Título: Y para usted, caballero?

Autora: Doc G.

Traductora: Manini

Idioma de origen: Francés

Genero: Comedia romántica

Rating: General

Nota: Les ofrezco la traducción de un fic de 5 capítulos, que, espero, les encantará. Les aviso que esto es Slash entre dos viejos enemigos. Es una historia Post-Hogwarts.

Disclaimer: Nada me pertenece, la trama es de Doc G, quién amablemente me dejó traducir su historia, y ni los personajes de Harry Potter son míos o de ella. Todo pertenece a JK Rowling y a Warner BROS.


Capítulo 1: El aperitivo…

« Draco Malfoy, elegido el hombre el más sexy del año por la tercera vez consecutiva…»

« Además de conectar éxito y podio, el presidente del más importante grupo de diseño de moda viene de recibir el título del "Hombre Más Sexy Del Año" por El Quisquilloso gracias a una encuesta.»

"Bla, bla, bla…" exclamó Blaise Zabini lanzando el periódico al otro lado de la habitación. "Un manojo de pendejadas, una hoz de mentiras… "

"Celoso, Blaise?" Preguntó calmadamente Draco Malfoy.

Blaise fusiló a Draco con la mirada.

"Y quieres saber lo mejor de esto? Acabas de entrar en la lista de los 50 hombres más guapos del mundo. Justo después de Brad Pitt. No, pero te das cuenta!? Los muggles te hicieron entrar en su clasificación! "

"Si, lo sé," respondió Draco, un poco ausente. "Mi padre debe estar retorciéndose en su tumba en este momento… Oye, de pura casualidad, no habrás visto mi varita?"

Blaise suspiró profundamente. No, definitivamente no era fácil ser el mejor amigo de un sex-symbol. Blaise sabía que un poco de sangre Veela corría por las venas del ex-Slytherin, pero cuando se lo preguntaba, su supuesto « amigo » desviaba siempre la conversación.

Debieron haber sido muchisimas hadas madrinas, peléandose y empujándose frente a la cuna del pequeño Malfoy. Era ya muy conocido que Narcisa Black, su madre, era de una belleza legendaria y que su padre, Lucius Malfoy, era hijo de veela y brujo.
A los 10 años, las damas de la alta sociedad se extasiaban frente a este « querido angel de belleza griega ».

A los 14, estas mismas damas presentaban al Señor y a la Señora Malfoy sus hijas, esperando que una boda arreglada realzaría el prestigio familial.

Pero, a los 16 años, todo cambió. Su padre quería que Draco siguiera sus pasos, y le había sumado el hecho de que se convirtiera en Mortífago para combatir contra esos « asquerosos Sangresucia ». Negándose a servir a un demonio (un Malfoy no se inclina jamás), Draco acabó por huir de su casa. Se fue a vivir con Blaise, quién amablemente lo albergaba en vacaciones.

Y luego, cuando tenía 17 años, Draco se encontró a la cabeza de una inmensa fortuna familiar, su padre habiendo muerto en guerra (Draco nunca tomó bando en esa guerra). En cuanto a la Sra. Malfoy… Los rumores decían que estaba en una casa de descanso en alguna parte del Sussex, protegida de los chismosos y en paz.

Blaise ignoraba el importe exacto de esta fortuna, pero sabía muy bien que había lo suficiente para poder pagarse un año sabático por el resto de su vida.

Draco Malfoy… sólo su nombre hacía suspirar a centenas de jóvenes… Pero eso sí, había roto los corazones de estas pobres chicas, quienes creían haber encontrado el amor de su vida y la felicidad eterna hasta que Draco las mandara felizmente a volar, con su preciosa sonrisa. Y eso, Blaise no lo entendía: porqué Draco era soltero todavía, mientras que tenía a decenas de mujeres a sus pies?

Y eso que era un hombre muy guapo, con sus cabellos rubios peinados hacia atrás, y sus ojazos grises. Había dejado en el clóset su airecito arrogante y suficiente, convirtiéndose en un hombre, joven y maduro.

A veces la vida está llena de misterios…

OoOoOoOoOoO

"Entonces, qué tenemos hoy?" Preguntó Draco, empujando la puerta de su oficina.

Blaise lanzó una mirada rápida a la agenda que traía.

"Cita a las 10 con el Sr. Midget para el próximo desfile en París, comida con la Condesa Bathory para la boda de su hija. Una visita al taller de costura y para acabar, una junta con el productor Impera que quiere que usted sea el diseñador de su siguiente película."

