Jugando al Amor

IV. Vida pública

Lo odio, lo odio, lo odio, lo odio...ese era el pensamiento de una muchacha pelirroja y con instintos de homicida en estos instantes para con su querido amigo rubio.

No contento con el aprieto en el que la había metido con su hermano, se las arreglo para hacer "público" su supuesto noviazgo, haciéndoles creer a propios y extraños que ambos llevaban desde hace tiempo un "tórrido romance" como él se encargo de llamarlo y que recién ahora habían decidido hacerlo público.

Y ahí estaba ella, huyendo rumbo al baño, de las miradas asesinas del 90 por ciento de la población femenina del colegio, de las insinuaciones pícaras de Miyako, de Taichi llorando a cascaditas y de Houyo diciendo una sarta de tonterías (algo así como: Ishida te voy a retar a duelo). Porqué todo le tenía que suceder a ella???..Acaso era un castigo???...que hizo para merecer esto???...ella era una buena niña, nunca hacía nada malo..bueno tal ves ese "nunca" debería ser un "casi nunca".

Salió bruscamente de sus pensamientos, cuando se dio cuenta que tenía el rostro de un hombre a menos de 10 centímetros del suyo propio, y es que por estar caminando tan distraída, había tropezado y si no fuera por aquel hombre, seguramente hubiera caído redondita al piso.

El hombre vestía una camisa blanca, unos pantalones de vestir negros y unos zapatos negros también, su cabellos era de color azul marino, pero lo que más llamaba su atención eran sin duda sus ojos azabache que se encontraban escrutándola de pies a cabeza y ante los cuales sentía como si estuviera desnuda.

-Go-go-men na-sai- se disculpó la pelirroja

-Debería tener más cuidado, señorita- habló el hombre, y su voz puso la piel de gallina a la pelirroja

-Ari-gatou- no sabía por que pero ese señor tenía un extraño efecto en ella y eso no le daba muy buena espina; trató de alejarse, pero el señor la tenía fuertemente sujetada por la cintura

-Se encuentra bien, señorita...?- preguntó soltándola lentamente

-Take-nou-chi Sora- respondió cohibida - Ari-ga-tou me en-cuentro bi-en- no podía evitar tartamudear

-Un gusto señorita Takenouchi, soy el profesor Kido, Joe Kido- dijo extendiéndole la mano y en sus labios se formó una sonrisa siniestra

-Mu-cho gus-to Ki-do-sen-sei- respondió Sora maldiciéndose mentalmente por no poder guardar la compostura y temblorosa acerco su mano hacia aquel sujeto para estrecharla

En cuanto sus manos se estrecharon, la pelirroja sintió un escalofrío recorrer toda su espina dorsal

-Veo...que será muy placentero trabajar en este colegio- siseó el profesor y a la pelirroja no le gustó para nada el tono que empleo, así que lo más delicadamente que pudo, soltó su mano del agarre

-Con-per.-miso, yo iba a los ser-vicios- quería salir rápidamente de ahí, hizo una inclinación y pasó al lado del profesor

Cuando pensó que ya estaba a salvo, el profesor la tomó por la muñeca y ella no pudo evitar dar un respingo por el sobresalto, volvió su rostro hacia él lentamente

-Takenouchi-san olvida..esto- dijo extendiéndole el cuaderno que Sora sujetaba momentos antes de impactaran contra él

-A-ri-gatou- respondió Sora recibiéndo el cuaderno, ante la mirada intensa de los negros ojos de su profesor

Emprendió marcha nuevamente, directo a los servicios y una ves que entró en ellos, no pudo evitar dar un suspiro de alivio, ese profesor tenía la capacidad de ponerle los pelos de punta. Tratando de olvidar dicho encuentro, dejó a un lado el cuaderno y decidió refrescarse, se acerco y con cuidado abrió el grifo de agua, tomo una poca entre las manos y se la llevó hacia el rostro.

Se miro en el espejo y al mirar su reflejo, pudo ver claramente dos ojos negros mirándola, se volvió a mojar el rostro, cerró el grifo y tomo un poco de papel toalla que había en el baño y negando con la cabeza decidió volver a clases, definitivamente todo aquello que sintió fue simplemente stress.

