en el calendario? —preguntó Hermione, abrazándolo por detrás.

Y ahí estaba la luz de su vida, la razón por la que no se daba por vencido, por quién todo tenía sentido.

Sonrió como lo hace un hombre seguro de haber encontrado al amor de su vida. Acarició las manos de su novia, manteniéndola así.

Hermione colocó su nariz sobre el hombro de Harry, respirando su aroma que alocaba sus sentidos, en realidad todo él lo hacía. Harrylandia era el cielo para ella.

—Se acerca la fecha en que prepararemos el ritual para sanarte.

La sintió tensarse detrás de él, se giró para poder verla, encontrando su expresión angustiada en el lugar en el que debería haber una gran sonrisa. Tomó su rostro entre sus manos, alcanzando sus labios, los acarició con suavidad antes de morderlos, provocando que ella soltara un pequeño jadeo, mientras enredaba sus manos en la espalda de él.

Harry se tomó el tiempo de zambullirse en su boca, disfrutando de su sabor, dejando que sus lenguas juguetearan y todo se volviera una experiencia que desdibujara su realidad, hasta que sólo quedaran ellos dos.

Sus respiraciones cálidas se mezclaban, él bajó sus manos por su cuello, sus hombros hasta que llegó a su cintura, apretó sus dedos en aquella zona. Hermione sabía que era adicta a él, probablemente él también lo supiera y por eso tomaba cualquier oportunidad para besarla y desconectarla así de sus tortuosos pensamientos.

—Saldrá bien —murmuró al separarse en busca de un poco de aire.

Hermione recargó su frente en el hombro de él. —No lo sabes.

—Me basta con saber que lo realizaremos juntos —dijo confiado, pasando sus dedos por su cabello.

—¿No tienes miedo? —inquirió alzando su cara para poder encontrar sus ojos tras sus lentes.

—Lo tengo, pero procuro no pensar en eso —confesó con sinceridad, dejando ir una gran bocanada de aire. Volver a utilizar la varita del sauco no era un juego, era algo muy serio y temía que tal vez ésta pudiera no obedecerlo o que en el peor de los casos él no pudiera dejarla al finalizar.

Ella esbozó una media sonrisa. —Deberías decir que no.

—Eres la bruja más increíble y brillante de este siglo, descifraste esos libros, ayudaste a los sanadores en la investigación para que pudiera realizarse este ritual… no tengo dudas de tu capacidad. Si tengo miedo es por mi, por no ser capaz de estar a la altura en la ejecución del hechizo.

—No digas tonterías, lo harás de forma aceptable y superaras mis expectativas —comentó elevando su barbilla.

Él dejó ir una pequeña risa. —¿Ves? Ambos estamos seguros de nuestras capacidades.

—Pero si algo sale mal… nuestra vida —Su voz se vio afectada, volviéndose apenas un susurro—, quizás sólo deberíamos adoptar y no correr ese peligro.

—Confiemos —dijo sobando sus hombros—. Vamos Hermione, no pierdas la esperanza cuando hemos llegado tan lejos, lo haremos y si no resulta, adoptaremos o pensaremos en otra opción.

—Tienes razón, no hagas caso de esto… —comentó apenada por su pesimismo. Sacudió su cabeza, esperando que aquellas ideas se salieran de ahí—. Terminemos de subir las cajas que irán en la habitación, tenemos que apresurarnos… no sé por qué insististe en hacer esto hoy, justo el día en que es tu ceremonia.

—Eso fue porque teníamos toda la mañana y parte de la tarde libre —respondió simple—. Además fuiste tú, quién organizó nuestros horarios.

—No debiste hacerme caso… espero que nos de tiempo —murmuró preocupada, alejándose de él.

Harry la observó acercarse a la sala, dónde estaban apiladas las cajas de su mudanza. Hacía poco que la casa había terminado de ser construida, Hermione y él habían estado yendo para ultimar los detalles.

—No cargues eso… espera.

Se acercó para auxiliarla, mientras decidían si debían o no mover las cajas con magia, a pesar del riesgo de dañar los aparatos muggles.

º*º*º*

Draco a través de sus lentes oscuros observó a la mujer que tenía frente a él, Ginny saboreaba su helado de tres bolas sabor arcoirís, como si fuese una niña pequeña, absurdamente feliz con eso. En su cuello lucía el collar que había comprado para ella cuando se había enterado que jugaría Quidditch, extrañamente se lo quitaba, parecía su joya más preciada a pesar de que él le había dado ya, otros regalos.

—Debiste comprar uno —reprendió haciendo una mueca.

—No me apetece, sabes bien que no me gusta el exceso de dulce.

—Mentira… —profirió sacándole la lengua, que ahora estaba manchada de colores.

Él curvó su ceja y no pudo evitar sonreír un poco. —Eres tan infantil.

—Y tú tan frustrante.

Malfoy ni siquiera le hizo caso, comenzó a avanzar por la calzada del parque en el que se encontraban paseando. Tendrían un juego importante más tarde, jugarían sus equipos, lo cual quería decir que se enfrentarían en el campo de Quidditch. El que ganará sería el que se llevaría el primer lugar en la Liga.

No podía creer su destino, al final parecía que siempre terminarían enfrentados de alguna forma, menos mal que su relación estaba por encima de eso.

Dos años, poco más, poco menos de estar juntos y había sido una montaña rusa, pero no cambiaría por nada ese tiempo. Ella había acabado con la soledad que había sentido al dejar Londres y el que había sido su hogar por años, había venido a revolucionar sus ideas sobre una relación y el amor.

—Vamos, pruébalo.

—No.

Ginny estrechó sus ojos con maldad, mientras una sonrisa grande se extendía por su boca rosada. Sin darle aviso, empujó su barquillo hacia la boca de él, manchándolo.

—¡Ginevra!

Ella comenzó a reír completamente entregada a la diversión.

