(N/a: Antes de empezar, quisiera responder algunas de las preguntas que me hizo SamarKanda:

1)Harry YA ENCONTRÓ A UNA DRAGONA…:D

2)La gran mayoría de mis datos de dragones son inventados, los hago en base a cómo me imagino su estilo de vida, fisonomía, etc.

3)Draco ya ha matado, sí. Y sabe que es un vampiro desde pequeño, pero nunca se lo pudo decir a nadie; imaginarás por qué.

Y la respuesta a la pregunta de gladiz:

Lo que pasó en el vagón entre Draco y Herms fue algo que ella se imaginó, nada más

Ahora sí: el fic:

---------------------------

Luego del entrenamiento Harry fue a buscar a Draco, que se la había pasado buscando a Hermione y no la había encontrado ni viva ni muerta. El dragón rojo lo encontró cerca de la cabaña de Hagrid y aterrizó junto a él.

-¿Y Hermione?-le preguntó-¿No era que estabas con ella?-

-Estaba.-confirmó el reptil-Me ausenté tan sólo por unos minutos y cuando regresé ya había desaparecido.-.

-De seguro ya se fue a dormir.-dijo Harry despreocupadamente.

Oyeron entonces unos pasos fuertes que se acercaban, ambos voltearon a ver. Por el prado se acercaba Hagrid, mirando entre sorprendido y extrañado al dragón verde.

-¿Harry, quién es él?-preguntó el semigigante.

El dragón rojo los presentó.

-¿Eres un dragón salvaje?-le preguntó Hagrid a Draco, muy excitado.

-Eh…si-contestó el reptil.

El guardabosque dudó un momento.

-¿Puedo…pedirte algo…? Digo, si no tienes nada más que hacer…-

Hagrid le hizo una seña para que agachara la cabeza, y le susurró algo al oído. Parecía no querer que Harry oyera.

Cuando Hagrid terminó de hablarle Draco levantó la cabeza, mirándolo con ojos muy abiertos.

-¿Podrías?-preguntó el semigigante.

El dragón tragó saliva.

-Está bien…-

El guardabosque sonrió.

-Gracias-le dijo. Luego se dirigió a Harry- Ya es algo tarde, creo que deberías irte a dormir.-

El dragón rojo asintió, se tragó las ganas de preguntarle a Bowen qué era lo que le había dicho Hagrid, extendió las alas y se marchó.

El León y la Serpiente.

A la mañana siguiente harry, Ron y hermione se despertaron tarde y bajaron a desayunar al Gran Salón, donde estaban sentadas Katherine y Metalik, conversando. Los Gryffindors se sentaron junto a ellas.

-Hoy tenemos dos horas de Cuidado de Criaturas Mágicas-anunció katherine-para compensar lo de la clase pasada...-

-Malfoy no está en la mesa de Slytherin-comentó Hermione descuidadamente. Y era cierto: en la mesa de las serpientes, el par de ojos de mercurio que siempre la observaban brillaban por su ausencia

Ron la miró.

-¿Y tú que hacías mirando a la mesa de Slytherin?-preguntó, extrañado.

Hermione se salvó de contestar, ya que justo entonces tocó la campana que anunciaba el comienzo de su primera clase. Tomaron entonces sus cosas y bajaron a los terrenos, donde Hagrid los esperaba radiante. La castaña buscó con la mirada a Draco entre el grupo de bulliciosos alumnos de Slytherin que esperaban junto a la cabaña, pero tampoco allí lo encontró.

-Bueno-dijo Hagrid, tratando de ocultar su exaltación-Como hoy tenemos bastante tiempo de clase, he traído algunas criaturas para mostrarles, cuatro, para ser exactos; y les aseguro- se apuró a aclarar, al ver la cara de horror que ponían los alumnos- que al menos tres de ellos son completamente inofensivos-.

Aquello no alcanzó para apaciguar a los alumnos, pero se resignaron, como siempre, a otra de las ocurrencias del semigigante.

