Aquella noche el frió era insoportable, la niebla se colaba por las ventanas y Hermione Granger no lograba conciliar el sueño, cuando ya no soportaba más el frío se levantó y se dirigió al armario que se encontraba a los pies de su cama sacó de el una cobija la puso sobre su cama y volvió a acostarse.

Pero el sueño no lograba apoderarse de ella, comenzó a recordar aquellos días en Hogwarts en los que la aventura era un detalle más en sus vidas.

Ya habían pasado cinco años y las aventuras se habían borrado de su vida. Desde su salida del colegio no había decidido que quería estudiar y hasta solo unos mese había decidido alfil ser sanadora, en cuanto a Harry y Ron desde mucho antes de salir del colegio habían decidido ser aurores, hace cinco años que lo eran y por su trabajo no le era muy fácil pasar mucho tiempo con ella pero siempre estaban escribiendo, contándole sus aventuras a Hermione la cual a veces los celos la invadían pero al final lo tomaba con alegría pues sus amigos eran felices.

Poco a poco el sueño fue apoderándose de ella quedándose profundamente dormida soñando en todas aventuras que vivieron los tres.

Aquella mañana aún hacía frío, se levantó de muy mala gana pero tenía que estudiar, fue al baño tomó una larga ducha, se vistió, bajo las escaleras y fue a la cocina para tomar desayuno, al entrar descubrió sobre la mesa de la cocina a una linda lechuza que la miraba deseosa de entrar su carta. Hermione reconoció en seguida que era una carta de Harry y Ron, cuando comenzó a leerla en seguida descubrió que algo andaba mal no era como todas las cartas anteriores y comenzó a preocuparse, se sentó en una silla junto a la ventano por donde había entrado la lechuza y lentamente repasó cada una de las palabras que la carta le daba.

"Hermione:

(Nunca comenzaban así una carta, siempre iba acompañado por un querida, lago realmente serio ocurría)

Hace más de un mes que hemos estado en una misión la cual no hemos querido contarte para no preocuparte, pero en estos momentos es indispensable que sepas algunas cosas. Hemos estado tratando con vampiros y creemos que por alguna razón de la cual aún no estamos seguros están tratando de localizarte, no te alarmes iremos por ti para protegerte pero necesitamos que no salgas de tu casa y no le habrás a nadie la puerta y no salgas por nada del mundo aunque se parezca a nosotros a menos que estés completamente segura y a menos que te digamos algo que solo los tres sepamos.

Cuídate, iremos por ti, no te preocupes.

Ron"

La mano de Hermione cayó lentamente dejando caer la carta la cual tocó el suelo como una delicada pluma pero las noticias que contenían pesaban mucho más.

- ¿Qué no me preocupe? – dijo gritando.

Cuando acababa de decir estas palabras golpearon a la puerta, Hermione se quedó quieta sin decir ninguna palabra.

- Hermione, abre somos nosotros – dijo la voz de Harry.

Pero la chica siguió parada sin hacer ni decir nada.

- Abre, no hay tiempo tenemos que irnos rápido – dijo un chico con la voz parecida a la de Ron.

Pero cuando Hermione se dirigía a la puerta para abrirles el primer chico que le había hablado volvió a dirigirse a la chica.

- Abre maldita sea.

Los hombres habían perdido la paciencia y comenzaron a golpear la puerta para echarla abajo. Hermione corrió hacia las escaleras en el momento en que los hombres tiraban la puerta, un hombre la tomó del tobillo haciéndola caer, la chica trataba de soltarse pero los hombres eran aún más fuertes, unos de los hombres pronunció una palabras y Hermione poco a poco empezó a quedar inmovilizada

- Suéltenme- les gritó a los hombres.

- Si te quedas quieta no te pasará nada – le dijo el hombre que le sostenía los pies.

Hermione logró ver el rostro a uno de los hombres, era de una tez morena con una tupida barba en el lado izquierdo de la cada tenía una enorme cicatriz que lo hacía ver demacrado y viejo pero por la voz se le notaba que no tenía más de 25 años.

Mientras el otro hombre le tomaba los brazos con una cuerda que salía de su varita, pero Hermione no logró verle el rostro pues traía una especie de máscara.