—¡Esto es asqueroso! —Comenzó a buscar su pañuelo de tela—. ¡No te atrevas a acercarte de nuevo! —advirtió al ver sus intenciones.

—Que feo es ser tú, tan desconfiado… —bromeó.

Él soltó un gruñido con un gesto agrio. Estaba por pasarse su pañuelo, cuando ella saltó a su lado tomando su mano y antes de que pudiera evitarlo, ya se encontraba besando su boca, limpiando con su pequeña lengua el helado y el resto lo hizo con el pañuelo de él.

Draco se había quedado quieto, abrumado por la acción atrevida de su novia.

—Sabe bien —murmuró Ginny contra sus labios, sonriéndole con travesura.

Giró su rostro luciendo apenas un sonrojo, notando las miradas curiosas de unos ancianitos que estaban en una banca cercana.

—No.

—Amargado —susurró, para después seguir comiendo su helado—. ¿Sabes? He pensado que debemos hacer una apuesta.

Malfoy, enarcó su ceja aún más desconfiado. —¿De qué iría?

—Sobre el partido, claro.

—Es un hecho que ganaremos…

—Sobre mi trasero —murmuró con el espíritu competitivo en alto.

—Aunque amo tu trasero, eso no pasará.

Ella rodó sus ojos, aún sin dejar de sonreír. —La cosa es, si yo gano, iremos a Wiltshire y a Ottery St. Catchpole a visitar a nuestras familias.

—No.

—Si tú ganas iremos a Italia como has querido.

—¿Por qué aceptaría?

—Porque te gustan las apuestas y si estás tan confiado en ganar debes hacerlo —mencionó, esperando picarlo y que cayera en su anzuelo.

—Aún si ganases no iría a Wiltshire.

—Draco, por favor… sé que lograremos ablandar la reticencia de tus padres. No puedes seguir así, es absurdo —explicó, mirándolo con seriedad, curvando sus cejas en un gesto de preocupación.

—¿Crees qué no quiero ceder? Esto es la punta de toda una montaña, no es sólo por ti… es de mi pasado y lo que decidí hacer con mi vida.

—Lo sé —comentó entrelazando sus manos. Todo ese tiempo juntos, no había sido en vano, ahora conocía a Draco como jamás pensó y sabía todo lo que había detrás de las máscaras que usaba para protegerse.

—Sé lo que crees, tal vez mi madre este comenzando a aceptar nuestra relación, pero no quiero que te hagas muchas ilusiones. No quiero que salgas lastimada por esta situación, es mi lucha…

—Pero tú ya me involucraste, ¿olvidas cómo comenzamos? —interpeló lista—. Para cuando termine con tu madre, me adorara… tú me detestabas y mira que lejos hemos llegado —agregó determinada.

Una sonrisa apareció en el rostro serio de Draco, si debía darle crédito. —No me quedaré en tu casa.

—Eso sería un alivió para mi padre y así estarás más seguro. —Sus hermanos siempre estaban listos para encontrarse con el hurón rebotador y aunque solía ser gracioso, era mejor no iniciar esa guerra.

—Bien.

—Conseguiremos un lugar —comentó con naturalidad.

Hacia unas semanas que habían comenzado a vivir juntos, había sido un gran paso para ambos y seguía siendo un reto para los dos la convivencia, pero aún seguían ilesos, al menos ninguno había sacado sus maletas.

—No le darás la dirección a tu familia, no quiero ser un cadáver para el anochecer —advirtió—. Pero recuerda, todo esto… es sólo si ganas. No voy a ir… de otra forma.

—Pero sea cuál sea el resultado de hoy, aún debo tomar un traslador después del partido, recuerda que es la graduación de Ron.

Cierto, la Comadreja había logrado convertirse en un auror junto con San Potter, todo un logro sin duda. Sus encuentros al menos con el primero seguían siendo tensos, con el segundo, su relación mantenía la misma esencia. Atrás habían quedado los años en lo envidiaba, probablemente nunca llegarían a ser amigos, pero no serían más enemigos.

—Si quieres puedes venir conmigo.

*º*º*º

Ronald estaba con Luna en una balsa en el lago cercano a la Madriguera, se encontraban pasando un tiempo juntos. Luna desde que había comenzado a estudiar Biología del mundo mágico, apenas tenía tiempo entre sus viajes e investigaciones y era por eso que él buscaba aprovechar los encuentros que tenían, pero era difícil alejarla de la naturaleza que tanto le gustaba.

Dejó los remos de lado, el bote apenas se movía con la brisa que había, Luna dejó que su mirada vagara por toda la superficie, como esperando encontrar ondinas bailando sobre el agua.

—Estoy segura de que hay muchas criaturas en este lugar.

—Mi madre siempre dice eso.

Luna miró a su novio, su cara ligeramente angulosa con pecas en los pómulos, las puntas de su cabello rojo caían casi sobre sus intensos ojos azules. Estaba aún más alto y había perdido peso, las evaluaciones finales de su carrera le habían costado mucho, al punto en que se había enfermado y deseado tirar la toalla, pero ahí había estado para él, dándole la confianza para seguir.

—Estoy muy feliz por ti —comentó con sus labios ligeramente curvados.

—Lo sé… no puedo creer que lo he hecho.

—Yo sí, eres grandioso Ronald, sólo que a veces lo olvidas… los torposolos suelen tener ese efecto.

—No creo que sea por esas cosas.

Lovegood no le dio importancia a su comentario. Se levantó aún en contra de las indicaciones de Ron, quién se preocupó por estabilizar el bote.

—¿Qué tal refrescarnos un poco?

—Luna…

Ella saltó y el barco se volteó sin que Ron pudiera evitarlo. Se hundió en las profundidades, abrió los ojos viendo a su novia ir hasta él, abrazándolo mientras salían a la superficie.

—Estás loca —afirmó pasándose una mano por el rostro, quitándose un poco de agua.

—Ahora puedes relajarte, Ronald… la Academia ha terminado y el verano nos espera.

