Será como una serie de drabbles de varias parejas, como se darán cuenta, los capítulos tendrán nombre de los siete pecados capitales, y estarán basados en ellos.
Los capitulos no se si son Lime o lemmon, no son muy fuertes en ese tipo de contenidos, pero si llegan a ser un poco vulgares. Tambien pido piedad porque soy nueva en esta clase de escritura.
Lust
Mimato
Estaba aburrido. Demasiado, para ser exactos.
Veía hacia el frente donde el profesor escribía lo que el creyó eran algunas formulas, porque la verdad es que no le presto mucha atención al asunto, el solo quería salir de aquella sofocante aula y no volver a voltear hacia la ventana y bajar la vista hasta las canchas. Hacia ella.
"Maldita mocosa" pensó molesto.
Era un hecho de que estaba aburrido, pero en verdad quería poner atención a la clase de química, su última boleta de calificaciones no tenían unas muy notables notas en esa materia. Su padre lo amenazo de quitarle la guitarra como siguiera ese cinco para el próximo semestre. Primero nerdo de la química antes que quedarse sin guitarra.
Pero el profesor tenia la culpa de su falta de concentración¿Por qué lo ponía al lado de la ventana? Por más que pusiera todos sus ánimos a las divertidas formulas, no podría concentrarse. Ella estaba abajo, y estaba a la mejor visión de sus ojos azules.
-hey, Yamato-un susurro se escucho pero fue ignorado-¡Yamato!
El aludido volteo y se encontró a su pelirroja amiga haciendo una mueca de molestia, como detestaba ella que fuera ignorada a la primera. Yamato lo sabia, pero prefiero no decir nada mas que esperar a que su amiga hablara.
-pon mas atención a la clase, no creo que quieras reprobar el ultimo año
-no lo haré-dijo con fastidio
-déjalo, Sora, yo quiero ver a Yamato apañárselas sin la guitarra-se rió el moreno
A Yamato no le hizo ninguna gracia el comentario y le hizo una seña con el dedo, Taichi rió más y agradeció burlón. Sora suspiro resignada, "hombres". El profesor escullaba el pequeño alboroto que los jóvenes empezaron a armar e inmediato los hizo callar, pero sobre todo a Yamato, recordándole una vez más su calificación¡¿siempre tenían que recordarle?!
Justo cuando volvió a empezar a escribir, una pelota choco contra el vidrio de la ventana, provoco varios gritos de las chicas (Sora no grito pero se les quedo viendo con fastidio a las demás), y Taichi empezó a carcajearse por la cara de Matt de horror que había puesto, después de haber saltado sobre su propio puesto.
-calma que no paso nada-dijo el profesor serio sin despegar la tiza del pizarrón
Yamato estaba furioso, si no era ella había otra cosa que lo interrumpía. Volteo a buscar al responsable, lo identificaría y después se descargaría con el.
Pero todo su coraje se esfumo al verla agachándose por el balón, simplemente no podía enojarse con ella.
Los ojos té se toparon con los zafiro. Las mejillas de Mimi se pusieron rosadas y exclamo un "oh!", dejo la pelota caer y junto sus manos para ponerlas juntas y agacho su cabeza para pedir disculpas, cuando se alzo, vio como Yamato asintió con la cabeza por la disculpa, ella le sonrio, tomo de nuevo la pelota y dio pequeños saltos para llegar a sus amigas.
-Ishida-san, más le vale tener la vista al frente-dijo el profesor
Con una vena palpitando en su frente, el volvió al pizarrón para poder escribir.
Cinco minutos más tarde, y Yamato se había vuelto a perder observando a Mimi por la ventana. Esa rutina había empezado desde que inicio el semestre.
Mimi todas los lunes en la mañana jugaba Volleyball, y Yamato era su espectador numero uno, pero solo de ella, no del juego el cual Mimi lo practicaba y era bastante buena Yamato veía solo como el cuerpo de Mimi se movía por la cancha.
El sudor hacia que se le pegara la blusa deportiva al cuerpo, marcando más aquellos pechos redondos y bien dotados que ella tenía. Sus ojos se oscurecían en lujuria, y su mente se ponía turbia. Siempre era la misma fantasía erótica.
La tiraba en media cancha, el sol quemaba su espalda mientras empezaba a degustarse del cuello de Mimi. Sus manos se movían sin control por debajo de aquella playera deportiva y llegaban hasta sus pechos, los cuales masajeaba con brutal fuerza que Mimi gemía completamente roja, pero ella no se movía. Se quedaba ahí, tirada, dejándose hacer lo que Yamato quisiera, como su juguete sexual, y el disfrutaba eso.
