Caliente

Por: Maleysin

Capítulo 3

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-Papá, por favor…

-¡¿Por favor?!. ¡¿Qué dices, Yamato?!

Yamato miró directamente a los ojos de su padre y luego los bajó en vergüenza.

-Por favor no te enojes… -dijo en voz baja.

-¿Que no me enoje? –preguntó incrédulo- ¡Acabo de sacarte de la cárcel! Los acabo de sacar de la cárcel. –Corrigió volteando a ver a Taichi con ojos llenos de coraje. –Y tú¿qué tienes que decir?

Taichi lo miró con ojos determinados.

-Respecto al dinero de la fianza, puedo regresárselo; -respondió serio- pero respecto a Yamato, lo único que tengo que decir, es que lo amo.

Ojos azules se abren grandes y sus mejillas comienzan a colorarse rosa cuando siente la mano de su novio sobre la suya.

La pareja luego escucha un largo suspiro y voltean a ver al señor Ishida, pasándose las manos por el cabello en desesperación, caminando de un lado al otro por la pequeña sala del departamento en el que padre e hijo habitan. Después de otro largo suspiro, Masaharu finalmente se detiene, se talla los ojos con las manos, y voltea a verlos, la mirada seria, molesta, pero ya no irascible.

-Escúchenme, escúchenme bien, ambos. ¿Entienden lo que acaba de pasar?

Volteando a ver a su hijo y… eh… amigo o amante o lo que fuera, Masaharu suspiró por tercera vez y se sentó en el sillón frente al sofá.

-¿Creen que no sabía?. ¿Qué creían que pensaba cuando llegaba, todo estaba oscuro y salían de tu habitación hechos un desastre? Yamato, -le habló a su hijo- yo soy hombre también, y me doy cuenta cuando entro a la casa y huele a sexo o hay manchas de semen en los muebles.

Las mejillas de Yamato se tornaron escarlata y Taichi abrió la boca en sorpresa. Entonces, si papá Ishida sabía sobre su relación¿por qué no había dicho nada? En cambio, el rubio se moría de la mortificación. ¿Manchas de semen y olor a sexo? Podía sentir su rostro hirviendo de vergüenza.

-Yamato.

El Ishida menor volteó a verlo, algo nervioso.

-Respeto la relación que compartes con Taichi, –le dijo suavemente- sabes que lo considero como parte de la familia. –Se dirige al moreno- Y a ti, te confié a mi hijo, creyéndote buen muchacho. –Comienza a mover lentamente la cabeza en negación- Mi coraje no es por eso. Me traicionaron, ambos.

La pareja sube la cabeza, mirando detenidamente a Masaharu.

-Acabo de sacarlos de prisión por tener sexo en un lugar público. Entiendo que a su edad las hormonas sean difíciles de aplacar¡pero al cine se va a ver películas!. ¿Qué demonios pensaban? Tienen suerte que conocía al oficial y no quedará en su expediente. Ahora, -dijo mientras se levantaba- los dejo solos por cinco minutos para que me digan cuál creen que deberá ser su castigo. ¡Y nada de sexo mientras estoy en la casa!

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Yamato secó el último plato y lo colocó con los demás. Miró alrededor de la cocina, tratando de ver que no quedara nada sucio, y una vez satisfecho, desabrochó su mandil rosa, lo colgó y al voltear para salir encontró a su papá bloqueando la salida.

-La cena estuvo deliciosa.

El rubio sonrió un poco.

-Qué bueno que te gustó.

El silencio comenzó a llenar la habitación. No era incomodo al principio, pero el aire se tornaba más tenso cada segundo que pasaba, Masaharu viendo a su hijo, y el rubio mirando a todas partes menos a su padre. La vergüenza todavía lo llenaba y no se atrevía a dirigir sus ojos hacia la persona a la que le debía la vida.

-Espero que sepas que el castigo es para tu propio beneficio. Sé que eres lo suficientemente mayor como para ser castigado, pero no encuentro otra forma en que me puedas pagar lo que te presté.

Yamato sacudió la cabeza.

-Entiendo papá. Buenas noches. –Y salió de la cocina.

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-¿Sigue molesto?

Yamato suspira y abraza su almohada más fuerte, el teléfono inalámbrico presionado entre su oreja y la almohada donde descansa la cabeza.

