Saint Seiya ® nombres y caracteres, son propiedad del señor Kurumada y de Shueshia ® Se hace uso de ellos para mantener a mi musa entretenida.

La autora no recibe ningún beneficio económico por la redacción o publicación

Cualquier parecido con la realidad (situaciones, personas, diálogos) es total y mera coincidencia.


La ley de las amazonas

Un final, un principio

La última vez que estuvo ahí todo lucía diferente. Todo era diferente. Había vida. Pero a pesar de cualquier cosa que hubiera o pasara, seguía siendo su hogar. Y siempre volvería a el.

Era primavera y el sol caía con toda su fuerza. En isla Andromeda no importaba que estación fuera, el clima siempre era igual de extremo. A pesar del tiempo transcurrido aún estaba acostumbrada a esas condiciones tan particulares.

Bajo del ferry que seguía llevando provisiones a los habitantes de la isla. Tenía unas dos horas para regresar al muelle antes de que el barco se fuera. Ese tiempo era suficiente. Llegar al campo de entrenamiento le tomaba menos de una hora.

Debía reconocer que los lugareños habían realizado un excelente trabajo. No quedaban rastros de los escombros ni cicatrices de la destrucción, aunque también era triste porque ya no quedaba nada que indicara que en esa planicie alguna vez hubo un campo de entrenamiento de la orden de Athena.

- ¿Estas bien? -el joven a su lado la abrazó por los hombros.

- Si, lo estaré ¿seguimos?

- Claro.

Continuaron su camino hasta llegar al que fue el sitio más sagrado del campo: las rocas del sacrificio. En la cima del risco de observación se levantaba una cruz de madera, el sitio de descanso del último gobernante de Isla Andromeda.

- ¿Aquí... aquí fue donde...?

- No, pero quise que este fuera el lugar.

- Lamento que hayas tenido que hacer esto tú sola.

- Shun, ya pasaron 8 años. Deja de atormentante por eso ¿quieres? -dijo tomando su rostro entre sus manos.- Hagamos lo que venimos a hacer.

- Bien -se arrodillo frente a la tumba, donde deposito una fotografía.- Quisiera haber venido antes, Maestro, pero seguramente Usted mejor que nadie sabe por todo lo que tuvimos que pasar. Por eso es que quisimos compartir esto con usted: ella es nuestra hija, Any. Es una hermosa niña de casi siete años, es lista y muy tierna, pero cuando se enoja es tan terca como mi hermano Ikki... De alguna forma creo que ustedes ya se conocen, así que debe estar dándome la razón. Nosotros le hablamos a Any sobre lo que creemos fue su legado, y eso lo incluye a usted. No solo fue nuestro maestro, también fue nuestro amigo y nuestro padre, y enseñamos a nuestra hija a creer en lo mismo, y eso incluye a Athena. Hoy se cumplen ocho años de su muerte, pero para mi, para nosotros -dijo buscando la mano de June, que permanecía a su lado- no importa cuanto tiempo pase, lo que somos es gracias a su ejemplo, y nunca vamos a terminar de agradecerle por todo. Pronto traeremos a Any para que la conozca, ella tiene un cosmos muy poderoso, devastador si quisiera, pero al mismo tiempo es cálido y protector, justo como era el suyo... a ella también le gusta tenerlo a usted como su maestro.

- Tenemos que irnos -le recordó inclinándose junto a él.

- Claro... ¿puede hacerme un favor ? -dirigió de nuevo su mirada a la tumba.- Dígale a mi hermano que estamos bien, y cuide por nosotros a Athena. Hasta pronto, Maestro.

Ambos dieron un ultimo vistazo al lugar para emprender el camino de regreso. El mar a sus espaldas, que había estado agitado, se calmo sin razón aparente. Los restos de la cadena usada para el sacrificio se agitaron levemente aunque el viento no soplaba en ese momento.

- o -

Algunos días después

- ¿Así está bien, mamá? -preguntó Any atando su listón morado alrededor de su cintura.

- Esta perfecto, te ves preciosa -dijo June arreglando el adorno de flores blancas que usaba en su cabello.

La primavera se acercaba a Grecia, el sol aún era tibio, el viento soplaba poco y las tardes eran frescas. Nunca antes habían podido percatarse del esplendor del lugar en que ahora estaban, siempre en medio guerras y conflictos, pero ahora los restos del Santuario estaban envueltos en vegetación, y la sensación de perpetuidad era increíble.

- ¿Aquí nació la tía Saori?

- Bajó del cielo y apareció a los pies de la estatua de Parthenos, hacia allá -señalo June en dirección a la estatua, que aún seguía en pie, intacta- el Maestro Shion y el caballero de oro Aioros de Sagitario fueron los primeros en recibirla en la Tierra.

- ¿Y mi papá también nació aquí?

- No, tu papá nació en Japón.

- ¿Cuándo vamos a ir a Japón?

- Pronto -suspiro mientras arreglaba el vestido de la niña.- Tu tío Ikki hubiera cumplido años en unos meses e iremos a visitarlo.

