CUENTOS DE ANTES DE DORMIR

(BEDTIME STORIES)

Resumen: Los padres han conseguido casar a Ranma y Akane. Ahora se trasladan para asistir a la Universidad y compartirán un apartamento. Este nuevo escenario influirá sin remedio en el desarrollo de su relación. El fanfic consiste en momentos de esa vida en común centrados alrededor de la hora de irse a dormir, de ahí el título. Me encanta el waff (warm and fuzzy feelings) así que esperad mucho de eso.

Escena I

El Apartamento

- Todavía no puedo creer que nos hayas comprado un apartamento.- Ranma subía la estrecha escalera del edificio, cargando con tres pesadas maletas y una mochila a la espalda, seguido de sus padres, Akane, el padre de ésta y el doctor Tofu.

- Ni lo menciones. Ahora necesitáis toda la ayuda que podamos prestaros. Vosotros concentraos en vuestros estudios, yo me siento feliz sólo con saber que el futuro del dojo está asegurado.- La madre de Ranma era una caja de sorpresas.

Llegaron a la puerta y la señora Saotome abrió con una pequeña llave unida a un llavero con forma de cerdito negro que a Ranma le ponía de los nervios.

Ella entró primero y enseguida se apartó para dejar pasar a la comitiva. Todos fueron descargando los bultos que portaban en un pequeño salón-comedor al que la puerta pricipal se abría directamente. Era un apartamento pequeño, modesto, pero parecía muy acogedor, estaba muy cerca del campus y venía completamente amueblado, lo cual era un factor importante, ya que ninguno de los dos tenía dinero suficiente ni para comprar una silla.

Akane corrió hacia la ventana de la pared de enfrente cuando se dio cuenta de que las vistas daban a un espacio abierto, y no a la fachada de un edificio como podría haberse imaginado.

- Da al jardincito de atrás¡es precioso! Gracias, tía Nodoka, nos encanta.

La muchacha estaba visiblemente contenta. Había sido su ilusión entrar en la universidad desde que acabó el curso pasado el instituto y su padre le informó de que tenía unos ahorros reservados para que una de sus hijas pudiera estudiar allí. Y casi no había hablado de otra cosa desde que ambos, Ranma y ella, habían aprobado el examen de acceso a la Sakura.

- Me alegro que os guste.- Respondió la madre de Ranma con una encantadora sonrisa.- No es muy grande pero para una joven pareja de recién casados creo que está bien.

Los dos aludidos le devolvieron sendas sonrisas forzadas.

- Ehm, sí bueno... gracias, mamá.

Akane se apresuró a auxiliar al doctor Tofu, que intentaba encajar una gran paquete de libros en el hueco entre una mesa de café y un pequeño sofá de dos plazas.

- Doctor Tofu, no sabe cuánto le agradecemos que nos haya prestado esos libros de nutrición.

- Creo que os serán útiles.

- Serán una gran ayuda.

- ¡Buah!- lloró Soun Tendo.- ¡Mi niña pequeña ya es una mujer!

- Papá, por favor.

- Ranma, te la encargo. Cuídala mucho.

- Papá, nos veremos el fin de semana.

Ranma volvió a poner una sonrisa forzada mientras intentaba encontrar un comentario amable que dejara tranquilo a su suegro.

- No se preocupe, señor. Estará bien. De todas formas ella sabe cuidarse sola.- vale, quizá esa última parte no había sido la mejor elección de palabras, o eso pareció pensar Akane, que le dirigió una mirada suspicaz.

El señor Tendo continuó lloriqueando un poco más y todos se despidieron. El doctor Tofu les aseguró que seguía a su disposición como médico de la familia, y como amigo, para lo que necesitaran.

- Buff.- resopló Ranma al tiempo que se dejaba caer en el diminuto sofá.

- Ranma, no te acomodes demasiado que tenemos que poner todo esto en su sitio.

- ¡¿Ahora?! Estoy cansado.- se levantó de todas formas y se dirigió a las bolsas de comida que habían traido.

- No te quejes tanto, no puedes estar tan cansado. ¡Oh, qué cocina más mona!- exclamó ella de repente.- Han conseguido meter incluso una lavadora, es increíble.

- No te hagas ilusiones. Menos mal que en el residencial hay un comedor.

La chica le sacó la lengua y le dijo con sorna:

- Ñee, qué gracioso eres. No te preocupes, no voy a intentar ser la esposa obediente que se pasa la mañana en la cocina esperando que llegue el marido con la comida puesta en la mesa.

- No me importa que lo hagas, siempre que no la hayas cocinado tú. Jejeje.- no había acabado la frase cuando ya estaba esquivando una zapatilla que volaba directa hacia su cara.

Encontró una lata de refresco, la abrió y prácticamente la vació de un trago. Para llegar a la cocina había que pasar por el espacio que, separado del salón con un bonito biombo, hacía las veces de dormitorio.