-No, creo que ya no. De todas maneras no me gustaría provocarlo de nuevo.

-Aún así¡se me hace injusto! –el moreno se escucha frustrado- después de haber estado separados por un mes, en incontinencia por casi dos¡prohibirme ir a tu casa es demasiado!

El rubio vuelve a suspirar, ahora cansadamente.

-Taichi… -le llama suavemente- Sabes que odio no tenerte en mi casa, sobre todo porque es el lugar donde podemos estar mejor a solas, pero es sólo por un par de semanas. –el rubio se cambia el auricular a la otra oreja- Además, nos pudo haber ido mucho peor ¡imagínate qua hubiera llamado a tus padres!

-Bueno… tienes razón, eso sí hubiera sido un problema.

Y así era. A pesar de que todos los amigos de la pareja sabían de su relación, los padres de ambos lo ignoraban. Bueno, ahora Masaharu lo sabía, pero fue a partir del pequeño accidente que los llevó a la cárcel. Los novios habían decidido no hacer pública su relación hasta que pudieran establecerse solos en una casa a parte de su familia.

Y aunque por parte del padre de Yamato había sido relativamente fácil, los Yagami eran otra cosa. Taichi sospechaba que su mamá sabía, pues cuando el rubio va a su casa, ella los mira con un brillo especial. Ambos están seguros que no es una mirada de odio o decepción, sino una de apoyo y orgullo, sobre todo por la forma en que ella repetidamente elogia a Yamato: "¡Qué buen cocinero eres!", "¡Eres un muchacho guapísimo!", "¡Me da mucho gusto que Taichi y tú sean tan buenos amigos!", "¡Qué bueno que mi hijo tiene a alguien como tú!".

Pero el Yagami mayor era otra cosa. En su presencia el aire es tenso. Mira a Yamato de pies a cabeza con ojos duros y críticos. Frunce el cejo cada vez que mira a su hijo y a su amigo de la infancia sentados demasiado cerca, o sonriéndose todo el tiempo, o tocándose más de lo que los amigos normales lo hacen.

La pareja estaba segura que de enterarse el mayor de los Yagami, algo malo pasaría. Así que era mejor evitarlo lo más posible. Sabían que era retrasar lo inevitable, pero por el momento, así estaban bien las cosas.

Quizá el castigo de no recibir a Taichi en la casa de los Ishida por dos semanas enteras parecía algo brusco (sobre todo porque es el único lugar donde realmente pueden tener privacidad), pero la verdad es que pudo haber sido mucho peor. Pudo haber quedado en sus antecedentes criminales "Sexo ilícito en un lugar público", y eso mancharía el historial de cualquiera. Así que, ambos tenían que resignarse a otras dos semanas sin poder culminar sus relaciones físicas.

-No es tan malo. –Yamato se recostó de espaldas y miró el techo de su recámara – Llevamos cuatro días y no nos ha afectado tanto.

El rubio escuchó al moreno resoplar del otro lado de la línea.

-No nos ha afectado porque todavía no superamos el susto del cine. –ahora fue el turno del moreno para suspirar- Aún así¡ya no recuerdo cuándo fue la última vez que te besé!

El rubio rió con gusto.

-Ayer, Taichi, cuando fui a tu casa. –el Ishida sonrió tiernamente- Antes de irme me robaste un beso.

Después de haber pasado una tarde jugando videojuegos y viendo televisión, presionados juntos en el sofá de la sala, había llegado la hora en que llegaba el señor Yagami, por lo que tenían que separarse un poco para no recibir feas miradas en su dirección. Afortunadamente la tarde se pasó sin inconveniencias, gracias al buen humor y la gentileza de la mamá de Taichi, quien inmediatamente sentó a todos a la mesa a cenar.

A Yamato le gustaba estar con Taichi y su familia. A pesar de cualquier animosidad, el aire es ligero y todos están acostumbrados a hablar y reír mucho, algo no muy acostumbrado en el departamento de los Ishida. Aún así, a la pareja le pesaba estar tan cerca y no poder siquiera tocarse en lo más mínimo; así que, a la hora en que el rubio se despide para irse a su casa, y Taichi lo acompaña a la puerta para despedirlo, aprovecha para "robarle" un pequeño beso en los labios.

