A/N: Por petición de mi mejor amiga, Zelha, traigo para acá el Diario de Chloe. Espero que lo disfruten tanto como yo.

-- Argesh

Disclaimer:Chloe es mía. Todo lo demás pertenece a sus respectivos autores.

-----

AND SO, IT BEGINS

Nunca he sido partidaria de poner mi vida por escrito pero, al parecer, en éste lugar es casi una obligación. "Ya hay más de dos amazonas que llevan un récord"… "Tú deberías hacer lo mismo"… Blá, blá, blá. Lo que no toman en cuenta es que yo no pedí ser traída a éste lugar, fui obligada. Como gitana, la vida era más sencilla; ver el mundo, ser libre, practicar lo que me gusta. Ah, esa buena época.

Ahora, a su diosa de la sabiduría se le metió en la cabeza tener refuerzos. ¡Y qué mejor que sean mujeres! Claro, en un lugar machista, la vida no podría ser más dulce: desde que llegué, prácticamente me cosieron una horrorosa máscara al rostro. Digo, nunca he estado muy orgullosa de mis facciones tan pronunciadas, pero esto raya en lo antihigiénico.

En fin, creo que no me gané el favor de Su Sabiduría cuando fui a quejarme; hasta me pusieron de entrenador personal a un maniático desquiciado cuya casa huele a patas en descomposición. Según me dijeron, les enseignants omniscients (1) se determinan por signo (yo soy Cáncer, por lo tanto me entrena el encargado de la casa de Cáncer), pero esto es un suplicio que a ninguno se le hubiera ocurrido jamás.

Mi adorado mentor se hace llamar Death Mask y, sinceramente, cuando alguien ve la expresión de pocos amigos que generalmente lo adorna, se entiende el por qué del sobrenombre. Eso sin contar el hecho de que a veces le da por reír maniáticamente si una mosca pasa. Realmente se le desconectaron los cables al pobre.

Y bueno, ya que relaté mis primeros días aquí, habrá que contar también el por qué de mi esplendoroso humor de hoy:

Todavía no daban ni las 4 de la mañana cuando sentí tremendo patadón en las costillas.

- ¡Levántate, niña! Hoy tienes mucho qué hacer -gritó una voz desde mi ahora pesadilla.

- ¿Tengo mucho qué hacer? ¿O tienes mucho que hacer pero me lo encargas a ? -murmuré mientras salía de la cama.

Para mi infinita desgracia, mon cher enseignant (2) escuchó mi inocente comentario y me golpeó, esta vez en el rostro. Creo que es la única vez en la que he estado realmente agradecida por la máscara.

Lentamente, me dirigí hacia la patética excusa de baño que me fue asignada y cerré la puerta.

- Merde… (3) -le dije a mi reflejo en cuanto descubrí mi cara. Se veía peor de lo que realmente era, para ser honesta. Pero, aún así, Masque de Mort sentiría el peso de mi venganza.

Antes de perder el aplomo, volví a poner la máscara en su lugar y salí del baño como si nada hubiese ocurrido lo cual, para mi sorpresa, enojó todavía más al Ermitaño.

- Darás 50 vueltas al Santuario completo y regresarás por nuevas instrucciones en exactamente… 4 horas. Bon chance! (4) -me dijo con el mayor sarcasmo posible mientras me daba la espalda para volver a dormir.

Cincuenta vueltas… ¡Cincuenta vueltas! ¿Qué parezco, corredora olímpica? Ce que je manquait, un lunático avec des délires de pouvoir (5).

Mi principal preocupación no eran los millones de kilómetros a recorrer, sino la hora en sí. Dios sabe que los Caballeros Dorados son criaturas de temer y más cuando se les despierta de golpe a las 4 de la mañana. Por suerte, mis años como ladrona furtiva dieron buenos resultados y pude pasar las dos primeras casas, Aries y Tauro, sin complicación alguna. Los problemas aparecieron en Géminis…

Para todo aquél que viva lo suficiente dentro del Santuario, es bien sabido que la casa de Géminis posee un laberinto imposible de flanquear. Claro, éste lindo hecho todavía no era de mi conocimiento cuando me adentré en él. ¿Cuánto tiempo fue que estuve perdida en ese espantoso lugar? No lo sé. Pero estoy convencida de que transcurrieron más de 3 horas cuando finalmente perdí la paciencia y ataqué una de las paredes.

- Il m'emmène le démon! (6) -le grité a una de ellas como si tuviera la capacidad de responderme y solucionar el dilema en el que estaba metida. Para mi horror, la pared respondió.

- ¿Por qué tan malhumorada, pequeñita? ¿Te perdiste, acaso? -resonó una voz que parecía provenir de todas partes.

Más sorprendida que aterrorizada, recobré un poco de mi calma y sonreí por debajo de la máscara.

- Prefiero enfrentarme a oponentes que se muestran, en vez de sostener conversaciones con paredes -las palabras que dije contenían más sarcasmo del que quería mostrar.

Y así fue como conocí a Saga de Géminis.

De la nada, un cosmo descomunal se dejó sentir por todo el lugar para luego concentrarse en un punto a mis espaldas. Di media vuelta lo más rápido que me fue posible, pero un ataque impresionante ya venía en camino y, para cuando pude darme cuenta, mi espalda había golpeado una de las columnas de la casa, la fuerza del golpe haciendo que el aire abandonara mis pulmones.

- ¿Mejor? -preguntó una oscura silueta que se aproximaba hacia mí.

- Sans doute, c'est un bon jour pour moi (7) -tosí patéticamente, esperando a que el bendito aire regresara a mí.