"Sep, nada de extraordinario hoy…" -suspiró Draco dejándose caer en su sofá.- "Ya me hartó esta repetición cotidiana."

"Si quieres, podemos salir esta noche…" propuso Blaise como si nada.

Draco levantó la cabeza y observó a Blaise.

"Como se llama?" Le preguntó con una sonrisita escondida.

"Nadia. La vas a adorar: es guapa, muy agradable, inteligente… Coño Draco! Haz un esfuerzo, si te aburres a muerte, sal, liga et descubre tu alma gemela!" Añadió frente a la cara aburrida de su amigo.

"Ok, ok, ganaste. Dónde y a qué hora?"

Blaise sonrió, acababa de ganar una partida.

"Esta noche, 8h00, Restaurante los Merodeadores en el Callejón Diagon"

OoOoOoOoOoO

« Finalmente, el día pasó rápido » pensaba Draco abrochándose la camisa blanca frente al espejo. Aunque no tenía prisa de que la noche llegara.

« Pobre Blaise, de tanto querer jugar a Cupido conmigo va a volverse loco!»

Pero Draco no tenía el corazón para negarse a una invitación a cenar de parte de su amigo. Hasta llegaba a divertirse, ya que al final de la velada era Blaise el que acababa con la muchachita que le había querido presentar a Draco.

«A fin de cuentas, no soy el único que pierde su tiempo en este tipo de salidas!»

Draco le sonrió a su reflejo y se puso el saco.

« Mientras no sirvan cangrejo en el restaurante, ya me harté…» pensó en lo que cerraba la puerta de su departamento.

OoOoOoOoOoO

Harry Potter, chef del restaurante « Los Merodeadores», maldijo cuando vio que su mayonesa se había cortado.

"Kathie! Ven aquí, te necesito!"

Una jovencita de cabellos negros se apuró al llamado, y estalló en risas al ver a su jefe cubierto en yemas de huevo.

"Un problema?" Cuestionó con la mirada brillante.

"Si, y uno grande, el hechizo para la mayonesa no funcionó!"

"Yo diría que usted no lo sabe manejar bien, jefe. Déjelo, yo me ocupo. Sólo vaya a tomar la orden de la mesa 3."

Harry se limpió la cara y fue al local, el cual estaba repleto. Normal, para un viernes en la noche. La gente adoraba venir aquí a celebrar el final de la semana, a platicar, a ligar, a relajarse… El menú no era muy caro, era variado y el lugar tenía muy buen ambiente.

Quién hubiera creído que un día, el gran Harry Potter sería chef en un restaurante? Al que todos creían volverse Auror, había escogido un oficio menos glamoroso pero más simple. Contaba con solo 22 años, y Harry se sentía bien, ninguna correa, ninguna preocupación, sólo mucho tiempo para vivir. Y podía agradecer a la los Dursley, era gracias a ellos que Harry había descubierto una pasión: la cocina. De hecho, los había invitado varias veces a comer, pero extrañamente nunca aceptaron las invitaciones. De miedo de morir envenenados, seguramente.

« Los merodeadores » era, de lejos, el restaurante el más famoso del Callejón Diagon. Podías comer muy rica lasaña (especialidad del chef), o una deliciosa sopa hecha en chimenea, ensalada de legumbres recién cortadas del jardín que había detrás de las cocinas, un pastel de chocolate hecho en casa o nieve de limón. Harry tenía el mejor equipo de cocineros de la región y, juntos, podían hacer de todo (menos mayonesa para Harry).

Primero estaban Patrick y Victoria, los dos sus treintas bien llevados, y Kathie, la guapa mesera de 20 años. Y Harry, el cual daba gracias a Merlín que hacía de su vida actual una cosa maravillosa.

OoOoOoOoOoO

Harry se le revolvió el estómago cuando vio quién estaba en la mesa 3. Nunca en su vida hubiera imaginado que él pondría un pie un su restaurante.

Harry inspiró hondamente y, armado de una sonrisa amigable, partió rumbo a la mesa 3.

OoOoOoOoOoO

Un Draco Malfoy con aire despistado veía en esos momentos el letrero del restaurante « Los Merodeadores »… Pffff…. Qué mierda! Podía oír la batahola incesante dentro del restaurante. De todos modos, todavía podía dar media vuelta, llamar a Blaise para decirle que se retiraba y acabar la dulce velada solo, en su departamento.

Si, esa opción seguía en pie…

Suspiró profundamente antes de entrar en aquel restaurante. No le costó ningún trabajo encontrar a Blaise entre tanta gente, era el único que hacía gestos patéticos. Draco implantó en su cara una pequeña sonrisa y partió rumbo a la mesa 3.

