Water Drops

By: Fesabi

Dos hermanas gemelas, tan idénticas que las personas que llegan a conocerlas comentan que son como dos gotas de agua…

Una de ellas es modelo, mientras que la otra estudio pedagogía, una ambiciosa y otra generosa, dos polos opuestos como el día y la noche.

Pero a veces cuando quieres demasiado a tu hermana gemela y si tomas en cuenta que es tu única familia que te queda, harías todo por ella, hasta el punto de viajar al desierto donde debe de pagar una pequeña suma de dinero al sultán que su hermana le debe, pero no sabe que su propia hermana le acaba de tender una trampa, donde ella tendrá que aceptar los términos de la realeza si desea volver a Japón, su hogar.

¿pero después de lo que el destino le tiene preparado a ella, Kagome será capaz de dejar aquel país gobernado por Inuyasha Sekai Taisho?, ¿descubrirá el amor verdadero, a pesar de que aquel puesto príncipe esta obsesionada por su hermana gemela Kikio?, ¿podrá luchar contra su propia hermana?.

A veces la avaricia te hace cometer locuras, solo que Kikio aprenderá la lección, al comprobar que su hermana se ha enamorado del Jeque Inuyasha, pero ahora ella también lo desea, ¿podrá recuperarlo?.

La primera gemela pudo engañarlo, pero ahora la segunda quedara sometida a sus ordenes, solo que él no contaba el enamorarse profundamente de esa delicada mujer y mucho menos descubrir que es una virgen, una novata, ¿Cómo podrá controlar el deseo que corre sus venas cada vez que ve a Kagome, si cuando la ve le recuerda también a Kikio?, ¿será amor a primera vista?.

Dos gotas de agua, así son las gemelas Higurashi, y esta en claro que demostraran al Jeque Inuyasha que ambas merecen aquel titulo WaterDrops

Capitulo I.- ¿Vacaciones?.

¡esta despedida Higurashi!

Cierra sus ojos al recordar aquellas palabras, estando de pie enfrente al espejo, y a su lado la revista que es culpable de aquello…

Higurashi solo para caballeros.

Las lagrimas en sus ojos han desparecido, después de lo vivido ayer en la mañana, apenas regreso a su departamento y se encerró en su habitación sin querer hablar con Sango sobre de ello.

No me interesan tus excusas Higurashi, si tuvieras un hermana gemela, la habías traído a presentármela.

Esas fueron las palabras de su jefe antes de despedirla.

Se da la vuelta viendo por ultima vez su reflejo, un reflejo que tanto detesta, un reflejo que no solamente es suyo, si no de otra persona.

Con un movimiento brusco se da la vuelta y con lo que tiene en sus manos lo estrella en el vidrio que esta situado encima de su mueble principal, rompiéndolo en añicos, dejando que su propia imagen desaparezca de esa forma.

¡¡Kagome estas bien!!.- lo grita una voz femenina del otro lado de la puerta cerrada.

En su parte la pelinegra se encuentra en medio de la habitación, observando fijamente la portada de la revista que su ex jefe se la dio, una mujer de su misma tez un poco mas blanca, ojos marrones brillantes y sensuales, con esa poca ropa intima provocadora mostrando una sonrisa sensual… Kikio

Kikio Higurashi

Su propia hermana gemela que solo las personas que las vieron crecer conocen a ambas, a partir de que su madre murió, fueron separadas y pocas veces la una y la otra se encuentran en algún lugar dando un impacto.

Entre mas tengamos vidas separas mejor para mi hermanita, mi carrera no me permite tener competencia.

Las palabras de su hermana al ambas encontrarse en un evento donde los ejecutivos de la escuela donde trabaja y la firma de modelos donde esta su hermana hicieron una pequeña reunión, solo que Kikio la obligo a salir del lugar excusándose ambas con sus respectivos jefes, parece ser que la firma de su hermana deseaba una exclusiva de la vida de Kikio, pero ella al hacer publicidad en su carrera menciono que tiene solo una hermana gemela por alguna parte del mundo, que ambas se separaron al morir su madre, lo que es totalmente verdad; así que la firma desea hacer fotos de ambas, diciendo que sería una "gran exclusiva".

