Sabor Amargo

Capitulo nueve: Muy acompañada.

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Hermione apartó a Draco de un empujón, acomodó sus ropas y se levantó a abrir la puerta. Se preguntaba quién podría ser. No podía ser Ginny ya que se había ido con su familia, talvez podría ser algún otro vecino, pero lo dudada, la mayoría se había marchado.

Entonces, ¿quién demonios era?

Al abrir la puerta, se quedó con la boca bien abierta, no podía creer lo que sus marrones ojos veían.

-Hola, Herm –una voz masculina la saludó.

-¡Harry!

Sin pensarlo dos veces, Hermione se le lanzó a los brazos. Tal acto no pasó desapercibido por los grisáceos ojos que los observaban con enfado. Draco Malfoy frunció el ceño. ¿Quién era ese tipo? A la vista del rubio, le parecía totalmente ridículo. Era un joven aparentemente de su edad, de cabello negro, lacio, un poco largo, traía puestas una gafas. Era alto, piel blanca y tenía una cicatriz en la frente.

-Pasa –escuchó cuando la castaña lo invitó a entrar y él aceptó –Bien, él es Draco Malfoy, –le dijo al moreno cuando éste posó sus ojos en el rubio –Mi jefe. Él es Harry Potter, mi amigo –esta vez se dirigió a Malfoy.

-Mucho gusto –dijeron al mismo tiempo, uno muy animado, el otro no tanto. Estrecharon sus manos.

¿Harry Potter? Que ridículo nombre poseía ese chico, al menos eso pensaba Draco.

-Espero no interrumpir algo –habló Harry después de sentarse en uno de los sillones, quedando así frente al rubio.

-No, como crees –contestó la castaña sentándose a lado de él, muy cerca por cierto.

-Claro que interrumpiste algo –Malfoy tenía un tono de voz ligeramente agresivo –Mi sexo Navideño… -pensó antes de terminar de hablar –Platica del trabajo, nada más. –Tuvo que salir con una buena mentira al sentir la mirada llena de furia que le dedicaba Granger si la delataba.

-Oh, lo siento mucho.

-¿Y qué haces aquí, Harry? Pensé que estarías con tu familia.

-Ah, lo estaba –dijo, mirándola a los ojos –Pero hablé a casa de tus padres y me dijeron que no habías podido asistir porque te quedaste encerrada a causa de la nevada y pues, quería hacerte compañía, pensé que estarías sola… -su ojos se posaron en el rubio –pero veo que no.

-Eres un encanto, Harry –y con todo el cariño que sentía en esos momentos, le dio un beso en la mejilla.

Harry Potter era uno de los mejores amigos de Hermione. Mejor se refería a que lo conocía desde hacía muchos años y que había tenido muchas de sus primeras experiencias con él. Harry era un joven muy atractivo, no sólo su físico lo era, sino también su carácter. Era simpático, amable, gracioso, excelente amigo, excelente amante (Herm lo sabía bien), risueño, soñador, dulce. Ósea, era el hombre perfecto para cualquier mujer. Granger y él habían sido pareja por un tiempo, pero sus carreras, sus trabajos, sus vidas, hicieron que se distanciaran. Ahora eran amigos, sólo eso.

Draco frunció de nuevo el entrecejo. Ese beso, por más pequeño e inocente que parecía, no le había gustado nada. Algo le decía que ese tal Harry Potter le traería problemas para alcanzar su meta.

Hermione se sentía frustrada. De estar sola, pasó a estar muy acompañada y con las personas que menos se imaginó. Por una parte agradecía que Draco apareciera, esos besos fueron espectaculares, pero por otra, igual le daba gracias a Dios que Harry tocara a su puerta, sino ella hubiese cometido el peor error de su existencia.

Harry se le quedó viendo un rato al rubio, se le hacía conocido.

Draco pensó que tenía cara de idiota.

-¡Ah! ¡Ya sé quien eres! –dijo entusiasmado el moreno. La chica lo miró alzando una ceja. –Eres el presidente de Malfoy Inc.

Aparte de idiota, lento.

-Vicepresidente en realidad, -dijo el rubio –Mi padre es el presidente.

-Genial, Hermione –se dirigió a la castaña –No me dijiste que trabajas con alguien tan famoso e importante.

-Me pareció algo irrelevante.

-Oye, una pregunta –Hermione y Harry miraron a Draco mientras se ponía de pie -¿Siempre ha sido tan amargada?

Los dos chicos se quedaron con los ojos abiertos ante la pregunta del rubio. Hermione tenía tantas ganas de ahorcarlo en esos precisos momentos.

-¿Amargada? –preguntó Harry con clara inocencia.

-Sí, ya sabes. Siempre anda molesta, con el ceño fruncido, trata de sonreír pero se ve muy falsa. –Draco terminó de explicar su punto.

-No, ella no es amargada –Harry quitó su cara de sorpresa para darle paso a una tierna sonrisa –Herm es una mujer muy dulce. -dijo al mirarla –Dulce, comprensiva, cariñosa, buena amiga y mucho más.

Ella se sonrojó.

Draco se enfadó.

-Pues conmigo no es así –frunció el ceño.