-Pero…dijiste tres…-dijo Seamus-¿Y la cuarta criatura? ¿Es peligrosa…?-

Hagrid no respondió. Le hizo una seña a Metalik, la cual se internó en el bosque y se perdió pronto de vista. El semigigante, entonces, sacó de su bolsillo un enorme guante de grueso cuero marrón y se lo puso en la mano izquierda.

-No es de piel de dragón-comentó-porque se ofendería…-

Indicó al suelo, y por primera vez Harry se percató de la presencia de un balde de agua que contenía un lucio de tamaño mediano y una cajita de madera con tres pequeños agujeros en la tapa, que dejaban vislumbrar algo que se movía en su interior. Luego el profesor señaló la copa de un alto roble que se veía a lo lejos, y el Gryffindor divisó un brillo azul celeste que relumbraba en ella.

Hagrid levantó el brazo, manteniéndolo horizontal, y silbó. La cosa azul celeste bajó volando del se posó en su brazo, chillando.

-Éste-explicó a la clase- es un dragón costero o zambullidor-.

Era un dragón pequeño, no mayor que un azor, de color celeste perlado, con patas palmeadas y alas largas y angostas, acabadas en punta. Tenía el cuello y la cola cortos (comparados, claro está, con las de otros dragones), y la punta de ésta era lanceada y con forma de remo.

El reptil lanzó un alegre bramidito y le lamió cariñosamente la cara a Hagrid.

-Voy a mostrarles lo que puede hacer-continuó el profesor, acariciando al dragoncito-Dean, por favor, agarra al lucio y llévalo hasta el borde del lago-.

Dean Thomas se adelantó hasta el cubo de agua, agarró al lucio (le costó un poco, ya que el pez se sacudía y tiraba tarascones) y fue con el hasta la orilla del Lago Negro. El dragón pareció impacientarse: agitó las alas, chillando, y, e intentó volar hacia Dean; pero Hagrid lo mantenía firmemente sujeto de unas cuerdas de cuero que tenía atadas en las patas.

-Bien-acotó el profesor, tratando de controlar a la ansiosa criatura- Ahora arrójalo al agua lo más lejos que puedas-.

Dan revoleó al pez y lo arrojó bien lejos dentro del lago. Hagrid entonces soltó al dragón, el cual voló raudo hacia el lago, revoloteó un poco por encima con la vista clavada en el agua y se dejó caer a una velocidad vertiginosa, zambulléndose limpiamente y saliendo casi al instante con algo firmemente sostenido entre sus mandíbulas.

El reptil voló hasta el brazo del profesor y se posó en el, con el lucio coleando desesperado entre sus fauces. Acto seguido lo arrojó al aire para darlo vuelta y se lo zampó entero de un solo mordiscón.

-Así es como pesca-explicó el semigigante- Pueden caer desde una altura superior a un edificio de siete pisos, y golpear el agua a una velocidad de 190 km por hora.. Se alimentan de peces, crustáceos y calamares, y a veces asa su comida con su fuego antes de devorarla, ya que digieren la carne cocida más fácilmente-.

Los alumnos estaban absortos, escuchando. Aquella parecía ser la primera clase del año en la que todo marchaba bien.

-Ésta es una de las especies de dragón más pequeñas, y está lejanamente emparentada con las aves fragata-continuó- Habita en las costas de todo el mundo, menos en las regiones heladas, y es común verlos anidando en grandes colonias, de a veces millones de integrantes. En pequeñas islas del Pacífico Sur-.

El pequeño dragón había acabado de limpiarse el hocico y abre, grandes las alas, orientándolas hacia el sol, para secarlas.

- Estos dragones son usados normalmente para hallar grandes cardúmenes de peces en mar abierto. Son excelentes mascotas (es una de las pocas especies de dragón permitidos como mascota) y muy buenos guardianes, ya que a pesar de su tamaño pueden llegar a ser muy protectores y agresivos-.

El profesor levantó el brazo y el reptil voló y se posó en la copa del mismo roble. Hagrid se saca el guante de cuero y lo guarda en su bolsillo.

