CAPÍTULO XX
REVELACIONES
Los gritos y exclamaciones de alegría no se hicieron esperar en el momento en que la pandilla descendió de la nave. Por todos lados no paraban de escucharse las exclamaciones de "¡Es Sonic!" o "¡Increíble!".
—¡No puedo creerlo! ¡En verdad son ustedes, chicos! —exclamó Danny.
—¡Hola amigos! Me da mucho gusto volver a verlos —dijo Chris.
—Chris… ¿¡eres tú!? ¿Qué te pasó? —dijo Francis.
—No íbamos a ser de mucha ayuda si nos volvíamos ancianos al llegar aquí, así que mi amigo Tails construyó estos aparatos que impiden que envejezcamos mientras estemos aquí —dijo Chris señalando su pulsera.
—¿Ustedes son Danny y Francis? —preguntó Sonic.
—Así es, y ellos son los detectives Farrell y Taylor con quienes hablaron hace poco —dijo Danny—. Ellos dos son Tom y Jade y no nos olvidemos de nuestra amiga Topaz.
—Es un placer —dijo Meghan.
—Vaya, cuando regresé a mi planeta pensé que nunca podrías verte más vieja… Nunca había estado más equivocada —Rouge dijo burlonamente a Topaz.
—Tú te verías peor si no tuvieras ese aparato —dijo Topaz secamente, aunque dejando ver una pequeña sonrisa—. A mí también me alegra verte, amiga.
—¿Y a nosotros no nos van a dar abrazo? —se escuchó una voz cerca de ellos. Al ver de quien se trataba, Danny y los demás se alarmaron.
—¡Doctor Eggman! —exclamó Francis.
—¿Qué estás haciendo aquí? Tú tienes algo que ver con todo esto, ¿no es así? —dijo Danny.
—Por más que odie admitirlo, Eggman está de nuestro lado… por ahora —dijo Sonic dirigiéndole una mirada hostil.
—Mi querido y azul enemigo tiene razón —dijo Eggman—. Y aunque me encantaría prolongar su amable bienvenida, tenemos una invasión que repeler.
—Él tiene razón —dijo Topaz tomando su radio—. Aquí la Directora Johnson clave ocho cuatro tres delta tango, inicien la evacuación inmediata del presidente hacia la localidad cero. Estamos en un código de alerta máxima.
—Entendido. Cambio y fuera —respondió alguien por el radio.
—No podemos perder más tiempo aquí —dijo Topaz—. Debemos ir a los cuarteles de la fuerza G.U.N. Ahí nos encontraremos con el presidente y planearemos nuestro siguiente movimiento.
—¿Qué hay de la gente aquí? —preguntó Amy.
—La policía se encargará de eso —dijo Meghan—. Ya solicitamos refuerzos.
—Muy bien, entonces ustedes vengan también con nosotros. Necesitamos toda la ayuda que se pueda —dijo Topaz.
—De acuerdo —dijo Rick.
—Entonces suban a la nave. Hay espacio para todos —dijo Tails.
Todos abordaron ambas naves y en un minuto se encontraban en camino al cuartel general de la G.U.N.
(…)
—¡Maldita sea! —exclamó un furioso Black Doom—. ¿¡Cómo pudieron enterarse esos idiotas del lugar de donde íbamos a salir!?
—Lamento informarte que tu cometa no es un vehículo precisamente discreto —dijo Metal Sonic—. Cualquiera con un par de ojos pudo habernos visto dirigirnos hacia Westopolis.
—O alguien pudo haberlos alertado —añadió Black Doom de pronto volteando a ver a Shadow. El erizo no se inmutó.
—¿Por qué habría de hacerlo? Sabes muy bien que dependo de ti para que me digas la verdad sobre mi pasado… una promesa que no te voy a permitir olvidar.
—Si tú te olvidas de dónde tienes tu lealtad, puede que yo me olvide de mi promesa.
—Si no confías en mí, ¿cómo es que aún me mantienes aquí?
—Puedo deshacerme de ti en el momento que me plazca.
—Si de verdad me conocieras en absoluto, deberías saber que cuando me propongo algo, haré hasta lo imposible por conseguirlo.
En ese momento alguien más entró en la habitación. Era el terrícola que los había ayudado a viajar hasta esa dimensión.
—Black Doom, presumo. Yo soy el General Anthony Grey, su humilde servidor y próximo gobernante de la Tierra.
—Hasta que hayas cumplido con tu parte del trato —atajó Black Doom.
—Naturalmente. Y ahora que ya nos conocemos, ¿me puede decir qué demonios eran esas naves que nos atacaron?
—¡No te permito que utilices ese tono conmigo, insecto! —dijo peligrosamente Black Doom—. En cuanto a ellos, sólo son una plaga que pronto será exterminada.
—Comprendo y mil disculpas —dijo Grey inclinándose. En ese momento su mirada se desvió hacia Shadow—. ¿Qué hace él aquí?
—¿Nos conocemos? —dijo Shadow con sorpresa.
—No directamente, pero he escuchado sobre ti —dijo Grey con desdén—. Me sorprende que alguien con una apariencia tan insignificante como la tuya haya sido capaz de causar tantas desgracias.
—¡Ni una sola palabra al respecto a menos que yo lo diga! —intervino Black Doom—. Grey, ¿recuerdas el trato?
—Tú me darás el control de la Tierra a cambio de que yo te ayude a conseguir el Eclipse Cannon. Pero primero necesitamos eliminar al presidente para inutilizar las defensas de la nación.
—¿Dónde está?
—En vista de su llegada, seguramente ya lo habrán evacuado de la residencia oficial y lo habrán llevado al cuartel general de la G.U.N.
—Ya veo. Shadow, aún te queda una última oportunidad de probar tu lealtad hacia mí.
—¿Qué más te debo probar? Ya te ayudé a conseguir las Esmeraldas Caos como supuestamente te lo prometí y todavía no me dices nada.
—Encárgate de ese tal presidente y entonces te lo contaré todo… pero si fallas, habrás de probar mi ira.
—Bien —dijo escuetamente Shadow y salió resoplando de la habitación. Ya faltaba muy poco, y ahora que estaba tan cerca de encontrar sus respuestas no estaba dispuesto a rendirse por ningún motivo.
(…)
El Blue Typhoon Mach II y el Egg Carrier se alejaron rápidamente de la ciudad y llegaron al campo, luego, después de rodear una pequeña montaña, vieron a lo lejos la enorme base militar.
—¡Esto es asombroso! —dijo Rick contemplando el interior de la nave.
—Muchas gracias —dijo Tails apenado—. Es hasta ahora mi más grande creación.
—Después de mí, desde luego —intervino Omochao.
—Al menos mi nave no es tan vanidosa —dijo Tails a lo que todos rieron de buena gana.
—Nunca me imaginé que llegaría a conocerlos —agregó Meghan—. De hecho de no ser porque todos los libros de historia los mencionan, no hubiera creído que existían.
—Es difícil de creerlo, ¿no es así? —concordó Chris.
—Pero te aseguro que somos reales —dijo Sonic.
—Cambiando de tema —intervino Topaz—, ¿están seguros de que Eggman es de confiar?
—Definitivamente no —dijo Chris—. En el tiempo en que he estado en Mobius, Eggman no ha dejado de darnos problemas, comenzando por ese tal Metal Sonic. Pero por ahora es la única opción que nos queda. De todos modos no debemos quitarle el ojo de encima.
—¿Y qué hay de Metal Sonic? —preguntó Danny—. ¿Por qué se rebeló contra Eggman?
Sonic dio un respingo casi imperceptible, del cual sólo Chris se percató.
—Es una larga historia, pero en resumen, es un experimento fallido. Les contaremos todo cuando estemos con el presidente.
Topaz se comunicó con la torre de control de la base y en un par de minutos, ambas naves descendieron sobre la pista. Un grupo de oficiales se dirigieron a recibirlos y los escoltaron al interior de la base y bajaron por un elevador hasta el salón de comando reservado para situaciones de emergencia. En el interior se hallaban reunidos alrededor de una mesa algunos secretarios de estado, militares y el presidente a la cabecera.
Al entrar, Topaz hizo el saludo militar.
—Topaz, que bueno que llegas —dijo el presidente.
—Señor presidente, caballeros, permítanme presentarles a Sonic el Erizo y sus amigos —dijo Topaz cediéndoles el paso.
—¿Qué hay? —saludó Sonic casualmente.
—Hola a todos —dijo Tails.
—Así que era verdad —dijo el presidente—. Es un honor conocerlos. Lástima que tenga que ser bajo estas circunstancias.
—Es un placer, señor presidente —Sonic se acercó a estrechar su mano.
—Ellos son los detectives Farrell y Taylor y ya conocen al señor Matthews y la señora Williams—. Topaz siguió con las presentaciones.
—¿Y a mí no me van a presentar? —dijo Eggman entrando a la sala.
—¡Es el doctor Eggman! —exclamó uno de los secretarios.
—¿Qué hace él aquí? —dijo otro.
—¿Por qué tanta desconfianza, caballeros? —comentó Eggman en tono divertido—. Si tan sólo traté de conquistar su planeta unas cuantas veces.
—¿De qué se trata esto Topaz? —dijo el presidente.
—Por el momento está de nuestro lado, señor.
