Los opuestos se atraen.

Dramione.

Disclaimer: Los personajes, escenas y demás pertenecen a J.K. Rowling. A excepción de algunos personajes.

Capitulo I: De nuevo en el anden 9 ¾.

Hermione atravesó la barrera mágica que da acceso al andel 9 ¾, la plataforma que desde hace 6 años cruzaba todos los 1º de septiembre para abordar el Expreso Hogwarts, el encargado de llevarla a su querido colegio. Una vez en la estación mágica, buscó con la vista a sus dos mejores amigos: Harry Potter y Ron Weasley. A lo lejos pudo divisar unas cuantas cabelleras color rojo intenso, y sin dudar se dirigió hacia éstas.

-¡Hola!- saludo Hermione al llegar junto a los Weasley, que no se habían percatado de la recién llegada.

En seguida la menor de esta numerosa familia se abalanzó sobre ella, abrazándola fuertemente, acto que fue correspondido por la castaña.

- ¡Hermione, qué tal tus vacaciones! – la interrogó la pelirroja al mismo tiempo que se separaba de ésta para verla completamente.

- Por suerte bien... ¿Qué tal las tuyas? – preguntó Hermione, cuando una tos fingida al mejor estilo Dolores Umbridge se hizo oír tras las chicas, que automáticamente se voltearon – ¡Ron! Tanto tiempo... – saludó la chica al tiempo que lo abrazaba fuertemente.

- Veras Hermione… necesito respirar... – dijo Ron con la voz medio ahogada. Hermione se sonrojó, mientras liberaba al joven de sus brazos – Por un momento pensé que te habías olvidado de mí... Como solamente saludaste a mi hermana - dijo el chico con cierto toque de ironía y sentimientos afligidos en su voz, mientras Hermione y Ginny reían.

- ¡Oh Hermione! – sonó la voz de la Señora Weasley tras la espalda de la castaña, quien se volteó y fue recibida por un abrazo por parte de la madre de los pelirrojos - Querida pero vaya que estas cambiada... ¡Cuánto que has crecido! – dijo con una amplia sonrisa, mientras la observaba minuciosamente, con aires de orgullo y felicidad.

Pues era cierto: Hermione durante el verano había pegado un estirón, su cabellera color castaño se encontraba un poco más manejable, ya no era más una maza de pelo rizado completamente desaliñado y enmarañado. Pero sus ojos color miel seguían igual que siempre, solo que eran más deslumbrantes ya que el rostro de la castaña había perdido la redondez infantil y sus facciones eran más estilizadas.

- ¿Te cortaste el pelo Hermione? – preguntó el pelirrojo, que al igual que su madre se había puesto a observar a la chica.

- Ajá...

- ¡Me encanta como te queda! – exclamó Ginny entusiasmada.

- Gracias – dijo algo cohibida la castaña, mientras le dedicaba una amplia sonrisa a su amiga - Por cierto... ¿Y Harry? ¿Dónde está?

- Todavía no ha llegado cariño – habló la señora Weasley – Este verano lo único que hemos sabido de él fue a principios, y era que luego de pasar un par de semanas en casa de sus tíos, iría con Lupin a entrenar, por orden de Dumbledore.

- Si, eso lo sabía… Me lo contó en una carta…

- Será mejor que entremos a buscar compartimiento, porque sino no encontraremos ninguno libre... Harry ya llegará – sugirió Ron, convencido de que Harry llegaría.

Al instante se pusieron los tres en marcha hacia el interior del tren, en busca de un compartimiento libre. Luego de hallar uno en el vagón 7, dejaron sus baúles en este y salieron en busca de Harry y a despedirse de Molly.

- Bueno chicos... Creo que es hora de que vallan subiendo al tren... – los apremio la señora Weasley.

- ¡Pero Harry no ha llegado! – protestó el pelirrojo.

- Yo no diría lo mismo – sonó una voz tras ellos. Al instante se voltearon hacia él, mientras Harry sonreía emocionado.

