Bueno, tal y como ya avisé con anterioridad, voy a ir reeditando poco a poco todos mis fics. Después de algún tiempo los volví a leer y me di cuenta con horror de que la mayoría tenían bastantes fallos de ortografía y alguno que otro de redacción. Por lo que aprovechando pequeños ratitos perdidos, fui corrigiéndolos para poder ponerlos nuevamente.

Así que, si hay alguien que no lo haya leído aún o que le apetezca volver a echarle un vistacillo, aquí os lo dejo.

Con el resto de mis fics iré haciendo lo mismo mas adelante.

Un beso, Fern25

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Los personajes de Ramma ½ no me pertenecen. Esta historia está escrita sin ánimo de lucro.

SIN MIRAR ATRÁS.

Capitulo I

Habían pasado ya varios meses desde la boda fallida y el episodio con Zafron y Akane aún no podía creer que tantas cosas hubieran pasado en su corta vida.

Apenas tres años antes su existencia era relativamente tranquila y rutinaria. Todo se reducía a la escuela, sus amigos y entrenar de vez en cuando, pero desde la aparición de cierto personaje de negra trenza, esta se había vuelto totalmente caótica e impredecible.

Su mente vagó por todos los recuerdos que abarcaban las experiencias más o menos extrañas, vividas con su exasperante prometido. Con una débil sonrisa reconoció que si de algo no tenía ya ninguna duda, era de los sentimientos que su corazón albergaba por él, pero por el contrario y para su total frustración, era totalmente incapaz de adivinar lo que pasaba por el corazón y la mente de Ramma.

Sentada en la acera trataba de recuperar el aliento que había perdido haciendo su habitual rutina de correr por las mañanas, pero sorprendentemente le estaba costando más trabajo que nunca. La verdad es que últimamente se encontraba bastante mas agotada que de costumbre, aunque achacaba esto al exceso de trabajo que tenia debido a sus exámenes finales. Este era su último año en el Furinkan, y ya que a diferencia de Ramma, ella no había conseguido una beca de deportes, tenía que esforzarse al límite para conseguir unas notas lo suficientemente buenas, para que le otorgaran una beca de estudios que le permitiera acceder a la universidad.

Después de un rato y de haber recuperado algo de resuello, reanudó el camino de vuelta al dojo dejando a su mente perderse de nuevo en los planes que tenia para cuando empezase la facultad.

…//….

Ramma se encontraba entrenado en el dojo como siempre. Totalmente concentrado ejecutaba uno tras otro, complicados ejercicios, pero con un ojo puesto en la puerta esperando ver aparecer a Akane de un momento a otro. La verdad es que desde la vuelta de Jusenko, no estaba totalmente tranquilo si su prometida estaba fuera del alcance de su vista mucho tiempo. La angustiante sensación y el dolor de la pérdida que tuvo en aquella ocasión, le marcó de tal manera que sabia que era algo que no estaba dispuesto a revivir, y haría lo que fuera para evitar que cualquier cosa pudiera dañar de nuevo a la chica. Él sabia en su fuero interno, que este sentido de sobreprotección que volcaba en ella, estaba causado por el profundo cariño que sentía por la morena, pero eso era algo que él no estaba dispuesto a hacer público… aun.

El reconocimiento de sus sentimientos no entraba por el momento para nada en sus planes inmediatos, ya que el valiente y fuerte guerrero que todos le consideraban, se ponía a temblar y se acobardaba solo de pesar en ello.

Un ruido en la puerta captó su atención al instante, e inmediatamente se volvió para ver llegar a una agotada y sudorosa Akane, que apoyada en el quicio de la puerta, jadeaba intentando recuperar el ritmo normal de respiración.

Deteniendo su entrenamiento se acercó preocupado hasta ella mientras la miraba de arriba abajo.

- ¡Hey! ¿Cómo te ha ido? Has tardado mucho.

Ella levantó la mirada extrañada ante la preocupación que se captaba en su voz y le contesto con entrecortados jadeos.

- Si...es...es que... me paré a des...descansar un poco.

- ¿a descansar?.. Ramma la miró aun más preocupado observando las oscuras ojeras que tenia bajo los ojos y el semblante demacrado que traía.

- ¿Te encuentras bien?..- volvió a preguntar poniendo con delicadeza una mano sobre su hombro. - No tienes buen aspecto. ¿Quieres que te acompañe al ver al Dr. Tofu?

- No, no gracias – respondió la chica con tranquilidad - Solo necesito algo de reposo, así que me echaré un rato en la cama. Por favor dile a Kasumi que no bajare a desayunar. Después tomaré cualquier cosa.

