Holaaaaaaaaaaaaaa!!!
Cómo están? Les presento mi primer fic subido a Internet, con el que debuté en fanfiction, jeje.
He decidido borrar las antiguas palabras que se hallaban aquí, debido a que lo que decían.
Ya ven que en mayoría, eran cosas no muy vigentes.
Y puesto que me ha dado la pinche idea de "restaurar" todo el fic, para hacerlo más comprensible y entretenido y de mejor calidad y todo eso por lo que nos da a las autoras de mejorar un fic xd, pues... prefiero escribir las cosas más actuales posibles.
Bueno, bueno les presento entonces, Amor Interno: Mejorado, restaurado y modificado no solo en modismos y ortografía, sino además en algunas escenas que antes no existían.
Espero que les guste y opinen que ha quedado mejor, siento de corazón si hay alguien a quien no le guste esta 'genial' idea, y prefiera los capítulos anteriores.
Para el consuelo de esa gente, la trama no variará, tan sólo habrán escenas adicionales, que cambiaran el hilo de la historia y lo más probable es que hagan más fácil la relación entre los personajes, como por ejemplo el RenxHoro, que hasta el momento iba muy atrasado, entonces ahora sí podrán suceder con lógica las cosas que suceden en los siguientes capítulos.
Hablando de ello, no haré ningún cambio en las introducciones a los caps que siguen, como lo hice con este. Prefiero dejarlos así.
Pueden pensar que es por nostalgia... o por simple hueva, háganlo según su moral se los indique xD jaja.
Un montón de besos y ojalá lo disfruten. Con ustedes:
Amor Interno: La versión mejorada. (Madre mía XD)
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I. El compañero nuevo
Era pleno verano, y estaba ya acabándose el período de vacaciones.
El día siguiente era fecha de escuela, entrarían al internado nuevamente. Y se podía apreciar como un grupo de cinco chicos caminaba por una de las aceras del parque central con rumbo a sus respectivas casas. Todos con cierto aire de suficiencia y seguridad.
Iban conversando animadamente de lo que harían cuando entraran de nuevo a clases, y todos coincidieron:
A gozar la vida de recluso.
Se oían con claridad, a unos metros, las animadas palabras de uno de ellos. Quien llevaba el largo y castaño cabello, amarrado en una alta coleta.
-A mí se me hace que podremos agarrarnos a algunas chicas. He oído que las que entran este año están buenísimas, qué me dices? – dirigió las últimas palabras a uno de los muchachos que iba justo a su lado-.
El joven aludido era idéntico a su interlocutor, con la diferencia de que llevaba el cabello más corto y unos enormes audífonos naranja en cuello. Los que resonaban dejando escuchar una melodía parsimoniosa y relajada.
-Yo ya tengo a alguien en mente, Hao... –sonrió con nostalgia, viéndole de soslayo- Jm... y ojalá este año se fije en mi –respondió con cierta tristeza mezclada con la ironía-.
-Vamos, no te desanimes, sabes muy bien que eres irresistible para cualquier chica que se te pase por enfrente -respondió por otro lado un joven de rasgos bastante femeninos, de cabello y ojos verdes-.
Poseía un tono cálido, sobrio.
-Así es!- dijo esta vez el más bajito de todos (muy bajito)-.
Tenía el cabello marrón claro y corto.
-Después de todo... Todos sabemos lo difícil que es Anna... jah -rió como quien sabe de lo que habla- pero confío en que algún día la conquistarás-.
-Esa macarra tiene un genio de los mil demonios –rió el mayor de los Asakura- Pero si tienes suerte y unos buenos cojones de seguro te da para aguantarle sus salidas de agresividad.
-Qué gracioso... -rió el peliverde, del otro lado, con sarcasmo-.
-Bueno, bueno, quién sabe lo que pasará este año hermanito -lo arregló el castaño pelilargo-.
Un silencio expectante se hizo entonces. Cada uno seguro iba meditando en las diferentes cosas que podrían llegar a suceder.
Después de todo... tal y como había dicho Hao, nadie sabía... si podría llegar a pasar algo. Algo diferente...
El castaño pelicorto dirigió su vista hacia un lado, justo daba a la puesta de sol, y entre él y esta, se hallaba otro muchacho... un muchacho que permanecía impasible a cualquier conversación.
-Y tú, Ren? Por qué esa cara? Has estado muy callado en todo el camino... -Le habló ameno-.
El aludido conservaba la mirada perdida en el crepúsculo. Dejándole ver al grupo, sólo la parte posterior de su violácea cabellera.
-Nee, tigre! Venga, que te han hablado! -habló con algo de tedio el pelilargo, y es que así era Ren, siempre tan...- menudo autista -se quejó frunciendo el ceño-.
