Disclaimer: La saga de Harry Potter es creación de J.K Rowling y los derechos son de la WB. Yo apenas pude imaginar esta pequeña idea.

N/A al final.


1 – La Propuesta

Harry Potter salió de la chimenea sacudiéndose ligeramente el polvo, el alboroto que provenía de la habitación continua era tan estruendoso que sabía que sus amigos ya se encontraban festejando.

Aquello era una verdadera locura.

Habían pasado unos años desde la guerra, las secuelas tras ella podían contarse en miles, sin embargo aun cuando Harry había obtenido una invitación personal del Ministro para unirse al Departamento de Aurores él había creído que su dosis de problemas ya había sido suficiente así que, tras pensarlo mucho, se rehusó completamente.

Para consternación de medio mundo mágico el chico había decidido dedicarse a su afición número uno: El Quidditch y para su propio asombro tenía que admitir que era grandioso.

Ronald Weasley había decidido, como siempre, seguir a su mejor amigo en esa aventura, y aunque no jugaran en el mismo equipo ambos disfrutaban enormemente de las mieles que un juego de pelota les brindaba, para desazón de Hermione quien, por supuesto, era considerada la Auror más eficaz de la historia.

Un nuevo estallido hizo que Harry saliera de su ensimismamiento, la casa de los gemelos Weasley era sin duda un arma de doble filo, en ella podrías encontrar todo lo que alguna vez hubieras imaginado y eso incluía todo a lo que le has temido.

Las cajas hábilmente colocadas una sobre la otra adornaban las paredes formando una especie de pirámide que amenazaba con caerse en cualquier instante, en alfombra color, comúnmente se encontraban restos de pólvora y sobre cualquier superficie plana podías descubrir cualquier clase de comida; pollo frito, pizza muggle y hasta panqueques engalanaban la sala de estar. Sí Molly Weasley pudiera ver aquel desastre seguramente castraba a sus hijos con sus propias manos

Cuando por fin llegó al comedor Harry pudo ver a los tres hermanos Weasley brindado con lo que parecía whiskey de fuego.

—¡Salud! —exclamaban y apenas unos segundos después estallaban en carcajadas, era claro que no era el primer trago del día.

Ron abrió desmesuradamente sus ojos al percatarse de la presencia de su amigo, con una extraña dificultad se puso de pie y corrió lo más rápido que pudo.

—Ha-Harry, ¿Tú también, cierto?, ¡¿Tú también?! —preguntó al tiempo que lo sacudía ligeramente, el aludido sonrió ampliamente y les mostró el pequeño sobre que llevaba guardado en el abrigo, los tres chicos soltaron un alarido completamente emocionados.

Pronto el moreno se les unió y comenzó a servirse un trago.

—Espero que sepan —dijo George mientras le daba un trago a su bebida—, que esto jamás lo hubieran logrado sin sus exitosos...

—Formidables... —agregó Fred.

—Maravillosos...

—Guapísimos...

—Managers —concluyeron ambos y Harry asintió con la cabeza sonriente.

Ese par se había convertido en una verdadera máquina de hacer dinero, en conjunto con su tienda de artilugios mágicos y el patrocinio a diferentes equipos de Quidditch habían conseguido más dinero en un par de años que el que había hecho su padre durante tantos años en el Ministerio.

—¿Qué ocurre Ron? —preguntó Harry a su amigo, quien parecía ligeramente consternado.

—¡Nada, nada camarada! No puedo creerlo, es casi como, como un sueño hecho realidad —exclamó sonriendo de oreja a oreja—. ¡Es lo mejor que me ha pasado en toda la vida! —Alzó su copa brindando—. ¡Jugar en los mundiales de Quidditch!

—Si te llega a escuchar Luna... —Le recordó Harry y Ron casi se atraganta al intentar corregirse rápidamente y sus hermanos estallaron nuevamente en carcajadas.

—¿Creen que hayan llamado a Ginny? —cuestionó saber Fred sacando otra botella de whisky de fuego.

—¡Por supuesto! —aseveró George—. Ella es mucho mejor jugadora que este par juntos.

Ron soltó una palabrota y Harry sonrió ligeramente, Ginevra era sin duda el descubrimiento de la década, o así lo describían los analistas deportivos; su talento y empeño eran comparados solo con los de Viktor Krum, a quien ya había arrebatado la snitch de oro, justo el año pasado.

—Yo espero que no —opinó Ron con desgano—. De lo contrario tendríamos que aguantar al estúpido de Malfoy.

