Finalmente, he vuelto. No diré qué me costó, ya que la inspiración siempre estuvo allí, sin embargo, el tiempo, el odioso tiempo no ha hecho nada más que impedirme hacer una de las cosas que más disfruto en el mundo: Escribir.

Ahora bien, la historia contará con dos capítulos, únicamente, dos partes, por decirlo así, el próximo capítulo será publicado dependiendo de la aceptación que tenga esta parte, así que los reviews tendrán una gran influencia ;)

En cuanto a los spoilers del sexto libro, no hay ninguno, empecé a escribir esta historia antes de que saliera el libro, así que siéntanse tranquilos, no se llevarán ninguna sorpresa con respecto a eso, pero si espero que se lleven una que otra sorpresa en la historia…

Disclaimer: No, por si no lo habían notado no soy dueña de Harry Potter… o de nada en realidad, sólo deuna imaginación extrema que sé que algún día será mi perdición…

Menciones: creo que no hay palabras, amiga, para agradecerte por todo el apoyo y los consejos que me has dado, los manuales, los secretos y las risas. A Eledhwen Moonlight Spell. También quiero que sepas, niña, que este es tu regalo de cumpleaños tardío como te había prometido, espero que te guste…

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Y a ti, mi ángel, que de cierta forma fuiste mi inspiración para esta historia, a pesar de que tal vez nunca lo sepas. Síguele cantando a la luna, niño, que ella te dará todo el tiempo que necesites…

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Cinco años después

Primera Parte

Por: Moonlight Soul

Beta: Eledhwen Moonlight Spell

¿Se había vuelto loca finalmente¿Qué la había poseído para ir a ese lugar?

Tiritaba abiertamente mientras que sus mejillas se tenían de un suave rojo al igual que su nariz. Sus labios casi azules mientras frotaba sus manos juntas tratando de conseguir un poco de calor por medio de la fricción de sus guantes blancos, en vano. Aquel invierno era incontrolable, y era casi considerado suicidio estar haciendo lo que ella en estos momentos.

Otra razón más para dudar seriamente de mi sanidad mental, pensó sensatamente mientras miraba a su alrededor en busca de…de…

¿De quién, se preguntó a si misma como si no lo supiera.

Decidió sentarse en una de las bancas del parque mientras esperaba, su aliento formando suaves nubes con cada suspiro. Cerró los ojos fuertemente y los volvió a abrir para releer la nota que había descubierto en su ventana, luego de que la incesante lechuza no aceptara ser ignorada.

9pm, donde siempre.

Ni un 'hola', ni un '¿cómo estás?', nada, simplemente directo al punto. Un par de palabras escritas en tinta negra sobre un pedazo de pergamino. Solo eso, después de cinco años, sólo eso.

Podría haber distinguido esa letra en cualquier parte, parecía haber quedado grabada en su misma alma. Y a pesar de lo informal y desconsiderado de la nota, del frío, del viento, de la rabia y del cansancio, se encontraba allí, donde siempre, en aquel lugar el cual algún día habían declarado como suyo.

Una simple banca de metal frente a un lago que ahora estaba congelado. La negra banca se encontraba flanqueada por árboles, ahora sin hojas, en un pequeño parque en medio de la ciudad. Su sitio de encuentro de varias ocasiones.

Hermione miró su reloj. 9:13. Se había atrasado, siempre solía hacerlo, más que nada para encontrarla furiosa cuando finalmente él aparecía, ella sin saberlo, obviamente, mientras que él disfrutaba el sonrojo de sus mejillas y el brillo rabioso de sus ojos mientras le gritaba lo que se le viniera a la mente, apretando sus puños a sus lados. Siempre se tardaba unos minutos para verla de esa manera. Y Hermione siempre lo esperaba unos minutos para gritarle. Era un acuerdo que había hecho sin siquiera mencionarlo. Como el acuerdo por el que ambos solían encontrarse algunas noches en este mismo lugar.

La castaña decidió que había esperado suficiente cuando se dio cuenta de que ya no sentía sus dedos, sin importar los guantes.

Se levantó de la banca y caminó hacia la derecha, dispuesta a irse de ahí lo más rápido posible.

"Antes solías esperarme más tiempo" aquella voz resonó en los oídos de Hermione causando que se detuviera en seco. Unos pequeños escalofríos recorrieron su cuello y espalda. La castaña posó sus manos a sus lados y apretó los guantes blancos fuertemente, conteniéndose a gritarle todo lo que tenía guardado desde hace tanto.

Hermione se volvió lentamente hacia él "Antes solía esperarte, punto" dijo secamente y dio media vuelta, no estaba dispuesta a seguirle hablando.

"¿Eso es todo lo que me dices después de tanto tiempo?" preguntó él causando que Hermione se volviera a detener.

