¡Hola a todos! Antes que nada, quiero aclarar que es mi primer Dramione. Asi que no sean tan duros conmigo... ¿vale? xD bueno lo dejo a su crítica y pensamiento. Por favor, no copien ninguna idea, si ha de ser posible. Se los agradecería de todo corazón. Y bueno, creo que voy mejorando al escribir conforme van avanzando los capitulos, es por eso que no he cambiado los primeros capitulos, porque me muestran cuanto he podido mejorar (si es que lo he hecho xDU).

¡Muchas gracias por pasarte por aquí! (inserte abrazo)

Desclaimer: Harry Potter no es mío y solo lo uso para divertirme a lo grande ¬¬U si fuera mío, seria rica y dominaría Canadá XDD

Recuerden¡UN FIC SIN REVIEWS NO ES UN FIC FELIZ¡Nos leemos!

¡A leer se ha dicho!


Ella estaba sentada con las piernas cruzadas y su espalda apoyada en el respaldar de su cama. Sobre sus piernas, posaba un gran libro. Cerca de ellas, había un gran gato patizambo, con cara aplastada, durmiendo profundamente. Levantó los ojos marrones y se apartó el flequillo del rebelde cabello castaño de la cara. Miró alrededor, notando en su habitación el viejo ropero, situado entre un mueble-escritorio y su cómoda donde estaban su ropa y un espejo grande. Y decoraban las paredes, estanterías llenas de libros, y en las vacías, se podía ver unos colores naranjas y azules. Se notaba que ella misma las había pintado.

Eran ya las 2 de la mañana cuando terminó los deberes de Historia de la Magia. El Profesor Binns siempre se quejaba del tamaño de sus pergaminos de más, porque Hermione Granger era así: le gustaba ser la primera, le gustaba ser la más inteligente y le gustaba la historia de la magia.

Apartó sus enrojecidos ojos por el cansancio del pesado libro y sus pergaminos. Era verano, y aún así se quedaba hasta muy tarde haciéndolas. No tenía mucho tiempo en el día: ya que R. M. S. y su madrastra ocupaban su mayor parte del tiempo.

R. M. S. era un "amigo" que había conocido por correo lechuza, donde se conoce gente. Desde que se conocieron, no se habían dicho sus propios nombres, Hermione, obviamente, por seguridad, ya que al inicio no le tenia mucha confianza (ahora si). Su "nickname" era: L. Gryffindor. (Leona Gryffindor) (-¿Ridículo cierto?-) Y el suyo R. M. S. Nunca le preguntó porque de la R. M. S., pensó que debía de ser su apellido. Este chico estudiaba en Hogwarts, como ella. No sabía en que casa, pero en el mismo curso que estudiarían este año: 7mo. Su ÚLTIMO curso. Hermione había ganado su confianza, desde que le empezó a hablar de él: dice que su padre tenía muchos planes para su futuro, pero que él solo quería ser un escritor, quizás, si por que no, ministro de magia. Ella también le hablo sobre sí misma: que quería ser aurora, tenía muchos planes y su vida- su PATETICA VIDA- destruida por los mortífagos.

En ese momento, Hermione escuchó los ronquidos de sus hermanastras y su madrastra… las muy flojas ya roncaba de más y la tenían harta. Ésta era su vida: Primero, ves a Hermione con su padre toda feliz (su madre había fallecido en manos de los mortífagos). Su padre siempre le decía "princesa", y se llevaban de maravilla. Luego, ves a Hermione con su padre en su cumpleaños, pidiendo un deseo: ser una princesa de verdad. Y su deseo es cumplido: el Sr. Granger pensó que su Hermi debería tener una "madre" y se casó con tremenda bruja, teniendo 2 hijas (no especifico el deseo, creo yo). Y finalmente: su padre asesinado por mortífagos y quedándose sola, Hermione tiene que vivir bajo las ordenes de su "querida" madrastra y sus "preciosas" hermanastras, y su cuarto: el más pequeño del último piso de arriba.

Ya eran las 2.30 am. Le picaban los ojos del cansancio… dentro de unas pocas horas tendría que levantarse de nuevo e ir a King Cross, para tomar el tren de Hogwarts y empezar su nuevo y último año. Si quería aprovecharlo al máximo, mejor será descansar unas pocas horas. Total, su baúl estaba listo, a excepción del libro de Historia de la Magia.

Se desperezó y casi tumbó a Patizambo.

-Disculpa, Crookshanks –murmuró al gato, que no tuvo más remedio que volver a tratar de dormir; se echó en su cama, y cerrando los ojos, pensó en R. M. S. Aquel hombre que la había maravillado con sólo conocerlo por conversaciones sin miradas. Pensó, o más bien, deseó conocerlo este curso. Su último curso.

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-Hermione…-Llamaba una voz desde el megáfono de su cuarto cerca de su cama.-Hermione… -dijo de nuevo la voz en tono impaciente y levantándola más.-¡HERMIONE GRANGER LEVANTATE YA Y PREPARAME EL DESAYUNO EN ESTE MOMENTO!-

Hermione se levantó sobresaltada por el grito. 9 de la mañana.

