Hotel Seiyo Ginza Tokyo; suite 349 – 22:36 del 05 de Mayo de 2004

-Ya estoy aquí.

-A buenas horas.

-Vamos Shaoran…no te molestes… te traigo buenas noticias entre los miles de libros que me acompañan.

-Eso espero porqué no estoy precisamente de buen humor.- la entrada de una muchacha de cabellera castaña en el lugar cortó la conversación de los dos jóvenes.

-¿Me mandó llamar señor Li?

-Así es señorita Matsura. Tome asiento por favor.- Sakura se sentó elegantemente en el sillón que señalaba Li. Justo enfrente del joven jefe del concilio.- Eriol, creo que es conveniente que te quedes con nosotros. Más tarde hablaremos de tus novedades y de las mías.

-Siempre es un placer estar en compañía de una dama hermosa.- las pobladas cejas de Li se curvaron frustradas.

-Entonces toma asiento a mí lado y no al suyo, por si los placeres pueden más que el trabajo.

-Eres demasiado alarmista.

-En mi vocabulario se llama ser cauto, Eriol. Siéntate de una vez.- una suave sonrisa por parte de la muchacha relajó el ambiente, pero no por mucho tiempo pues si de algo tenía fama Li era de ser un feroz interrogador, y no pensaba darle tregua a esa mujer por ser hermosa.- No creo que este en situación de reírse. Su trabajo pende de esta conversación señorita Matsura.

-¿He hecho algo malo?

-Aún no lo sé.

-Me temo que no le entiendo.

-No se haga la ingenua. Ya le he dicho antes sobre el tema que trataríamos.

-Sakura Kinomoto.- Eriol abrió los ojos con sorpresa ante la respuestas de ella pero ocultó su desconcierto tras una máscara de impasibilidad.

-¿Qué puede saber ella Shaoran?

-Mucho Eriol. Es la nieta de la señora Kurasawa. – vale, tapadera de la chica encontrada.

-Entonces eres tú… ¿sabes? Fuimos al restaurante por recomendación de tu abuela, nos dijo que una nieta suya trabajaba allí.

-Deja el palabrerío Hiraguisawa y sé profesional. Hablamos de un triple asesinato.

-¿Un triple asesinato? Dios mío…no estará Sakura…no estará…

-No es una de las víctimas, señorita Matsura.

-Menos mal…

-¿Conocía a Sakura? – Eriol sonreía pero estaba completamente atento a la conversación.

-Por supuesto. Ella me enseñó su don y durante meses estuve practicando para alcanzarun nivel parecido al suyo. Pero fue imposible. Para mí resultaba muy difícil de controlar.

-¿Qué don?

-La premonición. Sakura era experta en la videncia. Algo raro cabe decir, ya que su poder era mayoritariamente blanco y la premonición es común en almas que manejan magia negra.

-Veo que tiene una base amplia de los poderes mágicos a pesar de no poseer poderes muy fuertes.

-Como habrán notado, mi abuela Arimi sí tiene un poder desarrollado, yo…lo tenía… pero como ya le habrá contado ella ese poder fue sellado.

-Ilegalmente.

-El concilio ya la penalizó por eso.

-En cierta forma…pude comprobar que alguien del concilio procuró que la pena no fuera precisamente muy dura…no pude concretar con su abuela de que conocía a mi señora Madre.- Eriol estaba cada vez más contento. La conversación se ponía interesante por momentos. Pero fuera cual fuera la mentira que contaba Sakura parecía estar bien elaborada.

-Cierto…la dama Ieran ayudó mucho a mi abuela en ese tema. El sello de mis poderes podría haber sido penalizado gravemente por el concilio, pues a pesar de ser dolorosos para mí, eran muy útiles. Pero dama Ieran, qué fue la encargada de supervisar el asunto, ayudó a mí abuela.

-¿Por qué?

-Cómo ella le comentó yo fui su chofer en su estancia aquí. En ese período yo sufría visiones horribles. Dama Ieran se dio cuenta pero jamás comentó nada. Supongo que al oír del caso sintió que de alguna forma quería ayudarme, como si comprendiera mi dolor. Y lo hizo. Aún así tuvieron que penalizar a mi abuela levemente. Por eso se utilizó esa condena.

-No es típico de mi madre hacer algo así.

-Bueno… si desconocía este asunto, puede que desconozca más. ¿No es así, señor Li?- una ceja del jefe del concilio se levantó en respuesta al comentario. – Discúlpeme, no pretendía ser impertinente.

-¿Cuantos días estuvo Sakura con usted?

-Dos señor, tubo que partir muy rápido.

-¿Dos?

-Sí, señor.

-¿Le enseño las bases de la videncia en dos días?

-Por supuesto que no. Mi abuela se ocupó del resto. Sakura sólo despertó un poder que restaba dormido en mi interior. Ella creyó que mi mente estaba preparada para controlar las visiones, por desgracia, se equivocó.

-Sakura no es una persona que adore la magia precisamente. Más bien la desprecia. Si por ella fuera no la tendría.

-Bueno… yo no lo creo así.

-Ilústreme. – Serena cruzó las piernas mientras se preparaba para contestar lo menos acaloradamente posible. Se sentía ofendida, más tras todo lo que estaba haciendo y hacía por la magia. Su carrera, su familia… todo pasado a un segundo plano por su misión. ¿Quién era él para juzgarla? Pero al fin y al cabo esa era la imagen que siempre había demostrado a los demás, la imagen que ella vendía para que nadie pudiera atar cabos. Pero, distaba mucho de la realidad, y eso, le molestaba.

-Sakura es una mujer que utiliza la magia sólo en caso de necesidad. Si todos los magos del mundo hicieran lo mismo usted no tendría trabajo, al menos no como jefe del concilio pues no sería necesario nadie que nos controlase. – Shaoran bajó la mirada hasta sus carpetas e informes con una mirada entre aburrida y cansada.

-He estado observando su archivo. Hay muy poca información y sólo se remonta tres años atrás.

-No empleaba mucho mi poder, supongo que pasé desapercibida. Sólo al encontrar a Sakura tuve el valor para utilizarlo.

-Entiendo… aún así hay bastantes huecos y poca información. Supongo que para tapar los hechos turbios con su abuela.

-Es posible.

-Veo que Dama Ieran ha movido muchos hilos por ustedes.

-Es una mujer demasiado piadosa.

-Si… seguro.- el tono de Shaoran era, por encima de todo, sarcástico. Ieran era una dama noble pero en el concilio era bien conocida por su rectitud y su fiel cumplimiento de la ley. Era más bien dura con las condenas y jamás hacia excepciones. Jamás…excepto en este caso. Y eso lo turbaba. Más adelante descubriría porqué. Tenía que hablar con su madre, de eso no cabía duda. – Señorita Matsura, hay algo turbio en su historia y no me cabe duda que lo descubriré. Mientras tanto vigilaré de cerca sus pasos.

-Si señor.

-Ahora dígame. ¿Le mencionó algo la señorita Kinomoto antes de partir¿Dónde iba¿Qué quería hacer¿Algo?

-Me temo que no. Intenté localizarla cuando mi poder se descontroló pero me fue imposible. Su aura esta oculta. Hay que ser muy poderoso para lograr algo así.

-No, hay que ser alguien inconsciente. Sólo fíjese, le despierta un don dormido y se despreocupa de las consecuencias.

-Veo que no la aprecia mucho.

-Eso, no es asunto suyo.

-Discúlpale Serena, en realidad la quiso mucho y estoy seguro de que aún la quiere. Sólo esta resentido.- la mirada fría y penetrante de Li no intimidó a Eriol que lejos de dejar el asunto se acerco más a la muchacha y continúo su interesante relato.- ¿Sabes? Los dos se conocían desde los once años.

-¿En serio?

-Hiraguisawa, o cierras tu boca o te la coso.

-Siempre esta de mal humor.

-Señorita Matsura, es muy importante que la encontremos, así que agradecería cualquier información. Si el concilio descubre tan solo un detallito ocultado expresamente por usted será condenada.

-Mis palabras son las mismas señor Li. Sakura se esfumó y nadie ha sabido nada desde entonces. Creame, nadie más que yo desearía tanto haberla encontrado.

-¿Cómo eran sus poderes?

-¿Los míos?

-Sí.

-Veía imágenes. Normalmente desordenadas y en blanco y negro. En ocasiones distinguía algún color, normalmente el rojo.

-¿Qué clase de imágenes?

-Mayoritariamente asesinatos, o muertes violentas. Veía accidentes. Pero también predecía cosas comunes como el tiempo, un lápiz que caía del escritorio o el resultado de la formula que el profesor había escrito en la pizarra.

-Eso es útil.

