Nathan estaba en su despacho preparando un nuevo discurso que iba a dar como presidente. A pesar de haber pasado dos meses de las elecciones presidenciales, seguía eufórico por haber ganado, por estar en ese mismo momento en la Casa Blanca como el nuevo presidente. El día siguiente iba a ser importante para él; tras haber ganado las elecciones, iba a hablar por primera vez delante de las cámaras, y aunque no quisiera reconocerlo, estaba totalmente aterrado, como el niño que empieza el colegio por primera vez.
Estaba tan concentrado en lo que estaba escribiendo, que ni siquira escuchó la puerta del despacho al abrirse, ni vio a Claire entrando y colocándose delante de su mesa. Sólo cuando levantó los ojos para pensar su siguiente frase, la vio allí, de pie, mirándole a los ojos y con la expresión más seria que nunca le hubiera visto a su hija con anterioridad.
"¿Algún problema?"
"¿Acaso ya te has olvidado?, ¿Tanto te ha cegado tu ambición política que ya no recuerdas ni que dia es hoy?"
"¿Hoy?, dejame pensar."
Claire, casi fuera de si, golpeó con furia la mesa con ambas manos. "¿Qué tienes que pensar?, hoy hace dos meses que murió tu hermano, hoy precisamente se cumplen dos meses de que tu plan se cumpliera tal y como querías, tu llegaste a la presidencia gracias a Peter y la bomba. ¿Lo recuerdas ahora?"
Nathan se había olvidado por completo, estaba tan ocupado con sus obligaciones con el estado mayor, que ni siquiera sabía en el día en que vivía.
"Es cierto." Nathan se entristeció de repente, como si hubiera caído por un barranco. "Pero ya sabes que no planee su muerte. Peter tenía..." No pudo seguir hablando porque entonces recordó lo sucedido el día después de ganar las elecciones.
"Si, claro, ya me lo has contado muchas veces en estos dos meses, pero no me lo trago. Sacrificaste a tu hermano, vendiste tu alma al diablo y dime, ¿mereció la pena?"
"¡Peter tenía que haber sobrevivido, esa era una de sus habilidades, regenerarse!"
"Pero no contaste con que tuviera que hacer como el Ave Fenix, no pensaste que tuviera que renacer de las cenizas. Porque sabes muy bien que eso es lo que quedó de él después de la explosión, eso fue lo que enterramos."
Nathan no contestó, no tenía argumentos para decirle que no tenía razón, tantas veces se había preguntado si habría habido alguna manera de impedir que las cosas sucedieran de esa forma, que ahora casi lo había ocultado en su propia mente. Sin embargo, Claire le había devuelto esos pensamientos.
"Si no me hubieras mandado a Paris, si yo hubiera estado aquí con Peter, seguramente lo habría podido impedir, seguramente le hubiera ayudado, de alguna forma, ante de convertirse en una gigantesca bomba nuclear." Claire agachó la cabeza, cada vez que pensaba en lo que debía de haber sufrido Peter aquel día, le entraban ganas de llorar, pero no quería que Nathan la viera. Por eso se dio media vuelta sin dejarle contestar, pero antes de salir se giró hacia su padre. "Espero que la muerte de Peter te haya servido de algo."
Nathan despertó de un salto, miró a su alrededor y vio que eran las cuatro de la mañana. No había sido más que un sueño, se dijo a si mismo, una maldita pesadilla. Sin embargo, quiso asegurarse, sin encender la luz para no despertar a Heidi, salió de la habitación y entro en su despacho, miró el calendario y respiró aliviado al ver que estaba en lo cierto, aún faltaba algún tiempo para las elecciones y todo había sido un sueño.
Sin embargo, una voz de alarma, sonó en su cabeza, ¿y si no había sido sçolo un sueño?, ¿y si en realidad se trataba de una visión del futuro?. Nathan no tenía el poder de ver el futuro, ni si quiera estaba del todo convencido de disponer siempre que quisiera de su poder de volar. En realidad era muy receloso con todo el tema de los poderes en los que tan fervientemente creía su hermano Peter, aunque este ya se los había demostrado.