-Ren?? -Repitió Yoh-.
El chico volteó lo suficiente como para dejar ver su delineado perfil. Con los ojos cerrados, demostraba una exótica cara de tranquilidad. Sus rasgos eran muy elegantes y marcados. Tez clara, cabello violáceo...
-Mm? -Pronunció abriendo poco a poco sus ojos, para devolverle, de soslayo, la mirada al Asakura menor-.
Y ojos ámbares.
El castaño se sobresaltó un tanto. Y es que aquella mirada gélida y hermosa, deslumbraba y petrificaba a cualquiera. Y si a eso le sumaba el efecto que producía el crepúsculo a contra luz, pues le daba un serio toque hechizante, casi peligroso.
-T-Te pregunte por qué estabas tan callado-.
-No es nada... –pronunció con voz grave y profunda, dirigiendo esta vez su vista hacia adelante- sólo... pensaba -y su mirada nuevamente hacia el horizonte-.
-Aburrido como siempre, Ren. Con razón aún no encuentras novia -comentó Hao con ironía, y por qué no, con fastidio-.
-Jeh, pues yo no voy en plan promiscuo por la vida, Hao -le lanzó con tranquilidad, a ceja alzada y mueca de aticismo- Aún no llega el día en que me dé la gana de ir agarrándome con la primera persona que vea-.
-Epa! Que le has dado al punto bajo, amigo -pronunció riendo- al menos jamás podrás decir que tengo mal gusto -se defendió-.
-Tamamura- pronunció el otro prácticamente de inmediato-.
-Ngh -el mayor de los Asakura hizo mueca de asco, al tiempo en que le dirigía una mirada de furia fingida- Se te va la olla, Ren-.
-Jmm, pues prefiero herir a ser herido, Hao. Jamás daré razones para que me molesten con mis ex. Además de que no se me hace una molestia claro, no estoy interesado en las chicas... -concluyó con tranquilidad y sin mirar a su interlocutor-.
-Mmm... estreñido. Tú y tu extraña inclinación que has tenido siempre. –le miró con desconfianza- Y bueno, si el tigre nos saliera marica, las chicas se volverían locas, tendrías un tercer club de fans!!! –rió maliciosamente- Vamos! A que suena entretenido, no? –e hizo reír a los demás de paso-.
-Haré como que no me has dicho marica -pronunció el ojidorado con venitas asomándose peligrosamente a su frente-.
Todo el resto con un goterón encima.
-Y bueno, es una forma de adquirir tu tan preciada popularidad no? No sería mala idea para conseguir la fama que tanto deseas -continuó mirándole con insinuación- Venga! Que si te pasas al otro lado te harías del paraíso!! -carcajada limpia por parte de todos los presentes-.
-Haaa -el chico suspiró- Ríanse todo lo que quieran, son dos cosas muy diferentes, Hao. La popularidad tiene que ver con una cosa de acatamiento, la gente me respeta. Y no creo que me respetaran mucho si me hiciera, precisamente, al otro lado... fuera de que no estoy interesado –concluyó con indiferencia-.
-Vamos! Y entonces ahora comprendes por qué te digo estreñido!?-rió nuevamente-.
-Jajaja, ya basta Hao -lanzó de pronto el peliverde- Vamos... yo te entiendo –acotó hacia el pelivioláceo, guiñándole un ojo-.
-Y eres el abogado, Lyzerg? -dijo Hao mirando al joven de cabello verde con aburrimiento-.
-Bueno Hao... algún día lo entenderás -dijo el peliverde con la mirada perdida y una sonrisa levemente maliciosa-.
-Sí, si como digas... bueno hermanito aquí nos separamos -dijo Hao mirando a Yoh-.
-Sí... tienes razón, los veo mañana en la escuela muchachos! -dijo despidiéndose del grupo-.
-Bueno yo también me voy... -dijo el pequeño- Hasta luego! Os veo en el cole mañana!-.
-Sí! Hasta mañana, Manta! -gritó el peliverde, sonriendo- Y bien? Quieres que te acompañe a tu casa? –dijo esta vez dirigiéndose al Tao que tenía a su lado-.
-...Lyzerg... -respondió el aludido sin devolverle la mirada-.
-Dime... -.
-Por qué no se lo dices de una buena vez? -dijo manteniendo su estado absorto-.
-... A qué te refieres, Ren... -dijo suavemente haciéndose el desentendido-.
-... -suspiró– No, gracias. Me voy solo... adiós -dijo el Tao virando una esquina hacia su casa-.
El peliverde se quedó de una sola pieza ante tal arisca, pero característica reacción del joven.