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Se encontraba tranquila, preparando el almuerzo para su hija. La casa se sentía tan vacía desde que ellos se fueron. Suspiró, cerró la puerta del horno microondas y salió rumbo a la sala. Una vez en ella no pudo evitar tomar entre sus manos, una fotografía en ella se podía distinguir a ella, unos años más joven, colgada del cuello de un guapo señor de cabellera pelirroja, ojos rojos bondadosos.

Megumi Takenouchi seguía tan enamorada de Rentarou como el primer día, y como no, si le dio tres preciosos regalos: sus hijos, Rika, Koushiro y Sora que eran lo más grande que ella tenía. Actualmente Rentarou se encontraba en New York en un viaje de trabajo, Rentarou era jefe de ingeniería en la planta eléctrica Gennai, de propiedad de un antiguo amigo de ellos Gennai Motomiya y precisamente por eso se había ido hace aproximadamente seis meses a supervisar la sucursal de dicha planta en Estados Unidos.

Dios Santo, como lo extrañaba!, y no sólo a él, a sus hijos también, Rika se había casado y mudado a Tomoeda y Koushiro se había independizado y aunque Sora estaba a su lado sabía que en unos años más también se marcharía a hacer su vida y aunque sonara egoísta de su parte, esperaba que estos años pasaran muy pero muy lentos.

El sonido del teléfono la hizo salir de sus cavilaciones, dejó el retrato en su lugar y tomó el auricular del teléfono.

-Moshi, moshi, Familia Takenouchi?- preguntó

-Rentarou amor, como estas??- dijo emocionada mientras sus ojos se cristalizaban -hace tres días que no tenía noticias de ti, Sora y yo estuvimos preocupadas- espetó y espero a que le contestara

-Entiendo amor- contestó comprensivamente -bien, aunque tu sabes que te extrañamos mucho, la casa no es lo mismo sin ti- mientras esperaba respuesta se sentó en el mueble para poder hablar con tranquilidad

-No me digas, pobre muchacho!!- exclamó tristemente -entiendo, sabes que es un gusto tenerlo en casa, Sora seguramente se alegrará- guardó silencio a la expectativa

-HOY?!!!- no pudo evitar gritar por la sorpresa -Cómo se le ocurre avisarme a última hora señor Takenouchi??- trataba de sonar enojada, pero la verdad es que nunca podría estarlo, no con él.

-Esta bien, déjalo en mis manos- suspiró resignada -yo también te amo, cuídate mucho y dale mis saludos a Gennai- escucho la contestación -Si, si yo le digo, besos y te amo- colgó el teléfono y suspiró

Ya sabía de quién habían heredado sus hijos lo despistados, que remedio, se levantó presurosamente y se puso manos a la obra, tenía aproximadamente dos horas para dejar todo listo.

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Caminaba a paso presuroso por los pasillos, debía encontrar a su "novia", se había saltado la clase de economía y ella nunca pero nunca hacía eso. Súbitamente chocó contra alguien, se estaba preparando para despotricar contra el idiota y cuando bajó la vista, encontró al motivo de su búsqueda. Sentada en el suelo frotándose la frente se encontraba su conejillo de indias favorito.

-Valla Zani-chan esas son maneras de saludar a tu novio???- preguntó divertido

La chica levantó la vista, murmuró algo como: hoy se me ha dado por tropezar y luego suspiró

-Tengo otras maneras más dolorosas de saludar, quieres probar???- le respondió la chica sarcásticamente

-Más dolorosas???, pues si te sigues chocando con la gente de esta forma te vas a descalabrar el cerebro Zanahoria-chan- espetó burlón mientras le tendía la mano a la muchacha para que se levante

-Al que le voy a descalabrar otra cosa es a ti- gruñó enojada la muchacha mientras tomaba la mano del muchacho con más fuerza de la necesaria

-Que genio Zani-chan, por que tratas así a tu adorado novio??- preguntó el chico, sobándose la mano

-Ni me lo recuerdes, que tú tienes la culpa de todo lo malo que me pasa- inquirió señalándolo con el dedo índice

-La culpa?? De que??- preguntó confundido

La muchacha negó con la cabeza y nuevamente retomó su camino. El chico no tuvo más remedió que seguirla.

