La Posesión del Kyubi

"Te comprobaré que jamás te dejaré de amar... cueste lo que cueste"

¡Hola!

Ahora sí, tanto tiempo de la última vez que escribí.

Lamento todo el tiempo pasado, han pasado tantas cosas en mi vida que a penas me da tiempo siquiera de dormir, no obstante, tengo a un muso que me ha inspirado a continuar como nunca :D, a quien le mando un beso con todo mi corazón. Thank you my love, see you soon!

Les deseo un excelente momento de lectura, no sin agradecerles el que continúen esta historia nacida de mi mente.

Bis bald!


Capítulo 50: Gracias

Para ser una situación extremadamente complicada, todos estaban tomándolo demasiado bien. Tsunade estaba más que asombrada por el hecho de que cada uno de los Kages no sólo le estaban apoyando, sino que ellos mismos ofrecieron más de sus Shinobi para controlarla guerra que se avecinaba gracias a que el enemigo tenía a Deirant. ¿Acaso no era lo que habían deseado? Con una gran sonrisa se sintió aliviada ya que después de todo lo acontecido por Akatsuki y Uchiha Madara podía decir que el mundo estaba en "paz".

-Y mi gente estará patrullando la salida de cada aldea- comentó Gaara con su clásico tono serio denotando levemente cierta seguridad por saber que su amigo estaba seguro por el momento. Una vez más podía hacer algo por Naruto y no perdería la oportunidad de hacerlo.

-Perfecto. Gracias por su soporte y comprensión. Estaremos al pendiente de Naruto y cualquier cosa se les informará. - Con esas últimas palabras Tsunade dejó el recinto y se dedicó a caminar por la aldea, la cual estaba reconstruyéndose paso a paso con la ayuda de todos los aldeanos. Pasando algunos minutos logró encontrar el acceso al hospital sin embargo no quiso entrar. Necesitaba cargar energías para continuar con su labor y no había nada mejor que ir a la montaña Hokage y admirar un poco de la vista junto con una pequeña botella de Sake.

No solo tenía que pensar en todo lo que conllevaba a cuidar a Naruto, sino que el consejo le estaba pidiendo un sustituto para poder delegar su poder y con ello dedicarse a otra cosa. Tsunade sabía perfectamente que no era un momento "a doc." para generar este acontecimiento, sin embargo, un sucesor le ayudaría a encontrar a Jiraiya que había desaparecido ya bastante días.

- ¿Necesita algo más, Tsunade-sama?- Shizune le preguntó con voz baja, entendiendo que estaba pensando en algo importante por la expresión que tenía después de regresar algunas horas después de la reunión con los Kage.

-No. Gracias Shizune- La rubia le sonrió suavemente y salió de su oficina.

Caminó un rato buscando la solución de sus problemas. Tenía perfectamente al sucesor, sólo que no estaba segura si él quisiera aceptar. ¿Cómo comentárselo sin que lo tomara en estos precisos momentos mal? Una vez estando sola al regresar a su oficina, tomó un poco de la botella de sake que escondía para que su asistente no la viera en un archivero cercano a la puerta y, dejándola caer a los segundos sin siquiera probarla, su alma se llenó de dolor al encontrar que una de las ranas de Jiraiya estaba recargada en una de las ventanas.

-Lo lamento tanto, Tsunade-hime…-

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Para ella fue demasiado satisfactorio estar en ese tranquilo lugar cuidando a su hermana, cuñado y a esos apestosos que solo generaban problemas. Por alguna razón que ella desconoció, una vez que Kanno desapareció con todos para esconderlos en el refugio de Naruto, regresó por ella solicitando su apoyo dos días después. Al principio pensó en decirle que Ino era una mejor opción por cuestiones de conocimientos médicos, sin embargo, comprendió que fue la misma Hinata quien se lo pidió. ¿Cómo negarse? Ante el asombro de su padre y del consejo, ella simplemente tomó sus cosas más vitales y se fue con el zorro, el cual cayó dormido al llegar. Estaba cansada pero feliz al ver que esos cuatro peludos despiertos por más de cuatro horas seguidas, el único que faltaba por llegar era Jirato, quién seguía en observación en la casa de los Inuzuka.

Suspiró realmente frustrada por no poder hacer nada esta vez por ese pequeño zorro. ¿Cómo ayudar cuando su vida depende exclusivamente de él? Con el comentario de Konohamaru, quien era con el único que podía contactarla mientras que ella se encontraba lejos, supo que aún no se recuperaba del todo y su estado era delicado. ¿Por qué no podían curarse con la velocidad de siempre? Siguió caminando por esos pasillos llenos de vegetación para, completamente asombrada, detenerse en silencio para escuchar a esos zorros mocosos llenos de pelos blancos planeando una supuesta travesura...