¡ja!, Gran exclusiva!

¡¡Kagome!!.- lo grita de nuevo una voz femenina, obligando a Kagome con pesar caminar hacia la puerta y abrirla, quitándole el seguro.

¡me tienes tan preocupada Kag!.- lo exclama una mujer de cabello castaño

No es nada Sango, enserio estoy bien.- lo dice débilmente Kagome, sin tener ganas de platicar del asunto con su amiga.

Pero…

Ahora solo quiero descansar.- la interrumpe conociendo a su amiga de la infancia, querrá persuadirla para que suelte de una vez por todas todo lo que le sucede.

¿te levanto para ir al colegio?.- se lo pregunta, al ver a su amiga en aquel estado, sabe de que se trata no en vano se corren los chismes por todos lados, mas cuando ambas trabajan en la misma escuela.

Por su parte Kagome solo vuelven a llenársele los ojos de lágrimas, para soltar un débil sollozo, corriendo a los brazos de su amiga.

Tranquila Kag, todo esta bien, lo se.- lo murmura tiernamente Sango al abrazar a su amiga, maldiciendo a Kikio, por el daño que hace.

Ven Kag, anda cuéntame todo.- se lo dice, al hacerla caminar hacia la estancia, a pesar de que ambas viven juntas en un departamento modesto del cual queda cerca de la institución donde ambas trabajan.

-.-

¿por que no llevas la única prueba que tienes?.- lo pregunta Sango, al estar sentada enfrente de su amiga

No creyó nada de lo que le dije, solamente me despidió alegando que la escuela necesita una "mejor" imagen para los niños de preescolar.-

¡¡que injusto a sido el señor Takeguada!!.- lo exclama furiosa Sango.

Lo se, pero si Kikio no quiere acompañarme a la escuela no hay nada de lo que pueda hacer.- lo dice con pesar Kagome, sabiendo bien que su hermana nunca haría tal cosa por ella.

¡vaya hermana tienes!.- se lo dice de la misma forma anterior.

Sango…

Lo se, no tengo que criticarla y mucho menos decir algo que la "deshonré", pero… ¡por Kami!, es una mujer manipuladora, que lo único que le interesa es ella, solo ella.- se lo suelta, aunque bien sabe que todas esas palabras son ciertas.

Sango…

Ya, ya, no diré mas, pero debes de hacer algo Kagome, los niños se quedaron muy triste cuando no volviste por ellos.- lo concluye Sango, al darle esa noticia a su amiga.

Por ellos deseo volver a mi trabajo Sango, ahora están las vacaciones de verano, y se que los niños me necesitan mas que nunca, ¿pero que hago?.- termina preguntando desesperada.

Lleva la foto donde están ambas.- se lo sugiere.

No tiene caso, ya lo hice y el tonto me dijo que tenía yo varios espejos a mí alrededor.- lo explica con frustración.

¡¡que!!, no puedo creerlo, están ambas enfrente de un espejo, con la misma ropa, pero tu tienes un broche de mariposa morado mientras que tu hermana de rosa, al igual que los zapatos, ¡¡no pudo haber pasado eso por alto!!.- lo termina exclamando de rabia la propia Sango.

Pues si lo hizo.- lo murmura, al ver la taza de te que tiene en sus manos.

¡obliga a Kikio a ir contigo!.- se lo anuncia.

No puedo, ella…

Si puedes, Kagome, es lo menos que te debe por todo lo que has hecho por ella, ¡vaya hermanita!, ¡exígele!.- lo termina ordenando Sango.

Pero ella esta…

Acaba de regresar del Medio Oriente ¿no?, ¿entonces cual es el problema?.- se lo pregunta la misma Sango.

Que yo…

Mañana mismo hablas con tu hermana, o lo haré yo.- se lo amenaza Sango.