-Porqué no entraste a clase Zani-chan???- preguntó curioso posicionándose al lado de la chica

-Pues por que no me apetecía seguir escuchando como hablabas de nuestro "tórrido romance"- dijo la chica con las manos imitando comillas al resaltar esto último

-Pero no me vas negar que estuvo fabuloso??-

-Fabulosamente estúpido...quedé como la más cornuda del año, todo el mundo sabe que te liaste con Yuca, con Ayumi, con Hitomi..-

-Te faltó Sayuri- le interrumpió

-No estas ayudando ¬¬- le cortó Sora

-Ese no es el punto-

-Entonces cuál es??- preguntó deteniéndose y poniendo sus brazos como jarra

El chico se detuvo también y hablo en tono engreído

-Que entre todas te preferí a ti-

-Ja!- soltó una risa sarcástica y siguió caminando

-Qué significó ese ja?- preguntó el chico frunciéndo el seño

-Ja significa ja- le contestó

Ambos se detuvieron al ver que habían llegado a su aula, Sora tocó delicadamente la puerta y la abrió lentamente. Dentro del aula se encontraba el director, un hombre de unos 40 años de cabello canoso, porte delgado y ojos bondadosos, a su lado una mujer de unos 22 años, de bonita figura, melena castaña larga y ojos café.

-Señorita Takenouchi, joven Ishida veo que por fin nos honran con su presencia- les llamó la atención el profesor

-Go-men na-sai Kaka-shi-sen-sei- cero y van dos, se dijo Sora al escucharse tartamudear por segunda ves en el día

-Gomen nasai Sensei- dijo Yamato sin inmutarse

-Por favor tomen sus asientos- ambos jóvenes pasaron a sentarse -y la próxima ves esperen hasta la salida para hacer sus cositas- dijo el sensei pícaramente guiñándoles un ojo

Sora se sonrojó hasta la médula por aquella insinuación y se hundió en su asiento cuando sus amigos empezaron a murmurar y las chicas a fulminarla con la mirada, mientras que Yamato simplemente sonreía abiertamente.

-Ejem- el director se aclaró la garganta para llamar la atención -Les decía, que la profesora Higurashi no podrá seguir dando sus clases de Literatura debido a su avanzado estado de gestación así que la Señorita Tachikawa se hará cargo desde ahora de dicha clase, espero que sean educados y la traten con respeto, siendo eso todo, la dejo en su clase profesora, me retiro- dijo el director saliendo por la puerta

-Arigatou Kakashi-sama- dijo la profesora con su dulce voz

Una ves que el director se fue, volteó hacia la clase

-Soy la Profesora Tachikawa Mimi, me gustaría que nos podamos llevar bien y que cualquier inquietud que tengan me la hagan saber- dijo la profesora -Me gustaría que uno a uno se presenten, para poder conocerlos mejor- continúo invitándolos a que se presenten

Así empezó la clase de literatura, con la nueva profesora y unos ojos color chocolate que no le perdían ni un segundo de vista y ni lo harían hasta que diera por terminada la clase.

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El sol se estaba ocultando, un muchacho pelirrojo caminaba por las calles llevando consigo una bolsa de compras, iba distraído pensando en el encargo que le había dado su jefe. De repente siente que tiran de su bolsa de compras y se la llevan, solo alcanza a ver un cuerpo delgado y un "muchacho" con gorra que se la lleva.

Aprovechando su buena condición física, corre esquivando a las personas que pasan por las calles, tratando de alcanzar al ladrón, por fin al ver al ladrón doblar una esquina, apresura el paso pues sabe que se trata de un callejón sin salida. Por fin llega y se encuentra con que el "muchacho" que no aparentaba más de 16 años, un mechón rubio sobresalía de la gorra y tapaba sus ojos, vestía ropa holgada y entre sus pálidas manos sostenía un fierro viejo y oxidado, dando a entender que si se acercaba estaba dispuesto a atacar.

La bolsa del mercado yacía atrás del "muchacho" como defendiéndola. Koushiro era pacífico pero muy recto, y si había algo que lo disgustaba profundamente, eran las personas que jugaban chueco, así que ese "niño" estaba muy equivocado si pensaba que le iba a dejar las cosas fáciles. Se puso en posición y corrió en dirección al "chico", que tembloroso se disponía a asestar el primer golpe.

Con una impresionante velocidad, Koushiro lo tomó del brazo derecho y se lo dobló, lo que ocasionó que el "muchacho" emitiera un quejido de dolor y soltara el fierro, le torció el brazo aún más hasta llevárselo a la espalda, donde él se posicionó.

