Como dijo un gran genio en una ocasión: "—¡Bienvenidos! —dijo—. ¡Bienvenidos a un año nuevo en Hogwarts! Antes de comenzar nuestro banquete, quiero deciros unas pocas palabras. Y aquí están¡Papanatas¡Llorones¡Baratijas¡Pellizco!... ¡Muchas gracias!" ... Gran hombre Dumbledore. En fin, que aquí estoy con otro fic, de nuevo con un D/Hr que, es esta ocasión SI pienso seguir, por que me ha encantado la idea. Por cierto, respecto a esa idea... me parece tan buena idea (no es por echarme flores, que conste) que no me extrañaría nada que a alguien ya se le hubiese ocurrido, así que, si es así, no dudéis en comentármelo y dejarme la Url de esos fics, porque me interesaría mucho leérmelos :)
Disclaimer: creo que no es necesario decir que nada de esto me pertenece, pero me obligan, en fin... que sólo lo hago por amor al arte.
Dedicado º-´: a todas las personas que leyeron mis anteriores fics y sobretodo a los que dejaron reviews porque no saben lo feliz que me hacen al molestarse sólo dos minutejos para escribirme cualquier cosiña. A todo el lector de este capítulo, por tomarse la molestia de entrar a ver qué se me ha ocurrido y a todo el que me conozca que se haya metido a leer mi historia, porque ellos saben lo que me hace feliz, y eso me hace más feliz si cabe. (¿Sonó muy redundante?)
Disfruten con la lectura:
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RIAGUS CLEMENTAE
Capítulo I: Sobre incursiones ajenas en mentes propias y su descubrimiento.
- Date prisa, Hermione.
- Corro lo más rápido que puedo, Ronald –dijo la Gryffindor con la voz ahogada.
¿Por qué el camino entre la enfermería y el aula de pociones era tan largo? Es más... ¿por qué el aula de pociones tenía que estar a tomar por saco de todo? Siempre tardaban unos quince minutos en llegar desde su sala común hasta ese lugar de la escuela, pero ese día no iban desde la torre Gryffindor, sino desde la enfermería, un camino quizás más corto, pero la diferencia era que en esa ocasión no habían calculado bien el tiempo de distancia.
Llegaron jadeantes al pasillo que dirigía al aula y vieron, con alivio, que los alumnos aún estaban entrando. Se apresuraron y consiguieron entrar justo un segundo antes de que Snape cerrase la puerta a golpe de varita.
Se dirigieron, como siempre en un pupitre de la última fila y Ron emitió un ligero suspiro de alivio al sentarse en la silla. Hermione apenas podía respirar y le dolía el costado, hubiese dado una buena recompensa a cualquiera que la ofreciera un gran vaso de agua.
La clase estaba en el silencio más sepulcral exceptuando, por supuesto, las agitadas respiraciones de ambos que aún no se habían tornado habituales. Snape les dirigió una mirada de odio y anunció a la clase:
- Hoy llevaremos a cabo una importante poción. Si bien no es una poción cien por cien exacta en cuanto a sus efectos, pues varía dependiendo de las características de la persona que la toma, es, cuanto menos, útil saber prepararla, pues es sin duda una de las pociones que más exige durante su preparación. Se trata de la Poción Permutadora. Esta poción permite al que la toma ser capaz de variar la disposición o el orden en que estaban dos o más cosas sin necesidad de varita, tan sólo pensándolo. Es especialmente útil, por ejemplo, si estamos siendo atacados y no tenemos nuestra varita a mano (una situación estúpida, me gustaría añadir), podríamos, por lo tanto, valernos de nuestro pensamiento para intercambiar algún objeto nuestro por la varita de nuestro adversario y así dejarlo indefenso. Como les he anunciado, la preparación es compleja, así que la llevarán a cabo por parejas.
Hermione y Ron se giraron y empezaron a sacar los utensilios para comenzar.
- Sin embargo – añadió Snape con una mueca indefinida- en esta ocasión, seré yo quien haga las parejas.
Se miraron, esa no era buena señal. Aparentemente, Snape decía nombres al azar designando a los compañeros de poción, pero Hermione estaba segura de que el azar no tenía nada que ver con esa disposición. Se confirmó cuando se dio cuenta de que, misteriosamente, todos y cada uno de los Gryffindor estaban emparejados con Slytherins.