-Eres definitivamente muy extraño... Tao Ren... -Dijo para sí mismo- como sea... - se resignó a seguir su camino solo-.
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A la mañana siguiente, las clases empezaban. Un montón de chicos y chicas de camino a la escuela en las calles. Y en el internado se observaba un ambiente de expectación.
Ya había varios alumnos dentro del establecimiento, todos cuchicheando entre ellos y otros conversando relajados. Pero el tema generalizado de conversación, eran ellos.
-Nee! Nao-kun, sabes a qué hora entran? -preguntó una chica cualquiera a otra-.
-Nunca se sabe... generalmente llegan cerca de la hora de toque, para crear más expectación...ay! Es que son tan guapos!! -la chica se sonrojaba haciendo morritos-.
-Vamos! A que sí? -le avivaba la otra-.
Y así como esta, muchas otras conversaciones rondaban por los pasillos...y casi llegando al internado...
-Venga, Pillika!! Que nos atrasamos!!-.
-Ya va! Ya va! -corría la chica tras su hermano, luego de ponerse de pie tras amarrar sus agujetas recién desarmadas-.
La chica le alcanzó el paso al joven, quien había disminuido la velocidad al toparse con menuda edificación.
-Es... enorme... -pronunció ella asombrada-.
-Te gusta? -sonrió el chico-.
-Está de miedo... -observaba ella con los ojos de plato-.
-Jeje, salón de eventos, sala de teatro, sala de juegos, sala de computación, sala de música, comedor ambientado, piscina temperada, cuartos compartidos, de tres a seis personas, obviamente chicos separados de las chicas, -rió en esa parte, enumerando las partes del internado, mientras leía el folleto- y las adoradas salas de clase. Afuera: cancha de basketball, baseball, piscina exterior para natación, y un jardín de juegos, junto con otro que es algo así como un parque. Y mira! Incluye un paseo cercado por árboles de cerezo. Será tu paraíso en primavera.-concluyó viendo a la chica con alegría-.
-Cómo dijiste que se llamaba? -preguntó ella-.
- "Tsubasa-desu"-.
-Me encanta!!!-.
-Jeje, genial. Vamos entonces! -dijo aferrándose a la mano de la muchacha-.
-Are? Horo... espera... -dijo ella deteniendo el paso del joven-.
-Mm? -musitó este, algo extrañado-.
-Tú... tienes el dinero para pagar esto...?-.
-Tsk... -el chico rió con gracia- por eso no te preocupes, hermana -le sonrió acariciándole el cabello-.
-Kedo...-.
-No! No se hable más del tema! Y vamos que ya va a sonar el timbre -dijo tomando la maleta de la chica para cargarla él-.
-Horo... -murmuró ella con ternura, siguiéndole el paso-.
Entraron al establecimiento.
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(Naturrally/wippenberg remix - Ayumi hamasaki)
Mientras tanto se podía ver como el grupito de cinco chicos se comenzaba a juntar frente a la entrada del internado.
-Bueno... al menos es la mejor cárcel que he conocido –rió Hao, viendo nuevamente la fachada de su establecimiento-.
-Esto al lado de otras escuelas, es el paraíso, Hao! -habló Manta con las manos en los bolsillos, de pie a su lado-.
-A que mola, no? Es el mejor instituto –acotaba un animado Yoh-.
-Oi! -sintieron una voz a sus espaldas- no piensan entrar? -decía Ren Tao a brazos cruzados, con su típica estampa de "yo molo más que tú y lo sabes"-.
De atrás le seguía Lyzerg.
-Nee! Espérenme! -decía el peliverde agitado-.
-Bueno, estamos todos los que somos, y somos los que estamos- pronunció Hao -Ya saben sus posiciones-.
A continuación, el más pequeño se puso al centro y al frente, detrás de este iba al mayor de los Asakura, y Lyzerg, formando un triángulo. A los costados iban Ren e Yoh. El primero al lado de Hao, el otro al lado del peliverde.
Ajá, todo perfecta, idiota e innecesariamente planeado.
Y entonces se dirigieron a la puerta, ahí iban. Otro año más, una entrada más, otra vez... eran el centro de atención.
La puerta se abrió, y el silencio que siguió fue algo que sólo ellos habían vivido, duró unos pocos instantes, luego... luego el griterío se apoderó del recinto.
Iban en medio de un verdadero túnel humano, ellos al medio en plan alfombra roja, y los demás gritando y viéndoles con asombro, admiración, y más de alguno con odio.
-Nee! Horo-chan, mira! -le llamó la peliazul alzándole un brazo para llevarle al griterío-.
-Qué es lo que pasa? -preguntó el peliazul-.