—La dama tiene razón —dijo Eggman—. Y aunque no les guste, poseo información acerca de lo que está pasando que es vital para ustedes, además de que mi participación en esta guerra puede darle la ventaja decisiva a quien sea mi aliado… como ven, les conviene más tenerme de su lado que en su contra.
—¿Y cómo sabemos que no nos vas a traicionar de todos modos? —dijo el presidente.
—Eso es lo hermoso del asunto, ¿no lo cree? —dijo Eggman—. No pueden saberlo.
—No tan rápido, Eggman —intervino Tails—. Yo no andaría por ahí tratando de chantajear a la gente si fuera tú.
—¿Y qué vas a hacer, mocoso?
—Qué bueno que lo preguntas —dijo Tails sacando un pequeño control remoto de su chamarra y oprimió un botón. De inmediato, la pulsera que Tails le dio a Eggman se hizo más gruesa, se selló alrededor de su brazo y le soltó una leve descarga.
—¿¡Qué demonios fue eso!?
—No eres precisamente un invitado de honor, así que me tomé la libertad de hacer tu comunicador un poco diferente —dijo Tails—. Considéralo como tu pequeño grillete virtual. Donde te encuentres y todo lo que hagas quedará grabado y se transmitirá a mi computadora.
Se veía que Eggman estaba echando humos en ese momento, pero hizo lo posible por mantener la compostura.
—Te crees muy astuto, ¿no? Da igual, ya veremos quién ríe al último.
—Ya dejémonos de preámbulos —dijo el presidente—. Nos enfrentamos a una invasión como nunca habíamos visto y necesito que me den todos los detalles posibles.
De la forma más rápida posible, Sonic, Chris, Tails y, en ocasiones, Eggman explicaron todo lo ocurrido desde la creación de Metal Sonic hasta la invasión de los Black Arms y la destrucción de Westopolis y parte de Angel City. Por su parte, Meghan, Danny y Topaz explicaron lo relacionado con la investigación de Troy Delaney, su asesinato y la implicación de Anthony Grey en el asunto.
—Esto es increíble —dijo el presidente—. Grey y yo siempre fuimos rivales, pero no me imaginé que fuera a recurrir a un acto tan vil como aliarse con unos alienígenas para tratar de dominar el mundo.
—El comandante Tower le envenenó la mente durante mucho tiempo —dijo Danny—. Eso y el hecho de que ya tuviera trastornos psicológicos fue lo que lo llevó a hacer todo esto.
—¿Y qué es lo que quieren esos aliens? —dijo uno de los generales.
—Sabemos que van detrás del Eclipse Cannon que se encuentra a bordo de la Colonia Espacial ARK. Lo están buscando para llevárselo a nuestra dimensión y destruir nuestro planeta, aunque es posible que primero decidan probarlo con la Tierra —dijo Tails.
—¿Y qué hay de los intereses de Grey en ese caso? —dijo el presidente— ¿De qué le sirve aliarse con los Black Arms si al final van a destruir su planeta?
—Black Doom no confía en la raza humana y los considera seres inferiores —dijo Cream—. Dudo mucho que Grey esté enterado de sus verdaderos planes.
—¿Cómo sabes eso? —preguntó otro hombre.
—Fui infectada por un parásito alien y durante un tiempo estuve bajo el control mental de Black Doom. Mis amigos lograron regresarme a la normalidad, pero desde entonces conservé algunos recuerdos y habilidades de ese tiempo.
—Ya veo —dijo el presidente—. Entonces tenemos que entrar en situación de defensa máxima. ¿Sabemos si los aliens han invadido otros países?
—El portal por el que pasamos nosotros es el único que se abrió —dijo Tails—. Sin embargo, apoderarse del ARK, es lo único que ellos necesitan para acabar con la Tierra.
—Entonces necesitamos llegar ahí antes que ellos. Tenemos que desplegar un equipo de ataque para que aseguren el ARK y debo comunicarme con los países aliados para que nos manden refuerzos.
—Con todo respeto, señor —dijo Sonic—. No creo que un equipo de ataque sea suficiente para detenerlos. Nosotros podemos adelantarnos y defender el ARK mientras las fuerzas de la Tierra se concentran en contener la invasión en el planeta.
—¿Si nuestros mejores hombres no pueden detener a esos aliens, qué te hace pensar que ustedes sí podrán? —preguntó un hombre vestido de militar.
—¿Qué no sabe de historia, coronel? —dijo el presidente—. Sonic el Erizo y sus amigos acabaron con monstruos gigantescos y muchas otras amenazas cuando estuvieron en la Tierra. Si alguien está capacitado para lidiar con los aliens, son ellos. ¿No es así Topaz?
—Es correcto, señor.
—Entonces no se diga más, desplieguen todas sus tropas y ustedes diríjanse a la estación de despegue para el transbordador que los llevara al ARK. Espero que sea suficiente para acabar…
El sonido de una explosión interrumpió al presidente y puso a todos en alerta.
—¿Qué fue eso? —exclamó el presidente.
De inmediato comenzaron a sonar las alarmas y el sistema de seguridad los encerró a todos en el cuarto mediante unas gruesas cortinas de acero. Luego uno de los monitores que había alrededor se encendió y mostró el rostro de uno de los soldados.
—¿Qué está ocurriendo? —exclamó uno de los generales.
—¡Estamos siendo atacados! ¡Evacúen al presidente antes de que…!
Pero la comunicación se cortó y sólo se vio estática en el monitor.
—Deben ser los aliens —dijo el presidente—. Seguramente Grey les dijo que este era el lugar a donde me trasladarían en caso de una emergencia.
—Eso o alguien más está metido en esto —dijo Tails mirando a Eggman.
—¿Qué insinúas mocoso? —espetó Eggman.
—Que no confío en ti. Esto bien podría ser uno de tus trucos.
—¿Acaso me crees tan estúpido como para encerrarme aquí con ustedes mientras alguien ataca ahí afuera? Te recuerdo que nuestras naves están allá.
—Eso no te impediría atacarnos de alguna forma y lo sabes bien.
—Escúchame bien insolente, si crees que yo estoy feliz siquiera de compartir la misma habitación con ustedes, estás muy equivocado —dijo Eggman acercándose peligrosamente a Tails—. Así que puedes tomar tu desconfianza y…
Pero en ese momento Cream se interpuso entre ellos.
—¡No te atrevas a tocarle un pelo! —exclamó ella.
Eggman se detuvo con cierta sorpresa.
—¡Ya es suficiente! —exclamó Topaz con voz autoritaria—. Por el momento Eggman no es nuestra prioridad, sino lo que sea que nos está atacando. Así que si no van a ayudar, déjennos hacer nuestro trabajo y evacuar al presidente.
—Ella tiene razón —dijo Sonic—. Debemos poner al presidente a salvo. Ya luego lidiaremos con Eggman.
Eggman les dirigió a Tails y Cream una mirada de fastidio y se dio la media vuelta.
—No tienen idea de cuánto me repugnan.
—Bien, a trabajar —dijo Topaz dirigiéndose a la computadora principal y comenzando a teclear—. Activando el Protocolo Sierra Kilo Papa.
En ese momento se abrió una puerta de metal que estaba escondida detrás de un mueble. Todos salieron de la sala y corrieron por un largo pasillo. En ese momento Tails se emparejó con Cream.
—Oye —dijo él ruborizándose—. Gracias por lo de hace un momento.
—Cuando gustes —dijo ella sonriendo y luego le dio un pequeño beso en la mejilla causándole que se le subiera todavía más el color a la cara. Lo que ninguno notó fue que Bokkun iba detrás de ellos sintiendo de pronto un nudo en el estomagó que le provocó una fuerte nausea.
Al final del largo pasillo llegaron a un pequeño andén donde se encontraba estacionado un monorriel.
—Este monorriel de alta velocidad nos sacará de aquí y nos llevará a nuestra base secreta en Mount Pearlwood —dijo Topaz—. De ahí ustedes pueden dirigirse a la base de despegue para el transbordador al ARK.
—¡Esperen! —dijo Tails— Debemos regresar por nuestras naves. Si los Black Arms las capturan nos van a sacar todavía más desventaja.
—Habla por ti, muchacho —dijo Eggman—. Mi Egg Carrier es impenetrable y además tiene un mando a control remoto. Sólo necesito las coordenadas del lugar a donde vamos y él irá por su cuenta.
—Yo iba a hacer algo parecido con mi nave pero ya no tuve la oportunidad y el sistema de Omochao no está programado para pilotarla —dijo Tails avergonzado—. Debo quedarme a buscarla.
—Yo voy contigo —se ofreció Cream de inmediato.
—No, es muy peligroso —intervino Sonic.
—Nosotros dos iremos con él —terció Knuckles—. Ustedes váyanse con el presidente y nos veremos en la base.
—¡Gracias amigos! —dijo Tails con una sonrisa.
—Vayan con cuidado —dijo Amy dirigiéndole una mirada a Sonic.
—Descuida Ames —dijo Sonic levantando el pulgar y causándole un sonrojo a la eriza.
Cream se acercó a Tails y le dio un beso en la boca.
—Te estaré esperando.
—Ahí estaré —dijo él y luego se dirigió a Charmy—. Cuida de ella por favor.
—No necesitas decírmelo —dijo el abejorro.