- ¡Harry! – saludó Hermione, mientras se abalanzaba sobre el muchacho, que soltó su baúl y le correspondió el abrazo a su mejor amiga - ¿Cómo has estado? Te he extraño muchísimo...– hablo Hermione mientras rompían el abrazo.

- Definitivamente este verano fue agotador... – resopló Harry.

- ¡Harry! Harry, querido... Que grande estás...¿Cómo han estado las vacaciones? – le dijo la señora Weasley, mientras el susodicho le dedicaba una gran sonrisa en forma de saludo – Bueno... ¡Ya! Ahora esta Harry aquí, y ya no hay motivos para que se queden aquí ¡Perderán el tren! ¿Quieren hacerme el favor de subir?

Los chicos asintieron, terminaron de despedirse de la señora Weasley y sin más subieron al tren. Al llegar al compartimiento abrieron la puerta, y el gato de Hermione salió disparado hacia afuera.

- Crookshanks ¡condenado gato, vuelva aquí! – gritó la chica. Mientras iba en dirección de su mascota – Ustedes entren, voy por él.

Y sin más salió en dirección hacia donde el gato segundos atrás desapareció. Al pasar por un compartimiento donde la puerta estaba entornada escuchó unas voces que le eran muy conocidas para ella: una era de un chico que al hablar arrastraba las palabras con un acento distinguido, la otra era de una mujer cuya voz era muy chillona, mientras que la tercera, al igual que la primera, era de un muchacho que también arrastraba las palabras, pero sonaba menos fría que las anteriores y más vaga.

Hermione siguió de largo sin prestar atención a lo que hablaban, y divisó a su gato dos metros más adelante. Fue con paso rápido hacia él, se agachó junto a este y lo tomó en brazos. Se incorporó y percibió que el tren se ponía en marcha. Se giró sobre sus talones y volvió sobre sus pasos. Paso por la puerta entreabierta que ahora estaba cerrada; esas voces seguían hablando, a los siguientes cinco pasos, pudo distinguir el ruido de una puerta al abrirse y unos pasos ir en su dirección, pero no volteo para ver quien era.

- Bonito trasero – escucho a una de las voces del vagón que se dirigía a ella. La castaña se volteó y el que le había hecho tal "halago" no era ni más ni menos que un muchacho alto, cabello rubio platinado.

- ¡Púdrete Malfoy! – le grito la castaña sonrojada, se volteó y continuó su camino, apresurando el paso.

Draco Malfoy y Blaise Zabinni observaban como la joven se alejaba.

- "Vaya… ¡Cuántos cambios en un solo verano!" – pensó Draco.

- Parece que Granger ha dejado de pelearse con el peine – habló Pansy, que se encontraba junto a los dos chicos.

- Granger está mejorando – dijo Blaise sonriendo seductoramente. ¡Sabrá Merlín lo que le pasaba por la mente en ese preciso instante! Draco le dirigió una mirada asesina.

– ¡Por Merlín, Blaise! ¿Acaso te oyes? ¿Estás hablando de la sangre sucia Granger? ¿La sabelotodo?

- Si. De esa misma; será lo que digas, pero no quita que este... – pero Zabinni no puedo terminar porque fue interrumpido por Malfoy.

- ¡No digas idioteces! - le reprochó Draco.

- Tu no digas idioteces Draco… - exclamó él – ¡Caray! Puede ser todo lo que dijiste, pero no me molestaría olvidarme de todo eso alguna vez – dijo Blaise con una sonrisa picara en el rostro.

- El solo hecho de ser sangre sucia, me desagrada tanto que no podría olvidar quién es ni por media segundo; pero tampoco se puede negar que... – esta vez el interrumpido fue Draco, y por Pansy que hasta el momento había estado callada.

- ¡Hey! – les llamó la atención la morena – Representante del género femenino presente. ¿Pueden dejar de hablar como un par de babosos?

Los chicos le dirigieron una mirada fulminante a Pansy y se dirigieron hacia el lado contrario por el que se había ido Hermione. Pansy solo bufó, cansada de lo ojo alegres que eran sus amigos.