—Ron —murmuró Harry, intentando calmarlo, aquel seguía siendo un tema delicado para su amigo. En la habitación de al lado un ligero crujido les informo que alguien acaba de llegar por medio de la red Flu.

—Nada de Ron, ¡No puedo creer lo idiota que es mi hermana!

—Ron... —insistió Fred.

—Solo ella cree ese cuento de que está arrepentido ¡Mis pelotas están arrepentidas! —rugió dando un manotazo a la mesa.

—¡Ronald Weasley! —Ginny Weasley los observaba desde el umbral de la puerta con las manos en la cintura y las mejillas coloradas. Detrás de ella se encontraba un divertido Draco Malfoy que sacudió la cabeza en señal de saludo—. ¿Cuántas veces tengo que pedirte que no te entrometas? ¡Si tus relaciones no han funcionado deja de sabotear las mías!

—Por si no lo recuerdas, hermanita, tengo un año de feliz matrimonio.

—¿Según quién? —Se burló— Soy yo quien tiene que venir a salvarte el pellejo cada que haces enfadar a Luna, pequeño rufián.

Harry pudo ver como el cuello y las orejas de su amigo se tornaban del color de su cabello, aquello no terminaría nada bien, así que hábilmente se puso entre ambos intentando detener la pelea.

—Sabíamos que te habían llamado. —dijo estrechándola entre sus brazos, Ginny correspondió cariñosamente a su abrazo mientras Draco los observaba desde su posición con el entrecejo fruncido, Harry sabía cuánto le molestaba su fraternidad así que siempre que podía aprovechaba la oportunidad de hacerlo enfadar.

—¡No podía creerlo! Fue impresionante ¿Cierto, Draco? —preguntó ella. El rubio suavizo la mirada y asintió lentamente.

El último descendiente de la familia Malfoy era ahora un sanador altamente reconocido, debido a que todos sus crímenes los cometió siendo menor de edad no tuvo cargos en su contra, a diferencia de su padre, quien aún continuaba cumpliendo su pena en Azkaban.

Su relación con Ginny Weasley había comenzado de una manera un tanto peculiar; ella había sufrido una aparatosa caída de la escoba durante uno de sus partidos por lo que tuvo que ser atendida de emergencia, curiosamente Draco, siendo un fiel admirador de ese deporte, se encontraba en las gradas. Acudir a su rescate fue un impulso que aún se cuestionaba, sin embargo a ese primer encuentro le siguieron muchos más y ahora llevaban una relación bastante estable desde hacía casi un año.

Justo en ese momento Ron soltó un grito aterrador, casi por instinto Harry saco su varita. Draco rio por lo bajo y negó con la cabeza.

—¿Qué demonios te ocurre? —Le preguntó a su amigo quien caminaba hacia ellos con la boca abierta y los ojos desorbitados. Harry noto como Ginny a su espalda se hacía un poco pequeña.

—¿Qué-que demonios tienes ahí? —gruñó y Harry volteo a ver a la pelirroja sin encontrar nada fuera de lo normal—. ¡En tu dedo!, ¿Qué mierda es eso? —acusó y el Moreno miró en esa dirección. En el dedo índice de su amiga se encontraba un ostentoso anillo de diamantes.

En apenas unos segundos hubo una rápida reacción en cadena. Draco suspiró, Ginny río nerviosa, Harry abrió la boca sorprendido. George y Fred se abrazaron alegremente y Ron se abalanzó contra Malfoy.

Después de varios minutos todo en la habitación se encontraba en silencio, la tensión podría cortarse con el blandir de una varita y Ron se encontraba en una esquina completamente enfurruñado mientras Luna, quien había llegado en el momento menos oportuno, le daba una reprimenda.

—Me lo pidió hace apenas unas horas. —explicó Ginny a sus hermanos, ellos se encontraban verdaderamente felices por ella —. Tan solo unos segundos después de que recibí la noticia.

—No pierdes el tiempo eh —bromeo Harry, si bien su relación con el rubio no era la mejor, él intentaba integrarlo continuamente, siempre le desearía lo mejor a la pequeña Weasley.

Tras su ruptura durante su sexto año y después de terminarse la guerra Harry había decidió no estar listo para una relación, él quería ser libre por primera vez en su vida, así que, después de postergarlo mucho, tuvo aquella charla con su ex novia. Ginny en un comienzo no lo entendió demasiado y era Hermione quien frecuentemente se encargaba de consolarla, hasta que, después de varios meses, Ginny por fin dejo de esperarlo.