Por los pelos de la barba de Merlín…

Blaise estaba acompañado por dos mujeres. La primera, sentada a su derecha era una rubia pequeñita, de mejillas sonrosadas y ojos color avellana que se levantó cuando vio a Draco y la cual le dio un fuerte apretón de manos.

La otra… Era seguramente esa Nadia de la cual Blaise le había hablado y atribuido tanta cualidades. Cabellos negros perfectamente ondulados, ojos azules, labios carnosos y rojos, su cara cubierta de maquillajes extravagantes. Era el tipo de mujer que gritaba en vez de hablar para hacerse la interesante, la que se te pegaba durante toda la noche, creyendo que eres su novio al primer contacto de miradas, y que se ponía toneladas de diferentes perfumes para que los hombres entendieran bien que era una mujer muy misteriosa…

La noche corría el riesgo de ser muy larga…

"Draco, te presento a mi acompañante, Anne y aquí tenemos a la encantadora Nadia…"

La chica se levantó para darle un beso, pero Draco se volteó al mismo tiempo para colgar su abrigo.

"Encantado, hace un calor aquí!! Es precioso, no lo conocía…" siguió, cuidándose de no estallar en risas viendo la mirada asesina que le dirigía Nadia.

« Y aquí vamos por una media hora de babosadas…» pensaba Draco viendo que la chica se volvía a sentar, dolida.

"Ya van a ser siete meses que el restaurante está abierto" dijo la jovencita, Anne, para disipar la tensión. "Y es uno de los mejores restaurantes de la región. Fue a mí a la que se le ocurrió venir aquí. Nadia ha estado sola desde hace mucho, y como Blaise quería encontrarte a alguien, pensé inmediatamente en Nadia…"

Nadia olvidó del incidente y se volteó hacia Draco, toda sonrisas.

"Tengo que decirte Draco… Puedo llamarte Draco? Que es un honor para mí el conocerte. Solo se habla de tí todo el tiempo, y pienso que tu marca de ropa es… increíble. Me pasa que a veces me descontrolo por una camisa, o la lencería…" Le contó mientras le guiñaba el ojo, queriendo parecer cómplice de algún crimen.

Draco tenía ganas de vomitar. Y ahora más ya que su perfume empezaba a darle dolor de cabeza.

"Encantado de que te guste," murmuró. "Y, qué vamos a comer?"

"Puras cosas ricas, " dijo Anne. "Pero el único problema del restaurante es que se tardan en servirte la comida… "

"Puede que nos sirvan gusanos de cola explosiva para cenar… " añadió Blaise.

Y los tres imbéciles se morían de la risa. Sin duda alguna, Draco no se iba a quedar un minuto más en este lugar.

OoOoOoOoOoO

Harry avanzó hasta la mesa nº 3, una sonrisa pegada a sus labios. Ignorarlo, eso era lo que tenía que hacer: ignorancia total frente al ex-Slytherin. Y si de casualidad le dijeran algo, Harry fingiría no acordarse de nada.

«Pero coño! Es Draco Malfoy!» Le decía una vocecita en su cabeza.

Ignorancia to-tal.

"Buenas noches, puedo servirles algo?" preguntó al llegar.

"Podríamos tener la carta de vinos? " cuestionó el hombre sentado enfrente de Malfoy – el también había estado en Hogwarts, antes.

"Si, claro que si."

Oh Dios mío. Harry sentía la mirada penetrante de Draco sobre él.

"Tienen agua embotellada?" le preguntó la jovencita que les acompañaba, una morena que apestaba.

"Claro que sí. Alguna otra cosa?" dijo Harry volteándose naturalmente hacia Draco, que lo observaba todavía.

«Vas Malfoy, vas, lánzame uno de tus comentarios estúpidos, como en los buenos viejos tiempos… Te estoy esperando.»

"Nos conocemos? " preguntó el rubio.

La pregunta bajó a Harry de las nubes, el cual abrió y cerró la boca varias veces antes de responder.

"Puede ser, no lo sé. Ya había usted venido?"

"No, un restaurante como este lo recordaría… Pero su rostro me es familiar. "

"El suyo también…" murmuró Harry, incapaz de quitar la mirada de los ojos de Draco. Cuantos recuerdos se reflejaban ahí…

"Oh Dios mío, « bla, bla, bla, bla, bla » y mi agua?" exclamó la morena, cortando el contacto visual entre Harry y Draco. "Bueno, no quiero agua suiza, una vez me enfermé bebiendo eso… Te acuerdas Anne? Qué velada tan espantosa! En fin, decía yo entonces que nada de agua suiza, ni de la llave. Preferiría agua francesa, sin burbujas, la quiero fría, sin hielos, sin vaso, solamente la botella y una pajita. Deberías anotarlo, sabes? Nada de agua suiza… "

"Si entendí, creo…" la interrumpió el chef al borde de la desesperación. "Ahorita se la traigo."

