Este es un fic compartido por Dark-Tsubasa y Tifa-Lock.

Bleach no nos pertenece. Si lo hiciera, Yoruichi y Soi Fong ya estarían casadas y con hijos (¿?¿?¿?)


Tú, que eres el Sol...

Capítulo 1

Hacía ya una corta temporada que en el mundo humano no se sabía de problemas graves en la Soul Society. Todo transcurría con normalidad, o por lo menos con la normalidad que tenía acostumbrados a algunos: ataques de hollows sin importancia de vez en cuando.

En casa de Kisuke Urahara, la mayor preocupación actual era el crecimiento de una grieta que Jinta había encontrado en la pared hacía unos días. Yoruichi la observaba con una ceja enarcada y los brazos cruzados bajo el pecho.

-Esta grieta es casi más alta que yo –musitó-. ¿Es que no piensas arreglarla?

Urahara le dirigió una exagerada mirada de sorpresa.

-¿Quééé¿Arreglarla? Pero si no es para tanto, no es tan difícil ser más alto que tú, Yoruichi.

-Simplemente, arréglala –espetó, mirando al rubio de reojo-. Te recuerdo que no eres el único que vive en esta casa.

-Está bien, está bien. Pero yo no puedo arreglar eso –suspiró. Luego se dirigió hacia la habitación contigua-. Ven, que te voy a dar la dirección de alguien que puede ayudarnos.

-¿Qué¿Tengo que ir yo? Envía a Ururu o a Jinta.

-Se han ido a jugar al parque, y yo estoy muy ocupado con la tienda.

Yoruichi no contestó. Simplemente siguió a su amigo para que le diese la información que necesitaba. Sólo una vez fuera de la casa, se preguntó por qué no había usado el teléfono en lugar de tenerla a ella de recadera. Pero tampoco le importó especialmente, ya que no estaba ocupada. De hecho, se encontraba bastante aburrida, así que salir no le haría ningún mal. Y esa grieta necesitaba ser atendida en cuanto antes, ya que, cada vez que Ururu y Jinta jugaban dentro de casa, provocaban golpes diversos que la agrandaban. Y al paso que iba, pronto la casa se vendría abajo.

La mujer observó el papel que Urahara le había entregado. Por un lado, estaba escrita la dirección y el nombre de la persona con quien había que contactar: Kenji Kazuo. Por el otro, el rubio había dibujado un mapa que a Yoruichi le parecía indescifrable. Giraba el folio una y otra vez, pero siempre le parecía que se estaba orientando mal.

Mientras intentaba concentrarse en la interpretación del mapa, creyó notar levemente una presencia muy familiar.

-¿Yoruichi-san?

Yoruichi alzó la mirada del papel y se encontró con una joven de pelo largo anaranjado y grandes ojos castaños que vestía con uniforme escolar. La miraba algo sorprendida.

-Ah, hola, Orihime. ¿Vienes de clase?

-Sí, acabo de salir –contestó con una amplia sonrisa de las suyas-. ¿Y qué hace Yoruichi-san por aquí a estas horas?

-Quizá tú me puedas ayudar –le mostró la dirección que Urahara había escrito y la chica lo observó con atención-. ¿Sabrías indicarme cómo llegar hasta aquí?

Orihime se llevó una mano a la barbilla y comenzó a pensar en silencio. Parecía que en cualquier momento le iba a salir humo por la cabeza. Después volvió a sonreír y levantó un dedo índice.

-¡Ah¡Ya me acuerdo! –exclamó con felicidad- Mira, es por aquí –señaló con el dedo-, y doblas esa esquina. Cuando encuentres el quiosco, sigues recto hasta el final, hasta que veas una casa tradicional con bonsáis en el jardín. Después giras a la derecha, y luego a la izquierda, pero no en el primer camino, sino en el segundo. Sigues recto recto recto y subes por la cuesta que hay, pero cuidado, que por ahí pasan muchas bicis –Yoruichi sonrió, frustrada. No se estaba enterando de nada-. Entonces encontrarás un…

-Gracias, Orihime. Eso es todo lo que mi cerebro puede almacenar en un momento. Ya preguntaré una vez llegue allí.

La atolondrada chica sonrió, feliz por ser de ayuda para alguien.

-No hay de qué –contestó con un encogimiento de hombros-. ¿Pero seguro que me he explicado bien?

-Sí, muy bien –mintió Yoruichi-. No te preocupes, sabré llegar sola. Nos vemos –echó a caminar antes de que a la chica se le ocurriera volver a explicarle el camino.

-¡Hasta la vista, Yoruichi-san¡Y suerte! –se despidió mientras la otra mujer echaba a caminar.