—Mis contactos me aseguraban que su partida a Bulgaria por los mundiales sería inevitable, no podía dejarla a solas con un montón de fortachones sin cerebro. –escupió y pese a la indirecta Harry le dio una palmada en la espalda sonriente.

—Tienes razón. —aceptó, justo en ese momento Ginny se lanzaba a los brazos del rubio completamente feliz y comenzó a besarlo, Ron carraspeo sonoramente mientras se integraba a la mesa junto a Luna.

Por supuesto su queja fue ignorada olímpicamente.

Los gemelos sirvieron un par de tragos más y lentamente un sabor amargo comenzó a formarse en la boca de Potter, era justo en aquellas situaciones que le apesumbraba demasiado su soledad

Harry era considerado uno de los solteros más cotizados en todo el mundo mágico pero también era muy sabido que sus gustos se habían vuelto mucho más exigentes desde su último fracaso amoroso: Cho Cnang.

Apenas un par de meses atrás su ruptura había sido (por fin) definitiva con la oriental, Harry solía bromear diciendo que seguro le había colocado amortentia en algún trago porque vaya que le había costado superarla. Si bien en sus años de colegio habían tenido sus insinuaciones, no había sido nada comparado con el tórrido romance en el que se habían visto envueltos.

Ella era hermosa, fascinante, una increíble jugadora de Quiddicth y tenía una lengua ¡Joder! Aun se ponía nervioso cada que pensaba en alguno de sus encuentros, sin embargo también era posesiva, altanera y su carácter era comparado solo con el de una quimera.

Pese a eso, en días como esos en los que sus amigos se encontraban la mar de feliz en compañía de su familia la echaba ligeramente de menos, casi enseguida recordaba todos los malentendidos que le hizo vivir con ellos y se arrepentía miserablemente.

—Creo que es hora de irme, chicos —exclamó bebiendo de un sorbo el líquido de su copa, no recordaba en que momento habían pasado al Hidromiel—. Acorde de verme con Hermione para ayudarle con un caso —explicó mientras se ponía de pie, los abucheos de sus amigos no se hicieron esperar, se despidió de ellos con una palmada y comenzó a caminar en dirección a la chimenea.

Apenas y pudo pronunciar «Oficina Hermione Granger» sin atragantarse con los polvos Flu, unos segundos después se encontraba frente de el escritorio de su mejor amiga quien yacía con la punta de la nariz casi pegada al documento que leía.

—¡Harry! No te esperaba —confesó haciéndole señas para que pasara, soló él tenía el privilegio de llegar sin anunciarse, Ronald lo había perdido después de interrumpir varias sesiones importantes con el cuartel de Aurores.

—Tengo que admitir que utilice tu nombre como excusa para salirme de casa de los gemelos —Se sinceró mientras rodeaba el escritorio, Hermione se puso de pie para poder abrazarlo y rápidamente noto un ligero aroma.

—Estuviste bebiendo.

—Solo un poco —admitió rascándose la oreja—. ¡Estábamos festejando!, ¡Iremos a los mundiales!, ¿A que no es fenomenal?

—¡Ya lo creo! —opinó ella mientras guardaba sus cosas, hacia casi dos horas que tendría que haberse marchado a casa. Observo a su amigo ligeramente, Harry con una sonrisa de oreja a oreja la miraba expectante—. Tienes razón, esto merece un trago, vámonos de aquí. —Se puso en pie y extendió la mano a su amigo, Harry ni tardo ni perezoso la tomo en el aire y juntos caminaron hacia las avenidas a las afuera del ministerio.

El mago creía que acabarían tomando un par de cervezas de mantequilla en las tres escobas, sin embargo, nunca hubiera imaginado que Hermione lo llevaría a aquel lugar, hacía apenas unos segundos se encontraban en una pequeña oficina y en ese instante ya se encontraban a media calle de El Strip, la calle más conocida del boulevard en las vegas.

—¡Guau, Hermione! —dijo Harry maravillado observando los alrededores—. Esto es, es magnífico.

—¡No siempre eres llamado a la selección de Quidditch!

Harry soltó una carcajada y ambos comenzaron a caminar, aquello era increíble, casi parecía mágico, las luces iluminaban todo el lugar a pesar del cielo nocturno. La gente no parecía haberse percatado que dos extraños habían aparecido de la nada, todos miraban lo alto de los edificios quienes brillaban en lo alto con sus luminosos espectaculares, sin duda era la ciudad del pecado, no parecía que la noche fuera a terminar en algún momento.