—Suerte a los tres —dijo Chris—. Y recuerden que si las cosas se ponen muy peligrosas, sólo concéntrense en recuperar la nave.
—Eso haremos —dijo Sonic.
De pronto Knuckles sintió una mirada. Al voltear vio que era Rouge.
—¿Qué pasa?
Rouge desvió la mirada instintivamente y respondió con indiferencia.
—Nada… sólo procura no hacer ninguna tontería.
Knuckles le dirigió una sonrisa torcida.
—Lo mismo te digo.
—Todos adentro —dijo Topaz—. Ustedes tres tomen de vuelta el pasillo, giren a la izquierda en la primera bifurcación y suban la escalera. Buena suerte.
Las puertas se cerraron y el monorriel comenzó a desplazarse con gran velocidad hasta que desapareció al tomar una curva. Sonic, Tails y Knuckles por su parte echaron a correr hacia donde les había dicho Topaz. Al pasar por la puerta se encontraron en una parte más amplia del complejo, en la cual, la batalla entre las fuerzas de G.U.N. y los Black Arms estaba en pleno apogeo.
—Muy bien equipo —dijo Sonic—. ¡A la carga!
(…)
Black Doom mandó un pequeño contingente de naves de ataque a la base militar donde tenían al presidente. Shadow iba en una de ellas. Lo más seguro era que la seguridad estuviera a tope, así que el plan era que los Black Arms causaran una distracción suficiente para que Shadow pudiera escabullirse dentro de la base sin ser detectado y asesinar al presidente. Y si de paso los Black Arms podían matar a la mayor cantidad de humanos, mejor.
Shadow estaba harto de ser el mandadero de Black Doom, pero ahora que las cosas estaban llegando a su punto clave, era cuando tenía que hacer su jugada. Y la verdad era que no estaba muy seguro de qué hacer.
Su principal motivación, como siempre, seguía siendo descubrir la verdad sobre su pasado, pero ¿qué iba a hacer una vez que lo hiciera? Estar del lado de Black Doom le significaba un gran poder… además, aunque no confiara mucho en él, no podía evitar sentir cierta familiaridad con el líder de los Black Arms.
Por otro lado estaban Sonic y los demás. Gracias a la Esmeralda Caos falsa que consiguió en Pretania, Shadow recordaba bien lo que había pasado con los Metarex. Recordaba haber peleado al lado de Sonic, pero también en contra de él. Sabía que ellos no eran amigos. Sin embargo, él no era el único en la ecuación. También estaba Rouge. A decir verdad, si ella no hubiera aparecido ese día en la nave de Eggman, las cosas hubieran sido más fáciles. Shadow no estaba seguro de qué sentir con respecto a ella. Si bien no sentía lo mismo que había llegado a sentir por Luna (fuera lo que fuera), ella lo hacía sentir una extraña confianza que no sentía con nadie más.
"O bien, puedo quedarme por mi cuenta y seguir viviendo mi vida sin tener que meterme en las estupideces de los demás," pensó. "Pero debo de tomar una decisión pronto… y para eso debo descubrir quién soy."
Por lo pronto decidió seguir el juego de Black Doom un poco más, así que cuando el contingente se acercó a la base y abrió fuego contra ellos, Shadow bajó de la nave y se escondió detrás de unas cajas de metal. Como Black Doom lo había planeado, la batalla le ayudó a pasar desapercibido y entrar a la base por una pequeña puerta lateral.
Shadow logró escabullirse dentro de una de las armerías de la base. Era pequeña pero estaba repleta de varios tipos de pistolas, rifles y todo tipo de armamento ligero y semi pesado. Justo lo que necesitaba.
Después de recorrer rápidamente las repisas, meditó un momento y tomó lo necesario. Primero se colocó un cinturón con pequeñas bolsitas, una funda en la pierna derecha y un arnés en el torso. En su pierna puso una pistola semiautomática, en el torso llevaba una pistola de mano en cada lado, en la espalda se colgó un rifle de francotirador y una escopeta, y en las manos llevaba un rifle automático. En el cinturón guardó varios cartuchos y unas cuantas granadas de humo y cegadoras.
Una vez que recogió todo lo necesario, salió por la puerta del fondo que daba hacia un amplio patio y una pista de aterrizaje en donde las tropas de los Black Arms atacaban con toda su fuerza a los soldados humanos. Aprovechando la confusión, Shadow se escondió en la parte trasera de un camión del ejército que salía en ese momento y se escondió entre unas cajas metálicas.
—Esto va a ser más fácil de lo que pensé —susurró Shadow con una sonrisa.
De pronto se escuchó un estruendo y se vio una fuerte luz. Inmediatamente, el camión salió disparado por los aires. Las cajas rebotaron en el interior del camión y una de ellas golpeó a Shadow en la cara, haciéndolo perder el conocimiento momentáneamente.
Cuando volvió en sí, el camión estaba de volteado y todo a su alrededor era un caos. "Esos estúpidos aliens van a perjudicarme más de lo que me van a ayudar," pensó con molestia y luego, frotándose la cabeza, se arrastró hacia afuera del camión, sin embargo como la conmoción ya había atraído a varios soldados al lugar, Shadow fue descubierto de inmediato.
—¡Es Shadow el Erizo! —exclamó uno de los soldados—. El general dijo que estaba con los aliens. ¡Abran fuego!
Los soldados de inmediato comenzaron a atacar, pero Shadow fue más rápido que ellos y logro neutralizarlos sin mayor dificultad.
—Ahí va mi plan de escabullirme sin ser visto —rezongó Shadow—. Bueno, pasemos al Plan B.
Dejando de lado la sutileza, Shadow se lanzó al ataque contra el grupo de soldados que se avecinaba desde un edificio cercano. Usando su gran velocidad, logró esquivar las balas con relativa facilidad, después saltó por los aires y produjo un grupo de Lanzas Caos que derribaron a los soldados y los dejó fuera de combate. Shadow se acercó a uno de ellos, lo tomó del cuello y lo puso contra la pared.
—¿Dónde está el presidente?
—¡No te lo diré!
—Respuesta equivocada —dijo Shadow apretando fuertemente el cuello del soldado. El hombre forcejeó inútilmente tratando de respirar hasta que Shadow lo soltó. Cuando el soldado cayó de bruces al piso, Shadow le apuntó con su arma—. Última oportunidad, más te vale que la aproveches.
—¡Está bien, de acuerdo! Está en el quinto sótano de ese edificio —dijo señalando un pequeño edificio a unos treinta metros.
—Dame tu tarjeta de acceso —demandó Shadow. El soldado se la dio y Shadow la guardó en su bolsillo—. Gracias por tu cooperación… y si descubro que me mentiste, volveré por ti.
Y diciendo eso, Shadow golpeó al soldado con la cacha de su pistola, dejándolo inconsciente. Luego corrió hacia el edificio deshaciéndose de cualquiera que se pusiera en su camino hasta que llegó a la puerta. Al abrirla entró a un vestíbulo amplio y bien ordenado con varias columnas de mármol gris. También descubrió que ya lo estaban esperando. En cuanto entró al lugar los soldados abrieron fuego y Shadow se tuvo que cubrir tras una de las columnas.
Shadow preparó su rifle en una mano y con la otra, lanzó una granada cegadora que después de un par de segundos explotó con un tremendo estruendo y una fuerte luz. Shadow aprovechó la confusión para salir de su escondite y acabar con varios de los soldados, sin embargo había algunos en un piso superior que no fueron afectados por la granada y continuaron disparándole. Un par de balas lograron rozarle un hombro y una pierna.
En ese momento, Shadow escuchó algo pesado que se acercaba caminando y luego vino el sonido de una ráfaga.
En una fracción de segundo, Shadow alcanzó a saltar fuera del camino del cohete que le habían disparado, pero la explosión hizo que volara por los aires y se estrellara contra una pared. De inmediato se incorporó y vio lo que lo había atacado: un tanque bípedo de unos dos metros y medio. Shadow alcanzó a esquivar otros dos proyectiles y se escondió detrás de otra columna.
Ignorando el dolor que sentía por los disparos y la explosión, Shadow concentró sus fuerzas. Black Doom no le había permitido quedarse con una Esmeralda Caos, sin embargo su cuerpo era capaz de guardar cierta cantidad de energía Caos. No era mucha, pero en este momento era necesaria.
—Se acabaron los juegos… ¡Control Caos!
En esta ocasión, el tiempo, en lugar de detenerse por completo, sólo redujo su velocidad, pero fue suficiente para que Shadow terminara con los soldados que quedaban. De pronto el tanque le disparó otro cohete, pero al venir más despacio, Shadow logró saltar y patear el cohete de regreso al tanque. La velocidad del tiempo regresó a la normalidad al tiempo que Shadow caía de pie y el cohete impactaba con el tanque haciéndolo volar en pedazos.
Ya fuera de peligro, Shadow se dio un momento para recuperar el aliento y se recargó contra la pared. Se dio cuenta que ya no tenía municiones para su rifle, así que lo tiró al piso y sacó su semiautomática y su pistola.