Hermione se devolvió lentamente hacia él, y dejando atrás la cara de tranquilidad que había planeado para la noche, caminó hacia él con una sonrisa en la cara mientras que lo miraba con un brillo distintivo en los ojos. Un brillo que él no logró reconocer a pesar de todo.

Hermione levantó su mano enguantada y abofeteó la cara del rubio lo más duro que pudo, disfrutando abiertamente al ver que él no movía el rostro ni abría la boca para reprocharle nada, muy en el fondo, él sabía que merecía cada centímetro de dolor que le había proporcionado la castaña.

"No, eso no es todo lo que te tengo que decir" le contestó ella mientras bajaba sus brazos. "Espero que te quemes en el infierno, Draco Malfoy"

Draco levantó la miraba y la tomó fuertemente de un brazo mientras la atraía hacia su cuerpo. "Créeme que he estado allí y no es tan tentador como dicen"

"Quítame las manos de encima" le espetó ella tratado de volver a abofetearlo, pero su muñeca fue alcanzada por la mano de Draco.

"Antes no solías decir lo mismo" le susurró al oído. Estaban cerca, muy cerca.

Furiosa, Hermione logró soltarse del rubio, el cual ahora reía mientras la miraba sentada en la nieve, tratando de recuperar su equilibrio. "Eres despreciable"

Draco caminó hacia ella y le alargó su mano para ayudarla a levantarse "Siempre me encantaron tus halagos"

Hermione ignoró la mano y se levantó a como pudo mientras sacudía su abrigo blanco, la nieve casi no se notaba en su vestimenta "¿Para qué volviste?" le preguntó ella mientras levantaba la vista.

"¿Para qué viniste?" le preguntó él mientras metía las manos en los bolsillos de su túnica negra.

"Curiosidad" contestó sinceramente la castaña cruzando los brazos.

Draco se acercó más a ella "Esa siempre fue tu mayor debilidad¿sabes?"

Hermione lo miró despectivamente "No me cambies el tema¿qué haces aquí nuevamente?"

"Decidí pasar a verte" respondió él como si nada.

Hermione tuvo que controlarse para que su quijada no tocara el piso "Oh, gracias, ahora me siento tan especial que decidieras ver si todavía estaba viva después de cinco años, Draco, ¡cinco!"

"¿Tanto tiempo ha pasado?" preguntó intrigado.

"Cómo si no lo supieras…" murmuró ella por lo bajo, enfocando su mirada en sus botas blancas.

"Quería verte¿sabes? Quería ver cómo estabas" confesó él.

Hermione levantó su mirada "Estoy bien, mejor de lo que he estado desde hace mucho, eso, claro está, antes de que recibiera una extraña nota gracias a una maldita lechuza come humanos que por poco me arranca la mano al tratar de agarrar el bendito pedazo de papel" dijo furiosa mientras que el frío aumentaba, inconscientemente se abrazó a si misma para tratar de darse calor.

"¿Tienes frío?" le preguntó él.

Hermione lo miró intrigada. "¿Me estás hablando en serio? Estamos como a 30 grados bajo cero y me preguntas si tengo frío"

"Vamos a aquel café" señaló Draco el local al otro lado de la calle, ignorando completamente la rabieta de la castaña.

"¿Y qué te hace pensar que voy a ir?" preguntó ella mientras cruzaba los brazos.

Draco sonrió levemente. "Curiosidad"

Hermione lo miró con odio unos segundos y luego, rendida, empezó a caminar rumbo al café, ignorando la gran sonrisa que recorría el rostro del rubio mientras la seguía.

Rápidamente llegaron al café, en el camino no cruzaron ninguna palabra, aunque Draco logró distinguir varios murmullos como: "Cómo se atreve…" y "…debo estar loca", por parte de la castaña.

Hermione se acercó a la puerta, la abrió lentamente para ser recibida con el leve tintineo de una campana en la parte superior de la puerta. Sin molestarse a ver si Draco venía tras ella caminó hacia una mesa alejada, lentamente se quitó el abrigo y se sentó en la silla, cerrando los ojos en el proceso, tratando de calmarse, en vano, como siempre.

Draco se sentó frente a ella, imitando sus movimientos mientras se quitaba el abrigo. Le dedicó una leve sonrisa antes de que la mesera se acercara a la mesa, ambos ordenaron y un tenso silencio los rodeó completamente.

"¿Estás bien?" le preguntó Draco a la castaña que mantenía un semblante inexpresivo.

