Bueno, soy nueva en el foro, y aquí les traigo mi primer Draco/Hermione. También relata los hechos del sexto año en el colegio Hogwarts y contiene varias parejas secundarias y "original characters" :P. Este fanfic está 100 por ciento libre de lemmon, incesto, violación, Marys Sues y otras cosas traumantes, aunque no exento de un poco (muy poco ) de violencia y sangre, jejeje…

Disfrútenlo, y dejen rewievs!!!

CAPITULO I
En el tren

31 de Octubre. La plataforma 9 3/4, de la estación King´s Cross, en Londres, está atestada de alumnos que esperan con ansiedad la partida del tren que los llevará a un nuevo año en el Colegio Hogwarts de Magia y Hechicería. En uno de los últimos vagones del largo tren de vapor se encuentra Harry Potter, radiante ante la perspectiva de u nuevo año lleno de posibilidades. Desde hace días que tiene el vago presentimiento de que algo sorprendente ocurriría ese año.
Ha pasado casi todo el verano en casa de su mejor amigo Ron Weasley, en compañía de éste y de Hermione Granger, otra entrañable amiga. Juntos iban a ingresar en el sexto año del colegio de magia.
Harry y Ron recorrían de una punta a la otra el angosto pasillo del tren, buscando un compartimiento libre.
-¿Leíste lo que salió ayer en El Profeta?-preguntó Ron, soltando un bufido y dándole un tirón a su baúl del colegio, sobre el cual estaba atada la jaula de Pigwidgeon, que grojeaba como loca y revoloteaba por el alambrado, rebotando contra los finos barrotes como si fuera una pelota de ping-pong con plumas.
-No, no tuve tiempo-respondió Harry, quien arrastraba su baúl con esfuerzo, mientras Hedwig hacía equilibrio posada en su hombro.- ¿Que decía?-
-Según parece, se ha levantado la prohibición esa por la cual no se les permitía a los vampiros poseer una varita ni usar magia .Ahora son considerados magos, y te aseguro que este año vamos a ver algunos en el colegio-respondió su amigo, a tiempo que soltaba su baúl y le daba una patada, lo cual hizo que Pigwidgeon se alborotara aún más-¡Odio a esta maldita cosa!¿Es que no se la puede aligerar?-levantó la varita y apuntó al baúl con ella -Baúl locomotor!
El baúl se levantó en el aire, dio una tremenda sacudida y cayó al suelo con un fuerte ruido sordo.
-Es inútil-dijo, resoplando con fastidio-Hermione es la buena en esto...a propósito...-miró a su alrededor-¿Donde está ella?-
-No lo sé-respondió Harry, mirando detrás de su amigo-¡Creí que iba detrás tuyo!-
-¡Y yo creí que iba delante de ti!-respondió el pelirrojo, extrañado.

Varios vagones más atrás, Hermione, que se había quedado a hablar con Parvati Patil, también los buscaba con preocupación. Al acercarse a un compartimiento del vagón en el que se encontraba, oyó un gran griterío proveniente del interior. Al momento siguiente salían de allí un par de muchachotes corpulentos, a quienes Hermione identificó como Crabbe y Goyle, los amigotes de su "archienemigo" Draco Malfoy. Crabbe se alejaba en ese momento por el pasillo con aspecto de estar completamente enfadado, mientras que Goyle giraba y le gritaba a alguien que estaba en el compartimiento.
-¡Ya sabes, Draco¡Si insistes en continuar con esta burda estupidez, hazlo tú solo!¡Por nuestra parte, olvídate de que somos tus amigos!-
-¡Ya vete de aquí, grandulón imbécil!-respondió la fría voz de Malfoy-¡Vete si quieres!¡No me importa!-
Goyle dio media vuelta y comenzó a caminar por el pasillo en dirección a Hermione.
-Muévete, sangre sucia-le gritó y la empujó al pasar.
Hermione no contestó. Ya estaba demasiado acostumbrada a las burlas de los Slytherins como para que ello le causara daño. Se acercó al compartimiento del que habían salido Crabbe y Goyle, y miró dentro.
Draco Malfoy estaba ahí, sentado en un asiento y escondido detrás de un libro titulado "heráldica inglesa: el arte del siglo XV", en una actitud muy parecida a la de Hermione.
La chica se apoyó en la puerta abierta del compartimiento, mirando al chico. El corazón le latía frenéticamente, las manos le temblaban ligeramente y tenía las mejillas muy subidas de color. Lo amaba. Lo amaba desde tercer año, y desde entonces no paraba de tener sueños en los que invariablemente le declaraba su amor. Muchas veces antes lo había contemplado de esa forma, con dolor y anhelo, como se mira a algo que jamás podremos alcanzar...
-¿Que haces aquí, Granger?-
Hermione se sobresaltó y miró a Draco .El chico la miraba inquisitivamente por encima del libro, con la frente muy colorada...
La chica se había quedado muda, con la vista clavada en aquellos ojos color acero que tanto la cautivaban.
-Te pregunté que haces aquí-repitió Draco, y Hermione noto que la voz le temblaba-¿Qué, te comieron la lengua los ratones?-
Hermione cerró los ojos con fuerza, con el corazón a punto de salírsele por la boca, y los volvió a abrir. Luego entró con desición al compartimiento en el que estaba Malfoy y se sentó frente a él.