-Ah, depende de cómo la trates, claro está. –Explicó Potter –Eres su jefes, se vería muy extraño que actuara contigo de esa forma, de hecho ya es muy raro que estés aquí. –Sin querer, dio en el clavo.

-Ya te dije, cosas del trabajo –Hermione se levantó de su asiento, se había comenzado a sentir incómoda –No puedo ser contigo así –se dirigió a Draco –porque además de que eres mi jefe, no eres tan buena persona que digamos.

Ya no le importaba lo que dijera el rubio o si perdía su trabajo por sus comentarios, ya se encontraba harta.

Malfoy rió.

-Está bien, entonces me comportaré contigo.

-¡Bien! –exclamó Harry, no entendía la situación, pero se alegraba de que se hubiera solucionado. –Iré por algo de beber a la cocina, ¿se les ofrece algo? –preguntó antes de retirarse. Draco y hermione negaron con la cabeza –Bien, entonces será sólo un chocolate caliente –y se perdió de la vista de los dos.

De nuevo solos.

-Así que no estabas tan sola después de todo –Draco se levantó y se acercó a ella.

-Cállate, Harry sólo es mi amigo.

-Estás tomando demasiada confianza –dijo, serio, al ser callado por la castaña –Sabes que puedo despedirte.

-¿No ya lo habías hecho?

-No, me hiciste cambiar de opinión –sonrió travieso.

-Lo de hace un rato fue un error, que quede claro. –se dio vuelta y se sentó de nuevo en uno de los sillones.

-¿Error? –Preguntó divertido –Yo no lo creo, Herm.

Sonrió y se sentó a lado de ella. Una de sus manos se posó en las piernas de la chica, lo que le hizo sentir escalofríos. Los labios del chico se fueron acercando cada vez más al cuello de ella. Hermione sintió un choque eléctrico cuando la lengua del rubio lamió su desnudo cuello. Ella se quedó inmóvil. Aquella sensación era demasiado agradable como para negársele, sabía que dejarse torturar de esa forma motivaría más al arrogante joven, pero lamentablemente no podía alejarlo. Cerró los ojos al instante, se dejó llevar por la sensación. Estaba mal, sí, pero era intoxicante. Pero toda esa burbuja de sensaciones en la que había caído, explotó cuando una traviesa mano comenzaba a adentrase en su blusa. Ahora sí ya no podía dejarlo continuar, si Harry los vería ella no sabría que decir.

No, no sabría explicar.

-¡Ya! ¡Detente! –exclamó en un susurro para no ser descubierta por el moreno –Tú igual te has tomado demasiada confianza –dijo alejándolo de ella.

-Va, exageras –odiaba que lo interrumpieran cuando estaba inspirado.

-¡Harry nos verá! –frunció el ceño. De nuevo comenzó a sentir las acaricias del rubio -¡Ya! ¡Harry está en la cocina!

-¿Y qué? –preguntó -¿Nunca has estado en un trío?

-¡¿Pero qué dices?! –aquel comentario había confundido a la castaña.

-Sólo bromeo –dijo riendo –Será mejor que me vaya, sino te obligaré a hacer cosas que no quieras –sonó amenazante.

-Sí, vete –dijo con temor a perder su reconstruida virginidad de una forma no muy agradable.

Y sin despedirse de ella, Draco Malfoy salió del departamento, no sin antes dedicarle una lujuriosa sonrisa.

Él estaba feliz, se podría decir. Ahora ya sabía que Granger no se le resistía, que deseaba lo mismo que él. Ya había llegado a la segunda fase de su travesura, hubiera llegado a la tercera, pero no pudo. Todo era culpa de ese maldito Harry Potter, sólo había llegado a echar a perder su gran noche donde sabría de qué estaba hecha la castaña.

-Maldito, Potter.

Por su parte, Hermione se encontraba enfadada consigo misma. Sabía que él sólo estaba jugando con ella, además tenía una prometida. Pobre de ella, si se enterara qué tipo de hombre era Draco, lo dejaría, bueno al menos eso pensaba la castaña.

Las caricias de Draco, sus besos, sus lamidas, todo era irresistible. Ahora sabía muy bien el por qué era perseguido por tantas mujeres. Pero todo eso estaba mal, las sensaciones que había sentido esta noche tendría que olvidarlas. Odiaba a Draco…

Sí, lo odiaba.

O al menos eso creía.

-¿Ah? –una voz la sacó de sus pensamientos -¿Y Draco?

-Se ha ido.

Miró a la puerta.

Agradecía tanto que Malfoy se marchara. Ya no hubiera podido resistir más, ya no quería seguir sintiendo aquellas sensaciones confusas.

¡Draco no era más que un idiota!

¡Un idiota que la confundía!

Maldita mala suerte, ¿Dónde había acabado la buena?

Continuará…

NOTA: ¡¡¡GRACIAS POR TODOS SUS REVIEWS!!!

Espero les haya agrado este capitulo. Iba a poner que Ron los interrumpiera, pero pues creí más apropiado a Harry, Ron aparecerá luego.

Espero seguir recibiendo sus reviews, me motivan a escribir.