-Tienes razón¡pero ya quiero abrazarte! –el tono del moreno se escucha algo desesperado- Sabes que no soy muy tolerante a estar sin ti…

El rubio siente su pecho contraerse y una expresión soñadora invade su rostro.

- Le dije a Hikari que se tomara la tarde para salir con sus amigos, así nuestra habitación queda sola… -el moreno baja su tono de voz, tratando de sonar seductivo- No puedo esperar a besarte por todas partes…

Aunque todo sonaba muy bien, Yamato no pudo evitar soltar la carcajada.

-Taichi¡eso es imposible! –dice riendo- La puerta de tu habitación nunca se cierra¿no se vería muy raro que de repente llegue yo, mientras Hikari no está, y nos encerremos ahí? –el rubio escucha al otro refunfuñar- Además, quiero respetar tu casa. No me gustaría hacer algo "obsceno" con tu mamá al lado de nosotros, en la cocina. Eso no estaría bien.

- ¡Yamato, siempre le quitas la diversión a todo!. ¿Por qué tienes que ser tan correcto?

-¡Taichi! –responde el rubio imitando el tono del moreno- ¿No aprendiste nada de haber estado detenido? No vuelvo a hacer nada en público, o con público jamás.

Los dos quedaron en silencio por un momento. Uno decidido, el otro impaciente.

-Además, si ya pasamos tanto tiempo sin… ya sabes… ¿qué tanto son dos semanas más? –el rubio continúa resignado- Creo que podemos lograrlo.

Creo siendo la palabra clave. Después de tanto tiempo sin haber eyaculado, ahora todo le causaba andar caliente y erecto. El moreno estaba igual. Un día hablando por teléfono, ambos habían decidido no masturbarse hasta poder completarse juntos, pues sentían que si uno se "aliviaba" sin el otro, estarían siendo injustos. Claro que ese pacto se había hecho cuando Yamato todavía andaba de tour; ninguno se imaginaba que al llegar las cosas se complicarían tanto.

De todas maneras, ambos estaban tensos. Yamato pensaba que siendo pareja y amándose tanto, era ridículo frustrarse tanto por no poder tener sexo¡la compañía y el cariño debían ser suficientes! En cambio, Taichi pensaba que siendo pareja y amándose tanto, era ridículo no poder tener sexo ¡la compañía y el cariño es bonito, pero no suficiente!

Ya habían tenido algunas discusiones sobre el tema, pero no llegaban a un acuerdo. Las conversaciones terminaban en agitaciones que los dejaban más excitados que enojados, y eso no era bueno. Por lo menos no lo era hasta que pudieran tener algún tiempo para estar solos –preferiblemente en algún lugar privado.

- Yamato… Yama… -la voz del moreno es suave y tierna- ¿sabes que te adoro? Te amo como nunca creí que fuera posible.

El rubio cierra los ojos y siente su pecho contraerse.

- Después de tantos años juntos, me sorprende seguir sintiendo cosquillas en el estómago cuando me dices que me quieres –ambos ríen levemente; obviamente sintiendo las mencionadas cosquillas- No entendía por qué alguien querría casarse con otra persona, dedicar su vida a alguien; me parecía tonto. Pero estando contigo…- un suspiro largo y profundo- de verdad, Yama, no pienso en otra cosa que estar a tu lado, para siempre…

Los ojos azules del Ishida se llenan de sentimiento y se lleva la mano desocupada a ellos, tratando de evitar que las lágrimas caigan.

-Taichi, no me gusta que me digas esas cosas… -dijo con voz temblorosa.

-¿Por qué no?

-Porque creí que era imposible, pero me enamoro cada vez más de ti¡y no puedo esperar a estar contigo!

- ¿Puedes venir? Paso por ti y vienes, al cabo Hikari y mi mamá están con la vecina, y papá no ha llegado de trabajar.

Yamato sacude la cabeza en negación.

-No puedo. Mi papá está por llegar y no puedo salir sin su autorización. Quizá cuando llegue…

Ambos suspiran al mismo tiempo y luego ríen fuertemente.

- Somos unos ridículos¡parecemos un par de niñas sentimentales! –Taichi finge indignación- Mira en lo que me haz convertido, Yamato, ahora parezco un personaje de telenovela.