- De acuerdo. Descansa entonces. – Le contestó su prometido mirándola sin comprender el por qué de su aspecto tan enfermizo. Ella siempre habia sido una chica especialmente fuerte. Durante unos momentos observó la puerta por donde habia desaparecido con extrañeza, pero luego se encogió de hombros y se dijo mentalmente: ¡quizás este con "esos días"!

La joven subió a su habitación casi arrastrándose por las escaleras deseando tirarse en la cama y poder dormir por horas. Sin fuerzas para quitarse el chándal que llevaba, se tumbó sobre la colcha y cerró los ojos mientras suspiraba profundamente.

Ramma mientras tanto seguía dándole vueltas al repentino cansancio de Akane. Lo cierto era que la chica presentaba un aspecto pálido y ojeroso desde hacia algún tiempo e incluso su mágico mazo parecía también haberse tomado unas vacaciones, (cosa que el chico lógicamente, no lamentaba). El sabía que su prometida se estaba esforzando mucho con sus estudios. Pasaba largas horas sentada a la mesa frente a sus libros e incluso algunas noches se quedaba estudiando hasta altas horas de la madrugada.

El joven artista marcial esperaba que cuando hiciese el último examen que le quedaba, la joven se tomaría el descanso que tanto necesitaba. Había planeado que cuando llegasen las vacaciones podrían pasar algún tiempo juntos, ya inventaría alguna excusa para quedarse a solas con ella y quizás disfrutando de esos momentos de intimidad, podrían llegar a algo... más interesante…

Una sonrisilla tonta se plasmaba en la cara del chico mientras pensaba en esa serie de cosas que tenían a prometida marimacho y a él mismo de protagonistas. Escenas algo subidas de tono que le hacían enrojecer a pesar de saber que nadie podía colarse en sus pensamientos y que estos eran única y exclusivamente suyos. La llamada de Kasumi avisando del desayuno lo sacó de sus "entretenidas" divagaciones.

- ¡Ramma! El desayuno está listo, por favor avisa a Akane ¿quieres?

- Akane no va a bajar a desayunar. – le informó Ramma a Kasumi mientras entraba por la puerta de la cocina. Ante la mirada la mirada curiosa de esta aclaró. - _Me pidió que te lo dijera, al parecer está un poco cansada.

- No me extraña – replicó Kasumi mientras cogía una bandeja con el desayuno para llevarlo al comedor - está forzando mucho la máquina y la verdad es que me preocupa, si sigue así va a caer enferma.

- ¿Quién va a caer enferma? - Preguntó Nabiki que en ese momento entraba por la puerta.

- Pues Akane – respondieron ambos a la vez.

- ¡Uh! Yo también estoy preocupada por ella. El otro día se desmayó en el centro comercial mientras estábamos probándonos ropa. - Dijo Nabiki como si tal cosa, mientras mordía un panecillo. - ¡Menos mal que un chico muy majete me ayudó a cargarla a la cafetería hasta que se despertó!

¡¿Qué?! – chilló Ramma totalmente exaltado.

- ¡Joder! No te pongas así, solo la cogió en brazos, no es como si le hubiera hecho el "boca a boca"- replicó una sonriente Nabiki. – No sabia yo que fueras un novio tan celosillo, cuñadito.

- ¡Nabiki! ¿Por qué no dijiste nada? – Preguntó kasumi muy preocupada mirando seriamente a su hermana. – Algo así no debe ocultarse, podría ser grave.

- Bueno, la verdad es que se recuperó enseguida y Akane no quiso que comentáramos nada para no preocupar a papá, ya sabes como se pone. - Replicó a su vez la mediana de los Tendo.

A los tres se les vino a la mente inmediatamente la imagen de un Sound totalmente histérico y con dos cataratas de lágrimas saliendo de sus ojos mientras se lamentaba por las habitaciones de la casa sólo de pensar en su pequeña enferma, y estuvieron mentalmente de acuerdo que no había sido tan mala idea ocultar ese pequeño detalle.

- De todas formas, creo que será conveniente que se haga un reconocimiento medico. – Añadió la mayor. – no me gusta para nada el aspecto que tiene últimamente.

- Ella dice que es que está cansada por los estudios, pero yo creo que puede ser algo más. – terció Nabiki. - ¿Quién sabe?...quizás pueda ser que padezca mal de amores…

Ranma la miró con puñales en los ojos consiguiendo que la chica estallara en risas.

