1.-Tu sueño y tus ojos.

Harry Potter llegaba abatido a la casa de sus tíos, luego del funeral de Albus Dumbledore y del término de su sexto año de estudios en el colegio de magia y hechicería. Subió a su habitación, se recostó en su cama pensando en que aun debía destruir los horrocuxes restantes, el diario de Tom Riddle ya lo había destruido en su segundo año en Hogwarts, el anillo de los Gaunt que había destruido Dumbledore, el relicario que debió haber destruido el tal R.A.B., entonces le quedaba algo perteneciente a Rowena Ravenclaw, otro objeto que perteneció a Helga Hufflepuff, y otros dos que no lograba estar seguro de lo que fuesen excepto, la sospecha de que Nagini fuera uno de los Horrocuxes.

Eso no era lo único que rondaba la cabeza de Harry, también pensaba en si Hogwarts abriría el año siguiente y si lo hacia no estaba seguro de que fuera un lugar inquebrantable como había sido antes del ataque de pocos días atrás.

Dejó de pensar en Hogwarts para pensar en Ginny, se preguntaba si realmente la quería, pensaba en que cuando acabara la guerra volvería con ella o no, pero sobre todo en lo que sentía por ella. Decirle que no podía estar con ella por su seguridad había sido difícil, pero cada vez creía con más firmeza que lo había hecho porque ya no sentía lo mismo por la pelirroja. Dejó de pensar en ello para no confundirse más de lo que ya estaba.

Recordó a sus amigos Ron y Hermione, esperaba que ellos estuvieran bien con sus familias, pero le aterraba pensar que les ocurriera algo. Se relajó un poco al pensar que los vería en cuanto cumpliera diecisiete y fuera a casa de los Weasley.

Comenzó a pensar si vería Hermione allí, no sabía si ella pasaría todo el verano con sus padres y si ellos la dejarían volver a Hogwarts después de todo lo ocurrido.

Con un sentimiento de tristeza se durmió. Al poco rato comenzó a soñar, al principio eran imágenes que solo aparecían segundos de una habitación oscura con un ropero en una esquina más un pequeño escritorio con unos pocos pergaminos y una silla, en otra esquina logro divisar una cama, ya cuando dejaron de ser flashes y pasaron a ser una escena completa, pudo distinguir que en la cama dormía una mujer, al parecer dormía tranquila por su respiración calmada, desde su punto de observador comenzó a acercarse y pudo ver que la mujer que allí dormía era una chica que no podía superar su edad. La chica tenía un rostro hermoso, de finas facciones, labios rojos y blanca piel, su cabello era oscuro como el de Harry que llegaba hasta más abajo de los hombros. A pesar de estar recostada pudo calcular que la chica debía medir un poco menos de 1.70 metros. Se quedo allí observándola un rato sin saber que la misma chica soñaba con él exactamente lo mismo, y también se preguntaba quien era ese chico de cabellos alborotados que no conocía.

La chica también desde su perspectiva comenzó a observar la habitación de Harry, también tenia un ropero, una cama donde dormía el chico, una pequeña mesa de noche donde habían dos fotografías y unos anteojos circulares, en una salía el chico que dormía en la habitación junto con otros dos de su edad supuso, una chica de abundante cabello castaño y un pelirrojo de cara muy alegre, los tres vestían el uniforme de Hogwarts con corbatas e insignias de la casa de Gryffindor, debían ser compañero de curso y además amigos.

En el otro cuadro salía una pareja, una pelirroja y un hombre muy parecido al joven que dormía allí, por lo que supuso que eran sus padres, se les veía muy feliz, esa alegría fue transmitida a la chica y esta sonrió, algo que no hacía hace mucho tiempo.

Luego de seguir observando las habitaciones de cada uno, la escena comenzó a verse borrosa y dejó de ser continua como al principio, hasta que dejaron de ver la habitación del otro. Sin antes que Harry sintiera que conocía la habitación de la chica pero no a ella.

