Todos los personajes de Ranma ½ pertenecen a Rumiko Takahashi

"Besos con sabor a chocolate"

por

Freya & Sakura

Hola chicos! Disculpen las demoras en actualizar… hasta recién estuve ocupada leyendo material para un examen que se me viene… vale el cliché… tarde pero seguro… :P esperamos que disfruten de la última parte de esta historia… ;) gracias por leernos hasta aquí…

Los dejo con la lectura…

Epílogo, parte cinco

Mientras tanto, en un parque de Nerima…

—¡No es el fin del mundo! Al menos ya tienes un peso menos… no debes tener miedo de que Akane-chan vea que sucede cuando te mojas con agua fría porque ya lo sabe… estoy segura que luego de un tiempo te perdonará… —espetó Ukyo comenzando a ponerse un poco celosa por la terquedad de su novio.

—¡Ella no va a perdonarme nunca! —exclamó con exagerado dramatismo Ryoga—. Kuso... ella no debería haberse enterado... algún día volvería a ser normal y se olvidaría de P-chan.

Una vena formándose en la frente de la jovencita comenzó a latir. —¡Pues quédate aquí para pensar la mejor forma de hacer que te perdone! Yo me voy a trabajar… ¡shimatta! —espetó poniéndose de pie totalmente enfadada.

Ryoga se puso de pie, para evitar que Ukyo se fuera tomó delicadamente una de sus manos —No te pongas celosa... ella es mi amiga... la quise antes, pero ahora te amo a ti... —espetó olvidando su preocupación por Akane.

—No sé… parece que te interesa mucho lo que ella piense… —respondió intentando disimular su radiante sonrisa ante lo dicho por su novio.

—Ella es mi amiga —repitió mirando a los ojos a Ukyo—, la aprecio como tú al idiota de Ranma... sé que fui un idiota por no decirle la verdad, seguro no va a perdonarme nunca... —comentó abatido.

Ukyo se acercó mordiendo sus labios en una expresión de ternura ante la mirada del muchacho de la bandana. —Vamos al Ucchan's… te prepararé el mejor almuerzo que hayas probado —afirmó guiñándole un ojo mientras tomaba una de sus manos.

—¿Ya no estas enojada? —preguntó mirándola con expresión enternecedora.

—¿Tú que crees? —sonrió coqueta rodeando con sus brazos el cuello del joven del colmillo mirándolo intensamente con un destello especial en sus pícaros ojos azules.

—Aún pareces algo molesta... —sonrió de medio lado Ryoga, dedicándole una intensa mirada.

Sin previo aviso la jovencita de largos cabellos castaños se lanzó sobre su novio para besarlo ardientemente olvidando por completo cualquier sentimiento de celos que podría haber sentido minutos atrás.

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Akane miró a su novio, el muchacho estaba sentado sobre el césped mientras su espalda reposaba contra el tronco de grueso árbol.

—¿Realmente quieres volver? —preguntó demostrándole al muchacho con su mirada que ella no tenía muchos deseos de hacerlo—. Ahora que saben lo nuestro... no tendremos mucha privacidad —añadió sentándose sobre las piernas de Ranma.

—No dejaré que nos molesten, no te preocupes por eso… al menos ahora no tendremos que escondernos para besarnos… —sonrió rodeando con sus brazos la cintura de la chica.

—Eso es muy importante para alguien que no puede vivir sin mis besos —respondió fijando una traviesa mirada en los ojos del muchacho—. ¿Me vas a besar mucho?

El muchacho sonrió autosuficiente. —Mucho… porque sé que también te gustan demasiado mis besos… —respondió fijando su mirada en sus castaños ojos.

—Engreído —respondió sonriéndole dulcemente—, también me gustan otras cosas además de tus besos... —añadió mirándolo de forma sugerente.

—¿Qu… qué otr… otras co… cosas? —balbuceó bastante sonrojado ante la mirada de su prometida. Su rostro pasó por mil colores.

—¡Hentai!... ¡No estaba pensando en eso! ...etto yo...tus ojos... —espetó aún más sonrojada que el muchacho.

Ranma sonrió, luego rió estúpidamente para olvidar todos los pensamientos libidinosos que habían inundado su mente. —¡Kus… kuso, yo no pensaba en nada! —respondió intentando fingirse inocente aunque sus sonrojadas mejillas lo delataban.

—También me gustó la forma en que me besaste ayer... cuando estábamos peleados —comentó Akane mirando intensamente a Ranma— me gustó mucho...

—¿Ah sí? —sonrió Ranma acercándola aún más a él—. ¿Podría continuar con lo de ayer, na? Aún tenemos unas cuantas horas antes de regresar… —murmuró por lo bajo acercando sus labios a los de ella, unos pocos milímetros los separaban, se mantuvo allí mirándola intensamente.

—Ahora no tendrás que ir a buscar nuestras mochilas ni nada... no podrás escapar de mi —respondió dejando que su aliento acariciara los labios de Ranma—. ¿Te atreves? —preguntó rodeando el cuello de su prometido con sus brazos.

—¿Tú qué crees? —respondió mirándola intensamente para luego ponerse de pie cargándola en sus brazos—. Te voy a demostrar de lo que soy capaz… —susurró ronco encaminándose hacia la pequeña tienda.

Akane rozó suavemente sus labios sobre el cuello del muchacho, iniciando un movimiento ascendente con su boca hasta llegar al oído de Ranma. —Demuéstramelo... —murmuró sugerente

En menos de dos segundos el muchacho de la trenza colocó a su prometida delicadamente sobre una de las bolsas de dormir para comenzar a besarla lenta y apasionadamente, disfrutando de la dulzura de aquellos labios que deseaba seguir probando por toda su vida.

Akane se dejó arrastrar por la envolvente suavidad de las caricias de su boca. Deseosa siguió con la misma pasión cada uno de sus movimientos mientras sus manos recorrían despacio la espalda de Ranma.

Los labios de su novio jugueteaban con los suyos aumentando con cada roce la intensidad de sus caricias. Deseosa separó su boca lentamente permitiéndole iniciar un juego de seducción aún más intimo.

Ranma mordisqueó con delicadeza sus labios siguiendo aquel tentador juego de caricias, deseaba que aquella tarde se prolongara hasta la eternidad, teniéndola solo para él. Sus manos delinearon los contornos de la figura de su novia, presionando con sus dedos aquella deliciosa piel.

Tenerla entre sus brazos y hacerla feliz, seguir besándola hasta el cansancio era todo lo que quería.

Los suaves gemidos de Akane se perdieron entre besos. Las caricias de su novio la hacían estremecerse entre sus brazos, con cada uno de sus movimientos nacía en su interior una enloquecedora y angustiante sensación de necesidad. Necesitaba con locura de Ranma y cada una de sus caricias.

