¡Wenas gente! Aquí traigo otro Fan fic de los míos xD, aunque esta vez es un poco diferente, eso si, contiene Spoilers muy gordos, así que si no se ha leido el Cap 367 del Manga como que no se entenderá nada xD.

Este fic pasa 5 años antes del Nacimiento de Naruto, aunque claro, poco a poco pasarán esos cinco años, es un fic con un salto temporal de cinco añitos.

Pues nada, espero que sea de vuestro agrado y como no, va a ser un MinatoxKushina, apenas conocemos de su relación pero ya sabemos que tuvieron un hijo juntos, Naruto xD, más adelante explicaré el significado del título y por qué Naruto no se apellida Namikaze, bueno, aquí os dejo el fic, espero que os guste.

Lo dedico al Fan Club MinatoxKushina de NU.

Disclaimer: Naruto pertenece a Masashi Kishimoto-senpai, que cada semana consigue que estemos al borde de un ataque de histeria con sus capítulo xD (Y que el 14 de Febrero, para mi, deje de ser odiado xD ¡Viva Shippuden!)

Advertencias: Spoilers Capitulo 367 (Quien avisa no es traidor)

Advertencias II: Posteriormente subirá a M


Cruzando la línea

Capitulo 1: Flores

Paseaba tranquilamente por las calles -abarrotadas de gente- de Konoha. Hacía poco más de medio año que la guerra había terminado y –por fin- se podía respirar paz. Esa era una mañana como cualquier otra, el sol de verano se alzaba imperturbable en el cielo azul, de la misma tonalidad que sus orbes.

Sinceramente, él no pensaba en nada, caminaba y caminaba –sin rumbo fijo- lo único que quería era relajarse paseando, respirando el aire de su aldea, el dulce aroma de las tiendecitas de comida cuando pasaba por al lado, de las flores de las floristerías, de las mismas plantas que tenía la gente en las ventanas y balcones… solo eso, inspirar y expirar… y caminar.

Pero sus pensamientos se vieron truncados – o más bien invadidos- al llegar a la zona de la floristería Yamanaka. La floristería en si no tenía nada en particular, si era cierto que hacían los ramos de flores más bonitos de Konoha y que estaba vigilada por la familia – no querían llamarse Clan- Yamanaka, expertos en dominar las mentes ajenas. Lo que le llamó la atención fue precisamente alguien ajeno a la floristería, un simple comprador más.

Su cabello rojo brillante brillaba más gracias a las flores que miraba, rosas blancas que lo hacían destacar. Tragó saliva, era cierto que cuando era pequeña y había aparecido por primera vez en la aldea muchos de los aldeanos la tomaron por un chico, tenía el pelo corto, un poquito mas largo que las orejas, pero el hecho de ser tan valiente, vigorosa, parlanchina y, en ocasiones muy malcarada, la hacían ver como un niño bruto que no llegaba al metro diez de estatura; pero todo eso había cambiado, ahora tenía veintidós años y su cuerpo se había moldeado, dejándole unas sinuosas curvas a su paso, era cierto que no tenía un cuerpo tan escultural como otras pero era menudita y estaba bien formada, o eso pensaba él, aunque no sólo había cambiado físicamente, si no en su manera de ser, ya no era tan impulsiva y explosiva, ahora se había calmado y era alguien bastante sereno y con la cabeza en su sitio, aunque eso no le prohibía, a veces, sacar el mal genio que tenía dentro.

Aún desde la distancia en la que se encontraba, justo en la esquina contraría a la de la floristería, y –por tanto- donde se encontraba ella vio su cuerpo temblar ligeramente, frunció el ceño¿Por qué lo había hecho? Fue entonces que se dio cuenta que se llevaba el dedo corazón a la boca y fijándose mucho pudo avistar las rosas – que posiblemente, había acariciado- y que la habían herido.

Pero siempre tenía que pasar, siempre que mirabas a alguien fijamente este acaba por girarse, y ella no fue una excepción, se giró de golpe y lo descubrió. Enrojeció hasta las orejas, nunca era pillado durante una misión pero ella lo había hecho, lo había cazado y – a lo lejos- divisó como sus labios se curvaban en una dulce sonrisa.