-Ahora les voy a mostrar-continuó, acercándose a la cajita de madera; abriéndola y sacando algo- el dragón más pequeño del mundo-.

Había agarrado por la cola algo que más que un dragón parecía una lagartija con cuernos y unas garras que Mamita Querida; ni siquiera tenía alas.

-Le llaman dragón topo, y ya verán por qué-explicó.

Bajó al dragón al suelo y lo depositó en el césped. El reptil inmediatamente comenzó a corretear, al llegar a un punto se puso a escarbar a una velocidad asombrosa. Hagrid lo agarró de la cola antes de que se fuera por el túnel que acababa de hacer y lo depositó sobre su mano.

-Suelen vivir en colonias de hasta cien individuos, y habitan en redes de túneles que pueden llegar a tener proporciones inmensas. La más grande de la que se tienen registros abarcaba un área tres veces mayor que Inglaterra. Se alimenta de gusanos y pequeños insectos que caza bajo tierra-.

El semigigante acercó su dedo meñique al hocico del dragón, el cual se abalanzó sobre éste y lo atrapó con sus pequeñas fauces. Hagrid levantó su mano, con el reptil colgando firmemente asido a su dedo. Algunos alumnos rieron.

-Sus dientes no son muy filosos- comentó el profesor-pero en cambio tienen una mandíbula muy fuerte para su tamaño. Aunque no tienen mucha resistencia-.

El dragoncito entonces comenzó a patalear y acabó soltándose del dedo de Hagrid, cayendo sobre su mano. El profesor lo guardó en la cajita de madera y les indicó a los alumnos que lo siguieran a través de los terrenos.

-Continuando con los dragones ¿Alguien sabe cuál es la especie de dragón más grande?-preguntó mientras caminaban. Como siempre, la mano de Hermione se levantó en el aire.

-El dragón cola de látigo-respondió.

-Muy bien, Hermione-afirmó el profesor, sonriente-Diez puntos para Gryffinor-.

Entonces, al doblar en un recodo de los árboles vieron algo que hizo que todo el alumnado enmudeciera de asombro y que Pansy parkinson ahogara un gritito. Allí, sentado en medio de la hierba y con cara de malhumorado estaba…Bowen.

El dragón verde miró a los alumnos con aparente desinterés, se puso de pie y se desperezó, estirándose cuan largo era y abriendo las fauces en un gran bostezo.

Hagrid se le acercó, confiado, y le palmeó la enorme pata.

-Este no es el mayor tamaño que alcanzan-dijo indicando a Draco-ya que pueden alcanzar tamaños realmente descomunales. El más grande vivo mide, desde la cabeza hasta la cola, unos cuatro mil quinientos metros(N/a:XD), y tiene una envergadura de unos nueve mil metros (N/a:XDDD Yo y mis medidas exageradas…)-.

Los alumnos comenzaron a acercarse con cautela al reptil. Harry y Hermione le lanzaron una sonrisita, y él se las devolvió.

-Los dragones cola de látigo habitan en toda América y Europa, parte de Australia y dos países de Asia y África. Su llamarada puede llegar a tener el mismo largo que su cuerpo-.

Bowen levantó la cabeza y lanzó al cielo una larga y ardiente llamarada de más de cien metros de largo. Los estudiantes retrocedieron, atemorizados.

-Muy bien-siguió Hagrid, acercándose al alumnado-¿Quién quiere montarlo?-.

Nadie se ofreció. Luego de unos momentos, sin embargo, Hermione se adelantó, sonriente. Se acercó a Draco, el cual extendió una de sus alas y se inclinó para permitir que la chica subiera. Hagrid le dio una palmadita al dragón cuando la castaña terminó de acomodarse detrás del cuello del reptil, y entonces éste dio un salto y levantó vuelo.

Bowen subió por una corriente de aire ascendente y planeó, rumbo a las montañas. Hermione estaba feliz, con el viento rozando su rostro y sintiendo la cálida y escamosa piel del dragón bajo sus manos. Extrañamente se sentía muy bien cuando estaba con Bowen, casi tanto como cuando estaba con Draco…

El reptil, por su parte, se encontraba en la Gloria. Planeaba suavemente, llevado por el viento, concentrado en darle a la castaña el mejor paseo de su vida. El corazón le latía to que parecía que en cualquier momento se le fuera a ir corriendo.