¡no!.- lo grita preocupada Kagome

¿Qué Sango y Kikio estén juntas?, ¡no!, ambas no se llevan desde que están en el jardín de niños, así que no va arriesgarse de que alguna de ellas salga lastimada por su culpa.

Entonces hazlo tú, Kagome.- se lo dice Sango, al levantarse para ir a dejar su taza a la cocina.

Lo haré…- promete la misma pelinegra al tomar el contenido de su taza.

¿Cómo puedes exigirle a la persona que es tu única familia?.

Desde que su mamá murió cuando ambas tenían catorce años, ellas fueron destinadas a vidas diferentes y fue ahí donde todo se perdió en ambas, Kikio quedo con el tío Naraku, mientras ella con el tío Onigumo.

Y solo un año atrás que ella misma se quedo sola de nuevo, su tío Onigumo murió de cáncer, y tuvo que valérselas por si misma a su edad de veintiuno, mientras que Kikio sigue viviendo con el tío Naraku que la consiente.

Ambas hermanas gemelas, pero cada una con su vida tan diferente.

-.-

Escucha el leve sonido de algo sonando, se da la vuelta en la cama, pero aun así sigue, su mente comienza a procesar aquello… relacionándolo con algo familiar… tal vez el teléfono.

Se mueve incómodamente en la cama, para alargar su brazo y palmear el buró de un lado, maldiciendo al tirar el despertador para contestar el teléfono.

¿bueno?.- lo pregunta soñolienta, tratando de despertarse pero es inútil.

No pensé encontrarte, te hacia en tu escuelita… hermanita.- lo de una voz femenina del otro lado del teléfono.

Tan solo esas palabras hicieron falta para que Kagome se incorpore rápidamente en la cama, y se despierte de un solo golpe.

¿Kikio?.- pregunta sombrada.

¿acaso tienes otra hermana?.- pregunta burlonamente.

No…- responde

Que bueno, por que yo no deseo otra hermana.- se lo hace saber.

¿para que me llamas?.- pregunta sorprendida Kagome, observando con sus ojos marrones al vidrio destrozado, viendo su poco reflejo en el.

Deseo que me hagas un favor.- se lo dice de una vez por todas.

¿Cuál?.- pregunta automáticamente, sin ponerse a pensar en su situación.

Necesito que viajes a Aswan.- se lo hace saber directamente.

¡¡¿Qué?!!.- exclama y pregunta una Kagome sorprendida.

¿Qué no escuchaste hermanita?, necesito que viajes a Aswan.- se lo vuelve a repetir exasperada.

¿para que?.- pregunta sin comprender Kagome.

Para que le pagues algo a un jeque importante que me presto.- explica brevemente.

¿Qué te presto?.- curiosidad ante lo que su hermana pidió.

Un poco de dinero no es mucho hermanita, solo diez mil yens.- informa sin darle importancia

¡¡diez mil yens!!.- exclama aterrorizada Kagome.

No es para tanto.- se queja Kikio.

¿no es para tanto?, es mucho dinero.- protesta Kagome, por el otro lado de la línea, ¿Qué se cree su hermana en pedir todo ese dinero prestado?, es lo que ella gana en dos meses de trabajo.

No reproches Kagome, no estoy de humor para ello, solo quiero que me prestes el dinero y vayas a pagar, eso es todo.- se lo dice simplemente Kikio, sin importarle la opinión de su hermana.

¡¿Qué?!.- exclama sin saber si escucho bien.

Solo será un pequeño préstamo, no me han pagado en la agencia y el tío no tiene con que prestarme, no seas una mala hermana y ayúdame.- lo termina diciendo al fingir una voz de sufrimiento.

Pero…

Por favor hermanita.- la interrumpe sin darle tiempo de negarse.

Escúchame Kikio yo…

Haré lo que tu me pidas.- escucha como su hermana se lo dice.

¡¡Kami!!, ¿Por qué es tan débil con los favores que le pide su hermana?, no es capaz de negarle nada, es su única familia, y el negarse es como si ella misma se rechazara.

¿entonces?.- pregunta Kikio, queriendo una respuesta como si, y sabe que Kagome nunca le dice un no.