-Cállate Hiraguisawa. ¿Por qué quiso eliminarlo?

-Las visiones iban en aumento. Cada vez eran peores. Por las noches no dormía pues al cerrar los ojos venían miles de cadáveres a mi mente. Muertes y accidentes que querían contar su historia.

-En derecho a la justicia es un poder muy útil. Incluso podría evitar accidentes.

-Usted sabe igual que yo que la muerte no puede ser burlada. Salvé a un par de personas y al cabo de dos días me enteré que ambas habían muerto por causas inexplicables. La muerte no concede treguas o aplazamientos señor Li, si ha decidido llevarte con ella.

-Si… eso es seguro. ¿Pero podía descubrir al culpable?

-Siempre.

-Yo no lo hubiera sellado.

-Usted no veía noche tras noche como miles de personas morían una y otra vez sin que usted pudiera hacer nada.

-Ojos que no ven…

-Así es, señor Li.

-Eso es muy egoísta. ¿Se quiere hacer medico para compensarlo?

-No, me hago medico porqué quiero ayudar a salvar vidas.

-Pero si están destinados a morir usted no podrá hacer nada para evitarlo.

-No, pero al menos otro cirujano no será el causante. Los accidentes en quirófano son comunes, en mi mesa no ocurrirán. No todas las muertes están destinadas y usted lo sabe. La muerte esta demasiado ocupada para poder controlar cada pequeño detalle. A veces el ser humano ocupa el lugar de la muerte y precisamente esos son los que yo no podía predecir. Así que jamás pude salvar a nadie.

-¿Cómo lo sabe?

-¿Cree en el destino?

-Me gustaría decir que no, que mi vida sólo la domino yo. Pero la experiencia me ha demostrado lo contrario.

-Es cierto, yo también creo que hay un destino. Sin embargo yo no podía predecir todos los accidentes. Sakura me contó que una vidente sólo puede leer el destino. Pero siempre existe el azar. Ningún elemento, por poderoso que sea, puede tener el control absoluto. Decía que incluso el destino tenía su contra parte.

-El Ying y el Yang.

-Los videntes vemos con claridad las muertes que sucederán a nuestro alrededor, y esporádicamente, muertes lejanas siempre y cuando sean importantes para el destino. Mi padre murió de un accidente de tráfico y yo no pude predecirlo. Supongo que su muerte fue cuestión de azar, al menos, visto desde la teoría de Sakura.

-En realidad esa teoría la creó Mundunguns. Era un vidente del siglo XI. El azar y el destino van cogidos de la mano, eso decía. Jamás creí en ella.

-¿Y en que cree usted?

-En que nada ocurre por casualidad.

-Ya…sólo ocurre lo inevitable.

-Exacto…

-A mí me ayuda pensar que no todo esta predestinado. Hay profecías que no se han cumplido, señor Li. Sí se conocen los hilos se pueden mover.

-Pero usted misma ha dicho que la muerte volvía a por sus víctimas. ¿Por qué el destino iba a ser diferente?

-Porqué existe la predicción y quizá el destino quisiera que alguien la descifrara para cambiarla. Por eso existen las videntes. Para dominar el destino y convertirlo en azar. Por eso es tan peligroso cambiar el destino, porqué es imposible predecir que ocurrirá después. Es un concepto muy amplio y desde luego paradójico. Además, siempre queda la duda de si estaba predestinado el hecho de que una vidente viera el destino y lo cambiara.

-Demasiado abstracto...

-Cierto…

-Y si usted sabía tantas cosas y dominaba tanto del tema. ¿Por qué?

-Supongo que saber no es lo mismo que entender. No lo soportaba. Mi vida se volvió gris. Y no era la persona destinada a cambiar ninguna premonición. Eso, era obvio.

-¿Y como lo sabe?

-Lo presentía.

-Todo esto no tiene sentido…

-Eso…es lo mágico de la videncia, señor Li. La incógnita de si deberías o no haberlo visto y las consecuencias de lo que eso traerá.

-Entonces eliminó el problema y prefirió vivir en la ignorancia.

-En cierto modo.

-¿Y cual es su poder ahora?

-El básico. Puedo controlar los elementos un poco pero nunca crearlos de la nada. Puedo hacer que llueva un rato si lo deseo mucho o mover cosas no muy pesadas en distancias cortas. También domino las artes marciales, pero eso no esta dentro de la magia.

-Pero ayuda.

-Sí, eso sí.

-Bien, con eso concluimos. Por su bien espero que no haya omitido información porqué juro que de ser así se arrepentirá.

-Sí, señor Li.- la muchacha se levantó del lugar y salió con pasos firmes y tranquilos.

-Es una muchacha extraña…pero posee una fuerza de voluntad enorme.- la mirada de Li se clavó en su amigo de la infancia que había mencionado esas palabras con una mirada misteriosa.

-Eso es lo que no encaja…

-¿A que te refieres Shaoran?

-Tiene demasiada fuerza interior. Es una chica segura de si misma y fuerte de espíritu. Una persona así jamás dejaría la magia por miedo. Se enfrentaría a sus temores.

-Lo mismo decías de Sakura.

-Sí… lo sé. Y sigo diciendo que algo no encaja en ambas. Pero dejando el tema de lado…¿Qué información tienes para mí Eriol?

-La runa.

-¿Has encontrado un conjuro con ella?

-No, mejor. He descubierto algo inaudito. La runa no es una marca del asesino sino del grupo al que pertenecen las víctimas.

-¿Cómo?

-Es una seña hecha con sangre. Sólo es visible cuando el portador usa su poder de forma excesiva o muere.

-¿Cómo lo sabes?

-En el diario de una hechicera del siglo XVrelataba lo siguiente. "Al morir mi marido creí que los misterios, las intrigas y las dudas habían desaparecido, pero me temo que no podía distar más de la realidad. Un extraño dibujo ha salido en su mano derecha. Tras buscar y buscar descubrí que era una runa Fehu. No se muy bien sus cualidades pero si sé que es una runa emisora. No se que hacía en la mano de mi esposo pero jamás la había visto. Entré en su cuarto para revisar papeles y tal vez así encontrar su significado. Pero solo hallé un dibujo en forma de estrella de David y la runa en medio. Debajo del papel rezaba. Con la runa fehu me convierto en miembro del triangulo".

-¿El triangulo? El nombre de Sakura estaba dentro de un triangulo…

-Y la estrella de David son dos triángulos.

-Correcto

-¿Quién era esa hechicera?

-No se trata de quién era, sino de quien era su esposo. Ella no tenía grandes poderes.

-¿Quién era su esposo?

-Sakake Kinoto.

-¿Kinoto? Me suena mucho…

-He estudiado toda su descendencia a lo largo del día y me he topado con una información muy interesante.

-¿Cual?

-Es imposible remontarse en el pasado pero es fácil hacerlo en el futuro. El apellido original lo desconozco pero se ha ido derivando con los siglos. Actualmente sus descendientes se apellidan Kinomoto.

-¿Qué has dicho?

-Lo que oyes, al parecer el padre de Sakura escondía también muchos misterios.

-El concilio no lo tenía fichado, no hay documentación sobre anteriores Kinomoto con poder mágico, mucho menos comparable al de Sakura.

-Ciertamente.

-Pero el padre de Sakura murió ¿no?

-Sí… hace unos años.

-Entonces nos quedamos igual.

-Sakura oculta su magia, supongo que es una especialidad de familia.

-Pero si Kinomoto sabía de la magia…

-Sí… de seguro sabía que Sakura era cazadora de cartas.

-¿Entonces ella forma parte de alguna secta o de algún grupo que tiene que ver con esa runa?

-Es posible que Sakura lleve ese símbolo, si es algo hereditario. Puede que no tenga nada y que sólo sea coincidencia o que simplemente Muting creyera que ella también era miembro por la herencia de Kinoto.

-Demasiadas casualidades. Sakura es heredera de ese grupo…aunque puede que ni ella lo sepa. O que se niegue a formar parte de ellos. Al fin y al cabo ella no quiere saber nada de la magia. ¿no?

-Sólo podemos especular por desgracia. La respuesta esta lejos, pero al menos hemos avanzado.

-¿No ponía nada más en el diario?

-No sobre el tema. Más adelante mencionaba que seguía investigando pero con el tiempo deja de hablar del ello. Supongo que no halló nada.

-Así que hay más aguas turbias en el asunto. Ahora tenemos un grupo que lleva una marca que sólo es visible en su muerte o con el uso excesivo de su poder, no hay información sobre el hechizo que los mató ni motivos por los cuales los quieren muertos. Tenemos un dibujo de una estrella de David…¿qué día murió Kinoto?

-Un tres de Mayo en la ciudad de Tokyo, causas naturales. Nada que ver.