"Minato" la oyó decir. "¿Tú también vienes a comprar flores?"

Tragó grueso y se despejó la garganta.

"No" respondió sinceramente, alcanzándola.

"Ya veo" se volteó de nuevo a mirar las rosas pero inmediatamente lo miró de reojo. "¿Has venido a ver a la escultural y bella dependienta?" preguntó.

"Tampoco"

Suspiró y se incorporó.

"¿Entonces?"

"Paseaba"

La chica clavó sus ojos azules en él, que había desviado ligeramente la mirada.

"Y has venido a parar aquí"

"Exactamente" volvió la mirada hacia ella y se la quedó mirando, a sus cabellos color fuego, sus ojos azules como el cielo, su pálida piel, los pequeños labios sonrosados y húmedos a causa de su saliva…

"¿Minato?" oyó su voz como un susurro lejano…

Negó con la cabeza, se había quedado tan embobado viéndole la cara que no se había dado cuenta que parecía una estatua viviente.

"¿Te encuentras bien?" le preguntó apoyando una mano sobre su hombro.

"Si… he tenido un lapsus" respondió evitando mirarla a la cara.

"Ah… entiendo" retiró su mano y volvió la vista a las flores. "Por cierto, ya que estás aquí, para una nueva madre ¿Qué flores podría escoger?"

"Un ramo de centaureas no estaría mal" dijo señalándole las flores que tenía justo a su derecho.

"¿Y que significan las centaureas?" preguntó con una sonrisa de niña traviesa y pequeña.

Eso le produjo un pequeño remolino de sensaciones en el estomago.

"Felicidad" respondió con un hilo de voz.

"Entiendo¿Y cuantas debería llevar?" preguntó llevándose un dedo a los labios e inflando los mofletes, dándole un precioso toque puro e inocente a su cara.

"Un ramo estaría bien" respondió aclarándose la garganta y desviando la vista de ese espectáculo que él consideraba maravilloso.

"Anda…" arrastró la palabra y se colgó de su brazo. "Di un número aproximado…" lo miró haciéndole unos ojitos.

Minato se sonrojó violentamente, provocando que sus mejillas y orejas adquirieran un precioso tono carmesí brillante.

"La dependienta te ayudara más que yo…" susurró.

Infló los mofletes y se soltó, le dio la espalda y se cruzó de brazos.

"Es muy altiva, paso" susurró.

Suspiró, menuda mujer.

"Pero sabe de su negocio" le dijo en el mismo tono en que hablaba a sus alumnos, reducidos a dos desde el fin de la guerra.

"Ya, pero muy posiblemente me suelte cosas como 'Es algo que debería decidirlo usted misma' 'O a mi no me pregunte, no sé como quiere que sea de grande el ramo…' o cosas de ese estilo" dijo imitándola a la perfección.

El rubio se rió delicadamente, Kushina había madurado pero aún le faltaba un poco.

"Vamos mujer, no te dirá eso… si quieres te acompaño y le preguntas" dijo dando un paso adelante, mas cerca de la entrada de la tienda.

"¿Lo harías?" preguntó ilusionada, volteándose con una ancha sonrisa adornando su rostro.

"Si" le dijo entrando completamente en la tienda, seguido de una Kushina feliz.

"¿Desean algo?" preguntó una mujer de largo pelo rubio.

"Si" dijo Kushina mientras Minato se entretenía a mirar las azucenas.

"Dígame"

"Pues mire… me gustaría llevarle un ramo de centaureas a una amiga que acaba de ser madre pero no se cuantas regalarle y estaba pensando si me podría ayudar"

La mujer rubia sonrió.

"Claro, podríamos hacer un bonito ramo de centaureas de diversos colores, ahora mismo se lo preparo" dijo retirándose de la tienda, dejándolos a los dos solos.

"¿Qué miras?" preguntó Kushina mirando por encima del hombro de Minato.

"Azucenas" dijo tocando levemente los pétalos con la yema de los dedos.

"¿Que significa?"

"Corazón inocente" susurró cogiendo tres flores.