Sin dejar de besarlo hizo que rodaran sobre el saco de dormir logrando la posición dominante. Mordió suavemente el labio superior de Ranma antes de separar lentamente sus bocas.

—Ai shiteru Ranma —susurró inclinándose nuevamente para besar apasionadamente el cuello de su prometido.

—Aishiteru mo… —respondió ronco respirando un poco agitado mientras aprovechaba las ventajas de aquella posición, sus manos acariciaron por debajo de su blusa, disfrutando con el contacto suave de su piel. Continuaron ávidas su recorrido hasta llegar por encima de su abdomen, levemente sonrojado vio el comienzo de la prenda íntima que estaba utilizando. Era de un color rosa suave, podía divisar los encajes. Sin poder despegar la mirada siguió acariciando su piel imaginando como podría ser aquella prenda, utilizada por su prometida. Miles de pensamientos poco castos invadieron su mente. Bastante nervioso intentó disiparlos, el no era un pervertido como aquel viejo.

Una de las manos de Akane bajó recorriendo lentamente el musculoso torso de Ranma. El sentir sus fuertes manos en total contacto con su piel la incentivaban a buscar más, deseaba tocarlo, tenerlo solo para ella por siempre.

—Ran... Ranma —jadeó agitada mientras comenzaba a abrir rápidamente la camisa del muchacho

El cuerpo del muchacho de ojos azules comenzó a vibrar cuando sintió los suaves labios de su prometida succionar la piel de su cuello, un dulce cosquilleo recorrió su estómago, segundos después ella comenzaba a mordisquearlo haciendo que mandara al demonio el poco autocontrol que hasta ese momento mantenía.

Sus manos tomaron de las puntas aquella blusa para quitársela por completo, la muchacha no parecía nada molesto con ello, incluso había cedido para ayudarle a terminar aquella tarea. Totalmente fascinado observó su estrecha cintura y parte de sus pechos, realmente aquel sostén le sentaba muy bien. Un calor lo invadió al imaginar que mejor sería verla sin éste. Totalmente libre de prendas molestas.

—Kawaii… —murmuró mirándola intensamente a los ojos.

—A... arigato...—balbuceó sintiendo que todo el ardor que dominaba su cuerpo comenzaba a reflejarse plenamente en sus mejillas.

La mirada que su novio le estaba dedicando provocaba que miles de escalofríos recorriesen una y otra vez su cuerpo.

—Besas bien —susurró devolviéndole una mirada igual de intensa. Sin dejar de mirarlo, se sentó a horcajadas sobre él.

Completamente seducida por el calor de su piel comenzó a acariciar suavemente su torso delineando lentamente con sus dedos la forma de sus perfectos pectorales.

El muchacho aprovechó para acariciar las caderas de su prometida sobre la pequeña falda que estaba utilizando. Sus dedos se colaron por detrás de ésta moviéndose circularmente, sin avanzar demasiado.

Akane movió lentamente sus caderas provocando un excitante roce entre su cuerpo y el de Ranma —Pareces asustado... —sonrió seductoramente inclinándose para alcanzar sus labios—, pensé que me demostrarías de que eras capaz —susurró antes de lamer lentamente sus labios.

Sonriendo abiertamente comenzó a bajar el cierre de la pequeña minifalda de jeans. —No lo estoy… solamente era el comienzo… —murmuró comenzando a bajarla lentamente, la pantaleta que usaba su prometida era del mismo color que la prenda superior. Luego de eso se concentró nuevamente en los labios de Akane, mordisqueándolos lentamente, sus manos acariciaron el final de su espalda, encaminándose poco a poco hacia sus redondeadas nalgas.

Correspondiendo con ardor a los besos de su prometido, deslizó una de sus manos hasta llegar a la cintura del muchacho. Mientras su lengua se deslizaba con deseo dentro de su boca desató el pantalón de su novio, nuevamente volvió a subir sus manos por el torso de Ranma, totalmente seducida por la calidez de su piel y la dureza de sus trabajados músculos.

Ranma terminó por deslizar más abajo de los muslos de la chica aquella prenda. Sus manos se posaron sobre su trasero, presionándolo, acariciándolo lentamente. Sintió como su prometida se movía sobre él, deseoso de dominar una vez más giró para colocarse nuevamente arriba de suyo. Dejando de besar sus labios comenzó a bajar hacia el cuello y sus hombros, lamiendo lenta y acompasadamente aquella deliciosa piel.

Las manos de la muchacha se deslizaron hasta los hombros de Ranma para despojarlo por completo de su camisa. Seducida por su aroma deslizó lentamente sus labios sobre uno de sus hombros para comenzar a trazar un camino de besos desde éste hasta su cuello.

Sus manos no se mantuvieron quietas, deseosa las llevó hasta las caderas de su prometido para comenzar a quitar sus pantalones lentamente.

—Ranma...—suspiró sintiendo un fuerte estremecimiento recorrerla por completo en el instante en que el muchacho comenzó a morder delicadamente su cuello.

El cuerpo de su prometida pegándose al de él, aquella piel suave y tersa, el perfume que desprendía de su piel hacían que estuviera en una especie de trance del que no deseaba despertar, solamente ellos dos en aquel extenso bosque sin nadie que los interrumpiese.

Luego de prestarle su debida atención al cuello de su novia comenzó a bajar en un recorrido de besos, hasta llegar cerca de aquella prenda que le impedía ver cierta parte de su anatomía. Deteniéndose, subiendo un poco la cabeza miró dubitativo el sostén.

Con sus piernas, Akane, terminó de quitar totalmente el pantalón de su novio. Sonrojada y totalmente perdida en un mar de sensaciones, subió la mirar al notar que Ranma había dejado de besarla. Al notar el objeto de atención de su prometido se ruborizó por completo.

—Si tú quieres... puedes... quitarlo... —balbuceó tímidamente.

Ranma asintió moviendo sus manos hacia su objetivo, rozando con sus dedos parte de sus pechos. —¿Honto ka? —preguntó levemente sonrojado.

—Eres mi prometido y te amo —afirmó casi en un susurro—, no creo que sea malo que nosotros... nos conozcamos... un poco más —sonrió con timidez antes de arquear un poco su espalda para abrir su sostén. Una vez terminada la tarea miró a los ojos a su novio esperando por nuevas caricias.

El joven de la trenza sintió como sus manos temblaban al dirigirse a los tirantes del sostén de su novia, intentando infundirse autocontrol respiró pausadamente cerrando por algunos segundos los ojos.

Luego de eso miró atentamente ambas tazas que cubrían los senos de su prometida, moviendo sus manos hacia ellas las bajó, terminando de quitárselo por completo en un santiamén, dirigido por su excesiva timidez.