-¿Hagrid te pidió que sirvieras de demostración para la clase?-preguntó Hermione, rompiendo el silencio.

-Eh…sí-contestó Draco, fuera de guardia.

-¿Y alguna vez antes has dejado que un humano ("") te monte?-.

-No ¿Por qué la pregunta?-.

-Porque, por la forma en que vuelas, parece como si lo hubieras hecho toda la vida-.

Draco lanzó una pequeña risita y continuó volando. Luego de unos minutos de paseo el dragón volvió a donde estaba Hagrid con el resto de los alumnos y descendió suavemente frente a ellos, mientras los de Gryffindor vitoreaban a Hermione. La castaña descendió.

-Muchas gracias por todo, Bowen-le dijo el profesor a Draco.

-De nada, Hagrid-respondió el dragón, sin darse cuenta de que había hablado en la lengua de los humanos, y se alejó volando.

La clase había quedado boquiabierta al oír hablar al dragón.

-Eh…sí-dijo hagrid, algo cohibido-Sí, esta especie de dragón puede aprender a hablar nuestro idioma-.

Se dirigieron al bosque prohibido, guiados por el profesor, y comenzaron a internarse en él. Harry recordó: ya habían visto a las tres criaturas más inofensivas. Ahora faltaba la peligrosa…

Oyeron a lo lejos un chillido aterrador, iracundo, histérico. Harry tragó saliva ¿Qué era aquello?

Seamus se acercó a Hagrid.

-¿Qué tan peligrosa es esa criatura, profesor?-preguntó mientras caminaban.

El semigigante se detuvo tan de pronto que algunos alumnos chocaron contra él.

-Está bien, chicos, no se los voy a ocultar más-dijo con voz temblorosa-este ser es…malvado. Muy. Y mortal, sobre todo para los humanos. Chilla así porque lo tengo encadenado y no le hace mucha gracia que digamos…-.

Otro chillido, esta vez mucho más cercano, y acompañado de un cloqueante ruido de cadenas.

Unos minutos después ingresaron a un pequeño claro en el bosque, y en él estaba aquella cosa…

Si hubiera tenido que darle un nombre Harry no la habría podido llamar más que "cosa". No se parecía a nada que hubiera visto en su vida.

El bicho era una mezcla rara: tenía patas traseras similares a las de un canguro o a un velocirraptor, pero con garras de dragón; cuerpo como de reptil y patas delanteras extrañas: Tenían largos huesos salientes formando alas como las de los murciélagos, pero no tenían piel entre ellos, sino plumas. Y eso sin contar que la piel de las patas y de la punta de la cola (larga y acabada en una punta aserrada) estaban cubiertas de escamas rojas, mientras que al resto del cuerpo lo cubría un tupido pelaje negro. La cabeza parecía hecha de partes de diferentes animales: el hocico era largo y angosto como el de un tilacino, tenía orejas finas, alargadas y acabadas en punta con un penacho (como un lince) y su cráneo parecía el de un felino. Una cresta erizada de púas le recorría la espalda y acababa en la cola. Y lo peor eran sus ojos: el humor vítreo (la parte blanca) era totalmente negra, tenían el iris color rojo sangre y la pupila ligeramente ovalada verticalmente, similar a las de una serpiente….y sobre el rostro lucía una especie de máscara de acero de forma extraña…

-Eso-dijo Hagrid, escudando a los alumnos con su cuerpo-es una Bestia-.

La criatura estaba atada a los árboles lindantes por medio de gruesas cadenas hechizadas que la sostenían de las patas y del cuello, y chillaba enfurecida, forcejeando por soltarse. No era mayor que un wallabi, pero aún así se veía realmente amenazadora.