- Potter y Malfoy.
Era oficial, la casualidad no estaba hecha para el profesor de pociones.
- ¿Potter?
- Profesor – dijo Hermione en lo que parecía un susurro.
- Ah, señor Potter, veo que ha cambiado. Le ha crecido el pelo y ¡oh! Ahora es del género femenino. Menuda sorpresa – respondió un recién descubierto sarcástico Snape.
Hermione oyó como Ron se removía en su asiento e intentaba con todas sus fuerzas evitar saltarle cualquier comentario al profesor.
- Profesor, Harry no ha podido venir hoy a clase.
- ¿Y eso por qué, señorita Granger?
- Ha tenido que ir a la enfermería.
- ¿Y qué ha sido esta vez¿Varicela¿La rotura de un brazo¿ Sífilis? – añadió con una mueca que intentaba ser una sonrisa en sus labios. Todos los Slytherin rieron por el comentario - ¿o acaso se debe a la necesidad patológica del señor Potter a llamar la atención de cualquier manera?
- No lo sé, señor. – mintió. Harry llevaba muchas noches sin dormir debido a unas horribles pesadillas que le acechaban en sueños. La situación pasó de ser preocupante a alarmante cuando, esa misma mañana, se había desplomado en medio de la sala común. Ella no había parado hasta convencerle de acudir a madame Pomfrey en busca de algún tipo de remedio, aunque fuese una simple poción para dormir sin soñar. - Se encontraba mal y le acompañamos a la enfermería. Madame Pomfrey debe estar curándole ahora.
- Bien, Granger, póngase usted con Malfoy. Weasley, usted con Longbotton.
Levantó la vista y vio los grises ojos de Malfoy mirándola con odio. Sin duda, esa no iba a ser una doble clase de pociones agradable.
Se acercó al pupitre del Sly y este se alejó todo lo que pudo de ella con su silla, de una forma más que evidente, cabe destacar. Hermione bufó y le dijo en un susurro:
- Esto tampoco me gusta a mí¿vale?
- Desgraciadamente no estoy tan seguro de eso, Granger.
- ¿Qué...?
Fue lo único que consiguió articular, pues Snape ya estaba llamando la atención de sus alumnos mediante un ligero, pero perceptivo, grito de los suyos.
- Se me ha olvidado comentarles que la poción Permutadora no se llevará a cabo sólo en esta clase, sino que su elaboración durará tres semanas. Espero – añadió con una voz llena de alegría contenida – que sean capaces de hacer "buenas migas" con sus compañeros – Snape estaba disfrutando de eso, era evidente, lo curioso era que había perjudicado a los alumnos de su propia casa, sólo para vengarse aún más de los Gryffindor. No desaprovecharía la oportunidad de desacreditar a cualquier león delante de su pareja Slytherin. – En la pizarra están las instrucciones – dirigió la varita a la pizarra- no olviden seguirlas al pie de la letra, si tienen cualquier fallo, por ínfimo que sea, tendrán un gran y redondo cero – dijo esta vez mandando una inquisidora mirada a Neville.
Todos los alumnos se giraron a la pizarra. Para sorpresa de todos, las instrucciones no ocupaban una pizarra, como ocurría habitualmente, sino que ocupaban cuatro largas pizarras rectangulares con las instrucciones, complejos diagramas, dibujos y fórmulas. Sólo para la clase de ese día, eran dos de las pizarras; para la siguiente, una pizarra y media y, para el último día, la mitad de la pizarra. Eso era malo, porque seguramente Snape aprovechase la finalización de la poción para dársela a probar a algún Gryffindor. Sus sospechas se confirmaron.
- Al acabar la poción, alguno de ustedes tendrá el honor de demostrar a la clase su eficiencia en esta asignatura. Pueden empezar.
Se volvió a girar hacia la pizarra. Sin duda era una poción muy difícil de realizar, la mayoría era ingredientes habituales, pero que necesitaban unos requisitos especiales en cuanto al preparamiento para que todo saliese correctamente. Se puso manos a la obra, no podía peder el tiempo, sobretodo teniendo a Malfoy de compañero. Cogió su caldero, lo puso sobre la mesa y se agachó a la mochila a por algunos de los ingredientes que iba a necesitar, cuando se levantó, su caldero no estaba.