-Sigo diciendo que no es una buena idea- Ese definitivamente fue Kanno, sonrió ante lo obvio. No había zorro más seco que este. –No puedo mantenerme despierto y dudo que tú puedas estarlo más que yo, tarado. -

-Y yo digo que eres un pesimista- Haki mencionó realmente molesto. –Ninguno puede, pero queremos echarle ganas… y tú pedazo de pelos sucios eres de lo peor por no quererme apoyar-

-Dejen de fregar mi existencia. No estoy de humor- el mayor los ignoró olímpicamente. Si no fuera por su estado de preocupación por Jirato podría tener mejor humor. Para su molesta situación, ni él ni su amo daban señales de mejorar, sin olvidar a su maestro que decidió hacer un acto de desaparición.

- ¿Pueden dejar de pelear? ¡Me duele mi cabeza! - Ahora fue el turno de Hikaru. Estaban que no podían más con su malestar, aún cuando la idea de molestar a la hermana menor de su ama era bastante buena.

-Son de lo peor, zorros- Hanabi entró rápidamente intentando fallidamente encontrarse con los cuatro zorros levantados y saltando como siempre, sin embargo, fue todo lo contrario. Literal esos peludos estaban a punto de caerse cada uno apoyándose como podían. Con temor de que alguno se lastimara por necios, dejó las cosas que tenía en las manos en el piso y logró a alcanzar a Hikaru quien estaba a punto de caer cerca de la puerta. A los segundos logró acomodar a cada uno en sus respectivos cojines. Y, haciendo que su preocupación se disipara rápidamente transformándose en asombro y enojo, entendió algo de real importancia: si tenía que ser sincera consigo misma, al único humano al que podrían molestar era a ella, ¡demonios peludos! Sonrió de tal manera que les hizo temer por sus vidas y por sus recién recuperadas pulgas. - ¿A qué creen que están jugando peludos apestosos?-

- ¿No... Nosotros? - Kanno fue el único valiente para hablar. - ¿De qué… qué estás hablando?- todos los demás peludos temieron por su vida. Conocían perfectamente el poder de esa Hyuga y comprendieron que esa miradita fue porque se dio cuenta de lo que estaban tramando.

- ¿Y todavía lo preguntas, Kann…?- Hanabi no pudo terminar. Con dolor vio como los cuatro zorros cerraron sus ojos cayendo inconscientes. Sin poder hacer nada más que ponerles sus cobijas y reacomodarlos para que estuvieran lo más cómodos posible, tomó sus trastes de comida para limpiar el lugar y después fue con Hinata para ver si necesitaba algo de ayuda con Naruto.

Cuando llamó a la puerta y recibir un "adelante" de parte de Hinata, entró silenciosamente. Suspiró al ver como su hermana estaba cambiando exactamente el vendaje del brazo de Naruto, que seguía curándose todavía. Para llevar diez días en ese lugar Naruto había mejorado bastante, aun cuando sus heridas no sanaban a la perfección.

- ¿Cómo sigue?- Hanabi fue al auxilio de su hermana y entre las dos terminaron la labor. Al concluir con el cambio de todos los vendajes, se atrevió a preguntar.

-Mejor, Hanabi. Gracias por preguntar- Hinata tomó nuevamente el sofá que colocó a un lado de la cabecera para velar por el sueño de su amado mientras volvía a despertar. Después de encontrarlo en el suelo del hospital junto con Sakura y Sasuke no había recobrado el conocimiento, eso sí, su salud mejoraba mucho más rápido que antes.

- ¿Tienes hambre?- la menor le sonrió levemente. Estaba preocupada por ella ya que, al contrario de los zorros, no podía dormir más de dos horas seguidas ya que atendía cada quejido y dolor mostrado en Naruto.

-Algo, ¿qué vas a preparar de cenar? - Hinata agradecía con todo el corazón a su hermana. Cuando le pidió a Kanno que fuera por ella pensó erróneamente que les diría que no por no hacer enfardar a su padre y al clan –ya que los viejos del consejo la querían a ella como líder- y ahora no solo la apoyaba a ella, sino a todos los zorros de la montaña Hi.

Esa montaña, como todo Shinobi sabía, fue catalogada desde siempre como una montaña peligrosa y lúgubre por albergar a un sin fin de seres con control de energía inigualable y por lo mismo aquel que se atrevía a entrar simplemente no salía para contarlo. Siendo un lugar en el cual sólo algunos elegidos podían entrar, Hinata dedujo erróneamente que era en donde había entrenado Naruto en su juventud con el gran Sapo, pero se llevó una gran sorpresa al encontrar que esos seres eran nada más ni nada menos que una enorme jauría de zorros terriblemente traviesos que no solo eran los amigos de Naruto y del Kyubi mismo, sino que le hacían la vida imposible a todos los demás seres y, como una revelación completamente graciosa, los sapos amigos de su amado evitaban a toda costa tener contacto con "esos apestosos" por el simple hecho de que no se llevaban bien (llámese que las travesuras de los zorros eran terriblemente odiados por los sapos y en sí eran grandes rivales).