Su cuerpo comenzó a temblar y un calor abrasador lo invadió de súbito al contemplar los pechos de la chica. Ni siquiera pudo articular palabra o movimiento alguno, solamente se dedicó a mirarlos fijamente, sin apartar la vista, totalmente hipnotizado.

La timidez de la muchacha fue reemplazada por la increíble sensación de saberse deseada por la persona amada. Con una coqueta sonrisa atrajo nuevamente al muchacho hacia ella logrando que sus pechos entraran en pleno contacto con su duro torso. —¿Te gusta mirarlos o sentirlos...? —preguntó en un tono totalmente seductor, arqueando con deleite su espalda para aumentar el roce entre sus cuerpos.

Aquel movimiento hizo que su corazón dejara de latir por un par de segundos, sentir los cálidos pechos de su novia presionándose contra su cuerpo. Sus manos adquirieron vida por arte de magia, comenzando a moverse impulsivamente por sus contornos, perdiendo todo tipo de inhibición acarició sus caderas. Akane se movía levemente, agitada por las ardientes caricias del muchacho haciendo que sus senos frotasen contra él.

Ranma sintió a la perfección cada roce con aquella parte de su anatomía femenina tan deseada, alejándose un poco de ella volvió a contemplarlos, se veían tan perfectos, redondeados, listos para que él los probara. Totalmente ávido se lanzó hacia ellos, comenzando a lamer el comienzo de éstos. Una y otra vez, probó hambriento aquel elixir tan delicioso que era su piel. Avanzando un poco más llegó al centro de ellos, succionando así uno de sus pezones entre sus labios. Su cuerpo vibraba de placer.

Cuando los labios de Ranma se cerraron alrededor de su pezón, una nueva sensación le recorrió el cuerpo, la urgente necesidad de sentirlo cada vez más cerca de ella parecía dominarla por completo. Su cuerpo por instinto parecía arquearse hacia él, buscando llenarse de placer al sentir su cálido aliento y sus labios sobre sus pechos.

Se dejó llevar por las placenteras sensaciones que recorrían su cuerpo y se encargó de entregarle ardientes caricias deslizando sus manos por cada centímetro de su cuerpo que estuviese a su alcance.

Todas las deliciosas sensaciones se detuvieron bruscamente cuando sintió las manos de Ranma deslizando suavemente sus pantaletas hacia abajo.

—¡Ma...matte! —exclamó sonrojada colocando sus manos sobre las de su novio.

Sin despegar las manos del lugar, Ranma besó una vez más los senos de su prometida. Levantando levemente su mirada, con intensidad la fijó en sus ojos. —¿Por qué? —preguntó aún sin perder un ápice de aquel descontrol que lo dominaba.

Respirando agitada, Akane respondió: —Porque... porque... no... no podemos ... yo...—La voz de la muchacha se perdió en un acalorado gemido cuando sintió el excitando miembro de Ranma rozando en la parte superior de sus muslos.

El muchacho de la trenza se detuvo mirando bastante preocupado a su novia. —Shim… shimatta… ¿hic.. hice algo malo? —preguntó bastante atemorizado.

Una tímida sonrisa se formó en el rostro de la muchacha. —No, no estoy lista para ser mamá.. —afirmó bastante sonrojada, esperando que Ranma comprendiera lo que acababa de decir—, y me gustaría que nuestra primera vez fuese en otro lugar... —murmuró acariciando despacio las mejillas de su novio.

Ranma rozó torpemente sus dedos sobre las mejillas de su prometida. —Yo… no quería propasarme… etto… me gustas tanto… —murmuró sonrojado mirándola intensamente—. Aishiteru… —agregó tranquilizándose un poco por la mirada cálida de la chica.

—No te propasaste —Akane mordió levemente sus labios para contener una traviesa sonrisa—, a no ser que creas que yo también me propasé contigo... —espetó recorriendo con la mirada a su semidesnudo novio.

Ranma sonrió recobrando la confianza de siempre. —Es verdad… y mucho… —guiñó un ojo recorriéndola de arriba a abajo con la mirada.

—Fuiste tú quien empezó a quitarme la ropa —comentó mirándolo con una media sonrisa mientras acariciaba despacio sus cabellos.

—Yo te quería demostrar lo bien que puedo desempeñarme… —murmuró sugerente en respuesta con una media sonrisa.

El rostro de la muchacha adquirió un notorio color carmín —Engreído —protestó débilmente mirando hacia otro lado—. Te desempeñas bien... —admitió en un tono casi inaudible.

El joven de la trenza arqueó una ceja. —¿Bien?... ¿solo eso? —farfulló acariciando sus cabellos, esperando por una mejor respuesta.

—Bastante bien... —respondió mirándolo retadoramente a los ojos.

—¡Je!... estoy seguro que fue mucho mejor que eso… —respondió autosuficiente rozando con sus dedos cerca de los senos de la chica.

—¿Y si estás tan seguro para qué preguntas? —habló Akane haciendo un gran esfuerzo por ignorar a su novio y sus caricias.

Ranma prefirió omitir comentarios acerca de la respuesta de la chica. Sonriendo atrevido rozó con uno de sus dedos uno de los pechos de la muchacha. —¿Cómo fue que me quitaste los pantalones? —sonrió retadoramente ante el sonrojo repentino de la chica.

—Ra... Ranma... ¿qué... qué haces? —respondió sintiendo como cada partícula de su cuerpo se estremecía bajo las caricias de su prometido.

—No respondiste a mi pregunta… —sonrió mirándola intensamente sin quitar su mano donde la había colocado.

Una de las manos de Akane descendió lentamente por la línea de la columna de Ranma —Del mismo modo que tú me quitaste la falda... pervertido —susurró manteniéndole la mirada.

—¿Sólo yo? —respondió riendo divertido acercando sus labios al abdomen de la chica para colocar algunos suaves besos—. Tú no te portaste muy bien que digamos… ¡je! —agregó irguiéndose nuevamente.

Riendo traviesamente Akane rodó sobre el saco de dormir obteniendo la posición dominante. —¿Te estás quejando? —preguntó arqueando levemente una ceja—. No puedes negar que te gustó mucho... lo sentí —espetó sonriéndole pícaramente.

—Y lo admito abiertamente… me encantó… —respondió directo clavando la mirada en los senos de su prometida—. Y a ti también, y mucho… —susurró mirando ahora el rostro levemente sonrojado de su novia.

—Nunca pensé que fueran a gustarte tanto —admitió mirando coqueta al muchacho—. ¿Ya no soy pechos planos?

—Pa… para na… nada… ¿Cuándo dije eso yo? —respondió levemente sonrojado volteando los ojos para fingir demencia.

Akane apoyó su mentón sobre el torso de de Ranma. —Muchas veces, pero no te preocupes... hoy te perdoné por todo eso —comentó divertida.