Pasados unos minutos Harry pudo ver como la nariz y las mejillas de su amiga comenzaban a enrojecerse.

—Entremos, no quiero que te enfermes –pidió y la bruja rodó los ojos, buscaron dentro del lugar una pequeña mesita alejada de los tumultos; los gritos de victoria se alzaban por lo alto mientras los lamentos hacían eco al fondo.

—Muchas felicidades, Harry, de verdad. –exclamó ella, llamando a un mesero—. ¡Brinda conmigo! —pidió mientras ordenaba los tragos. Harry acepto de inmediato. Pronto el mesero llego con una botella de su mejor vodka y sirvió unas copas, varios minutos después Hermione ya llevaba varios tragos y Harry lo entendió todo.

—Lo siento, no lo recordaba, soy un idiota –dijo tomando la mano de su amiga. —Perdóname.

—No sé de lo que hablas Harry —mintió Hermione y Harry apretó la mano, casi instintivamente Hermione se llevó las manos a la cara—. Soy una tonta, Harry... ¡Oh Harry!

Aun no acababa la expresión y el susodicho ya se encontraba rodeándola con sus brazos, ella escondió su rostro en el cuello y se sorbió la nariz, necesitó un par de minutos para recomponerse.

—Pensaba que... —comenzó Harry sin saber cómo continuar la frase.

—¡Claro que no! –Le recrimino ella—. Ya lo olvide si es a lo que te refieres. –explicó.

—¿Entonces qué sucede? —preguntó Harry sintiéndose un poco idiota.

—¿Qué sucede? —ironizó Hermione—. Ese imbécil seguramente se encuentra la mar de contento y yo, yo —hiperventilo—, yo aún estoy devolviendo los regalos de la boda, Harry.

El chico se mordió la lengua.

Hacía casi dos años Hermione se encontraba preparando la que sería la gran boda del siglo: Una de las salvadoras del mundo mágico y el flamante jugador de Quidditch Viktor Krum estaban próximos a casarse. Cuál había sido la sorpresa que este último había roto el compromiso apenas unas semanas antes del enlace.

Harry y Ron casi habían usado las maldiciones imperdonables.

—¿Sabes que muchas veces he querido darle su merecido yo misma?

—No vale la pena, Hermione, en serio.

—Ya sé que no, bobo. –concordó ella dando otro trago—. Pero soñar no cuesta nada —dijo encogiendo los hombros distraídamente.

Harry afirmo con la cabeza.

—Aquella vez que acudimos a buscarlo tenía ganas de romperle la cara, pero el muy cobarde jamás salió de su habitación en el hotel. —murmuró Harry y Hermione abrió los ojos, él nunca había hablado de ese tema con ella—. Ron casi destruye la puerta a patadas y cuando por fin lo vi a la cara supe que no valía la pena. Él no te merecía, Hermione.

—Oh Harry... —dijo ella dándole un sonoro beso en la mejilla. —Los extrañare tanto ahora que se marchen.

—¿Espera, qué?

—A los mundiales —explicó ella tranquilamente—. ¿No esperaras que me llamen a mí también cierto? —dijo mirándolo fijamente—. ¡Yo ni se volar! – Y rompió en carcajadas. El efecto del alcohol comenzaba a hacer de las suyas.

—Creía que podías tomarte unos días. —Se aventuró a pedir Harry.

—Ya lo creo que no. —Se negó—. Ustedes estarán en concentración y en esas circunstancias solo les permiten estar en compañía de su familia.

—¡Tú eres mi familia! —exclamó Harry acusatoriamente.

—Legalmente no, Harry. Y dada que soy una alta funcionaria del Ministerio no puedo alentarte a saltarte las reglas —dijo sonriendo. Harry se encontraba ligeramente devastado.

—Cásate conmigo, entonces. ¡No quiero ir solo! –gritó a la desesperada. Hermione soltó una sonora carcajada.

—¡¿Estás loco? –Harry no contestó. –Vaya, ¿Lo dices en serio? —cuestiono levantando una ceja.

El joven mago no sabía si era la cantidad de alcohol en su sangre lo que le hacía pensar que aquella no era tan mala idea.

—¿Te imaginas? Sería la mejor manera de vengarte del estúpido ese. —opinó tratando de sacar provecho, su amiga abrió los ojos como cuestionándose la idea.

—Siempre lo sacaste de sus casillas Harry.

—¡Exactamente! —hipo y ambos rieron.