Con una cosa antes.- dice Kagome, sorprendiendo a la misma Kikio, sabe que su hermana nunca pedía algo a cambio, así que decide escuchar.

¿Qué cosa?.- pregunta con curiosidad

Que me acompañes a mi escuela de trabajo y digas que tú eres la que es modelo y saco esas fotografías en la revista de caballeros.- se lo dice Kagome, al saber que es su única oportunidad de salvar su trabajo que adora demasiado.

Trato.- responde simplemente, pensó que le iba a pedir alguna información, pero parece ser que su hermana es muy ingenua para pedirle datos importantes, como el por que de que el jeque le presto dinero y que hacía en aquel lugar de África.

Nos veremos mañana a las diez, ¿te parece?.- pregunta Kagome, al concertar esa cita, sintiéndose feliz después de una semana sin trabajar, extraña tanto a sus niños.

Perfecto, y así tu viajas lo antes posible a Aswan.- concluye Kikio, al recordarle ese trato.

Por supuesto.- responde Kagome, al despedirse de su hermana y colgar el teléfono, sonriendo al saber que esta apunto de recuperar su trabajo.

Ahora contárselo a Sango cuando vuelva a de trabajar.

-.-

¿enserio va hacer eso?.- pregunta sorprendida una mujer de cabello castaño.

¡si!, ¡no es maravilloso!.- exclama entusiasmando Kagome al servir los platos en la mesa.

Por supuesto.- se lo dice asombrada- pero sigo sin fiarme de tu hermana, sabes que ella no hace nada a gratis.- se lo recuerda en las innumerables ocasiones de los "favores" de Kikio.

Bueno….- comienza a murmurar Kagome, sin saber como explicarle a su amiga que se va de viaje unos días.

¡ja! Lo sabía.- lo dice Sango, cínicamente- ¿Qué te pido?, ¿dinero?, ¿joyas?, ¿una foto?, ¿Qué te pases por ella?... ¿Qué?.- pregunta Sango furiosa, ¿Cómo su amiga puede ser tan ciega respecto a su hermana?, que esta solo es una arpía sin escrúpulos.

Que viaje a Aswan a devolver un dinero.- se lo informa omitiendo la parte en que ella tendrá que dar de sus ahorros para pagar aquel dinero prestado a su hermana.

Espero que ella te pague ese viaje.- se lo dice con voz cínica, esperando que aquello fuera un milagro, pero saber que no.

Etto… yo lo pagare.- corrige, sintiéndose algo inferior en esos momentos, ¿Cómo puede discutir de su hermana con su mejor amiga?, sabe que Sango tiene razón al respecto, pero es su hermana, su única hermana, su única familia, ¿acaso no puede comprenderle?.

Ya no diré nada Kagome, solo ten en cuenta que tu cuenta de ahorros que te dejo el tío Onigumo no fue muy extensa, y si sigues prestándole mas dinero a tu hermana acabara por agotarse.- se lo advierte al conocer las cuentas de su amiga.

Lo se… lo se…- murmura con pesar, haciendo cálculos y contar que ahora no trabaja, solo le alcanzaría para dejarle su parte de la renta a Sango y los gastos de la casa que debe de pagar, con el boleto de avión ida y voltea a Tokio, el hotel donde se hospedara y los servicios de este, y tal vez si es organizada le sobre un poco de dinero para traer algo de recuerdos.

Los niños estarán contentos de que regreses.- se lo hace saber Sango, al tratar de cambiar un poco la conversación.

Me muero por verlos.-

Lo se, pero anda quiero ayudarte hacer esa maleta, no todos los días uno viaja al medio oriente, ¿que tal si te encuentras a un príncipe y te conviertes en princesa?.- termina preguntando con burla.

¡Sango!.- lo exclama, al dirigirse hacia su habitación.

Vamos Kagome, no me negaras que es una ilusión que toda chica desea, que importa si eres de Japón, Estados Unidos, Inglaterra o cualquier parte del mundo, yo desearía encontrar a mi príncipe azul.- se lo dice con voz soñadora, a pesar de que ambas amigas se encuentran solteras, añoran a ese hombre perfecto.

