Disclaimer: Los personajes pertenecen a J. K. Rowling.
NdA: Ambientado en la época de los Merodeadores, este fic está compuesto por fragmentos un tanto auto-suficientes. Digamos que cualquier coherencia que puedan encontrarle es pura casualidad. No pretendo que sea muy largo, pero ni sé qué estoy haciendo, así que ya veremos.
---
Preludio
—Mi vida se ha acabado, Canuto.
—Eso lo explica. Siempre me pareciste un fantasma.
Entran en la Sala Común y la invaden. Como siempre. Aspiran el aire, abarcan el espacio, marcan su territorio. Caminan a grandes zancadas, dejan sus cosas en los sillones desocupados, hablan mucho más alto de lo necesario para comunicarse. Se exhiben, esa es la palabra. No saben lo que es la intimidad. James y Sirius hablan entre ellos pero para la galería, incluso ahora que Cornamenta parece un tanto abatido y cualquiera podría pensar que necesita una ayuda silenciosa, íntima. Pero Sirius no sabe qué es la intimidad (exceptuando "esa" intimidad, no sé si me entiendes, Lunático).
—Esa chica te está consumiendo, Cornamenta. No puedes ni hacer una bromilla a Quejicus sin que acabes arrepentido. Me preocupas, tío.
¿Arrepentido?. ¿Ha oído bien? No, no puede ser.
—Supongo que Lily os ha pillado —deduce Remus sin levantar la vista del tablero de ajedrez. Al contrario de lo que se piensa comúnmente, Remus Lupin hace otras cosas a parte de estudiar. Increíble pero cierto.
James gime con un dramatismo demasiado exagerado como para preocuparse. De nuevo, es todo teatro. Disfruta. No se siente arrepentido de nada, gracias a Merlín. Es un alivio saber que hay cosas en el Universo que permanecen inamovibles. Aunque implique una inminente discusión estúpida entre Potter y su no sé qué hacer para que Lily me quiera y Black y su vive la vida, no te dejes dominar por una tía, Cuernos.
A veces Remus se pregunta vagamente cómo no se aburren. Sospecha que en realidad disfrutan oyéndose hablar. No el uno al otro, claro, sino a sí mismos. Se adoran tanto que el sonido de sus propias voces debe de resultarles erótico.
—Jaque.
Su compañero de partida, un chico alto, algo desgarbado, le mira con el ceño fruncido.
—Mierda —gruñe—. Me he distraído.
Y quién no. Hace falta técnica y años de práctica para no perder el hilo de una conversación, la lectura o los propios pensamientos cuando esos dos están cerca. Remus se siente orgulloso de su habilidad en el arte de ignorarlos. El pobre Frank Longbottom no tiene tanta suerte.
—Bueno, creo que es hora de poner en práctica el plan XZ —sentencia Sirius atacando uno de los sillones cerca de la chimenea. Decir que se sienta sería un eufemismo.
—¿XZ?
—Se nos han acabado las letras, Cornamenta.
Lo que podría indicar la ineficacia de los planes de Sirius para conquistar a la pelirroja, pero Remus no va a meterse. Cómo si sirviera para algo.
—Voto por un cambio de estrategia. Está claro que lo de aparentar que eres un chico bueno nunca va a funcionar, no eres buen actor y Evans no es tonta.
Por fin dice algo con sentido. Quizás valga la pena escuchar este nuevo plan, tal vez esta vez…
—Celos. ¡Tienes que ponerla celosa, Cornamenta!
¿Qué había dicho sobre escuchar a Sirius? Bórralo.
Remus no quiere colaborar. Remus podría participar. Remus podría hacer que James consiguiera una cita con Lily incluso, si se lo propusiera. Pero a él no le preguntan y es mejor así, porque no tiene intención de proponérselo. Quizás suene duro, pero Remus no cree que James esté listo para tener una cita con Lily Evans. La diferencia de edad mental entre ambos es una barrera infranqueable.
La mirada de Cornamenta se ilumina y el licántropo se ve en la obligación moral de intervenir. Sólo un poquito.
—Sin ánimo de sabotear la brillante idea de Canuto, me permito hacer un pequeño apunte. Aún sabiendo que no me haréis ni caso —murmura esto último. Frank sonríe, es un chico simpático—. Para pretender que Lily sienta celos, habría que partir de la base de que siente algo por James.
—Eso se sobrentiende, Lunático. —Sirius desestima su argumento con impaciencia. Hace eso con la mano, como si apartara una mosca molesta. Si Remus fuera susceptible, se sentiría ofendido.
Bueno, lo ha intentado. A veces, un hombre lobo debe hacer lo que un hombre lobo debe hacer. Su conciencia ya está tranquila y puede volver a la partida.
—Jaque mate.
Frank suspira. Parece casi aliviado. El pobre se estresa mucho.
---
NdA: Las he pasado canutas para subir esto. Si con el próximo capítuloel servidor no me ofrece una tregua, me replantearé dejar esta página por el bien de mis nervios.
Se agradecen reviews, críticas, comentarios sobre el tiempo o insultos a mi persona, lo que más se guste. Nada me sorprende a estas alturas.