- ¡Yo no tengo la culpa! No puedo evitar ser tan lindo y que por eso me quieras tanto –responde pícaro.

- Así es. Por lindo.

- Y además, soy endemoniadamente sexy.

- Endemoniadamente sexy –el moreno alarga la última palabra- Con esos ojos azules tan profundos; ¡tu sonrisa! Esa que sólo yo veo, me vuelve loco…

Yamato le habla dudoso.

-¿De verdad?

-¡Claro! Y la manera en que caminas cuando me quieres excitar; das los pasos lentos, pero largos, levantas una ceja y te muerdes el labio inferior, mueves un poco tus caderas y te pasas una mano por el cabello…

El rubio se sorprende un poco ¿De verdad hacía eso?

-¿Y funciona?

- Claro. Aunque sólo verte, o sólo oír tu voz, como ahora… ¡me pones mal!

-No digas eso…

-¡Pero cómo no! Deberías verte. Tu piel es tan lisa, Yamato, -Taichi hablaba con voz profunda y alargando las palabras- cada centímetro de tu piel se siente como seda…

Yamato de repente sintió su boca seca y se mojó los labios con la lengua, cambiándose el auricular de nuevo, rápidamente, para no perderse nada.

- Me encanta tocarte, por todas partes… tus mejillas, tus hombros, tu espalda, la curvita de tu cintura, tus caderas tan bonitas. –el moreno ríe tiernamente, y su tono cambia de nuevo, se le nota necesitado- Me fascina, Yamato, correr mis manos por tus muslos, porque te dan escalofríos por todas partes…

El rubio cierra los ojos y su respiración comienza a agitarse, casi sintiendo las manos de Taichi haciendo todo lo que decía.

-Tai…

- ¿Sabes, Yamato, que mis manos son la medida exacta de tu trasero? Es como si hubieras nacido exactamente para mí; para poder tomarte y apretarte a mi antojo. Me encantas, me encanta verte sonrojado cuando te desnudas para mí, y cuando corro mis manos por todas partes…

El rubio se muerde los labios. La voz de Taichi le daba escalofríos y sentía sus mejillas calientes, señal de que estaba sonrojado.

-Tai… no sigas, me…

-¿Te estás excitando? –lo interrumpe el moreno- Porque yo lo estoy sólo de imaginarte así… Dime, Yamato¿cómo te sientes?

-Uhm… me siento algo… caliente… de la cara y el cuello…-no pudo evitar tartamudear un poco.

-¿Sabes, Yamato? Deberíamos grabarnos algún día mientras lo hacemos. Deberías ver tu cara mientras… -el moreno se pausa y respira profundo- Quítate tu camisa, Yamato.

-¡¿Qué?! –dice abriendo bien los ojos.

-¡Hazme caso!

-¿Para qué? –pregunta dudoso.

-¡Hazlo!

Yamato duda un poco y luego comienza a desabotonar su camisa con la mano desocupada.

- Ya…

Escucha a Taichi respirar profundo de nuevo y cierra los ojos.

­- ¿Sabes cuál es mi parte favorita?

El rubio vuelve a sentir escalofríos ante la voz del moreno.

-… ¿Cuál?...

- Desabotonar tu camisa, lentamente, mientras beso tu cuello. Puedo sentir tu pulso debajo de mi boca¿sabes? Cuando te toco… ahí…cuando me meto dentro de ti, te siento pulsar… -Taichi gime y el rubio no puede evitar levantar sus caderas un poco en respuesta- Pero lo que más amo… Yama… ¿cómo están tus pezones?

Yamato sube su mano desde su estómago hasta su pecho y gime al entrar en contacto con su pezón derecho.

-¿Ya está duro, verdad?

-Uhmmm… -asiente con la cabeza y continúa tocándose lentamente.

-Tócalo alrededor, Yama… ¿lo sientes? Se va endureciendo cada vez más… -también la respiración del moreno se empieza a agitar- Saben deliciosos, Yama… lámete los dedos, y toca la punta de tu pezón…

El rubio no puede evitar obedecer a su novio. Ya no piensa y el teléfono ya no existe, siente a Taichi a su lado, viéndolo obedecerle, y esto lo excitaba aún más.

-Ah… Taichi…

-Uh… tócalo todo, como si fuera mi lengua lamiéndote por todos lados… ¿te gusta?