Y cuando ya se iba de regreso a la cocina Draco lo detuvo y le murmuró:

"Podría tener un cafecito? Sin pajilla por favor… " preguntó mientras le guiñaba el ojo, cómplice.

OoOoOoOoOoO

Era un Harry aterrado el que entró a la cocina unos segundos después, bajo la mirada sospechosa de Kathie.

"Está bien jefe? Tiene usted una cara…"

"Eh? Oh…No, todo está bien."

"Ya vio quién está en el restaurante, jefe? Draco Malfoy, el diseñador!"

"Draco Malfoy?" exclamó Patrick, junto al horno. "Wow! La primera vez que alguien conocido viene al restaurante… Podría hacernos buena publicidad, no? Usted que piensa, chef?

"Yo no pienso nada. Malfoy pide, come y se larga de aquí, punto final…"

"Malfoy? Lo conoce?" preguntó Victoria, su pelo cubierto de harina.

Harry rodó los ojos. Podía tener el mejor equipo de cocineros de todo Londres, pero eso no evitaba que fueran unos curiosos inaguantables.

"Estábamos juntos en Hogwarts…"

"Enserio?" gritó Kathie, los ojos brillantes. "Oiga, esto… podría, tal vez, no sé, hablarle de mí… Ya pronto va a ser mi boda y adoraría tanto usar un vestido de su creación. Ya ha visto sus vestidos de novia? Son increíbles… "

"Increíbles, tal vez, pero completamente fuera de presupuesto…" le replicó Harry.

"Ah, si fuera rica, me compraría muchos vestidos de Draco Malfoy… " continuó Kathie sin escuchar a su superior.

"Acaso piensas que no te estoy pagando lo suficiente, Kathie?" preguntó Harry, una sonrisa colgada en sus labios.

La joven mesera le sacó la lengua, y le llevó la orden a la mesa 5.

"Bien, ahí se acabó la discusión. Victoria, podrías pasarme un agua H20?"

Harry abrió la botella de plástico y vació su contenido en el fregadero. La idiota esa de la mesa 3 iba a ver de qué estaba hecho este Harry.

"Patrón!" le llamó Patrick, "hay una llamada de chimenea para el Señor Malfoy!"

"Dile a Kathie de ir ella a decirle, estoy ocupado…"

"Muy bien, chef… KATHIE ! LLAMADA POR CHIMENEA PARA DRACO MALFOYYYYY!"

"No necesitabas gritar!" le dijo Harry, vaciando todavía el agua.

No pudo evitar voltear a ver la mesa 3, dónde Kathie se agachaba para comunicarle a Malfoy la llamada. El joven rubio le respondió con una sonrisa y se levantó en dirección a la cocina.

"Uhm, chef…" dijo Victoria, sacándolo de sus sueños. "La botella está vacía…"

Harry se sorprendió al enrojecer y balbució un vago «garciasperoyasabía». Rellenó la botella con agua de la llave, supervisando de reojo a Draco, hincado frente a la chimenea y discutiendo con alguno de sus asociados.

« Pero mierda, es Draco Malfoy… » le recordó la pequeña voz en su cabeza.

OoOoOoOoOoO

"Escucha, Victor," dijo Draco dirigiéndose a una cabeza en medio de las llamas, "no vale la pena alterase tanto, es viernes en la noche, estamos bien, relájate y… "

"Pero la Condesa no está muy contenta de la manera en la que la recibiste hoy…"

"Y qué? Qué quieres que haga? La Condesa no es Merlín Todo Poderoso! Es todo lo que tengo a decir… Nos vemos el lunes, ok? Y no me llames por cosas tan insignificantes… O mejor sí, llámame en 5 minutos, y no prestes atención a lo que diré, ok? Adiós. "

Draco se levantó y sacudió su pantalón. Miró al chef del restaurante –preguntándose una vez más de dónde conocía esa cara – y se echó a reír al ver lo que hacía el moreno. Éste se volteó y levantó los hombros, a lo que el rubio respondió llevándose el dedo índice a los labios. Regresó a su mesa, con una sonrisa enorme pegada en la cara.

"Todo va bien?" inquirió Blaise.