Sin embargo, al ver a Harry, la Bestia dejó de luchar y se quedó mirándolo. En el hocico se le dibujó una sonrisa maliciosa y desagradable

-Estos seres-continuó Hagrid-Habitan dentro de los vampiros, y son los que les indican, por medio de agresiones, cómo, cuándo y dónde atacar. Suelen ser criaturas muy impredecibles, y no es una buena idea molestar a una. Se las muestro porque Dumbledore lo consideró necesario, ya que ahora hay vampiros en Hogwarts…-

-Hola, Harry-.

La que había hablado era la Bestia, con una voz cruel, fría y siseante. Los alumnos se sobresaltaron y retrocedieron, asustados.

-¡¿Qui…cómo sabes mi nombre?!-le preguntó el Gryffindor a la criatura, algo temeroso.

-Metalik me habló mucho de ti-contestó ella.

-¿Metalik?-Harry pensó-¿Tú… eres Rouge?-.

La Bestia lanzó una risita malvada.

-Sí, soy Rouge. Mi portadora quiso que participara en esta tonta exhibición, y no tuve más remedio que aceptar-.

La clase estaba muda, escuchando la conversación.

Rouge acercó su hocico a las cadenas y las cortó a todas una por una (). Luego extendió sus alas y voló hasta el hombro de Harry. Los alumnos, asustados, retrocedieron atropelladamente. El chico se estremeció al sentir el apretón de las garras en su hombro, un contacto cálido, venenoso.

-Ah, cuánta sangre-susurró la Bestia, relamiéndose mientras olfateaba el aire y miraba a los alumnos con una desagradable expresión de avidez en el rostro-Tantos humanos, indefensos…-

-Recuerda tu promesa, Rouge-dijo Hagrid con voz severa.

La Bestia lo miró

-La recuerdo, Hagrid-le dijo siseante-la recuerdo perfectamente. Y nunca las rompo; tus alumnos no sufrirán daños por mi causa….-giró la cabeza hacia Harry y acercó su hocico a él, sonriendo con malicia-Pero déjame al menos soñar un poco…-.

Rouge acercó su hocico al oído de harry.

-Tenía razón Metalik-le susurró-con lo que me dijo de ti. Eres fuerte y osado. Eres, como ella bien dijo, "un joven verdaderamente provechoso"….-

La Bestia sacó su lengua bífeda y le lamió el cuello y parte de la cara al Gryffindor. El chico estaba de piedra: ni siquiera respondía, sólo miraba con miedo a la criatura.

-¿Sabías que los vampiros dragón somos caníbales, Harry?-continuó Rouge, en un susurro seco; y haciendo a un lado la cabeza del chico con sus "manos", para dejar al descubierto su cuello. Harry no podía oponer resistencia alguna: había una extraña y poderosa fuerza en ese bicho que no lo dejaba defenderse.

Todos los alumnos estaban ya muy asustados.

-Podría matarte si quisiera-le dijo la Bestia a Harry al oído-Podría despedazarte, podría acabar con tu vida muy rápido. O podría morderte y beber tu sangre hasta secarte, dándote una muerte lenta y dolorosa…Pero no lo haré…-

La criatura voló desde el hombro de Harry hasta posarse en la rama de un árbol cercano, mirando fijamente a Hagrid.

-Porque yo no rompo mis promesas-.

/////////////////////---------////////////////

Cuando acabó la clase Harry vio a Metalik salir del Bosque Prohibido toda mareada y agarrándose la frente con la mano.

-¡Tú!-le dijo, corriendo hacia ella-¿Dónde estuviste toda la clase?-.

-Muerta-contestó la chica.

-¡¿QUÉ?!-.

-Que estuve muerta, sordo-repitió ella, de mal talante-¿Acaso no viste a Rouge?-.

-Sí…-.

-Bueno, eso es porque ella salió de mi alma por un tiempo. Y como los vampiros no podemos sobrevivir sin nuestra Bestia, mientras ella estuvo fuera yo me encontraba muerta en vida. Cuando ella regresó a mí, simplemente volví a vivir-.

-¿Cómo un fénix?-.

-Más o menos-.

En eso llegaron Ron y Hermione, corriendo.