—No se qué haré ahora….

—Lo que desees —murmuró con calidez, acariciando su rostro.

Luna siempre estaba ahí para él, sosteniéndolo, manteniéndose positiva y animada, teniendo las palabras aunque misteriosas, correctas en cada instante. Era extraña y lo era más aún cuando la conocías a profundidad, pero era parte de su esencia y le gusta, le gustaba que no fuera común, que no quisiera lo que el resto quiere…

Era pura, poseía un alma curandera que había hecho de él un milagro. Si miraba hacia atrás cuando la habían conocido, probablemente pensaría que jamás estaría con una chica como ella, pero la vida se había encargado de ponerlo en su lugar en sus muchas ocasiones, sorprendiéndolo en otros momentos…

No sabía si hubiese logrado tener esa clase de relación con Hermione, pero no era algo que ahora le quitara el sueño.

—¿Recuerdas cuando fuimos a acampar y tuve esa pesadilla? —preguntó y él la miró con una gran interrogación, no entendía porqué había sacado ese tema. La mayoría de la gente que estuvo presente en la segunda guerra, tenían secuelas y Luna no era la excepción, ella había vivido un secuestro, no podía pensar ni siquiera en eso.

Esa noche, mientras él la sostenía, acariciando torpemente su espalda. Luna le confió parte de lo que había vivido, Ron detesto aún más a los mortifagos, pero su visión sobre Draco también cambió, no lo suficiente para que le agradará, pero tampoco estaba ya en su lista del más odiado.

—Sí.

—Creaste para mi esa píldora que provoca sueños agradables.

—Fue con ayuda de los gemelos…

—Pero fue tu idea, eres bueno en eso también. Si quisieras unirte a los gemelos en la tienda, podrías hacerlo.

Ron se sintió avergonzando por su actitud, su novia si que sabía levantarle el ánimo. —Eres la mejor —comentó uniendo sus bocas, en un beso húmedo.

Luna se distanció de él, aventándole un poco de agua. Ron le respondió de la misma forma, jugando como dos pequeños en el lago. Robándose besos, mientras se perseguían el uno al otro.

Finalmente tuvieron que salir, ella estaba empapada, pero eso se solucionó con un rápido hechizo que aunque los secó no les quitó el olor del lago. Caminaron rumbo a la Madriguera con las manos unidas.

—Rolf nos invitó a su casa habrá un almuerzo y estará su abuelo, podremos preguntarle todo sobre sus aventuras —comentó emocionada.

Ron y Rolf habían hecho las paces pasado un tiempo, no fue hasta un año después que su relación se volvió más amena cuando Rolf renunció de forma romántica a Luna, quedándose sólo con su amistad.

—Espera que le cuente a Hermione sobre esto, seguro que querrá que le haga preguntas por ella.

—Le preguntaré a Rolf si podemos invitarla y también a Harry.

—Bien, será una buena ocasión para reunirnos… probablemente no los vea el resto del verano.

—¿Por qué? —preguntó intrigada.

—Porque iremos a visitar a Charlie a Rumania y… ¿quería saber si vienes con nosotros? —comentó mirándola de reojo.

Luna abrió su boca en una forma adorable de «o», sus ojos grises se volvieron más grandes. Él se detuvo esperando su respuesta, ella brincó feliz y le llenó la cara con un reguero de besos.

—¡Sí!

—No pensé que te pondrías tan contenta —mencionó aliviado de su respuesta, la comisura de sus labios se alzaron.

—¡Veremos dragones y estaré a tu lado!, además podré hacer artículos para El Quisquilloso

Él la observó feliz, parloteando sobre planes. ¿Podía ser la locura contagiosa? Porque él tal vez se había contagiado de ella. La amaba locamente.

—¿Por qué me miras así?

—Porque te quiero, tontita.

Ella parpadeó y respiró lentamente, como si no quisiera romper la conexión. Él sonrió de forma encantadora y ella se sintió flotar, lo tomó del suéter, para hacerlo inclinarse, se levantó de puntillas para recorrer la mitad del camino. Sus bocas se fusionaron en un gran beso en medio del jardín de la Madriguera.

*º*º*º

Hermione miró con satisfacción su trabajo, el cuarto principal estaba por fin arreglado. Tenía una gran cama —a petición de su novio había sido así, pues no deseaba que fuesen a caerse de nuevo en medio de sus juegos o de besos, como había ocurrido en otras ocasiones— con una hermosa colcha color beige combinada con vino, con adornos de Quidditch.

Tenían un gran ventanal, cubierto con cortinas a juego con la pintura del lugar. Las mesas de noche con lámparas de material reciclado, una chimenea en el fondo y unas puertas corredizas que guiaban al guardarropa. Acompañado de una pequeña sala con una mesa, para tomar el té y tener pequeñas charlas, aunque seguramente Hermione leería ahí.

—Dejémoslo por hoy… —exhaló con los brazos en su cintura en forma de jarras—. Ahora es mejor que te duches y te prepares para la ceremonia.

—A sus ordenes, jefa.

Ella hizo un mohín adorable que implicaba su nariz. —¿Has traído tu uniforme?

—Sí, es la tercera vez que me lo preguntas.

Ella asintió apenada, estaba siendo una controladora… y no era necesario. Se disponía a ir en busca de su maleta, dónde traía todo lo que necesitaba para estar presentable esa noche tan importante, pero Harry la interceptó sujetándola en un abrazo apretado.

—¿Qué haces?

—Voy a tomar una ducha contigo.

—Harry no tenemos tiempo… —murmuró tratando de escapar de sus besos.

—Sí que lo tenemos, tu buena organización nos lo ha dado —señaló con un tono bajo, mordiendo su labio inferior—. Tengo ganas de ti —murmuró insinuándole con un ligero movimiento de su cadera la erección que se ocultaba tras su pantalón de mezclilla.