"¿Vas a regalárselas a alguien?" preguntó apartándose un poco, dejándole espacio para que fuera hasta el mostrador.

La miró durante un segundo y después volvió la vista al mostrador, donde la mujer había aparecido con un pequeño y precioso ramo de Centaureas.

"¿Podría envolverlas, por favor?" preguntó Minato dejando las flores al lado de la caja.

"Si" respondió la mujer yendo un momento a la trastienda.

"¿Minato?" preguntó dejando de lado el tono alegre con el que hablaba siempre.

"Si" afirmó mirando el ramo que la mujer había preparado para la estrenada madre amiga de Kushina.

"¿Quién es¿La conozco?" lo abordó al instante mientras la mujer dejaba las flores del chico al lado de otro ramo.

"Si" dijo indicándole a la dependienta que lo cobrara todo junto.

"¿Ah si?" fue entonces que se dio cuenta de los billetes que sacaba Minato de su cartera. "¡Puedo pagarlo yo!" replicó buscando su cartera precipitadamente.

"Tranquila, ya lo pago yo" dijo entregándole el dinero.

"¡Pero…!" rechistó encontrando – por fin- la cartera.

"Invítame a comer y en paces" dijo entregándole el su ramo y encaminándose hacia la salida mientras la dependienta se despedía con una sonrisa.

"Minato…" dijo una vez en la calle.

"¿Qué?" preguntó mirándola.

"¡Que no hacía falta!" exclamó parándose de golpe y pegando un pisotón fuerte en el suelo, que hizo voltear a la gente que caminaba alegre por las calles.

"Te he dicho que me invites a comer" dijo parándose él también.

Soltó un largo suspiro.

"Está bien… dentro de una hora quedamos en el Ichiraku…" dijo empezando a moverse de nuevo, camino del hospital.

"Te acompaño al hospital y después vamos a comer¿Qué te parece?" dijo caminando hasta llegar a su altura.

Se giró sorprendida y clavó sus ojos azules directamente en los suyos.

"¿Acaso quien vas a darle las flores está en el hospital?" preguntó frunciendo el ceño, era cierto que no le hacía mucha gracia que Minato le regalara a alguien un ramo de flores con significado "corazón inocente".

"Algo así" respondió.

Kushina levantó una ceja¿Quién era?

"¿Me dirás quien es?" preguntó.

"Ya lo verás…" dijo llegando a la calle donde se encontraba el Hospital.

Los dos hicieron el último trayecto en silencio, ninguno quería decir nada más, caminaban uno al lado del otro y –de vez en cuando- Kushina desviaba la vista para mirarlo. No tardaron en llegar, así que –sin más dilación- se metieron dentro y fueron a preguntar a recepción donde se encontraba la habitación de la madre novata.

"Habitación 324" dijo la recepcionista con una sonrisa.

"Gracias" respondió Kushina, asintiendo con la cabeza.

"¿Uchiha?" preguntó Minato extrañado.

La chica se volteó a mirarlo.

"Si, nos conocimos hace años en una misión y nos hicimos amigas, aunque desde que se ha casado con ese hombre tan seco Mikoto y yo no hemos tenido mucha relación" le explicó subiendo por las escaleras.

Él asintió.

"¿Y cuando nació, el niño?" preguntó subiendo el ultimo tramo de escaleras.

"Hace dos días, el nueve de junio" respondió ya en la tercera planta.

Se paró en seco y miró a lado y lado del pasillo, intentando divisar que pared era la de los números pares. Eso provocó que Minato levantara una ceja, extrañado y una leve risa producto de la gracia que le hacía que la chica blandiera la cabeza a lado y lado.

"La zona izquierda" dijo él agarrándole la cabeza y girándosela en esa dirección, para que viera la plaqueta de la primera habitación de esa pared, que –efectivamente- acababa en número par.

"Bien, busquemos la habitación…" se llevó un dedo al labio, como siempre hacía al pensar. "¿Qué habitación era, Minato?" preguntó girándose sonrojada hacia él y rascándose la nuca con una mano.

"Hija mía… tienes memoria de pez…" susurró llevándose una mano a la frente.

Kushina le golpeó la espinilla.