-Eso trato de averiguar-.
Se asomaron con tanta rapidez que no alcanzaron a frenar, ni a salir del camino, cuando cierta tropa de adolescentes bien formados y atractivos se acercaban llamando todas las miradas a lo top model con ventilador y todo.
La peliazul abrió mucho los ojos, absolutamente sonrojada al ver cierto rostro de tez clara y ojos dorados. Era un ángel!
Sin embargo el otro, que aún no captaba lo que sucedía, se vio halado por su hermana hacia atrás, perdiendo un tanto el equilibrio. Justo cuando cierto grupito estrella pasaba por ahí...con el pelivioláceo a su costado.
No supo en que momento se alzó hacia delante para no perder el equilibrio, sin embargo cuando levantó la vista, fue para enterarse de que alguien le había ayudado a no caer con sus brazos...y le miraba de forma inexplicable y penetrante.
Mantuvieron la mirada... siglos fueron para él...para los otros sólo segundos, en los que se asombraron de la tan poco hostil actitud del Tao.
El silencio se hizo de pronto, todos observaban aquella tan curiosa escena, algunos incluso asustados por la posible reacción del chico... y es que el otro desconocido le había caído prácticamente encima!!
Pero no fue necesario comentar, sucedía algo absolutamente inédito, el chico de dorada mirada, le veía con absoluta tranquilidad, e incluso... sonreía? El frío, vil y orgulloso Tao le sonreía a un extraño?
Y es que la sensación interior de aquellos dos cuerpos al toparse fue completamente mágica, el momento en que esos ámbares se toparon con los negruzcos y absolutamente brillantes, llenos de franqueza e inocencia, fue algo curioso... como una explosión. Un calor interno, una sensación nueva... algo desconocido.
Muchos comenzaron a murmurar, qué les pasaba a esos dos que ni se movían? Simple, el peliazul estaba entre petrificado e hipnotizado, el Tao... estaba hechizado.
Un codazo por parte de Hao le sacó de su meditación.
El chico pelivioláceo parpadeó incorporándose.
-Ten cuidado... -pronunció al fin con calidez extraña en él- podrías caer de forma indeseada -concluyó ayudándole a recuperar su posición recta, para luego voltear e irse con su grupo, no sin antes dirigirle una mirada más curiosa que insinuante-.
-Ho... Horo... -pronunció la peliazul a su lado, absolutamente deslumbrada-.
-Nh? -musitó el otro con los ojos como platos y la boca medio abierta-.
-Tú... -.
-No preguntes, Pillika... No preguntes... -habló aún en trance, observando al grupito perderse tras doblar el pasillo-.
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-Jajajaja, Esa estuvo buena, Ren! Ahora sí que lo del tercer club de fans se te hará realidad! -reía Hao de buena gana-.
-Cierra la boca o haré que la cierres -pronunció enfadado el aludido-.
-Jajajaja, pero es que... le viste la cara al pobre?! Lo tenías consternado! Es que... quedó loco! Jajajaja -seguía molestando a punto de llorar-.
-Pero claro, cómo no le iba a ver la cara! Si le tuvo casi rozando -comentó Yoh inocentemente-.
-...JUAJUAJUAJUAJUAJUAJUAJUA Buena!!! Jajajaja Buena esa!!!! -esta vez sí lloraba de la risa-.
-Argh! Quieres dejarme en paz! -vociferó el Tao enfuruñado-.
-Jaja, bueno, bueno ya estuvo, si...jiji, ejem -carraspeó intentando disimular-.
-Ya, ya fue.-dijo Lyzerg tranquilizador- Está bien Ren, ya ves como a veces se pasa, pero no te preocupes, no es en tu contra-.
-Juajuajuajua-.
-jeje -rió el peliverde con goterón cayendo-.
Los chicos se encaminaban todos juntos a la sala de teatro puesto que ahí les darían la bienvenida para el nuevo año escolar a todos los alumnos, y luego irían a sus cuartos, posteriormente asignados.
Los chicos llegaron a la sala y estaba casi llena, pero no faltaron algunos chicos y chicas que les otorgaron a ellos sus asientos por motus propio. Y bueno, por qué no mencionar que también por un par de miradas lúgubres de cierto pelilargo.
Todo estaban ya instalados, de izquierda a derecha iban Lyzerg, Hao, manta, Yoh, pero había un espacio más...
-Y Ren?... -preguntó el menor de los Asakura-.
-Ah el tigre ese fue al baño -dijo Hao con aburrimiento-.
-Mmm... ya veo –dijo Yoh sentándose al lado de Manta-.
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Se lavó las manos con afán, y luego subió la mirada para encontrarse frente a frente con su reflejo.