-Sí… uhm…

-Quiero escucharte, Yama, quiero saber si te gusta que te muerda tus duros pezones rosas, dime¿qué sientes?

-¡Ah! – el rubio se pellizca y tira la cabeza atrás con un pequeño grito- Ah… están duros… me gusta…

Yamato sentía las mejillas ardiendo mientras con una mano torcía su abusado pezón y con la otra apretaba el teléfono a su oreja.

-Pero Yamato, el otro se siente solito… ¿lo vas a dejar solito?

-N-no…

El rubio pellizca bruscamente su otro pezón y exhala fuertemente por la boca.

-Ah… Yamato, se siente tan bien… pero no es suficiente… suelta el teléfono y pon el alta voz.

-No… -responde sin dejar de sobarse el pecho.

-Nadie te va a escuchar… somos sólo tú y yo…

Yamato respira fuertemente ahora y aprieta sus piernas juntas, pues puede sentir su erección dolorosa molestándolo y recordándole el tiempo que lo ha tenido en el abandono. Sin pensarlo dos veces presiona el botón del alta voz y tira el teléfono a lado de su cabeza, rápidamente usando la mano antes ocupada en el teléfono para molestar su pezón olvidado.

-¡Tai, ah!

-Se siente mejor ¿verdad? Tus pezones tan dulces, Yama… ¡me vuelven loco! Me los devoro, Yama, me desespero y no puedo dejar de succionar…

Comienza el rubio a gemir ruidosamente, pellizcándose tan fuerte como si Taichi estuviera tratando de arrancarle los pezones a mordidas. Su espalda se arquea y apenas toca la cama, tratando de ofrecer su pecho a un Taichi invisible. Ya le dolía, pero no le importaba, se sentía tan bien…

-¿Te puedes venir, Yamato? –el moreno comienza a jadear junto con el rubio- ¿Te puedes venir sólo jugando con tus pezones?

Yamato no lo dudó.

-¡Sí!

-Abre entonces tus pantalones, quítate todo, quiero verte explotar…

Se escuchó del otro lado de la línea un zipper bajando y el sonido de Taichi liberando su sexo de los confines de sus boxers y Yamato procedió a bajar de un tiro pantalón y ropa interior.

-Yama… me pones tan duro… estoy chorreando a montones…

El rubio instintivamente abre sus piernas y con una mano toca un pezón y con la otra soba el interior de su muslo, no atreviéndose a tocar los genitales hasta que Taichi se lo pidiera.

-¿Qué hago? Uhm… ¡ya no puedo!

-Yo también, me quiero venir… tócate Yamato, toma tu pene y apriétalo, yo –se escucha un gemido ronco- estoy haciendo lo mismo.

Yamato coloca su mano alrededor de su sexo y aprieta fuerte, un grito escapándosele involuntariamente.

-Yama… siento que exploto… sólo de pensar en cómo te tocas… -el moreno no podía dejar de jadear ya- dime, Yamato¡dime!

El rubio escuchaba el sonido peculiar de la mano de Taichi contra su gorda erección y sentía su visión nublarse.

-Siento… ¡ah, Taichi!

-¿Te estás mojando?

El puño del rubio se movía rápidamente sobre su pene, líquido saliendo de la punta de su glande, humedeciendo su mano y su erección.

-S… sí…. ¡uh! Tai…

-Yamato… siente cómo corro mi lengua por tu sexo, necesito probarte… -las palabras de Taichi se cortaban, su respiración era tan agitada, que el rubio sabía exactamente la velocidad con la que su novio se masturbaba; así era cómo Taichi hablaba cuando estaba dentro de él, penetrándolo suavemente para no lastimarlo. Así, Yamato bajó la velocidad de su mano y trató de ir al mismo tempo que el moreno.

-Tai… ¡es que ya no puedo! Te necesito…

El desespero era evidente en el rubio, y el moreno pudo haber sentido compasión, pero era obvio que se estaba divirtiendo demasiado.

- ¿Qué necesitas?

El rubio comenzó a sacudir la cabeza de lado a lado en desesperación. Sus testículos se sentían apretados por la espera; su erección aprisionada dentro de su mano estaba roja y brincaba en anticipación; pero lo que más le desesperaba, era el vacío que sentía dentro de él. El vacío que sólo Taichi podía llenar.