- Le crabe donne des problèmes? (8) -me peguntó la misma silueta mientras extendía una mano para ayudarme a ponerme de pie.

- Sí… ¡Hablas francés! -yo no terminaba de salir de mi asombro.

- No soy el único, pequeña. Aunque con el que podrías tener una conversación real es con el Santo de Acuario -me respondió un Santo realmente hermoso.

Después de una amena conversación con Saga, terminé de conocer por completo al Santuario y sus habitantes. Aunque, para gusto de la insaciable chismosa dentro de mí, hubo un tema que realmente se coló a todo lo demás: Zelha de Capricornio. No estoy muy segura, pero podría jurar que los ojos de Saga brillaban más cada vez que mencionaba a la Amazona; aunque, para despertar más mi curiosidad, trató de disimular el juguetón brillito.

Cuando me di cuenta ya habían transcurrido 5 horas y media desde que abandoné la casa de Cáncer en pos de mi imposible misión.

- No te preocupes, Chloe. Death Mask está dormido seguramente y, si acaso preguntara, yo puedo decir que pasaste cincuenta veces por aquí -me aseguró el infinitamente amable Saga.

Más calmada, regresé discretamente a la cuarta Casa y me dispuse a preparar el desayuno. Sin duda, mi rato en Géminis había aligerado mi humor.

Después de tomar mis sagrados alimentos, me dirigí a la habitación de mi adorable Maestro para que hiciera lo mismo pero, para mi desgracia, Cangrejito no es alguien que reciba bien un regalo.

- Te dije 4 horas, no 6 -me regañó entre bostezos mientras tomaba la charola con el desayuno.

- Me tardé más por querer ser amable, monsieur puissant (9) -dije con mi mejor tono aunque, aun así, sonó demasiado insultante.

Así fue como terminé de mucama en la Casa de Cáncer, trapeando los horrorosos pasillos y sacudiendo los interminables pilares. Pero la tarea no iría sin su respectiva recompensa: como todos los días, Death Mask salía de su acogedor recinto para conferenciar con algunos Santos Dorados. Fue entonces cuando la venganza gitana se dejó sentir.

Cuando regresó, un par de horas después, los rostros que hacían presencia en su habitación personal tenían expresiones amorosas, dulces, compasivas y, lo que es peor: felices. Excuso decirles que el grito que lanzó Cangrejito se escucho hasta el mismo Star Hill y su ira se podía sentir con igual fuerza.

Yo no soy alguien que le tema a la muerte, pero tampoco soy estúpida, así que lo primero que hice fue esconderme entre las sombras de Cáncer con la ayuda de una técnica que Cangrejito me enseño, pero que desarrollé estando con Saga.

No era la primera vez que teníamos un altercado, el Oscuro y yo, pero mi broma había sido demasiado pesada; aunque no por eso menos graciosa.

Justo cuando creí estar a salvo del Yomotsu, una figura pasó frente a mí. Inmediatamente me resguardé en una de las sombras de la casa, pero no pasé desapercibida.

- Sería buena idea que dejaras de seguirme, estoy en medio de un entrenamiento -dijo una voz femenina; bastante dulce, a pesar del enojo que denotaba.

Rápidamente, la escondí conmigo para evitar una catástrofe y se presentó: Zelha de Capricornio.

'Así que ella es Zelha,' dijo mi vocecita interior y no pude menos que sonreír. Así que ella era la razón por la cuál Saga estaba despierto a las 4 de la mañana…

Después de una muy breve explicación del por qué era posible que mis segundos estuvieran contados, Zelha me invitó a pasar el día siguiente con ella y con otras Amazonas en una de las fuentes del Santuario. ¿Cómo dejar pasar tal oportunidad? Siendo nueva, una cortesía de ese tamaño no es habitual. Acepté y la otra salió casi volando, seguida de cerca por Shura de Capricornio.

Desgraciadamente, el incidente me sacó de mi estado de concentración y fui presa fácil para el Cangrejo Asesino. Rápidamente, el ambiente de Cáncer se desvaneció y en su lugar apareció el Yomotsu, lugar que, por increíble que fuera, parecía más acogedor que mi dulce nuevo hogar.

- Es la última bromita que me juegas, Chloe -oh, no, me llamó por mi nombre.

- Très bien, dame ton meilleur coup, abîmé (10) -respondí en mi natal francés, convencida de que el pobre no entendería más allá del "très".

- Capisco bene il francesi, bella (11) -me respondió con una sonrisa macabra. Por alguna razón que todavía no entiendo, encontré esto bastante dulce.

Con una velocidad más allá de la comprensible, me asestó un golpe en el estómago el cuál sólo tuve oportunidad de apreciar una vez que corroía mis pobres entrañas.

- Debes entender algo, Chloe. Aquél que domina el arte de la muerte, es el que posee el control absoluto de la vida -ahora hablaba como un verdadero maestro.

Hasta la fecha, no sé quién es el que trae la máscara puesta, si él o yo. Lo que sí les puedo decir, es que el entrenamiento en el mundo de los muertos es infinitamente más agotador que en el de los vivos…

-----

Traducciones:

(1) Los omnisapientes maestros.
(2) Mi querido maestro.

(3) Mierda.

(4) Buena suerte.
(5) Lo que me faltaba, un lunático con delirios de poder.
(6) Me lleva el demonio.
(7) Sin duda, es un buen día para mí.
(8) ¿El cangrejo te está dando problemas?
(9) Poderoso señor.
(10) Muy bien, dame tu mejor golpe, dañado.
(11) Entiendo bien el francés, preciosa.