-Ya… entonces esta claro que no es una marca del asesino... Tendremos que investigar a la familia Kinoto y Kinomoto. ¿Sabes dónde esta el hermano de Sakura?

-¿Touya?

-Sí…

-Aún no.

-¿También se oculta?

-No. Pero esta de vacaciones y ha sido muy astuto al no informar a nadie de adonde iba.

-Eso no es un problema. Que detecten su aura. No tiene una magia muy poderosa pero es fácil de localizar.

-No será necesario. Vuelve mañana.

-Bien. ¿Dónde trabaja?

-En un hospital de Tokyo.

-Que casualidad…

-El sarcasmo es parte de tu personalidad¿verdad Shaoran?

-Mejor no hablamos de la tuya. – una sonrisa divertida nació en el rostro del moreno.

-¿Y tú que has averiguado a parte de todo lo que he oído yo mismo?

-Nada más…

-Vaya…

-Pero ha aparecido un tercer grupo…o puede que sea parte del segundo… no lo sé

-¿Qué grupo?

-Alguien que quiere jugar conmigo.

-Me caen bien.

-Cállate. Han interrumpido mi entrevista con la señora Kurasawa y me han dejado una nota tras una conversación muy poco amable.

-¿Una nota?

-No tenía ningún resto mágico. Sólo un mensaje.

-¿Y cual era?

-Ha comenzado. Mira ante ti y disfruta mientras puedas.

-Nada demasiado concreto… es muy ambiguo…

-Lo que esta claro es que algo ha empezado. No sé si se refieren a una profecía o si es otra cosa… mira ante ti… es como si ya lo estuviera viviendo… y disfruta mientras puedas…eso podría significar que empezará de forma agradable o que disfrute mientras pueda de mi vida porqué terminarán con ella.

-Voto por lo segundo. Siempre estas bajo amenaza.

-Pero sigo aquí.

-Por supuesto.

-En fin…no tiene ningún símbolo dibujado ni restos de magia antigua así que no me voy a preocupar ni lo relacionaré de momento con los asesinatos.

-Me parece sensato.

-Bien…déjame estudiar ese diario.

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Hotel Seiyo Ginza Tokyo; suite 350: 23:15 del 05 de Mayo de 2004

-Veo que te has asegurado una cuartada convincente. – Eriol cerró la puerta tras de si contemplando el cuerpo de Sakura descansando en el sofá. Ella apenas levantó la mirada de su lectura para verle que ya sonreía con autosuficiencia.

-Buenas noches, Eriol. Creí que tenías una orden de alejamiento.- su voz, a pesar de ser dulce, siempre escondía un eje de misterio y burla demasiado parecido al de él. Es casi como si con el tiempo aquella niña dulce de antaño hubiera ido transformándose en una joven astuta y seductora.

-Es cierto, pero Shaoran esta demasiado concentrado en sus cosas como para investigarme. – Eriol se acercó cauteloso pero con paso firme hasta estar justo a su lado. Los ojos de Sakura devoraban veloces las letras de una novela que el muchacho no alcanzó a reconocer.

-No me cabe la menor duda. No confía en mí. Quizá por eso me mantiene cerca.

-Seguro. Pero me temo que para que siga callado tendrás que darme algo a cambio. – Al fin consiguió un poco de atención. Sakura levantó la vista y cerró el libro no sin antes doblar la pagina en la que había terminado su lectura.

-¿Algo como qué?- Su pose coqueta hizo sonreír al muchacho. Los años le habían sentado tan bien que casi no quedaba rastro del rostro infantil que tanto cariño le inspiraba. Es entonces cuando se dio cuenta del camisón casi transparente que llevaba, capaz de alterar hasta al hombre más frío de la tierra.

-Pues se me ocurren miles de cosas linda… pero quizá votaré por respuestas.- los ojos de ella rodaron en señal de hastío. Pero su voz siguió tan dulce como de costumbre.

-No puedo dártelas.- lentamente se incorporó hasta estar a su altura regalándole una sonrisa incitante. En un visto y no visto ya tenía los dedos jugueteando con su cabello y su rostro tan cerca que pudo sentir el aroma a flores del que debía ser su nuevo champú.- ¿Se te ocurre otra forma?

-¿Intentas seducirme para tenerme callado?- No es que la situación le molestara. Si una cosa era segura, era la notable atracción que sentía el joven hacía ella desde hacía años, aunque jamás se lo confesó.

-¿Te gustaría?

-Sí.- una sonrisa suave escapó de sus labios tras la aceptación de Eriol, pero no era pretenciosa ni maliciosa.. – Pero también me gustarían las respuestas.

-Ya te he dicho que no puedo dártelas. – era una negativa, pero no por ello su voz sonó menos atractiva. El joven intentó controlar sus ansias siguiendo con la conversación.

-Entonces dime sólo si me mentiste hace unos años.- Sin embargo no pudo evitar que le saliera una contestación algo débil.

-¿A que te refieres?- Los labios de Sakura estaban jugando con la piel de su cuello. Eriol no tenía ni idea de cómo ni cuando habían llegado ahí. Un recuerdo de antaño cruzó su cabeza. Un recuerdo que creía había dejado atrás.

-Te uniste a esa misión.- su boca paró el recorrido por un instante pero siguió al cabo de unos segundos con besos más profundos, como si la pausa hubiera sido para coger aliento.

-No sé de que me hablas Eriol…

-No me lo digas si no quieres. Yo me rehusé a formar parte de eso porqué no querían darme ninguna información… pero a ti debieron convencerte. ¿Qué misión tienes…Sakura?

-Ya te lo dije. Me rehusé también. La información que nos dieron era escasa y ya sabes que yo no quiero saber nada más que lo necesario de la magia.

-Claro… por eso estas aquí.- la separó intentando calmar sus ansias por tocar cada una de sus curvas. Agarró sus manos entre las propias y las mantuvo apretadas– por eso la cuartada como nieta de Arimi, por eso estas justo en la boca del lobo…porqué no te interesa la magia.- ella sonrió, esta vez con cinismo. Algo de esa sonrisa molestó a Eriol- ¿Por qué no confías en mí?

-No confío en nadie, Eriol. La niña inocente de Tomoeda murió hace tiempo. Creo que ya lo comprobamos en aquel hotel de Hong Kong hace un tiempo.

-Pues me tocará demostrarte lo beneficioso que es para ti que me informes de lo que ocurre.

-¿Y cómo lo harás? – otra mirada de autosuficiencia por su parte.

-Para empezar ayudándote con tu cuartada.

-¿Y cómo harás tal cosa? – Eriol aumentó la presión de las manos al notar un intento por parte de Sakura de volver a abarcar su cuello.

-Mañana iremos a ver a Touya.- Todo intento de seducción desapareció en ese momento.

-¿Para qué?- La voz de Sakura cambió en tan sólo un segundo. De dulce y lasciva a una de fría e impávida.

-Si no confías en mí no puedo decirte más.

-¿Entonces porqué me lo has dicho?

-Para que puedas explicarle tu cuartada y que mienta tan bien como lo haces tú.- otra sonrisa, esta vez algo amarga.- ¿Vas a decirme si te uniste al grupo?

-¿Por qué iba a unirme a ellos?

-Porqué fuese lo que fuese nos dijeron que afectaba a alguien importante y que el destino de dicha persona y del mundo estaba en sus manos. Te conozco y sé que no puedes estarte quieta si crees que tu fuerza servirá para ayudar a otros.

-Ya te he dicho que no confío en nadie. ¿Por qué iba a confiar en ellos?

-Porqué seguramente te dijeron un nombre que te convenció.

-Creo que especulas demasiado.

-Sí…sí… es posible…pero siempre has amado a Li…y ahora estas tan cerca de él que asusta.

-Yo no amo a Li.- su sonrisa amarga se borró dejando en su lugar una cara de desprecio.

-¿Aún le guardas rencor porqué lo vuestro no salió bien?

-No merece eso de mí.

-¿Entonces que haces aquí?

-Cortarle el paso. No quiero que llegue hasta mí. Sakura ha desaparecido para él y así quiero que siga.

-¿Entonces sólo estas para protegerte a ti?

-Sí.

-Mi niña… eres demasiado transparente conmigo. Tan transparente como ese camisón de seda.- con cuidado recargó las manos de ella en su pecho haciendo crecer la lujuria en sus ojos.

-Si lo fuera, no habrías venido por respuestas, ya las tendrías.

-Tengo ideas… especulaciones…teorías…- los labios de él rozaron su oreja con deleita y lentamente dejó que su lengua disfrutara del sabor de la piel fina y tersa de su cuello. Ella dejó caer su cabeza para atrás sumisa a los deseos de Eriol. A él ese acto de entrega y predisposición lo excitó sobre manera.