Hermione casi se cae de la silla al oír semejante cinismo. "No, Malfoy, ahora no estoy bien¿cómo voy a estarlo? Cuando finalmente logro acomodar todo en mi vida, tú te apareces y creas un caos total en todo lo que me costó tanto ordenar"

El rubio la miró un poco apenado, ja, si claro. "No quiero desordenar tu vida"

La castaña lo miró a los ojos, tratando de descifrar el verdadero sentimiento escondido tras esas palabras sinceras, si es que eran sinceras "Muy tarde, ya lo hiciste, lo hiciste en el momento en que decidiste escribirme ésta nota" dijo mientras la sacaba de su bolsillo, tirándosela a la cara. "No quiero volver a equivocarme. No quiero volver a cometer los mismos errores, ya somos adultos, no podemos pretender que nos seguiremos equivocando, que seguiremos avergonzados de lo que sentimos alguna vez, no podemos decir que fue algo muy grande para nuestra edad, y tampoco podemos decir que fue algo de chiquillos, porque ambos sabemos que no lo fue…no quiero volver a avergonzarme de algo que sentí en mi vida"

Draco la miró fijamente. No se esperaba esto, en realidad no se esperaba nada de esto. Estaba a punto de contestarle cuando la mesera trajo sus cafés. Ambos le agregaron azúcar y se quedaron en silencio mientras que revolvían su bebida. Draco fue el primero en desviar su atención de la taza.

"Hermione…la verdad no sé qué decirte, sé muy bien que no tengo ningún derecho en venir y pedirte algo, y que no tengo ningún derecho en pedirte un poco de compasión, pero…necesito un lugar donde quedarme, por lo menos hoy…"

Hermione lo miró extrañada. "¿Por qué no buscas otro lugar?"

Draco negó con la cabeza. "No tengo otro lugar a dónde ir, Hermione" y entonces ella cometió el error que sabía que le costaría más caro. Decidió mirarlo directamente a los ojos y entendió que lo que decía era cierto, no tenía otro lugar a donde ir. Aquella vieja compasión que siempre la acompañaba empezó a sobrepasar el rencor que la había reinado tanto tiempo.

"Es sólo una noche" insistió el rubio mientras que inconscientemente apretaba la taza entre sus manos.

"¿Por qué volviste, Draco?" le preguntó directamente la castaña mientras se empezaba a inquietar.

"Es complicado" contestó él.

"¿Complicado?" preguntó Hermione curiosa. "¿Qué tan complicado?"

Draco sonrió levemente y levantó su mirada de la taza. Miró por unos segundos a Hermione y volvió a bajar la vista. "Solo una noche, Hermione, no te pido nada más"

Hermione miró el aspecto del rubio, inspeccionó su camisa negra, con sus pantalones negros y zapatos igualmente negros, tan negros como el abrigo que ahora descansaba a su lado. El mismo cabello rubio adornaba sus hombros, recordó que ella misma le había aconsejado que se lo dejara largo, los ojos grises, aquellos ojos tan fríos y tan cálidos a la vez estaban concentrados en el suave humo que se escapaba de la taza entre sus manos, sus dedos ya no tan impecables como antes, parecía que había retomado su antiguo hábito de comerse las uñas en momentos estresantes. Un pequeño defecto que Hermione encontraba atrayente, parecía que después de todo, aquel status de dios y de perfección había caído para siempre para dejarle a cambio a un hombre, a un simple hombre, a un hombre que anteriormente había significado todo para ella.

Siguió su recorrido y volvió a los ojos, que esta vez la miraban fijamente. Se veía cansado, y parecía tener mucho tiempo de no dormir, sus hombros tensos, su respiración agitada. Su rostro presentaba una fina capa de barba rubia, apenas distinguible, definitivamente no había tenido mucho tiempo. Draco necesitaba un lugar para pasar la noche, urgentemente.

Pero luego todos aquellos prejuicios volvían a la mente de la castaña, todo aquello que hizo, todo lo que no hizo, todo lo que pudo haber hecho, todo lo que le prometió

Hermione cerró los ojos fuertemente, tratando de encontrar la respuesta correcta en su interior mientras se concentraba. Volvió a abrir los ojos, fue recibida por el mismo rostro más pálido de lo normal y por aquellos ojos de mercurio líquido que amenazaban cada uno de sus movimientos.

Y luego, aquella curiosidad, aquella misma agonía de saber todo lo que sucede, de saber tantas cosas para que al final se diera cuenta de que no sabía nada…de saber lo que pasa por la mente de Draco, para saber que era imposible, lo había tratado demasiadas veces…tenía que saber que era lo que le pasaba, tenía que saber la razón por la que había recurrido a ella después de tanto tiempo, después de que…

Draco le otorgó una suave sonrisa y alargó una de sus manos hacía las de Hermione, las cuales se encontraban unidas firmemente sobre la mesa. "Hermione, por favor…"

Las palabras mágicas, siempre la vencían, aquellos ojos combinados con la sonrisa y con aquel par de palabras siempre la vencían, siempre.

