Esta idea se me acaba de ocurrir así que esta historia será un AU (alternative universe). Aún no sé como la voy a terminar pero ya se me ocurrirá algo.

Resúmen: Ryoma no es feliz en su casa y apenas pueda quiere salir de ahí. Encontrará algunos amigos que lo ayudaran y otros que no tanto. Lo más importante es conservar los sueños así sean algo absurdos asi de cuano en cuando puedes sonreír

Smiling Facade

Capítulo 1: Pretending to smile

Era una noche fría como esas que hay cuando se esta a mitad de un frío invierno. Una señora insistía en ir a un hospital pero nadie movía un dedo para llevarla. La familia era de condición humilde y un niño más era una boca extra que deterioraría aún más la economía familiar. El papá era un conocido hombre de la calle que gozaba beber todo el día. Antes él era quien aportaba dinero a la casa pero al perder el trabajo se echó a ahogar sus penas y fue así como la familia comenzó a sufrir. El hijo mayor que tenían, fruto de su primer matrimonio, había conocido lo que era tener que comer y en medio de todo había gozado de ciertos lujos cosa que no podría gozar su nuevo hermano… el que venía en camino.

La señora terminó dando a luz en su propia casa con la ayuda de la vecina quien le dio pena toda esta situación y no podía dejar de asistir a la pobre mujer. La vecina era conocida por tener un buen corazón y varias veces ayudaba a esta familia. Lo que no le gustaba de esa casa era el señor por que varias veces había persuadido a su mujer a deshacerse del niño. La señora se había resignado a tener al niño ya que no se lo había podido 'bajar' antes y como el tiempo también había pasado la situación se le podía agravar. Este sin duda era uno de esos niños no deseados, de esos que solo Dios sabía su suerte… este era un niño sin estrella y eso que nació un día antes de Navidad cuando se supone que todo debía ser alegría.

Al primogénito no le hizo mucha gracia cuando su hermano adoptó un nombre parecido al de él. Tampoco le gusto tener que compartir sus cosas con el bebe pero al ser una orden de la casa sin duda tuvo que acatar. Ryoga detestaba cuando su hermano menor lloraba por que no dejaba dormir a nadie. Varias veces había pensado en la posibilidad de sacar al bebe a la calle pero sabía que si lo hacía lo podían castigar. Ryoma lloraba todo el día por que quería comer y como la mamá tenía que trabajar no había nadie en la casa que se dignara a alimentarlo y mucho menos cambiarle los pañales.

La vecina una vez más tuvo que ayudar en esta situación pidiéndole a la madre que la dejara al cuidado del bebe. La madre sin dudarlo se lo dejaba todas las mañanas y ahora era la vecina la que trataba de alimentar al niño. Se sabía que lo mejor para el bebe era la leche materna pero en estos casos lo mejor era darle un suplemento de la misma leche pero también estaba el problema que ese suplemento alimenticio era caro y difícil de conseguir para una familia de bajos recursos. La vecina solo le podía dar algo de leche mezclada con agua pero era mucho mejor que darle nada.

Hasta ahora la vida de Ryoma tenía carencias que en la medida de su suerte iban siendo solucionadas de alguna manera. El niño iba creciendo poquito a poquito. Ahora era un niño bastante pequeño y tan pronto aprendió a caminar comenzó a ser un problema mayor. A donde lo llevaban sus pies había desastre. Al caminar se caía y en la caída botaba las cosas a su alrededor. Muchas veces estos objetos eran adornos de mesa, la comida del plato, el vaso de agua, la bebida de su padre… de lo último no había un alma en la tierra que lo salvara por que esa bebida era considerada en cierta forma sagrada para su padre. A su papá no le gustaba para nada esta situación y si no le enseñaba eso al 'enano' nunca aprendería y lo volvería a hacer.

Si había algo peor que escuchar llorar al niño por hambre era escucharlo llorar y gritar por los gritos y golpes que le daba su papá. Era feo mirarlo al día siguiente con su carita morada por algún golpe mal intencionado y sin su sonrisa alumbrándole el rostro. Ryoga por otra parte había aprendido algo también y eso era que si algo malo pasaba ya sabía a quien podía echarle la culpa. Ryoma tuvo que aprender a hablar para salvarse de algunas buenas golpizas. Sus primera palabras fueron 'yo no fui' que si bien lo salvaban de su padre no lo salvaban de su hermano mucho mayor que él.

El problema que tenía Ryoma en casa era mayor que el simple hecho de que su papá detestaba tenerlo cerca tanto así que siempre que lo veía le daba un golpe para asustarlo y alejarlo de él. Ryoma entonces buscaba compañía y algo de amor en su hermano mayor Ryoga pero la relación entre ellos era muy mala, casi tan mala como con la de su papá, por la diferencia de edades más que nada. Se llevaban casi siete años de diferencia y mientras Ryoma quería un cuento el otro quería jugar con sus amigos a otras cosas como para niños más grandes. Ryoma permanecía casi todo el día solo y en medio de todo la que le daba algo de amor era la vecina y por las noches cuando llegaba su mamá era ella la que lo atendía.