-A ti… uh… dentro de mi...

-¡Ah...¡demonios, Yamato! –se escuchaba a Taichi masturbarse más fuerte- tócate por dentro¡anda!

Yamato llevó la mano que tenía abandonada sobre su pezón a su entrada y presionó con su dedo medio. Sólo la punta entró.

-¡No puedo! –gritó con desesperación, su otra mano aún jalando su sexo- Está muy apretado…

-¡Yama…to! ­–gruñe con placer- ¡Mójate los dedos y hazlo!

El rubio obediente se mete tres dedos a la boca e inmediatamente mete uno dentro de su entrada, lo más profundo que pudo, abriendo las piernas aún más y levantando sus caderas de la cama, aún tratando de ofrecerse a Taichi, aunque no estuviera con él.

-Está tan apretado dentro de ti…

Otro dedo entra y Yamato comienza gemir al mismo ritmo que se penetra.

-¡Ah, ah, uhm! –un dedo más y el rubio ya no distingue entre el salir y el entrar dentro de él, su mano se mueve a la velocidad que conoce, que es la de Taichi penetrándolo con abandono. –Caliente… Tai… siento caliente…

-Fu… ¿me sientes Yamato?. ¿Puedes sentir lo grande y duro que estoy?

-No… ¡más!

Yamato entonces metió otro dedo. Le dolía, pues nunca antes había tenido cuatro dedos dentro de él, pero para poder sentir algo remotamente parecido a su novio, tenía que meter casi la mano completa.

-Me vengo... ¡Tai, ya no puedo!

-¡Hazlo, junto conmigo!

Los dos respiraban apresurados, sentían los pulmones a punto de reventar pero no podían parar ya. Taichi furiosamente masturbándose y Yamato penetrándose con una mano y con la otra apretando sus testículos, iban acercándose cada vez más al clímax.

El rubio cerró los ojos fuertemente, abrió la boca para eyacular, y escuchó el grito más ensordecedor que jamás había escuchado.

Y no fue el de Taichi explotando de placer.

-¡Ay, dios mío¡¿qué haces?!

Yamato paró todo movimiento y se sentó en su cama con los ojos desorbitados.

-¡Mamá, cuántas veces te he dicho que no entres sin tocar!

Aunque sabía que ya no iba a poder eyacular (pues tenía que hacerlo junto a Taichi, sino, se rompía el pacto), habían muchas cosas que el rubio podía hacer en ese momento. Podía colgar y dejar que su novio arreglara la solución en su cuenta. Podía quedarse callado y escuchar cómo regañaban a su mejor amigo por hacer esas cosas sin importarle nada. Podía carcajearse y esperar que Taichi no estuviera en altavoz y su mamá no reconociera su voz.

Escogió la tercera.

-¡Yamato, no te rías! –gritó el Yagami enfurecido.

- ¿Yamato? –preguntó la mamá incrédula. -¿Yamato, eres tú?

Oh, demonios.

-¡Demonios! –al parecer Taichi y él pensaban lo mismo.

-Hola, señora… -contestó avergonzado.

-¿Así que eras tú el que estaba haciendo que Taichi…?

- ¡Mamá! –el tono del moreno no podía ser más apenado - ¿Por qué mejor no te vas?

El rubio arqueó una ceja, ahora entretenido por la conversación de los Yagami.

-Ay, hijo, es normal que un muchacho de tu edad haga esas cosas¡que no te de pena!

- ¡Mamá!

Yamato se carcajeó de nuevo.

- ¡Yamato!

-Bueno, ya me voy –dijo la señora, resignada-. Yamato, fue un gusto saludarte. ¿Te espero mañana a cenar con nosotros?

- Sí, señora… - ¿Con qué cara se iba a presentar ante su ahora suegra después de lo que pasó?

-Entonces hasta mañana. Y tú –ahora dirigiéndose a su hijo- Más te vale que limpies tu cuarto. ¿Quieres que tu noviecito vea tu mugrero?

-¡Ya, mamá, por favor vete!

Se escucha una puerta azotarse. Taichi se había levantado de la cama, sacó a su mamá, y cerró la puerta con enojo.