Una vez recuperado, Shadow se dirigió al fondo del vestíbulo, donde había un par de elevadores circulares con paredes de cristal. Shadow subió a uno de ellos y comenzó a bajar hacia el quinto sótano a toda velocidad. De pronto el elevador se detuvo abruptamente. Shadow se asomó y vio acercarse al otro elevador que iba repleto de soldados. Al llegar a la misma altura, ese elevador también se detuvo y los soldados abrieron fuego contra él, rompiendo la pared de cristal. Shadow se tiró al piso, se cubrió como pudo y también comenzó a disparar, sin embargo las armas que tenía no servían mucho en ataques a distancia, así que las guardó, sacó su escopeta y comenzó a disparar. Varios soldados cayeron de un solo golpe, pero otros siguieron atacando. De pronto Shadow apuntó ligeramente más arriba de sus atacantes y disparó. El cable que sostenía el elevador se debilitó y los soldados se tambalearon. Shadow disparó dos cartuchos más y el cable por fin se reventó. El elevador con los soldados que quedaban se desplomó hacia el vacío.
Con ese problema resuelto, quedaba ver cómo iba a hacer para reencender el elevador o para bajar al quinto sótano. Sólo faltaba un piso, así que después de pensar un poco, Shadow decidió saltar hacia la puerta y abrirla a la fuerza.
La puerta dio paso a un largo pasillo con varias oficinas a ambos lados y una gran puerta al final, pero lo que más llamaba la atención era lo que faltaba. En el techo, las lámparas se encontraban apagadas y el cuarto era iluminado por una luz roja proveniente de varias torretas a lo largo del pasillo, el cual se encontraba completamente desierto al igual que las oficinas aledañas.
Shadow caminó con cautela hacia la puerta del fondo y la abrió. Aquella daba paso a un amplio cuarto parecido a una sala de juntas con varios monitores encendidos al fondo de la habitación. La mayoría mostraban imágenes provenientes de cámaras de seguridad alrededor de la base y en algunos de ellos parpadeaba en letras rojas un letrero que decía "Protocolo de evacuación".
Shadow golpeó la mesa al darse cuenta de lo que eso significaba: Había llegado muy tarde.
De pronto uno de los monitores atrajo su atención. Éste mostraba uno de los hangares que había visto en el camino. La batalla entre los soldados y los Black Arms seguía igual que antes hasta que de pronto se empezó a ver una conmoción mayor. Había algo que estaba atacando a un grupo de Black Arms y que parecía estarles sacando ventaja. Al prestar más atención, Shadow notó que era un grupo de tres sujetos: un equidna rojo dando una fuerte golpiza a tres aliens; un zorro amarillo deshaciéndose de otros dos con una pistola de electricidad; y no podía faltar el erizo azul rebotando de un alien a otro usando su ataque giratorio.
Otra cosa en la pantalla llamó su atención. En la esquina superior derecha se alcanzaba a ver un hangar en donde estaba estacionada una gran nave muy diferente a los vehículos militares que había visto hasta entonces. Un recuerdo de aquel viaje al espacio pasó por su mente y fue entonces cuando distinguió que era la nave de Sonic. Seguramente ahí era a donde se dirigían.
—No si puedo evitarlo… —dijo Shadow dirigiéndose hacia la salida.
(…)
Sonic, Tails y Knuckles siguieron su camino a través de la base militar ayudando en lo que pudieran a los soldados en su escaramuza con los Black Arms, pero sin perder de vista su objetivo. En ese momento, se dirigían a través de una de las pistas de aterrizaje hacia un gran hangar.
—Ahí debe estar el Blue Typhoon —dijo Tails.
—¿Qué esperamos? —dijo Knuckles—. ¡Subamos y vayámonos de aquí!
En ese momento se escuchó una fuerte explosión cerca de ellos. Al parecer, los Black Arms habían detonado una bomba en uno de los edificios.
—¡Debemos ir a ayudarlos! —dijo Sonic.
—¡Vayan ustedes dos, yo pondré en marcha la nave y los alcanzo después! —dijo Tails.
—¿Estás seguro? —preguntó Sonic.
—No te preocupes, no tardaré mucho. ¡Vayan!
Sonic y Knuckles se dirigieron al edificio en llamas mientras que Tails siguió su camino hacia el hangar. Al llegar al hangar pobremente iluminado vio la gran nave aparcada y prácticamente lista para despegar, sin embargo al estar a un par de pasos de llegar, un fuerte rayo de energía que se estrelló en el piso frente a él lo obligó a detenerse de golpe. Tails miró alarmado a su alrededor en busca de su atacante cuando una voz familiar le causó un escalofrió en la espalda.
—¿A dónde vas con tanta prisa?
En ese momento emergió de las sombras un erizo negro acercándose lentamente hacia Tails con una sonrisa en el rostro.
—¡Shadow! ¿Qué haces aquí?
—¿Qué no es obvio? —dijo Shadow burlonamente—. Vengo a detenerte.
—No te entiendo… Es obvio que tú fuiste el que le dijo a Eggman dónde iban a abrir el portal a la Tierra los Black Arms y ahora estás otra vez ayudándolos a atacar a los humanos. ¿De qué lado estas? ¿Qué es lo que quieres?
—Mis motivaciones no son asunto tuyo —espetó Shadow perdiendo la sonrisa—. Ahora vas a decirme a dónde se llevaron al presidente.
—Así que por eso viniste… pues lamento decirte que mis amigos ya lo pusieron a salvo y no podrás acercártele.
Shadow suspiró y agitó la cabeza lentamente.
—Escucha, yo no tengo nada en contra tuya o de tus amigos, pero si interfieren en mis asuntos, no dudaré en ir tras ustedes —luego Shadow sonrió maliciosamente—. Creía que eso te había quedado claro la última vez que nos vimos.
Por su parte, la mirada de Tails se cargó de amargura.
—No creas que he olvidado lo que trataste de hacerle a Cosmo. Y no me importa cuales sean tus razones para hacer lo que haces, pero estoy dispuesto a hacer hasta lo imposible por proteger a mis amigos… yo también creía que eso te había quedado claro.
Shadow se tomó un momento para responder.
—Veo que quieres hacer esto por las malas… Ya deberías saber que no es una buena idea ponerse en contra de la Máxima Forma de Vida.
—Ya no soy el niño al que te enfrentaste en aquella ocasión —dijo Tails poniéndose en guardia—. Y aunque seas muy fuerte, ten por seguro que no saldrás bien librado de esta.
—Si tanto insistes —dijo Shadow sonriendo—, acabemos con esto de una vez.
Inmediatamente después de decirlo, Shadow usó su velocidad para tomar a Tails por sorpresa y le dio un puñetazo en el abdomen y luego una patada en el pecho que lo lanzó hacia atrás. Shadow de inmediato lo atacó con otra patada, pero Tails logró quitarse del camino y se cubrió con el brazo derecho, luego lo contraatacó con una patada por el costado y otra en el pecho que lo hizo dar un par de pasos hacia atrás.
—Debo reconocer que ya no eres el debilucho de antes —dijo Shadow con una sonrisa—. ¡Pero sigues siendo poca cosa comparado conmigo!
Diciendo esto, Shadow usó su velocidad y le dio a Tails un par de puñetazos en el pecho que lo lanzaron hacia atrás. Tails se estrelló de espaldas contra el Blue Typhoon y quedó tendido en el piso. Antes de que pudiera levantarse, Shadow ya había saltado hacia él y estaba a punto de caerle encima con un fuerte golpe. Tails se protegió instintivamente con el brazo derecho y estando a centímetros de golpearlo, Shadow chocó con una barrera invisible que de inmediato lo proyectó hacia atrás y lo hizo golpearse con una columna cercana.
—¿¡Qué demonios fue eso!? —exclamó Shadow cuando se levantó.
—Te presento mi nuevo aditamento —dijo Tails quitándose la chamarra y dejando al descubierto su brazo robótico—. Te dije que no será tan fácil.
—Son sólo trucos. No se compara con el poder verdadero. ¡Lanza Caos!
Tres rayos de energía salieron disparados de los dedos de Shadow, pero Tails alcanzó a desviarlos con su campo de fuerza.
—Yo también puedo jugar ese juego —y diciendo esto, Tails extendió su brazo y le lanzó un potente rayo de energía. Shadow se sorprendió pero lo alcanzó a esquivar, sin embargo bajó momentáneamente la guardia y eso le permitió a Tails conectar un par de golpes. Shadow desvió uno de ellos y tomó a Tails por el brazo derecho y trató de romperle el codo, pero para su sorpresa, el brazo robótico se dobló hacia atrás sin dificultad.
—Lo siento, aunque trates, no podrás romper ese brazo.
Luego Tails se dio la vuelta y tomó a Shadow por detrás para después lanzarlo contra la pared y acorralarlo.
Tails pudo conectar un par de golpes más hasta que Shadow logró bloquear uno de ellos y lo contraatacó con un codazo a la cara. Luego empujó a Tails contra la pared y con su pie le aprisionó la cabeza. Después de un momento, Tails lo tomó de la pierna y lo empujó hacia el suelo para luego aplicarle una llave al cuello desde atrás.
Tails mantuvo sujeto a Shadow por unos instantes, pero el erizo logró darle un codazo en el abdomen. Al aflojar Tails su agarre, Shadow lo tomó de la cabeza y le dio un fuerte rodillazo, logrando zafarse.