"¡Mi memoria no es de tres segundos!" gritó haciendo que unos doctores se giraran hacia ella llevándose el dedo índice a los labios, indicándole que se callara, o que al menos, bajara el nivel de voz.

"¡Kushina!" exclamó tapándole la boca con la mano que tenía libre. "¡Esto es un hospital!" dijo flojito mientras ella rodaba los ojos, intentándole decir que ya lo sabía. "De todas formas…" la soltó y se acomodó la camiseta de manga tres cuartos blanca que vestía. "… es la habitación 324"

Ella no dijo nada y se encaminó hacia el fondo del pasillo.

"Kushina, te equivocas de lado, es por este" dijo él mientras un goterón aparecía en su cabeza, realmente a veces le sorprendía las tonterías que llegaba a hacer.

"… Me he equivocado…" susurró roja como un tomate pasando por su lado, camino –esta vez si- de la habitación.

Suspiró hondo y la siguió.

Kushina golpeó en la puerta un par de veces y espero a que el "Adelante" hiciera acto de presencia.

"¿Entras?" le preguntó mirándolo.

"Pregúntale si quiere más visitas a parte de la tuya" le respondió apoyandose en la pared.

"Tan formal como siempre…" suspiró y se giró hacia la puerta entre abierto. "Traigo acompañante¿Te importa?" preguntó.

"¿Un novio? Ya era hora Kushina…" oyó a través de la puerta.

Se volvió a sonrojar violentamente, tanto, que podría haber hecho sombra a los tomates más maduros.

"No bromees, de aquí a que yo encuentre mi hombre perfecto falta mucho…" respondió ella intentado evitar el dulce rubor que había aparecido en sus mejillas.

"Anda, déjalo pasar" respondió la otra vez.

Kushina se giró hacia él y le indicó con la cabeza que pasara, eso si, en ningún momento sus ojos coincidieron.

Minato entró después de ella y se fijó en la habitación. Tenía un color azul pastel y las sabanas eran blancas, al lado de la cama había una pequeña cuna del mismo tono azul y la pequeña mesita del otro lado de la cama se encontraba invadida con un precioso ramo de color naranja y amarillo.

"Pero si es Namikaze Minato, el rayo amarillo de Konoha…" dijo Mikoto abriendo mucho los ojos, sorprendida.

"Encantado de conocerla" dijo haciendo una pequeña reverencia.

"Minato… no seas tan formal…" le soltó la pelirroja mirándolo de reojo.

"¡Kushina¡No le hables así! Al contrario que tú, él tienes modales" le espetó.

"Si, ya¿Me estás llamando mal educada?" preguntó levemente ofendida.

"No, es tan sólo que tienes un carácter un poco violento, a veces" dijo.

"…" Bajó la vista y se fijó en su ramo, fue entonces que notó que tenía una pequeña tarjetita en la que se podían poner unas palabras, con la diferencia que la suya estaba vacía. "¡Minato¡Aprisa¡Un bolígrafo!" gritó golpeándolo sin delicadeza alguna.

No preguntó, simplemente dirigió la mano hacia uno de los bolsillos de su pantalón y le entregó el bolígrafo.

La chica lo agarró y salió corriendo de la habitación, no sin antes chillar un "Ahora vuelvo"

"Por favor, ten paciencia con ella" le dijo Mikoto viendo como había salido corriendo.

"Estoy acostumbrado…" dijo con una pequeña sonrisa adornando su joven rostro.

"No sabía que ella te conociera" dijo mirándolo.

"Así que no habla mucho de mi… teniendo en cuenta que hemos pasado la mayoría de la vida juntos…"

"Ya la conoces, no es del tipo de persona que va alardeando de la gente que conoce, aunque realmente a mi me lo podría haber dicho… siempre que hablamos sobre chicos sales en las conversaciones y va la tonta y no me dice que te conoce" admitió sonrojándose levemente.

"¿Conversaciones sobre chicos?" preguntó extrañado.

"Haz como si nunca lo hubieras oído" dijo negando con la mano.

"¡Bien¡Uzumaki Kushina ha regresado!" gritó en el umbral de la puerta, recibiendo otro toque de atención por parte de los médicos. "Vale, vale… ya me callo…" dijo cerrando la puerta y caminando hasta el borde de la cama.