Hermione no podía parar de maldecir a Malfoy por lo bajo, en susurros ininteligibles. Al llegar a la puerta de su compartimiento, tomó el pomo y abrió la puerta con brusquedad cerrándola con un fuerte portazo logrando que los chicos que estaban dentro interrumpieran su charla y se voltearan a mirarla con cara de extrañados.

- ¿Qué pasa? – preguntó Harry, que se encontraba sentado al lado de la ventana y de Ginny, a la vez en frente de Ron, que este estaba al lado de Luna Lovegood, y a la izquierda de él esta estaba Neville.

- Nada… Solo que tuve un pequeño encuentro con Malfoy – respondió la castaña, mientras al recordar lo que le dijo el rubio no pudo evitar un leve sonrojo.

- ¿Qué te dijo el hurón? – pregunto Ron visiblemente molesto, y sin pasar por alto el sonrojo de su amiga.

- Idioteces, que es lo único que se puede esperar de él. – soltó a su mascota, que saltó al piso y se acurrucó al lado de Neville, mientras ella tomaba el asiento de enfrente al del gato – Y bien Harry... Cuéntanos de tus vacaciones – cambió el tema.

- Hermione... No te ofendas, pero no tengo nada de ganas – dijo el ojiverde notablemente desganado. Ella asintió y en seguida Luna se puso hablar sobre cosas que el resto no tenia ni idea y que la miraban sin entender.

Así siguió el viaje, hablando de trivialidades, y comiendo dulces que compraron cuando pasó el carrito de la comida.

Ron y Hermione atendieron sus obligaciones como prefectos, asistieron a la reunión que había (como todos los años) e hicieron unas rondas por el vagones que se les habían asignado.

Cuando terminaron volvieron al compartimiento en que el que estaban sus amigos, y así siguió el viaje, hablando de banalidades y comiendo dulces que compraron cuando paso el carrito de la comida.

- Ya se puede ver Hogwarts… – anunció Harry con una pequeña sonrisa – Será mejor que nos pongamos las túnicas.

El resto asintió y se pusieron en marcha, mientras el gran castillo era cada vez más visible desde la ventanilla del vagón.

Una vez que el tren se detuvo, los jóvenes Gryffindor y una Ravenclaw bajaron del tren, y se dirigieron hacia los carruajes, cuando en eso vieron a un gran hombre que los saludaba moviendo su mano.

- ¡Hola Hagrid! – saludaron Ron, Harry y Hermione al unísono. El gigante les devolvió el saludo mientras llamaba a los chicos de 1º año.

- ¡Chicos! Yo me voy a buscar a mis amigas – dijo Ginny – Luna, ¿vienes conmigo?

Esta asintió con un movimiento de cabeza y la siguió. Neville se comenzó a alejar de ellos.

- Ehh… – balbuceó el joven, mientras buscaba a alguien con la mirada. – Voy por Seamus y Dean.

- Nosotros vamos por un carruaje – hablo el pelinegro. Mientras se dirigían a uno vacío. Al llegar subieron a este, se acomodaron en su interior cuando sintieron que una de las puertas se abrían, voltearon ver quien o quienes abrían la puerta y se encontraron con una cabellera rubia platinada.

Malfoy miró el interior del vehículo y no pudo evitar que una expresión de notable asco, al encontrarse con los Gryffindor, que se hiciera evidente cuando detrás de él sonó la voz de Filch el celador.

- Señor Malfoy, puede subir al carruaje, así sus compañeros lo hacen – hablo el conserje del colegio con un dejo de desprecio en un voz. Draco le dirigió una mirada de odio y subió, a continuación subió Pansy Parkinson y por último Blaise Zabinni. Luego Filch, disgustado, cerró la puerta de un portazo.

El viaje de camino al castillo fue en un silencio bastante incomodo: Draco no paraba de mandarle miradas asesinas a Harry y Hermione, quienes le respondían en la misma intensidad. Blaise en cambio, le dedicaba una hermosa sonrisa a Hermione, que ésta ignoraba olímpicamente, pero Ron si la notó y no paraba de mirarlo con recelo. Mientras que Pansy se dedicaba a mirar por la ventanilla. Cuando el carruaje se detuvo, los Slytherin bajaron presurosamente, pero Blaise antes de bajar le dedicó una gran sonrisa a la castaña y le guiñó un ojo, que provocó que se sonrojara ella, y Ron lanzó un resoplido por lo bajo.