Se observó cuidadosamente; sus labios, su nariz, sus impecables pómulos, sus dorados ojos... todo era tan... delicado en él...
-...haaa -suspiró y agachó la cabeza- si tan solo fuese un poco menos como soy –concluyó resignado-.
Volvió a subir la vista, como para alcanzar a divisar solamente sus ojos en el reflejo, entonces... una negruzca y radiante mirada le escruto dentro de su mente.
Sacudió la cabeza, extrañado.
-Quién... quién será ese chico... -musitó con extrañeza para luego irse rendido del baño, aún meditando, en dirección a la sala de teatro-.
Caminaba hacia su destino cuando sintió una voz masculina en unos de los pasillos:
-Ya Pili! Vale, ya entendí. Tendremos que encontrarlo de todas formas, no...? -la voz sonaba algo molesta, pero al mismo tiempo era graciosa-.
-Sólo tú te pierdes con una indicación tan clara, hermano... -ahora la voz era de una chica -.
Ren sentía estas voces a lo lejos, y al doblar la esquina del pasillo, pudo divisar dos figuras en el otro extremo.
Y entonces el corazón de dio un vuelco. Extrañado por la nueva y diferente sensación, dirigió su mirada hacia el joven. Entonces se detuvo a observarle.
En el pasillo no había podido. Tan solo se había sumergido en su mirada, pero ahora que le veía de lejos...
Era bastante más alto que la chica, llevaba una bandana negra en la cabeza, y el cabello de un color azul claro.
-Ya, ya capté. Pero entonces deja de reclamar y busquemos la bendita sala de teatro de una vez -dijo el joven con la intención seguir su marcha, alguien lo interrumpió-.
-Si buscan la sala de teatro está exactamente ahí -dijo Ren calmadamente mientras apuntaba hacia la derecha con su pulgar-.
Y ahí estaba la entrada a la sala de teatro.
-Ah? -el joven analizó la información-.
La maldita sala de teatro estaba al lado suyo y no se habían dado cuenta?! Maldito portero...
-Gracias! -respondió el joven peliazul con una mano en la nuca.
Entonces levantó la vista y observó a la persona responsable de aquellas palabras.
Sus ojos se abrieron de forma exuberante, y para qué hablar de la expresión de su hermana.
Ahora que estaban ahí aprovechaba de observarle con detención. Era prácticamente de su porte, casi iguales. A excepción de un par de centímetros que le pasaba. Y ahora que le veía... le parecía de una belleza exuberante y extraña
-Jmm... No hay por qué -dijo el chico tratando de parecer tranquilo, al tiempo que marchaba hacia la entrada-.
Se detuvo un instante mientras pasaba por al lado del peliazul, notando un leve olor a perfume, para su gusto, embriagante.
-"C for H"? -preguntó sin miramientos mientras fulminaba al joven con la mirada, con su perspicaz y sensual mirada-.
El joven peliazul se quedó mudo, de nuevo le tenía tan cerca, no pudo evitar quedarse mirándole por un momento, aquello era embriagante...tanto que casi daba miedo, y entonces reaccionó; el joven de ojos dorados le había hecho una pregunta.
-Pues... sí... la última versión para hombres... -pronunció con cierta dificultad-.
Su interlocutor desvió la mirada hacia el frente.
-"Irresistible a kilómetros..." -lo observó nuevamente esta vez con una actitud más seductora que antes- al parecer es cierto -lo miró de abajo hacia arriba- ...bienvenidos al tsubasa-desu, espero que les guste este infierno-.
El extraño joven se adelantó hacia el salón y desapareció tras una cortina divisoria.
-Hermano... Para mi cumple quiero la versión para mujeres –dijo de la nada la peliazul, mientras miraba con los ojos muy abiertos el lugar por donde se había ido el chico de ojos dorados-.
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-En qué te demoraste tanto Ren? -le inquirió Hao al ver que su amigo llegaba-.
-Pues en nada, solo caminé lento... -respondió indiferente-.
-Ah... ya veo -dijo volviendo a mirar al frente, pues al parecer, el acto de bienvenida estaba comenzando-.
La verdad, el acto fue extremadamente aburrido, lo que hizo la directora fue hablar y hablar, lo de siempre:
Los horarios en que los alumnos podían andar en los pasillos eran de 6:30 am a 10:30 pm, los alumnos solo podían salir del establecimiento los fines de semana o viernes en la tarde (solo desde 1° año de secundaria, el resto podía con permiso de apoderado) y que las visitas a los cuartos entre sexos opuestos estaban estrictamente prohibidas.