-Creías que te ibas a escapar, no te puedes ganar todo fácil en esta vida- le espetó Koushiro al oído, mientras el muchacho forcejeaba para soltarse.

El "muchacho" volteó entonces su rostro y por primera ves Koushiro puedo ver sus ojos grises como el mercurio y una mirada retadora en ellos, justo en ese instante el "chico" hizo un movimiento brusco y logró soltarse, cayéndose en este proceso la gorra que tenía puesta, dejando al descubierto su larga cabellera rubia. Koushiro abrió los ojos sorprendido al darse que cuenta que el "muchacho" no era "el" si no "la".

-CATH!!!- se escuchó un grito y tanto Koushiro como la muchachita voltearon hacia la dirección donde provenía

Vieron un niño de más o menos 9 años, vestía ropa harapienta y tenía el rostro sucio, tenía el cabello muy corto castaño y los ojos de color verde y miraba directamente a la muchacha.

-Iori- susurró la chica, atinó a pegarle un rodillazo en las partes nobles a Koushiro quien cayó de rodillas, cogió la bolsa de compras y la gorra, y tomando la mano del pequeño salió corriendo del callejón.

No supo cuanto tiempo estuvo en el suelo retorciéndose de dolor, pero cuando adolorido se puso de pie para reanudar su marcha supo que había perdido dos cosas: la bolsa de compra y su orgullo de varón.

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-La vieron???..era hermosa verdad???- decía un moreno muy entusiasta

-Es la quinta ves que lo dices- bufó la pelirroja de mal humor

-En rea-li-dad es la sép-ti-ma- corrigió la tímida castaña

-Caramba Kari-chan no me ayudes- le dijo el moreno haciendo enrojecer a la castaña

-Go-men Taichi-kun- se disculpó avergonzada la castaña

-Era broma...pero es que la vieron..era-

-hermosa..lo sabemos- dijeron la pelirroja y la pelimorada a coro

-Por cierto, mañana ninguno de ustedes tiene taller, ne?- esperó la respuesta y al ver que todos negaban continuó- mañana a la hora de salida vallamos a la cafetería donde trabaja niisan, si?-

-Por mi no hay problema mientras pueda comer esas ricas donas- respondió Taichi riendo histéricamente mientras se imaginaba una mesa llena de donas de todos los sabores

-Y tu Hikari-chan?- interrogó la pelirroja, mirando fijamente a la aludida, la cuál se sonrojó

-Ha-hai- respondió cohibida jugando con sus dedos

-Ayyy...ustedes son tan diferentes que nadie diría que son primos- rió Miyako -y claro que yo también voy, así veré al bombón amigo de tu hermano- sus ojos brillaron cual corazoncitos - y hablando de bomboncitos, lo que yo no entiendo Sora-chan es por que no me contaste que te liaste con Yama-bomboncito???- inquirió Miyako inflando los cachetes como niña pequeña

-Ya te lo dije Miya-chan, era un secreto que nadie más sabía- contestó la pelirroja nerviosa, no le gustaba tener que mentirle a sus amigas

-Eso es cierto, ni siquiera yo que soy el mejor amigo de Sora-chan y del baka ese lo sabía, por qué Sora-chan???- reclamaba el moreno mientras lloraba a cascaditas colgándose de la mochila de la pelirroja

-Pesas Tai- lo empujó la pelirroja, quién fue a parar encima de Hikari

Taichi se levantó de encima de Hikari y le tendió la mano para que pueda levantarse, quién sonrojada de vergüenza aceptó tímidamente, luego de eso le pasó el brazo por los hombros de su prima, en un abrazo fraternal y siguieron avanzando despreocupadamente.

Ajenos a todo esto una silueta femenina, contemplaba la escena con un dejo de tristeza.

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Había pasado el día atendiendo a sus pacientes y francamente necesitaba un respiro, se acomodó la bata blanca y se acostó en el diván que utilizaba para sus pacientes, se preguntaba si ella misma podría psicoanalizarse, negó con la cabeza, estaba desvariando, tanto stress sin duda no era bueno.