Hermione alejó sus manos de la de Draco, acomodándolas confortablemente en su regazo. Levantó su mirada hacia el rubio. "Solo una noche, Draco"

Draco sonrió sinceramente.

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"Llegamos" anunció Hermione mientras que abría la puerta, entrando ella primero. Draco la seguía muy cerca, acompañó a la castaña dentro de la casa y cerró la puerta.

Hermione se quitó su abrigo y lo colocó en un perchero, dejando su bolso y las llaves en una mesita cerca de la puerta.

Draco no se molestó en quitarse el abrigo, se sentía extraño nuevamente en aquella casa, se sentía, raro, es cierto, pero también aquel sentimiento de nostalgia lo recorría firmemente, seguido de una extraña curiosidad, muy de cerca por un poco de recuerdos del pasado.

Paseó sus ojos por las paredes de aquella casa, no había muchos cambios, las mismas mesas, sillones, libros, bibliotecas, fotos…

Todo parecía igual, Draco tan sólo esperaba que con Hermione fuera el mismo caso.

"Sabes donde queda todo¿cierto?" le preguntó la castaña mientras que se desprendía de sus guantes, colocándolos en la mesita.

Draco asintió tomado por sorpresa, si, recordaba perfectamente donde se encontraba todo, principalmente su cama, una pequeña sonrisa recorrió su rostro.

El rubio sacudió su cabeza unas veces, si quería que no lo echaran aquella noche tendría que comportarse.

Hermione le sonrió levemente y desapareció en dirección a su cuarto. Draco asumió que había ido a dormir, por lo que lentamente se quitó el abrigo, lo colocó en el perchero y se sentó en el sofá, dispuesto a encontrar alguna posición confortable para pasar la noche y para localizar aquel tan anhelado sueño tranquilo, el cuál, últimamente había sido imposible hallar.

Se desprendió de sus zapatos y aún sentado colocó sus codos sobre sus rodillas y su rostro en sus manos, su cabello cayendo entre sus dedos mientras que empezaba a temblar ligeramente. Cerró los ojos con fuerza, se sentía tan extraño, tan diferente, no sabía exactamente lo que lo había poseído para hablar con ella, pero tenía que verla, tenía que verla antes de que no pudiera hacerlo jamás, tenía que decirle, contarle, tenía que disculparse, tenía que decirle la verdad, la razón de su desaparición. Eran demasiadas cosas para una sola noche. Draco tan sólo esperaba que ella tuviera paciencia con él, y tal vez, si tenía suerte, lo dejaría quedarse un rato en la mañana, y así poder aclarar muchas cosas que antes nunca habían podido hablar.

"Toma"

La voz de Hermione lo sacó de sus pensamientos y levantó su cansado rostro de sus manos para encontrar a la castaña en su suave pijama de tirantes azul, la cual se encontraba parcialmente cubierta por un suéter blanco, y una de sus manos alargada hacia él, en ella una gruesa cobija gris que le ayudaría a pasar la noche.

"Gracias" respondió él agarrando la cobija. "Pensé que te habías ido a dormir"

Hermione negó con la cabeza. "Necesito hablar algunas cosas contigo antes" le dijo mientras se sentaba en la mesita frente al sillón en el que Draco se encontraba.

El rubio tragó saliva. "¿Qué tipo de cosas?" preguntó él tratando de hacerse el tonto.

Hermione sonrió lentamente "Esto va a ser más desesperante de lo que pensé"

"Siempre he sido desesperante" le respondió él mientras pasaba una mano por su cabello, causando que varios mechones se esparcieran por su cara.

La castaña lo miró fijamente y casi sin darse cuenta levantó una de sus manos hacia el rostro de Draco, enredando sus dedos en su cabello y acomodándolo tras la oreja del rubio. Hermione ahogó un suspiro cuando se dio cuenta de lo que acababa de hacer. Rápidamente retiró su mano y la acomodó en su regazo. Un suave sonrojo cubrió sus mejillas. Draco no hizo más que mirarla fijamente.

"Hermione, sólo quiero que sepas que yo…"

"No, Draco, mejor dejémoslo así, me voy a dormir, tal vez mañana sea más fácil hablar de esto" dijo mientras se levantaba, sorprendiéndose cuando sintió la mano del rubio tomar firmemente su brazo izquierdo.

"Hermione, tan sólo escúchame unos segundos…" le dijo él atrayéndola a su cuerpo.

Hermione lo miró con odio "No te atrevas a tocarme, Draco Malfoy" le espetó mientras se soltaba de su agarre, olvidando por completo que ella había tocado su cabello anteriormente. "No te atrevas a tocarme…ya acordamos que te quedarías a dormir aquí hoy, no presiones mi confianza"

Draco se acercó a ella nuevamente "Hermione…"

La castaña lo interrumpió mientras que se alejaba "Buenas noches, Malfoy"

"Buenas noches" suspiró Draco rendido.