¿Suerte? Con esas indicaciones, la verdad es que la voy a necesitar.

Intentó reproducir mentalmente lo que Orihime le acababa de decir. Doblar esquina… Listo. Pasar de largo el quiosco… Listo. La casa con bonsáis en el jardín… Sí, también la había encontrado. Después tenía que girar, pero¿era a la derecha o a la izquierda¿Y qué era eso del primer o segundo camino?

Tras unos treinta minutos de caminata, Yoruichi logró encontrar el domicilio de Kazuo. Le dejó la dirección de la casa de Urahara y le comentó que se trataba de algo urgente. El hombre aseguró que acudiría tan pronto como pudiera. Así pues, sin nada más que hacer, Yoruichi se propuso encontrar el camino de vuelta.

Hacía tiempo que notaba que alguien la seguía. Y ese día, desde que había salido de casa de Urahara, a la mujer le había parecido estar siendo vigilada por alguien de nuevo. Sabía que conocía a la persona de la cual notaba su presencia y, aunque antes había creído que, de forma aislada, se trataba de Orihime, ahora sabía que estaba equivocada.

Era alguien a quien conocía más. Era la persona que aparecía de vez en cuando para vigilarla.

Se giró bruscamente y saltó sobre el árbol en el que creía haber notado movimiento, pero no había nadie ahí. Sin embargo, la rama contigua todavía se mecía sola, probablemente por la descarga de un peso que había tenido sobre ella hacía apenas unos instantes.

-¿Soi Fong? –llamó. No obtuvo respuesta. Buscó por los alrededores, pero no había ninguna duda: se había marchado. Y la velocidad a la que lo había hecho confirmó las dudas de Yoruichi sobre si era su antigua alumna quien la observaba últimamente.

Retomó el camino de vuelta –o lo que ella creía que podía ser el camino que deshiciera sus pasos- mientras reflexionaba. Si Soi Fong se encontraba en el mundo humano, algo importante tenía que estar ocurriendo. Pero si lo único que hacía era seguirla a ella¿qué sentido tenía?

Una vez en la casa de Urahara, se dirigió a la parte de la tienda, donde encontró a su amigo ordenando un estante de madera.

-He hablado con ese Kenji -anunció sin ni tan siquiera saludar antes-. Ha dicho que vendrá en cuanto le sea posible.

El rubio no dio de lado su tarea ni se volteó a mirar a Yoruichi para hablar.

-¡Ah, bienvenida! –saludó alegremente- ¿Y qué más dices que ha pasado?

-¿Qué más? –se cruzó de brazos- Pues que tu habilidad para dibujar mapas es una porquería, Kisuke. La próxima vez me dejas a mí a cargo de la tienda.

-Oh, entonces espero que no haya una próxima vez. ¿Pero es eso lo que te tiene tan malhumorada?

La mujer enarcó una ceja.

-No estoy de mal humor. Es que creo haber visto… sentido a Soi Fong, pero ha huido antes de que pudiera hablar con ella. Y llevo una temporada sintiéndome observada por alguien –explicó mientras por su cabeza pasaba la imagen del árbol en el que había buscado a la morena.

Urahara finalmente dejó de lado sus quehaceres y se dignó a mirarla.

-¿Crees que debe de haber algún problema por la Soul Society? –inquirió, algo preocupado.

-No lo sé –Yoruichi se encogió de hombros-. Supongo que, si hubiera alguno, ya nos habría contactado en lugar de seguirme escondida por las sombras. Pero…

La interrumpió un alboroto en el interior de la casa. Parecía que Ururu y Jinta habían regresado, y estaban armando un jaleo considerable.

-¡Que me des la pelotaaaa! –se escuchó el berrido del niño.

Urahara se llevó una mano a la cabeza y corrió hacia el interior de la casa. Yoruichi le siguió con resignación.

Antes de que pudieran decir nada, Jinta había estampado a la chiquilla contra la pared, lo que ocasionó que la grieta continuara alargándose según el curso que parecía premarcado.

-¿Es que no hay más paredes contra las que empujar a Ururu que esa, Jinta? –se quejó el rubio.

Yoruichi suspiró y se sentó en el suelo, con las piernas cruzadas. La vivienda de Urahara realmente era acogedora en ocasiones, pero comenzaba a parecerle una casa de locos.


Soi Fong saltó de un tejado a otro y luego a otro más, usó un árbol de apoyo para cruzar una calle y luego subió por la pared de un rascacielos con total facilidad hasta llegar al tejado. Y todo esto a una velocidad increíble.

