Escuchando: "Byakuga True Light"

Hola, yo aquí de nuevo, luchando porque la musa se digne a trabajar, porque por fin logre sacar lo que tengo planeado para este capi, en fin, haré el esfuerzo, nos leemos abajito n.n

-"…"-estupideces escritas por mí

Pensamientos

(n/H) notas de Hanna

"El Cerezo, El Lobo y La Hechicera Oscura"

Capitulo XI

"Convivencia"

Despertó a mitad de la noche envuelta en una fina capa de sudor y respirando agitadamente, otra vez la misma pesadilla, o más bien, otra vez el mismo recuerdo, el día en que esa persona había muerto, el día en que su hermano había desaparecido.

Se puso de pie y se dijo que aunque se viera como una estúpida, haría el intento de buscar refugio entre los brazos de lo más cercano que tenía a alguien "importante" caminó los pocos pasos que la separaban de la cama vecina y cuidando de no hacer ni un solo sonido corrió la manta con delicadeza, Syaoran estaba sumido en un sueño profundo y tranquilo, el cabello color chocolate le caía con gracia en el rostro y en los labios tenía una sonrisita alegre que no le había visto desde aquella vez en que él la había animado por aquel incidente con Ilya.

Apoyó con cuidado una rodilla contra el colchón y trató de meterse a la cama despacio y sin hacer ni un solo ruido, pero apenas si la cama se hundió un poco por la presión aplicada, algo la empujó con fuerza y ella se escuchó pegar un medio quejido medio grito mientras caía entre el espacio existente entre ambas camas, eso, justo antes de que gritara por segunda vez al golpearse la cabeza contra su propia cama.

-"¿Qué pasa?"-murmuró adormilado Syaoran, el cabello cayéndole en el rostro y tapando sus ojos color ámbar.

-"Eso debería preguntártelo yo a ti"-masculló Sakura notablemente indignada, entonces él pareció notar el lugar en el que ella se encontraba y abrió y cerró la boca un par de veces algo perplejo y comprendiendo lo que había pasado.

-"Creí que alguien trataba de matarme"-alegó en su defensa.

-"Ya, olvídalo"-murmuró indignada la castaña, se cruzó de brazos y desvió el rostro de él.

De eso no pasó ni un segundo antes de que la puerta de su habitación se abriera de golpe dando paso a Ilya y Leiyan.

-"¿Qué es lo que pasó?"-exigió saber la oscura, el ceño fruncido y los ojos color durazno reflejando molestia.

-"Nada"-masculló aun indignada Sakura.

-"¿Qué estaban haciendo ustedes dos?"-exclamó Syaoran señalando a ambos recién llegados con un dedo acusador, tanto Ilya como Leiyan le miraron sin comprender exactamente a lo que se refería –"¿Por qué traes el camisón así y tu por qué estas medio desnudo?"-acusó al fin.

-"Oh kami, es que cuando duermo doy muchas vueltas en la cama"-explicó Ilya tratando de desvanecer las arrugas en su ropa de dormir.

-"¡¡Tenía calor!!"-chilló enfurruñado Leiyan, claramente captando a qué se refería el castaño –"Eres un mal pensado, tanto así que parece que eres tu quien está desesperado y no nosotros"-señaló igual con un dedo acusador, luego simplemente se cruzó de brazos sobre su torso desnudo.

-"Cállense y lárguense a dormir ya"-gruñó la voz de Suzaku, todos se volvieron a mirarle, no solo estaba medio desnudo sino que también traía los pantalones del pijama de lado –"Uno no puede disfrutar de los placeres de la juventud porque ustedes bebes no se están quietos maldita sea"-regañó, a los otros cuatro se les subió el rojo a la cara del solo captar a qué se refería –"Mojigatos"-les echó en cara, luego se dio la vuelta y se alejó.

Lo siguiente que supieron fue que Suzaku había cerrado la puerta de su habitación de un portazo y que luego le escucharon reírse a carcajada suelta como si ponerles en cara su inocencia fuese de lo más divertido.

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A la mañana siguiente la paz no les llegó, apenas si cruzaron el umbral del pequeño comedor de la posada los demás inquilinos se les quedaron viendo como si quisieran matarlos, obviamente habían despertado a más de uno y la molestia se hizo aun más notaria cuando la mujer del posadero les sirvió el desayuno, o más bien les aporreó los platos en la mesa con lo cual todos pegaron un saltito algo avergonzados por lo sucedido.

-"¡Kyu que rico la pasé!"-exclamó Suzaku mientras entraba estirándose e incluso bostezando un poco.

-"Pervertido"-dijo por lo bajo Syaoran, evitando a toda costa mirarlo.

-"Oh pequeño Kimi, perdona haberte hecho sonrojar"-se disculpó con tono inocente, al castaño se le fueron los colores del rostro tan solo captar el nombrecito que el otro le había puesto, decidido, apenas si recuperara los colores y la movilidad, lo mataría.

-"Etto ¿Quieres desayunar?"-cuestionó tímidamente Sakura, no fuera a ser que a ella le fuera peor que al lobo.