De repente comenzó a sentir que el hechizo que la había inmovilizado perdía su efecto y le pegó al hombre de la máscara el cual le devolvió el golpe dejándola inconciente.

Mientras que en una enorme mansión en el otro lado de la cuidad un muchacho era sometido por una prueba que le ordenaba su padre.

- Tienes que hacerlo es la única manera de demostrar tu lealtad al Señor Oscuro.

- No entiendo – dijo el muchacho – si el trabajo sucio lo hacen ustedes – refiriéndose a los mortífagos – ¿Por qué esta vez me corresponde a mi?

- Quieren probar tu lealtad hacia el Señor Oscuro, Draco tienes que hacerlo – dijo Lucius subiendo el tono de su voz – no te acobardes a estas alturas cuando él está comenzando a confiar en ti.

- No lo haré padre – dijo el rubio irguiéndose para demostrar a su padre que estaba dispuesto a hacer lo que le habían pedido.

Lucius salió de la sala dejando a Draco solo, este se sentó en un sillón negro frente a una gran chimenea.

- Tengo que hacerlo, no me puedo acobardar – se dijo el muchacho –no puedo serle desleal.

Luego de planear que es lo que haría para matara la sangre sucia recordó que su padre le había dicho que pasara por su oficina a buscarla información de quien sería la victima.

Entró a la oficina y solo saco la carpeta sin hacer nada más , nunca le había gustado aquella sala así que dirigió a el salón principal a estudiar a su victima.

- No puede ser – dijo al abrir la carpeta.

- Algún problema – Lucius estaba detrás de el examinándolo – ¿Supongo que no te has acobardado?

- Claro que no padre, solo estudiaba a la asquerosa sangre sucia.

- Creo que es hora de que cumplas con tu orden antes de que el miedo haga cambiar tu decisión.

- ¿Pero es de día? – dijo el chico extrañado.

- Si haces un buen trabajo de día ¿Mejor de noche no?

Lucius lo miró un instante con una sonrisa burlona y luego salió de la sala.

Draco tomó su capa de viaje y se dirigió a la casa de su primera victima Hermione Granger la cual quedaba a solo unas cuadras del Ministerio de Magia así que no le costó trabajo encontrarla.

Mientras caminaba hacia la casa de la castaña pensaba en cuando la odio durante el colegio y que ese sentimiento aún lo sentía cinco años después y que el trabajo no se le haría para nada difícil después de todo siempre había querido matarla.

Cuando llegó a la casa de la ojimiel notó que una lechuza entraba por una ventana de la casa de Granger dejándola abierta.

- Esto cada vez se me está facilitando más – dijo Malfoy.

El rubio aprovecho la oportunidad y entró por la ventana. Estaba en la cocina, miró por todos lados, sobre la mesa del centro de la cocina estaba la lechuza que había visto entrar esperando que alguien le tomara el sobre que llevaba en su pata.

Cuando Malfoy se disponía a quitarle el sobre sintió unos pasos que se dirigían hacia él, rápidamente se escondió en un armario junto a la puerta que daba hacia el patio y se quedo mirado lo que ocurría por una pequeña rendija.

-¿Granger? – se pregunto malfoy al verla entrar, llevaba una linda falda escocesa con una chaleco rojo y el cabello suelo sobre los hombro, ya no era enmarañado como en el colegio, su cuerpo ahora era formado y mostraba a una linda muchacha.

La chica se acerco pasando muy cerca de Malfoy permitiendo que el chico percibiera su olor a rosas, tomó la carta y comenzó a leerla, algo le ocurría pues su expresión cambio y luego dejo caer la carta, la chica se puso de pie y en esos instantes escucho que golpeaban muy fuerte la puerta pero la castaña no se movió por nada cuando se estaba acercando corrió y desapareció de la cocina.

Malfoy salio del armario y se acerco a ver lo que ocurría, dos hombre la atacaban dejándola inconciente, el chico trato de esconderse nuevamente pero uno de los hombres lo vio dejando sin tiempo a Malfoy para que reaccionara un hechizo le dio justo en el cuerpo dejando inconsciente.