Así pasaron las semanas, Harry había soñado con la chica casi cada noche, donde la veía dormir, aún le intrigaba la sensación de que conocía la habitación pero no lograba recordar a que lugar pertenecía. Con el correr de los días había podido recorrer la habitación. También le llamaba la atención el tipo de lectura de ella, ya que en más de alguna ocasión pudo leer títulos de libros tales como "Magia Negra Ancestral de los Celtas", "Criaturas Malignas que habitan Europa", "Magia Blanca Escandinava", "Magia de los hijos del Sol" o "Hechizos de Quetzacóatl", todos estos libros con tapas antiguas de siglos de uso. Cada vez le parecía más conocida la habitación.

Al día siguiente sería el cumpleaños número diecisiete de Harry Potter, mientras en la mañana se vestía escucho decir a su tía:

-¡Harry baja ahora te corresponde hacer el desayuno, si no bajas en un minuto te quedarás sin comer durante todo el día!-en tono serio e histérico a la vez, desde la cocina.

A lo que Harry respondió:

-¡Ya bajo!-con una clara entonación que hacía ver su desgano y enfado.

-No me vuelvas gritar en ese tono, chico irrespetuoso. Ahora dedícate hacer el desayuno para Dudley- Dijo tía Petunia al ver entrar a Harry en la cocina.

-Claro, para que crezca más la ballena que tiene por hijo-dijo Harry casi en un susurro.

-¿Cómo haz dicho?- Preguntaron al mismo tiempo tía Petunia y Dudley que estaba sentándose en la mesa.

-Nada, nada- respondió despreocupado el moreno.

-Más te vale que no sea nada o te ira muy mal Potter- dijo en tono amenazante el corpulento primo de Harry.

-Harry necesito que limpies bien la cocina, la sala y el jardín. Hoy vendrán unos amigos de tu tío a jugar póquer. También quiero que laves el automóvil y lo limpies por dentro.-dijo la hermana de Lily Potter.

- Está bien-respondió de mala gana el chico de ojos verdes.

Luego de limpiar la sala y la cocina como había mandado su tía, Harry fue al jardín. Allí se recostó un momento en el pasto, cerró los ojos tratando de dejar en blanco su mente, cuando en su cabeza apareció la imagen de unos ojos verdes con tonalidades azules muy penetrantes, y tan intensos como los suyos, esa mirada podía atravesar a cualquiera y rendirlo a sus pies, pero tenían una expresión de tristeza. Luego de unos segundos desaparecieron, Harry abrió los ojos y se quedo pensando a quien pertenecían esos ojos tan bellos. Volvió a cerrar los ojos para intentar verlos de nuevo, se concentro en ellos, pero no logro verlos hasta que ya casi se rendía y comenzaba a vaciar su mente, entonces aparecieron de nuevo pero esta vez la mirada de tristeza se fue a los pocos segundos para dejar ver los mismo ojos que ahora eran de color rojo intenso y detonaban odio y rencor, en ese momento sintió una leve punzada en su cicatriz por lo que abrió los ojos, justo cuando su tía salía al jardín para gritarle:

-¡Ponte a trabajar o mañana tendrás que cocinar el desayuno, el almuerzo y la cena!

Harry se puso de pie rápidamente y se dedicó a recoger las pocas hojas y otras pequeñas basuras del jardín.

Después de lavar el auto por dentro y por fuera, fue a la cocina busco algo que comer y se fue a la cama.

Allí se recostó y al dormirse, volvió a soñar con esos ojos pero esta vez lloraban y sus parpados caían de a poco, junto con muchas lágrimas de un dolor contenido durante mucho tiempo, hasta que se cerraron, en ese momento se perdió la conexión.

No volvió a soñar con ellos ni con la chica que veía cada noche, pero si pudo concluir que los ojos que había visto esa tarde eran de ella, pero no entendía porque se habían tornado rojizos y cambiado tanto su expresión. Pero lo que más llamó la atención de Harry fue sentir la angustia de la chica al llorar, como si él lo estuviera haciendo.