"¿Hace falta que te recordemos que esto es un hospital, Kushina?" preguntó Mikoto dejándole espacio para que se sentara en el borde de la cama.

"No, los médicos ya lo hacen por vosotros, pero gracias de todos modos." Respondió sarcástica sentándose.

"Toma tu también asiento por favor, Minato-san"

El rubio asintió y se sentó en una silla cercana.

"Bien¡Toma!" exclamó colocándole casi en la cara el ramo.

"Kushina… no hagas las cosas con tanto ímpetu…" dijo apartando levemente el ramo de su cara mientras Minato se reía por debajo de la nariz.

"¡Minato¡No te rías!" exclamó señalándolo con el dedo, en plan acusica.

Minato hizo un gesto con las manos, expresando que ya no se reiría más.

"Para mi mejor amiga, por que hoy es ya una mami preciosa (Se te acabaron las noches de tranquilidad y juerga con tu marido) (risas), Uzumaki Kushina" leyó Mikoto. "Vamos, te has roto mucho la cabeza…" dijo golpeándola ligeramente.

"No te quejes, seguro que es la nota mas original que te han escrito" dijo intentando evitar los pequeños golpes que iban dirigidos hacia su persona.

"Si, es la mas original, de eso no cabe duda…" dijo parando de golpearla. "Pero bueno… veo que has aprendido un poco sobre el arte Floral, me has regalado estos hermosos centaureas de significado 'felicidad'… vas aprendiendo Kushina-Chan" dijo toqueteando levemente las flores.

"Dale las gracias a Minato, él es quien entiende de estas cosas, no yo…" dijo mientras Mikoto le pasaba el ramo.

"Mételas en agua, anda" le soltó. Kushina bufó y se levantó para llenar un pequeño jarrón de agua. "Pues muchas gracias Minato-san" dijo haciéndole una leve reverencia.

El rubio se la devolvió con una sonrisa.

"Bueno, esto ya está… ¿Nos enseñas a tu hijo?" preguntó dejando el jarrón sobre una pequeña mesa.

"Míralo tu misma, está en la cuna" le indicó.

Kushina caminó hasta la cuna y observó al pequeño niño indefenso, que había cogido su pulgar a modo de pipa.

"Kawaii…" susurró acariciando levemente su manita.

"¿Cómo se llama?" preguntó Minato acariciándole él también la manita.

"Uchiha Itachi" respondió la madre con una sonrisa. "Vamos, cogerlo" dijo viendo como los dos tenían escrito en la cara que querían sostener al niño en brazos.

Kushina y Minato intercambiaron miradas.

"Cógelo tu" dijo ella.

"No, lo cogeré después de ti" dijo sin apartar la vistas de sus orbes azuladas.

La pelirroja suspiró y abrazó cálidamente al niño, reconfortándolo entre sus brazos.

"Hola pequeñín… ¿Verdad que no enfadarás mucho a tu mami? Recuerda de enfadarla solo cuando sea necesario…" susurró ella cogiéndole la manita.

La imagen de Kushina teniendo en brazos a un niño pequeño y susurrándole cosas dulces (desde el punto de vista de la chica, claro) hacía remover sensaciones en el estomago de Minato, le provocaba un precioso y agradable mariposeo y una sensación de bienestar total.

Debió exteriorizar sus emociones puesto que Mikoto lo jaló de la manga y lo obligó a quedarse a su altura.

"Kushina sería una buena esposa y una buena madre" susurró.

"Lo sé" respondió en el mismo tono.

"¿De que tanto habláis, vosotros dos?" preguntó inflando los mofletes de manera graciosa.

"De lo bonito que te ha quedado hoy el pelo" dijo Mikoto. "Anda, deja que Minato-san coja al niño"

Kushina frunció el ceño, era claro que sospechaba que no era precisamente de eso de lo que hablaban pero tampoco quería empezar una estúpida discusión. Puede que a veces fuera molesta y busca razones pero eso no significaba que lo fuera todo el tiempo.