Una vez que se adentraron en el castillo, se dirigieron hacia el Gran Comedor, y fueron directamente hacia la mesa de Gryffindor pasando por la de Hufflepuff y Ravenclaw. Harry tomo asiento al lado de Ginny, y a su otro lado se ubicó Ron, mientras que la castaña se sentó al otro lado de la pelirroja. Al cabo de unos segundos apareció por las grandes puertas de roble la profesora McGonagall seguida por los alumnos de primero, colocó el taburete, y comenzó a llamarlos por orden alfabético, dando así inicio a la ceremonia de selección.

Cuando la masa de chicos de 1º fue extinta, el profesor Dumbledore se paró y todos los estudiantes esperaron a que diera comienzo a su discurso.

- Antes que nada, quiero presentarles a alguien que se incorporará al cuerpo estudiantil, viene de Francia... La señorita Clara Exupery – anunció el anciano director mientras que por las puertas entraban una muchachita de no más de unos 16 años, de cabello lacio color azabache, unos grandes ojos azules que eran resaltados por un flequillo recto, una pequeña nariz respingada, unos labios rozados y un lunar en su mejilla izquierda a pocos centímetros por de bajo de su ojo izquierdo.

Iba vestida con el uniforme del colegio. El director le sonrió a la chica, y esta le devolvió el gesto. Su sonrisa denotaba calidez, su rostro enmarcado por el oscuro cabello le daba un toque infantil. Al llegar hizo una pequeña reverencia en forma de saludo, y se sentó en el taburete. A continuación la profesora McGonagall le coloco el remendado sombrero seleccionador.

El gran comedor se quedo en silencio mientras el viejo sombrero deliberaba.

- ¡Vaya, vaya! Pero que difícil decisión – habló el sombrero, en la oreja de la joven – podrías ir en cualquier casa, de hecho encajarías tan bien en Slytherin como en Hufflepuff. Pero... algo me dice que el mejor lugar no es más ni menos que... - El sombrero callo unos pocos segundos como terminando de meditar sobre el asunto - ¡GRYFFINDOR! – gritó finalmente.

La mesa de los Gryffindorianos rompió en aplausos y gritos. La morocha se quitó el sombrero y se lo tendió a la profesora, se levantó y fue rumbo a la mesa escarlata con suma gracia y elegancia. Harry se levantó de inmediato y fue a su encuentro, recibiéndola con un gran abrazo que Clara le correspondió bajo la miraba expectante del resto del comedor.

- ¡Clara! Yo sabía que irías a Gryffindor – saludó Harry. Ella se separó y le dedicó una gran sonrisa. El chico la tomó de la mano y la llevó hacia un asiento vacío exactamente en frente del de él. Harry hizo un rodeo de la mesa y se sentó en su lugar.

La ojiazul miró expectante a sus compañeros de casa mientras sonreía.

- Bueno Harry... ¿No me vas a presentar a tus tan mencionados amigos? – preguntó la joven, con un casi imperceptible acento – Durante el verano no paraste de hablarme de ellos, ¡me muero por conocerlos!

- Ehh... ¡Si! – respondió el muchacho. Miro al pelirrojo que lo observaba sin entender – El es Ron Weasley, mi mejor amigo.

- Mucho gusto... Harry ha hablado mucho de ti – y ella le extendió la mano, que Ron torpemente la tomo y le besó. La chica rió ante la caballerosidad del chico.

- El… el... el... gus... gusto... es, es... mi-mío – balbuceó el pelirrojo completamente rojo. Harry miró a Ginny.

- Ella es Ginny Weasley, la hermanita de Ron – anunció Harry.

- Un gusto... El parecido es asombroso – dijo Clara, sonriendo aún.