Otra cuestión agradable, a pesar de toda la tristeza que sentía en su ser, fue el conocer a la madre de los cinco zorros de Naruto.

"¡Hasta que conozco a la hembra de mi cachorro Naruto!" le había comentado una zorra de gran tamaño, quien tenía pelaje rojizo con la punta de la cola negra. Y con la excepción de sus hijos, ella aprendió a hablar gracias a que el mismo Kyubi –al que todos le decían Kurama- le regaló un poco de su chakra, haciéndolos más inteligentes y fuertes. En cambio, para Kanno, Jirato y los demás hermanos, el mismo Naruto fue quien les dio esa habilidad gracias a que les entregó parte de él por medio de sus sentimientos. Ahora entendía porque Kanno era igual que Sasuke o que Hikaru tenía "cierto" amor a la flojera y era el estratega del grupo como Shikamaru…

Tenía que salvarlos sin importar el costo…

- ¿Y qué vamos a hacer cuando Naruto despierte?- Hanabi la sacó de sus pensamientos.

-Tsunade-sama me ha pedido que le avisemos inmediatamente. Para ellos la entrada a este santuario está prohibido, no obstante, pueden preparar el terreno para que nosotros regresemos y podamos darle fin a esta batalla sin sentido-

-Ok- la menor le sonrió a la mayor. –Te dejo. Tengo que ver a los zorros porque si se despiertan, no quiero que ataquen el refrigerador como la otra vez- ambas se miraron y sonrieron cómplices. De las pocas horas que esos traviesos estaban despiertos, no solo hacían de las suyas en la casa -como vaciar el refrigerador por su "hambre monumental"- sino que se unían con los zorros más pequeños de la jauría que no obedecían a nadie… ¡Estaba la pobre casa de Naruto hecho un despapalle!

El encontrarse en ese mundo fue una sorpresa para ambas. En ese lugar los zorros adquirían grandes habilidades con respecto a la captación de energía vital y, sorprendiendo a cualquiera que los viera, su inteligencia y fuerza eran comparadas con grandes animales como leones y osos, diciendo que era a aún más.

-Hanabi…- Hinata logró detener a su hermana menor, quien se apoyó en el marco de la puerta. –Muchas gracias por tu apoyo…-

-No tienes nada que agradecerme, eres mi hermana y te amo, a pesar de todo lo que ha pasado entre nosotras y el clan- Hanabi, quien nunca se molestaba en mostrar sus sentimientos, volteó rápidamente para que su hermana mayor no notara ese gran rubor de sus mejillas. –Así que tienes que salir airosa con Naruto-san, ya que esos malditos no pueden ganar- Sonrió internamente al escuchar el suspiro de su hermana. –Y tienes que darle esa familia que tanto añora tu noviecito…-

Y se fue, dejando una gran sonrisa llena de felicidad en Hinata.

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Si esto continuaba así, estaba seguro de que se volvería loco. ¡¿En dónde demonios estaba?! Ya tenía bastante tiempo buscando una posible salida –diciendo que no sería libre realmente por estar dentro de su Jinchuriki- literal, estaba que no podía más con su propio ser por el coraje y angustia que sentía dentro. El ser más poderoso del mundo sentía algo llamado angustia. No solo por no saber dónde estaba, sino por el propio estado de salud de Naruto.

Desgraciadamente después de que se extrañó poder adentrara al cuerpo de Naruto ante el ataque de esos gemelos del demonio, su conexión mental desapareció y su entorno se volvió lúgubre, sin luz. ¡Los odiaba! Estaba seguro de que su venganza sería deliciosa cuando lograra ser uno nuevamente con el rubio.

¡Odiaba su soledad! Cada momento que pasaba en ese lugar le recordó esos desagradables momentos donde su soledad era la madre de su odio y su horrible egoísmo que tenía hacia Naruto, brindándole sólo la energía que necesitaba para vivir para continuar con vida.

Para Kurama, lo peor de esos momentos fue pensar que Naruto podría estar en peligro y que él no podía hacer nada.

Durante muchos años deseó estar lejos de Naruto buscando momentos de libertad robada (tomando en cuenta que él había existido sólo para destruir el mal naciente en la Tierra) y sí que estuvo a punto de lograrlo. ¿Para qué darle más de lo que se merecía? ¡Él no deseaba estar ahí! Pensó que podría vengarse de ese Yondaime del demonio lastimando a su legado. Pero ahora sólo tenía una preocupación en la mente…

Temía perder a su mejor amigo.