Todo el día viviendo prácticamente solo le había creado un vacío emocional y buscaba siempre alguna manera de hacerlo funcionar. Ryoma comprendió de la peor manera que acercarse a su papá mientras bebía para que le leyera un cuento era una mala idea. Otra mala idea era salir solo de su casa a los cuatro años y buscar a su hermano que jugaba tres cuadras más abajo con sus amigos. Ryoga detestaba tanto a su hermano que le tiro un pelotazo en la cara que le moreteo el pómulo derecho. Ryoma salió corriendo pero no fue a su casa precisamente, fue donde la vecina…

-"Que te paso en tu carita?"

-"Ryoga me tiro la pelota… pero no me duele tanto" – se veía que el niño había estado llorando pero de alguna manera se había calmado – "¿Que haces Mika?" - le pregunto olvidándose del golpe que se acababa de ganar.

-"Bueno ahorita estoy viendo a Nyaru… parece que ya es hora!" – los ojos hinchados de Ryoma se abrieron de la alegría. Desde que se entero de eso había querido ver. La gata iba a tener gatitos y él quería ver cuando nacieran.

-"¿Puedo ver?" – no había manera posible de negarse a esa carita

-"Vamos pero eso si… tienes que estar calladito y no hacer mucha bulla por que a la gata no le gusta la bulla… ¿entendiste?"

-"SI!" – Ryoma acompañó a Mika hasta el patio trasero de la casa donde había hecho una especie de cuevita de cajas para la gata. Ryoma estaba encantado con el hecho de ver a los gatitos pero nunca se había imaginado como se verían. Cuando le dieron uno para cargar se asustó – "Pero esto no se parece a un gato. ¿Estas segura que es un gato?"

-"Es un gatito… solo que todavía esta chiquito. Tu también eras muy chiquito cuando naciste"

-"Con razón…"

-"¿Con razón que?"

-"Con razón no me quieren. Si nací así entonces era feo y seguro que sigo feo… ¿verdad?"

-"Que tonterías dices! Tú de chiquito eras lindo y lo sigues siendo! Ahora vamos a dejar a la gata sola con sus hijos, tu también ya tienes que ir a tu casa no se vayan a enojar contigo por que no saben donde estas" - Ryoma comprendió el mensaje y salió corriendo de la casa para ir a la suya. Cruzó la calle y tocó la puerta. Un brazo lo jaló hacia dentro…

-"¿Donde te habías metido enano?" – Enano era un apelativo cariñoso para él así que no se inmuto mucho cuando Ryoga lo empujo – "El viejo te esta buscando… no se ve muy contento por lo que hiciste…"

-"¿Que hice?" – era una curiosidad repentina. A veces solía hacer cosas malas sin darse cuenta, otras cosas que pasaban en la casa se las atribuían a él, en especial si estaban mal hechas.

-"Te acuerdas de las revistas de papá… ¿esas que te dijo que no tocaras? ¿Te acuerdas que ayer agarraste la tijera para recortar algo? Al parecer recortaste parte de la revista también…" – Se empezaban a escuchar pasos como de toro desbocado – "¿Sabes que… chibisuke? Yo que tu empiezo a correr!" – No sabía para donde huir… los pasos se oían cada vez más cerca… Su salvación era correr fuera de casa… pero Ryoga estaba parado impidiendo su salida por la única puerta cercana a él… - "Papá… adivina quien llego" – Ryoma abrió los ojos como platos y trato de buscar otro sitio para esconderse antes que su papá lo viera. Corrió hasta la cocina pero todas las ventanas estaban cerradas… salió al patio… no había escapatoria… Ryoma trato de hacer algún acto de desaparición cubriendo su cabeza con las manos mientras trataba de meterse debajo de una mesita vieja… pero era demasiado tarde… el monstruo ya había llegado…

o-o-o-o-o

-"Ya llegue!" –Su mamá había regresado de su trabajo en una tienda del mercado. Como siempre la hora pasaba de las diez de la noche y las luces de la sala estaban apagadas. Nadie la había esperado para comer… nadie le importaba mucho su existencia – "¿Hay alguien despierto todavía?" – sin respuesta alguna entró a la cocina y se sirvió algo de la comida sobrante mientras miraba por la ventana del patio… había un bulto en la mitad del lugar que llamo su atención… casi al instante adivino de que se trataba. Dejo el plato en la repisa y corrió a aclarar sus suposiciones… que lamentablemente resultaron ser ciertas.

Entró como bólido a la casa buscando el botiquín… este tipo de cosas eran parte de su rutina diaria pero aún no se acostumbraba mucho a eso… Metió a su hijo a la casa y lo echo sobre la mesa de la cocina. Con un trapito trato de limpiarle la cara… '¿Que habría hecho esta vez?' Su mamá lo curo lo mejor que pudo y trató de reanimarlo. – "¿Que hiciste?" – El chiquito se sentó y le sonrió.

-"Ya llegaste! Papá salió un rato… dice que no lo esperes y…"

-"¿Que paso? ¿Que hiciste esta vez?" – Rinko comenzó a desesperarse al no recibir respuesta.