Se sentó en la baranda del tejado del edificio, contemplando cómo el mundo humano bullía bajo sus pies, con gente yendo y viniendo de un lado para otro. Después de un par de minutos decidió que lo mejor sería volver, suficiente estaba tentando a la suerte como para encima perder el tiempo de esa manera, así que se incorporó de un salto y se dispuso a sacar su zampakutou para abrir una brecha hasta la Soul Society.

Pero algo que sintió la paralizó ahí donde estaba.

Con un mal presentimiento giró lentamente la mirada hacía la izquierda y palideció por completo al ver una mariposa completamente negra volando grácilmente por el cielo, directamente hacía ella.

Tragó saliva mientras veía a la mariposa infernal dar vueltas a su alrededor. Resignada alargó el brazo un poco dubitativa y la mariposa se posó en un dedo para trasmitirle el mensaje que traía.

En su cabeza aun daban vueltas miles de pensamientos cuando llegó al lugar donde la mariposa le había indicado que la esperaban. Al entrar se encontró con cinco personas observándola.

Miró a su teniente, que la miraba con cierto aire divertido. Maldita bola de grasa come mocos, seguro que no había dudado ni un segundo al delatarla. Luego miró al capitán del duodécimo escuadrón que estaba junto a su propia teniente. Las dos personas restantes eran el capitán y el subcapitán del primer escuadrón.

- ¿Me llamaban? –Preguntó Soi Fong, como si nada de eso fuese con ella. El capitán del escuadrón doce se rió.- ¿Qué sucede?

El capitán volvió a reírse y esta vez Soi Fong lo fulminó con la mirada.

- Mayuri, compórtese.- Habló el anciano.- Soi Fong... le hemos llamado porque la brigada de investigación ha obtenido unos datos interesantes...

La chica tragó saliva, se imaginaba el porqué la habían llamado. El anciano miró a Mayuri y este rió por lo bajo antes de dar un paso al frente.

- Sí, verás, Soi Fong... –Empezó.- Resulta que he terminado unos nuevos insecto-espías y el capitán me permitió probarlos en el mundo humano, así que los puse a seguir a los Ryoka que hace poco entraron aquí... – La morena frunció el ceño. Se suponía que eso era una tarea del segundo escuadrón.- Y hace algunas horas - Siguió el hombre- nos han llegado una imágenes algo curiosas y al analizarlas... francamente son muy entretenidas... ¡Nemu!

La mujer se puso al lado de su capitán y sacó una especie de pantalla en la que se empezó a formar una imagen que Soi Fong reconoció al instante ya que ella misma la había visto: Yoruichi paseando por una calle.

De repente Nemu congeló la imagen y tocó un par de botones hasta que el fondo se amplió, enfocando a un árbol. La imagen se hizo cada vez más nítida hasta que se pudo ver a una Soi Fong oculta entre las ramas.

La chica maldeció mentalmente cuando notó los cinco pares de ojos sobre ella.

Nemu presionó otro botón y la imagen volvió a moverse. La Soi Fong de la pantalla desapareció y en su lugar llegaba la mujer de cabello lila que mirando a la rama vacía susurraba algo. Y Soi Fong sabía que era su nombre.

- Ya vale, Nemu.- La teniente apagó la pantalla a la orden de su capitán.- Después de ver esto fuimos a ver a Oomaeda para preguntarle.- La mirada de la chica pasó a su teniente quien se puso algo nervioso ante su mirada.- Y nos informó de que hacía días que te ausentabas durante algunas horas...

- Eso no es exactamente así.- Protestó ella, volviendo a mirar al frente.- Es cierto que me ausento pero hoy ha sido la primera vez que he ido al mundo humano.

Soi Fong sabía que nadie se tragaría esa mentira. Siempre quedaba constancia de todas las entradas y salidas a la Soul Society y las suyas no serían una excepción. Sin embargo eso no le había importado demasiado hasta ahora porque esa lista estaba a cargo del su escuadrón...

- ¿Ah sí? –Comentó Kurotsuchi.- Oomaeda nos dejó ver el listado de entradas y salidas de los últimos días, y no decía precisamente eso... Vaya, vaya, parece que tenemos una capitana a quien no le importa saltarse las reglas por simple curiosidad...

- No consentiré que me acuses así.- Soi Fong dio un paso al frente, completamente enfurecida pero se tuvo que resignar ya que estaba frente a un superior.- ...Perdón.

Apretó el puño con rabia, enfadada tanto con su teniente que la había traicionado de esa manera, como con el capitán del duodécimo escuadrón, quien con su mirada y sonrisa burlona estaba sacándola de quicio poco a poco. Pero se obligó a serenarse.

El capitán del primer escuadrón movió ligeramente la cabeza y su teniente asintió antes de acercarse a los presentes.

- Eso es todo de momento. Por favor, acompáñenme.