Le gustaba su profesión, pero pasar horas de horas escuchando a mujeres celópatas hablar sobre los supuestos romances de sus esposos, no era su idea de ejercerla. Cerró sus ojos tratando de conciliar el sueño al fin y al cabo, Juri le avisaría en cuanto llegara su próxima cita, un nuevo caso, que esperaba, fuera interesante.

-Yo que pensaba que le pagábamos para trabajar y no para dormir- se dejó escuchar una voz ronca, que la hizo sobresaltarse

Abrió sus ojos azules y enfocó su vista hacia el intruso, y no era uno, eran dos, un moreno de cabello castaño, ojos café con una sonrisa y el otro chico, el que había hablado de piel pálida, cabellos azabaches, ojos azul marino y expresión molesta, muy guapo cabe agregar.

-Que?, se va quedar mirándome todo el día?- gruñó el pelinegro y eso la hizo reaccionar

-Quiénes son ustedes y por qué entran a mi consultorio de esa forma??- reclamó enojada, levantándose del diván y encarándolos

-eh..disculpe doctora ...- contestó el castaño, miró la tarjeta que traía en las manos- Orimoto, mi nombre es Takuya Kambura y el es Kouji Minamoto- el azabache bufó - teníamos una cita con usted a las 2 de la tarde- aclaró

- Y nadie les ha dicho que para entrar a un lugar deben anunciarse con mi secretaria o al menos tocar la puerta- espetó enojada

-Etto..Izumi-San lo siento, pero entré un momento al depósito y acabo de llegar- acababa de entrar una chica de castaña de cabello corto

-Esta bien Juri-chan yo me encargo- respondió

La muchacha asintió y con un leve "con permiso" se retiró

-Tomen asiento por favor- les dijo seria, mientras recogía su largo cabello rubio en un moño improvisado colocando un lapicero como soporte y se sentaba atrás de su escritorio

-Hmp..primero relincha como caballo y ahora se hace la seria- murmuró el azabache entre dientes ante lo cual su amigo soltó una risita

-Y dígame Kambura-san cuál es su problema?- preguntó una ves que todos estuvieron sentados

-Verá Doctora Orimoto, en realidad el problema no es mío sino de mi amigo aquí presente- contestó el castaño sonriente

-Entonces dígame Minamoto-san cual es su problema?-

-Perdí una apuesta- contestó secamente

-Qué?- preguntó desconcertada

-Que?, además de floja sorda P-E-R-D-I- cuando empezaba a deletrear su amigo lo interrumpió

-No le haga caso doctora- Izumi frunció el seño -lo que sucede es que desde que murió su hermano gemelo Kouchi no hay una sola noche en la que pueda dormir tranquilo, siempre está teniendo pesadillas- a cada palabra el pelinegro lo fulminaba con la mirada -no quería tratarse, y si esta aquí, es por que perdió una apuesta ante mi y dio su palabra de que vendría- terminó de explicar

-Bien, hace cuánto fue que murió su hermano?- preguntó la psicóloga, sacando de su cajón un noteboock y empezando a tomar notas

-Y a usted que le importa!- contestó grosero el ojiazul

-Discúlpeme Kambura-san pero si su amigo no quiere poner de su parte, mucho me temo que no podré hacer nada para ayudarlo- habló la rubia suavemente

El castaño se giró y miró fijamente al azabache

-Prometiste que vendrías que te cuesta poner de tu parte!- le reclamó

-Dije que vendría contigo a un psicólogo, no donde una loca- respondió fastidiado

La rubia tenía fuertemente apretados los puños en tornó al lapicero casi triturándolo y tratando de calmarse, era la primera vez que algo así le sucedía y no se podía permitir perder los estribos.

-Deja de comportarte así y madura Kouji!- le espetó molesto el castaño

-Hmp- contestó Kouji indiferente

-Bien doctora continúe- pidió Takuya

-Esta bien- suspiró -Empecemos desde el principio, hace cuánto murió su hermano Minamoto-san?- preguntó amablemente

-4 meses- soltó brusco

Izumi suspiró, definitivamente iba ser una larga sesión.

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Llegó hasta el viejo roble que estaba a espaldas de la cancha de tenis. Ese era su refugio secreto, de Yamato y de ella. Se sentó bajó su sombra apoyando su espalda en el amplio tronco. Cerró los ojos, le encantaba sentir esa paz y esa quietud, sin querer de sus labios empezó a surgir una canción.