—Nosotros… estuvimos a punto de… —murmuró deteniéndose para mirarla un poco sonrojado—. ¿Te diste cuenta de eso?

—Ha.. Hai —balbuceó Akane moviéndose suavemente para luego sentarse al lado de su novio—, yo... etto... tú sabes...yo... te deseo... me vuelves loca... —admitió colocándose la camisa de Ranma para luego comenzar a cerrar rápidamente los botones de ésta—, lo habríamos hecho si no hubiese recordado que hoy no era un buen día... —añadió recostándose al lado del muchacho.

Ranma tomó una de las manos de la jovencita. —Tú también… me encantas… si no me hubieras detenido, yo… tú sabes… —admitió ruborizado pero sin bajar la mirada azul de sus ojos castaños—. ¿Qué harías si nuestros padres intentaran casarnos?... ¿qué te parece la idea?

—¿Me estás pidiendo que me case contigo? —preguntó sonriéndole dulcemente.

Hipnotizado por la dulce sonrisa de la muchacha asintió. —¿Qu.. qué te parece la idea?

—Si tratan de casarnos les diría que tendrán que dejar que nosotros escojamos la fecha y planeemos la boda —respondió rodeando con sus brazos el cuello de su prometido—. Quiero casarme contigo desde hace mucho tiempo, anata —murmuró a escasos centímetros de sus labios.

—Yo también… —murmuró por lo bajo sonriendo radiante. Sus labios acariciaron los de su prometida por algunos segundos—. Creo que sería bueno esperar… hasta después de la boda… ¿no crees? —agregó luego de algunos instantes mirándola serio.

—Mmm ¿estás seguro? —preguntó mirándolo no muy convencida de que pudieran resistir hasta ese día—. ¿Vas a resistir?

Ranma sonrió divertido. —No creo que sea tan difícil… ¿por qué lo preguntas? —preguntó sugerente al notar la expresión de la muchacha.

Akane frunció levemente el ceño. —Lo decía por ti... —espetó con un leve tono de ofensa en la voz—. En estos días no has demostrado mucha resistencia que digamos —comentó sonriendo de medio lado alejándose a una distancia considerable de su novio—, pero estoy segura que Ranma Saotome lo logrará... cueste lo que cueste —sonrió dirigiéndole una coqueta mirada.

—Y no lo dudes nunca… no será difícil, Ranma Saotome no le teme a ningún tipo de desafío —respondió totalmente seguro de sí sonriendo egocéntricamente.

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3 meses después

Después de diversos acontecimientos en su vida, habían fijado la fecha de matrimonio para aquel día para la alegría de sus progenitores. La fiesta había sido muy concurrida, incluso sus antiguas prometidas asistieron, sin generar el revuelo que generalmente hacían. Todo había sido perfecto. Solamente que un pequeño detalle lo atormentó desde aquel día que acamparon en el bosque, lugar donde se reconciliaron luego del pleito por P-chan, su promesa de no hacer nada en aquellos tres meses lo había llevado al borde de la locura por muy poco. Y para colmo se estaba tardando demasiado para quitarse aquel bendito vestido de bodas.

Había intentado persuadirla para quitarlo él mismo y hacer todo más interesante (y quizás también para adelantar un poco la cuestión) pero su ahora esposa, riendo cruelmente divertida para su infortunio, había denegado su pedido. Las mujeres realmente sabían como traumatizarlo a uno.

Ya llevaba media hora esperando, desde el principio se había preparado: quitándose aquel incómodo traje, luciendo así sus boxers color blanco. Ya comenzaba a sentir algo de frío, aunque la situación de tensión lo mantenía candente. Frente a la cama matrimonial del rústico hotel había una chimenea muy espaciosa y bonita.

Se levantó de un brinco para tomar algunos leños que estaban apilados en ésta para luego encender un cerillo. Algunas chispas comenzaron a danzar mientras alimentaba el fuego para hacerlo contundente. Distraído con su tarea no escuchó el ruido de la puerta del baño, Akane por fin había terminado de arreglarse.

Ella no hizo ni un ruido, sigilosamente avanzó algunos pasos para permitirse observar a su esposo. Ahí, agachado junto al fuego lucía como una verdadera tentación en la cual esperaba caer muchas veces esa noche.

Le había costado mucho quitarse el vestido, pero lo había preferido para aumentar la expectación de Ranma, tal vez era cruel, pero él se lo merecía por ser tan egocéntrico. Aún recordaba con claridad sus palabras "Ranma Saotome no le teme a ningún desafío", aunque tenía que admitir que su autocontrol había logrado mantenerse firme, pero con ciertas recaídas de vez en cuando.

Inhaló suavemente, estaba nerviosa y se sentía prácticamente desnuda con la lencería que la mamá de Ranma y Nabiki le habían ayudado a escoger.

—No quise hacerte esperar tanto —habló con la voz algo temblorosa.

Ranma sintió como un placentero escalofrío recorría su anatomía: desde sus cabellos hasta la punta de sus pies. Lentamente volteó, sus mejillas se colorearon de inmediato al observar el escaso atuendo de su esposa. Vestía una pequeña camisola casi transparente color blanco. La parte superior estaba confeccionada de encajes y se podía divisar a la perfección la pequeña pantaleta del mismo color que utilizaba.

—Ak… Akane… —apenas pudo articular totalmente idiotizado.

Akane rió suavemente. —Me has visto con mucho menos que esto, anata —comentó mirando bastante divertida la expresión embobada de Ranma—. ¿Te vas a quedar ahí toda la noche? —preguntó fijando una sugerente mirada en el rostro de su esposo.

—N… no… —respondió luego de observarla algunos segundos más poniéndose se pie en menos de medio segundo—. Yo… tú… te ves… muy bonita… —sonrió bastante sonrojado todavía nervioso acercándose a ella para tomarla de las manos.

—¿En serio? —preguntó entrelazando sus manos con las del muchacho—. Me siento desnuda con esto... —comentó indicando su ropa con la mirada—, le dije muchas veces a tía Nodoka que esta camisola enseñaba mucho... —agregó comenzando a sentirse bastante acalorada por la penetrante mirada de su esposo.

Ranma, adquiriendo más confianza, acercó la chica a su cuerpo ciñendo con una de sus manos su estrecha cintura. —Te he visto con menos ropa que eso… ¿recuerdas? —sonrió seductor acercando su rostro al de ella.

Akane rozó despacio sus labios sobre los de Ranma —Tal vez deberías quitármelo ¿ne? —susurró sensualmente antes de comenzar a lamer con especial deleite la boca de su esposo.