- Mi papá aún esta triste por él ¿verdad? -preguntó al tiempo que sujetaba un ramo hecho de lilas, rosas y lavanda.

- Solo un poco -contestó Shun llegando a donde ellas estaban.- Sin embargo al estar junto a ustedes esa sensación de tristeza y vacío desaparece. Tu mamá y tu son lo mejor que me pudo haber pasado.

- Te quiero papi -dijo abrazándolo.

- Y yo a ti. ¿Listas?

- Si, lo estamos.

Los tres estaban debajo de un imponente árbol de sakura, el único en Grecia y que pocos sabían existía en ese sitio donde, cuatro años atrás, habían estado aprisionadas las almas de la última generación de caballeros de oro. El árbol crecía por la voluntad de Athena que aún permanecía en los restos de su santuario, lo hacía porque había sido la favorita de la última reencarnación de la diosa. Pero ese día había florecido por una razón muy especial.

June y Any llevaban vestidos blancos en telas y bordados de la cultura griega, Shun vestía un pantalón y camisa color hueso del mismo estilo. En un momento se pusieron uno frente al otro, olvidándose del mundo y lo que los rodeaba. Any sonrió cuando sus padres se tomaron de las manos.

- No estoy seguro de cómo hacer esto... Recuerdo que estaba atardeciendo el día que llegue a la isla -dijo Shun a June,- esa fue la primera vez que nos vimos. Y desde entonces pasaron tantas cosas que otras personas no podrían comprender, no solo los entrenamientos y las guerras, también aquellas situaciones por las que tuvimos que separarnos. Pero hoy finalmente estamos juntos, tuve tanta suerte de haber estado donde estuve, y de haberme enamorado de mi mejor amiga. Por eso prometo siempre cuidarte y protegerte, estar contigo en los buenos y malos momentos, estar a tu lado sin importar lo que pase. Siempre voy a amarte por quien eres y no por lo que eres, Athena ha escuchado mis votos, ella es testigo de lo mucho que te amo. Por eso te pregunto -él tomo sus manos- ¿June de Camaleón, quieres casarte conmigo?

- Yo también te amo, siempre voy a hacerlo, y siempre estaré a tu lado -entonces Any abrió un pequeño cofre que tenía en sus manos, del cual Shun saco un hermoso juego de dos anillos hechos en oro y plata que combinaban perfectamente, uno para June y el otro para él.

- Y como ahora somos una familia, tengo esto para ti -sacó de uno de sus bolsillos otra cajita mucho más pequeña, dentro había una cadenita con un dije con la forma de un par de alas, colocándoselo a Any en el cuello.- Tu eres mi ángel, lo más importante en la vida de tu mamá y la mía, a ti tampoco voy a fallarte, siempre voy a estar cuando me necesites, y pase lo que pase jamás te dejaré de nuevo.

- Nunca me la quitaré, gracias papi -Shun deposito un beso en la frente de su hija, y volvió a tomar de las manos de su ahora esposa.- Te amo, June de Camaleón.

- Y yo a ti, Shun de Andrómeda.

Los pétalos del sakura caían sobre ellos, la forma que tenía Athena para bendecir la unión de una amazona y un caballero que habían nacido no solo para estar juntos, sino para cambiar el mundo en el que crecieron, para terminar con las injusticias, para terminar con la ley de las amazonas y permitir el camino al amor verdadero.

FIN


¡^_^¡

Luego de no sé cuanto tiempo desde que una amiga y yo tuvimos la idea de este fic, hoy finalmente hemos llegado al final de la misma. Muchas gracias a todos los que soportaron pacientemente todo el tiempo que tarde en actualizar por muchas y diversas razones, y a todos los que, con o sin reviews, siguieron esta historia hasta el final. Espero de corazón que les haya gustado.

Y bueno, este pequeño extra creo que era lo que muchos estaban esperando, o al menos yo no me podía quedar con las ganas de escribirlo porque no sé cuando se me vuelva a dar la oportunidad de una historia de este tipo. Como tal vez hayan notado, hay una pequeña estrofa de una conocida canción llamada Lucky, de Jason Marz. Pero aclaro, es de su versión original, porque la que canta con la Sariñana esa no me gusta, la citada señorita me cae en la punta del higado pero eso es cuento aparte.

Pues creo que eso es todo por ahora. Estoy trabajando en encontrar trabajo, en mis practicas profesionales, en mi curso de contabilidad y pues mi tiempo de escribir es nulo, pero escribo cuando me es posible. Espero pronto actualizar la historia de El diario. Mientras y de nuevo muchas gracias por todo, nos estaremos viendo pronto.

Y como ya vienen las posadas coman muchos dulces, rompan piñatas, decoren sus casitas y a disfrutar la navidad, hannuka, año nuevo, acción de gracias o lo que sea que celebren, siempre y cuando lo hagan en familia y la gente que quieren, porque creo yo que eso es lo más importante.

Namarie!