-Tú..que andarás haciendo...hace ya algún tiempo..que no se de ti y lo siento..hey! llámame algún día...dime tonterías...me encantaba cuando lo hacías...y cuando escucho nuestras canciones...no veo escritas las soluciones...veo las penas de los autores...que son las nuestras...que son las nuestras..Solo tus canciones me parece escuchar...como cada ola de la orilla del mar...vienen un momento...mojan tu recuerdo...y después se van...vuelven hacia atrás- tomó un poco de aire para continuar pero se sobresaltó al oír unos aplausos

Abrió los ojos y enfocó unos ojos azules que la miraban profundamente y el cabello rubio que brillaba con el sol.

-Cantas hermoso Sora-san-

-Ari-gatou Take-ru-kun- bravo sigue así y te quedarás tartamuda de por vida!! se dijo Sora internamente

-no tienes por que Sora-san, tienes una voz sublime- le dijo el chico mientras se acercaba para sentarse a su lado -no has pensado en integrarte al coro?-

-I-ie no suelo can-tar en público, sólo Yamato me ha escuchado en realidad- Takeru soltó un bufido al escuchar el nombre de su hermano, pero luego carraspeó

-Que haces aquí solita??, mi hermanito debería estar contigo- preguntó interesado

-Él se encuentra en el taller de música, Takeru-kun- contestó ella mientras se ponía un mechón de cabellos detrás de la oreja

-Me gustaría...que me dijeras simplemente Takeru, tú sabes, sin el "Kun"- pidió el rubio

-Solo si tú dejas de decirme Sora-san, Takeru- concedió la pelirroja

-Hecho Sora-chan- dijo el rubio sonriéndole y dándole la mano para sellar el trato

-Hecho- contestó Sora quien correspondió su sonrisa y estrechó su mano

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Por fin había terminado su taller de música y caminaba apresurado por los pasillos para encontrar a "su novia", sabía donde la encontraría, en su lugar secreto, un viejo roble en el que desde pequeños se refugiaban cuando querían estar solos. Llevaban años conociéndose y siempre su relación había sido una especie de constante batalla, en la que ninguno de los dos estaba dispuesto a perder.

Cruzó la desolada cancha de tenis, este taller aún no se había inaugurado y él ya se moría de ganas de ver a su zanahoria en acción. Era una estupenda tenista, se sentía orgulloso cada ves que la veía jugar con tanto ímpetu, aunque eso tenía sus desventajas pues ya había tenido que lidiar (aunque ella no lo sabía) con dos que tres pervertidos para quitárselos de encima

Ya estaba cerca y se imaginó a la pelirroja sentada bajo el árbol con los ojos cerrados tarareando una canción, sonrió ante la perspectiva, divisó el viejo árbol, pero su mandíbula se desencajó al observar un panorama totalmente diferente. Efectivamente, ahí debajo del árbol se encontraba la pelirroja pero no se encontraba sola, a su lado se encontraba el estúpido de su hermano y se encontraban agarrados de las manos y sonriendo.

Apretó los puños hasta que sus nudillos se volvieron totalmente blancos, frunció el seño todo lo humanamente posible y camino a grandes zancadas hasta la pareja.

-Sora!- llamó una ves que estuvo lo suficientemente cerca para ser escuchado

Al escuchar el llamado Sora dio un respingo y rápidamente se separo de Takeru, este al escuchar la voz de su hermano lanzó un bufido.

-Yamato!- le dijo una ves que estuvo frente a ella -Por que te tardaste tanto??- preguntó la pelirroja

-Me demoré, pero creo que tú no has perdido para nada el tiempo- soltó el rubio entre dientes y fulminando con la mirada a su hermano, Sora frunció el seño.