Ginny se limito a sonreír y a mirarla recelosa por la actitud de Harry con la chica. Harry buscó a Hermione, que se encontraba al otro lado de Ginny.

- Y ella – dijo mirando a la castaña – Es Hermione Granger, mi mejor amiga.

- ¡Oh! Realmente un gusto. ¡Estaba ansiosa por conocerte! Harry no ha parado de hablarme de ti.

- Espero que hayan sido cosas buenas – dijo la castaña sonriente, esa chica la caía bien – Y bien... creo que todos estamos esperando saber de donde se conocen.

- Claro… Lo entiendo, pero creo que no es lugar – dijo la morocha. Ya que todos en la mesa de Gryffindor se encontraban observándolos, al igual que el resto de la gente. Dumbledore a los instantes volvió a hablar.

- Ahora mis queridos alumnos, les quiero presentar a su nuevo profesor de Defensa contra las Artes Oscuras – por la puerta principal entro el buscador búlgaro de re fama mundial, en seguida el comedor estalló en aplausos y ovaciones para el deportista – Creo que todos lo conocen, es el señor Víktor Krum.

Víktor busco discretamente con la mirada a Hermione, y al encontrarla le dirigió una amplia sonrisa que la chica le respondió. Siguió su camino hacia la mesa de profesores y tomó asiento al lado de McGonagall. El director dio su discurso de principio de clase, e inició el banquete.

La cena continuó en una calma total, a pesar de la reciente integración de la jovencita francesa, y de Krum que captaba las miradas de la mayoría de la población femenina de Hogwarts. Cuando el banquete terminó, Hermione junto con Ron cumplieron sus obligaciones de prefectos y condujeron a los alumnos de 1º año hacia la sala común.

- ¡Bien! Esta es la entrada a la torre de Gryffindor – indicó la prefecta – Para ingresar en ella deben decir la contraseña, recuerden que no pueden traer chicos de otras casas...

- La contraseña es "Carpe diem" – concluyó Ron la frase – Ahora adelante.

Así entraron los prefectos seguidos por la masa de niños nuevos, que miraban la sala común, notablemente emocionados y se podían escuchar frases como "Wow! Bonito lugar" o "Que bueno que nos tocó Gryffindor " y frases semejantes. Hermione buscó a Harry con la mirada, y lo vio sentado en un rincón apartado de la sala con Ginny y Clara, en seguida se dirigió hacia allá con Ron. Tomaron asiento, y les dedicó una mirada expectante, pero no hubo respuesta a esta.

- Y bien... ¿Nos piensan contar o nos van a mantener en velo mucho más? – preguntó la joven pelirroja molesta.

- Como saben, fui a pasar las vacaciones con Lupin... – hablo Harry, los pelirrojos y Hermione asintieron – Bueno, ella es la ahijada de Remus... Y se estuvo hospedando en la casa de él... – pero fue interrumpido por la mencionada ahijada de Remus.

- Supongo que querrán más detalles... Mis padres eran grandes aurores y se conocieron en su época de estudiantes aquí en Hogwarts, ya que a mi abuelo le dieron el puesto embajador francés en Inglaterra... Un par de meses antes de que Voldemort cayera, nuestra familia fue secuestrada por mortífagos, torturaron a mi madre hasta el enloquecimiento - sonrió tristemente – y a mi padre lo mataron por intentar detener la tortura de mi madre – los ojos se les pusieron vidriosos e intentó contener las lagrimas que pujaban por salir - Remus era un gran amigo de mis padres, al igual que lo eran los padres de Harry y Sirius... Pero a diferencia de Sirius y los padres de Harry nunca se les ocurrió por la cabeza pensar que él era el traidor, al contrario lo nombraron padrino de sus dos hijos. Luego de asesinar a mi padre, llego un escuadrón de aurores a salvarnos, los mortífagos huyeron dejándonos, luego de esto mi abuelo Eddie decidió renunciar al puesto de embajador y volver a Francia con mi abuela Georgia, mi hermano Gustav, y conmigo.