-Mocoso…- se encontraba caminando en un espacio hueco y obscuro, sin un rastro de luz o de sonido. ¡Maldecía su suerte! Nunca, y decir nunca en toda su existencia, tuvo miedo a la soledad hasta ahora. –Es mejor que contestes mocoso o no respondo cuando lo hagas… ¡Y no te hagas el imbécil! ¡Ya no quiero estar encerrado en este lugar! -

No recibió nada a cambio…

-Rayos…- Se sentó para poder pensar mejor en qué hacer. Lo importante de todo esto fue que Naruto seguía con vida y aún estaban a tiempo de terminar la fusión. Eso sí, tenía que hacerlo reaccionar porque, aumentando su malestar mental, podía sentir como ese pseudo-demonio Deirant estaba más intranquilo. ¡Qué asco! Ese desgraciado estaba haciendo de las suyas con su Jinchuriki y la verdad estaba vomitándose de esa situación.

Si tan solo sus hermanos estuvieran con vida… ¡Tenía que concentrarse! Se acomodó mejor en el espacio en el que estaba y con ello cerró los ojos intentando comprender su entorno. No podía perder más tiempo. Suspiró pesadamente, planeando de qué manera podría salir de ese encierro infernal.

Y pasaron las horas sin que algo perturbara su maldito espacio. ¡Le llevaba la fregada! Ni siquiera pudo contar el tiempo en que estaba meditando para inútilmente escuchar algo.

- ¡Estoy harto de…!- pensando que no podría más, comenzó a percibir un ruido extraño a lo lejos…

¿Eh? ¿Había escuchado algo? Entrecerrando los ojos volvió a concentrarse. Estaba loco sin embargo levantó sus orejas por cualquier cosa. -…bi…- ¡Si! Era una voz que no reconoció. ¿Quién era el dueño/a de esa voz? Volvió a cerrar los ojos para concentrarse nuevamente. …

¡Oh si! ,… escuch…- No supo cuánto tiempo estuvo "meditando", sin embargo se levantó de pronto y, después de estar mucho tiempo concentrado, logró escuchar esa voz que tanto anhelaba escuchar.

- ¡Mocoso!-Kurama se levantó completamente feliz al escucharlo. –Vuelves a dejarme así y te mato, hijo de la fregada-

-No me grites, me duele mi pancita…-

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- ¿En serio tenías que hacer eso?- Shajiro se recargó en la pared cruzando sus brazos.

-No tuve de otra. Esa perra me iba a causar problemas- el viejo intentó justificarse. Supo que el deshacerse de Reika no iba a hacer el gusto de sus subordinados. Primero estaba Shajiro. ¿No que no sentía algo por ella? ¡Le llevaba la fregada! Ese imbécil estaba enamorado de un cadáver…

Después estaban los gemelos. ¡Pensaban que era su hermana mayor!

-Sabes que yo pude controlarla… ¡Eres un idiota! - Shajiro se sintió dolido. Cuando despertó después de ser curado casi en la totalidad, encontró que Reika había muerto por las manos de ese vejete asqueroso. ¡Iba a deshacerse de ese imbécil a la brevedad! Hablando con los gemelos sin que él se diera cuenta logró hacer un plan en su contra. Ferme estaba incontrolable después de saber que el imbécil del Uzumaki seguía con vida. Su mal humor y sus constantes momentos de agresividad le estaban colmando la paciencia. Era cierto que había llegado muy lejos gracias a él, pero no pondría en riesgo a sus hermanos por su culpa. El haber matado a Reika sólo le mostró que podrían estar en peligro por una estúpida rabieta.

-Cálmate tonto, ella era un estorbo y lo sabes perfectamente-

-Ella es lo de menos…- Shajiro le enfrentó. -…tienes que calmarte viejo, no puedes permitir que te hagan enojar tan fácil. Si vamos a trabajar en equipo, tienes que confiar en nosotros- tenía que irse con cuidado.

-No me friegues con estupideces como esa- Ferme no tendría que confiar en nadie. El matar a Reika fue un incentivo para saber realmente en qué lado estaban sus "ayudantes". Ahora menos que nunca podía cometer algún error y con ello perder lo que tenía logrado. Era cierto que el Jinchuriki del Kyubi seguía con vida, no obstante, ese "pequeño" detalle motivaba a seguir adelante sin importarle las consecuencias. ¡HA! El mundo Shinobi se estaba agrupando para lograr mantener la paz lograda y para Ferme era sólo una motivación destruir todo lo que se había formado ante su dolor. ¿Alguien podría detenerle? ¡Jamás! Él mismo se deshiciera de todo aquel que se pusiera en su contra.

-Te recuerdo que estamos buscando lo mismo… no lo olvides- y lo dejó solo.