Sin embargo también recordó que Peter soñó con su accidente, que lo vio volar ya en sus sueños. Tal vez fuera como si estuvieran conectados de alguna forma mentalmente y cuando a uno de los dos le pasara algo, el otro también lo sintiera. Sólo que este caso, era una visión del futuro y no era capaz de explicar como la había tenido. Simplemente había visto algo que no le gustaba nada, algo que no quería que sucediera en la realidad y que tenía que impedir como fuera.
Ahora ya sabía que Peter moriría en la explosión, que no se podría regenerar. Pero desconocía como pararlo. Si es que realmente quería pararlo. Se sorprendio al escuchar aquello dentro de su cabeza, como si dos versiones de si mismo, pero con distintos intereses, estuvieran peleando en su mente.
Como si se tratase de Nikki con Jessica, una parte de si mismo deseaba salvar a su hermano por encima de todo, mantenerlo seguro de la bomba y protegerlo, como siempre hacen los hermanos mayores, como ya hizo cuando Peter se tiró del edificio unos meses atras. Ya había sufrido bastante cuando creyó que Peter había muerto a manos de Sylar como para volver a perderlo ahora. Sin embargo también luchaba por salir esa parte de él que deseaba gobernar el país, porque aunque ganara las elecciones, sin la bomba iba a ser muy difícil llevar a cabo su ideal de pais. Por ello también pensaba que tal vez, tal y como le había dicho Linderman en el casino, la bomba era algo bueno.
Se reprendió a si mismo por pensar eso, por anteponer su egoísmo a la vida de su hermano y luego empezó a pensar cual podía ser la forma de pararlo. Lo primero que hizo fue intentar recordar el sueño que había tenido, porque si resultaba ser una visión del futuro, le convendría hacerle caso.
Entonces lo recordó, Claire, ella le había dicho que podría haber salvado a Peter si hubira estado allí. Tenía que hablar con ella otra vez, traerla de vuelta de París, contarle todo lo que había visto y tratar de que no se alejara de Peter ni un sólo segundo, porque si meses antes, la misión de Peter era salvar a la animadora para salivar al mundo, ahora Nathan sabía que la misión de Claire, de su hija, de la animadora, era salvar a Peter, para salvar al mundo.
Para ello, tenía que hacerla regresar de París, aunque debía pensar muy bien lo que le iba a decir. No había sido muy delicado precisamente cuando le dijo qu debía marcharse una temporada con su abuela y no creía que fuera a ser facil convencerla ahora de que tenía que regresar.
De repente vio la solución, hablarle de Peter, del peligro que corría y de lo que podía hacer ella para savarle. Ya conocía la debilidad mutua que tenían Peter y Claire por el otro y que Nathan esperaba que se quedara en debilidad familiar Ya había oído a Claire hablar de su salvador y a Peter hablar de la animadora y por como hablaba de ella, Nathan sólo esperaba que no pasara nada de lo que luego se pudiera arrepentir si permitía que pasasen mucho tiempo juntos. Pero tenía que arriesgarse a que se encontraran otra vez, lo tenía que hacer por la vida de Peter.
-o-
Era por la mañana, bastante temprano, pero Peter tenía que encontrar a Mohinder lo antes posible, decirle que estaba perfectamente, que no había muerto. Le habían dicho que el genetista le había llevado a casa de su madre, porque no quería dejarlo con Sylar y por ello le estaba tremendamente agradecido, había arriesgado su vida por él y lo menos que podía hacer era darle las gracias personalmente.
Sin embargo, no sabía dond encontrarlo, había llamado a su casa, pero ya suponía que allí no estaría despues de lo sucedido con Sylar, por ello, sabiendo que condicía un taxí, decidió ir directamente a la central de taxis de New York y preguntar por él. Allí le dijeron que no lo habían visto en una semana, pero que había dejado un número de teléfono por su necesitaban hablar con él.
Peter tomó nota del número y se apresuró a llamar. Al principio parecía que no iba a contestar nadie, pero finalmente iba voz se escuchó al otro lado.
"¿Mohinder Suresh?"
"Si soy yo"
"Soy Peter Petrelli"
"No es posible, Peter Petrelli está muertó, yo mismo lo vi morir, en mi propio apartamento. No se quien es usted pero se trata de una broma de muy mal gusto" Mohinder colgó el teléfono ante de que Peter pudiera decir nada más, se dio la vuelta y miró al hombre canoso que tenía frente a él. "Nada, sólo un pirado que quiere hacerse el gracioso."