- No sabes cuanto lo siento – le dijo Hermione mientras le dirigía una sonrisa triste, al tiempo que una lagrima escapaba de los ojos azules de Clara, que al instante fueron seguidas por otras.

- Me fui a vivir con mis abuelos y mi hermano a Francia… Yo era muy pequeña cuando esto paso, tendría unos meses de vida, de echo no me acuerdo nada de esos dos horribles días que estuvimos en cerrados… Es más ni siquiera me acuerdo... de la voz... de mi padre... – no pudo continuar porque rompió en llantos. Harry instintivamente se abalanzó sobre ella y la abrazó fuertemente, bajo la mirada celosa de Ginny – Gracias – murmuro la chica mientras se secaba las lágrimas.

- No es nada, Clara. No sabes cuanto te entiendo, si te hace tan mal no continues... – la consoló el ojiverde. Ella suspiró y continuó.

- Me crié con mis abuelos y con mis tíos; de hecho los primeros años de mi vida los pasé viajando con la hermana más chica de mi papá, Megan. A los 11 entré en Beuxbatons – suspiró y miró a sus escuchas – Mi hermano es ocho años mayor que yo, hace poco más dos años se recibió de auror y lo han transferido a Inglaterra, como él es una de las personas más importantes que tengo en la vida no soportaría la idea de que viviéramos tan lejos por más que este en el colegio.

- ¿Y tus abuelos? – preguntó Ron hablando por primera vez desde que entraron en la sala común.

- Ellos están en Francia. Yo los adoro, y no puedo parar de agradecer todo lo que han hecho por mí... Pero hay algo que nunca les voy a dejar de reprochar y es que ellos saben quien es el asesino de su hijo... Deciden hacer la vista gorda, solo porque a mi abuelo le importa más su carrera como político que la memoria de mi padre... El hecho de pedir justicia le traería grandes golpes a la imagen que tiene... El asesino es Lucius Malfoy... el que mató a mi padre, tiene una fuerte influencia, tanto en Londres como en Paris... – las mandíbulas de Ginny, Ron y Hermione se abrieron debido a la gran sorpresa al igual que sus ojos – y a mi abuela tampoco pareciera que le importase mucho ya que solo le importa la imagen y lo que los demás piensan...

- Malfoy... ¿Mató a tu padre? – pregunto Ron en un balbuceo dudando de si hacer la pregunta. La chica respondió con un gesto de cabeza.

- ¡Esa basura de Malfoy! – exclamó Hermione.

- La única manera en que pude sobrellevarlo fue porque tuve a mi hermano, a Remus y a mi tía Megan y su marido junto a mí – debido a la cara de Ron la chica debió suponer que era porque no tenía ni la más mínima idea de quien era Megan, y así era – Mi tía Megan es la hermana más chica de mi padre, con la que viaje cuando era más chica. El resto de mis tíos vivían demasiado lejos y tenían ya suficientes problemas como para cargarse sus dos sobrinos – hizo una mueca que pretendía ser una sonrisa - Bueno, ahora si creo que no hay nada que aclarar, ahora saben porque Harry y yo nos conocemos.

Sonrió ampliamente, mientras el resto asentía. Hermione miró el reloj, y pegó un pequeño salto en el asiento.

- ¿Qué sucede? – preguntó Ginny.

- Que se suponía que desde hace 5 minutos debería estar haciendo la ronda; discúlpenme chicos, pero debo irme - se incorporó y fue rápidamente hacia el retrato de la dama gorda - Odio ser impuntual - murmuró entre dientes, al tiempo que salía por el retrato.

Hermione se dirigió a toda velocidad al vestíbulo para encontrarse con quien le tocaría hacer la ronda de ese día. ¿Quién le mandaba a cambiarle el día de ronda a Ron? Por suerte era por única vez. Bajo rápido las escaleras de mármol blanco, saltó el falso escalón, y llego al vestíbulo. Recostado sobre una pared se encontraba el Príncipe de Slytherin que la veía llegar con una sonrisa maliciosa en el rostro. La Gryffindor se acercó rápidamente hacia la esquina donde se encontraba; tenía la respiración agitada debido a la corrida que había echado para llegar dentro de todo menos tarde de lo que ya de por si iba a llegar. El rubio miró su reloj y chasqueó la lengua como en señal de disconformidad.