Correspondiendo a su flamante esposa la besó, tomando su labio inferior entre los suyos. Extasiado con aquel perfume exótico que había colocado en su tersa piel y lo hacía más delicioso aún. Lentamente hizo que la chica retrocediera algunos pasos, junto a la chimenea había una gran manta, acercándola a ellos con uno de sus pies colocó a la chica sobre ésta mirándola intensamente. —Ni tienes que decírmelo… lo sé… —susurró ronco.

La mirada de Ranma desataba en su interior una verdadera hoguera. La hacía sentirse como si estuviese siendo acariciada en ese mismo momento. Parecía tocarla con la mirada y envolverla en su embriagante calor del cual deseaba ser la única dueña.

Lo observó recostarse sobre uno de sus costados a su lado, él la contemplaba con infinita adoración y deseo.

Ella también giró apoyándose sobre uno de sus costados, con un suave movimiento se acercó aún más a él. —Ai shiteru, Ranma —susurró recorriendo lentamente con sus manos el torso de su esposo.

Lo había acariciado muchas veces, pero esa noche era especial, deseaba llenarse de él y guardar en su memoria cada una de las sensaciones que se regalasen mutuamente.

El pelinegro sonrió acariciando las mejillas de la joven mujer. Todo era tentador en ella: sus labios entreabiertos invitándolo a probarlos, aquella pequeña y pícara nariz, su cabellera azul con aroma a fresas, que al parecer estaba un poco más larga de lo acostumbrado. Con cuidado levantó un poco aquella camisola, viendo una vez más aquella piel blanca y tersa, sus azules ojos brillaron, una llama de deseo se asomó en ellos, era como si fuera la primera vez que la observase, como sucedió meses atrás en aquel campamento. Quería guardar aquella imagen para siempre.

Inclinándose con infinito cuidado depósito algunos besos en su vientre, puntilloso, con toda la calma del mundo, sabía que esta vez sería la primera de muchas noches de amor junto a ella, el ser que más amaba en su vida. Sus labios acariciaron la delicada piel prestándole la debida atención a esa parte de su anatomía. Una musicalidad de sonidos interrumpió el imperturbable silencio de la habitación, suspiros y latidos de corazón en una deliciosa y candente melodía producto de los amantes en los inicios de la ritual demostración de amor que aún no conocían a la perfección. Pero tendrían toda la vida para hacerlo.

Él pareció robarse su aliento cuando inició un camino ascendente de besos hasta llegar a su cuello. Sus húmedos labios se desplazaron con torturante lentitud por su piel, cubriéndola de besos y suaves mordidas que acabaron con todo su autocontrol impulsándola a arquearse hacia él, buscando con desesperación la unión total de sus cuerpos.

Por su parte ella entrelazó sus piernas con las de su esposo, con lentos movimientos rozó sus muslos contra los suyos, tentándolo, aumentando su deseo con cada apasionado roce.

—¿Qué esperas para quitarme la ropa? —suspiró en oído antes de deslizar su lengua con en un lánguido movimiento sobre el lóbulo de su oreja.

Un pequeño cosquilleo invadió su cuerpo, sonriendo animado por aquel leve contacto se decidió por acatar a las órdenes de su esposa y dueña de su vida. Con rapidez celestial, en menos de dos segundos quitó aquella delicada y fina tela de su cuerpo, quedando solamente con aquella pequeña pantaleta.

—Ahora estamos en las mismas condiciones… —sonrió de medio lado acercando sus manos a los tentadores pechos de su esposa. Con suma delicadeza los acarició en forma circular haciendo que se pusieran rígidos al calor de sus dedos.

Con uno de sus brazos rodeó su cuello instándolo a acortar la distancia entre sus rostros para luego apoderarse apasionadamente de sus labios. Su boca se movió con ardor sobre la Ranma demostrándole con caricias la intensa hoguera que había provocado en su interior y que ahora se adueñaba de todo su cuerpo y su conciencia.

Sin darle tregua penetró con su lengua en su húmeda boca iniciando un sensual juego que dominaba a plenitud con sus ardientes movimientos.

La creciente sensación de calidez y necesidad entre sus piernas aumentó cuando sintió la mano de su esposo presionar con mayor necesidad uno de sus pechos. Impaciente se movió una vez más acercando levemente sus caderas a las de Ranma buscando un contacto aún más intimo.

El joven de la coleta acarició lentamente con dos de sus dedos las caderas de la chica, ciñendo con una de sus manos su cintura para terminar de acercarse a ella, sus cuerpos rozaron, ambos ardientes del deseo. Correspondió a su beso con igual avidez, jugueteando con su lengua en una ardiente competencia. Segundos después mordisqueó sus dulces labios, probándolos extasiado, queriendo obtener más por cada segundo que pasaba. Con uno de sus dedos comenzó a juguetear con el elástico del costado de sus pequeñas pantaletas.

Las manos de Akane se deslizaron ávidamente sobre la espalda de Ranma siguiendo el apasionado ritmo marcado por sus bocas. Al llegar a su cintura se detuvo, suavemente tomó los bordes de sus boxers y comenzó a bajarlos mientras su boca se encargaba de aumentar la pasión del beso, convirtiéndolo casi en un preludio de lo que vendría.

Segundo a segundo el beso se hacia más intenso y sexual, aumentado la ardiente sensación de necesidad que la llevaba a anhelar intensamente el momento en que sus cuerpos se fundieran en uno solo.

Con sus piernas terminó de quitar la ropa de Ranma logrando desnudarlo por completo.

—Ya no estamos en las mismas condiciones —comentó casi pegada a sus labios— y me encanta que sea así —Le sonrió sensualmente mientras sus manos se encargaban de recorrer cada centímetro de su firme trasero.

El muchacho sentía un fuego interno que lo consumía paulatinamente pero en ese instante éste se acrecentó de una considerable manera. Hambriento por obtener más de su esposa dejó aquella posición para tomar la postura dominante, sentándose a horcajadas de ella.

Sonriendo satisfecho la miró intensamente. —Ya no… pero ahora estoy mucho mejor, me gusta esta posición… —murmuró ronco bajando su mirada hacia sus senos.

Luego de observar con detenimiento su objetivo bajó su cabeza para comenzar a besar desde debajo de su cuello hacia sus pechos, en el recorrido la besó y lamió una y otra vez aquella dulce y delicada piel. Sus manos, mientras tanto delineaban aquellas excitantes curvas que lo enloquecían.

Las manos de Akane se perdieron entre los cabellos de Ranma, los presionó con fuerza buscando controlar de algún modo las ardientes sensaciones que se apoderaban de ella con cada caricia.

Sus jadeos se hicieron más intensos cuando Ranma atrapó uno de sus pezones en su boca, con su lengua le dedicó pequeñas y ardientes caricias que desataron una verdadera corriente eléctrica por todo su cuerpo.