Ella sintió que el calor que sentía subía a sus mejillas, para después regarse de nuevo por todo su cuerpo. Jadeó sobre su boca, aferrando sus manos a los hombros tensos de él. Jamás entendería la mente de los hombres, ¿cómo había podido ponerse caliente en medio de lo que habían estado haciendo?

Las negativas que podía haber puesto se esfumaron, ante el arrebato pasional de su novio. Él siempre superaba sus fantasías, aún recordaba cuando había estado soñando con esto, pero desde que estaban juntos eso había cambiado, él estaba a su alcance y era maravilloso.

Entre besos y caricias atrevidas entraron al cuarto de baño, los tropezones no pudieron faltar, pero eso le daba el toque divertido al momento. Hermione levantó sus manos para que él pudiera quitarle la playera que llevaba puesta, dejando ver su sostén negro que enmarcaba el valle de sus pechos. Hermione no se quedó atrás y fue la sudadera que usaba, con un par de tirones lo ayudó a pasarla por su cabeza y lo mismo ocurrió con su playera, hasta que tuvo su torso desnudo a la vista.

El entrenamiento de tres años en la Academia, lo había hecho lucir un poco de músculo que le hacía verse aún más atractivo a sus ojos. Sus bocas se encontraron con ansiedad, mientras se recorrían con las manos.

El resto de la ropa fue quedando relegada en el suelo, Hermione lo detuvo un poco, para poder pasar a la ducha y abrir las llaves. Harry los empujó bajo el chorro de agua tibia, es lo más que ella había podido hacer con el poco tiempo que le había dado para templarla.

Sus cuerpos se frotaron sintiendo los ríos del líquido entre ellos, aumentando las sensaciones, erizando sus pieles, avivando aquella excitación que se regaba por ellos como si fuera lava. Más, sólo eso tenía sentido.

—Por Merlín… —susurró, mientras él devoraba su cuello, echando hacia atrás su cabeza dejando que las gotas cayeran por su rostro.

—No Merlín… yo —dijo divertido, clavando sus dientes en la zona de su pulso.

Ella no pudo reír por su broma boba, soltó un ruidito de aprobación, pasando sus manos por los omoplatos de él, dejando las marcas de sus uñas. La mente no tenía cabida aquí, no cuando el lenguaje de la pasión y los cuerpos se cruzaba, provocando explosiones.

—Eres todo lo que quiero sentir —pronunció en medio de la pasión, bajando con sus dedos por su espalda, provocando que ella se curvará hacia él.

Lo encendía en verdad con cada una de sus reacciones, que eran sólo para él. Sus manos cayeron en su trasero, sobándolo con deseo, mientras su erección quedaba atrapada entre sus cuerpos.

—Harry… —suspiró deseosa y liquida entre sus brazos.

Sus miradas ardientes se encontraron, compartiendo mil palabras y emociones, que llenaban sus almas y hacían latir sus corazones a un mismo ritmo.

Esto era de verdad, era amor puro… siendo consumado.

La besó con devoción hasta que ambos estuvieron respirando de forma entrecortada y el deseo ardiente se volvió un dolor placentero. Separó sus bocas bajando por su mentón, posando sus labios por el camino de agua que bajaba por esos pechos que lo llamaban. Su descenso estuvo llenó deliciosas paradas, Hermione tiró de su cabello cuando él alcanzó sus pezones turnándose para adorarlos, morderlos, saborearlos, mientras sus manos rozaron su abdomen subiendo suavemente por su talle hasta acompañar a su boca a adorar ese valle.

El cielo y la gloria eran aquí justo en ese momento con él.

—Oh Ha…rry —Hermione estaba totalmente entregada a la experiencia, cerrando los ojos y dejando escapar pequeños gemidos de éxtasis—. Por favor…

Él sonrió contra su piel, sabiendo lo que ella estaba pidiendo, era lo mismo que él. Volvió a sus labios devorándolos con gran intensidad, develando el sabor de ambos, poniendo el mundo al revés, haciendo que ambos perdieran la noción del tiempo, espacio y realidad.

Estaba muriendo lentamente, él estaba acabando con ella, llevándola al éxtasis. Harry la giró sin darle tiempo para más y haciendo a un lado su cabello besó su cuello con prisa. —Inclínate —pidió con voz ronca en medio de esa locura.

Hermione lo hizo ligeramente, colocando sus palmas en la pared. Las manos de él bajaron por su figura, con caricias posesivas, dejando un rastro de fuego. Llegó hasta su zona intima, obligándola a abrir un poco más sus piernas. La acarició en aquel punto tan sensible, haciéndola ver las estrellas. Mientras mordía y besaba sus hombros, su nuca… rozando su dureza contra su trasero.

—Eres mi locura… amo todo de ti —balbuceó, perdido ya en el deseo. No podía sostener más la situación. Pasó su mano por su espalda deliciosamente arqueada y mientras ella disfrutaba de su clímax, sintiendo su cuerpo laxo, aún navegando entre sensaciones, él la hizo doblarse un poco más, ella colocó sus antebrazos en el mosaico y encontrando el ángulo para colarse en su interior, Harry la penetró con una ágil estocada.

Se quedaron quietos por un segundo, el aliento furioso de Harry golpeaba detrás de su oreja, ella estaba perdida en ese mundo, consciente de como sus cuerpos eran uno. Recargó su frente en el mosaico, abandonándose a la sensación de estar llena totalmente por él, no tuvo tiempo de más cuando Potter comenzó a moverse y ella respondió extasiada, el ritmo de su entrega fue lento y delicioso, arrancándoles palabras entrecortadas y gemidos que se volvían más desesperados conforme el tiempo corría.