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Un sonido metálico despertó a Draco de su ligero sueño. Al abrir sus ojos se encontró con un panorama que no reconocía. Jamás esperó despertar en el mismo lugar en el que había dormido hace tanto.

Lentamente se sentó en el sillón y se quejó por lo bajo del dolor de espalda que ahora lo recorría, aquel sillón nunca había sido cómodo para sentarse, y mucho menos para dormir. Varias veces había tratado de convencer a Hermione de que lo cambiara, en vano, como siempre.

Se quitó la cobija de encima, y fue sorprendido nuevamente por el sonido metálico que ya sentado pudo notar que lo más seguro provenía de la cocina. Hermione debía de estar haciendo el desayuno. Y si bien recordaba, eso quería decir que la casa estaba en peligro inminente. Pero aún así¿desayuno a estas horas?

¿Tan temprano?

Miró el reloj de la mesita de al lado.

10:34

Si, definitivamente no tan temprano.

Había dormido mucho, a pesar de lo incómodo del sillón, a pesar de todas las pesadillas que rondaban su cabeza, a pesar de las ganas que tenía de dormir junto a Hermione, a pesar de todo, había dormido mucho más de lo que había podido hace muchos días.

Se levantó del sillón y se estiró abiertamente. No se molestó en ponerse los zapatos, el abrigo aún en el perchero, colgando como si nada. Ignoró lo raro que se sentía y caminó silenciosamente hacia el baño y luego de realizar sus necesidades fisiológicas decidió mirar su estado en el espejo.

Estoy hecho un desastre

Lavó sus manos y su cara rápidamente, mojó un poco su cabello, tratando de acomodarlo un poco. Abrió el espejo encontrando detrás del vidrio varios productos utilizados en el baño. Gruñó un momento cuando se dio cuenta de que todas sus cosas habían desaparecido. Todas sus cosas excepto una.

Su colonia.

Un poco extrañado, cerró el espejo rápidamente. Y salió del baño quitándole importancia. Seguramente aquello no significaba nada, es decir, después de todo era una colonia bastante cara, y Hermione no es de las que suelen desperdiciar cosas.

Pero algo muy dentro le decía que no era por eso.

Dejando todas las dudas atrás caminó hacia el sillón y se sentó nuevamente. El mismo sonido metálico lo volvió a alertar. Decidió ir a ver que sucedía en la cocina, si su memoria no le fallaba, Hermione nunca fue muy buena cocinando.

Abrió la puerta de la cocina y se sorprendió al ver que Hermione estaba sentada en el desayunador y frente a ella una taza de café con leche, junto con el periódico de la mañana. El sonido metálico se debía a las ollas y sartenes que se encargaban de cocinar todo el desayuno mágicamente mientras que ella leía.

"Buenos días" dijo el rubio al darse cuenta de que Hermione no lo había notado.

La castaña levantó levemente la vista "Buenos días" dijo, bajando la vista nuevamente. "¿Quieres algo de comer?"

"Si" contestó Draco mientras se sentaba en la silla frente a ella.

"Muy bien" dijo Hermione y moviendo levemente su varita, un plato con comida voló hacia la mesa, exactamente frente a Draco.

El rubio sonrió al ver la comida, definitivamente Hermione había mejorado su técnica.

"Has mejorado en la cocina" dijo él mientras empezaba a apreciar el plato frente a él.

"Si, bueno…algún día tenía que aprender¿no?" Le dedicó una sonrisa y volvió su atención hacia el periódico.

Draco la miró unos momentos "Nunca he entendido tu afición por esa cosa" dijo mientras señalaba el periódico con el tenedor. "No recuerdo una sola mañana que no te haya visto leyéndolo, incluso cuando estábamos en la cama…"

Muy bien, pensó Draco, este sería un buen momento para cerrar la boca y concentrarse en la comida frente a ti…

Hermione levantó su mirada "No sé, supongo que siempre me ha gustado saber que pasa en el mundo mágico, y ¿desde cuándo está mal estar un poco informado? Si bien recuerdo mientras que yo pasaba las páginas no hacías más que leer sobre mi hombro mientras pretendías desinterés"

"Pensé que nunca lo habías notado" dijo él.

"Siempre noté pequeñas cosas sobre ti" contestó ella. El periódico ahora olvidado en la mesa.

"¿Cómo cuáles?" preguntó el rubio curioso.

"Como el hecho de que tu mirada se distrae de vez en cuando, supongo que estarás pensando en otras cosas" dijo Hermione mientras se levantaba en busca de una taza limpia, su nueva destreza en la cocina no daba tanto como para realizar tantas tareas a la vez. Caminó lentamente hacia el estante, y empezó a buscar una taza para el rubio.