-¿Nadie ha visto a D…Malfoy?-preguntó Hermione-No apareció en toda la clase-.

-Hermione-dijo Ron, mirándola muy serio- Te quiero hacer una pregunta. ¿A ti qué rayos te pasa con el hurón botador, que tanto preguntas por él? ¡Ni que fuera tu novio!-.

-Cállate, Ron-dijo Harry, intentando contener la risa-No le faltes tanto el respeto a Hermione, pobrecita-.

Sin embargo, Metalik no ser rió: miró a la castaña con una mirada que decía claramente "Yo sé que es lo que escondes".

Hermione se alejó hacia el castillo y vio, sentado en una roca junto al lago, a Draco.

El rubio, al verla, se quedó mirándola muy fijamente. La castaña comenzó entonces a recordar algo que había ocurrido en cuarto año, junto a aquel lago…

//------------------------------//FLASH BACK//------------------------------//

Once y media de la noche de Navidad. El Baile estaba próximo a terminar. En el castillo, un par de siluetas oscuras bajaron la escalinata principal y se dirigieron al lago, charlando y riendo.

Eran Hermione y Viktor.

-Fue una fiesta grrandiosa-dijo Viktor, mirando al castillo-En Dumstrrrang no solemos tenerr fiestas como esta-.

-Aquí tampoco, en realidad-comentó Hermione, alegre-Claro, tenemos banquetes en Navidad y Halloween, pero desde que vengo aquí es la primera vez que tenemos un Baile-.

-Bailas muy bien, Herr…mío…ne-le dijo el búlgaro

-Tu también eres buen bailarín, Viktor-respondió la castaña, sonriendo.

Sin darse cuenta ambos se habían tomado de las manos. De pronto, el buscador tomó a la chica de la cintura y la acercó a sí, mirándola a los ojos. Hermione, a quien aquello la había tomado por sorpresa, se sonrojó. Viktor krum la tomó de la barbilla y se le acercó, cerrando los ojos…

-No…-

La castaña posó una mano en el pecho del chico y lo empujó, alejándolo de ella.

-Perrro yo crreí que…-el búlgaro estaba confundido con la actitud de la chica

-No, Viktor, creíste mal. Yo…-le dolía decir aquello, más por él que por otra cosa-Yo no estoy enamorada de ti-.

Entre ambos se había abierto paso un silencio profundo, aplastante. Hermione no podía creer que hace apenas un minuto estaban los dos conversando tan alegremente.

-Hay otrrro...¿No?-preguntó el búlgaro.

-Sí-confirmó Hermione.

-¿Quién…?-.

-No puedo decírtelo, Viktor, de veras que no puedo. Perdóname-.

El búlgaro se quedó unos momentos parado donde estaba, sin decir nada. Luego se dio vuelta y regresó al castillo, dejando sola a la castaña.

La chica posó entonces. Distraídamente, la vista en los distantes invernaderos; y alcanzó a divisar un par de ojos color acero que la miraban con añoranza…

//-----------------//FIN DEL FLASH BACK//---------------//

Luego del almuerzo, Hermione subió a la solitaria sala común de Gryffindor para hacer algunos deberes antes de la siguiente clase. Allí la encontraron Harry y ron, media hora más tarde: había dejado sus libros regados en una mesita ratona y se h sentado en un sofá irlandés junto a la chimenea. Estaba llorando, con esa forma rara que tenía ella de llorar: silenciosa.

Harry se le acercó.

-¿Por qué lloras?-le preguntó.

Hermione se secó rápido las lágrimas.

-Por nada-dijo, poniéndose de pie y recogiendo sus libros-Mejor nos vamos, ahora nos toca Transformaciones…-.

Se dirigió hacia la abertura del retrato con la cabeza gacha, pero Ron se le interpuso.

-¿Me…me dejas pasar, Ron?-preguntó tímidamente la chica, levantando apenas la vista.

-No-contestó el pelirrojo, con voz severa-No saldrás de aquí hasta que nos dogas POR QUÉ estabas llorando-.