- Malfoy¿dónde está mi caldero?
- No pretenderías hacer una poción tan importante con eso¿no?
- "Eso", Malfoy, es mi caldero, y sí, pretendía hacerla con él¿algún problema?
Malfoy puso en la mesa un reluciente caldero, sin duda a estrenar, y añadió con una sonrisa torcida:
- ¿Para qué utilizar "eso" si tenemos "esto"?
Hermione rodó los ojos, pero evitó cualquier comentario. No quería empezar a discutir con él desde el principio de la que, sin duda, iba a ser una ardua y tediosa tarea. Cogió el primer ingrediente de la poción y se empezó a cortarlo. Cuando estaba en pleno proceso, vio por el rabillo del ojo como Malfoy cogía un mineral y se disponía a triturarlo.
- ¿Qué haces? – le preguntó
- ¿No es obvio, Granger? Preparo los ingredientes.
- Sí, pero ese es el segundo ingrediente.
- ¿Y? – dijo con voz monótona.
- Que el primer ingrediente debe cocer durante diez minutos antes de añadir el segundo.
- ¿Y...? – añadió Draco en un tono, esta vez, exasperado.
- Que no podemos tener listo el segundo ingrediente hasta instantes antes de añadirlo a la poción – dijo como intentase explicarle lo más sencillo del mundo a un niño de 5 años – ese mineral tiene un gran poder de oxidación y el polvo debe ser echado en fresco.
- ¿Sabes, Granger? Eso último podría ser malinterpretado.
Hermione bajó la cabeza y no pudo evitar ruborizarse. Los hombres y su escasa edad mental, magníficamente representada por Malfoy. Si algo había aprendido durante su estancia en Hogwarts, era que a los chicos sólo había 4 cosas que les interesasen en esa faceta de su vida (o en todas): sexo, deportes, su orgullo y sus posesiones, y, por supuesto, destacar en cada una de ellas.
-Podrías encargarte de ir encendiendo el fuego, esto estará listo rápidamente – dijo elevando la cabeza del primer ingrediente.
- ¡Oh¡Cuán cortés es usted! Mi vida de sirviente de una sangre sucia ha quedado colmada de éxitos al permitirme hacer un fuego a golpe de varita.
- Bien, Malfoy, establezcamos unas reglas. Ambos nos odiamos, eso ha quedado más que patente en incontables ocasiones, pero ¿podríamos evitar los enfrentamientos y, por Merlín, los insultos innecesarios durante, tan sólo estas clases? Esta poción es muy importante y, no sé tú, pero desde luego a mí no me interesa perder el tiempo con bobadas cuando mis notas están en juego.
- ¿Consideras el término "sangre sucia" innecesario? Creo que diferimos notablemente en el significado y connotación de esas dos palabras.
- No lo dudo, Malfoy – dijo Hermione con una voz que trató de sonar indiferente - Es una diferencia importante entre ambos.
- Una diferencia que me enorgullece sobradamente.
- Sigo sin dudarlo, pero tu orgullo, a pesar del largo y ancho que ocupa, no me interesa. ¿Estás de acuerdo en mis reglas?
- Las acepto, sin embargo, si tú pones reglas, yo debo poner las mías.
- Concuerdo, siempre que no se contradigan de las mías o las impidan.
- No me darás ordenes, ni me hablarás como si creyeses ser superior a mí, es obvio que no lo eres ni por asomo... – la Gryffindor bufó - ... y... – añadió haciendo caso omiso al claro gesto de indignación de la leona – haremos el trabajo, muy a mi pesar, juntos, es decir, nada de ponerte tu solita a hacerlo todo porque yo también cuento – Hermione le miró con curiosidad y sorpresa – por mucho que te cueste creerlo, Granger, a mi también me interesa saber hacer está poción y hacerla correctamente.
- Bien. Pero lo de las órdenes es en ambos sentidos – dijo aún con sorpresa, pensaba que él se dedicaría a hacer el vago mientras ella hacía todo el trabajo, era propio de Draco Malfoy que le dieran todo el trabajo hecho.