No puede decir que no, pero sabe que no existe algún príncipe azul que pueda fijarse en ella sin antes hacerlo por su hermana.

Si algún día lo llegara a encontrar tendría que ser, fuerte, listo, amable, dulce y sobre todo que la ame a ella y no a su hermana.

-.-

No puedo creerlo, cuando la señorita Higurashi me menciono el tener una hermana gemela nunca imagine que podría ser verdad.- lo dice asombrado el mismo hombre algo mayor enfrente de ambas Higurashi's.

La mayoría de las personas nos dicen lo mismo.- lo menciona dulcemente Kikio al cruzar su pierna sobre la otra.

¡son como dos gotas de agua!.- lo exclama sin salir de aquel asombro, no puede creer el idéntico parecido de ambas, sabe que algunos gemelos llegan a parecerse, pero esta perfección es tan asombrosa.

Lo sabemos, y ahora que sabe el mal entendido de todo esto, me retiro.- lo informa la misma Kikio al levantarse con elegancia al igual que su hermana, ambas tan idénticas y lo único que les diferencia es la forma en que visten cada una, Kikio de una manera sensual, mientras Kagome es conservadora.

Lamentamos de nuevo lo que le ocurrió señorita Higurashi, deseamos que se incorpore al plantel lo antes posible, recompensadola de alguna manera del daño causado.- lo explica apenado el mismo director.

Gracias.- lo murmura suavemente Kagome.

Una cosa más señor Director.- lo menciona la misma Kikio- necesito que mi hermana salga solo un par de días a medio oriente para hacerme un favor, así que si podría incorporarla después se lo agradecería.- lo concluye al informarle de sus planes ya tomados.

¡oh!, no habrá ningún problema, y hasta permita pagar a la institución una semana de aquella estancia.- lo ofrece amablemente el propio director.

Gra-gracias….- lo murmura Kagome sin saber que decir realmente.

Hasta luego.- despide Kikio al salir con su hermana de aquella oficina, sabiendo que ahora todo esta arreglado, Kagome viajara esa misma noche a Medio Oriente, y ya después volvería.

Medio Oriente…

No puede creer que pasara una semana en ese lugar de vacaciones pagadas, ¡Kami! Es gracias a él…

Una sonrisa ilumina a cada una de las Higurashi's que pasan por el plantel de la escuela hacía la salida asombrando a cada uno de los empleados del instituto.

Dos gotas de agua.

-.-

Inuyasha Sekai Taisho Ikeda.

¿será tan poderoso como dice su hermana?, solo le hablo de lo mas básico que el es el príncipe de aquel lugar llamado Aswan, es muy poderoso y que su palabra es ley.

Aswan esta cerca de una parte del Río Nilo, tienes que ir a verlo, dicen que es una cosa maravillosa para poder tener algo muy romántico en aquel lugar, con tu príncipe.

Aunque Sango le menciono aquello, y bien sabe que ella no tiene ningún príncipe, lo ira a ver solo para poder maravillarse de la naturaleza del medio oriente.

No tarda en aterrizar en el puerto de Aswan, apresar de haber leído en las ultimas cinco horas de vuelo sobre la cultura de aquel lugar, informándose de Egipto su civilización antigua y como ha evolucionado hasta ahora, no puede dejar de pensar como lo pintan en las novelas el medio oriente, tan primitivo e incivilizado.

Aterrizaremos en el puerto y las personas que deseen ir al hotel Shikón por favor de pasar con uno de los hombres.

Lo anuncia en ingles aquella voz, sabiendo bien que el idioma que la mayoría habla en aquel lugar es el árabe aparte del Ingles.

El comienzo de sus vacaciones…

-.-

¿así que la señorita Higurashi por fin ha llegado?.- lo pregunta aquel hombre de voz profunda.

Si señor.- responde el hombre que viste ropas humildes.

En un momento estaré en la sala común, condúzcala a ella y no deseo interrupciones.- lo ordena, sin dejar de ver por la ventana el jardín que es iluminado por el sol.