- Che, una sola cama.

- Pues claro, qué esperabas. Recuerda que lo han decorado nuestros padres.

Ranma y Akane terminaron de inspeccionar la casa, localizando todos los rincones donde pudieran meter todas las cosas que habían traído con ellos, principalmente ropa, libros, algunas cajas con objetos personales y casi toda la colección de peluches de Akane.

Más o menos a las 7 de la tarde el estómago de Ranma protestó de forma ya bastante evidente, así que decidieron dejarlo por ese día, aunque les quedaba muy poco por terminar de colocar.

Kasumi les había preparado una de sus deliciosas cenas y, quizá fuera por el trabajo de aquel largo día, pero todo parecía mucho más rico que de costumbre.

- Al fin solos.

Akane sintió cómo se acaloraba de repente y parpadeó muy rápido durante unos segundos. Antes de que pudiera decir nada, él continuó.

- ¿No se te hace raro el silencio? En casa la hora de la cena es un caos.

- En casa siempre es un caos.

- Los voy a echar de menos... un poco.

Ella se quedó mirando pensativa el borde de la mesa.

- Sí...

Por supuesto que los iban a echar de menos, pero ambos coincidían en que una temporada fuera del dojo Tendo, de la debacle de Nerima, era lo que necesitaban ahora que iban a empezar una nueva vida.

Cierto que ya sus padres no les incordiaban continuamente con lo de la boda, porque por fin habían conseguido casarlos. Hacía una semana. Cinco días, para ser exactos. Había sido una condición indispensable acordada para que pudieran venir a vivir por su cuenta cerca de la Universidad.

- No seas ridículo, no voy a hacerte dormir ahí. Esta cama es más grande que la mía, no te preocupes.

- Pensé que no querrías tenerme acostado a menos de diez metros de ti después del incidente de anoche.

Akane luchó en vano por que su cara no se sonrojara al recordar aquella situación, pero como no lo consiguió optó por esconderse detrás de las mantas que estaba extendiendo sobre la cama de matrimonio. Ranma insistía en seguir llamándolo "incidente"

Durante las tres primeras noches de casados Ranma había dormido en forma de chica compartiendo la cama de Akane. Por supuesto, desde la boda sus padres habían insistido en que Ranma se mudara a la habitación de Akane. La situación era, sin embargo, distinta a otras veces ahora que estaban casados. Akane podía imaginarse lo embarazoso que era para Ranma compartir dormitorio con su mujer, siendo él mismo una mujer, a pesar de ser en verdad un hombre. Ella misma se sentía ya bastante confundida en aquellas circunstancias como para obligar al muchacho a pasar por aquello.

Fue por ello por lo que, al llegar la cuarta noche, Akane le informó que podía cambiarse y dormir como un chico si lo quería. Lo cierto es que Ranma se sintió a la vez aliviado e inquieto.

Le costó horrores dormirse aquella noche. Estuvo haciendo malabarismos para no acercarse demasiado al cuerpo de Akane durante una hora, sin saber dónde poner las manos, sin moverse para no despertarla, hasta que finalmente cayó rendido. El despertar a la mañana siguiente había sido uno de los más extraños de toda su vida.

Lo primero que notó fue calor, una calidez a la que no estaba acostumbrado. En cuanto sus sentidos empezaron a despertarse poco a poco sintió como si una brisa templada le acariciara la cara. Y por último, antes de abrir los ojos, su mano registró algo blandito debajo de sus dedos.

Su sobresalto fue tal que hizo temblar toda la cama. Cuando Akane abrió también los ojos, Ranma había apartado la cara del centímetro que los había separado sólo unos segundos antes, pero su mano aún seguía descansando sobre el abdomen de ella. Inmediatamente ambos enrojecieron hasta las orejas y por supuesto ella descargó parte de su azoramiento empujando a Ranma fuera de la cama y arrojándole con violencia todo lo que tenía a mano.

- ¡Pervertido¡Dijiste que no me tocarías un pelo!

- ¡Oye, ni que lo hubiera hecho a posta¡Tú tampoco me estabas dando la espalda precisamente!

- ¡Cerdo¡¿Qué estás insinuando?!

Y así continuó su primera pelea de recién casados.

- Con un metro es suficiente, y esta cama es lo bastante ancha. ¿Qué lado quieres?

- ¿Qué?

- ¿Me estás escuchando? Digo que qué lado prefieres.

- Ah. No sé, me da igual. La derecha.- Ranma volvía poco a poco al presente.

- Vale.- Akane sacó un despertador redondo con unas pequeñas patitas y lo colocó en un saliente a la cabecera, que hacía las veces de mesilla, en el lado izquierdo.- Mañana hay que levantarse temprano.