- ¡Ah! Y nada de tocar.
- ¿Qué? – la sorpresa gratificante había durado poco - ¿Qué quieres decir con "nada de tocar"?
- Quiero decir que ni se te ocurra ponerme un solo dedo encima, Granger.
- ¿Y por qué querría yo tocarte?
- ¿No es evidente? - preguntó con sobrada suficiencia – además, he visto como te comportas con tus amigos y no quiero ninguno de tus "gestitos" para conmigo. – añadió y Hermione no se le escapó a oír un leve murmullo que decía algo así como "infectarme". Explotó.
- Primero: yo me comporto como me da la gana. Segundo: como tú mismo has dicho, lo hago con mis amigos y desde luego ambos estamos, gracias a Merlín, a años luz de acercarnos a eso y tercero: ni con 30 Firewhiskeys encima se me ocurriría tocarte. ¿A quedado claro?
- Tan claro como los 29 Firewhiskeys que te has tomado, Granger. Sólo intenta no sobrepasar el límite.
Hermione se había ofuscado tanto por el comentario del Sly que al coger el cuchillo notó como le temblaban las manos. Le pasó el cuchillo y el ingrediente a Malfoy y le dijo un escueto "córtalo tú", pero Malfoy no le hizo caso y cuando se giró con intención de repetírselo, él dijo:
- ¿Quieres que te repita las reglas que he puesto, Granger?
- ¿Puedes cortarlo tú, por favor? – dijo con tono exasperado – yo iré preparando el fuego y añadiendo el preparado.
Iban retrasados con respecto al resto de la clase, pues todos habían empezado ya la cocción del primer elemento, así que se puso a la labor. Con la varita creó un fuego y añadió un preparado para neutralizar el primer ingrediente, pues era extremadamente ácido para el resto de la poción y la estropearía, una vez que Malfoy acabo de triturarlo, lo añadió y empezó a removerlo con las indicaciones de la pizarra (tres giros hacia la derecha, dos a la izquierda y seguir removiendo a la derecha durante los dos primeros minutos). Mientras Malfoy hacia eso, ella empezó a triturar el mineral, pero estaba muy duro y ella no tenía suficiente fuerza, así que ambos se intercambiaron las tareas. Una vez que dejo reposar el caldero, se puso a preparar el tercer ingrediente, al que únicamente tenía que quitar la piel y retirar el hueso y que debía ser añadido inmediatamente después del segundo ingrediente. Tras eso, la poción tenía que cocer a fuego lento durante 20 minutos sin remover.
Cuando los tres primeros ingredientes estuvieron dentro, miraron hacia la pizarra para llevar a cabo el siguiente paso (cortar dos ramas de Riagus clementae de ocho centímetros cada una. Atención: los cortes deben ser limpios y exactos, de un centímetro cada uno, si estos cortes se realizasen mal provocarían fenómenos de diferente índole en la poción y el efecto de esta. Absténgase, además, de inhalar los vapores que se emitirán del caldero durante los tres minutos posteriores a la introducción de la Riagus clementae, pueden resultar dañinos y dar fenómenos desconocidos). Cogieron cada uno una rama del armario de los útiles y se pusieron a cortarlas, les llevó más tiempo del que pensaban, pues los cortes debían ser exactos. Sin embargo, Hermione acabó antes y al ver que Malfoy aún estaba a la mitad de la suya, decidió coger una rama extra y cortarla, por si acaso ella acababa antes que él, pues les quedaba poco tiempo para que finalizasen los veinte minutos. Malfoy acabó justo cuando Hermione iba a empezar a cortar la otra, parecía que se había apresurado al ver a la castaña llegar con la rama extra. Sospechó de la exactitud de los cortes debido a la prisa del Sly y decidió evaluarlos. Para su sorpresa, los cortes eran limpios y de la medida exacta. Draco la miró con suficiencia.
- ¿Dudabas de mi eficiencia?
- No, tan sólo vi que ibas atrasado e intenté ver si a mí me daba tiempo para acabarlo.
- ¿Y como se supone qué ibas a poder ganarme si yo llevaba la mitad de la rama?