-¿Y que idea tienes ahora conmigo?

-Cómo no me das respuestas me tomaré otro pago para estar callado… - Los dedos del chico se deslizaron expertos por las tiras del camisón de Sakura haciendo caer la prenda delicadamente al suelo. Ahora el cuerpo de ella estaba cubierto por un fino tanga de encaje.- aún estas más hermosa.

-¿A sí¿Acaso lo recuerdas?

-Con lujo de detalles… no todas las noches disfrutas de una compañía tan perfecta.

-¿Crees que soy perfecta?

-Pequeña… eres la mejor mujer que he tenido entre mis brazos.

-Mentiroso…- la tumbó en el suelo tapizado y se recargó encima suyo apretando con fuerza sus partes intimas para que notara la erección. – debes acostarte con una distinta cada semana…

-Con más motivo deberías sentirte alagada. Te tuve en el pasado…te tendré esta noche…

-Tú jamás me has tenido, no soy una posesión- El chico dejó escapar una sonrisa entre besos de pasión. Las palabras de Sakura sonaban ahogadas por el placer que empezaba a nacer en su vientre y eso le hacía sentir poderoso.

-Cariño… te hice mía en cuanto gritaste mi nombre… quizá sólo fueron unas noches… quizá solo fue lujuria…pero yo no lo olvidaré…y tengo la certeza de que tú tampoco…

-Cállate y hazme el amor Eriol…no queremos que Li nos coja. ¿verdad?

-Tus deseos son órdenes.

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Hotel Seiyo Ginza Tokyo; suite 350: 8:15 del 06 de Mayo de 2004

Sakura se levantó de la cama con algo de dolor de cabeza. La noche había sido demasiado intensa para ella. Con suma lentitud se cubrió con el camisón que había quedado olvidado en un rincón y observó la cama. Aún se podía apreciar, por la forma en la que estaban colocadas las sabanas, el hecho de que alguien había estado durmiendo a su lado. Con un suspiro y media sonrisa estuvo los siguientes minutos arreglando el cuarto para que fuera imposible adivinar que alguien más había estado allí. Una vez arreglado cada ínfimo detalle, era el momento oportuno para tomar una aspirina.

-Veo que no luces demasiado bien. – Sakura no se asustó por la presencia de Li, sabía que estaba en la sala d'estar desde el mismo momento en que la pisó. Estaba sentado en un sillón con una copa de zumo en la mano.

-Llamar a la puerta, señor Li, es un acto de educación fundamental. Incluso cuando la persona a la que visita es del servicio. ¿Qué habría hecho si hubiera estado desnuda?

-Supongo que disfrutar de la visión.

-Vaya… creí que estaba felizmente comprometido.

-Y lo estoy. Pero creo que eso no es de su incumbencia, aunque sigo asombrado por su información teniendo en cuenta que no le gusta el mundo mágico.

-Supongo que el tener una abuela poderosa ayuda.

-Supongo.

-En fin. ¿Le puedo ayudar en algo señor Li?

-En realidad no. Sólo venía a comprobar que mi orden de alejamiento era cumplida.

-OH, ya veo. Buscaba al señor Hiraguisawa.

-Más bien esperaba tener un motivo para despedirla.

-¿Desea despedirme?

-En parte.

-¿Por qué?

-Hay algo en usted que no me agrada. En realidad, veo cierto parecido en usted a alguien que conozco.

-¿Sakura?

-Sí. ¿Cómo lo ha deducido?- Shaoran se cruzó de piernas elegantemente mientras fruncía el ceño en espera de su respuesta. No le gustaba esa chica, estaba seguro de que era mucho más de lo que aparentaba ser. La pregunta era que escondía. Y estaba decidido a tenerla muy cerca para vigilar cada mínimo movimiento de la chica.

-Por lo que pude oír anoche no simpatiza con ella, ni conmigo, por haber abandonado la magia. Además, Sakura me comentó algo sobre usted que ahora puedo corroborar.

-¿Le habló de mí?

-Así es, en un par de ocasiones. Ella quería que ocultara mi poder al concilio y por eso me dijo como era usted y que debía evitar.

-Típico de ella. Quebrantar las normas es su especialidad por lo visto. ¿Y que le comentó?

-Dos cosas. Que era indulgente y frío y que menospreciaba a todo aquel que no usara su magia con los fines que usted creía correctos.

-No los creo yo, están dictados en la ley del concilio.

-Pero usted opina que una persona con magia debe usarla, jamás dejarla en el olvido, que eso es imperdonable.

-Así es.

-A eso se refería ella. Y en segundo lugar dijo que era sumamente atractivo y que no me dejara engañar por eso si alguna vez aparecía para estudiarme. Supongo que predijo que algún día usted llegaría hasta mí, o yo hasta usted. Eso demuestra una vez más su poder.

-Me importa una mierda su poder. La encontraré y la haré desembuchar todo cuanto sepa.

-¿Y si la encuentra como conseguirá que hable?

-¿Por qué iba a decírselo a usted?

-Por nada. ¿Puedo vestirme? Me siento algo incomoda con esta ropa señor Li. Al fin y al cabo usted esta prometido y yo debo seguir siendo la dulce Serena que mi abuela dice que soy.

-Dudo que sea una mujer dulce y buena señorita Matsura.

-¿Por qué?

-Alguien dulce e inocente no lleva un camisón casi transparente en negro.

-Eso no es una afirmación correcta bajo mi criterio señor Li.

-Por supuesto. La quiero lista en treinta minutos.

-Si, señor Li. – A Sakura le fue muy difícil no estallar en carcajadas cuando la figura de Shaoran desapareció tras el umbral. Había ido expresamente a comprobar que Eriol no estuviera con ella. Eso, le resultaba infantil. De todos modos debía tener cuidado, era más despierto de lo que parecía y el hecho que encontrara cualquier similitud en ella con Sakura no era bueno. En poco tiempo podía descubrir quien era y entonces debería huir y volver a la sombra. En un momento como aquel, en el que la profecía estaba por cumplirse, no podía permitirse perderlo de vista ni un momento.

Se sentó en el sofá tras tomar la aspirina y dejó caer la cabeza con pesadez. Había sido un movimiento arriesgado acostarse otra vez con Eriol. No lo sentía, al fin y al cabo no era la primera vez. Ya había pasado a sus 18 años, justo unos meses después del rompimiento oficialde Eriol con Tomoyo. Habían coincidido en Hong Kong tres años atrás. Aunque coincidir no era la palabra exacta y Sakura lo sabía.

Hará unos tres años atrás, ambos fueron convocados para una reunión en Hong Kong. Ni uno, ni otro sabían nada de la asociación que había solicitado su presencia, aún así, dado el toque formal y la ceremonia con la cual pedían su urgente presencia, ambos accedieron al menos a oír cualquier cosa que tuvieran que decir. Fue una sorpresa muy agradable encontrarse en el mismo hotel. Todos los gastos corrían a cargo de la misteriosa asociación. Hablaron durante horas sobre el pasado, sobre el presente y sobre sus planes de futuro. Fue para ambos un hermoso reencuentro. Cómo estaban solos en una ciudad desconocida, aprovecharon bien su estancia saliendo a todos lados juntos en busca de aventura. Pups, tiendas, bares, restaurantes exóticos, monumentos, todo aquello que cualquier turista haría (con alguna excepción mágica claro). Siempre se habían llevado muy bien y comprobaron que eso no había cambiado. Tras tres días en el país, al fin llegó la hora de la ansiada reunión. Tras horas y horas de parloteo inútil para Eriol, este se desentendió del asunto alegando que el entraría en el concilio ese año y que carecería de tiempo para cualquier otra asociación, más si esta se negaba a dar detalles hasta que aceptaran ser miembros. Sakura hizo lo propio diciendo que ella no quería responsabilidades mágicas y quería tener una vida normal, dentro de lo posible. Y la cosa quedo ahí, al menos, para Eriol. Esa noche compraron boletos de avión para salir al día siguiente, cada uno al destino correspondiente. Eriol a Londres y Sakura a Tomoeda. Las cosas ocurrieron con fluidez y sin que nadie pudiera predecirlas. Era su última noche en tierras chinas, estaban ebrios, ella lucía más hermosa de lo habitual con ese vestido negro muy ceñido, él vestía de forma menos formal, en fin, miles de cosas que se juntaron provocando una atracción que jamás antes había existido. Y esa noche, la pasaron juntos. Al día siguiente ninguno de los dos cogió ese vuelo. Se tomaron unas vacaciones y pasaron quince días maravillosos entre turismo, copas y sexo. El día antes de su partida, tuvieron una charla y los dos estuvieron de acuerdo en que no sentían nada serio el uno por el otro y que había sido una aventura divertida, pero una aventura al fin y al cabo. Sakura decidió no decírselo a Tomoyo, que a pesar de haber superado lo de Eriol, seguía rehacía a hablar de él y el chico estuvo de acuerdo. Así ambos volvieron a sus rutinas sin perder el contacto por e-mail. Los mensajes que antes eran casi diarios se fueron convirtiendo en semanales, y con el tiempo ya solo se escribían una vez al mes. Siempre se mantuvo una relación cordial y amistosa, pero con los años y la partida de Sakura a Tokyo tan sólo un mes después del viaje a Hong Kong, todo se fue apagando.

