E P Í L O G O

"¡Serán castigados por ir en contra de los dioses!"

La voz provenía de algún lugar que ninguno de ellos podía ver. Era el gran juicio que tan injusto era. Pero nadie intentaba oponer resistencia y ninguno de los dorados se retractaba de lo que habían hecho.

Estaban preparados para afrontar aquel castigo divino.

"Vuestras almas vagarán… jamás encontrarán el descanso eterno"

Nunca, que supieran, lo habían esperado. Habían sido preparados para combatir desde que tenían uso de razón y los efímeros momentos de paz que habían gozado en sus vidas se habían esfumado hacia mucho tiempo.

"Hagan lo que quieran" - Parecieron pensar todos al mismo tiempo ante aquel reto.

Saga y Kanon permanecían juntos escuchando pues su voz había sido suprimida. Observaron en derredor sólo para toparse con las glaciales pupilas de Camus, el temple erguido de Milo, la indiferencia de Shaka, la serenidad de Mu, la paciencia de Dohko y Shion, el arrepentimiento de DM y Afrodita así como la impavidez de Aioria, Aldebarán y Shura. ¿Y ellos? Simplemente escuchaban. Ya se temían lo que iba a ocurrir y estaban preparados.

"Preparaos… para vagar por el mundo en buscar del perdón y la compasión"

"Saga" – Lo llamó Kanon por medio de la mente.

"¿Si?"

"Ahora si es el fin… ¿verdad? No puedo creer que Athena se haya dado por vencida…"

"No creo que lo haya hecho, Kanon. Ella ama a la humanidad como nadie más. Y además están los de bronce. No permitirán que tanto sacrificio haya sido en vano… No lo tolerarían" – Contestó sin mucha convicción Saga.

"Ja. Más les vale, que si no lo hacen yo mismo iré y les patearé el trasero… Si salimos de aquí algún día."

Saga sonrió. Supuso que Kanon hizo lo mismo, porque de repente ya no se oyeron más.

Allá, en el Santuario, se alza una gran roca. Lleva esculpidos los rostros de los caballeros dorados, quiénes fueran alguna vez de la elite de los protectores de Athena.

Aunque si se mira bien, no es una simple roca. En ella están depositadas sus almas. Es por eso que el agua que cubre aquella roca es cálida.

Es por eso que a veces, cuando nadie lo puede ver, resbalan gotas de ella. Gotas que no son más que lágrimas de los guerreros que dieron su vida y su alma por la humanidad.

F I N


N/A: Este sí es el fin de mi historia, de Líneas Paralelas. Disculpen el haberme atrasado tanto tiempo, esta autora no encontraba motivación. Pero ya era hora de finalizarla.

Antes que nada, GRACIAS a todos los que me siguieron hasta aquí. A los que se animaron a dejarme un review, a los que no también. Ah, esta historia en particular le tuve mucho cariño. Pero si algo no quedó como deberían, pueden decírmelo. Creo que la nostalgia me vence y la subo sin modificarle nada.

En fin... prometo continuar dándoles lata.

Hasta entonces, se me cuidan mucho.