Draco abrió los ojos un poco, él pensó que ella nunca lo había notado. Pero es que nunca había podido evitar perderse en los recuerdos, en las pesadillas que lo aterrorizaban de día y de noche, en las cosas que había visto suceder…

El rubio se levantó silenciosamente y caminó hacia la castaña que se encontraba concentrada buscando la taza. Sonriendo al encontrarla, Hermione se dispuso a llenarla de café con la cafetera que tenía cerca. Ya habiéndola llenado, Hermione se volvió hacia Draco.

"Yo también recuerdo muchas cosas sobre ti" dijo el rubio estando muy cerca de Hermione, causando así que la castaña, sorprendida, soltara la taza en medio de los dos, para quedar hecho añicos al tocar el piso, el café caliente regándose sobre Hermione.

"¡Argh!" gritó ella mientras miraba su pijama azul ahora con una no muy elegante mancha café en sus ropas, manchando también el ligero suéter blanco. Hermione gritó más que nada al ver semejante desastre. "¿Ves lo que me hiciste hacer¿Cómo se te ocurre asustarme así?" le reprochó al rubio intensamente.

Draco sonrió un poco "Recuerdo aquellas noches cuando nos sentábamos frente al fuego mientras que me leías en voz alta las historias que te gustaban tanto"

"Draco¿has notado el desastre que has hecho?" insistía la castaña mientras miraba su pijama y los pedazos de la taza en el piso.

El rubio tan solo se siguió acercando "Recuerdo también tu resonante risa cuando te hacía cosquillas"

"Y la pijama es nueva¡nueva!" seguía quejándose Hermione, aún ignorando a Draco.

"Los camanances que nunca notaste en tus mejillas al reír"

"Y la taza tenía tantos recuerdos, no es fácil encontrar una taza así ahora¿lo sabías?"

"Tu bondad aún con aquellos que no lo merecían, empezando conmigo"

Hermione volvió a ver hacia la cafetera, dándose cuenta de un pequeño detalle "Oh, Draco, esa era la última taza de café, ahora tendré que hacer más"

Draco estaba muy cerca de ella ahora. "Tus besos que me volvían loco" le susurró al oído.

"¿Viste el desastre? Necesito encontrar mi varita¿qué hice mi- un momento, ¿qué dijiste?" Preguntó la castaña reaccionando finalmente a los avances del rubio.

Draco levantó una mano hacia la castaña quitando lentamente los rebeldes colochos de su rostro. "Siempre fuiste una obra de arte, Hermione¿alguna vez te lo dije? Siempre fuiste hermosa…"

"Draco¿qué haces, qué pien—"

"Sin embargo nunca supiste cuando cerrar la boca"

Hermione abrió la boca totalmente indignada "¿Cómo te atreves?"

"También recuerdo lo que se sentía estar junto a ti, y cuando estamos así de cerca…" el rubio se acercó más a ella, esquivando los pedazos de cerámica de la taza "…juro que puedo sentir tus latidos a través de mi piel"

Hermione cerró los ojos ante el aliento de Draco en su cuello. "No me hagas esto, Draco, no me hagas esto otra vez"

"Nunca quise hacerlo la primera vez, Hermione…" confesó el rubio mientras la tomaba de la cintura. "…pero si tuviera la oportunidad, volvería a cometer las mismas locuras contigo"

Y se sintió desfallecer en el momento en que sus labios tocaron los de él, en el momento en que él decidió besarla, logrando así tomar la ventaja, sintió aquella conocida sensación de alegría y de entusiasmo, aquella sensación que hacía sus rodillas temblar, aquella sensación de la cual una vez se había hecho adicta.

El recuerdo de aquella sensación que la había hecho dormirse muchas veces llorando mientras se aferraba a las sábanas que aún mantenían el olor a su colonia impregnado en ellas.

"Draco, no" Hermione se alejó de él desviando su cabeza y soltándose de sus brazos. Limpió disimuladamente las lágrimas de sus mejillas. "No puedo hacer esto…e-estoy con alguien más…"

La expresión de Draco habría causado risa en otros momentos, ya que su boca se encontraba completamente abierta, sus ojos casi salidos de sus órbitas y su piel más pálida de lo normal. "¿Qué dices?" preguntó incrédulo.

Hermione volvió a ponerle atención a la taza en el piso. O al menos lo que quedaba de ella. "Estoy con alguien más" respondió más firmemente, asustándose un poco cuando se dio cuenta de que su voz había sonado lo suficientemente estable como para esconder realmente cómo se sentía.

"¿Acaso ya me olvidaste?" le preguntó el rubio enojado. "¿Acaso fue tan fácil sacarme de tu cabeza¿Así cómo así¿Sin pensarlo dos veces?"