La visión de Tails se nubló un poco después del último ataque y un hilo de sangre comenzó a correr desde su nariz. Era obvio que Shadow estaba dominando la pelea. Desde el principio le había quedado claro a Tails quién de los dos era más fuerte. La pregunta era cuanto tiempo podría entretener a Shadow hasta que llegara algo de ayuda.
Shadow se volvió a lanzar al ataque. Tails levantó su campo de fuerza, pero Shadow usó su Control Caos y apareció frente a Tails sin que él pudiera hacer nada y continuó atacándolo. Tails logró desviar algunos golpes pero no lograba atacar. Después Tails logró escabullirse por un costado y le lanzó otro rayo a Shadow, el cual esta vez sí impactó contra su hombro y lo tiró al suelo.
La fatiga era ya demasiada y las piernas de Tails apenas lo podían sostener. Shadow se puso de pie y se sacudió su gabardina, la cual humeaba ligeramente.
—Veo que usar tus trucos te deja sin energía —dijo con calma—. Admito que subestimé tu fuerza, pero ya es momento de terminar con esto.
Shadow utilizó su velocidad y derribó a Tails con una patada, lanzándolo fuera del hangar, luego se paró a su lado y levantó su puño preparando una última Lanza Caos.
Tails cerró los ojos esperando el golpe cuando escuchó algo que provenía de afuera.
—¡DÉJALO EN PAZ!
Tails abrió los ojos y en ese instante un bólido azul golpeó a Shadow por un costado. Shadow se estrelló contra una columna mientras Sonic y Knuckles se acercaron para ayudar a Tails a ponerse en pie.
—¿Estás bien amigo? —preguntó Sonic con preocupación en la voz.
—Ahora lo estoy —dijo Tails un poco desorientado—. Gracias chicos.
—Parece que alguien se acaba de ganar una paliza —terció Knuckles.
Para entonces, Shadow ya se había puesto de pie y se sacudía el polvo de la ropa mientras esbozaba una sonrisa.
—Qué bueno que se unen a la fiesta. Lástima que tenga que terminar pronto.
—Pero si apenas estamos comenzando —dijo Sonic—. Además Shads, eso del erizo solitario se está volviendo aburrido, así que esta vez no te voy a dejar ir sin que me expliques qué rayos tienes que ver con todo esto.
—Como ya le dije a tu amigo hace unos minutos, eso es algo que sólo me concierne a mí.
Sonic suspiró.
—De verdad que no puedo contigo… pero si lo que quieres es pelear, te aseguro que nos vamos a poner a mano por lo que le hiciste a Tails.
Todos se pusieron en guardia listos para el ataque, pero antes de que pudieran hacer nada, se escuchó una fuerte explosión y todo su alrededor se cubrió con una densa nube de humo rojizo que les nubló su visión.
—Nunca pensé que fueras de los que recurren a esos trucos baratos, Shadow —dijo Knuckles cubriéndose del humo.
Shadow no respondió a pesar de que él no había sido quien había creado la nube de humo. No obstante ya se había acostumbrado bastante a ese tipo de teatralidades como para adivinar quién era el responsable.
—No seas maleducado Shadow, ¿no me vas a presentar a tus amigos? —dijo una siniestra y grave voz.
El humo se disipó un poco y Sonic, Tails y Knuckles pudieron distinguir la alta figura de un alien negro con tres desagradables ojos rojos y dos enormes cuernos horizontales que le salían de cada lado de la cabeza. Donde debiera ir la boca sólo había un pequeño orificio rodeado de pliegues en la piel que le daban un aspecto muy desagradable. Estaba cubierto con una vieja, desgarrada y sucia túnica negra con dorado y varias cadenas y collares con extraños símbolos. Sus manos eran grandes, huesudas, arrugadas y cada una sólo tenía tres dedos con grandes y filosas garras amarillentas, pero lo más impresionante de todo era que no tenía piernas. En lugar de eso, el alienígena tenía la habilidad de flotar.
—¿Qué haces aquí? —dijo Shadow con tono molesto.
—Oh claro, ¿pero cómo pude olvidarlo? —continuó el alien sin prestarle atención a la pregunta de Shadow—. Si ya nos conocíamos.
—Debes estar equivocado amigo —dijo Sonic con una sonrisa mordaz—. Estoy seguro de que recordaría a alguien tan feo como tú.
—Espera Sonic —interrumpió Tails—. Esa voz… tú eres el líder de los aliens. Tú estabas ahí cuando nos emboscaron en la carretera. ¡Tú fuiste el que se llevó a Cream!
—Eres muy astuto. En esa ocasión era sólo mi ojo el que estaba presente, pero en efecto era yo. Como ya les había dicho, mi nombre es Black Doom, líder de los Black Arms.
—¡Muy bien! ¡Qué bueno que viniste, así podremos darles a ustedes dos una paliza al mismo tiempo! —dijo Knuckles golpeándose los puños.
Black Doom dejó escapar una lenta y escalofriante risa.
—¿¡Qué es tan gracioso!? —exclamó Knuckles.
—Tienen un buen sentido del humor —dijo Black Doom—. Pero en esta ocasión no vengo a pelear con ustedes.
Todos, incluyendo a Shadow, se sorprendieron.
—¿Entonces a qué vienes? —preguntó Sonic.
—Tenía la curiosidad de "reconocerlos" —Black Doom hizo un énfasis especial en esa última palabra y volteó a ver a Sonic de manera extraña—. Además vengo por Shadow.
—¿¡Qué!? —exclamó el erizo negro
—La misión de matar al presidente es una pérdida de tiempo. Grey exageró la importancia y poder de ese hombre sólo para que accediera a matarlo y así cumplir su venganza.
—¿Y no vas a hacerlo? —preguntó Shadow—. Yo escuché que se lo prometiste.
—Lo que ese debilucho quiera hacer me tiene sin cuidado. Lo único que importa es nuestra misión principal.
Shadow lo miró con recelo.
—¡Pues yo no iré a ningún lado hasta que cumplas la promesa que me hiciste a mí! ¡Ya me canse de ser tu mandadero y que tú no cumplas tu parte del trato! ¡Ahora mismo vas a decirme quien soy!
Sonic y compañía se miraron sorprendidos ante la súbita rebeldía de Shadow. Por su parte, Black Doom lo miró en silencio durante un momento. Luego extendió su palma derecha hacia Shadow y sus tres ojos comenzaron a brillar. El erizo negro de pronto se puso tieso y un gesto de dolor atravesó sus facciones.
—¿¡Acaso crees que estás en posición para darme órdenes a mí!? —exclamó Black Doom escuchándose más siniestro que nunca.
—¿Cómo… es posible? —dijo Shadow con dificultad—. Tus soldados nunca me mordieron… como a la coneja…
—¡Te crees muy poderoso, pero comparado conmigo no eres más que un gusano! ¿Crees que no sé qué fuiste tú quien les avisó a estas sabandijas sobre nuestro plan?
Black Doom bajó la mano y sus ojos dejaron de brillar. Inmediatamente las facciones de Shadow se relajaron y el erizo cayó de rodillas al piso.
—¿Si ya sabias que fui yo, entonces por qué no me mataste? —preguntó Shadow recuperando el aliento.
—Quería que te convencieras por ti mismo de la importancia de nuestra misión. Quería que voluntariamente te unieras a nuestra causa, pero veo que eso no está funcionando.
—Espera, acabas de decir que no te importa lo que pase con ese humano y sé que en el fondo tampoco te importa Metal Sonic… ¿entonces por qué de pronto yo sí soy muy importante como para convencerme de que me una a tu causa?
Black Doom volteó la mirada un instante y comenzó a reír por lo bajo.
—¿Quieres saber por qué puedo ejercer mi poder de control sobre ti? ¿Quieres saber quién eres? —luego Black Doom volteó a ver a Sonic—. ¿Quieres saber cómo es que te conozco? De acuerdo. ¡Voy a mostrarles!
—¡Un momento! —dijo Knuckles—. ¿Qué tiene que ver Sonic con esto?
—Más de lo que se imaginan… —dijo Black Doom.
Acto seguido Black Doom extendió sus brazos y enfrente de él, una pequeña luz blanca comenzó a brillar. Rápidamente la luz se fue haciendo cada vez más grande y brillante hasta que los envolvió a todos desapareciendo de su alrededor a la base militar.
(…)
La luz se disipó y Sonic, Tails, Knuckles y Shadow descubrieron que se encontraban en un lugar completamente diferente. Era un largo corredor con pisos, paredes y techo de metal y un amplio ventanal a su izquierda que revelaba la inmensa negrura del espacio y bajo ellos el vasto y bello planeta Tierra.
—Esto es… —comenzó a decir Tails.
—Es la Colonia Espacial ARK —interrumpió Shadow con cierta molestia—. Black Doom ya me había mostrado esto antes.
—Y a propósito, ¿a dónde se fue? —intervino Knuckles.
Los demás voltearon a su alrededor y comprobaron que, en efecto, Black Doom había desaparecido.
—¡Justo lo que necesitábamos! —exclamó Knuckles—. ¡Ese infeliz nos engañó y nos transportó al espacio!
—Guarda silencio —dijo Shadow con fastidio—. Esto es sólo un recuerdo.
De pronto la espectral figura de Black Doom apareció flotando hacia ellos desde un extremo del pasillo.
—¡Miren, ahí viene! —exclamó Tails.