- No se trataba de ganarte, Malfoy, pero le había cogido la técnica y creía que me podía dar tiempo.
Malfoy iba a responderla cuando su reloj de bolsillo emitió un pitido que indicaba que los veinte minutos habían finalizado y debían añadir el cuarto ingrediente. Cogieron los dieciséis trozos de Riagus clementae y los añadieron a la poción. De esta surgió un humo espeso y violáceo que se transformó en un vapor azul claro. Se alejaron del caldero intentando evitar inhalar el vapor que surgía de allí. Tras esperar un tiempo que ellos consideraron prudencial, pues el vapor se había concentrado en la parte inferior, en el suelo, se volvieron a acercar a él. Hermione cogió la rama sobrante de Riagus clementae y se dispuso a llevarla al armario de ingredientes cuando Malfoy la dijo:
- ¿Qué haces?
- Llevo esto al armario ¿por qué?
- ¿Estás loca? La Riagus clementae es útil para muchas cosas, me la quedaré – dijo agarrando la rama por un lateral. Pero Hermione no la soltó – ¡Dámela, Granger! – añadió forcejeando.
- No, el uso de esa planta puede llegar a ser peligroso y, sinceramente Malfoy, no me fío de tus intenciones. – Hermione tiraba de esa rama con fuerza.
- No me importa si crees que mis intenciones son buenas o no, Granger. ¡Dámela y punto!
Ambos tiraban de la rama hacía ellos con un intenso forcejeo, pero la rama, al parecer, no pudo resistir tanto como lo hacían los dos jóvenes y se rompió dejando caer a ambos de espaldas al suelo. Inmediatamente, los dos comenzaron a toser por la presencia de los vapores procedentes de la poción y que estaban acumulados en el suelo. Hermione se levantó inmediatamente, pero Draco, que al parecer no recordaba la advertencia de que los vapores "podían ser dañinos" se quedó sentado en el suelo con elegancia mientras miraba con ojos desorbitados a Hermione.
- La has roto y Snape ya ha visto salir los vapores de nuestra poción, no nos va a dar más.
- "Te aguantas, será caprichoso el niño"
Draco se levantó del suelo con arrogancia y la giró bruscamente.
- ¡Jamás me vuelvas a hablar así, Granger! – prácticamente gritó
Hermione le enfrentó la mirada.
- ¿Así como, Malfoy? Creo que confundes términos, hasta dónde yo sé, la rama se ha roto por culpa de los dos. Y el único que ha mentado el asunto has sido tú. – dijo son subir el tono de voz.
- Deja la prepotencia a un lado, Granger y evita, de ahora en adelante, dirigirte a mí en ese tono.
- Te repito que...
- ¿Pasa algo, señor Malfoy? – Snape había acudido al lugar sin duda alertado por el agitado tono de Draco.
- No, profesor. – dijo sin desviar la mirada de Hermione.
- Bien, la clase acabará en los próximos minutos. Vayan recogiendo sus útiles. La poción tendrá que cocer durante siete días antes de añadir el siguiente ingrediente.
Cuando Snape se hubo alejado, comenzaron a recoger todo lo que habían necesitado y Hermione ordenó la mesa de trabajo.
- "Que suene ya el timbre... " (a la vez)
- "Que suene ya el timbre... " (a la vez)
- "¿Qué ha sido eso?"
- "Vaya, no sabía que mis pensamientos tenían eco"
- "Aunque sería más bien reverberación"
- "Cierto"
Los dos se miraron inquisitivamente.
- " No"
- "Imposible"
Volvieron a mirarse, esta vez asustados
- " Dos millones cuatrocientos doce mil ochocientos veinte"
- " ¿Dos millones cuatrocientos doce mil ochocientos veinte?"
- ¿ Qué coño...?
-RIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIIING-
Fin de la clase... vayan saliendo.
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Bueno, hasta aquí el primer capítulo. Espero encontrar algún review cuando vea mi correo (¿amenazas¿Yo? Ô.ô... ¡Nooooo!) jajaja. En fin, que es muy sencillo:
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Tan sólo díganme que les pareció¿vale? Me haría mucha ilusión (Ñak)
Zandra Evans
"Triunfar es ser uno mismo y estar en paz"