Luego de dado el sermón, se dirigió a los alumnos:
-Bueno. Ahora una de nuestras alumnas, se dirigirá a ustedes en son de comunicarles algo con respecto al comité de eventos-.
La reacción fue general. A medida que una joven rubia se levantaba de su asiento hacia el escenario, se iban escuchando gritos, piropos y silbidos.
-Uyuyuy hermanito si que tienes competencia, esa chica no será presa fácil-.
Hao Asakura no obtuvo respuesta: Su hermano estaba embelesado. Viendo a la chica que le quitaba el sueño, subir los escalones hacia el escenario, para luego pararse frente al micrófono como si fuera cosa de todos los días.
-Bueno, primero que todo bienvenidos a un nuevo año escolar, mi nombre es Anna Kyouyama y soy la encargada del comité de eventos-.
-TEN POR SEGURO QUE LO SABEMOS PRECIOSA! –se escuchó desde algún lugar del salón-.
La joven ni se inmutó.
-Quiero anunciarles que cualquier duda o petición que tengan con respecto a algún evento o fiesta en particular pueden dirigirse a mí. Y en lo que transcurra del año, a los diferentes encargados, que serán aquellos que se interesen en participar de este comité. Para eso pueden encontrarme en el salón 3 de primer año, espero que les guste la idea de formar parte de este comité y muchas gracias –sentenció breve y precisa-.
La joven bajó del escenario mientras algunos le iban haciendo comentarios acerca del comité y que con gusto participarían...
Ustedes entienden, cosas de hormonas.
Con esto finalizó la bienvenida y los alumnos pudieron dirigirse a sus respectivas habitaciones.
-Esa chica tiene presencia, me agrada...-.
-No te pases, Hao... que es de Yoh-.
-Si, Manta lo sé, aunque no viste la cantidad de pretendientes que tiene?-.
-Si, los vi, pero seguro que nadie la ama tanto como Yoh –dijo sonriendo ampliamente-.
-Sí... puede ser... -.
Nuestro quinteto iba caminando por los pasillos saludando a algunos que se les cruzaban, como siempre un montón de chicas sonrojadas, algunos aspirantes a formar parte del grupo... lo de siempre.
Finalmente llegaron a las habitaciones, donde se dividieron entrando tres y dos a dos cuartos distintos.
Hao, Lyzerg y Manta compartían un cuarto, mientras que Ren e Yoh, compartían el de al frente con un chico del que ya ni se acordaban.
-Bueno muchachos los vemos luego! –dijo Manta abriendo la puerta de la habitación-.
-Sí, claro. Nos vemos muchachos! –dijo el castaño menor, también entrando por la puerta ya abierta por el Tao- Te acuerdas siquiera con quién compartíamos el cuarto el año pasado, Ren?- preguntó mientras cerraba la puerta detrás de él-.
-Ni que lo digas, nos cambiaron tres veces al compañero, porque ninguno se sentía a gusto con tipos tan populares como nosotros –dijo Ren, con ironía y fastidio, mientras se echaba en la misma cama que había tenido siempre-.
-Mmm... Qué lástima -decía Yoh mientras imitaba a su amigo- vaya estas camas siguen igual de cómodas-.
-Mm... -dijo ausente, para luego dirigir una mirada caprichosa a la tercera cama-.
-Quiero ser parte del comité de eventos, sabes? -comentó de pronto el chico mirando al techo...no obtuvo respuesta- Ren? –preguntó mientras se incorporaba, viéndolo con intriga-.
-Al parecer ya nos asignaron un compañero -dijo el Tao mientras veía a ceja alzada la tercera cama-.
El castaño observó aquel lugar, efectivamente, ya tenían un compañero; Habían maletas encima de la tercera cama y un chaleco de lana, notoriamente artesanal, de color beige y cuello alto-.
Estaba tirada como si alguien se la hubiese sacado con prisa.
-Ya veo... –dijo absolutamente despreocupado-.
-No te importa? –dijo el Tao arqueando una ceja-.
-mm no... por qué habría de importarme? –dijo sin comprender a su amigo-.
-No lo sé... nunca me ha agradado compartir mi terreno, estoy acostumbrado estar solo-.
-Pero si compartes cuarto conmigo... –comentó el otro todo desorientado-.
-Sí Yoh, pero tú eres mi amigo desde que llegué... qué pasa si no es alguien de nuestro agrado? -dijo viendo las cosas que había encima de la cama, como si estuviesen a punto de saltarle encima- No quiero tener a cualquiera en nuestra pieza –concluyó frunciendo los labios con disgusto-.
-Ay Ren, pero que exagerado eres, ya verás como todo va a estar bien –dijo Yoh volviendo a recostarse en su cama y mirando al techo-.