-Oh demonios…-masculló mirando el reloj de muñeca que siempre llevaba, tenía grabada una HG (cortesía de su abuela)-¡Voy en seguida, Bella!

-¡Apúrate!... ¡La comida vegetariana no se traerá sola, chica!-

Apenas tuvo tiempo para vestirse, cuando la puerta de su cuarto se abrió de golpe y dos figuras aparecieron bajo el marco de la puerta. Una era alta, muy delgada que parecía un palo, el cabello rojizo corto, hasta arriba de los hombros. La otra, en cambio, era baja, rechoncha, el pelo rojizo le caía por la espalda hasta un poco arriba de la cintura. Eran sus hermanastras: Carrie y Anne.

-¿Hiciste mi trabajo de Pociones?- le preguntó Carrie, la tabla.

-Si, ya lo hice –dijo Hermione con un dejo de impaciencia en la voz.-Y también tu trabajo sobre la revolución de los duendes –dijo dirigiéndose a Anne. Sus rechonchos ojos se contorsionaron con un brillo malicioso.

-Espero –Anne moviéndose el pelo- que lo hayas escrito bien, pero que se note que lo haya echo yo, estúpida –recalcó la ultima palabra con asco sin preocuparse por contenerlo.

Hermione no tuvo mas remedio que fruncir disimuladamente los labios y salir hacia el jardín trasero, donde se encontraba Bella tomando sol junto a la piscina grande.

-Ya era hora –reclamó Bella. Era alta, un poco delgada, caderona y parecía una gran giganta con cirugías en la que nada era real, pues hasta tenía colágeno en sus gruesos labios y aumento de busto, lo cual daba escalofrío a cualquiera por la inmensidad. - y mi lechuga? Sabes que tengo que mantener mi figura Hermi!! Que no se te olvide! –su voz pegajosa y aparentemente amable le aborrecía a Hermione. Cómo desearía pegarle con una gran col su cara con cirugías.

-Ya te lo traigo, Bella –dijo disimulando el fastidio en su voz. Era una suerte que haya arreglado todo ya, sino no hubiera tenido tiempo para arreglarlo, con Bella dándole todo el tiempo órdenes. Al tiempo que trajo su maldita ensalada, vio como hablaba con sus hijas.

-… Y no se olviden de que tienen que este año traerme pretendientes! Unos hombres fortachones, y CON DINERO- se detuvo al ver a Hermione.- ah si… bien, Hermione, quiero que dejes todo en orden cuando salgan para King Cross. Tienes que dejarlas en la estación, pero el chofer las llevará. Tu carro es una cafetera vieja! Y si las vieran montadas en ella… imagínate la vergüenza! Sin ofensas cariño, y… ya le dijiste a la empleada que tendrá que atenderme todos estos meses?-

-Si, Bella -pensó en la pobre chica… tendría que permanecer atada a Bella.- Bella.. –pregunto de pronto- me voy a quedar en las vacaciones de navidad y semana santa en Hogwarts, cierto? –lo dijo con voz casi anhelante.

-Por supuesto, cariño –dijo- si no… ¿Quién serviría a mis hijas, tonta?

Sólo suspiro. Diez y media… sería mejor que ya partieran hacia la estación. Sino, perderían el tren.

Subió a toda prisa hacia su habitación. Pero ya había alguien ahí. Encima del ropero viejo, había una lechuza negra, que aparentemente estaba molesta por Crookshanks, que no dejaba de quitarle los ojos amarillos de encima.

La lechuza sobrevoló al gato y dejó en las manos de Hermione la carta y Salió disparada ante los bufidos del gato patizambo.

La chica de ojos castaños reconoció el destinatario inmediatamente: con unas letras plateadas decía R. M. S. abrió presurosa la carta…

Querida Leona Gryffindor:

Espero que estés bien y tus… familiares no te estén haciendo pasar un mal rato. Ya es casi hora de irme hacia el tren, tengo que partir, pero aprovecho a escribirte como siempre.

Mi padre me está volviendo loco: simplemente no puedo más. ¡Nadie puede manejar mi vida! Y ya no lo soporto. Sólo estoy aprovechando el momento preciso para contradecirlo.

Bueno, nos leemos.

R. M. S.

Sólo espera querida mía

En que algún día nos veremos en la mira

Ningun ser sobre esta tierra

Dejara que nos separen

Aunque estando rodeados de un mar de gente

Nos sentimos solos cada uno su lado

Pero sabes que nuestros corazones están atados.

Solo espera querida mía

En que algún día

Aparezca en la mira

Y te salve de tus sogas

Los ojos castaños lagrimeaban. ¿Cómo demonios era posible que este ser tan magnífico no dejara de enamorarla? Apretando en su mano la carta, salió de su habitación y en brazos con su gato.


Les gusto?

No les gusto?

Solo clic en GO y díganmelo n-nU

Unnurmal