"Si, si, sólo era Victor. Te explicaré más tarde," respondió viendo que Harry se acercaba a su mesa, trayendo una charola con sus bebidas…

"Aquí está, el menú de vinos, un café, y su agua, señorita…" decía Harry mientras los ponía en la mesa.

"Que bueno que era para hoy," exclamó Nadia metiéndose la pajilla en la boca y aspirando el agua rápidamente.

"Debe ser muy refrescante…" murmuró Draco llevándose la taza de café a los labios.

"Mmm…" suspiró la morena, "que diferencia… Un agua embotellada no tiene el mismo sabor que el agua de la llave, o que el agua suiza…"

«Que pendeja» pensaba Harry dándoles la carta.

"Bueno, pues estoy a dieta," siguió Nadia, "no quiero nada que sea muy pesado…"

"Tenemos una especialidad esta noche, " propuso Harry, "Pollo al limón. También tenemos ravioles de espinaca… Mi preferido… "

"Yo quiero eso." le interrumpió Draco.

«Tengo una nariz en medio de la cara o qué?» pensaba Harry, sintiendo todavía una mirada gris sobre él.

"Son sólo cosas que hacen engordar… Todos los platillos son cocinados en aceite?" se quejó Nadia.

Harry resistió el deseo de estrangularla. Le sonrió amablemente antes de lanzarle:

"No, señorita, algunos son hervidos en agua suiza."

Un pesado silencio se instaló en la mesa antes de que la morena se pusiera roja del enojo y que señalara a Harry con su dedo. Por otro lado, a Draco le costaba trabajo no estallar en risas.

"No juegues al inteligente conmigo, mi amigo, voy a llamar a tu patrón para que te ponga de patitas en la calle. "

"Señorita," la cortó Harry en un tono neutro, "aquí, yo soy el jefe. Si tiene alguna queja, venga a verme…"

Habiéndole cerrado el pico a esa garza, Harry dio media vuelta y regresó a la cocina. Draco no aguantaba más y reía. Merlín, hacía mucho tiempo que no pasaba una velada tan divertida.

OoOoOoOoOoO

Cinco minutos más tarde, la bonita mesera regresó para informarle a Draco que tenía otra llamada por chimenea. Por segunda vez, Draco se disculpó y dejó la mesa.

Empujó las puertas de la cocina y sonrió cuando apercibió a Harry. Y, se hincó de nuevo frente al fuego.

"Bien, entonces," preguntó la cabeza de Victor, "qué es lo que pasa?"

"Nada," respondió el rubio, "sólo que Blaise logró, de nuevo, presentarme a otra de sus pretendientes. Entonces voy a fingir que pasó algo grave y que me tengo que ir urgentemente "

"Oh, si es por eso… Bueno, pues, nos vemos el Lunes! Feliz fin de semana!"

Y la cabeza se desvaneció entre las llamas. Draco se levantó y se precipitó en el restaurante. Adoraba pretender y actuar su teatrito, lo llevaba en la sangre. Puso cara de preocupación y agarró su chaqueta.

"Draco? Qué pasa?" inquirió Blaise viendo la expresión de su amigo.

"Es mi madre… No va bien… Me tengo que ir."

"Estás seguro?"

"Si, si… Lo siento mucho, Blaise, pero en serio me tengo que ir. Señoritas, estoy muy afligido por tener que privarme de su encantadora compañía, pero el deber me llama. Adiós Blaise, hasta el lunes.

Draco salió del restaurante sin preocuparse de los demás. Eso, hasta que sintió que alguien lo atrapaba del brazo. Estaba seguro de que era Blaise, pero cual fue su sorpresa al ver que era el chef.

"Algo no va bien?" le preguntó el moreno.

"No, pero tengo unos problemitas familiares."

"Oh. Y, su novia y amigos se van a quedar? "

"No, no, no, no… No es mi novia, ni es mi amiga. Ni siquiera la conozco. Si, ellos se quedan. "

Draco sonrió al ver la expresión descompuesta del chef, y sin veraderamente saber porqué, se vio obligado a contarle la verdad.

"Me hubiera encantado cenar aquí, no conocía. Pero ya no la soportaba, a ella y a sus manías ridículas. "

"Va a regresar?"

"Te lo prometo. Buenas noches, chef!" dijo al fin Draco antes de irse.

"Hasta la próxima, Malfoy"


Preview del próximo capítulo:

"Bueno, vas a abrir, Potter? Tengo frío, tengo hambre, y tengo muchas ganas de hacer pipí, entonces abre esta maldita puerta o la derribo! "

...

"Irrecuperable…" suspiró Harry.