-¿Qué se supone que estás haciendo?-le preguntó con crudeza el rubio, extrañado.
La chica suspiró.
-Los demás compartimientos están ocupados, así que me voy a quedar aquí-respondió con sencillez.
-Lárgate de aquí, sangre sucia-repuso el chico con maldad.
Hermione lo miró, y otra vez sintió que se derretía ante aquellos ojos de mercurio.
-Este tren no es tuyo, y además tú no eres nadie para mandarme. Yo me voy a quedar aquí.-
El rubio bufó con fastidio y volvió a zambullirse en el libro. La chica miró al suelo, aterrada por lo que acababa de hacer. Pasaron así algunos minutos, hasta que...
-Oye.-
La castaña levantó la vista. Draco había dejado de leer y la miraba con una sonrisa pícara en los labios.
-Ven a ver esto-le espetó, señalando el libro. Hermione, extrañada, se levantó de su asiento y se sentó junto al rubio, mirando el libro. Cuando lo hizo, el chico levantó la varita y apuntó a la puerta del compartimiento, la cual se cerró produciendo un chasquido metálico al correr el pasador.
-¿Para qué hiciste eso?-inquirió la castaña, mirándolo confundida.
Draco cerró el libro de heráldica de un golpe y miró a Hermione, aún sonriendo.
-Para que tengamos un poco de privacidad-dijo el chico, acercándosele.
-¿A qué te refieres, yo no...?.Preguntó Hermione, alejándose del rubio, lo cual era completamente opuesto a su deseo.
-Vamos, Hermione-dijo Draco, tomándola de la cintura y acercándola a sí. La chica se estremeció al oír al rubio pronunciar su nombre, y sintió que el corazón del chico latía con rapidez contra su pecho.-Sabes que siento por ti exactamente lo mismo que tú sientes por mí...- -Draco...-dijo la castaña, entrecortadamente, intentando resistirse, sin éxito alguno, y echándole las manos a los hombros al rubio.
Ambos iban acercándose cada vez más. Hermione cerró los ojos, dejándose llevar...Ya casi...
La chica abrió los ojos mirando a su alrededor y respirando agitadamente. No se había movido de la puerta del compartimiento. Todo había sido otro de esos malditos sueños, que últimamente la asaltaban sin necesidad de que estuviera dormida Bastaba con que cerrara los ojos...
-¿Vas a irte de ahí algún día de estos?-preguntó una fría y temblorosa voz.
Hermione miró hacia donde provenía, y tropezó con el par de ojos grises que aún la contemplaban por encima del libro de heráldica. La chica se tapó la cara con las manos y echó a correr por el pasillo del tren. Ni bien desapareció de vista, Draco bajó el libro, exhaló un largo y entrecortado suspiro y clavó la vista en el suelo, con el dolor plasmado en los ojos Él realmente sentía lo mismo por ella...