Sus caderas se mecían en un baile lleno de placer que se tornó cada vez más intenso, fuerte en bruto podría decirse. Hermione se retorcía bajó él, echaba de menos poder besarlo, pero era compensada por él con sus besos en su espalda y sus caricias repartidas. Estiró una de sus manos deseando poder agarrarse a algo, él tomó su mano entrelazando sus dedos sobre la baldosa con la tensión yendo en aumento hasta que sus cuerpos resbaladizos se estremecieron y sostener aquello fue imposible. Sucumbieron a la explosión de su orgasmo que barrió con ellos desde la cabeza hasta los pies como una ola, haciéndolos experimentar uno de sus mejores orgasmos.

Se quedaron bajo el agua, fundidos en un abrazo, compartiendo esa intimidad, mientras las sensaciones rezagadas aún estaban ahí. Harry los separó con delicadeza, cuando se sintió más dueño de sí, la hizo girar recargándola sobre él, dejando que sus labios se posaran en su frente.

—Eso fue loco y asombroso —murmuró y ella levantó su vista, encontrándolo radiante de felicidad—. Eres todo para mi… ¿lo sabes?

Ella rió suavemente como si le hubiese contado algo gracioso. Tenía los brazos enroscados alrededor de su cuello. —Te amo.

Y él la amaba sin reservas. Era el comienzo y el final de todo en su vida.

—Te amo como un desquiciado —respondió con sus ojos brillantes, posando sus labios sobre los de ella en un beso dulce.

Harry a pesar de la preocupación de ella por apurarlo para salir, se tomó el tiempo de bañarla, enjabonar su cabello y pasar la esponja por su cuerpo. Ella le devolvió el favor, pero no dudo en apresurarlo.

—Has sido injusta aún faltan dos horas —profirió cuando salieron a la habitación.

—Y las necesito para prepararme y que lleguemos a tiempo.

—Para mi… así estás bellísima —contestó pícaro, dándole un buen vistazo.

—Bobo —repuso con las mejillas rojas, aferrando su toalla a su cuerpo. No quería volver a ceder a la tentación de estar con él.

Sonrió bonachón. —Te dejaré para que hagas todo eso que no necesitas, pero que insistes en hacer para estar lista.

Ella trató de lucir malhumorada, pero era imposible. Lo vio salir contento, tanto o más que ella. Lanzó un suspiro al viento, sintiendo revolotear su corazón.

¿Cuánto más podía amar a su mejor amigo?

Sintiéndose ligera y fresca, fue en busca de lo que usaría.

Harry salió de la habitación yendo por su maleta, la había dejado sola con otro propósito, él tenía que llevar a cabo lo que había planeado, le había llevado tiempo hacerlo, pero finalmente había llegado el momento de hacerlo.

*º*º*º

Sirius había llegado a la Academia para la ceremonia de graduación, el trabajo en el Departamento nunca se terminaba, los casos seguían llegando, magos oscuros, los prófugos que aún no habían logrado atrapar, pero había un caso en especial que le preocupaba, se trataba del nuevo grupo que se había alzado entre el mundo mágico, conocidos como "Bloodthristy". Tal parecía que la paz estaba muy lejos de llegar, siempre habría un loco que no estaría conforme, teniendo sueños de grandeza.

—Un knut por tus pensamientos —comentó una voz femenina detrás de él.

Se giró encontrando a la hermosa bruja que era dueña de justo la sonrisa que ahora portaba en su rostro. —Valen más que eso.

—Depende de lo que se traten, si me cuentas… yo lo valoraré.

—No es importante ahora —espetó pasando su brazo por su cintura, acercándola a él—. Me alegro que estés aquí.

—Es la graduación de Harry, no podía perdérmela —murmuró Yannel, alzando su rostro hacia Sirius, recibiendo un beso pausado y delicioso.

—Estoy tan orgulloso de él.

—Lo sé, poco falta para que te explote el pecho de lo inflado que está.

Sirius dejó que una risa ronca escapara de su boca.

Y ahí estaban después de muchos baches, de idas y venidas, su amor había sobrevivido, demostrando que la distancia no era ningún impedimento, más si una prueba que habían pasado, dándoles la solidez que años atrás les había faltado.

—Necesito hablar con el Jefe, ¿quieres ponerte serio? —informó alejándose de él, para adoptar un trato profesional.

Black juntó sus cejas, sus ojos llenos de interrogantes recorriendo el rostro de la mujer. —¿De qué se trata?

—Señor, ¿consideraría esta petición? —Le entregó un pergamino enrollado.

Él se apresuró a leerlo, su cara seria volvió a adquirir su toque relajado, levantó sus ojos llenos de una nueva luz.

—Volverás.

—No será hasta finalizar el año, si es que me acepta.

—Has tardado una vida, te he estado esperando —pronunció honesto, sintiendo que una revolución en su interior.

Ella respiró profundamente. —Sólo estoy llegando elegantemente tarde.

Una sonrisa de lado bailó en sus labios. —Joder, podrías haber esperado para decirme.

—¿Por qué?

—Preciosa, si no fuera porque debo estar aquí… ya te estaría haciendo el amor.

—Que no te quite eso la paz mental, tenemos la noche por delante —dijo en un tono seductor.

La sonrisa de Canuto se volvió lasciva. —¡Demonios sí!... y la aprovecharemos.

Yan no pudo evitar sentirse en llamas por la promesa de una noche apasionada.

*º*º*º

Ginny terminó de colocarse su uniforme de Las Arpías de Holyhead, una pared la separaba de los vestidores del equipo contrario, donde se encontraba Draco.

—Espero que no te desconcentres con tu novio aquí —advirtió en broma la buscadora del equipo *Valmai Morgan.

—Eso no pasara, es una posibilidad en un millón… es como si me dijeras que el sol salió al revés.

—Claro, te he visto perder el hilo de una conversación cuando él aparece. No te culpo es un bombón, aunque le resta puntos esa personalidad.

—Es parte de su encanto, lo odias o lo amas… yo siempre tengo una mezcla de ambos sentimientos.

—¿Nunca te aburres? —preguntó con una sonrisa pícara.

—No —dijo riendo—, y descuida, no pienso perder este juego, tengo una apuesta que ganar.