—Ra... Ranma... —gimió con la respiración entrecortada sintiéndose abrasada por el calor de su piel sobre la suya.

Ranma continuó probando aquel elixir tan dulce, una y otra vez besó, labio y succionó uno de los pezones mientras que con su otra mano acariciaba y presionaba su otro pecho. Ávido de ella, deseaba probarla toda la noche y todos los días del resto de su vida.

Luego de unos instantes comenzó a bajar su recorrido de besos hasta quedar a la altura de su vientre. Solamente quedaba aquella pequeña pantaleta, moviéndose un poco hacia atrás miró su diminuto objetivo. Con una media sonrisa colocó sus dedos en los costados de éste, luego observó a su esposa para pedir consentimiento implícitamente.

Mordiendo suavemente sus labios, Akane le dirigió una mirada llena de deseo. —Hazlo de una vez... no voy a impedírtelo —añadió mientras sus labios se curvaban en una sugerente sonrisa.

Al instante el joven tiró con sus dedos delicadamente, de manera lenta y tentadora, recorriendo cada centímetro de sus torneadas piernas con sus manos. Su piel era fuego, perfumada, suave… en pocos segundos terminó por despojarla de aquella última prenda.

Levemente sonrojado la observó de pies a cabeza, era la primera vez que estaban completamente desnudos. Con cuidado se colocó entre sus piernas. Un ligero temblor recorrió su cuerpo al sentir su intimidad rozar con la de ella.

Un poco tímido se movió para intentar hacer que ese roce se repitiera, pero con más intensidad. Deseaba poseerla, hacerla suya para siempre. Intentando recuperar la confianza de antes comenzó a acariciar su muslo derecho con una de sus manos en la parte inferior de estos arrancando algunos suspiros de su parte.

Akane cerró los ojos dejándose llevar por las deliciosas sensaciones, todo su cuerpo temblaba por la expectación. Arqueando levemente sus caderas comenzó a moverse siguiendo su ritmo.

—Mmm... Ranma... —suspiró rodeando con sus brazos el cuello del muchacho—, me vas a volver loca... —gimió comenzando a mordisquear levemente el lóbulo de la oreja de su esposo.

El muchacho continuó rozándola mientras sus labios nuevamente capturaban los de ella en un apasionado y hambriento beso. Una y otra vez se movió sobre ella, deseando estar cada vez más cerca. Su cuerpo era una hoguera que se alimentaba cada vez más a causa de los suspiros, la calidez del cuerpo de su esposa y sus deseos de tenerla para él para siempre.

Sentía una presión insoportable, sus deseos de poseerla eran cada vez más fuertes. Repetidas veces mordisqueó sus labios.

—Me encantas… mucho… —gimió ronco con la respiración agitada separándose levemente de sus labios para mirarla intensamente.

El cuerpo de la mujer se tensó nuevamente al sentir el ardiente miembro de Ranma rozando y bordeando su húmeda entrada. Abrazándose con fuerza a su esposo gimió: —Te necesito... Ranma... —suspiró pegada a sus labios.

Ranma vibró ante el pedido de su esposa. Con mucho cuidado se colocó en su entrada. Lentamente avanzó hasta penetrarla. Miró a la chica nuevamente, ella asintió cerrando sus párpados aferrándose con fuerza a su cuello con sus brazos. Decidido, la penetró por completo. La muchacha lo abrazó más fuerte apretando sus dedos contra su espalda.

Una pequeña punzada de dolor atravesó su cuerpo durante algunos segundos, él se no se movió hasta que su cuerpo se acostumbró a su invasión.

Akane abrió suavemente los párpados, la leve molestia quedó atrás, todo su interior se estremecía en espasmos de placer que consumían por completo todos sus sentidos y pensamientos.

Sus ojos finalmente se encontraron con la preocupada mirada de Ranma. Suavemente tomó con sus manos el rostro de su esposo, con dulzura acortó la distancia que separaba sus labios para entregarle un largo y romántico beso con el que pretendía demostrarle lo maravilloso e importante que era ese momento para ella.

Correspondiendo de igual forma aquel mágico beso, tomó con ambas manos el rostro de su esposa. Sus labios eran como un afrodisíaco para él, deseaba probarlos una y otra vez, el calor que invadía su cuerpo era aún más poderoso que aquellas llamas que crepitaban a su lado. Las chispas incandescentes volaban danzando sobre aquel fuego iluminando parte de los cuerpos de los amantes.

El joven de la trenza, ahora completamente seguro de que estaba todo bien comenzó a intensificar paulatinamente aquel rítmico vaivén. Prestando luego atención a su cuello, comenzó a lamerlo ávido de su dulzura. Los movimientos aumentaban a medida que los segundos pasaban, una sensación placentera invadía su cuerpo al sentir como el interior de la jovencita se contraía para recibirlo con calidez.

Aquella ardiente humedad que comenzaba a ser un vicio para él. Sus manos se movieron rápidamente acariciando debajo de su cuello, sus pechos, su vientre, queriéndola acaparar por completo.

El cuerpo de Akane respondía completamente al instinto, sus caderas se movían siguiéndolo, buscándolo, intentando poseerlo, quemarlo en sus entrañas, llevarlo al borde de la locura entre sus brazos.

Él penetraba en su cuerpo con profundas embestidas una y otra vez cortándole el aliento, aumentado el deseo que la dominaba y llenando de placer hasta el último rincón de su cuerpo. Haciéndola desear aumentar los febriles movimientos para alcanzar aquello que su cuerpo aún no conocía y que buscaba con desesperación.

Sus brazos se aferraron con fuerza alrededor del cuerpo de Ranma, haciendo presión y sin permitirle alejarse ni un centímetro, rodó sobre la cama obteniendo la posición dominante.

Jadeando comenzó a mover con fuerza sus caderas rítmicamente volviendo a retomar la apasionada danza que Ranma se había encargado de iniciar.

Extasiado observó la deidad en forma de mujer que se erguía ante él, la muchacha se había alejado comenzando a moverse desenfrenadamente, deseosa de obtener más placer de su cuerpo, con una media sonrisa la tomó de las caderas para guiar sus movimientos, su cuerpo vibraba ante el entusiasmo y fervor con que ella lo hacía suyo.

Aprovechando que ahora tenía la absoluta libertad para recorrer su cuerpo, partió del inicio de su dorso, acariciando circularmente su piel mientras presionaba levemente sus dedos a ella, sus manos viajaron hasta llegar hasta sus redondas posaderas. Sin poder evitarlo las pellizcó con delicadeza, interesado por escuchar gemir su nombre una y otra vez de la boca de su esposa, de la manera que solo ella podía pronunciarlo.

Con el paso de los minutos el descontrol dominó sus movimientos, se movía apasionadamente sobre Ranma, provocando que el presionara cada vez con mayor ardor sus caderas buscando retenerla cerca suyo y penetrar cada vez más profundamente en su ardiente cuerpo.