Y ahora había vuelto a pasar. Su cabeza no dejaba de rememorar el momento y una idea loca cruzó por su cabeza. ¿Cómo sería acostarse con Shaoran? Era atractivo, salvaje y poderoso. Una combinación atrayente, sin duda. Además estaba lo que habían sentido de niños y aunque ella lo negara, había una niña enfadada dentro de ella que quería desquitarse y conseguir lo que tanto tiempo había deseado. A Shaoran Li. Pero al cabo de un minuto de pensar en tales barbaridades, Sakura Kinomoto agitó la cabeza borrando hasta el último pensamiento y otorgando ese delirio al cansancio que le provocaba haber pasado prácticamente la noche despierta.

Fue entonces que recordó que Shaoran Li la quería lista en media hora, la cual cosa significaba que ya sólo le quedaban veinte minutos para vestirse, recoger el diario, comprar zumo fresco y estar en la puerta del hotel con la limusina lista. Así que ni corta ni perezosa se levantó y dirigió una última mirada a la cama antes de introducirse en el baño.

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Hospital Kozue (Tokyo): 10:01 del 06 de Mayo del 2004

-Ya le he dicho señor que me importa muy poco quien sea, el señor Kinomoto tiene mucho trabajo en estos momentos y no puede atenderle. Si lo desea deje su nombre y teléfono y yo le daré el recado.

-Me importa muy poco su incompetencia señorita, o me pone en contacto con el señor Kinomoto ahora mismo o llama a su supervisor. – la chica de la planta 9-A no podía estar más furiosa. Tenía la cara roja de la ira y los brazos cruzados en frustración. - ¿Y bien?- la chica tomó el teléfono irritada y llamó al jefe de planta.

-Señor, tengo aquí a un tal Shaoran Li pidiendo por el señor Kinomoto. Le he dicho que no puede atenderle pero insiste en que le llame ahora o que venga usted. Si, si señor. – la muchacha colgó el teléfono con una sonrisa y miró a Shaoran Li con desprecio.-El señor Takeda, jefe de planta, me ha dicho que le informe que esto no es una casa de citas y que el señor Kinomoto tiene cosas más urgentes que hacer que recibir a amigos en el hospital. También me ha dicho que le recuerde que puede dejar el recado y él personalmente se lo dará.

-Esto es increíble… - Serena y Eriol permanecían unos pasos más atrás, ambos aguantándose la risa como podían. El poder de Shaoran Li se estaba yendo al garete y eso era sumamente divertido. Aún así la muchacha, que estaba allí por decisión expresa del jefe del concilio, se apiadó de él y se acercó a la escena antes de que Li montara una escena e hiciera que despidieran a la chica.

-Perdone eh… ¿Señorita Miyako? Ya se que los hospitales no funcionan como las empresas y que aquí no se puede venir sin tener una hemorragia cerebral y esperar que el doctor Kinomoto los atienda en persona pero… si no le molesta…es un asunto familiar y urgente. Si es tan amable, sólo de llamar a ver si se encuentra en su despacho y desea atendernos se lo agradeceré profundamente. En caso de que no esté, le dejaremos un teléfono al que llamar. ¿le parece bien?

-Ya le he dicho al señor, que el doctor Kinomoto esta ocupado.

-Lo sé y lo entiendo, pero de verdad que es importante y si no está en medio de una operación seria genial que nos pudiera recibir. Sólo le robaremos unos minutos de su tiempo. Sólo le pido que lo intente, por favor.

-Pero es que…

-Si alguien a quien desea ver intensamente estuviera a unos metros de distancia y no pudiera verle porqué la chica de recepción siguiera a rajatabla las normas y le negara el paso ¿No se sentiría frustrada?

-Supongo. ¿Me esta diciendo que el señor Kinomoto ansía verles?

-Pues…no. Supongo que no. Pero podría ser el caso. Sólo le pido una llamada. Estoy segura de que el doctor Kinomoto saldrá en cuanto oiga el nombre de Shaoran Li.

-Esta bien, pero si no coge el teléfono no les podré ayudar en nada más.

-Muchas gracias Miyako.- la recepcionista cogió el teléfono muy molesta y dirigiéndole una mirada de profundo odio a Li. El teléfono sonó un par de veces y por fin alguien contestó.

-Perdone que le moleste doctor Kinomoto, pero tengo en recepción a tres personas muy insistentes que desean hablar con usted. Si…si señor, ya les he dicho que no puede recibir visitas mientras esta en planta. Sí… si señor…les he dicho que dejen el recado. No…se han negado. De acuerdo, les tomaré nota. – la chica iba a despedirse cuando Serena agarró el auricular sin pedir permiso con una sonrisa.

-Disculpe mi desfachatez doctor Kinomoto pero el señor Shaoran Li necesita verle de forma urgente. – se hizo un silencio prolongado en la línea y por un momento la chica pensó que la persona al otro lado había colgado. Pero la voz de Kinomoto sonó de nuevo diciendo que esperaran un momento. – Ahora viene.- Serena sonrió triunfante a la muchacha que la miraba fulminante.

-¿Cómo se ha atrevido a coger el teléfono?

-Bueno, no quería ser descortés pero, en vistas de que no iba a decir quién estaba esperando al señor Kinomoto, decidí intervenir. Lo siento.- La chica iba a gritar mil insultos pero antes de que pudiera hacerlo la figura de Touya Kinomoto apareció en el pasillo. Vestía con la bata blanca, cosa que afirmaba el hecho de que no estaba en medio de una intervención.

-¿Se puede saber que haces tú aquí?

-Lo siento señor, les he dicho que no podían verle pero…

-No pasa nada Miyako, si el señor Li hubiera querido ya te habrían despedido. Has estado hablando con el puto manda más de china.

-Agradecería un poco de respeto, señor Kinomoto. Recuerde que también puedo despedirle a usted con una llamada de teléfono.- la chica estaba alucinada, Serena sonreía mientras observaba a Touya con suspicacia, Eriol permanecía en la distancia aún divirtiéndose con la situación, y Touya permanecía de pie observando a los tres con recelo.

-Ahora me coges algo ocupado, como entenderás es más importante atender a enfermos que a peces gordos.

-Lo entiendo, pero era mi deseo quedar contigo personalmente para hablar de cierto tema.

-No pienso hablar de Sakura, si es por eso que has venido.

-Vaya, veo que eres despierto.

-Mocoso, mi hermana se ha alejado de esa vida, déjala en paz.

-Yo sólo quiero hablar contigo, sabes que no puedes negarte.

-¿Me chantajeas?

-Es posible.

-Hoy a las diez en el restaurante Nagoya. – Shaoran contempló a Serena que afirmó con la cabeza indicando que conocía el lugar.

-Perfecto. Hasta entonces, Kinomoto.

-No te servirá de nada.

-Eso, esta por ver.

Y los tres dieron media vuelta perdiéndose por el ascensor. Ya dentro de él Eriol rompió en carcajadas. Las cejas de Li se curvaron en irritación.

-¿Puedo preguntar que te causa tanta gracia?

-¿Preguntar? Es obvio. Menuda escenita. ¡Podías haber dejado el recado hombre!

-No. Quería verle, no quiero excusas o tener que esperar una llamada. ¿O me dirás que el resultado no ha sido satisfactorio?

-Bueno, lo sabremos en la noche. ¿Qué harás si no se presenta?

-Se presentará. – Shaoran Li se giró hacía Serena que había permanecido ajena a la conversación. – Supongo que debo agradecer su intervención.

-Para nada, señor Li. Mi trabajo es servirle en todo aquello que pueda.

-Ya…es mi camarera, mi chofer, el guardaespaldas y mi secretaria. ¿Que será lo próximo señorita Matsura?

-Lo siento, no quería inmiscuirme en asuntos que no me conciernen.

-Pues no lo haga más.

-Si, sí señor.

-Vamos Li, pero si la chica ha cogido el teléfono gracias a Serena.

-Tú deberías aprender también a mantener la boca cerrada Hiraguisawa.

-Lo sé, pero siempre se me olvida.