Los hombres se quedaron algo sorprendidos pero accedieron a la petición saliendo de la sala no sin antes enviarle una mirada burlona a Soi Fong quien, impasible, se dedicaba a mirar a su superior.

- Soi Fong, acércate.- Le pidió el anciano una vez a solas. Ella accedió y dio unos pasos al frente.- Sé que lo pasaste mal cuando Shihouin Yoruichi se fue.- La chica bajó la mirada.- Y sé que su regreso ha supuesto un duro golpe para ti. Pero escúchame, Soi Fong. Eres una capitana del Gotei 13, tu cargo no es para nada poco importante, ni mucho menos tu responsabilidad. Pero tus actos... ¿Tienes alguna excusa?

Sabía que estaba atrapada. No podía negar unos hechos tan evidentes, pero de hecho ya sabía a lo que se arriesgaba cuando decidió ir a vigilar a Yoruichi.

- Yo... simplemente, seguí a los Ryoka, tal y como se me ordenó...

La chica alzó ligeramente la mirada para ver al capitán y en sus ojos supo que esa excusa no le valía.

- Sabes perfectamente que como capitana que eres te necesitamos aquí, y no puedes ir al mundo humano a pasearte siempre que te venga en gana. Lo que has hecho es una imprudencia y merece un castigo, lo sabes ¿Verdad?

Ella misma se lo había buscado arriesgándolo todo para poder ver a escondidas a su maestra. Se merecía un castigo y sí, lo sabía.

- Sí.- Susurró al fin la capitana, dispuesta a cumplir su castigo.- Lo sé.

Durante un momento se miraron en silencio. Soi Fong esperando su sentencia mientras intentaba disimular su nerviosismo ¿Y si la derrocaban de su cargo? Sería una deshonra para su clan y sobre todo, sería una deshonra para Yoruichi, y desde luego no se iba a quedar de brazos cruzados si dejaban el segundo escuadrón en manos del inepto de Oomaeda. ¿Y si la condenaban a muerte? Un escalofrío recorrió la espalda de Soi Fong. Desde luego no temía a la muerte, sabía que tarde o temprano tendría que morir para volver a reencarnarse en el mundo humano pero la idea le parecía tan desagradable, tan... triste. Si moría no volvería a ver a Yoruichi y lo que era peor, se olvidaría de ella...

- Bien... -La chica dio un respingo al escuchar al hombre, quien se pasaba la mano por la barba, pensativo.- Veamos, sí...

El anciano picó con el bastón en el suelo y la puerta se abrió dejando pasar únicamente al teniente del primer escuadrón. Soi Fong notó cómo su corazón de golpe empezaba a latir apresuradamente.

- Ahora diré tu castigo, Soi Fong.- La voz del anciano resonó en la sala.- Por ir al mundo humano sin autorización, poniendo en peligro al Seireitei, y por consiguiente a toda la Soul Society, Soi Fong, capitana del segundo escuadrón del Gotei 13, comandante del grupo de operaciones especiales y líder de los ejecutores, será castigada con el cumplimiento de una misión especial.- Hizo una pausa donde se creó un silencio expectante. Soi Fong tragó saliva.- Deberás ir al mundo humano y ejecutar a los traidores Urahara Kisuke y Shihouin Yoruichi en el plazo de un mes. Si pasado ese periodo no has cumplido con tu encargo... Tú misma serás ejecutada... Choujirou, deberás redactar un informe de esto.

El hombre asintió con la cabeza, impresionado aun con semejante castigo ya que sabía que no la castigarían a muerte, pero... el castigo había sido implacable con la joven capitana del segundo escuadrón.

Soi Fong se dejó caer de rodillas frente a su superior, completamente shockeada por semejante sentencia, intentando asimilar aun sus palabras.

La condena a muerte hubiese supuesto un castigo menor que ese. ¿Que acabase con la vida de Yoruichi? Miró al capitán del primer escuadrón con una mueca de miedo e incredulidad ¿En serio esperaba que hiciese eso?

- Es una misión secreta, nadie debe enterarse. Partirás mañana mismo.- Dijo el anciano.- Tienes un mes, Soi Fong.


We, primer capítulo subido:3

Las reviews son más que bienvenidas, teniendo el cuenta que no se encuentran muchos fans del YoruSoi en español... La verdad es que las reviews recibidas en nuestros otros fics YoruSoi han sido un gran apoyo! Y animan a seguir escribiendo historias de esta pareja.

Bueno, esperamos que os guste el fic x3 . Continuará con esta dinámica de alternar el punto de vista de Yoruichi con el de Soi Fong.

Para cualquier cosa, no dudéis en contactar con nosotras :3