Así que Higurashi ha vuelto a cumplir la parte del trato, eso es perfecto… ya que planea volver a disfrutar de esos placeres.

-.-

Se siente tan nerviosa, descanso lo suficiente en el hotel, que lo primero que deseo en la mañana es devolverle su dinero al señor Taisho y poder disponer de lo que le sobra, así ir a pasear por los lugares históricos.

Al llegar al palacio se quedo sorprendida de lo grande y hermoso que es, mejor de los palacios que h llegado a imaginarse en las historias que lee, en medio de la puerta que da hacia la calle y la entra de la casa se encuentra una gran fuente hecha de mármol, con detalles de oro puro, una mujer hermosa semi desnuda, una gran obra de arte.

Flores exóticas a su alrededor, a pesar de que había imaginado el lugar como el desierto lleno de arena y nada de civilización se llevo una sorpresa al encontrarlo tan fértil, tan hermoso.

Hablo su ingles para llegar al lugar, los criados vestidos de ropas hermosas, la hicieron pasar a un lugar donde parece ser que el príncipe recibe todo el personal que lo vista, alrededor de ella, demasiadas adquisiciones de diferentes países, una parte de su cultura se encuentra en aquel lugar, como los dragones japoneses, pero tan hermosos que los llega a ver ella en exposiciones, nunca se imagino verlos de esa forma y en aquel lugar.

También se encuentran diferentes sedas y en sus pies un gran alfombra roja suave que cubre toda la gran habitación, enfrente de ella un par de escalones que arriba de ellos hay una cortina roja que llega hasta el techo y el piso, cubriendo por completo la extensa pared y enfrente una silla de detalles con joyas preciosas y oro, digna de todo un rey.

Se siente tan fuera del lugar, pero tan extasiada y emocionada con lo que esta viviendo, el fuera de lugar por que sus ropas no son adecuadas para el lugar y mucho menos para ver a un príncipe tan poderoso, solo esta vestida con un vestido ligero que le regalo Sango el día de su cumpleaños, de tirantes, una chanclas azul cielo del mismo tono que su vestido y en su hombro una bolsa del mismo tono, algo sencillo a diferencia de su hermana.

Esta deseando el poder explorar mas en aquella semana de la cultura, ¡kami!, las cosas que debe de contarle a Sango, como quisiera que su amiga la acompañara en esos momentos, pero fue imposible, ella debe de cumplir con el trato de su hermana y después ya podría hacer lo que desee en sus vacaciones…

Vacaciones.

Hace dos años que no se toma unas vacaciones, desde que el tío Onigumo murió, no tuvo ánimos para salir, ya que el tío la llevaba a ella a todos lados, como lo extraña.

Comienza a jugar con sus dedos, moviéndolos en una forma de nerviosismo, no puede esperar más tiempo, se siente tan nerviosa en conocer al príncipe Inuyasha Sekai Taisho Ikeda.

Sus ojos marrones percatan como la cortina que esta enfrente suyo se mueve un poco apareciendo un hombre bien vestido, con traje árabe, un porte tan varonil y esos ojos dorados, dejándola sin respiración y movimiento alguno.

Señorita Higurashi…- lo dice aquel hombre con voz profunda, bajando las escaleras con elegancia propia de un príncipe, para acercarse a la mujer de enfrente, tal como la recordaba hermosa.

Solo pasa saliva por su garganta sin ser capaz de emitir algún sonido, siendo cociente de que aquel atractivo hombre la ha dejado sin habla, él cual se posa enfrente de ella mostrándole esa sonrisa tan sensual que derrite todo su cuerpo.

Como si aquel hombre fuera capaz de leer su pensamiento que no es capaz ella de sostenerse, ya que sus piernas comienzan a temblar, pasa sus fuertes brazos por alrededor de su cintura para atraerla a su cuerpo, suspirando al sentir como el cuerpo de él se adhiere de forma natural al suyo.