En otra parte del tren, Harry y Ron continuaban buscando un compartimiento libre.
-Oye, creo que aquí hay uno vacío-dijo Ron, aproximándose a un compartimiento y abriendo la puerta-Podemos...oh.-
Harry se aproximó y miró adentro. El compartimiento estaba vacío, salvo por una chica que estaba sentada junto a la ventana, leyendo un libro forrado en cuero negro con un extraño dibujo rojo en la tapa. Cuando Harry la vio, pensó que era realmente rara: tenía la piel muy pálida, de color blanco grisáceo, y el cabello negro azabache recogido en una cola de caballo, mientras que el flequillo que le caía sobre el rostro tenía un color rojo sangre. Tenía manos angostas y de dedos finos y alargados, que acababan en uñas largas, negras y puntiagudas, como garras.
-Esteee...-dijo Ron, incómodo.-¿Podemos...quedarnos aquí?-
La chica levantó la vista y clavó en Ron un par de ojos color zafiro fríos y de mirada francamente aterradora. Luego miró a Harry, nuevamente a Ron y asintió con la cabeza.
-Genial-dijo Ron, agotado, arrojando so baúl a una esquina del compartimiento y tirándose todo despatarrado encima de un asiento frente a la chica de piel pálida, que lo observaba con gesto reprobatorio.
Harry se sentó junto a Ron, mirando con detenimiento a la chica. Estaba vestida toda de negro y llevaba una larga capa con capucha sostenida al cuello por un broche con forma de serpiente, y anudado al cuello llevaba una cadenita de plata con un dije alargado con forma de dragón.
En ese momento Hermione entró apurada al compartimiento.
-¡Hasta que los encontré!-murmuró, mirando a Harry y a Ron-Los busqué por todo el tren, creo que habré entrado en veinte compartimientos antes de...-
Pero Hermione se quedó a la mitad de la frase. Acababa de ver a la chica de piel pálida, que la observaba con expresión burlona. La castaña abrió la boca en un gesto de horror miró el libro que la chica tenía entre las manos, luego volvió a mirarla y cerró la boca, con los ojos grandes del susto.
-Cómo estás, lobita-dijo la chica con voz siniestra y monótona, casi robótica, mientras esbozaba una media sonrisa-Me da gusto verte.-
Hermione se llevó la mano derecha al hombro izquierdo, mirando aún con terror a la chica de piel pálida. -No te preocupes.-dijo ésta, mirando a Harry y a Ron, que las contemplaban con cara de no entender ni medio.-De mi hocico no brotará palabra alguna sobre el asunto, compañera.-
Hermione suspiró, algo aliviada, y tomó asiento junto a Harry. Crookshanks trepó a su regazo, ronroneando, y se acurrucó.
-¿De dónde conoces a esa chica?-le murmuró Harry a Hermione al oído.
-¡No la conozco!-respondió Hermione.
-¿Y entonces por qué te llamó "lobita"?-continuó Harry.
-No lo sé.-respondió la castaña, compungida.
Harry miró a la chica pálida. Ésta contempló por un momento su cicatriz de la frente y luego bajó la vista a su libro sin hacer comentario alguno.
-Eh...-comenzó Ron, mirando a la chica, algo temeroso-¿Cómo te llamas?-
La chica levantó la vista del libro y lo cerró.
-Metalik-respondió, malhumorada.
-Ah-Ron parecía abochornado-Y... ¿a qué año vas?-
-Entro este año-.
-Ah, en primero-.
-No-la chica sacudió la cabeza-Entro en sexto-.
-¿Eh?-preguntó Harry, extrañado-¿Por qué?-.
-Porque hice un curso acelerado por correo-respondió Metalik con indiferencia-No pude entrar a la edad que debía hacerlo.-
-¿Por qué no pudiste entrar...?-preguntó Harry.
Metalik lo miró como si fuera obvio.
-¿Tú...?-Harry tenía casi miedo de preguntar-¿Tú eres...?-
Por toda respuesta Metalik abrió mucho la boca, dejando bien expuestos un par de grandes y afilados colmillos. Ron ahogó un grito y Crookshanks bufó enfadado.