Ferme caminó por los grandes pasillos de la guarida, meditando el siguiente plan. Sin que nadie lo supiera, Deirant sería sólo un pequeño dador de energía ya que estaba listo para despertar el mal que el estúpido de Madara Uchiha no pudo. No era nada tonto y sabía que los Bijuus asesinados por el Kyubi realmente estaban con vida, recuperándose dentro de la propia naturaleza y que muy pronto harían nuevamente acto de presencia. Naruto Uzumaki era bastante tonto si creía que le iba a ganar.

Todos sabían a la perfección que los Bijuu eran seres eternos… solo tenía que esperar a que cualquiera de ellos apareciera, aprovechando que el Kyubi estaba fuera de acción. No podía esperar más para ejecutar su plan, esa misma noche comenzaría la tan añoranza matanza Shinobi. ¿Quién diría que esa serpiente le daría lo que más necesitaba? Orochimaru iba por lo suyo, sin embargo, podría valerse de eso para lograr su cometido de deshacerse no solo del último Uzumaki, sino que de ese estúpido Uchiha.

Estaba consciente que, si ese Uchiha hubiera atacado junto con Naruto en su última batalla, no estaría con esa sonrisa en la cara.

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-Tengo que salir de aquí- El Kyubi tenía los brazos cruzados pensando de qué manera podría generar nuevamente la conexión con su Jinchuriki y con ello destruir de una buena vez a ese demonio de Deirant. ¡Lo odiaba! A pesar de que estaba en el interior de Naruto completamente aislado, el poder de ese asqueroso ser podía sacarle de sus casillas. Todo el mal acumulado dentro de él era suficientemente fuerte para asquearle.

-… no sé cómo ayudarte, maestro…- la voz cansada de ese apestoso estaba causándole un mayor coraje a su ya muy pesado malestar. Se sentía en un Deja vu por recordar a cierto estúpido rubio con semejantes comentarios. –…y lo más horrible de todo, es que necesito comer… ¡muero de hambre! -

El pobre Kurama estaba completamente cabreado. ¡Tenía que apoyar a Naruto! -Si serás estúpido, mocoso. Ponte serio Jirato, no tenemos mucho tiempo- si no explotaba por estar harto de no saber nada del exterior, lo haría gracias a ese zorro peludo que no le ayudaba en nada… ¡Jirato tenía la llave para despertar a Naruto y se estaba haciendo wey! Kurama bufó exasperado. –Si Deirant nos encuentra, no vamos a contarla para el amanecer-

-Lo sé, maestro, es sólo que no puedo ya que yo también no puedo despertar…- se escuchó una voz desmotivada. -…aun cuando lo intento. Es como si algo no me dejara estar consciente de mi cuerpo-

- ¡Me lleva la fregada!- el nueve colas se levantó como alma llevada por el mal. ¿Tampoco podía despertar? ¡Qué demonios significaba eso! Tenía que ver de qué manera escapar. ¿Cómo poder ayudar a Naruto o a Jirato a despertar? ¡Odiaba esa conexión de esos dos! ¿En qué momento dejó que eso pasara? ¡AH! Pura frustración dentro de su ser por el simple hecho de que ese par de flojos no podrían despertar sin que… ¡Un momento! Kurama levantó sus orejas lo más que pudo y por primera vez en toda su existencia, agradeció tener a ese estúpido como Jinchuriki. ¿Pero cómo no se dio cuenta de ello? ¡Sonrió victorioso ante su gran idea!

Lastimosamente la estupidez si se pegaba, caray. Con una sonrisa en su hocico, juntó sus manos para generar varios sellos que, en un momento dado, comenzaron a alumbrar todo el pequeño espacio en donde se encontraba. Si no lograba despertar a Naruto con esto, no habría nada más que hacer…

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- ¿Hasta qué hora vas a quedarte?- la voz de Arashi le sacó de sus pensamientos.

Kiba, quien se había encargado personalmente del cuidado de Jirato mientras los demás del cuidado de Naruto, no había descansado hasta saber que el pequeño zorro sobreviviera. Hasta eso tuvo suerte porque el pequeño ya tenía cinco días con una recuperación realmente rápida, lastimosamente aún tenía que estar en observación porque no quería reaccionar.

-No tengo hora- Le sonrió a la mujer. –Entiende, no puedo dejarlo solo-

- ¿Quieres que te releve mientras duermes un rato?- ella se acercó más a su pareja y le abrazó por la cintura, dejando que él se recargara en ella. ¿Quién diría que encontraría su felicidad en Konoha?