-Ya se los dije, no es por nada-…-.

-No te creemos-dijo Harry, acercándosele-Si no es por nada no estarías llorando tan seguido-.

-¡Chicos, por favor!-exclamó la castaña, comenzando a impacientarse-¡Vamos a llegar tarde a la clase d Transformaciones!-.

-A nosotros no nos importa llegar tarde-dijo Ron.

-O no llegar…-acotó Harry.

Hermione, ante aquella amenaza, se paró a pensar: Sería mucho peor que ellos se llegaran a enterar de qué le pasaba por otros medios, en los cuales los hechos podían llegar, como era la sana costumbre, bien exageraditos y tergiversados…Además…además tarde o temprano, de una forma u otra, acabarían enterándose…

-De acuerdo. Se…se los diré-dijo finalmente-Es…por un chico-.

-¿Un chico?-preguntó Ron, sorprendido.

-Si-afirmó la castaña. Luego tomó aire…y soltó-Estoy enamorada de Draco Malfoy-.

Al oír aquello, Harry y Ron sintieron como si les lanzaran un hechizo aturdidor.

-¡¿QUÉ?!-preguntaron a unísono

La chica sólo soltó un sollozo.

-Her-Hermione…-dijo Harry, con voz seca-No es necesario que nos mientas…-

-No es mentira, Harry.-contestó ella con firmeza-Yo no bromeo con cosas así-.

Ambos Gryffindors estaban casi mudos de la impresión.

-¿Desde cuándo…?-preguntó Ron.

-Desde tercero-respondió tímidamente la castaña.

-¡¿TERCERO?!-Ron temblaba que daba miedo.

-Tercero, más bien finales de segundo…-

El corazón de Harry latía tan despacio que casi no lo sentía. Aquello era una TRAICIÓN, con todas las letras.

-Y no nos dijiste…Nunca antes nos dijiste…-dijo el chico con voz temblorosa.

-¡No quise decirles-continuó Hermione, al borde de las lágrimas-porque sabía que iban a reaccionar así!-.

-¡¿Y cómo demonios querías que reaccionáramos?!-gritó Harry, colérico-¡¿Acaso ya has olvidado todo lo que nos hizo ese tipo?!¡¡Todo lo que te hizo a ti!!¡¡¡Además, su padre es un maldito mortífago, y cabe la gran probabilidad de que él también lo sea!!!-.

-¡No puedes acusarlo de eso!-le contestó la castaña en un susurro reprochante pero casi inaudible-¡No tienes pruebas, no las tienes…!-.

Pero el cerebro de Harry ya no respondía. Una voz poderosa, repleta de odio e ira, la de Ryder, le hablaba al oído. Aquella voz lo llenaba todo, y no le permitía oír ni pensar nada más.

De tu peor enemigo. Esa maldita perra está enamorada de tu peor enemigo. Es una alimaña, es pura escoria. No merece perdón. No merece piedad.[i No merece vivir. Traidora.Traidora.Traidora.Traidora!!!!!!!!!!!!!!!!!

Harry avanzó hacia Hermione, extendiendo las hacia ella y mirándola con odio. Su agitada respiración se había convertido en un siseo continuo y altamente amenazador.

La castaña retrocedió, mirándolo aterrada.

El chico quiso gritar de furia, pero lo único que logró articular fue un atronador bramido de dragón…iracundo, demente e histérico…

-Harry…-dijo Ron con miedo-Tus ojos…-

Harry de pronto volvió en sí, temblando horriblemente. Se miró: en las manos le habían crecido garras largas, negras y afiladas. Además, los ojos, la boca y las cicatrices del pecho le dolían una barbaridad…

El Gryffindor sintió cómo el miedo lo poseía. Sin mirar a sus amigos se arrojó como un bólido al baño de la torre, entró y se miró en el espejo: los ojos le relumbraban, rojos, y sus pupilas tenían forma de rasgadura. Abrió la boca: le habían crecido un par de largos colmillos…

---------------------

Pido mil disculpas por no haber podido repostear antes. Prometo subir otro capi pronto.