Prólogo – Una importante decisión

Soun Tendo, cabeza de familia, enfrenta una importante decisión. Una decisión crucial. Relee la carta que ha recibido esta mañana. Pensativo, frunce el ceño. Cruza las piernas, que tenía estiradas bajo su escritorio, antiguo y pesado. Continúa pensando. Nadie podría saber qué pensamientos cruzan por su mente. Descruza las piernas, y se pone pie. Por la ventana, observa su jardín. Allá abajo puede ver a su hija menor, la única que aún no está casada, pero que ya va teniendo la edad de estarlo. Pasa un largo rato así, incluso después de que la joven Akane, de apenas diecinueve años, haya entrado en la casa, desapareciendo de su vista.

Finalmente, la hace llamar. No sabe cómo reaccionará la pequeña ante lo que tiene que decirle, pero espera que se lo tome tan bien como hicieron sus hermanas.

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Mientras su padre está encerrado en su despacho, Akane decide salir al jardín a cuidar sus queridas flores. Comprueba que todas las hojas estén bien, o si hace falta podar alguna, pero se da cuenta de que el jardinero ya se ha encargado de todo. Frustrada, vuelve al interior con Ranko, su amiga de toda la vida, quien ha preferido quedarse tomando un té.

- ¿Qué tal van tus flores, Akane? – le pregunta Ranko, tan amable siempre. Aunque se llevan tres años de edad, han sido amigas desde la primera vez que se vieron, cuando Akane no era más que una niñita llorona de tres años y Ranko una "chica grande" de seis. Prácticamente toda la vida.

- ¡Perfectas! – responde Akane.

La pelirroja Ranko repara en el sarcasmo, y ríe:

- Otra vez ese molesto jardinero¿no?

- Sip – Akane hunde los hombros, apesadumbrada.

- Bah, no te molestes… - se encoge de hombros. – Yo ya desistí hace tiempo…

Antes de que Akane pueda contestar, un criado aparece por la puerta:

- Señorita Akane, su padre pide verla.

Dirigiéndole una mirada a Ranko, Akane sale detrás del criado. ¿Qué puede querer ahora su padre? Para llegar al despacho, han de atravesar la mitad de la mansión. Cuando por fin llegan, el criado indica a la joven que espere fuera. Ésta, desde el pasillo, puede oír cómo la anuncian a su padre. El criado vuelve a salir, y le indica que ya puede entrar.

En el despacho, padre e hija cruzan una mirada, el primero con el ventanal a su espalda, la segunda, aún desde la puerta. Con un gesto, Soun indica a su pequeña que se siente:

- Siéntate, hija, porque te hará falta cuando oigas lo que tengo que decirte…

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Bueno, aquí está mi primer fanfic. Estoy tan nerviosa que casi no puedo teclear estas palabras.

Espero que les guste, y también espero que me dejen sus reviews, ya sea para alabarme o para criticarme; todos los aceptaré con una sonrisa

Ojalá disfruten leyendo como yo escribiendo.

Matta ne