—¡Ya era hora! —exclamó Sonic—. ¡Escúchame bien, no sé qué pretendes pero no voy a permitir que…!
Sin embargo Sonic se quedó sin habla al comprobar, no sólo que Black Doom lo ignoró por completo, sino que al pasar por donde ellos estaban, el alien atravesó sus cuerpos como si ellos fueran unos fantasmas.
—Les dije que esto no es más que un recuerdo, nosotros no existimos en este lugar —dijo Shadow cruzándose de brazos—. Lo que me extraña es que Black Doom sea parte del recuerdo. Eso significa que en algún momento estuvo en la Colonia Espacial ARK.
—Debemos seguirlo si queremos saber de qué se trata esto —dijo Tails.
Los cuatro se pusieron en marcha detrás de Black Doom. Caminaron por varios pasillos adentrándose en la estación espacial, la cual se veía nueva y reluciente y no abandonada como debería estar en la actualidad.
De pronto Black Doom entró por una gran puerta metálica que tenía el símbolo de precaución pintado, al igual que un letrero de "Prohibido el paso". Adentro había una amplia habitación repleta de equipo científico, montones de cables, consolas, computadoras y monitores, todos funcionando. Al centro había un gran tanque del tamaño de una persona, pero estaba lleno solamente con un líquido verduzco. Cerca de ahí, estaba lo que parecía ser una mesa de disección, y alrededor de la mesa se distinguían una máquina de electrocardiograma, un tanque de oxígeno y un soporte de metal con una bolsa llena de líquido transparente y su correspondiente sonda intravenosa. Sin embargo no se podía ver qué o quién estaba sobre la mesa porque estorbaba a la vista una persona que se encontraba trabajando de espaldas a la puerta. Era un hombre algo obeso vestido con una bata blanca de laboratorio. Era calvo y poseía un bigote canoso lo suficientemente prominente como para poder verlo aun estando él de espaldas.
—¿Cómo van los estudios, profesor? —preguntó Black Doom al entrar.
Al escucharlo, el hombre se dio la vuelta.
—Será mejor que vengas a verlo —dijo el profesor.
—Ese es abuelo de Eggman, ¿no es así? —dijo Sonic.
—Es el profesor Gerald Robotnik —dijo Tails—. Jefe de investigación en la Colonia Espacial ARK y creador de Shadow.
—Así es, ¿pero sabes cómo fue creado? —se escuchó la voz de Black Doom haciendo eco en la habitación.
—Con que sí estas aquí, ¿eh? ¡Vamos, muéstrate! —exclamó Knuckles.
—Desde luego que estoy aquí —dijo Black Doom—. Pero por favor continúen disfrutando del espectáculo. Diríjanse hacia la mesa.
Los cuatro hicieron lo propio y rodearon la redonda figura de Robotnik. Tails fue el primero que pudo ver lo que se encontraba sobre la mesa y de inmediato se quedó helado.
—¡Oh por dios! —dijo ahogando un grito.
—¿Qué pasa Tails, que es lo que...?
Pero al ver de quien se trataba, Sonic sólo pudo quedarse inmóvil con los ojos bien abiertos, los labios separados y la respiración entrecortada.
Shadow fue el siguiente en verlo, y aunque no dijo nada ni se descruzó de brazos, su cara no pudo evitar reflejar la sorpresa. Por último llegó Knuckles, quien tuvo una reacción similar, aunque él sí pudo emitir palabra.
—¿Sonic, ese… eres tú?
Sobre la mesa se encontraba tendido un pequeño erizo de color azul. Se encontraba inconsciente con la mascarilla de oxígeno sobre su nariz y boca, la sonda intravenosa clavada en su brazo y los electrodos del electrocardiograma sobre su pecho. Su cuerpo era pequeño y de forma considerablemente más redonda, sus extremidades eran mucho más cortas a comparación del resto del cuerpo y su piel era de un azul un poco más claro que su contraparte actual, pero fuera de eso, no quedaba duda de que se trataba de Sonic cuando era un niño pequeño.
En ese momento el Black Doom del recuerdo llegó junto a Robotnik.
—¿Y bien?
—Es un ser como ninguno que haya visto antes —respondió Robotnik con emoción—. ¡Parece que podremos usarlo! ¿De dónde dices que lo sacaste?
—De la dimensión de donde yo vengo… aunque ciertamente no es de mi raza —aclaró con un dejo de desdén en la voz—. Sin embargo nosotros hemos estado monitoreando su planeta por mucho tiempo y nunca habíamos visto a ningún ser capaz de canalizar la energía Caos con tanta eficacia.
—Y a tan corta edad —añadió Robotnik—. Los estudios demuestran que este niño… ehm… erizo… tiene una anomalía genética que nunca había visto antes, aun comparándola con otras muestras que me trajiste de individuos de su misma especie. ¡Esta puede ser la oportunidad que tanto he estado buscando! ¡Hay que empezar con el proceso cuanto antes!
De pronto se abrió la puerta y por ella entró corriendo una niña humana de cabello rubio, ojos azules y un bonito vestido celeste. Esta vez Shadow no pudo contener una exclamación de sorpresa. Detrás de ella venia un niño un poco más chico. Era pequeño, flaco y tenía un aspecto un poco enfermizo. Su cabello era gris y tenía un ojo verde y el otro café, lo cual en conjunto le daba un aspecto un tanto extraño.
—¿¡Qué están haciendo ellos aquí!? —exclamó Black Doom.
Los niños pronto se dieron cuenta de la presencia del horripilante alien y se quedaron petrificados de miedo.
—No se preocupen niños, Black Doom no les hará nada —dijo Robotnik viendo al alien y haciendo énfasis en las últimas palabras—. Pero les dije que estaba prohibido entrar en este lugar. ¿Dónde está…?
Robotnik se interrumpió porque en ese momento entró otra persona al laboratorio. Era un muchacho de unos quince años de aspecto bastante diferente a los dos niños. Él era alto, gordo y pelirrojo, y aunque aún era joven, sus sienes empezaban a mostrar el inminente avance de una calvicie prematura. Vestía también una bata y unas gafas de laboratorio y se veía agotado por haber corrido.
—¿Qué fue lo que te encargué Ivo? —lo reprendió Robotnik—. Te dije que cuidaras a María y a Abraham.
—Salieron corriendo abuelo —contestó el muchacho con cara de pocos amigos y respirando con dificultad—. Además estoy ocupado con mi experimento, no tengo tiempo de estar cuidando niños latosos.
—¡Esperen! —dijo Tails—. ¿Ivo? ¿Quiere decir que ese muchacho es…?
—Es Eggman… —dijo Sonic apenas recuperándose de la impresión de ver su propio cuerpo en aquella mesa.
—Diablos, siempre fue poco agraciado —comentó Knuckles.
—Pero si él estaba trabajando con el profesor Robotnik, ¿cómo es que terminó en nuestra dimensión? —se preguntó Tails.
—Guarden silencio y sigamos viendo —dijo Shadow cortantemente haciendo que Tails le dirigiera una mirada de cólera. Luego continuaron observando en silencio.
—Espere profesor —dijo Black Doom—. Si el chico tiene tanta iniciativa, ¿por qué no le permitimos que nos ayude?
—Ivo todavía no está listo para experimentos de este tipo… además acordamos que no íbamos a involucrar a nadie de mi familia —dijo Robotnik con cierto nerviosismo en la voz.
—¡Claro que estoy listo abuelo! —intervino Ivo—. Sabes bien que soy completamente capaz de llevar a cabo cualquier tipo de experimento.
—No es tu intelecto lo que pongo en duda, sino tu madurez. Sabes que no me gusta tu tendencia a… dejarte llevar por ciertas cosas.
—¡No exageres abuelo, era tan sólo una rata! —exclamó Ivo frustrado.
—Yo digo que el chico debería ayudarnos —dijo Black Doom—. ¿Ahora vamos a seguir perdiendo el tiempo o vamos a seguir con el trabajo?
Robotnik miro de un lado a otro entre los dos y termino rindiéndose.
—De acuerdo, puedes ayudarnos —dijo con algo de recelo en la voz. Luego se dirigió a María y Abraham—. Y ustedes dos, les prohíbo que se vuelvan a acercar a este lugar sin mi permiso. Vayan a jugar a otro lado.
—¡Si señor! —exclamó Abraham.
—Lo sentimos abuelito… —dijo María con tristeza y luego ambos niños salieron del cuarto.
—Bien, comencemos —dijo Robotnik.
Sonic y compañía vieron cómo abuelo y nieto arreglaron varios instrumentos y calibraron algunas máquinas, entre ellas el tanque grande lleno de líquido verde. Black Doom se limitó a observarlos. Después Gerald abrió un compartimento en la maquina con el tanque, extrajo dos probetas y las puso en un soporte sobre la mesa de disección.
—Ya sólo falta la parte más importante: la donación de ADN.
—¿Puedo sacarle la sangre al roedor este? —preguntó Ivo con emoción.
—Es un erizo —lo corrigió Gerald y luego suspiró—. Está bien, puedes hacerlo, pero recuerda que sólo la necesaria. No queremos hacerle más daño de lo requerido.
