-...Y ese es el despacho de Mc.Faller. Te aconsejo que no entres, podrías encontrar ciertos... especimenes muy curiosos. Ah, este es Sir Cadogan, si tienes alguna duda sobre el emplazamiento de algún lugar no dudes en preguntárselo. Aquí está tu habitación. Puedes decorarlo como gustes, claro. ¿Alguna pregunta?

Albus Dumbeldore. No lo conocía hasta ahora, pero un torrente de confianza le inunda desde el primer momento. Quizá se deba a que no le ha mirado con repugnancia, con lástima, con compasión. Simplemente como a una persona más, evaluándolo como celador, y no como mago.

¿Por qué?

Argus se concentra por unos momentos en todas las explicaciones, esforzándose por retenerlas. Ha sido algo difícil mantener la atención durante el recorrido por el castillo, donde parece que la magia estalla en cada esquina, cada recodo, cada pasillo. Estatuas, cuadros, pomos, techo... todo está encantado. Y eso por no hablar de los alumnos, cargados con las mochilas de clase en clase, descansando en los intermedios, murmurando hechizos y practicando movimientos de muñeca. Sobrecogedor.

¿Por qué?

Intuye que la única pregunta que le bombardea la mente no puede tener una respuesta satisfactoria, así que tras una cordial despedida entra en lo que será a partir de ahora su alojamiento. No es muy grande, pero es acogedora. Todo está decorado con roble; la cama, el escritorio, el armario... Un momento. No hay cuadros. ¿Por qué? El resto del pasillo parece forrado por ellos. Y está todo silencioso, muy tranquilo.

¿Por qué?

Mira a través de la ventana. Varios estudiantes pasean por los terrenos, riendo, hablando, estudiando. Decide desempaquetar sus cosas. No trae muchas, Eli ya le avisó que sus posesiones más preciadas no funcionaban en Howgarts. Chuck Berry se ha tenido que quedar en casa, junto a Bill Haley, Little Richard, Presley y demás..

¿Por qué?

No sabe si dar una vuelta o esperar a la cena. Al final opta por la segunda opción, así se recuesta en el alfeizar de la ventana y deja pasear sus pensamientos.

¿Por qué yo no?