La verdad es que Ren siempre había pecado de desconfianza y ese era uno de sus peores defectos.
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El castaño veía el techo con los brazos tras la nuca, reflexionando en kami-sama sabe qué.
Manta mientras tanto ordenaba unos libros y sacaba su notebook para dejarlo cargando.
Lyzerg ordenaba sus cosas en el armario, viendo con reproche al holgazán del Asakura.
A medida que pasaban los segundos Lyzerg se ponía a cantar una cancioncita que de seguro había escuchado por ahí, y Hao se levantó para pegar sus afiches de algunos que otros grupos pop-rock que le gustaban.
Se puso a tararear la misma canción de Lyzerg.
-Te la sabes? -inquirió entusiasmado, y un poco sorprendido el peliverde-.
-Jeje, se más de música de lo que crees, verdecito -dijo mirándolo con malicia, mientras que se recargaba en la pared-.
La verdad es que Lyzerg no había entendido muy bien esa mirada, pero algo lo había hecho ruborizarse, Hao obviamente lo notó, sin embargo no le dio importancia, y segundos después fueron interrumpidos por Manta:
-Esa canción la conozco de alguna parte, es muy buena! -dijo mientras volteaba a mirarlos-.
-Si, así es, es de L'arc en ciel –decía Hao, que aún seguía apoyado en la pared y de brazos cruzados-.
-Sí, se llama Niji – acotó Lyzerg volteando a responderle a su amigo -.
-Sí! Ahora que lo recuerdo Yoh la tenía una vez en su diskman y me puso a escucharla, dijo que le gustaba mucho ese grupo -decía Manta bastante entusiasmado-.
-Sí, es bueno... -dijo Hao con la mirada perdida-.
Se imaginaba a él mismo sobre un escenario haciendo solos de guitarra con su propia banda de rock, eran sueños diarios.
Pero no... ese sueño estaba muy lejos de realizarse.
A Hao siempre le había gustado mucho la música, al igual que a Yoh. Muchas veces ellos habían pasado horas tocando. Yoh tocaba la guitarra, y él el bajo, la verdad es que solía sonar muy bien, pero hasta ahora no era nada más que un pasatiempo.
A esas alturas ya era las nueve y media de la mañana y ya sería la hora del toque para entrar a clases.
Los chicos salieron de sus respectivas habitaciones y se encontraron en el pasillo.
-Hola de nuevo –dijo Yoh tontamente, poniendo sus manos en la nuca-.
Los chicos se dirigieron al salón de clases.
De vez en cuando se veía a Hao guiñarle el ojo a una que otra chica linda.
-Diethel-san!!! -gritó una voz femenina a unos metros-.
Era una chica de estatura mediana sin muchos atributos, pero con unos ojos enormes y brillosos, y un leve rubor en su rostro.
-Diethel-san... hola –sonrió ella- Lo siento... pero... mira sé que es repentino, pero... quería saber si vas a hacer algo el fin de semana...-.
-Disculpa... –dudó el chico algo perdido- quién eres? -inquirió respetuoso-.
-Ah! Sí, que descortés... me llamo Noriko, pero puedes decirme Nori-chan si gustas –comentó lo último en un arrebato de valentía, absolutamente sonrojado-.
-Pues... -dijo algo desorientado... -.
-Oye atolondrada, estorbas -espetó el Asakura mayor con absoluta superioridad, imponiendo su mirada de asesino a sangre fría-.
-Ah!! Hao-sama esto... yo... lo siento -comenzó la chica con reverencias de disculpa-.
-Sí, ahora lárgate-.
-Ah! Pues yo solo quería hablar con...-.
-Con nadie, venga! Que si quieres hablar con el verdecito debes pedirme permiso primero -dijo con fingida ironía, mientras rodeaba a Lyzerg por los hombros con su brazo-.
-H-Hao? -el peliverde se ruborizó al sentir la posesión que irradiaba del joven-.
-Ya oíste, el verdecito es mío, así que ahora nos vamos, que tengas buen día Nori-chan -dicho esto último con sorna, dio media vuelta y siguió con su camino abrazado de Lyzerg-.
-Hao... ya puedes soltarme -le lanzó inquieto-.
-No quiero... -.
-Ay UU-.
El chico de ojos verdes le vio afligido, aquellos ataques posesivos que solían darle, le traían la chorrera de problemas en el año.
Ya llegando a su destino fue cuando Yoh la vio. Se hallaba de pie, al frente de la puerta del aula, con la cabeza gacha y la mirada perdida. La verdad tenía una expresión completamente neutra, pero para Yoh, seguía igual de hermosa que siempre.