Los desbocados latidos se unía a los fuertes gemidos y jadeos que llenaban la habitación. Sus cuerpos al igual que los leños de la chimenea se consumían en un fuego que ellos mismos se habían encargado de encender y avivar. Entre fuertes gemidos de liberación, los dos acabaron dejándose arrastrar al abismo del placer.

Ella se detuvo lentamente dejándose caer nuevamente en brazos de su esposo, disfrutando del agitado vaivén de su pecho y los descontrolados latidos de su corazón.

Ranma besó los cabellos de su esposa respirando aún agitado. —Te amo… —murmuró por lo bajo acariciando suavemente una de sus manos.

Akane subió el rostro para observarlo, tenía las mejillas algo sonrojadas, algo de sudor perlaba su frente y sus ojos brillaban con una intensidad que solo logró aumentar el calor que sentía recorrer todo su cuerpo. —También te amo —sonrió entrelazando su mano con la de su esposo. Nuevamente volvió recorrer su rostro con la mirada—. Te ves muy sexy ¿sabias?

—Lo sé… —respondió con una media sonrisa mirando de la misma forma a la muchacha—. También te ves hermosa… —respondió besando las comisuras de los labios de la chica—. ¿Quieres continuar? —rió ante la expresión de su esposa.

—Toda la noche si quieres... pero no aún —sonrió divertida apoyando su rostro en el pecho de su esposo—, también quiero estar así contigo... —susurró acariciando lentamente el torso de Ranma—, creo que me va a gustar mucho estar a solas contigo por algunos días.

—Va a ser muy divertido… y tengo las suficientes energías y mucho más… —respondió sonriendo egocéntricamente besando la nariz de su esposa—. ¿Crees que nuestros padres ya estén pensando en el heredero?

Akane rió divertida. —Sabes bien que lo están pensando desde hace tres meses... cuando volvimos a casa... —comentó la muchacha comenzando a recordar

Flash back

—No te preocupes, no creo que ya tengan todo listo para casarnos —comentó Akane depositando un pequeño beso en los labios de su prometido—, y si lo tienen solo tendrán que posponerlo tres meses, anata —añadió fijando una coqueta mirada en el rostro del muchacho.

—Sí, estoy seguro que se emocionarán con la idea de que ya lo hemos decidido, no creo que molesten tanto… salvo que quieran que comencemos a crear su… heredero… ya sabes… —comentó lo último en un tono taciturno bastante sonrojado.

Las mejillas de la muchacha enrojecieron totalmente. —Etto... hai —balbuceó comenzando a recordar lo cerca que habían estado de comenzar a crear el heredero que tanto anhelaban sus padres—, que digan lo que quieran mientras no intenten meterse en nuestra relación —agregó un poco más relajada, rodeando con sus brazos el cuello de su prometido—. Te amo Ranma —susurró mirándolo embelesada.

—Yo también koishii… —respondió besando con delicadeza su frente—, estamos juntos en esto, no te preocupes… ellos se acostumbrarán con el tiempo a la idea y dejarán de molestarnos…

—¡Hijo mío! —exclamó emocionado Soun Tendo abrazando fuertemente a la pareja—. ¡Trajiste a mi pequeñita de vuelta! Akane... ¿cómo abandonas así a tu pobre padre? —añadió comenzando a lloriquear lastimeramente.

—¡Así se comporta un Saotome! Cumpliste con tu objetivo… y veo que lograste tu cometido con creces… —rió escandalosamente Genma Saotome.

—Uhm… como lo supuse… —murmuró bastante irritado por la interrupción de su progenitor y futuro suegro—. ¿Qué haces aquí, oyaji? No deberías estar durmiendo? —preguntó notablemente fastidiado.

—Veo que la revista si les sirvió de mucho... debería cobrarles por eso —comentó Nabiki observando con una ceja levemente arqueada su hermanita menor, quien permanecía abrazada a su prometido—. ¿Qué hiciste con ella para lograr traerla de vuelta¿o te gustó que "cierto mentiroso, idiota y pervertido fuese por ti, hermanita?

—¡Nabiki¡Yo... yo... eso no es tu asunto! —exclamó furiosamente sonrojada Akane, separándose a una distancia considerable de Ranma.

—¡Kuso, ya dejen de entrometerse! —bufó bastante alterado el muchacho de la trenza sin soltar el agarre con su prometida.

En aquel segundo apareció la radiante madre del chico. —¡Ya regresaron! Yo sabía que la traerías de vuelta… no es necesario preguntarles si se reconciliaron… ¿ya decidieron la fecha para su boda? —preguntó notablemente emocionada.

Akane asintió mirando levemente sonrojada a su futura suegra —Nos casaremos en tres meses —pronunció sonriendo radiante.

—¿Tres¿tres meses? —balbuceó Soun antes de caer desmayado. La emoción lo había superado por completo.

—¿Por qué tan pronto¿Tuvieron sexo? —preguntó Nabiki mirando inquisidoramente a Ranma.

—¿Están fabricando a nuestro pequeño heredero? —comentó con un brillo especial el hombre del turbante.

El muchacho de la trenza se puso prácticamente de piedra ante las preguntas de su progenitor y futura cuñada. Realmente no todo era tan fácil como él pensaba.

—¡Dejen de decir tonterías¿Qué no tienen nada mejor que hacer? —preguntó Akane fulminando con la mirada a su hermana—. Entremos, Ranma —espetó arrastrando al muchacho con ella.

Fin flash back

—Al menos nunca pudieron averiguar como me convenciste de volver a casa —comentó sonriente Akane.

—Oyaji y ofukuro estuvieron interrogándome hasta que se cansaron esa noche… —comentó volteando los ojos el ojiazul—. Demo… te gustó mucho la forma en que te convencí¿na? —comentó con una media sonrisa.

—No la recuerdo —mintió deslizándose lentamente hasta recostarse sobre la manta al lado de su esposo—. Solo recuerdo que llegaste al bosque, intentaste secuestrarme y te aprovechaste de la situación cuando me cargaste... y de todos modos no volvimos cuando tú quisiste —añadió mirándolo con una media sonrisa.

Ranma la rodeó con ambos brazos disfrutando de la calidez que irradiaba su cuerpo. Las llamas seguían crepitando con un dulce tintineo que irrumpía el silencio de la habitación, coreando las voces de los amantes—. ¡Je! así que me aproveché de la situación… ¿y a ti te gustó mucho, na? —comentó divertido.

—Lo hiciste, admítelo —espetó colocándose de lado para quedar frente a frente con Ranma—, no necesitabas poner tu mano en ese lugar para sujetarme... pervertido —pronunció fijando una juguetona mirada en su rostro.