-y eso es todo por hoy, pagina cuarenta para mañana, con nomenclatura y sin excusas
Yamato abrió los ojos¿la clase ya había acabado? Se levanto de golpe buscando al profesor, pero de el ni sus luces, y lo peor del caso, fue un imbecil al levantarse de ese modo, su entrepierna le dolía tanto que empezó a hacer gestos extraños, era un imbecil, y nadie se lo tenia que decir.
-sinceramente, Yamato, no entiendo como puedes perderte tanto de la clase-genial, lo que necesitaba, los regaños de Sora-¿desde cuando eres así?
-si Yamato-chan¿desde cuando?-dijo Taichi con una extraña sonrisa y mirada divertida-el tímido y correcto Ishida
Yamato no entendía y mucho menos Sora, Taichi dio una carcajada y siguió viendo a su amigo de esa forma.
-me explicas¿en que te la piensas todo el tiempo?
¡Ah, no!, Sora no tenia porque saberlo, si su amiga se llegaba a enterar, era seguro que era hombre muerto. Lo colgaría de un mástil por el cuello y con un letrero que dice "Esto lo pasa a los lujuriosos", Sora era tan correcta. Fue cuando volvió a escuchar a Taichi dar esa carcajada y llamándolo con el chan al final. Lo estaba crispando, enserio que si. Taichi fue bueno y disimuladamente (para que Sora no se diera cuenta) le señalo lo que lo delataba.
No hace falta decir que se puso rojo (y empezó a dolerle más). Yamato salio corriendo del salón con dirección hacia el baño. Taichi vio con diversión la situación, y Sora se dio por vencida.
"hombres"
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-¡Yamato, date prisa!-grito Sora
Bien, sobrevivió de nuevo al ataque de hormonas que últimamente le venían tanto en la escuela gracias a Mimi. Taichi sin quererlo, podía llegar a ser todo un genio, un buen helado frió era lo que le hacia falta, y no precisamente porque la primavera lo estuviera matando.
Mientras pensaba en como relajarse para no pensar en mi Mimi, sus ojos se desviaron al trasero de esta, en como se movía con delicadeza al caminar, y como la corta falda a cuadros se tambaleaba.
"¡maldición!"
Corrió rápido y se puso delante de las chicas. La odiaba. La odiaba tanto que quería tirársela ahí en la banqueta.
-Taichi, recuerda que tus nos debes los helados-dijo Sora tomando asiento en una mesa redonda
-si, ya lo se¿no confías en mi, Sora?
-ni ella ni yo, Taichi-dijo Mimi burlona
-que lindas amigas, eh-dijo haciéndose el ofendido-¡hey, Koushiro, deja ese libro!
-ah, perdón, Taichi-san, pero quiero aprobar esta materia y mañana tenemos examen, no puedo reprobarla
-maldito Koushiro, parece que hasta lo haces apropósito para molestarme-dijo Mimi sonriendo sarcástica-ya tienes un nueve asegurado en la materia¿y todavía te atreves a decir que reprobaras?
Koushiro se sonrojo apenada.
Los helados llegaron a la mesa y todos empezaron a disfrutarlos. Pero el helado de moka de Yamato empezaba a derretirse.
Mimi tomaba el helado y metía su cuchara en su boca. "maldita, parece que lo hace apropósito". La cuchara entraba y ella la movía rítmicamente, sus ojos cerrados, parecía excitada con las fresas del postre frió. Luego sacaba la cuchara y quedaba en sus labios un poco de helado deslizándose. Yamato se agarro la nariz para no tener una hemorragia nasal.
-ne, Yamato-kun¿quieres de mi helado?-pregunto inocente Mimi-es que, parece que se te antojo mi helado.
Mimi tomo un poco con su cuchara, se inclino un poco y se extendió. "te odio". Era tan inocente, como una chiquilla insinuándose a un viejo lujurioso, mientras este aprovechaba que ella no se abrochaba los tres botones principales de playera blanca y dejaba ver donde iniciaban aquellos pechos que el tanto deseaba.
-no gracias-volteo la vista-con el mió me basta
-como quieras, ne, Koushiro, tu si quieres-se volteo hacia donde estaba el pelirrojo
-no gracias, Mimi-san… ¡ah, espera!-empezaba a esquivar la cuchara de la chica y ella se divertía molestándolo
Yamato los veía con seriedad mientras Sora y Taichi se empezaban a divertir ante la escena.