Instintivamente Sonic se agarró el brazo mientras veía con espanto cómo la versión joven de su archienemigo le clavaba en el brazo una gruesa aguja y poco a poco le extraía la sangre hasta que se llenaba la jeringa y luego transfería la sangre a la probeta. Requirieron repetir el proceso cuatro veces para llenar el recipiente y Sonic tuvo la certeza de que a Ivo no le importaba hacerlo con delicadeza.
—Ahora es tu turno —le dijo Gerald a Black Doom levantando la jeringa.
—Los karmanianos tenemos una piel muy resistente, así que tu aguja no va a servir. Yo me encargo de eso.
Y acabando de decirlo, Black Doom tomó la probeta vacía con una mano y con la otra se abrió un poco su túnica, revelando un pecho flaco y huesudo. Luego con una de sus afiladas uñas se rasgó la piel a la altura del corazón y de inmediato comenzó a brotar un abundante borbotón de sangre negruzca que contrastaba con el rojo brillante de la sangre que Ivo le había extraído a Sonic. Black Doom procedió a acercar la probeta al flujo de sangre hasta que se hubo llenado y después se cubrió la herida con la mano y sus ojos comenzaron a brillar. Se escuchó el característico siseo que hace carne al quemarse y un hilo de humo salió de su mano. Momentos después, la herida se encontraba cicatrizada.
—¡Increíble, tienes poderes de fuego! —exclamó Ivo.
—Los karmanianos somos reptiles de fuego. Este es sólo uno de mis poderes —respondió Black Doom.
—No es por cuestionar tus métodos, pero ¿por qué no usaste sangre de tu mano o algo así? —preguntó Gerald.
—La sangre de nuestras extremidades ya está muy contaminada. Para obtener sangre pura necesitamos hacer la herida lo más cerca posible del corazón o de lo contrario sería muy tardado el proceso de cicatrización.
—Ya veo… bien pues pongamos esta máquina a funcionar.
—¿Yo qué hago? —preguntó Ivo.
—Por ahora nada, es un proceso muy delicado y debo hacerlo yo.
A Ivo no pareció gustarle la decisión de su abuelo, pero no dijo nada.
Gerald puso ambos tubos de ensayo de vuelta en la máquina, cerró la compuerta y accionó la palanca de encendido.
De inmediato todos los sistemas de la habitación se pusieron a trabajar y el líquido verduzco dentro del tanque comenzó a burbujear. Robotnik caminó de un lado a otro revisando que las maquinas estuvieran trabajando bien y luego regresó a la que parecía ser la estación principal y tecleó un comando. Acto seguido, se vieron dos chorros de líquido rojizo, uno más oscuro que el otro, mezclándose con el verde del tanque creando una mezcla entre café y amarillenta muy desagradable a la vista.
—Listos para la fase dos.
Y diciendo esto, Gerald tiró de una palanca y el contenido del tanque fue bombardeado con electricidad deslumbrando a todos. Así pasaron un par de minutos hasta que las muestras de sangre se empezaron a concentrar en el centro del tanque.
De pronto se vio un destello más fuerte que dejo a todos ciegos momentáneamente y después todo volvió a la normalidad.
—¿Y bien? —preguntó Black Doom.
—Veamos si esta vez sí funcionó —dijo Robotnik.
Todos, incluyendo a Sonic y compañía, se acercaron al tanque donde para sorpresa de todos, ahora se encontraba flotando un pequeño ser no más grande que un pulgar.
—¿Qué demonios es eso? —preguntó Knuckles.
—No puede ser… —intervino Tails.
Por su parte Sonic y Shadow estaban demasiado atónitos para emitir palabra y sólo miraban el tanque como si estuvieran hipnotizados.
—¿Eso… eso es un embrión? —preguntó Ivo un poco asqueado.
—¿Entonces el experimento funcionó? —preguntó Black Doom.
—La formación de los embriones ha sido exitosa en algunas ocasiones —explicó Robotnik—. Pero nunca han salido con vida.
—¿Y qué hay de este? —insistió Black Doom.
—Démosle un poco de tiempo.
Y así esperaron expectantes durante unos instantes hasta que de repente, el pequeño embrión comenzó a moverse.
—¡SI! ¡El experimento fue un éxito! —exclamó Robotnik lleno de júbilo—. ¡Por fin después de tantas fallas he logrado mi objetivo! ¡Por fin he creado la Máxima Forma de Vida!
Shadow, que había mirado en silencio, no pudo contenerse más.
—¡No puede ser! ¡NO PUEDE SER! —exclamó con furia volteando hacia Sonic—. ¡Esa cosa de ahí no puedo ser yo! ¡Me rehúso a creer que fui creado con TU sangre!... ¡y con la de él! —concluyó señalando a Black Doom.
—¡Hey, no me mires a mí! —exclamó Sonic—. ¡Yo estoy igual de sorprendido que tú!
—¡Esto no puede ser cierto!
—Oh pero lo es… —se escuchó la voz del verdadero Black Doom.
—¡NO! ¡Todo es una mentira! ¡Esto no es lo que yo soy! —exclamó Shadow cayendo de rodillas al piso.
—¿¡Y qué demonios tengo YO que ver en todo esto!? —exclamó Sonic—. ¿Por qué tuve que ser yo al que le robaras su sangre?
—Continúa viendo el espectáculo y lo sabrás —respondió Black Doom.
Sonic y los demás se dirigieron junto al profesor Robotnik, quien se hallaba junto a la mesa donde estaba el pequeño erizo.
—Me alegro de que el experimento haya funcionado profesor —dijo el Black Doom del recuerdo—. Ahora es tiempo de discutir su parte del trato.
—Eso puede esperar un poco. Primero debemos ver qué es lo que vamos a hacer con él —dijo Gerald señalando a la mesa.
—Hay que deshacernos de él —respondió Black Doom sin titubear.
—¿¡Deshacernos de él!? ¿¡Estás loco!? ¡Es una criatura fascinante que puede ayudar enormemente a mi investigación!
—No voy a permitir que me hable en ese tono, profesor —susurró peligrosamente Black Doom, ante lo cual, Gerald instintivamente retrocedió un par de pasos—. Y sí, debemos deshacernos de él porque tiene un gran poder que está fuera de su control.
—Podemos enseñarle a controlarlo, puede resultar algo bueno.
—Cuando mis soldados lo encontraron, él acababa de destruir la mitad de su pueblo… incluyendo a sus padres. ¿De verdad quiere tomar ese riesgo?
Gerald dudó por unos instantes.
—Tal vez podamos…
—Yo creo que hay que matarlo, abuelo —intervino Ivo—. No creo que sea seguro para nosotros y además hay algo en él que no me agrada.
—No podía esperar menos de ti, Eggman —dijo el Sonic actual con enojo.
Después de unos instantes, Gerald respondió:
—Está bien… No me lo voy a quedar, pero tampoco podemos matarlo.
—Pero abuelo…
—¡Él no nos hizo nada! Por el contrario, sin sábelo me ayudó enormemente. Hay que regresarlo a su dimensión.
—¿Y cómo supone que hagamos eso? —preguntó Black Doom.
—Tengo un prototipo de un portal interdimensional. Tus poderes pueden ayudarme a ponerlo a trabajar.
Black Doom consideró la propuesta unos momentos y terminó aceptando.
—De acuerdo. Pero antes de hacerlo, debemos borrarle la memoria. Es imperioso que ese erizo no recuerde mi rostro.
—Es lo menos que podemos hacer por él —dijo Gerald con una sonrisa.
—Cuidado con ese tono profesor —gruñó Black Doom.
—Cierto, me olvidaba que careces de sentido del humor. Como sea, tengo una máquina para borrarle la memoria. Ivo, ayúdame a prepararla en lo que ensamblo el portal.
Abuelo y nieto pusieron manos a la obra mientras Sonic y los demás se miraban entre sorprendidos y pensativos. Eventualmente los Robotnik lograron preparar todo lo necesario.
—Esta máquina lanza un rayo muy potente que puede borrarle la memoria casi cualquier ser vivo. Pueden ser desde minutos hasta años, incluso toda la vida.
—Póngala a lo máximo —dijo Black Doom—. Más vale estar seguros.
—¿Por qué estás tan interesado en que no recuerde nada? Con borrarle un par de días nos aseguraremos de que no recuerde lo que pasó aquí.
—Es más que eso… no quiero que recuerde lo que es.
—Como gustes… bien, iniciemos el proceso.
Gerald tecleó algo en el panel de control de la máquina y acto seguido un rayo color azul claro cayó sobre el pequeño Sonic. A pesar de estar inconsciente, sus facciones mostraron claras señales de dolor. Después de unos momentos, Gerald apagó el rayo.
—Ya debería estar listo. Ahora hay que regresarlo a su dimensión.
Después Robotnik encendió el portal, el cual comenzó destellando levemente y luego adquirió intensidad hasta convertirse en un espejo de luz brillante.
—Necesito que canalices tu energía para calcular el lugar exacto de donde lo trajiste —dijo Gerald.
Entonces Black Doom extendió los brazos, sus ojos comenzaron a brillar y su cuerpo comenzó a emitir destellos de luz roja. En unos momentos, en el portal se dibujó tenuemente la imagen de un campo bañado con la luz de las estrellas.
—¡Hazlo ahora! —exclamó Black Doom.
—¡Vamos Ivo! —dijo Gerald.
Ivo tomó el pequeño cuerpo del erizo y lo lanzó a través del portal.
—¡Hasta nunca roedor!