- Pero volviendo al tema del medico, no creo que quiera ir- siguió diciendo la castaña. – Ya sabes lo cabezota que es.

- Yo la acompañaré. – intervino de pronto el joven para sorpresa de las dos hermanas.

- Y si se resiste la llevaré aunque sea a rastras. – terminó diciendo con firmeza.

Kasumi y Nabiki se miraron en silencio y sonrieron. Seguidamente los tres comenzaron a desayunar agradeciendo la ausencia de los adultos que en esa mañana no se encontraban en la casa. Por una vez podrían disfrutar de un poco de paz. Kasumi servia el te en las tazas mientras Ranma con su habitual apetito devoraba su desayuno en un tiempo record. Nabiki con ojos divertidos observaba la escena cuando en esos momentos todos se sobresaltaron al escuchar un fuerte golpe procedente de las escaleras. Rápidamente los tres se levantaron corriendo de la mesa para averiguar que había sido.

Ramma fue el primero en llegar y lo que vio hizo que casi se le paralizara en corazón. Akane totalmente pálida estaba tirada en el suelo y un pequeño hilo de sangre salía de su boca. Corriendo se agachó a su lado dispuesto a levantarla en sus brazos pero un grito de Kasumi lo detuvo en seco.

- ¡No! ¡Ranma! ¡No!

El joven se volvió con la cara congestionada hacia la hermana mayor de su prometida.

- ¡Pero que demo...!

Kasumi se arrodilló también al lado de Akane y la observó atentamente con ojos preocupados...

- No sabemos si tiene alguna lesión interna, Ranma. Debemos llamar al doctor antes de intentar moverla.

El joven asintió y junto con Nabiki, se quedó arrodillado al lado de la chica tomándola de la mano, mientras Kasumi se apresuraba a telefonear al Doctor Tofu.

…/////…

La familia al completo estaba reunida en la sala de estar. El Sr. Tendo lloraba a mares mientras Nodoka intentaba consolarlo sin mucho éxito. Nabiki se mordía nerviosamente las uñas mirando constantemente el reloj de la pared, controlando el tiempo que el doctor llevaba reconociendo a su hermana. Gemma, en su forma de panda, sacaba cartelitos de ánimo para su amigo, y Ramma no paraba de pasear por la habitación sintiendo que iba a explotar de un momento a otro si Tofu y Kasumi no bajaban pronto de la habitación de Akane.

El joven no podía explicar bien que es lo que le pasaba. La preocupación le estaba matando. ¿Cuándo se volvió la chica de pelo negro tan importante para él?..¿Desde cuando sentía esa sensación en el estomago causada por la incertidumbre ante su estado? Desesperado se mesaba los cabellos ante la atenta mirada de Nabiki que a pesar de la preocupación que sentía por el estado de su hermana pequeña, no podía dejar pasar por alto la imagen del prometido de Akane, tan nervioso y aparentemente tan angustiado. Con una sonrisilla perversa llegó a su propia conclusión y a lo que eso representaría paras su negocios futuros, pero eso lo dejaría para mas adelante. Ahora lo importante era la salud de Akane.

Por fin, al cabo de algo más de una hora, Kasumi y el doctor salieron de la habitación de la joven y aparecieron por la puerta de la sala de estar donde todos esperaban impacientes.

- ¿Y bien? – Preguntó ansiosamente el joven artista marcial mientras se aproximaba de manera decidida hasta el hombre. - ¿Qué es? ¿Qué tiene Akane? Doctor.

Tofu miró atentamente a Ramma y luego le sonrío conmovido por la latente preocupación que se podía ver claramente plasmada en la cara del joven artista marcial.

- Tranquilo, no es nada realmente grave- le contestó dándole una cariñosa palmada en el hombro. -Aunque… me alegro que todos estén aquí ya que lo que les tengo que contar es importante y necesito que lo entiendan bien.

- Tofu, me estas asustando – le dijo Kasumi, dejando ver la ansiedad que a todos les consumía.

El joven la miró y le sonrió dulcemente. Ranma se sorprendió de que a este no se le empañaran los cristales de las gafas y se pusiera como loco a dar saltos por ahí estando en presencia de la mayor de los Tendo, pero al parecer cuando era necesario el joven médico era capaz de ser plenamente responsable. En silencio agradeció a todos los dioses que pudieran estar escuchándolo, ese hecho.

Poco después todos se volvieron a sentar en sus sitios mientras el Doctor Tofu aceptando la taza de humeante té que amablemente Nodoka le ofrecía, empezó a hablarles.

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Fin del capitulo 1