-"Desde luego que si pequeña Tamao"-contestó mientras se sentaba sonriente a la cabeza de la mesa que ellos ocupaban, en realidad no entendían porque les andaba cambiando de nombre.

-"Tal vez no te hayas dado cuenta pero, Bella amaneció perfectamente hoy"-comentó Leiyan al tiempo que jugaba con lo que fuera que les hubieran dado para desayunar, al menos parecía que él si le estaba siguiendo el juego a Suzaku.

-"Desde luego que lo hice, mi pequeña hermana luce radiante hoy, ha de ser porque eres el esposo perfecto Hyaweh"-y entonces alargó el brazo y le pellizcó una de las mejillas, vaya, ni siquiera Leiyan se había salvado de una dosis gratis de humillación y eso que le había seguido el juego.

-"Ya, ya para Light"-chilló mientras entrecerraba sus ojos color violeta intenso y se apartaba de los jalones que Suzaku le daba.

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Durante el rato que estuvieron vagueando por la posada, habían sido varias las ocasiones en que había tenido que ocultarse a prisa, aparentemente Kerberos no dejaba de ir y venir del lugar y aunque no estaban seguros de si los reconocería, a lo mejor y en una de esas vueltas podrían sacarle indirectamente información sobre el subordinado de luna, aunque ya casi era el crepúsculo y aun seguían sin nada.

O eso parecía hasta que vieron a la esposa del posadero haciendo a prisas y escondidas una canasta con víveres, después la cubrió perfectamente con un pañuelo y la entregó a uno de los niños del pueblo.

-"Ve, date prisa y lleva esto a la Srita. Suppy, hace días que esta oculta en el bosque"-murmuró muy por lo bajo, tan por lo bajo que si Leiyan e Ilya no hubiesen estado ocultos debajo del mesón no la habrían escuchado, aunque apenas si vieron irse al pequeño, salieron de su escondite.

La mujer se les quedó mirando con cierto pánico y después apartó la mirada de ellos e incluso les dio la espalda, por lo que deducían, hablaba por supuesto del subordinado de luna, sería cuestión de unas cuantas palabritas y obtendrían su ubicación.

-"No tiene de qué asustarse, somos amigos no enemigos"-murmuró Ilya, la mujer se volvió hacia ellos y les miró detenidamente.

-"Seguro me va a odiar por decirlo hasta ahora pero, he vuelto y lamento haber tardado tanto"-dijo Leiyan mientras rebuscaba entre sus bolsillos por su sello, hasta que una vez lo había encontrado lo puso a la vista ganándose una mirada de reproche por parte de la señora.

-"Pues vaya que sí se tardó Alteza, creímos que de verdad había muerto"-le plantó en cara aun con expresión de reproche, Leiyan se sonrojo algo apenado por ello aunque después de unos momentos la mirada de la mujer se suavizó e incluso le dedicó una pequeña sonrisita.

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Obviamente la mujer les resultó de mucha más ayuda de lo que en un principio habían pensado, no solo les dio todos los datos sobre el subordinado de luna sino también les indicó que dicha persona se encontraba oculta en el bosque aledaño, aun huyendo de Kerberos.

-"Bien, lo que sabemos es que… esta mujer… Spinel Sun, tiene 18 años, el cabello negro azulado largo y los ojos color turquesa ¿no? Se oye bonita"-comentó Suzaku con una sonrisa extraña en los labios.

-"Eres un pervertido"-espetó Syaoran con el ceño fruncido –"Y no creas que voy a dejar que uno de los míos caiga en tus juegos"-advirtió serio.

-"Como sea, tenemos que darnos prisa, no me gustó la manera en qué Kerberos estuvo entrando y saliendo de aquí todo el día, menos el hecho de que ahora no esté"-musitó la joven cerezo con una expresión dubitativa pintada en su rostro.

-"Eso mismo pienso, lo mejor será que la encontremos pronto, hoy hay luna nueva, estará más vulnerable que otros días"-les recordó Ilya, ellos asintieron con la cabeza y una vez que estuvieron armados y preparados dejaron la posada en el mayor silencio posible tratando de llegar lo más aprisa hasta la zona boscosa.

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Una vez más había fallado, el pequeño que intentaba ayudarla ahora se encontraba inconsciente o muerto, ni siquiera había tenido tiempo de cerciorarse de su estado, tan solo había salido corriendo, tratando de huir del alcance de ese hombre que llevaba noches persiguiéndola y hasta hoy había tenido suerte con sus escapes.

Aunque sabía que esta vez no duraría mucho, sus energías estaban casi agotadas y ni que decir de su magia, con la luna nueva en lo alto del cielo, su magia no era más que una chispa sin alcance.

-"Si yo fuera tu, me detendría, no haces más que dificultarte las cosas"-musitó la voz de su perseguidor, como un eco sombrío, como un aviso de la suerte que le esperaba si la alcanzaba.

En lugar de hacerle caso siguió corriendo, lo más que se le ocurría era entrar al poblado y tratar de perderlo ahí sabiendo que el tipo cuidaría de no hacer muchos destrozos, respiró casi con alivio en cuanto distinguió en su carrera los primeros vestigios de la proximidad de la plaza central de Chitriel, apuro más a sus piernas a pesar de que cada paso era más difícil que el anterior.