"te gusta jugar a esto¿verdad, Mimi?"
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-¿para que querías verme, Yamato-kun?
Esa situación debía detenerse, y el era el que iba a ponerle un alto.
Después de clases, la cito en el gimnasio de la escuela, ella se dirigió hacia el armario donde guardaban todo lo de educación física y el la siguió. Querían privacidad.
-llevamos bastante tiempo aquí¿no que era importante?-Mimi se sentó en un banquillo, sonreí tierna. Pero Yamato no veía eso en el rostro puro.
-¿a que se supone que juegas, Mimi?-dijo con esa voz ronca
-no entiendo la pregunta-dijo inocente, pero ya no le quedaba
-tu caprichosa mocosa¿crees que no me doy cuenta?-dijo muy serio-desde hace tiempo, esas miradas, esos roces "casuales" que me das¿acaso me crees imbecil?
-ji, no deberías insultarte, Yamato-kun, pero no será que… ¿tu te has encaprichado con esta mocosa?-dijo en tono seductor, la mascara que había estado usando para el la había tirado.
-lo sabia, lo hacías apropósito
-pero aun así, funciono-sonrio
Ni uno ni el otro espero. Ambos se lanzaron sobre si mismos y empezaron a besarse con fogosidad. Yamato agarraba con fiereza las mejillas de Mimi y rompía algunos de los cabellos castaños al momento de que ellas se descontrolaron y acercaban más el rostro de ella. Mientras Mimi respondía aquel salvaje beso, pero también empezaba a desabotonar la playera y desanudar la corbata azul marino. Talvez, ella estaba mas envuelta en lujuria que el mismo Yamato.
Yamato la tiro con brusquedad en el piso, y ella no se quejo, su excitación era mas fuerte, el se quito la camisa y se lanzo sobre ella. Empezó a desabrochar la camisa que ella portaba, y Mimi a quitar el cinturón y bajar el cierre del pantalón.
El masajeaba aquellos blancos pechos, sus labios no se desunían y sus lenguas estaban entrelazadas, y Mimi masajeaba sobre el bóxer negro la intimidad de Yamato. Todo se había vuelto una sesión de erotismo, el ambiente apestaba a lujuria, y pronto a sexo.
Una de sus manos bajo hasta la intimidad de Mimi, uno de sus dedos se coló dentro, y Mimi solo dio un grito desgarrador. Los ojos azules de Yamato se oscurecieron. "mas, mas,…grita mas", todo este tiempo deseando esto. Tenerla a su merced y dispuesta. El seguia metiendo su dedo, mientras Mimi seguía gritando, y sin previo aviso, mordió uno de los pechos de ella, Mimi grito aun más. La hombría de Yamato con cada grito iba creciendo, tanto que empezaba a doler.
-Yamato-kun…por favor…
La voz ahogada, deseosa, dulce y pervertida de Mimi le suplicaba. Ella rodeo aquel cuello con mordidas que ella habia hecho hace unos ratos, se abrazo a el mientras empezaba a morder aun mas el cuello. Yamato ya no aguanto.
Bajo su bóxer, y sin previo aviso, entro en Mimi con fuerza.
Mimi dio un grito aun más desgarrador que antes. Su cuerpo se tenso por completo, y unas lágrimas empezaron a escabullirse por el dolor, Yamato había sido demasiado rudo en eso. El sin piedad la embestía, el cuerpo de ella de inmediato de acostumbro a aquel individuo dentro, y empezó a disfrutar cada movimiento, se atrevía a gemir placentera, sabiendo que eso solo lo enloquecería mas y ella terminaría aun mas lastimada.
-¡Mas, mas, Yamato!
Volvieron a besarse, y Yamato dio una última embestida fuerte. Mimi pudo sentirlo. Algo caliente empezaba a derramarse dentro de ella, Yamato había llegado al límite.
Se desplomo en el piso, sus cabellos castaños se desplazaban, estaban mojados, de su propio sudor y el de su amante.
-eres, tan salvaje-dijo Mimi sonriendo, jadeando.
-como si no lo supieras-sonrio divertido, subiéndose el bóxer
-fue…increíble, valió la pena-Mimi se levanto y empezaba a acomodarse toda su ropa
-eres una maldita lujuriosa-sonrio de lado
-es mas divertido cuando es así¿no crees, Yamato-kun?-se lanzo sobre Yamato, y volvió a buscar en vez de los labios, aquella hábil lengua.
Se aceptan toda clase de reviews n.n!