-No. Mejor descansa tú ya que tenemos que estar alerta por si el enemigo desea atacarnos. No estaremos bien hasta que Naruto regrese con nosotros y logre ayudarnos a destruir al enemigo- para evitar molestar al bello durmiente con sus voces, ambos salieron hacia el pasillo central de su casa y dejar descansar al peludo de Naruto. Con ello caminaron algunos pasos hacia la cocina para tomar un pequeño café. Arashi se preocupó al ver semejantes ojeras en su pareja. ¿Cómo convencerlo de que estaba seguro Jirato y que ella tenía la fuerza suficiente para protegerlo mientras dormía un par de horas?

-Lo sé, es solo que…-

-Shh… no me desobedezcas y ve a descansar. Te prometo que yo lo haré en un rato más- él la abrazó más fuerte, evitando que la chica hiciera nuevamente de las suyas y le golpeara o algo peor.

- ¡Kiba!- ese hombre era más necio que nadie. Bufó molesta pero la mirada que le dio su pareja generó que sus mejillas se ruborizaran escandalosamente.

-Ok, ok, tú ganas…- y estando a punto de besarla…

¡BOOOOOOMMMMMMM! Una gran explosión logró destruir parte de las instalaciones del recinto, aventándolos a su paso. Al principio no supieron qué fue lo que pasó, no obstante, estando ya de pie se dieron cuenta que esa explosión se generó en el cuarto de cierto peludo. Con horror y con un sentimiento de dolor por parte del Inuzuka, ayudó a Arashi a levantarse y la cargó para ir corriendo hacia Jirato. ¡No lo protegió como les prometió a todos! ¿Quién pudo atacarle sin que se diera cuenta? Cuando llegó a la inexistente habitación, se quedó sin habla y dejó caer sin querer a la pobre Arashi por la sorpresa, quien no solo aguantó el gran dolor en su trasero, sino que pensó de qué manera se vengaría de esos dos que la habían hecho sufrir esa noche y sacar lágrimas llenas de esperanza y tranquilidad.

- ¿Tienen algo de comer? ¡Muero de hambre! - la voz alegre de ese peludo completamente rojo les hizo reír fuertemente. Se encontraba aún tirado en el piso intentando levantarse y, sin que el pobre pudiera hacer algo, recibió un fuerte abrazo por parte de Arashi.

¡Jirato despertó!

- ¡¿Qué pasó aquí?!- Tsunade corrió con todas sus fuerzas al escuchar el estruendo en la casa de los Inuzuka. Era seguida por Shizune, Kakashi y un miembro del clan Hyuga mientras planeaban el siguiente paso de su plan. ¡Gracias a Dios estuvo cerca del barrio de Kiba! Su alma se había ido de nuevo, y regresó levemente al encontrar esa sonrisa de victoria en la hermana mayor del Inuzuka.

-Necesitamos traer comida, Tsunade-sama…- Kiba le dejó ver con alegría que tenía en todo su ser. –Creo que pronto tendremos a este peludo molestando por todo el lugar si no le damos lo que nos pide…-

-Oh…- Kakashi suspiró completamente tranquilo. Sin poderlo evitar, sonrió por saber que Ferme no se salió con la suya.

-Jirato no tenemos tiempo que perder…- Haciendo que todos los presentes abrieran los ojos asombrados, observaron como lentamente se acercaba el Kyubi de un muy buen tamaño quien salió de las sombras creadas por la explosión. Su cabeza estaba gacha y presentaba movimiento continuo en cada una de sus colas.

- ¿No puedo ni siquiera comer un poco?- Jirato se separó de Arashi aprovechando su asombro y a duras penas se acomodó a su lado. Sus heridas estaban casi curadas pero su energía estaba bajo el suelo.

-No me jodas. No tengo tiempo que perder. - Kurama observó a todos con recelo. –Ustedes, es mejor que se preparen. Deirant viene hacia acá, supongo que cree que tanto Naruto como yo nos encontramos aquí-

-De acuerdo- Kakashi fue quien estaba atento a todos los movimientos de esos dos, detectando que Jirato no era el único que tenía sus energías bajo suelo. ¿Qué estaba haciendo el Biju con Jirato y no con su Jinchuriki? - ¿La energía que sentí acercándose a Konoha es él?-

-No estamos seguros, Kakashi-sensei- el zorro más pequeño habló desanimado. –Desgraciadamente no somos de mucha ayuda en estos momentos- comentario que no le agradó nada a Kurama, pero desgraciadamente tenía razón. El haber roto el sello que mantenía dormido a Jirato le costó gran parte de su energía. Se dio cuenta que esos desgraciados si estaban conscientes de los detalles de su unión con Naruto gracias a la bocota perdida de Kyo.

-Es mejor que se vayan. Naruto está en su refugio, Kanno se los llevó junto con Hinata y Hanabi- Arashi tenía tantas ganas de abrazar al Kyubi mismo, desgraciadamente sabía que no podía hacerlo.