Se inclina a besar los labios de esa mujer, posando los suyos sobre los de ella, al mismo tiempo que la adhiere mas hacia su cuerpo, moviendo sus labios, sintiendo como todo su cuerpo comienza ha arder de una forma inexplicable, como si algo sucediera de nuevo, desconcertándolo por completo, pero no desea romper el beso, así que obliga a la mujer a abrir sus labios, para explorar su boca, sintiéndose en la gloria.

La cabeza comienza a darle vuelta, apenas es conciente de cómo aquel hombre mueve sus labios de forma sensual, ocasionado que todo cuerpo se rinda ante él, experimentando nuevas sensaciones, su pechos duros, con aquel calor que recorre su cuerpo acentuándose en su vientre.

Gime suavemente al sentir como la lengua de aquel ojidorado roza con la suya, arqueándose para juntar mas su cuerpo con el de él, que la recibe gustosamente, posando sus finas manos en el fuerte pecho de este, estando ella de puntitas al ser conciente de la gran altura de él.

Se separa de aquellos suaves labios, respirando agitadamente y ser cociente que la mujer esta de la misma forma, su cuerpo pide a gritos por poseerla, tan solo con un simple beso, asombrándose por completo de lo que sucede, normalmente le toma un par de caricias sensuales para ponerlo de esa forma desesperada, y ello es cuando se encuentra en la cama y sin perder tanto el control.

Abre sus ojos dorados enfocando a la mujer que tiene enfrente, mejillas sonrojadas algo nuevo, recordando que ella nunca llego a sonrojarse de esa forma, y esos labios hinchados de una manera tan inocente y sensual que comienza ha hacerle perder la cabeza… ¡¡Allah!!, ¿Qué le sucede?.

Apenas es capaz de respirar, se siente tan acalorada que no puede tener un pensamiento coherente en su cabeza, solo sabe que su cuerpo esta temblando.

Abre sus ojos marrones, viendo aquel hombre que la sostiene, del cual su corazón comienza a golpear su pecho y da varios vuelcos.

Yo…

Ni siquiera le da tiempo de decir lo que decir, ya que de nuevo aquel hombre se posesiona de sus labios, solo que en esta ocasión le arranca varios gemidos de su garganta, al tomarla entre sus brazos, dejando que su bolsa que lleva en el suelo.

¡Allah!, la necesita ahora en su cama, para saciar aquel deseo que lo corrompe de pies a cabeza.

Deja los labios de la pelinegra para concentrarse en aquel exquisito cuello que comienza a chupar y morder, gimiendo al probar aquel dulce cuello, es tan deliciosa, no se compara con las últimas veces.

Kikio….- murmura suavemente al deslizar sensualmente su lengua por el cuello de la mujer.

Una bandeja de agua fría le cae en el cerebro despertándola al escuchar como aquel hombre nombra a su hermana, haciéndola ya conciente de lo que esta sucediendo.

¡¡suélteme!!.- lo grita Kagome, al quererse bajar de los brazos de aquel hombre, interrumpiendo la pasión vivida antes.

¿¡Qué demonios!?.- lo exclama y pregunta Inuyasha al soltar de esa manera a la mujer, observando como esta retrocede unos pasos tambaleándose para recoger su bolsa y apretarla contra su pecho, mirándolo de una manera acusadora.

¡¡no se acerque!!.- lo grita Kagome, al ver como él trata de dar unos pasos hacia ella.

¿Qué te pasa Kikio?.- pregunta algo confundido, estaba apunto de llevarla a su habitación para que vivieran lo que vivieron hace dos meses y ahora se comporta como si no lo conociera y no recordara aquello.

¡no soy Kikio!.- grita furiosa Kagome, retomando de nuevo su compostura- ¡soy Kagome!.- lo informa.

¡ja! Si claro.- lo contesta cínicamente Inuyasha, como si ella no fuera Kikio, acaso no se da cuenta que tiene la misma, se podría decir exacta apariencia.

Aunque no me crea, mi hermana es Kikio, yo soy Kagome.- se lo explica, al ver aquel hombre, ¿Qué estaba apunto de hacer?, casi se acuesta con un desconocido que para el colmo la confundió con Kikio.