-Tampoco se me ha pasado por alto como la miraba el idota de Kinomoto, señorita Matsura. ¿Puedo preguntar el motivo?

-Por supuesto. Touya y yo nos conocemos.

-¿A sí? Es usted una caja de sorpresas.

-En realidad no. Le conocí en mi búsqueda de Sakura. Busqué datos como loca por Internet y me salió él. Así que fui a buscarle por si sabía algo. Pero no logré nada.

-¿Qué le dijo?

-Que su hermana era una desagradecida y que si la encontraba le diera una bofetada de su parte.

-Genial. Entonces quizá sea cierto Shaoran y puede que Touya no sepa tampoco el paradero de su hermana.

-Eriol, quiero pensar que ese comentario inocente no ha salido de tu boca.

-Esta bien. Me callo.

-En cuanto a usted, señorita Matsura, me acompañara en la cena.

-¿Señor?

-Quiero tenerla cerca cuando hablemos con el señor Kinomoto. Un solo juego de miradas cómplices y la despido.

-Si señor. Como guste.

-¿Puedo venir yo?

-No Eriol. Tú irás en busca de Yukito.

-¿Yukito? Con el poder de Yue dormido es imposible localizarlo y no hay datos de su paradero en Internet, seguramente porqué usa un nombre falso.

-Me da igual. Buscalo bajo las piedras si quieres, pero búscalo y encuéntralo. Me apuesto lo que quieras a que es profesor y esta en Tokyo.

-Vale… miraré todos los institutos y registros de graduados en enseñanza.

-Bien. – Ninguno de los dos percibió la sonrisa de confianza que se había dibujado en el rostro de la chica.

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Restaurante Nagoya (Tokyo) 21:58 del 06 de Mayo de 2004

Serena se había vestido con un seductor traje verde oscuro, de tiras finas y escote pronunciado. El talle era largo hasta los pies con una obertura que le llegaba hasta la pantorrilla. Todos los hombres se giraron a mirarla en cuanto se quitó el abrigo, hecho que no pasó desapercibido por Shaoran.

-¿No cree que luce demasiado atrevida?

-Pues no. ¿No le agrada?

-Digamos que sí, pero no lo encuentro apropiado. – pero al observar la estancia supo que sus palabras no eran adecuadas. Había al menos una docena de chicas ataviadas con vestidos igual o incluso más atrevidos que los de su acompañante.- O no…

-Este es un lugar muy exclusivo y también famoso entre los chicos jóvenes de clase alta.

-¿Y puedo saber de donde ha sacado el dinero para dicho vestido?

-Me lo regaló una amiga por mi veinte aniversario. Gracias a mis becas he estudiado en varias instituciones privadas y allí siempre se conoce gente acaudalada.

-Ya…- La conversación murió en ese punto, entre otras cosas porqué la apuesta figura de Touya Kinomoto cruzó el umbral. Shaoran pudo notar como el joven repasaba a su acompañante y luego hacía una mueca de disgusto. Eso, lo sorprendió. Era más que obvio que Serena no sólo lucia espectacular, sino que hasta él se había sentido atraído por ella esa noche. ¿Por qué entonces esa cara de fastidio al verla?

-Buenas noches, Kinomoto.

-No creo que sean buenas. – Shaoran sonrío irónico.

-Señores, ya tienen el privado listo. – los tres se encaminaron hasta una habitación muy pequeña pero hermosamente decorada. Los dos caballeros tomaron asiento una vez Serena se había acomodado. El camarero les cogió la comanda de las bebidas y dejó las cartas.

-Esto será rápido o lento Li, lo digo para coger un plato o dos. Aunque pensándolo bien, mejor abusar de tu hospitalidad y pedir el menú entero.

-Puedes hacerlo si quieres.

-¿Y puedo preguntar que hace ella contigo?- Shaoran observó a la chica que sonreía con una gota en la cabeza.

-Esta a mi servicio. Es mi chofer particular. ¿Acaso la conoces?

-Estoy seguro de que sabes la respuesta igual que yo y que por ese motivo la tienes aquí y no esperando en la limusina.

-Pero quiero oír tu versión, por si hay lagunas.

-Obviamente. Es Serena Matsura, la conocí hace un par de años, más o menos y si no me falla la mente. Estaba buscando a Sakura.

-¿Por qué?- el muchacho observó a la chica de soslayo pero contestó.

-Ella había despertado un poder en Serena y ahora no podía controlarlo. La buscaba para parar dicho poder o para destruirlo.

-¿Y la encontró?

- Que yo sepa no.

-¿Por qué usted se negó a darle información?

-Porqué yo sabía menos que ella. Para mí fue una sorpresa descubrir que mi hermana había estado en Tokyo. No sé nada de ella desde hace poco más de tres años. Lo último que supe fue que se había mudado de Tomoeda y había alquilado la casa de nuestro padre.

-¿y no lo comentó con usted?

-No.

-¿Y espera que me crea que Sakura no lo tiene al tanto de sus movimientos? Les recuerdo muy unidos.

-Yo también lo creía. Supongo que sus razones tendrá pero, aún así no se lo perdonaré.

-Sigo sin creerle. ¿Cuándo fue exactamente el último día que la vio?

-Ya se lo he dicho, hará unos tres años y poco. En las fiestas de navidad. Fui a verla a Tomoeda. Ella me dijo que se iba de viaje unos días a Hong Kong. Tras eso no supe nada más. Puede que viva allí ahora, pero no lo sé. Intenté buscarla pero no hallé rastro. Y por lo visto, ustedes tampoco.

Los ojos de Serena rodaron frustrados, el idiota de su hermano había hablado de más. Pero era lógico, él no sabia que Eriol había estado en el mismo hotel que ella ni que se habían acostado. Ahora Shaoran comprobaría todos los registros de hotel de esa época y encontraría dos habitaciones que le interesarían mucho. Una a nombre de Sakura Kinomoto y otra a nombre de Eriol Hiraguisawa. Y también como al cabo de unos días las dos habitaciones se convertirían en una a nombre de ambos. Y eso…eso era un problema. Se maldijo a sí misma no haberle dicho a Toya que no mencionara su viaje a Honk Kong. En vez de eso le había dicho que le dijera todo hasta la navidad y que luego afirmara no saber nada más. Toya pareció haber notado que había hablado de más, pues había traspasado la navidad con el viaje a Honk Kong . Sakura sabía que si Shaoran Li era minucioso en su investigación, vería que Sakura Kinomoto se había ido de Hong Kong a las tres semanas, igual que Eriol, y si era aún más minucioso, estaba segura que vería que al cabo de un par de semanas volvía a estar registrada en otro hotel y que no sería la única habitación con el nombre de Kinomoto, su hermano se había reunido con ella allí. Tras eso deduciría que Touya no sólo la había encontrado a su hermana, sino que mentía. Podría enviar un mensaje telepático a Touya para que lo arreglara pero, se arriesgaba a que Shaoran notara algo raro. La cena había salido mal. Su hermano seguiría en el punto de mira de Shaoran Li. Y tras eso, también Eriol.

-Entiendo. Hong Kong…bien. Veré si encuentro registros y vuelos de avión. ¿Algo más que debas añadir?

-No. Ni siquiera sé si realmente se fue a Hong Kong o me engañó para que la buscara allí.

-Ya…lo investigaré de todos modos.

-Eso no me concierne. Pero sí quiero saber porqué la buscas. – Shaoran Li lo observó con aires de superioridad e indiferencia, como si observara un mosquito aplastado en el parabrisas de su deportivo.

-No tengo porqué decírtelo.

-¿Por qué la buscas?

-¿Eres sordo?

-Me importa una mierda que no tengas que decírmelo, me lo dirás de todas formas.

-¿Y porqué iba a hacerlo?

-Supongo que para tenerme contento. Te interesa que esta dispuesto a reunirme contigo siempre que lo pidas.

-No necesito mantenerte contento para eso. Sabes que si no colaboras pierdes tu trabajo. Además puedo condenarte a varios años de prisión por cómplice.

-Eres despreciable. Una rata bien vestida. – el camarero entró con la libreta para tomar nota de sus pedidos. Pero Touya se levantó de la mesa observando con profundo odio a Li.

-¿Se marcha el señor?

-Sí, no tomaré nada con este imbecil presumido.- Y cogiendo su chaqueta del perchero y dando un sonoro portazo salió de la sala. El camarero estaba parado en la estancia sin saber cómo proceder.

-Yo si voy a pedir. ¿Y usted señor Li?

-Por supuesto, tengo hambre.- El camarero parpadeo dos veces pero se acercó como si nada hubiera pasado y tomó nota de la mesa.