- No, no, no... - volvió a chasquear la lengua y la miró con un gesto reprobatorio. – Diez minutos de retraso Granger; aparte de sangre sucia eres impuntual.

- ¡Cállate Malfoy! – le espetó Hermione.

- No tolero lo impuntualidad – le dijo con notable enojo – Y tú, maldita sangre sucia, NO te atrevas a hablarle así a un Malfoy. ¿Me oíste?

Hermione no podía creer lo que oía: ¿como podía haber alguien tan insufrible, tan cínico? Tan… tan... MALFOY. Con esa simple palabra se decía todo. Uno miraba a Draco Malfoy y lo primero que veía era un hermoso muchacho con unos ojos increíbles, pero cuando empezaba hablar dejaba en claro muchas cosas, entre ellas: que tenia un ego más grande que Hogwarts, que era un estúpido narcisista y que su ideología de exterminio racial era lo más parecido a la ideología nazi, o es que tal vez... podría pasar tranquilamente entre las filas de Adolfo Hitler, tan rubio, con esos ojazos grises… "No, Hermione ¿Qué rayos piensas? ¿Le alabas los ojos?" se reprendió mentalmente por lo pensado. No podía entender que era lo que veían ese montón de hormonas con cerebro mono-neuronal que iban detrás de él como si fuese el único hombre en el planeta Tierra.

- ¿Qué le pasa a la sangre sucia amiga de Potty? - escupió Draco, con todo el desprecio que pudo.

Al escuchar el insulto de Malfoy, no pudo contenerse y con toda la furia que pudo le estampó la mano izquierda en la mejilla izquierda con un sonoro "PAF" y a los instantes la marca de los cinco dedos de Hermione apareció en la cara del Slytherin. Draco se la quedó mirando en silencio mientras que con una mano se tocaba la mejilla golpeaba y la miraba anonadado: nunca se había esperado esa reacción de la perfecta Gryffindor . De repente Malfoy despertó de su estupor y tomó a la chica de las muñecas y con una hábil pirueta la giró y la estrelló contra la pared sin rastros de la mínima delicadeza; es más lo hizo con la mayor fuerza posible. Hermione se quedo paralizada: la cercanía era tal que sentía el pecho del rubio subir y bajar contra su pecho. La chica intentó separarse del agarre, pero lo único que logro fue que Draco se apretujara más contra ella para evitar que se liberara de él.

Hermione hacía lo imposible para que el miedo que sentía en ese momento no se viera reflejado en su rostro, pero supo que sus intentos fueron en vano, ya que al ver la gran mueca de superioridad que estaba dibujando en la cara de Malfoy, no pudo más que rogar por su vida.

- ¿Qué pasa? ¿La sangre sucia tiene miedo? ¿No se puede defender sola? ¿Necesita que Potter y la comadreja Weasley hagan de guardaespaldas? – Draco rió sarcásticamente, disfrutando a pleno de la expresión de temor de la castaña; no sabía porqué pero verla temiéndole era algo que le producía un gran placer y excitación.

La Gryffindor se mordió el labio inferior nerviosamente, ella no se daba cuenta de la reacción que causaba en Malfoy, quien se dispuso a contemplar sus labios mientras que la ojimiel, con la punta de la lengua se los humedecía y de nuevo volvía a morderlo.

Draco por unos segundos, se olvidó de todo y se perdió en los rojos y carnosos labios de la chica. Se olvidó de quien era él, de quien era ella, en donde estaban, de lo que pasaba a su alrededor; nunca le había pasado eso con ninguna chica, siempre llevaba el control de la situación, pero no sabía porque esa chica de hermosos ojos color miel lo hacían perder los estribos, lo llevaba hacer cosas incorrectas bajo su punto de vista. ¿Un Malfoy con una sangre sucia? Y no cualquier sangre sucia... La mejor amiga de Potter, "El niño que vivió".