Y en cuanto logró alcanzar la calle empedrada de la plaza puso más empeño, incluso corrió a través de la fuente con agua fría abasteciéndola, el hombre aun estaba tras ella pero tal y como había pensado, ya no le estaba lanzando ataque tras ataque, corrió entonces colina abajo y se barrió entre un par de calles buscando un lugar donde ocultarse, dio vuelta en una esquina y se horrorizó al ver que era un callejón sin salida, no tendría tiempo para escapar y entonces la atraparían, su última esperanza fueron unos barriles alineados en una esquina del callejón, corrió hasta ellos y se escondió detrás, haciéndose un ovillo y abrazando sus piernas mientras ocultaba la cabeza contra sus rodillas tratando de amortiguar el sonido de su agitada respiración.

-"No tiene caso, sé muy bien que estas aquí"-le habló de nuevo la voz, con un tono cantarín y divertido impreso en cada una de sus palabras.

Entonces el sujeto hizo explotar uno de los barriles y ella trató de encogerse más, aun esperanzada de que no la viera, otro barril se hizo añicos cerca de ella, aun quedaban otros tres para resguardarla, escuchó un sonido como un chasquido y el miedo la invadió.

Luego la explosión resonó en sus oídos y al instante siguiente se sintió estrellarse con fuerza contra la pared del suelo justo antes de que el dolor la hiciera gritar y todo se tornara color negro a su alrededor.

-"Vaya, creo que me pasé de la mano"-murmuró Kerberos al ver a la mujer en el suelo, se acercó a paso tranquilo hasta ella y permaneció de pie y en silencio a su lado –"Al menos así no se va a escapar cuando la lleve donde la Reina"-musitó un tanto divertido, eso antes de advertir que el suelo calizo comenzaba a marcharse un líquido escarlata que de a poco iba formando una charca la cual pronto alcanzaría a sus zapatos.

Aquello no le gustó, su intención no había sido matarla, solo quería aturdirla para que ya no le causara problemas, ahora tendría que explicarle a su Reina que por accidente había matado a su misión, chasqueo la lengua con fastidio y se inclinó con la intención de recoger el cuerpo, a penas si tiró de su brazo con nula delicadeza ella profirió un gemido de dolor y casi lo sintió como un alivio, al fin y al cabo no la había matado.

La levantó en brazos y la acomodó contra su pecho, luego se dio la vuelta y comenzó el que sería su camino de regreso a la parte habitada de la ciudad, tendría que despertar a un médico o arreglárselas el solo si quería la mujer viviera hasta concluir con su misión.

-"No pesas absolutamente nada, supongo que no te he dado mucho espacio en estos días"-murmuró sonriendo como niño pequeño ante un nuevo juguete.

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La noción de que habían llegado tarde les llegó en el preciso instante en que habían entrado al callejón, notando los restos de varias explosiones y al final, una gran mancha color carmín escarlata; Ilya se estremeció al verlo, incapaz de evitar recordar su primer día en los que habían sido los territorios de los Li, el día en que la loca Oruha casi la había matado.

-"Llegamos tarde"-soltó en un murmullo mordaz Leiyan, sus dedos tocando el carmín escarlata sobre la roca caliza.

-"¡¡Rayos!!"-maldijo Syaoran, su puño impactando con fuerza contra una de las paredes del callejón.

-"Ni siquiera pudimos recuperar su cuerpo"-musitó en un murmullo triste Sakura, Leiyan se volvió a mirarla entre sorprendido y pensativo.

-"Aun no es tarde"-pareció comprender, ellos lo miraron sin entender de que hablaba –"Kerberos la necesita viva, si no está aquí quiere decir que él la tiene y que aun podemos salvarla"-explicó, la mirada de Sakura pareció iluminarse ante esa sencilla posibilidad.

-"Lo que tú dices es que hagamos una misión de rescate"-aclaró Suzaku, el joven príncipe del tiempo negó con la cabeza.

-"Es algo que yo debo hacer solo, Kerberos solía ser mi amigo, además, es mi responsabilidad desde que esa chica puso un pie en mi reino"-musitó, y aunque a Ilya aquello no le gustó en lo absoluto, sabía que aunque se negara él lo haría, se notaba decidido, siendo así que tan solo se limitó a soltar un suspiro de resignación.

Fin del Capítulo XI

Si, pueden odiarme, se los permito, disculpen toda la espera y agradezco enormemente su paciencia, no debería excusarme pero, la cosa es que mi vida ha estado demasiado loca los últimos meses y mi inspiración ha estado viene y va, por lo tanto no había podido terminar el capítulo con total precisión, ahora ya está concluido, ya he comenzado con el siguiente pero no sé cuándo podré terminarlo, como ya dije, mi inspiración ha estado de caprichosa.

Ahora sí, los dejo, tengo que seguir preparando actualizaciones de todo lo que pueda mientras inspiración este por acá.

Dejen muchos lindos reviews que me son de mucha ayuda y me dan ánimos para seguir, para forzar a la musa escapista n.n

Atte. Hanna H. Darko