- ¿Y eso porqué? Las clases no han empezado aún.

- Hay que hacer papeleo y recoger información sobre las asignaturas, la Universidad en general, las actividades extra escolares...

- ¡Actividades extra escolares¿Crees que no vas a tener bastante con las asignaturas de las que te matricules?

- Ranma¿no te interesa averiguar si hay algún tipo de club de artes marciales donde podamos entrenar?

La chica sabía cómo picar la curiosidad del muchacho.

- Mh..., tienes razón. Tenemos que encontrar un dojo, o al menos una sala donde poder practicar o me volveré loco aquí encerrado.

- Sí, y quizá entonces podrías empezar a entrenarme.

- Mmh... me lo pensaré.

- ¿Sabes? De repente el sofá no me parece tan incómodo y pequeño.

- Vale, vale-. Sonrió él para quitarle tensión al asunto.

Tras usar el baño por turnos se hizo de repente el silencio en la casa. El cuarto de baño era también pequeño, pero tenía una ducha separada de la bañera. Eso les permitiría usarla como furo alguna vez, pensó Akane. "Aunque es tan pequeña que sólo cabe una persona, o dos un poco apretujados". Esto la hizo ruborizarse, "¿y para qué demonios se iban a meter dos personas a la vez ahí dentro?".

Cuando salió del aseo Ranma ya estaba acostado, aunque había dejado la luz encendida. Akane la apagó y se dirigió a su lado de la cama.

- Ranma¿duermes?

- Mmh.

- Qué silencio.

Ranma, que estaba de espaldas a ella, se giró y quedó recostado sobre su espalda, con la cabeza apoyada en las manos, un gesto muy suyo. Mirando al techo pensativo dijo:

- En realidad, esto no está mucho más silencioso que en casa. Pero parece que aquí se nota más¿verdad?

Akane suspiró.

- Sí. Ni siquiera se oye a los vecinos de los otros apartamentos.

El saberse solos generó una ligera tensión. Ya era la quinta vez que dormían juntos. Pero hasta ahora al menos habían compartido la casa con el resto de la familia. Sin embargo, en este apartamento, en el que no se oía ni a un alma, era una situación realmente nueva para ambos, nunca habían estado completamente los dos solos. Akane intentó buscar calor envolviéndose con las mantas, pero no encontraba una posición cómoda y tenía los pies helados.

- ¿Quieres parar?- Ranma, que había vuelto a acostarse de espaldas a ella la miró por encima de su hombro.

- Extraño el colchón. Y echo de menos mi almohada.

- Te acostumbrarás, pero deja ya de moverte, que no me dejas dormir.

Al parecer, Ranma también extrañaba el colchón, porque por la mañana algo lo despertó temprano. Fuera, el día empezaba a clarear y se oía el canto de algunos pajaritos piando seguramente en el parque de detrás. Se frotó perezosamente los ojos con el dorso de la mano y se removió un poco bajo las mantas. Un ruido a la altura de su hombro izquierdo lo hizo girar la cabeza y se encontró con la de Akane, que volvió a emitir un gemido ronco que anunciaba que estaba a punto de despertarse.

Ranma tuvo tiempo de notar que la chica se había recostado sobre su brazo izquierdo extendido a lo largo de su cuerpo, antes de que ella abriera los ojos y se lo encontrara a él mirándola. Todavía somñolienta dibujó una sonrisa que hizo que a Ranma le diera un salto el corazón y murmulló:

- Buenos días.

Parpadeó lentamente un par de veces y luego abrió los ojos como platos de golpe. Soltó la mano que apoyaba sobre el brazo del chico y se disculpó tímidamente al tiempo que se ruborizaba. Se separó de él un poco más intentando no mirarle a la cara. Con una sonrisa socarrona en la voz oyó a Ranma que decía:

- Bueno¿quién es la pervertida ahora?

Ella le dirigió una mirada indignada y le palmeó el hombro.

- Idiota.

Justo en ese momento, el despertador decidió sonar y el estruendo le causó a la chica tal susto que volvió a agarrarse del brazo de Ranma y a apretarse contra él.

Esto le provocó al muchacho una risa histérica bastante contagiosa que no cesó hasta unos minutos después, mientras Akane ya se había levantado y se dirigía al cuarto de baño.


¿Porqué escogí esta hora? Básicamente porque es antes de dormirme cuando tengo el momento más relajado del día y puedo dejar volar mi imaginación para que atrape estas historias. Por eso me imagino a esta pareja antes de dormir, teniendo conversaciones relajadas y quizá alguna confesión que otra (uuh... tengo en mente más de una confesión, sí). También porque es un momento muy personal de una pareja, perfecto para que estos dos vayan explorando poco a poco esa intimidad compartida.


De momento mantengo la calificación en K , pero no descarto que pueda llegar a T. En cualquier caso, no será para M.