-Hn…- Kurama se acercó a Jirato y, sin que el zorro mencionado pudiera quejarse, lo enredó entre sus colas y sin más palabras se retiró. No tenían tiempo que perder.

Ante eso, Tsunade mandó controlar todas las entradas e informó a todos los representantes de las aldeas aliadas que estuvieran alertas por cualquier vista del enemigo. Dos horas después de tener todo arreglado y recibió por parte de Gaara respuesta positiva con respecto al otorgar cuatro de sus mejores AMBU para patrullar los alrededores de la montaña Hi, decidió que era momento de hacer cumplir las palabras del senado con respecto a su sucesor.

Se encontraban caminando hacia la sede y, observando a cierto copy-ninja, suspiró resignada. -Kakashi, tenemos que hablar-

-Claro, Tsunade-sama-

Inmediatamente observó a su asistente, quien estaba mirando el suelo perdida en sus pensamientos. -Shizune, requiero que generes el reporte de salida de Jirato y lo entregues al consejo. Tenemos que darle datos exactos para que no me pasen a fregar-

-Claro, cuente con ello-

Con otras pequeñas indicaciones, quedaron Tsunade y Kakashi solos yendo hacia su oficina. Una vez dentro, Tsunade se acercó a su ventana para ver el nada mientras Kakashi se acomodaba frente al escritorio como siempre, esperando una posible misión.

-Para que soy bueno, Tsunade-sama- algo malo estaba pasando, la rubia estaba más callada que de costumbre.

Bajo un suspiro, la rubia habló tan bajo que apenas pudo escuchar sus palabras, las cuales reflejaban tanto dolor que fue absorbido en su ser. –Kakashi, Jiraiya está muerto…-

-¡!- el asombro de Kakashi no tenía alcance. No podía ser…

-…y necesito tu apoyo para poder hacer algo al respecto. Te nombraré mi sucesor una vez que sepamos algo de Naruto. No tenemos tiempo que perder. Voy a encontrar al causante de la muerte de Jiraiya…-

-¿Qué?- Kakashi sospechaba que él sería el sucesor de Tsunade, pero jamás se imaginó que estaría enfrentándose a ese cambio en un momento tan crucial e importante. Además, ¿Jiraiya muerto? No podía dar crédito a esa noticia.

-…Es mejor que descanses, mañana va a ser un día muy pesado para los dos- sin más palabras, demostrando que no quería hablar, Tsunade simplemente pasó al lado de Kakashi. Necesitaba urgentemente estar sola y meditar lo que iba a hacer ahora que Jiraiya ya no estaba con ella…

-Oh, Jiraiya…- una lágrima traicionera cayó sobre su mejilla.

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Tiró todas las cosas que tenía en sus manos… ¡Que había pasado! Hanabi entró tranquilamente con la comida y de pronto escuchó que algo se había caído estrepitosamente. Ante eso dejó todo para correr y auxiliar a su hermana pasando por la sala. ¡No pensó que encontraría eso!

-AAHHHH!- Fue su grito antes de, literal, caer desmayada ante el asombro.

-Me lleva la fregada, ¿acaso nunca tendré suerte con ella?- el Kyubi simplemente se dejó caer en el cómodo tapete de la estancia, mientras algunas miradas lo asesinaban.

-Maestro, con todo el respeto que le tenemos… ¡No tenía que atacarla de esa manera!- Kanno comentó molesto, aun cuando estaba feliz de ver a su hermano menor sano y salvo yendo a la habitación que compartían sus amos.

-Bah, como si eso me importara- respondió con las pocas ganas que tenía en su ser.

-¿Qué va a pasar con nuestro hermano Jirato?- Hikaru, que no estaba tan de humor para ayudar a la hermana de su ama, que era socorrida por los demás zorros, se acercó a Kurama con una seriedad jamás vista. Ser el estratega de la familia le daba ciertas ventajas ante los demás. Él sabía perfectamente que algo estaba por suceder por la seriedad de ambos… ¿cómo era posible que su maestro apareciera con su hermano y no con su amo? Eso no era normal, ya que por ello cada uno de los zorros había recuperado milagrosamente parte de su energía.

-…- Kurama decidió simplemente cerrar los ojos y fingir indiferencia. Ya había tomado su decisión y esperaba que Naruto hiciera lo mismo… aun cuando la pérdida fuera tan grande.

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Jirato anduvo lentamente por los largos pasillos del recinto, disfrutándolo por última vez. ¿Por qué a pesar de todo no tenía miedo? Por alguna extraña razón sabía perfectamente que no había nada que temer. Todo era tal como se había planeado desde un inicio y, sabiendo que regresaría todo lo que se le había encargado perdiendo algo muy valioso para él, se sentía tan orgulloso.