—¡Esta noche debemos ganar! ¡No olviden porque estamos aquí! ¡Salgamos de aquí a patear el trasero de los Murciélagos! —exclamó Grace Morgan, capitana del equipo e hija de la legendaria jugadora *Gwendolyn Morgan.

Atravesaron las puertas topándose con la alineación de los Murciélagos, luciendo sus impecables trajes negros. Ginny se mordió el labio inferior, sus ojos se deslizaron por Draco, se veía increíble, pero eso no era novedad, él se giró para guiñarle un ojo y darle una sonrisa de su estilo.

Sin pensarlo fue hasta él. —Que gane el mejor.

—Gracias, pero este juego ya esta definido.

—Engreído, te daré una lección —comentó dándose vuelta y alejándose con aquel andar que atraía las miradas, era imposible no notar lo guapa que estaba.

—Debes saber perder —añadió antes de que se alejará lo suficiente.

Ella se detuvo y lo miró por arriba de su hombro con una ceja alzada. No le soltaría una puya, haría algo que lo incomodaría hasta el tuétano. Regresó sobre sus pasos y tomó impulso para lanzarse a sus brazos enredando sus piernas alrededor de él, que apenas logró estabilizarse y no ir a dar hacia el suelo.

—¿Estás loca?

—Mucho, hurón.

—Bájate.

—No quiero.

A Draco le costaba sobrellevar las muestras de afecto en publico, prefería mantener ese lado para cuando estuvieran los dos solos, pero ella no era así, siempre hacia lo que quería y muy en el fondo le agradaban esos arranques, aunque nunca se lo diría.

—Te odio —dijo arrastrando las palabras. Sintiendo la vergüenza colorear su cara.

—Yo más… —agregó coqueta, robándole un beso, al que él no se negó.

Los compañeros de él comenzaron a chiflar, ella se soltó sonriéndole de esa forma que era un crimen, se echó el cabello hacia atrás y fue con su equipo, recibiendo una pequeña reprimenda.

Malfoy ligeramente sonrojado, peleó contra su reacción, buscando ocultarla cuando se giró hacia su equipo, que no paró de molestarlo hasta que hicieron su entrada al Estadio.

*º*º*º

Harry caminaba de un lado a otro bajo la escalera donde estaba una chimenea apagada y un gran sillón largo. Las velas sin prender flotaban, en espera de la señal que las haría encenderse. La snitch en su bolsillo, deseaba escapar, pero él se lo impidió. Era demasiado valiosa.

Su nerviosismo lo tenía al límite, tal vez debería haber elegido otro momento, otra forma…

«Me voy a volver loco.»

Quizás la sugerencia de Sirius hubiese sido mejor, pero no, había deseado hacerlo a su manera.

El ruido de la puerta abriéndose, fue el detonante para su corazón. Se quedó quieto sintiendo su pulso en las sienes. Su pecho ascendió y descendió con su respiración ligeramente acelerada, la emoción corría por sus venas.

Sólo quedaba que ella bajará.

*º*º*º

Hermione reviso que todo estuviera en su lugar, había escogido un vestido oscuro de tela vaporosa, de un solo hombro, con una falda tipo "A". Se había recogido el cabello en un moño dejando caer solo un mechón al lado de su cara.

Tomó su bolso y su capa. Harry había estado demasiado silencioso, no se había parado por ahí, y eso era muy raro.

Abrió la puerta encontrando que la casa a oscuras, un par de velas flotantes se encendieron, iluminando su alrededor y parecía haber aún más, pero seguían apagadas.

—¿Qué esta ocurriendo? —Se preguntó realmente confundida— ¿Harry?

Avanzó unos pasos más, topándose con un pergamino enrollado en el suelo. Dejó las cosas que cargaba en el conjunto de cajas aglomeradas al lado de la puerta. Y se inclinó para recogerlo, Harry aún no aparecía y todo era sumamente sospechoso.

Lo abrió, identificando la caligrafía de su amigo, eran apenas un par de palabras.

Desde el primer año cuidaste de mi.

Algo que yo no había conocido.

«¿Qué es esto? ¿Me ha escrito notas de amor?».

El corazón le dio un vuelco deduciendo las posibilidades. Un nuevo pergamino apareció a unos pasos y no era el único.

—Harry. —Intentó de nuevo y su voz sonó menos efusiva que la primera vez. Él seguía sin aparecer, no le fue difícil deducir que su plan entonces era que siguiera ese camino.

Me abrazaste después de la prueba de ajedrez.

Me dijiste que era un gran mago, cuando yo aún

no lo creía.

Los ojos se le humedecieron, al punto en que tuvo que parpadear para evitar que las lagrimas cayeran. Fue por la siguiente nota, inundaba de emoción.

Eres la bruja más brillante.

Probablemente te lo he dicho ya un millón de veces.

Se llevó una mano a su boca temblorosa.

—¿Acaso quieres hacerme llorar? Justo ahora, Harry Potter. —Lo dijo lo suficiente fuerte para que llegara a él, no podía estar muy lejos.

Me enseñaste lo que era más importante:

Amistad, Valentía y Amor.

Se lo había dicho después de aquel juego de ajedrez y muchas ves más después. Era increíble que estuviese recordando ese tipo de cosas.

Confiaste en mi, cuando los demás no lo hicieron.

Sabías que yo no había puesto mi nombre en el cáliz.

E hiciste algo que nunca antes habías hecho,

me diste un beso en la mejilla.

Había sido durante cuarto año, lo había besado aún antes que a Ron. Con él siempre todo había sido natural, porque le inspiraba esa clase de muestras afectivas y cómo no, si tenía su corazón. Llegó al borde de la escalera, ahora los pergaminos flotaban a su altura.

Estabas segura que mi beso

había sido más que satisfactorio,

aún cuando nunca me habías besado.

¡Deberías haberlo hecho!

Una sonrisa floreció en su boca, animando su rostro afectado por las emociones.