Sakura actuó con normalidad el resto de la velada, hablando escasamente con Li, que se pasó la mayor parte de la noche haciendo llamadas y dando ordenes para que investigaran las nuevas noticias. Se dijo a sí misma que debía hablar con Eriol esa misma noche. Era el momento de que Li supiera lo que pasó en ese viaje, todo, excepto la reunión con el triangulo, porqué aunque Eriol no lo supiera, esa asociación era, nada más y nada menos que el primer triangulo.

-¿Le llevo al hotel señor Li?

-Sí. Hoy es tarde para investigar mucho más. Mañana tendré toda la información que he solicitado y veré si debo ver de nuevo al señor Kinomoto.

-¿Le va a quitar el trabajo?

-¿Le preocupa?

-Bueno…me cae bien.

-A mí no.

-¿Y eso que significa?

-Nada que le importe.

El señor Li entró en la limusina intentando evitar observar a la muchacha. Había sido muy difícil para él disimular la atracción que esta erguía sobre él. Tenía un cuerpo maravilloso y además le encantaba como se mecía su melena con cada movimiento. Había algo en sus gestos que le producía nostalgia y en varias ocasiones tubo que calmar sus nervios al notar el perfume de la chica cada vez que se acercaba para comentarle algo. Para combatir todo eso se había escudado en su mal humor habitual y era un poco más osco de lo que solía ser. Serena no dijo nada. Había notado como el señor Li tragaba saliva en más de una ocasión tras observar su escote o sus piernas, y eso le había gustado. Sabía que era atractiva, a pesar de que no lo usaba para su beneficio nunca. Iba a la universidad vestida con tejanos y camiseta y pasaba de todos los plastas que la miraban. Sin embargo con Shaoran Li era distinto. Sentía la necesidad de demostrarle que era hermosa, atractiva e inteligente y que él, la había perdido. No quería reconocerlo pero seguía furiosa por la partida del joven de Japón y la perdida de comunicación al cabo de unos meses. Él le prometió amor eterno y luego se fue para no volver. Y a pesar de que eran dos niños, ella no habría faltado a su palabra. Le habría esperado hasta el fin de los días, pero tubo que olvidarla, tubo que prometerse con Meiling, tubo que pasar de ella día tras día para que Sakura comprendiera, a los quince años, que Shaoran no iba a volver. Y aún así allí estaba ella. Sacrificando su vida normal por proteger a Shaoran Li, o más bien dicho al hijo de este. Hijo que tendría con Meiling.

Sakura conducía con calma y ningún gesto se dibujaba en su rostro. Sin embargo miles de pensamientos cruzaban por su cabeza. Entre ellos, y dejando atrás odios guardados contra Li, pensaba en cómo vería a Eriol sin que Shaoran se enterara.

-Ya hemos llegado, señor Li.

-Perfecto. Vaya a dejar la limusina e informe de lo ocurrido en la cena a Hiraguisawa. No se deje ningún detalle, sabe que la vigilo de cerca.

-Si señor.

-Ah, y en cuanto acabe vuelva a su habitación. Si no lo hace, lo sabré.

-¿No habrá puesto cámaras en mi habitación?

-Ganas no me faltan.

Sakura se mordió la lengua para sacar el doble sentido de sus palabras y sólo acompañó al señor Li hasta la puerta. Sin saberlo le había dado la oportunidad perfecta para hablar con Eriol.

Aparcó la limusina tal y como le había dicho el señor Li y fue a los aposentos del joven pensando en como actuaría tras los acontecimientos de ayer noche. Llamó a la puerta acomodando su vestido y esperó. Los pasos de Eriol se oyeron por la estancia y se fueron acercando hasta que abrió la puerta. Una sonrisa acompañaba a los ojos divertidos del muchacho.

-Vaya…¿la orden de alejamiento ha sido cancelada? Y de que forma…jamás te había visto tan sexy linda.

-El señor Li me ha enviado para que le informe sobre la cena.

-Bien, entonces pasa.

Sakura se adentró en la estancia y tomó asiento en el sofá con confianza. Cruzó las piernas seductoramente dejando al descubierto toda su pierna derecha y parte de la pantorrilla. Hiraguisawa se dirigió a la barra y la observó con una sonrisa apoyado en el mármol.

- ¿Algo de tomar? Aunque supongo que debes irte rápido si no queremos que suba el mísmiso Li a sacarte a rastras. – Sakura sonrío y con una mano hizo aparecer una joven exactamente igual a ella entre ambos.

"Buenas noches mi señora"

-Espejo, te he dicho mil veces que me llames Sakura.

"Lo siento, Sakura".

-Ya sabes que debes hacer. ¿Te parece bien?

"Sí, descuida."

Y sin necesidad de palabra alguna la carta salió de la estancia. Eriol no pudo evitar mostrar cierto asombro.

-Increíble. No tiene la esencia de una carta, tiene exactamente…

-La esencia de su amo, sí, ahora espejo es una copia exacta. La única diferencia radica en que no tiene alma ni mi poder mágico. Pero su esencia es exacta a la mía.

-Maravilloso. ¿No necesitas hablar con ella para transmitirle las órdenes?

-No. Al convocarla le he expresado mi deseo. Tiene total acceso a mis pensamientos así que sabe como actuar en cada momento de la misma manera en que lo haría yo.

-Tampoco necesitas báculo ni tener las cartas físicamente.

-Las cartas ya no existen.

-¿Cómo?

-Bueno, si existen físicamente, pero como cualquier otra baraja, hasta que yo muera y ellas regresen a su forma original.

-¿Las mantienes en tu interior?

-Así es.

-¿Y no te agota?

-Ya no. Un hechizo que realicé hace dos años permite que estén ahí sin absorber más que lo necesario de mi fuerza. Además, ahora forman parte de mí, como si fueran pensamientos o parte del alma.

-Eso es sorprendente. ¿Puedes usar su poder sin que adquieran su forma física?

-Sí.

-¿Me estas diciendo que puedes usar a "wathery" o a "fire" sin que aparezcan más que llamas y agua?

-Exacto. Por eso te dije que le sería muy difícil a Shaoran reconocerme, aunque usara mi poder.

-Increíble.

-Sólo hay una carta que no consigo cambiar de forma.

-¿Cual?

-Sword.

-Lógico. Tiene que aparecer la espada por narices.

-Sí… pero no usándola, no hay problema.

-Sí, supongo. Pero vayamos al grano. ¿Qué tal la cena con Touya?

-Pues me temo que mal. Ha hablado de más. Pero la culpa ha sido mía. Debí concretar más cosas con él. ¿Tú habitación es segura?

-Por supuesto. Puedes hablar con libertad

-Mañana por la mañana Shaoran Li sabrá que Sakura Kinomoto y Eriol Hiraguisawa tuvieron una relación algo más estrecha que una simple amistad.

-Repite eso.

-Que mañana por la mañana…

-Ya lo he oído.

-Me has dicho que lo repitiera.- Sakura sonrío infantilmente ante la exagerada actuación de su amigo de infancia.

-¿Y puedo saber como coño sabrá algo así?

-¡Eh! Calma, ni que te hubieras acostado con una bruja con verrugas y bello por todo el cuerpo.

-¡Estamos hablando de Shaoran Li¡Estuvo suspirando por ti hasta los quince años! Me va a matar.

-¿Qué estuvo suspirando por mí hasta los quince¿De que hablas Eriol? Shaoran perdió el contacto conmigo a los seis meses de haber abandonado Japón, es decir, me olvidó a los doce.

-Shaoran se vio obligado a perder todo contacto con el mundo exterior por un entrenamiento intensivo y muy estricto en diferentes países. Recibí una carta justo antes en la que me informaba de que no podría mantener contacto conmigo hasta los diecisiete. ¿Es que tú no?

-Yo no recibí ninguna carta. ¿Y porqué no he sabido esto hasta ahora?

-Jamás dijiste nada sobre Shaoran. La única vez que te pregunté vía e-mail de cómo llevabas la distancia me dijiste que si decía el nombre de Li una sola vez más vendrías a Londres expresamente para ahorcarme.

-¡Por qué no sabía nada de él! Al cabo de los meses creí que había pasado de mí! Estuve manteniendo esperanzas hasta los quince, pero a los doce ya estaba tremendamente furiosa por su indiferencia. Cuando me preguntaste por él creí que era porqué el te había dicho que ya no me escribía.

-Shaoran me dijo que nos había informado a todos de su partida.

-Pues ese "todos" no me incluía a mí, así que supongo que en realidad nos quedamos en las mismas. No le interesaba que yo lo supiera. Quería cortar toda relación.

-Dudo mucho que Shaoran hiciera eso… aquí hay gato encerrado.

-Imaginaciones tuyas. No hay ni gato, ni tigre ni pantera enterrados en ningún lado. Shaoran decidió olvidarme y por consiguiente yo lo olvidé a el.