Si eso fuera cierto, ¿Qué hacer aquí?.- pregunta el ojidorado, mantener su mirada fría de nuevo convirtiéndose en el temible príncipe que algunos llegan a conocerlo.

¿Qué hacía ella ahí?... muy buena pregunta, nunca debió de haber aceptado aquello.

Mi hermana me pidió que le trajera el dinero que le presto.- se lo explica, al saber que las cosas entre ambos se han vuelto frías, aunque puede jurar que su cabello se encuentra algo revuelto y sus labios hinchados.

¿Por qué no vino ella personalmente?.- pregunta fríamente aquel hombre, haciéndose una idea, que si es verdad lo que dice aquella mujer, ya sabe de que clase es su hermana.

No tiene dinero para viajar, por ello yo le prestare la suma que le debe que son cinco mil yens.- se lo hace saber al abrir su monedero.

No son cinco mil yens, son un millón de libras.- corrige el propio príncipe al ver como Kagome lo ve fijamente y comienza a ponerse pálida como el mismo papel dejando caer su bolso, esparciendo alguna de sus pertenencias.

Un… un… millón… de… libras.- balbucea la propia Kagome, sin creer, sintiéndose en aquel momento tan mareada, que podría desmayarse sin ninguna dificultad.

Ve como la mujer llamada Kagome comienza a ponerse pálida y suelta su bolso, el primer instinto es ir con ella, pero recuerda que su hermana le hizo lo mismo cuando no le había dado nada, dejándole en claro su posición y el cayo rendido a la trampa, si son hermanas estarían hechas de la misma madera.

Ya que veo que no le han informado nada, se lo diré yo.- comienza a decirlo, aunque no cree que ambas son hermanas y no se dicen nada, no podría ser la tal Kagome tan ingenua que no cuestiono a su hermana cuando la envió a este lugar.

Ahora esta prevenido si cree esa Higurashi que él caería de la misma forma que cayo con su hermana esta muy equivocado, vino a cumplir el trato de su hermana y lo cumpliría.

Le regale a su hermana un millón de libras con una joya que tiene el mismo valor, con tal de que pasara un año entero siendo mi amante.- se lo hace saber al ver a esa mujer, como sigue sin moverse y cada vez se encuentra mas pálida.

¡kami!.- lo murmura, con una voz ahogada, al tapar su boca con sus manos.

El plazo acabaría precisamente este día, del cual su hermana debía de aparecer, pero parece ser que la envió a usted en su lugar si dice ser que es su hermana, aunque tengo mis dudas que usted sea Kikio.- se lo dice, examinando a esa mujer, podría ser Kikio, pero la manera de vestir de ambas es tan distinta y también lo que pudo percibir en esos besos.

Yo… yo… no, yo… no… ¡sabía!.- balbucea

No me interesa si sabía o no, el dinero que le he dado a su hermana es demasiado y no estoy dispuesto a perderlo.- lo dice fríamente- así que si no me paga y devuelve la joya no podrá salir de este palacio.- lo concluye como ultimátum.

Es lo último que pudo soportar Kagome, al nublarse por completo su vista para caer lentamente al piso.

Continuaraaaa!!!...

Antes de hacerles mi anuncio como suelo hacerlo, deseo mencionar y retacar que mi Onni-chan cumplió sus 46 primaveras, jajajaj mas bien sus 17 primaveras, no le digan que estoy jugando con su edad que si no me pegara T-T…

Como esta historia lo publico el día de hoy 9 de octubre, cuando mi onni llego al mundo hace años atrás (dejemos su edad para otro momento xD); quisiera dedicarle completamente, enteramente este maravillosa historia, que desde que le dije de que se trataba se enamoro de ella (eso espero o si no me mintió xD, solo bromeo).

¡¡¡¡¡¡¡MUCHAS FELICIDADES ONNI!!!!!!...

Disfrútenlo todas!!!!...

¡Dejen sus comentarios!... ¡please

Mil gracias por comenzar a leerlo…

Se despide

Fesabi