Hermione lo miró incrédula "¡Te fuiste cinco años, Draco¡cinco! Pensé que me volvería loca si no volvías, pensé que te habías ido por mi culpa, ¡pensé que nunca me habías querido!"

"Pero si lo hice, si te quise…"

"No mientas, Draco, maldita sea, no me mientas. Fui tan estúpida al creerte aquella vez, fui tan estúpida al creer todas tus mentiras, todas tus promesas, que habías cambiado, que no querías seguir sirviéndole a Voldemort. ¡Fui tan estúpida al pensar que por tan sólo un segundo realmente te importé!"

"Me importaste, claro que me importaste, más que la vida misma…"

"Entonces¿por qué te fuiste, Draco¿por qué¿Qué hice para que te fueras¿Qué fue lo que hice para ahuyentarte de esa manera, Draco¿qué?" preguntó Hermione mientras que lo tomaba de la camisa, sus puños aferrados fuertemente a la tela.

Draco no respondió, permaneció callado.

La castaña lo soltó rendida, le dio la espalda y se abrazó a si misma, olvidando por ahora la mancha de café en sus ropas "No hay nada más doloroso que darte cuenta de que alguien significó todo para ti pero tú no significaste nada para él…" murmuró ella mientras cerraba los ojos.

"Hermione, no sabes lo que dices…" inquirió el rubio colocando una mano sobre el hombro de la castaña, causando que ella se volteara y se alejara de él.

"Cierto, no lo sé, desde que te fuiste ya no sé nada, nada…" Hermione hundió su rostro en sus manos y se recostó a la mesa. "La gente me pregunta que cómo estoy, me pregunta si sigo bien, si todo está bien en mi vida, me preguntan si soy feliz…me preguntan si estoy bien…pero la verdad es que no lo estoy…NO ESTOY BIEN…Y cuando me preguntan y digo que todo está perfecto piensan que he dejado de mentir, pero lo que no saben es que simplemente me he vuelto mejor mintiendo…"

"Hermione, necesito que me escuches" dijo Draco mientras que la tomaba de los hombros. "La razón por la que me fui…"

"¿La razón por la que desapareciste dejándome sola con solo tus recuerdos para consolarme?" preguntó burlona Hermione mientras evitaba seguir llorando. "¿La razón por la que hasta mis mejores amigos me catalogaron de loca por no salir de mi cuarto ni de mi cama por más de un mes¿La razón por la que todos me miran con lástima sin siquiera saber la verdadera razón tras toda la fachada, sin saber lo que realmente se siente que la persona que juras amar por siempre desaparece de un día para otro, dejando solamente una nota, con únicamente dos palabras…?"

Perdóname, Hermione

"… ¿Eso fue lo mejor que se te ocurrió cuando decidiste escapar de mis garras¿Tanto trauma te causé¿Tan insoportable soy realmente que no soportaste vivir conmigo ni siquiera un par de meses porque te hartaste de mi detestable presencia?..."

"Hermione, no te hagas esto…" dijo el rubio tratando de detenerla.

"¿O acaso no era lo suficientemente buena en la cama¿Ese era el problema?..."

Draco negó con la cabeza, ciertamente no era eso. "No, Hermione, escúchame…"

"Y la gente me preguntaba qué me pasaba, me preguntaba porqué lloraba, porqué no comía y yo simplemente me quedaba callada porque no sabía que responderles, no podía contarles sobre ti, no podía decirles nuestro secreto, y ¿qué pasaría entonces si se dieran cuenta de qué estuvimos juntos? Jamás nos habrían aceptado, vivíamos atestados de prejuicios y de apatía como para comprender lo que tuvimos, Draco…y tuve miedo…y no me importa que lo sepas…tuve miedo porque no sabía qué fue lo que hice para alejarte de esa manera…tuve miedo, miedo de mí misma y de lo que estuve a punto de hacer porque desapareciste de la faz de la Tierra…" Hermione cerró los ojos firmemente, las lágrimas colándose por sus pestañas mientras que pasaba una mano rápidamente por su rostro.

"Hermione, no sabía, por Merlín, no lo sabía, no pensé que…"

"Ese es el problema" declaró Hermione mientras lo señalaba con un dedo. "No pensaste…y yo sí, pensé mil y una formas, mil y una razones por las que te pudiste alejar de mí, vivía encerrada en mi cuarto repasando cada conversación que tuvimos, cada uno de mis defectos, cada sueño que tuve, pensando porqué te había alejado de esa manera, y cerraba mis ojos para recordar cada noche que te despertabas sudando frío y gritando…nunca me dijiste qué era lo que soñabas, debió haber sido algo sobre mí para que te asustaras tanto cómo para abandonarme…"

"No insistas, no sabes de lo que estás hablando, las cosas no son cómo tú dices, tan sólo escúchame…" Hermione empezó a caminar lejos de Draco, saliendo de la cocina.