—¡Probablemente debí! —Se hubiesen ahorrado mucho camino, pero no cambiaría nada, porque habían tenido que pasar por todo eso, para estar en este punto. Todas esas vivencias los hacían las personas que eran ahora, capaces de amar así.

Tenías miedo por mi,

y no hubiese podido llegar tan lejos sin ti.

Eso era cierto, pero aún cuando ella no hubiese estado a su lado, él habría encontrado la forma de hacerlo, sólo tendría que haber confiado más en él, sus capacidades y poner más atención en sus estudios.

Dejaste a tu familia por mi.

Te quedaste a mi lado cuando nadie más lo hizo,

a pesar de mis arranques y de que no fue sencillo.

Y lo volvería a hacer, una y mil veces, sin pensarlo.

Volaste conmigo en escoba, hipogrifo, thestral, dragón y moto.

Algo que no harías por nadie más.

Lo peor es que las últimas veces no había necesitado una situación de peligro para hacerlo, sólo había bastado que Harry insistiera un poco y ella no había podido decir que no.

Quebrantaste todas las reglas por mi.

Había sido un milagro que no los expulsaran y que ninguno hubiese terminado en Azkaban con tantas cosas que habían hecho.

Elegiste quedarte conmigo.

"Estamos juntos en esto".

Y desde entonces ha sido así.

Estaba cerca de terminar la escalera y sin embargo ya se encontraba echa una masa temblorosa. Afectada hasta el alma por sus palabras, y lo único que pasaba por su mente, le parecía un sueño.

«¿Sería posible…?».

No era algo tan disparatado, pero no podía terminar de creerlo. Sorbió su nariz, y se pasó los dedos debajo de los ojos limpiando la humedad.

Hemos compartido momentos

que otros jamás se imaginarán.

¿Recuerdas nuestro viaje en el tiempo?

Un jadeo mitad risa y mitad sollozo escapó de su pecho. A este paso sería un desastre y no podía evitarlo, sólo quedaba una más.

Fue tu idea envejecer juntos.

Se que no es el Bosque de Dean,

pero es nuestro hogar.

Estaba en la estancia, una a una las velas comenzaron a encenderse, dejando ver la figura de Harry a media luz. Hermione se quedó enmudecida, doblegada por una dicha que se abría paso en su corazón.

Potter jugó con la nerviosa snitch, soltándola, voló por toda la habitación, para finalmente quedar cerca de él, quién la tomó sin ningún esfuerzo. Se la llevó a su boca, presionándola y esta se abrió.

Un anillo cayó sobre su mano. Colocó sus ojos inundados de una luz que los hacía aún más hermosos sobre ella, con su otra mano la invitó a acercarse.

Hermione avanzó como si el camino fuera de nubes con la garganta cerrada, Harry estaba temblando, pero viéndola tan hermosa, encontró el coraje que le hacía falta, el nerviosismo se esfumó y sólo quedó la confianza que ella le daba.

Sabiendo lo que seguía, dejó caer su rodilla. —Lo supiste antes que yo, pero eso no quiere decir que no te haya amado cuando no lo sabía aún. Eres la persona más importante… la que siempre ha estado a mi lado, la que mueve mi mundo —Merlín… estaba hecho todo un cursi y poco le importaba, ella se merecía todo—. Se mía y comparte la vida conmigo.

Hermione se llevó las manos al rostro, cubriéndola parcialmente. No era capaz de controlar la felicidad que estaba corriendo por ella.

—¡Y aún lo preguntas, Harry! ¡Sí!

Para Potter parecieron pasar mil latidos, antes de escuchar su afirmación. Se levantó de un brinco y fue hasta ella. Tenía los dedos fríos y le temblaban mientras deslizaba el anillo.

—Es un diseño único, se lo pedí especialmente al joyero… es tu varita y la mía entrelazadas.

¡Tanto detalle y cuidado! Jamás pensó que esto podría ser así, ni si quiera en sus idealizaciones. Le plantó un beso cargado de ternura que fue impresionante en toda medida.

*º*º*º

Baltasar Lemacks, había llegado lejos desde el momento en que había tomado la decisión de abandonar a Augustus Rookwood a su suerte en Azkaban. Tal vez se había tardado en lograr escalar, pero su paciencia tenía recompensas. Aquella pista que recibió hacia dos años, lo había llevado al Bosque prohibido y a los centauros.

—Haremos el trato esta noche.

—¿Con quién nos encontraremos? —inquirió con interés, mirando a su subordinado con su rostro desfigurado.

—Drialos, tenemos algo que el quiere.

—Así que es de esa forma.

Los centauros no eran nada amigables, no había sido nada sencillo acercarse, pero ese centauro tenía algo que él deseaba: «La piedra de la resurrección».

Sonrió complacido y la piel de su rostro tensó sus cicatrices. Su cuervo Ay, descendió sobre su hombro, compartiendo su ánimo le pasó un pedazo de carne.

*º*º*º

La ceremonia estaba por comenzar, Harry fue el último en aparecer, pero no sentía la mínima preocupación por eso, a pesar de todas las miradas que le fueron lanzadas en el camino a su lugar.

—Camarada, pensé que no aparecerías —susurró Ron, acercándose a él.

—Estuve tentado a no hacerlo —contestó con una sonrisa de extremo a extremo de su cara.

—Hermione jamás te lo hubiese permitido.

—Por eso estoy aquí —dijo sin remedio, hundiendo sus hombros.

Ron buscó a su amiga entre el publico, encontrándola casi sin dificultad al lado de sus padres —lucía tan radiante—, más allá estaba su familia, junto con Luna y su padre. También estaban Remus, Dora y el pequeño Ted. Varios de sus amigos habían asistido también, podía reconocer sus caras en las filas.

