Capitulo 1:

Desaparición Y Reaparición

Harry se fue, como la bruma. Simplemente desapareció sin más, tal vez a los seis o siete meses de haber emprendido su búsqueda personal de los Horrocruxes. Nadie, ni Mortífagos ni la Orden del Fénix volvió a saber de él. Al menos en los primeros meses, más tarde, los acontecimientos les hicieron olvidar a los desparecidos, ahora, tan solo podían pensar en sobrevivir.

5 años más tarde

No tardaron en darse cuenta de que su vida había llegado a su fin. Los chicos escapaban a su suerte por la ciudad en ruinas, una ciudad que otrora había sido llamada París, pero ahora, las ruinas de lo que en un tiempo fue una famosa ciudad de muggles no se situaban en Francia, su nuevo nombre era: Área de Control 1.983.

Tres chicos habían escapado milagrosamente del campo de concentración, una "gran idea" de Voldemort, un invento que alguna vez habían utilizado los muggles.

No tardaron en escuchar los aullidos de felicidad, había carne fresca en la ciudad, y los hombres lobo los sabían, y está vez, no iban a dejarlo pasar por nada del mundo.

Los chicos corrían en esos momentos entre las ruinas de la primera ciudad destruida. Pues habían sido los franceses los primeros que se habían impuesto al imperio de Lord Voldemort.

El primer lobo los alcanzó, cuando uno de los chicos cayó al suelo por primera vez. La criatura, era una extraña mezcla entre humano y lobo. Un ser cubierto de pelo, con hocico y garras que andaba a cuatro patas. Miró al niño que tenía más cerca y se relamió con gusto, ansiando sentir el fluir de su sangre por entre sus fauces. Los otros tres lobos llegaron en seguida, y los chicos se miraron por última vez, antes de que las bestias se abalanzasen sobre ellas.

Los tres lobos se hallaban en ese momento alimentándose con gusto, cuando el primer disparó eclipsó los pocos sonidos que traía la noche. Los Licántropos no pudieron ni siquiera defenderse cuando al lluvia de balas y magia cayó sobre ellos, murieron al instante. Una mujer se adelantó hacía ellos, era de rasgos finos, rubia y hermosa como la luna, a pesar de vestir un traje claramente destinado al combate despedía sexualidad por cada poro de su piel.

- Están muertos. - Dijo con un claro acento francés. – No hemos podido salvar a los niños. Los doce soldados que la seguían (ocho muggles y cuatro magos) suspiraron apesadumbrados.

- Gabrielle, el transporte llegará al punto de evacuación en pocos minutos, deberíamos reunirnos con el resto de los equipos. Dijo uno de los soldados muggles, que se acercó en ese momento a la joven.

- Si, será mejor que nos vayamos de aquí, pueden llegar más licántropos.

- ¿Qué es eso? ¿Es una persona? - Preguntó entonces uno de los soldados que intentaba distinguir una extraña silueta de entre las sombras de la noche – Espera…eso es un… ¡Inferis!

Los treces miembros del grupo se giraron a la vez y vieron a los cadáveres andantes resurgir de entre las ruinas.

- Retirada, volvemos al punto de evacuación. Los soldados comenzaron a correr en dirección contraria a los muertos vivientes, que avanzaban hacía ellos ávidos de sangre. Pronto comenzaron a salir de todas partes, algunos soldados muggles abrieron fuego contra ellos, y uno de los magos intentó un hechizo de fuego (que no consiguió más que eliminar a dos o tres y enfurecer al resto)

- Escapad, salid de la ciudad, dirigíos al bosque. Gabrielle comenzó a dar las órdenes a sus subordinados, pero pronto cayó en la cuenta, estaban completamente rodeados. Y los inferí lo sabían.

- Pagaremos caras nuestras vidas. Murmuró Gabrielle pensando con que hechizo podía eliminar a más de esos monstruos de golpe. Y cuando todos estaban listos para morir, el fuego nació entre los muertos.

Una lengua fuego comenzó a rodearlos y formó un anillo de fuego en torno a ellos, cuando el anilló se cerro de golpe, todos los muertos ardieron completamente, dejando a una única figura en el centro, con la varita en lo alto, y mirando fijamente a Gabrielle. Que no tardó en reconocerlo. Se quedó muda de asombro, y tan solo pudo murmurar:

- Tu…deberías estar muerto.