-No puedo creerlo… ¡tu mamá te miró tu cosita! – se burló riendo.

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¡Hola, queridísimos lectores!

Ah… hacía tanto tiempo que no andaba por estos rumbos… ¡pero ya estoy de vuelta! Por lo menos traigo otro capítulo de esta historia que me encanta. Siento que me quedó un poco más descriptivo que el capítulo pasado¡hasta yo me sonrojé mientras lo escribía! Pero así me gustan, ni modo…

Gracias a todos los que han dejado review¡ Sí continúo! Me tardo, pero mi mayor preocupación es escribir calidad, no cantidad, por eso a veces me tardo tanto (aunque la mayoría de las veces es pura flojera :P).

CieloCriss Gracias por todo, el honor es mío por tenerte de lectora. ¡Qué bueno que te guste el yaoi! Y qué bueno que mis fics sean de los yaoi que te gustan. Por las escenas descriptivas… sí, lo sé, a veces pienso que me paso y que debería dejar la imaginación del lector divagar un poco, pero los lemons no son para divagar, son para llegar al punto exacto. Aunque estos muchachos todavía no lleguen a él… :P

Hakion n' Xubose: así es, lo del gato fue mala onda, sobre todo con las hormonas locas como estos dos, pero ni modo, el luto de la hermana era primero. Y claro, jugar en lugares públicos, aunque puede ser excitante, también puede ser peligroso, y creo que terminar en prisión a nadie le gustaría… gracias por el review y por llamarme mala persona. ¡No eres la primera!

Yumi ¡De verdad volví! Lástima que moriste y no pudiste verlo :P La verdad es que sí me tardo, pero si me dejaran de mandar reviews, quién sabe si seguiría… ojala que cuando leas esta alerta no te mueras, para que puedas leer el capítulo.

yamataiYo también amo este fic. No puedo esperar a ver a estos muchachotes llegando hasta el fin, pero hay que ser pacientes. Gracias por tu elogio, y sí, es cierto, el lemon de esta pareja es lo mejor.

Angel-de-Luz. Ah, gracias por ser mi "fan", no hay nada mejor que alimento para el ego. ¿Y por qué la venganza¡Continué! Y más vale tarde que nunca. Tienes razón, al modo los amigos haciendo aparición en el peor de los momentos, y ni qué decir de la otra gente (gerentes, mamás, hermanas…); parecen tener el timing perfecto para echar a perder las cosas.

Lore-chan. Claro que no, ni si quiera lo pienses. Tú que me conoces desde ya hace varios años, sabes que mi computadora no es la más fiel de mis amigas, de hecho quienes estén en mi Messenger saben lo raro que es encontrarme ahí, y eso no tiene que ver con nadie; sólo con mi computadora. Lo siento por cualquier malentendido. Reitero mi admiración hacia ti como escritora, y espero no hayan resentimientos.

Shadow Card Captor. ¿De dónde eres? Habían dicho algunas cosas sobre el fic, menos que está guapísimo. Y ¿qué significa liarla? Gracias por el comentario, me trajo una sonrisa.

YuMi HiWaTaRi. ¡No! Jamás con otro, jamás mientras viva yo para impedirlo; ten por seguro que si no es Taito, no es nada. A mi tampoco me gusta ser tan mala con ellos, pues sufro la desesperación a la par, pero ¿qué puedo hacer si no pueden terminar? Ni modo, sólo habrá que esperar a ver cómo terminan…

¡Eso es todo! Estoy pensando en un capítulo más y el final, pues no sé qué tanto más podamos aguantar la calentura de estos dos. Lo malo es, que si lo termino¡ya no más Taito! Por lo menos por un tiempo, hasta que se me vuelva a ocurrir algo…

Gracias de nuevo por leer y por dejar review. El capítulo pasado no tuvo tantos reviews como el segundo, pero así de difícil es la vida… el caso es que ya me conocen, y sus comentarios no son en vano.

PS- Tengo muchos problemas con el editor de fanfiction-punto-net, así que los hago responsables por todos los errores de puntuación y signos (sobre todo los de exclamación e interrogación).

Sugerencias, comentarios, reclamos, regaños, elogios, etc. son bienvenidos.

¡Mantengamos vivo el fandom! TAITO FOREVER.

-Maleysin

¡REVIEW!