-Si lo hubieras olvidado no habrías reaccionado tan exageradamente.

-¿Yo? Eres tú quien se ha puesto de los nervios en cuanto te he dicho que Shaoran lo sabría mañana.- Eriol se dejo caer a su lado con un gesto amargado. Tiró la cabeza hacia atrás y presionó con la yema de los dedos sus sienes como signo del gran dolor de cabeza que comenzaba.

-A ver… ¿por qué se enterará?

-Touya le ha dicho que la última vez que me vio fue en la navidad de hace tres años y que desde entonces no ha sabido de mí. Qué lo único que sabía era que había ido a Hong Kong.

-¿Y por qué demonios dijo eso?

-Yo le dije que hasta navidad podía decir toda la verdad. Claro que cómo le dije que me iba en navidad, el interpretó que el viaje también podía mencionarlo.

-Error.

-Lo sé, pero es mí error, no lo culpes a él.

-Me cago en la…

-Shhh…relájate. Habla con propiedad. Lo que ahora importa es calcular daños.

-Todos.

-Hablo en serio.

-Yo también.

-Shaoran no te preguntaría por tu vida personal, así que el hecho que no se lo dijeras no tiene porqué afectarle. Sin embargo, desde el mismo momento en el que me convertí en la número uno de su lista negra…

-Me preguntó cuando fue la última vez que te vi.

-¿Y que le contestaste?

-Que hacía seis años que no sabía de ti, más o menos cuando rompí con Tomoyo.

-¿Con Tomoyo? Pero si estuvieron juntos hasta los diecisiete casi dieciocho.

-No exactamente… nos liábamos de vez en cuando. Coincidíamos en fiestas y reuniones y la verdad es que es hermosa.

-Pero Tomoyo…

-Ella nunca compartió mi punto de vista. Quería algo serio, pero yo no podía dárselo.

-Ella siempre me dijo que mantenían una relación a distancia, nunca me dijo que rompieran a los quince años.

-Bueno… sus motivos tendría.

-No lo puedo creer… A los diecisiete, casi dieciocho, me dijo que lo vuestro había muerto. Te insultó de mil maneras posibles pero al cabo de dos meses decía haberte olvidado por completo. Yo no sabía que pensar… pero si dices que rompisteis a los quince y que luego sólo tenían sexo esporádicamente…

-Así es. Es la verdad.

-Supongo que Tomoyo albergaba esperanzas…y a hasta ese momento no dio la relación por perdida.

-Puede ser.

-Jamás me dijo porqué rompisteis.

-Por motivos míos.

-¿Qué motivos?

-Sakurita, eso no te incumbe.- la muchacha frunció el ceño pero no añadió más al tema. - ¿Podemos volver al tema de Shaoran?

-Sí. Entonces le mentiste. Aún cuando él me buscaba. Eso sí es grave, más que omitir información.

-Sí. Me va a matar.

-Le puedes decir que coincidimos en un meeting de algo y que pasó. Pero que no le veías la relevancia. Sólo fue sexo para ti.

-OH, eso me excusará…seguro que sí...De todas maneras le he ocultado una pieza fundamental del rompecabezas.

-Si, ahora podrá ver que tras eso cogí un vuelo a Tokyo. Sabrá la fecha exacta en que llegué…y no verá más vuelos a mi nombre.

-¿No has salido de Tokyo en tres años?

-Por supuesto, pero no con mi nombre.

-¿Cómo…?

-Secreto profesional. Ya sabías que tenía documentación falsa. Como si no hubiera podido contratarme Shaoran sin saber mi nombre real?

-Ciertamente…En ese caso nos quedamos en las mismas. Le diré que investigué a partir de ese punto y no hallé nada. Sólo el hecho de este viaje a Tokyo y ningún movimiento más.

-Creo que es lo más oportuno.

-Aún así me queda el marrón de aceptar que le he ocultado información y que me he acostado contigo.

-Sí.

-Sakura, a Shaoran le importaste mucho, lo considerará traición, puede incluso hacer que me despidan del consejo por eludir información y por mentir directamente a su jefe.

-No hará tal cosa.

-¿Por qué no?

-Esta comprometido con Meiling. Ella no es tonta, sabe los lazos que te unen a Shaoran, más como amigo que como consejero, y sabe que los cargos de traición deberían ser muy grabes. Investigaría por su cuenta y hallaría los archivos, sino ahora, cuando sea esposa de Shaoran Li. Tras ver las pruebas y leer mi nombre se sentiría frustrada. Sabría que el único motivo que impulsó a Shaoran fue el hecho de que la mentira era yo. Teniendo en cuenta lo que pasó de niños…¿no crees que eso dolería a Meiling? Shaoran no puede mostrar interés por nadie más, por respeto a la que será su esposa. Todo eso teniendo en cuenta que se enfadara contigo por acostarte conmigo, cosa que no ocurrirá.

-Sakura…

-No quiero discutir más el asunto. Estoy cansada y sé que eres lo suficientemente listo como para amortiguar este golpe todo lo posible.

-¿Qué estas cansada?

-Si.- Sakura se levantó estirando dulcemente todo su cuerpo. Ese gesto tan infantil hizo sonreír al muchacho que estaba con ella.

-Pues no te voy a dejar ir.

-¿Perdona?

-Si tengo que soportar el odio de Li, al menos espero que sea por haber estado contigo en la cama muchas, muchas, muchas veces…

-¿Más sexo?

-¿Por qué no? Tenemos una copia exacta durmiendo en tu cama.

-Es riesgoso. Shaoran podría solicitar mis servicios en la noche.

-En ese caso espejo te avisará y ya se las apañará para hacer el cambiazo contigo. ¿O es que acaso no te apetece?

-En realidad, se me han acabado rápido las excusas así que… no estaría mal otra noche intensa, aunque mi cabeza se arrepentirá mañana por la mañana. – Eriol se acercó seductor hasta ella y la tomó posesivamente por la cintura.

-Pero tu cuerpo lo agradecerá esta noche.

-¿A sí? – pero no le dio tiempo a decir nada más. La lengua de Eriol estaba explorando su boca como si el mundo fuera a acabarse mañana. Con otra persona, ese gesto posesivo le habría molestado, con Eriol, aumentó su lujuria.

Sakura sabía, que de caras a sus amigos, era la niña dulce de siempre. Cariñosa, atenta, inocente…Sin embargo, mientras disfrutaba de la compañía de Hiraguisawa, era completamente consciente de que los años la cambiaron mucho. No es que fuera una muchacha lujuriosa, o que anduviera con uno diferente cada noche. Sin embargo no tenía nada de inocente y tímida. Cuando algo le apetecía y se le presentaba tan fácilmente, lo tomaba. Y no sentiría ninguna clase de remordimiento después. Es más, por una milésima de segundo, su mente le dijo que si en vez de ser Eriol fuera Shaoran el predispuesto a pasar noches así con ella, no se lo pensaría dos veces y lo haría suyo sin descanso hasta que el sol se asomara por la ventana. Justo después de ese pensamiento, el sexo se volvió más salvaje y más profundo, y aunque ella se lo negara una y otra vez, sabía que era porqué el solo pensar en Shaoran y ella en una escena como esa, la había excitado sobre manera.

A la mañana siguiente se despertaría, aún con el cuerpo extasiado por las sensaciones vividas, y su cabeza, fría ya de toda adrenalina, le diría que eso no ocurriría nunca. Primero ante todo estaba la misión. Shaoran sería padre y su hijo sería el elegido. Ella no era nadie para meterse, eso sin tener en cuenta el hecho de que lo odiaba, y que él estaba felizmente prometido. Tras eso eliminaría todo recuerdo o imagen de él y ella estuvieran como estuvieran y se daría una ducha de agua fría auto convenciéndose, de que no lo deseaba para nada. Qué sólo eran tonterías de una mente resentida.

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Comentarios de la autora:

Buenas! He aquí un capitulo más de esta historia. Sé que voy mucho más lenta con esta que con la de Yo te vi crecer. Pero es que es un poco más difícil de escribir. Espero que se entienda bien y que nadie mal interprete al personaje de Sakura. ¡No es una salida ni mucho menos es mala persona! Es la chica de siempre, sólo que crecidita y con hormonas. ¡Y ha tenido que sufrir mucho! Y Eriol un amigo demasiado atractivo con deseos humanos normales y sanos. Es sexo. Sólo eso. Además es obvio que Sakura no ha olvidado ni perdonado. Pero todo irá pasando con calma…lentamente y sin prisas. Y se irá viendo como es realmente Sakura en su interior, y no las caras que deja ver a los demás. Espero les guste lo suficiente como para seguir leyendo. Suerte y gracias.