-Ah.-murmuró Harry, consternado. Metalik miró un baúl negro que había en una esquina del compartimiento.
-¿Te importa si saco a mi mascota, Harry?-
-¿Eh?-inquirió él, que en ese momento estaba distraído recuperándose del susto que le habían dado los colmillos de Metalik.
-Tú eres Harry Potter ¿no?-preguntó la vampira.
-Eh, sí-respondió Harry-Y ellos son mis amigos Ron Weasley-señaló a Ron- y Hermione Granger-señaló a Hermione-.
-Sí, bien-Metalik los miró a los tres.- ¿No les importa si saco a mi mascota?-
Los tres sacudieron la cabeza.
-Bien...-Metalik se aproximó a su baúl, lo abrió, y para horror de Harry de dentro salió una larga cobra, de al menos tres metros de largo, de color bronce y con un par de grandes ojos amarillos. La serpiente trepó por el brazo de la chica, se enroscó en su cuello y terminó apoyando la cabeza en su hombro, irguiéndose y extendiendo la caperuza, mirando con curiosidad a los tres amigos.
-¡¿Tienes una cobra egipcia de mascota?!-preguntó Ron, alarmado, mirando boquiabierto al reptil.
Metalik negó con la cabeza.
-No es una cobra, ya verán...Ofidy, date la vuelta-
La serpiente les dio la espalda a los chicos, y ellos pudieron ver que en la caperuza tenía un par de líneas paralelas, como cicatrices blanquecinas. Harry y Ron las miraron, extrañados, pero Hermione ahogó un alarido y se tapó la boca con las manos.
-¡Es un udjat!-exclamó, alarmada.
-¿Udqué?-preguntó Ron.
-Udjat-explicó Hermione-Es un criatura mágica, una cobra alada. Sólo se las encuentra en Arabia y Egipto, su veneno es muy poderoso y son extremadamente raras. En la parte trasera de la caperuza tienen un par de alas como de dragón, y vuelan muy rápido-.
-Exacto-afirmó Metalik, acariciándole la cabeza a la serpiente, la cual entrecerró los grandes ojos y sacudió la lengua bífeda en el aire, para dar a entender que eso le gustaba-A este pequeño lo rescaté hace un par de años de un abderramán árabe que lo maltrataba. Le había cortado las alas-Hermione hizo un gesto de dolor-y lo tenía en una suerte de zoológico privado en su palacio-.
La vampira abrió de nuevo su baúl, sacó de dentro una rana de chocolate, abrió el envoltorio, agarró a la rana de una pata y se la puso en frente del hocico al udjat. Casi le come la mano.
-Ahora es inofensivo-continuó Metalik, mientras Ofidy miraba con mucho interés la jaula de Pigwidgeon.-Lo tengo bien entrenado-.
-De dónde dijiste que era?-inquirió Harry.
-De Arabia, sordo-respondió la serpiente.
Harry creyó que solo él había oído al reptil, ya que comprendía el idioma pársel, pero se llevó una gran sorpresa al ver que Ron y Hermione daban un respingo y miraban incrédulos a la serpiente.
-¡¿Puedes hablar?!-exclamó Hermione con la boca seca.
-Claro que puedo hablar-afirmó Ofidy, dándose aires-Todos los udjats podemos hablar-.
-Pero...-Hermione parecía compungida-En ningún libro hay registros de que los udjats pudieran...-
-No solemos hablar con los humanos-respondió el reptil-No les caemos muy bien, así que preferimos no hablarles-.
-Pero él es un caso diferente-intervino Metalik, señalando al udjat-Es tan parlanchín que siempre digo que en vez de serpiente tendría que haber nacido cotorra. Hay veces que por las noches no me deja dormir, dándome lata y relatándome sus andanzas...-
La chica interrumpió de repente su perorata y miró a la puerta del compartimiento, que acababa de abrirse.

Bueno, este es el fin de la primera parte del primer capítulo. A los capítulos los voy a tener que subir así, de a partes, porque son demasiado largos P.

Prontito pongo la 2ª parte!!!