Era obvió cuál había sido su respuesta, regresó su atención a Harry. Hacía tiempo que le había hecho saber su intención, no podía decir que era algo que lo tomaba por sorpresa, era más bien un final predecible para esos dos y también sabía que conllevaba otro significado, necesitaban hacer una ceremonia de unión para realizar aquel peligroso ritual que curaría a su amiga.

Le dio un abrazo sincero, fuerte y lleno de afecto. Había sido un tonto en muchos momentos y probablemente seguirían existiendo tiempos en que pensaría distinto a ellos, en que no se entendieran por completo y en que tal vez se molestarían, pero su amistad siempre los haría reencontrarse.

—Weasley, Potter, compórtense… no es momento de cursilerías —ordenó Albert Osbert, aunque su tono no era para nada severo—. Weasley vuelve a tu lugar.

En el estrado apareció Gawain Robards, instructor de la Academia, Frank Wells, Jefe del Departamento de la Aplicación de la Ley Mágica, Sirius Black, Jefe de la Oficina de Aurores y el Kingsley Shacklebolt, el Ministro de Magia.

Después de una breve bienvenida y presentación de los que encabezaban tan solemne ceremonia, el discurso inició, a cargo de Willow Graham.

—El día de hoy culminan una importante etapa de su vida, su formación como Aurores, grado al que han sido merecedores después de tres años. Esperamos que sirvan al mundo mágico con alto sentido ético-profesional, utilicen sus conocimientos para defender al indefenso y siempre en busca de la paz y la tranquilidad de la población.

Osbert les dio la señal para que avanzaran al frente, los escuadrones se movieron como si fueran solo uno, atendiendo la solicitud. Regios, serios, mostrando respeto a sus superiores, portando el uniforme con honor.

—Protestan ustedes honrar el nombre de la Academia en cada una de las acciones profesionales de su vida, buscando siempre la excelencia y atendiendo su visión de servicio y los principios que rigen la institución.

Levantaron su mano derecha, respondiendo con el mismo tono. «Sí, protesto.»

—Si así lo hicieran que la sociedad se lo reconozca y si no, que se los demande.

Los aplausos no se hicieron esperar. Fueron pasando uno a uno, al estrado, para recibir su pergamino y sus condecoraciones.

—Harry Potter.

El sonido de su nombre hizo eco en toda la habitación, los vítores no se hicieron esperar. Él sintió su pecho elevarse en una respiración larga, se cuadró y avanzó, no sentía los pies, pero sabía que estaba avanzando. Los rostros del estrado se mostraron satisfechos con su aparición.

—Al seguir de cerca su formación, sé lo que ha padecido para estar aquí y debo decirle que estoy orgulloso de usted. Enhorabuena, siga adelante y espero verlo en el Ministerio pronto —declaró Kingsley ofreciéndole su mano.

—Gracias —dijo con la voz ligeramente afectada, estrechó su mano.

Sirius sentía que el corazón le iba a explotar de alegría, se saltó el protocolo y lo estrechó con fuerza.

—Estoy feliz por ti y tus padres estarán celebrando tanto como yo. Lo has hecho bien, Harry.

Sabía que era así, sus padres nunca lo habían dejado, estaban con él en cada momento. Tal vez no tenía la piedra, pero sabía que era así.

Bajó del estrado y jubiloso, alzó su mano mostrando el pergamino para su mejor amiga, Hermione no se contuvo y mientras sus compañeros ya festejaban, él fue embestido por un abrazo lleno de afecto.

—Te amo más que nada en el mundo, gracias por creer en mi.

Sirius los miró desde su lugar, hinchado de orgullo, podía ver que no todo sería felicidad, ni alegrías para ellos, había demasiados enemigos sueltos tomando poder... pero sabia que estando juntos eran demasiados fuertes y con la ayuda de Ron —al que vio llegar y unirse a ellos pocos minutos después— enfrentarían lo que el futuro les tenía deparado.

Después de todo eran el trío de oro de Hogwarts, como aún los llamaban algunos y seguían siendo indestructibles. Representaban la fuerza y la unión de la amistad, la valentía y el amor.

*º*º*º

* Valmai Morgan: Cazadora de las Arpías de Holyhead (DP). Década de los noventa.

* Gwendolyn Morgan: Capitana de las Arpías de Holyhead en 1953.

*º*º*º

Hola, hemos llegado al final. Con esto cerramos "The Perfect Gentleman", que ha tenido tantos cambios y que habrá unos tantos más con esto de las ediciones de los viejos capítulos. Agradecemos a todos los que han seguido la historia, desde el primer comentario hasta el último, a los que leen anónimamente y los que nunca comentan.

Hay mucho por decir, y queremos comenzar con el final abierto. Mucha/os ya sospechan la razón, aquí confirmaremos eso. Sí, vamos por una segunda parte, una segunda historia con una trama que estará ligada a esta primera parte. ¿Por qué hacerlo? Porque no queríamos apresurarnos con este cierre y decir… pudieron tener hijos de pronto o dejar que se asumirá cómo se resolvió todo, cuando había tanto por desmenuzar. En esta segunda parte habrá mucho harmony, runa (que no pudimos dedicarle muchas escenas o más desarrollo en esta parte), drinny y demás.

No nos odien y ojala nos puedan acompañar en esta nueva entrega. No publicaremos así como esta historia, vamos a tenerla avanzada antes de publicar para que no sea pesado y tampoco los hagamos esperar.

Summary: El amor verdadero unido con magia antigua podrá ser la respuesta para crear el deseo más profundo de Harry y Hermione, sólo si pueden llevar hasta el final el ritual en medio de una lucha contra los nuevos enemigos que no desean la paz del mundo mágico y que no están dispuestos a perder la oportunidad de obtener las Reliquias de la Muerte.

Estamos deseando leer sus opiniones, no nos dejen solas. Aún no tenemos el título, estamos secas, pero estamos abiertas a sugerencias.

* ¨ )¸.·´¸.·´¨)

(´¸.·*´¯`*»— — The darkness princess & Lady Muerte.