-Bueno, es tiempo…- sin hacer ruido logró entrar a la habitación donde dormitaba su amo sin llamar la atención de su ama. Hinata se encontraba recargada en el pecho de Naruto perdidamente dormida.

-Al mal tiempo…- estando ya cerca de la orilla derecha, logró incorporarse en dos patas, se recargó suavemente en la cama y así tuvo acceso para sujetar con su hocico la mano aún vendada de Naruto. Con un último suspiro la mordió fuertemente y apareció de pronto frente de las puertas abiertas donde alguna vez estuvo encerrado Kurama y en donde estaba Naruto despierto junto a Kurama, de un buen tamaño.

-Gracias Jirato por ayudarme una vez más…- Naruto se acercó levemente ante el zorro que había regresado a su pelaje natural rojizo, pecho blanco y cola negra. -Nunca podré agradecerte todo lo que has hecho por mi- y le acarició la cabeza.

-Nada que agradecer amo… lo hice por gusto y honor- el zorro se dejó consentir por algunos momentos, para después sentir como una de las colas de su maestro le levantaba. –¡Maestro! - y de igual manera sintió como era correspondido sus sentimientos.

-Es tiempo de irnos, no podemos permitir que tu sacrificio se pierda Jirato, gracias mocoso-

-Mucha suerte, amo… maestro. Gracias por dejarme vivir con ustedes…- Y poco a poco el pequeño zorro comenzó a ver su panorama negro… -les encargo a mis hermanos…-

-Gracias Jirato -

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- ¿Qué está pasando? - Kanno levantó las orejas al mismo tiempo que sus hermanos al momento que dejaron de sentir a su hermano Jirato y que de la nada desapareciera Kurama regresando todo su poder a la normalidad. Corrieron por los pasillos sin importar dejar a una inconsciente Hanabi aún en el suelo y, entrando a la habitación de sus amos, no pudieron más y se dejaron caer ante el dolor. Su amo estaba levantado sentado en la orilla de la cama sosteniendo al pequeño zorro mientras que su ama lloraba inconsolable.

-No…- Kanno lloró amargamente al comprender todo de un solo golpe.

Jirato dio su vida para rehacer la conexión que tenía su maestro con su amo… y deshacer la que tenía Hinata con Naruto. Desgraciadamente el jutsu que hizo en su tiempo Hinata era la fuente de desequilibrio ante la unión de Kurama con Naruto por la naturaleza del mismo. Jirato tenía el corazón de Naruto y debía regresarlo para que este destruyera el jutsu de Hinata, salvarla al mismo tiempo y así… así llenar el vacío que quedó por la primera fusión reuniendo a Jinchuriki con Biju.

Kyo sabía perfectamente que, si Jirato lograba regresarle todo al Uzumaki, este podría recuperarse y ser aún más fuerte. Por eso intentó matarlo, así se los llevaría a ambos de un solo golpe.

-Gracias Jirato- Naruto lo estrechó más fuerte, sintiendo que toda su energía regresaba a la normalidad. Sus heridas ya estaban curadas y estaba listo para vengarse por esto.

-Tenemos que irnos Naruto, no podemos perder más tiempo- Kurama se sentía de la misma manera, estando dentro de la mente de su carcelero seguro de que esta vez podrían derrotar al enemigo.

-…Lo sé…-

-Hinata- Naruto volteó a verla con una mirada llena de agradecimiento. -Necesito pedirte un último favor junto con ellos- ella le miró y sintió tanto dolor por lo mismo que ella. -No puedo dejarlo así, ¿puedes acompañar a los zorros con su madre y dárselo por mí? –

-Cla… claro Na-Naruto-kun- Ante su disonante llanto, su corazón estaba tan pleno al reconocer que su amado había regresado. Y todo era gracias a ese travieso que les dio más de lo que él mismo creyó. Al sentir que una energía interna la despertaba, vio como el pequeño zorro cayó sin vida en los brazos de su amado recién levantado, hallando lo que había pasado.

-Ustedes- Naruto miró a los otros zorros. -Sólo puedo pedirles un último favor ya que no me merezco más…- los zorros apenas le echaron un vistazo. -… ¿pueden llevar a Jirato y a Hinata con su madre? -

Al principio no recibió ningún comentario, mirada o algo que le indicara que le irían a escuchar o siquiera obedecer, no obstante, fue el mismo Kanno quien, a pesar del dolor, dejó que Naruto acomodara a su hermano menor en su lomo y en silencio, organizó a sus hermanos para ir a su último destino junto con Hinata.

-Lo lamento tanto, chicos…- Naruto comentó antes de desaparecer en llamas. El tiempo estaba en su contra y si aún quería salvar a Kyo de Deirant, tenía que apresurarse.

Desgraciadamente había perdido a Jiraiya y ya no se permitiría perder a nadie más.

Continuará…