"Siempre me odiaste¿cierto? Nunca me quisiste…" dijo la castaña sobre su hombro.

"Hermione¡maldita sea, cierra la boca y escúchame por una vez en tu vida" Draco realmente se encontraba alterado ahora, la colocó contra la pared de la sala y la tomó de los brazos asegurándose de qué no se moviera. "La razón por la que me fui…la razón por la que me fui fueron las pesadillas que tú me ayudabas a olvidar, sin embargo, es cierto, lo que soñaba era sobre ti…shh, no me interrumpas…" dijo evitando que Hermione siguiera hablando "… pero soñé tu muerte, Hermione…"

La castaña se quedó quieta y dejó de tratar de soltarse mientras miraba al rubio totalmente incrédula, no debía ser verdad aquello, debía de estar mintiendo…

"Soñé cómo te encontraba aquí mismo, en la sala de tu casa, tus ojos cerrados…tus labios fríos…tu piel pálida, muy pálida…tu sonrisa había desaparecido…tu cuerpo desnudo justo aquí donde estamos nosotros, tu propia sangre decorándote como un aura escarlata…" Draco cerró los ojos y se sostuvo colocando sus manos en la pared tras Hermione. "…tu cuerpo sin vida, ni siquiera un suspiro escapaba de tus labios…"

"Draco…" murmuró la chica al verlo tan afectado.

"¡Y no pude hacer nada!" le gritó mientras se separaba de la pared. "¡No pude! Era demasiado tarde, no pude salvarte, no pude…"

"No hagas ruido, no te alteres…" le dijo Hermione mientras que colocaba una mano sobre el hombro de Draco, tentativamente, no quería apresurar las cosas.

"Y todo era mi culpa, todo…moriste por mi culpa, Hermione…y yo no podía moverme, no podía reaccionar, fue demasiado…" Draco hablaba mientras mantenía los ojos cerrados fuertemente.

Hermione lo escuchó hablar mientras que mantenía una mano sobre su pecho, podía sentir cómo su corazón latía a mil por hora. Casi sin pensarlo se acercó al rubio y rodeó su cintura con sus brazos, hundiendo su rostro en la espalda de Draco. Justo en ese momento fue que el rubio se silenció en su relato, y poco a poco, Hermione pudo notar cómo su respiración se iba normalizando.

Draco tomó las manos de Hermione entre las suyas, y soltando una de ellas dio la vuelta para que ella ahora se acomodara sobre su pecho mientras que se aferraba a su camisa, disfrutando su olor característico mientras que el rubio la atraía hacia su cuerpo tomándola por la cintura.

"Extrañé esto, Hermione" le confesó Draco mientras la besaba en la frente. "Extrañé tu calor, tu textura…"

"Draco, no digas nada¿quieres? Sólo…sólo sostenme así…"

"No, Hermione, tengo que contarte lo que sucedió…tengo que decirte la verdad…" Draco la miró a los ojos y Hermione asintió mientras acomodaba su cabello.

"Me tuve que ir para protegerte…" continuó el rubio mientras que tomaba su rostro entre sus manos. "Al soñar tu muerte…al saber que morirías…tuve que hacer lo posible por protegerte, y sabía perfectamente que si permanecía aquí a tu lado no haría más que traerte desgracias y sufrimientos…no haría más que complicarte la existencia, y no quería que vivieras el resto de tu vida aterrada de los monstruos bajo y sobre tu cama, no quería que tuvieras pesadillas, no quería que vivieras en terror total sólo por estar conmigo, no te lo merecías…"

"Pero yo escogí que así fuera, Draco. Yo escogí estar contigo, pasara lo que pasara, no era una niña, sabía perfectamente en lo que me estaba metiendo la primera vez que estuvimos juntos…no es tu culpa¿sabes? No es tu culpa vivir bajo prejuicios y soberbia, bajo etiquetas y engaños, bajo la mira pública, tan sólo por ser quién eres, por ser hijo de tu padre…no es tu culpa si no puedo dormir en la noche, sin embargo, tú eres la razón por la que me dan ganas de levantarme en la mañana…" La castaña lo abrazó más fuerte hacia ella, cerrando sus ojos en el proceso.

"No dirías eso si supieras lo que yo vi…" susurró el rubio.

"¿Qué viste, Draco¿Qué viste en el sueño?" preguntó la castaña levantando su cabeza del pecho del rubio.

"Vi a tu asesino"

Hermione lo miró angustiada "¿Quién?"

"Yo" contestó el rubio notando cómo la castaña se tensaba en sus brazos.


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