"Toma" dijo pasándole el niño suavemente. "Y suelta las azucenas, las vas a marear y cuando se las lleves a quien se las tengas que dar van a estar más pachuchas las pobres…" dijo arrebatándole las flores.

Minato no hizo caso, solo estaba concentrado en el pequeño que dormía entre sus brazos.

Cuando la chica se acercó a la cama la puerta de la habitación se abrió y un Uchiha Fugaku con cara de poco amigos entró en la habitación.

"Hola" saludó Mikoto desde la cama. "… ¿Recuerdas a mi amiga Uzumaki Kushina? Ha venido acompañado de Namikaze Minato-san" le explicó a su marido.

Fugaku asintió con la cabeza, a modo de saludo, gesto que fue devuelto por los otros dos.

Minato y Kushina volvieron a intercambiar miradas y los dos entendieron que era hora de abandonar la habitación, así que el rubio dejó al niño delicadamente en la cuna.

"Bueno, nosotros nos vamos, que tenemos que ver a otro paciente…, en cuanto pueda paso a verte Mikoto" dijo despidiéndose de su amiga con un abrazo.

"Hasta la próxima" dijo él inclinándose para darle dos besos.

"Adiós a los dos" dijo ella despidiéndose.

De Fugaku los dos se despidieron con un estrechón de manos.

"Bien¿A que habitación vamos ahora?" preguntó Kushina llevándose las dos manos a la nuca.

"A la planta baja" respondió él guiándola hasta las escaleras, no fuera a darse el caso que se fuera a perder.

Una vez llegaron a la planta baja Minato se dirigió directo a la salida.

"¿Minato?" preguntó extrañada.

"Venga, vamos a comer algo al Ichiraku, que me muero de hambre" dijo volteándose a verla.

"¿Y tu visita?" preguntó ya no extrañada, extrañadísima.

"Nunca hubo visita, anda, date prisa"

Eso si que la dejó a cuadraditos.

"No entiendo, explícamelo para que yo lo entienda" dijo una vez en la calle.

Paró en seco, provocando que la chica se chocara contra él.

"Nunca hubo visita que hacer, puesto que mi visita lleva todo el tiempo conmigo, Kushina" dijo entregándole las flores.

Esta vez fue Kushina quien se sonrojó violentamente. Namikaze Minato, el ninja genio que había sido entrenado por uno de los Sannin le estaba entregando tres flores de significado "Corazón Inocente".

"Gracias… por las flores, supongo" susurró sonrojada.

"De nada, venga, vamonos a comer" dijo cogiéndola de la mano y conduciéndola hacía el puesto de comida.

Kushina sonrió y por una vez, se dejó llevar, no siendo ella quien era la que es llevada.


Bueno, primer Cáp. acabado… tengo que deciros que me cincharon a acabarlo y casi casi la mitad está escrita de un tirón (Pobre de mí…)

A ver, como siempre hago esta sección para explicar las pequeñas dudas que se han creado, sobre todo una en general que habrá impactado¿Acaso cuando vas a ver a un recién nacido no te interesas primero por él en vez de ponerte a charra? Pues la verdad es que si, pero me di cuenta cuando ya estaba todo escrito, además, suponiendo que Kushina es como Naruto (eso es lo que dicen) creo que sería exactamente el tipo de persona olvidadiza mete patas xD, ya lo hemos visto con las habitaciones, sinceramente, creo que ella y Minato hacen una hermosa pareja, él así mas formal y ella en plan divertido y graciosa… me anima mucho escribir sobre ellos, además que encuentro una escritura bastante fluida, sobretodo teniendo a Kushina, que es capaz de animar el ambiente con solo su presencia xD. Se me olvidaba, cualquier duda exponerla en el review y yo la soluciono en el próximo Cáp. n.-

Bueno, pues aquí os dejo el primer Cáp. y ya nos veremos más adelante, espero que el próximo Cáp. no tarde aunque quien sabe, también estoy escribiendo otro fic y puede que tarde más pero bueno, por Minato y Kushina lo que sea xD.

Minato & Kushina is Love

¡Tenía que ponerlo xD!

¡Hoy estoy feliz! Por que es mi cumpleaños nn (Publicidad... -.-)

Saludos, Ankin