—Era necesario, sí… ¿de qué otra forma lo habría podido hacer? —rió besando ligeramente los labios de su esposa—. A ti te encanta que sea pervertido contigo… estoy seguro… —afirmó mirándola intensamente.

—No lo era —insistió sonriente— ¿por qué no admites que te gusta tocar mi trasero? —pronunció susurrando sus palabras en el oído de su esposo—. Me encanta cuando te pones pervertido —añadió besando suavemente su cuello.

—Lo admito… me gusta demasiado —respondió al instante acariciando los contornos de su mujer—. ¿Tienes alguna preferencia también?

—Tus ojos —sonrió Akane pegando más su cuerpo al del muchacho—, cada vez que me miras a los ojos... yo... etto me encanta —espetó sonrojada.

—¿Solo mis ojos¿segura? —indagó nuevamente sonriendo egocéntricamente. Estaba seguro que tenía muchos más portentos que ese.

Akane negó con la cabeza. —También me gusta tu boca —sonrió antes de depositar un suave beso en sus labios.

—¿Algo que no sea de mi cara? —preguntó insistente con la misma mirada.

Fingiendo inocencia respondió: —Es que tu rostro me encanta, anata —pronunció haciendo lo posible por no parecer sospechosa—, me gusta como me abrazas y tus besos.

—A mi también koishii… me gustan mucho tus besos… —sonrió embobado olvidando por completo el anterior tema de conversación. Con dos de sus dedos acarició los contornos de su rostro—. Kawaii… —murmuró perdido en sus castaños ojos.

Las mejillas de la muchacha se sonrojaron por completo —A estas alturas deberías saber que me gusta todo tu cuerpo, baka —murmuró pegándose más al duro torso de su esposo—. Desde esa tarde en el campamento... ha sido muy difícil resistir... tú sabes... supongo que ahora todo será distinto...

—Ahora podremos aprovechar muy bien nuestro tiempo a solas… —respondió susurrando ronco besando las comisuras de los labios de la chica—. ¡Je!... después de aquel campamento te encargaste de darle su merecido a P-chan… pero lo perdonaste rápido… ¿por qué fue? —preguntó curioso.

—Etto... bueno, luego de eso él me confesó que había estado enamorado de mi desde... —Akane se interrumpió por unos segundos para sondear el rostro de su esposo. Su mirada le dio la impresión de que él comenzaba a ponerse celoso. Haciendo caso omiso de ésta, prosiguió: —. Desde que lo besé cuando creí que era un cerdito y bueno... él siempre fue nuestro amigo... no podía seguir enojada toda la vida...

Ranma frunció levemente el ceño. A pesar de que sabía que no tenía sentido ponerse de esa forma ya que el idiota estaba enamorado de su amiga de la infancia no pudo evitarlo. —Cerdito aprovechado… ¡je! al menos recibió su merecido…

—¿Tú lo sabías? —preguntó Akane mirando divertida a su esposo.

—Creo que la única que no lo sabía eras tú… shimatta… era tan evidente el idiota —comentó refunfuñando el joven de la trenza.

—Ahora entiendo porque te ponías tan celoso —sonrió acariciando suavemente el torso de su esposo —. No soy buena para notar ese tipo de cosas, tampoco me di cuenta de que estabas enamorado de mi... aunque claro, a ti no se te notaba mucho que digamos.

—¡Je!... ¿tú crees? creo que era demasiado evidente cuando alguien quería propasarse contigo… —comentó con una media sonrisa besando uno de los hombros de su esposa.

—También cuando solo eran amables conmigo, pero te encargabas de dejarme en claro que no estabas celoso —comentó Akane rodeando con sus brazos el cuello de Ranma—. ¿Eres muy celoso, sabias?

—Tú también lo eres… ¿na? —respondió ciñendo la cintura de la jovencita con ambas manos—. Aishiteru koishii…

—Ai shiteru mo, Ranma —habló Akane con un dulce tono de voz antes de depositar leves caricias sobre los labios del muchacho—. ¿Vamos a la cama? —preguntó más interesada en mirar el torso de su esposo que en mirarlo a los ojos.

Ranma no se dio cuenta de las segundas intenciones que la muchacha escondía tras aquellas palabras. —¿Qué? Pero si es temprano todavía… tengo muchas energías aún… —espetó algo desilusionado.

Akane río abiertamente —¿Cuándo dije que íbamos a dormir? —preguntó rozando despacio sus labios sobre el cuello de su esposo—. Si quieres te puedo enseñar otras cosas que hacer en la cama y que nada tienen que ver con dormir —propuso lanzándole una sugerente mirada.

El muchacho de la trenza repentinamente tomó de un segundo a otro a su esposa entre sus brazos. —¡¿Y qué esperas para hacerlo?! —espetó guiñando un ojo mientras se dirigía en dirección a la cama a una velocidad sobrehumana.

Tendrían muchos días para conocerse en aquel y muchos otros aspectos. Ya pensarían que harían con sus padres después de su Luna de miel. Después de todo a Ranma Saotome ningún desafío puede vencerlo.

Fin

Notas finales

Bueno… toda historia tiene un fin y he aquí el de ésta :-) esperamos que hayan disfrutado la trama que comenzó con la idea de San Valentin, White Day y los chocolates… le dimos una finalización especial para aquellos que nos pedían con ansias cierto momento de esta parejita… xD um, creo que esta es una de las pocas veces que me toca comentar una escena de este tipo… xp, esperamos que la hayan disfrutado… junto a la fogata en una noche de invierno… quien fuera Akane… debo admitir que ya me tenía desacostumbrada este tipo de escenas y tardé un poco en ponerme en onda… (gracias por tu paciencia Freya :P) pero bueno, después ya recuperé mi neurona hentai… xp

Bueno, esperamos que dejen sus reviews para despedirnos de esta historia ; ) les avisamos que estamos trabajando con "Conquistando a una flor" y muy pronto sabrán noticias de nosotras… también vamos a continuar después de este epi una historia de Inuyasha que comenzamos hace un tiempo…

Gracias por leernos… que tengan un lindo fin de semana ;)

Besos,

Sakura

Palabras en japonés

Kuso: Mierda

Shimatta: Maldición

Hentai: pervertido

Etto: Uhm

Na: pregunta que siempre requiere de una respuesta afirmativa "¿no?" . Las chicas usan el ne y los chicos el na

Ai shiteru: Te amo

Ai shiteru mo: Tambien te amo

Kawaii: bonita, linda

Arigato: gracias

Honto ka¿De verdad?

Matte: espera

Hai: sí

Anata: querido, mi amor

Oyaji: Papá dicho de una forma muy informal (viejo)

Ofukuro: Mamá

Demo: Pero

Baka: idiota