Lo siguiente ocurrió muy rápido: Al tratar de regresar al lado de Gerald, Ivo tropezó con uno de los cables y accidentalmente golpeó el panel de control del portal, el cual empezó a arremolinar la energía en su interior creando una especie de aspiradora que comenzó a succionar los objetos de la habitación.
—¿¡Qué demonios ocurre!? ¡Apague eso ahora! —exclamó Black Doom.
—¡Eso intento pero el panel de control se rompió! ¡Pronto, sujétense de algo! —gritó Gerald.
Ivo, que estaba frente al portal fue el que más problemas tuvo para evitar que la energía lo succionara. En su desesperación, volteó la mesa donde habían tenido a Sonic y golpeó el rayo anti-memoria, el cual se activó y le disparó directamente en la cara.
—¡IVO!
La fuerza del rayo dejó inconsciente a Ivo, quien habiendo dejado de poner resistencia, fue succionado por el portal.
—¡NOOOOOO!
Black Doom conjuró una bola de energía y la lanzó contra el portal, destruyéndolo en una explosión que mandó a Gerald a estrellarse contra la pared.
—¡Nooo! ¿¡Qué has hecho!? —exclamó Gerald lleno de desesperación mientras recogía los pedazos de metal retorcido—. ¡Destruiste el portal! ¿¡Ahora cómo voy a recuperar a mi nieto!?
—Tenía que hacerlo o nos iba a succionar a todos.
—¡Debes traerlo de vuelta! —gritó Gerald sujetando a Black Doom de su túnica—. ¡Todo esto es tu culpa! ¡Me dijiste que dejaríamos a mi familia fuera de nuestros asuntos y mira lo que pasó!
—¡Suélteme en este instante, viejo idiota! ¡Usted no tiene la autoridad para exigirme nada! —exclamó Black Doom quitándose a Gerald de encima—. Además requiero de mucha energía Caos para crear un vínculo desde cero y no poseo esa energía en este momento. Todo esto fue por culpa de la incompetencia de su nieto y por el afán de usted de mandar a ese erizo a su dimensión en lugar de matarlo.
—¡Cómo te atreves! —explotó Gerald en cólera—. ¡Largo de aquí! ¡Regresa con tu podrida especie y deja de molestarme!
—Lo dejaré que llore su pérdida, profesor —dijo Black Doom con calma—. Pero regresaré a cobrarle lo que me prometió… ese pequeño engendro es mío.
Riendo por lo bajo, Black Doom desapareció del lugar dejando a Gerald Robotnik tumbado en el piso llorando desconsoladamente. Acto seguido, la habitación comenzó a desvanecerse y en unos momentos, Sonic, Tails, Knuckles y Shadow se encontraban de vuelta en el presente.
(…)
La base militar reapareció ante sus ojos, al igual que el verdadero Black Doom, quien se hallaba cruzado de brazos y si hubiera tenido una boca, probablemente hubiera estado sonriendo.
—Ahí lo tienen. Querías saber la verdad, ¿no es así Shadow?
—Esta no puede ser la verdad —dijo Shadow con amargura.
—Por eso quería que te unieras a nosotros Shadow. ¡Eres parte de nuestro pueblo! ¡La sangre de los Black Arms corre por tus venas! ¡Juntos podemos conquistar a nuestros enemigos empezando por estos tres!
—No tan rápido feo —interrumpió Sonic—. Si Shadow tiene también mi sangre, ¿quién dice que no debería unirse a nosotros?
—¡Yo no tengo tu sangre Sonic! ¡Ni la tuya tampoco! —exclamó Shadow—. ¡Ya me cansé de que todo mundo trate de manipularme! ¡No necesito a ninguno de ustedes para decidir qué es lo que voy a hacer!
Black Doom se descruzó de brazos y miró a Shadow.
—Esa no es la respuesta que esperaba. Yo quería que te nos aliaras porque eres parte de nuestro pueblo, pero si no quieres hacerlo, es tu decisión… Sólo recuerda que uniéndote a nosotros es la única forma en la que vas a sobrevivir —Black Doom comenzó a elevarse y a despedir un brillo rojo a su alrededor—. ¡Ya has cumplido tu propósito para mí y yo tampoco te necesito, así que no pienses ni por un momento que me voy a tentar el corazón para destruirte si tratas de interferir con mis planes!
Tras decir esto, Black Doom expulsó su energía provocando un destello cegador y tirando a los demás de espaldas. Cuando la luz se disipó, el alien ya había desaparecido.
Emitiendo un alarido de coraje, Shadow golpeó el piso, dejando un pequeño agujero en el pavimento. Sonic se puso de pie y se acercó a él.
—Hey Shadow.
—¡No te me acerques!
—Escucha, yo…
—¡No quiero escuchar nada! ¡Yo voy a hacer lo necesario para encontrar mis respuestas y no quiero tener nada que ver contigo ni con ninguno de ustedes! —luego, concentrando lo que le quedaba de energía, gritó—: ¡Control Caos!
Y en un abrir y cerrar de ojos, desapareció.
Sonic, Tails y Knuckles se quedaron inmóviles y en silencio durante unos momentos. Sonic fue el primero en hablar después de echar un vistazo alrededor.
—Debemos irnos. Parece que Black Doom se llevó a sus soldados.
—Sigo sin poder creer lo que acabamos de ver —comentó Knuckles—. ¿Creen que sea verdad?
—Es horrible, pero creo que tiene sentido —dijo Tails—. No tenemos mucha información sobre el proceso de creación de Shadow, pero creo que las fechas más o menos coinciden tanto en la Tierra como en Mobius. Además eso explica por qué Sonic no recordaba nada de su infancia, sin mencionar la razón de que Shadow tenga fisionomía mobiana a pesar de haber sido creado en la Tierra. Eso y su facilidad de controlar la energía Caos hasta ahora sólo la hemos visto en Sonic.
—Y no te olvides de Eggman —dijo Knuckles—. Eso explica cómo es que el único humano en Mobius tiene conocimientos científicos, tendencias psicópatas y además es nieto de Gerald Robotnik. Lo que no entiendo es cómo no olvidó todo lo que había aprendido cuando le borraron la memoria.
—Puede que ese rayo sólo le haya borrado sus recuerdos personales. Sus habilidades y conocimientos parecieron haber quedado intactos… ¿Qué ocurre Sonic? —dijo Tails al ver que Sonic comenzó a alejarse.
—Estoy bien, sólo que esto es demasiado para tragar de un solo golpe.
—Me imagino, pero no olvides que cuentas con nosotros —dijo Tails dándole una palmada en el hombro.
—Así es viejo —intervino Knuckles—. Aquí tienes a tus amigos para apoyarte.
—Lo cual es más de lo que puedo decir de Shadow —reflexionó Tails.
—Es cierto… pobre tipo, debe estarla pasando mucho peor —dijo Knuckles.
—¿A dónde crees que haya ido? —dijo Tails.
—Tengo la impresión de que al mismo lugar al que nosotros vamos. Así que no hay tiempo que perder… y muchas gracias amigos —dijo Sonic sonriendo y levantando el pulgar.
Después, sin perder tiempo, los tres abordaron el Blue Typhoon y despegaron rumbo a la base militar de Mount Pearlwood a buscar a sus amigos.
(…)
Notas del Autor:
Primero que nada, quiero agradecer a todos ustedes por mantenerse conmigo a pesar de lo mucho que me tardo en actualizar. Y si acaban de unirse, sepan que si, en efecto, me tardo mucho en actualizar, no tengo intención de dejar esta historia sin terminar. De hecho ahora menos que nunca, ya que estamos entrando en la recta final (sólo 3 capítulos más). ¡Ya falta poco!
Esta vez no pienso meterme con fechas tentativas para el próximo capítulo porque no tengo idea de cuando vaya a estar listo y prefiero no emocionarlos con una fecha que probablemente no pueda cumplir. Así que estará cuando esté, pero tengan por seguro que, como siempre, estará hecho con todo mi esfuerzo.
Acabo de terminar con las revisiones que le hice a éste y a todos los capítulos anteriores, incluyendo errores gramaticales, de redacción o de estilo. Desde luego no hubo cambios cruciales en la historia, pero en ocasiones quité, agregué o modifiqué algunas cosas para ayudar a que todo se entienda un poco mejor. Tengan en cuenta que empecé a escribir esta historia hace más de 8 años y quiero que sobre todo los primeros capítulos estén a la par de los nuevos en la mejor calidad posible.
Por cierto, aquellos de ustedes a quienes les guste dibujar, son bienvenidos a hacer FanArt de esta historia (y desde luego, no olviden avisarme). ¡Sería un tremendo honor para mí!
Y eso es todo por ahora. Como siempre, espero que les haya gustado y manténganse atentos al siguiente capítulo para descubrir qué es lo que va a hacer Shadow, pues aunque ya descubrió la verdad sobre su origen, aún faltan muchas verdades por revelarse. También prepárense para un nuevo viaje al espacio, una ardua pelea y una gran sorpresa ahora que entramos a esta recta final de La Guerra del Caos.
Cuídense mucho. Coméntenme qué les pareció la sorpresa de este capítulo y ahora más que nunca, no olviden suscribirse/seguirme para que automáticamente se enteren de cuando suba algo nuevo.
¡Hasta la próxima!