-Que quie-

-Yo solo estaba acompañando a tu linda novia hermanito- respondió Takeru sarcásticamente interrumpiendo a la pelirroja, levantándose del suelo-Y como ya llegaste me voy, sayounara Niichan!- se agachó y le plantó un inesperado beso en la frente a la pelirroja -Ja ne Sora-chan- y con una sonrisa de triunfo desapareció de ahi

-Ja ne Sora-chan- remedó Yamato, haciendo exagerados movimientos con las manos -Me puedes decir que diablos significó eso??- preguntó Yamato histérico

-Qué cosa?- preguntó la pelirroja inocente

-Que hacías con el idota ese y por qué se toma tantas confianzas contigo???- vociferó molesto

-Para empezar el idiota ese es TU hermano y de que confianzas hablas???- respondió frunciéndo el seño

-si claro, hazte la inocente, es la segunda ves que los encuentro agarraditos de las manitas y encima te da un beso- espetó duramente

-Por Dios!!!..cada día estas peor- exclamó la chica levantándose -me agarró la mano en símbolo de amistad y fue un beso en la frente, tampoco es como si me hubiera chupado un ojo!!!-

-Así se empieza..te prohíbo que te hables con él- demandó autoritariamente

- ja!- le contestó ella mientras pasaba por su lado, rumbo a la salida

-Que significa de nuevo ese ja?- preguntó mientras la seguía

-te lo dije hace rato, Ja significa ja- contestó la pelirroja acelerando el paso

El rubio se detuvo y suspiró para calmarse, es cierto que su zanahoria no tenía la culpa de nada, ni de que su hermanito fuera un estúpido, ni de que él se comportará como uno también. Corrió hasta que alcanzó a la muchacha, la tomó de la mano y al ver que ella no puso resistencia continuó caminando. Aunque muchos lo malinterpretaran desde pequeños siempre caminaban así.

-Nee..Zani-chan gomen pero es que tu eres MI amiga y no te quiero compartir- se disculpó el rubio con su mejor carita de cachorrito abandonado, la muchacha lo miro

-Baka- fue su única respuesta y sonrió

Caminaban camino a casa de la pelirroja, por el parque, cuando la pelirroja se detuvo y quedó contemplando algo.

-¿Qué pasa? - pregunta el rubio al ver que se detienen

-Mira- señala la pelirroja

El rubio voltea y ve una pareja de novios, una pelirrosa de grandes ojos verdes con aspecto jovial, sentada en una banca agarrada de la mano de un pelinegro de ojos negros de aspecto serio.

-¿Que tienen?- preguntó extrañado el rubio

-Nada, es solo que se ven lindos- comentó la pelirroja y retomó la marcha

El rubio dio una última mirada a la pareja, sonrió y negando con la cabeza le siguió el paso. Caminaron nuevamente en silencio hasta llegaron a la casa de muchacha.

-Pasas?- invitó Sora

-Ya que insistes- se encogió de hombros y sonrió al ver a su amiga rodar los ojos

Sacó de su bolsillo una llave, la insertó en la cerradura y abrió la puerta.

-Tadaima- dijo la pelirroja, mientras se quitaba los zapatos

-Aquí, en la sala Sora- escucho gritar a su mamá

Caminó hasta la sala, encontró a su mamá sentada en la sala.

-Sora, hija, adivina quién ha venido a quedarse con nosotras??- preguntó su madre

-Quien???- inquirió emocionada, se imaginaba que podrían ser su padre o Rika

-Yo... como has estado mi cielito???- al escuchar aquella voz a su espalda, palideció de golpe, volteó lentamente hacia atrás

Y ahí estaba Él, con esa sonrisa cínica y esas orbes castañas con aquel brillo diabólico de siempre.

-...-susurró la pelirroja incrédula y a punto de desfallecer

-Zani-chan deje mis zapatos en la en..- Yamato venía hablando pero cayó súbitamente cuando vio a la persona que tenía en frente.

-Valla, valla a quién tenemos aquí, nada y nada menos que al fiel amiguito de mi cielito- habló sarcásticamente el hombre

El rubio pasó por un lado de aquel sujeto, llegó hasta el lado de la pelirroja que a estas alturas estaba más blanca que un papel y la rodeó por la cintura.

-Amigo no, novio- aclaró el rubio

To be continued...


Gomen ne por la demora onegai!!!...podría dar muchas escusas sobre mi retrazo (trabajo, estudios...etc) pero estaría mintiéndoles por que a fin de cuentas siempre me las arreglo para estar al pendiente de las historias que sigo...la razón, simple y sencilla: me comí la inspiración, se me fue así pufff y ya no estaba. Luego regreso pero por estar pensando en otras cosas..ejem..pues se me olvidó subir el capi, agradezco a Iti-sensei por el recordatorio.

Arigatou por lo reviews!!!

Actualizaré sin demoras palabra de girl scout.

Besos

Lams