"¿A dicho que era Petrelli?" Dijo el hombre canoso mostrando una gran curiosidad por el tema.
"Si , pero ya le digo que sólo querían tomarme el pelo."
"Muy bien, me voy entonces, ya sabe que Primatech estará muy complacida de conocer toda la información que nos pueda proporcionar sobre Petrelli y sus poderes."
"Lo se, pero ya les he dicho muchas veces, que apenas lo conocía y no tuve tiempo de ver que poderes tenía."
"De acuerdo entonces, si quiere decirme algo, ya sabe como contactar conmigo."
El hombre de Primatech salío de la habitación de hotel y dejó sólo a Mohinder. Este todo lo rápido que pudo, abrió un cajón de la mesilla y sacó un teléfono móvil distinto al que solí utilizar. Buscó en el primero el número desde el que Peter le había llamado y marcó.
"Peter, ¿eres tu de verdad?"
"Si, pero ¿que ha pasado antes Mohinder, me has colgado o se ha cortado?"
"Es muy largo de explicar, lo mismo que tu me tienes que explicar unas cuantas cosas, como por ejemplo como puedes estar vivo. Será mejor que nos veamos, los teléfonos no son nada seguros"
"Claro, que tal en quince minutos en la sede de mi hermano."
"Bien, allí nos vemos."
Tras terminar de hablar, Mohinder cogió su bolsa y se dispuso a salir de la habitación, pero al abrir la puerta, se encontró al mismo hombre con le que había estado hablando y detrás de él otro hombre, tan grande que podía ser el doble que el primero.
"Profesor Suresh, no esta bien que nos tome el pelo de esta manera, usted vino a nosotros para que capturaramos a Sylar y cambio sólo le pedíamos sinceridad con nosotros. Si nos esconde información, como por ejemplo que Peter Petrelli sigue vivo, la confianza se rompe." Los dos hombres andaron unos pasos hacia Mohinder y este comenzó a andar hacia atras a la vez.
"No, ustedes me han estado utilizando, creen que no sabía que habían pinchado mi teléfono, que me seguían donde quiera que fuera, no eso no es confianza. Sólo he hecho lo que creo que mejor para todos."
"Menos para usted mismo." El hombre canoso le hizo una señal al que parecía ser su guardaespaldas, que al instante se fue acercando hacia Mohinder.
Mohinder suponía que no le dejarían salir de aquella habitación vivo y no le quedaban muchas opciones. Sin embargo, sin saber muy bien de donde venía, notó un tremendo calor desde el interior de su cuerpo, que luchaba por salir. Inconscientemente, acercó su mano a la lámpara más cercana, quería tener al menos un arma con la que defenderse cuando el hombre le atacara. Levantó la otra mano y como si una fuerza irrefrenable saliera por su mano, un rayo de energía, electricidad pura impactó en su atacante, que cayó al suelo fulminado.
Mohinder no podía creer lo que había pasado, ¿eso lo había hecho él?, ¿también tenía algún poder y no se había dado cuenta hasta ese momento?. Dejo caer la lampara y miró al hombre de la puerta que aún no había reaccionado. Cuando los dos se miraron el hombre de la Organización saxó una pistola de su bolsillo y apuntó hacia Mohinder. No era una pistola normal y corriente era una de las que le habían hablando y que servían para marcar a las personas con poderes.
No podía permitir que le alcanzara con el arma, si lo hacía sabrían en todo momento donde se encontraba. El hombre siguió acercándose y el buscó otra cosa que le sirviera de arma, pero no la encontró. Al ir retrocediendo, chocó contra la pared, fin del viaje, pensó. Sin embargo tuvo que probar fortuna, si su única forma de salir de allí era volver a usar un poder del que desconocía su existencia hasta hacía cinco minutos, lo haría.
Se concentró, mientras su atacante se acercaba. Lo miró y cuando creyó que este le iba a disparar, volvió a levantar la mano y un nuevo rayó eléctrico salió de su mano y también fulminço al segundo hombre. Según parecía no hacía falta que tocara un objeto, mientras tocara una pared por la que corriera electricidad era suficiente.
Decidió pensar en eso más tarde, cuando estuviera a salvó. Recogió su bolsa de suelo y salió corriendo de la habitación, comprobando cada pocos paso que no le seguía nadie. Finalmente llegó a la calle y se dirigió a su cita con Peter.