Un joven se situó un par de mesas atrás y Harry pudo notar como observaba fijamente a su amiga, parecía querer quitarle la ropa con tan solo mirarla.

—¡Oye, tú! —gritó causando que el chico brincara de su asiento. —Deja de mirar de esa forma a mi esposa, ¡O te romperé la cara! –Hermione se tapó la boca conteniendo la risa. El joven rápidamente tomo sus cosas y salió del lugar.

—¡Harry Potter! —Ake regañó—. No puedes hacer eso.

—¿Viste cómo te veía? Casi te hace el amor aquí mismo, Hermione. —se excusó y la castaña rápidamente se puso colorada.

—Bueno, eso es un halago ¿sabes? No hay nadie que me mire de esa forma en casa. —dijo un poco apesumbrada.

—Pues están ciegos ¡Tienes un cuerpo de infarto!

—¡Harry!

—Yo lo he visto, aquella ves que llegue a tu departamento sin avisar ¿Recuerdas?

—¡Ya! ¡Claro que lo recuerdo! —dijo ella haciendo señas de que bajara la voz. Su amigo sirvió un par de tragos más.

—Bueno, pues déjame decirte una cosa. —añadió él mirándola fijamente.

—¡Para Harry, estás loco!

—Ese Krum fue un verdadero idiota por perderte. Eres la mujer más increíble que conozco. –Hermione aguo los ojos y asintió con la cabeza en forma de agradecimiento. –Si aceptaras casarte conmigo estoy seguro que sería su mejor castigo.

—Casarnos para darles su merecido ¿eh? —bromeó—. Esta ha sido la mejor propuesta de mi vida.

—¡Brindemos entonces! —dijo Harry—. ¡Por el señor y la señora Potter! —Ambos levantaron sus copas envueltos en risas y tomando hasta el último trago de esa botella.

Hermione no supo cómo habían llegado a su departamento durante la noche, la cuenta en aquel hotel había sido estratosférica, gracias a Merlin que Harry era contaba con los recursos suficientes para vivir esa y otras dos vidas, de lo contrario ahora estaría arrepintiéndose completamente. El dolor de cabeza la estaba matando, las náuseas la habían despertado y por poco no llegaba al sanitario para volver el estómago.

Era una resaca épica.

Volvió a su habitación trastabillando un poco, en su maravillosa cama extra grande se encontraba Harry Potter con todo y los zapatos puestos, las gafas completamente fuera de su lugar y el cabello hecho un lio, seguramente como el suyo. Lo llamo varias veces para despertarlo sin resultado alguno.

Necesitaba una poción mágica para contrarrestar los efectos del alcohol o no podría presentarse al trabajo en aquellas fachas, así que puso manos a la obra y comenzó a elaborarla, casi estaba por terminar cuando una lechuza se posó en su ventana, no se había percatado de todos los sobres en su buzón, aquello era un poco extraño, nunca recibía tanta correspondencia.

Abrió uno de ellos.

«Eres una zorra»

Hermione parpadeo confusa, tomo el siguiente y el mensaje era muy similar.

«No lo mereces, asquerosa sangre sucia»

Casi creía que estaba soñando cuando nuevo sobre la distrajo, tomo el sobre de la pata de la lechuza y comenzó a leerla mientras espantaba al animal.

«¡Esta ha sido la mejor noticia del día!, ya era hora de que lo reconocieran, mis mejores deseos para su familia»

La bruja tuvo sensación de vomitar de nuevo, buscó entre los sobres el periódico del día y cuando por fin lo encontró lo hojeo rápidamente rompiéndolo en el proceso, entonces encontró la nota. Maldijo en voz alta y corrió a su habitación, era tanta su furia que lanzó el periódico contra su amigo.

—¡Despierta!

—¡Por Merlín que clase de gritos son esos! —gruñó Harry acomodándose las gafas—. ¿Qué sucede?

—Léelo —pidió ella y Harry tomo el periodo entre sus manos, sus ojos se iban abriendo segundo a segundo.

El titular en la página nueve rezaba: Harry Potter y Hermione Granger ¡Se casan!

TBC


¡Hola, hola!

Esta historia tiene aproximadamente 12 años, quizás un poco más. Originalmente estaba publicada solo en Fanfictin, actualmente está en proceso de edición y publicada en Wattpad con mi usuario: Elyrsa

Espero puedan ayudarme con sus comentarios, los cuales sin duda pueden hacerme mejorar.

A los que esperaban un nuevo capítulo, espero que este renacimiento les sea de su agrado.

Abrazos.

Ely.