-Mira Yoh, ahí esta tu presa, por qué no vas y la saludas? -dijo Hao alentando a su hermano con una sonrisa maliciosa-.
En eso la chica en cuestión levantó la vista y miró a Yoh, mantenía la misma expresión de antes, Yoh se le acercó algo tímido, pero aun así le sonrió.
-Hola... mi nombre es Yoh Asakura, te vi en el acto de bienvenida y quería saber si... podía ser parte del comité de eventos –sonrió tontamente-.
-Un atolondrado como tú debe demostrar que es digno de confianza... por ahora, no gracias... -dijo la chica sin cambiar su expresión, para luego mirar hacia el frente y entrar al salón-.
Yoh se quedó un tanto atónito y por qué no decirlo, también decepcionado.
-Mala suerte hermanito... quizás la próxima -le ayudó Hao con pequeños golpecitos en el hombro y un dejo de burla-.
Los chicos se arrejuntaron para comenzar a entrar al salón, cada uno sabía que asiento le tocaba y que eran de uso exclusivo cada año.
-Y cómo lo piensas hacer esta vez, Hao? –preguntó Manta que acomodaba sus cosas en uno de los asientos-.
-Eh?... ah! Pues... creo que es bien obvio, solo hay un asiento vacío, ese será entonces -rió con aires de "que inteligente soy" produciendo una mueca no tan inteligente-.
-Y si es alguien que no nos agrada? -.
-Ren a ti nadie te agrada –espetó Hao un tanto hastiado de esa típica actitud-.
-...-mirada de odio mutuo.
-Bueno, bueno muchachos ahí lo veremos jeje -calmó Yoh-.
Los asiento eran los últimos, en la parte de atrás. Iban de a dos y compartían la misma mesa.
Habían tres columnas, y los cinco se sentaron en la misma fila. En la de la columna izquierda se había sentado Yoh con Manta, luego Lyzerg con Hao y finalmente al rincón, en la columna derecha, Ren. Obviamente solo, porque no...nadie era lo suficientemente popular. De inmediato algunos alumnos se les acercaron para saludarlos.
El maestro no tardó en llegar al salón, y luego de saludarlos a todos y ya todos sentados en sus lugares, decidió empezar la clase.
Fue entonces cuando se escuchó que alguien golpeaba la puerta, se acercó a ella y la abrió con parsimonia.
Detrás del umbral apareció alguien que dejó atónitos a todos los presentes... debido a cierto incidente ocurrido en la mañana... y sobre todo... a un ojidorado en particular.
Se trataba de un joven de seguramente 15 años como todos ellos, pero que aparentaba unos 17. A diferencia de algunos, había logrado que el uniforme le quedase muy bien, y que inclusive se viese sexy. Tenía una complexión no muy musculosa ni fornida, pero parecía tener un muy buen cuerpo. Sus ojos eran color azabache, y brillaban de una manera bastante especial, y por último llevaba una banda en el cabello que separaba sus patillas negras del resto de su cabello color azul claro.
-Alumnos -comenzó el profesor- este será su nuevo compañero de clase Horokkeu Usui-.
Unos ojos negros se fijaron anonadados de inmediato en el peliazul...
-Horokkeu... -susurró el pelilargo-
-Has dicho algo? -inquirió el peliverde-.
-Lo conozco-.
-Qué?-.
-No, nada-.
-Oh, vamos!-.
-Naah... Fuera de eso... creo tener la solución, Lyzerg...-.
-Qué...?-.
-Que he descubierto... cómo hacer que nuestro querido Ren deje de ser un estreñido-.
El peliverde se detuvo a observarlo con extrañeza.
-No estarás pensando...-.
-Oooh sí...-.
-Estás demente-.
-Jeje-.
-Hola! –saludó el chico con una mano, la otra en su nuca, tenía un aire bastante más natural que el de los demás, no parecía fijarse mucho en detalles-.
Los alumnos lo saludaron algo divertidos y algunas chicas lo miraban embelesadas, otras cuchicheaban y algunos chicos le daban la mano al pasar.
Por fin llegó al final del pasillo, topándose con el único asiento vacío.
Sus ojos nuevamente chocaron atónitos con unos impasible ámbares.
Y entonces Ren pensaba... O esto es el destino... o este tipo se ha obsesionado. El otro... solo le veía como hipnotizado.
Continuará...
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Ojalá haya sido de su completo agrado. La verdad es que cuando lo leí me dije... dios mío...escribo del asco. XD
Jajaja, la manía de actualizar las cosas, es que daba vergüenza!!! Jajaja.
Bueno, bueno. Espero de todo corazón que les haya gustado, y sigan leyendo!
Que les esperan aún más cambios y sorpresas ;).