De repente unos ruidos de tacones que chocaban con el piso al caminar los sacó de sus pensamientos, de su contemplación de los labios de la joven, y se separó bruscamente de ésta. Y al hacerlo pudo notar que el rostro de Hermione Granger estaba surcado por lágrimas y la expresión de temor que denotaba; eso fue peor que una sesión de Cruciatus. No supo porqué le dolió tanto ver ese expresión en la cara de ELLA. Tal vez si la que tenía esa expresión en el rostro hubiese sido otra chica, o cualquier otra persona se hubiese sentido orgulloso de si mismo, por imponer miedo a su paso. Se le quedó observando en silencio mientras que los pasos cada vez sonaban más cerca. Y su rostro dejaba de mostrar ira para dar paso al más profundo odio. La castaña simplemente lo miraba mientras que por su cara, en la que siempre había una expresión de superioridad, ahora no dejaba de mostrar miedo y asco. Y no miedo a cualquier cosa, sino miedo a nada más y nada menos que al Gran Draco Malfoy.

¿Cómo se atrevía a mirarlo así? Ella una cualquiera, una Gryffindor , una hija de muggles, un ratón de biblioteca...

- ¿Qué pasa aquí? – pregunto la profesora McGonagall llegando al rincón del vestíbulo en el que Hermione estaba contra la pared llorando y la respiración agitada, al igual que Malfoy que se encontraba a un poco más de un metro y medio de ella, mirándola con odio y resentimiento – Señorita Granger, Señor Malfoy, serian tan amables de decirme ¿Porque están aquí y no haciendo sus rondas como prefectos que son?


¡Hola! ¿Qué tal?

Bueno acá estuvo el primer capitulo del fic. Espero que les haya gustado, yo se que el nombre de la historia tal vez no es el mejor, pero créanme que no tenia la más mínima idea de como ponerle, jeje.

Es el primer facfiction que escribo, así que estoy completamente abierta a criticas, sugerencias y demás, digamos que en diciembre descubrí esta pagina (un poco tarde, no? Jeje) y no he parado de leer fics, que me han servido de inspiración.

Al principio no tenia ni la más mínima idea de cómo empezarlo, y no tenia ganas de escribir XD jajaja, empecé uno que quedo ahí con apenas dos paginas, y cuando me fui de vacaciones empecé a escribir un fic con una amiga, que lo que escribí pensaba ponerlo más adelante, pero cambie de idea y he preferido no colgarlo, así que hace un par de días me puse a escribir este capitulo, y acá esta.

Les pido por favor que me dejen REVIEWS, porque es la única manera de saber si gusta lo que escribo, y así puedo mejorar, agregar y cambiarle cosas.

Tengan piedad es mi primer fic 8)

Aclaraciones: El personaje de Clara (la "francesa") no habla con acento, porque ella en realidad es inglesa, ahí lo cuenta ella y tiene un buen manejo del Ingles. Y no pensaba hacer que se quedara con Harry, sino con otro. Pero lo que cuenta del padre de Malfoy va a intervenir en la relación de Hermione con Draco. No, no se va a meter ella en el medio a intentar separarlos ni nada por el estilo, para eso hay otros personajes, jejeje.

Estoy completamente abierta a todo tipo de comentario, pero preferiría que se ahorren los insultos con un "no me gusto, no te dediques a escribir eres malísima" esta bien, dejan claro su punto también como si me hubiesen insultado, jejeje. Quejas, sugerencias, TODOO es bienvenido 8)

Gracias por leer mi fic. Hasta la próxima.

Suerte, cuídense mucho.

GALLETAA.

*08/09/2015 editado.

Después de mucho tiempo de tener abandonada esta historia, decidí cumplir con mi palabra de continuarla. Y acá estoy, empecé por releer todos los capítulos y editarlos. Tengo que decir, que me encuentro horrizada por la cantidad de errores ortográficos, jaja. Ya arranque la tarea de edición y de a poco voy a ir actualizando todos los capítulos y próximamente tendremos nuevos. Saludos! Y hasta dentro de poco.