-"Creo que sin querer corte su revista… aunque no me acuerdo haberlo hecho" – le volvió a sonreír. Estaba conciente que si las cosas seguían así lo iban a matar, o al menos eso siempre se lo repetía todas las noches su mamá, cada vez que lo curaba.

-"¿Cuantas veces te he dicho que te alejes de él? No regreses a la casa si no estoy yo… es mejor que te quedes con Mika hasta que yo regresé del trabajo… no sé que va a ser de ti si es que algún día me llego a morir pero por favor… cuídate ¿si? No te le acerques cuando lo veas así!" – para su mamá era fácil por que ella no veía como eran las cosas pero tampoco se las podía contar por que sino nunca iría a trabajar y si era así todos morirían de hambre. Si su papá no lo veía en casa a cierta hora era capaz de ir a buscarlo y sabía perfectamente que la casa de Mika era el primer lugar donde él buscaría. – "¿Te duele mucho?" - Paro a Ryoma para que se fuera a dormir a su cuarto pero el chiquito a duras penas se podía mover. Aún así seguía sonriéndole para no preocuparla más y haciendo un esfuerzo sobre humano comenzó a caminar hacia su cuarto.

Su cuarto era casi tan pequeño como él. Solo tenía una cama y una mesita donde estaba toda su ropa apilada. Los pocos juguetes que tenía estaban rotos por que ya eran viejos y la mayoría de ellos estaban muy gastados. Algún día las cosas cambiarían para él y todo sería mejor. No se podía morir de ninguna manera por que su mamá estaría muy triste pero si algún día llegaba a morir entonces sería una gran cosa… ya nadie le pegaría, y viviría muy feliz y lo principal de todo podría hacer su sueño realidad.

Una vez se había quedado con Mika y ella le había contado una historia. Decía que todos los niños iban al cielo y que cuando un niño moría se le cumplía un deseo no importase cual fuera. El niño de la historia había pedido para que sus papas fueran felices. El también podría pedir eso al morir pero no valía la pena por que al morir él todos automáticamente serían muy felices… o al menos su papá y Ryoga serían los más felices del mundo. Entonces si la cosa era así él podía pedir su otro deseo… no, no podía. Mamá no sería feliz… ¿que podría hacer feliz a mamá? Eso tenía que averiguarlo de algún modo… después podría cumplir su otro sueño… aunque no sabía exactamente como.

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

A la mañana siguiente cuando abrió los ojos ya no había nadie en casa… por el olor del lugar su papá aún no había llegado y Ryoga seguramente estaría en la escuela. A él le tocaría ir a inicial recién el próximo año aunque su cumpleaños ya estaba cerca una vez más… el frío se lo decía. Se levantó lo más rápido que pudo y se lavo la cara en el baño. Su cara estaba morada una vez más… como se lo explicaría a Mika cuando la viera? Aunque ella era muy inteligente… seguro ni le preguntaría… ella siempre sabía.

Se cambio de ropa y se puso algo limpio. La cara se la tapo con una gorra blanca que siempre le cubría gran parte del rostro y era perfecta para estas ocasiones. Salió de la casa y se fue a caminar por ahí… de repente podía ir a ver a su mamá a la tienda… Sus pies siempre lo llevaban a todas partes pero como era muy pequeño pasaba desapercibido. Los pocos que lo notaban no lo veían bien por lo mismo que la gorra cubría la mayoría de sus marcas. Era difícil de ocultar esas marcas cuando llegaba el verano por que era raro ver a un niño con manga larga en vez de estar bañándose en alguna piscina o disfrutando del sol en el mar… esos eran algunos placeres gratis que él no podía gozar. Pero no llego al mercado… había mucha gente en la calle de camino a la tienda… al parecer había sucedido algo y a pesar de que quiso ver que era los policías no lo dejaron ver. Una mano lo jaló de la muchedumbre y lo hizo a un lado.

-"Mika! ¿Que ha pasado? Los policías no me dejan pasar y quiero ir a ver a mi mamá" – Mika no le dijo nada sololo jaló bien lejos de ese lugar… por un momento pensó que había algo que no quería que viera, o al menos esa fue la sensación que tuvo – "¿A donde vamos Mika?"

-"Vamos a rezar a la iglesia" – no recordaba haber ido a ese lugar antes pero la seguió de todas formas. Cuando entraron Mika le quito el gorro pero cuando vio su cara se lo volvió a poner – "¿Que te paso?"

-"Me caí de la silleta…"

-"No se miente en frente de Dios!" – Ryoma no sabía que Dios estaba ahí… de repente le podía pedir por su deseo especial o le podía pedir por su mamá… ella siempre se preocupaba por él y merecía su deseo. Mika lo llevo hasta las bancas y lo hizo arrodillarse.

-"¿Que hacemos Mika?"

-"Tienes que juntar tus manos y pedirle al señor que tu mamá este bien" – su voz sonaba algo chocada.

-"Era justo lo que le iba a pedir… ¿como lo supiste Mika?" – no comprendía por que Mika se había puesto a llorar… quizás había vuelto a ser malo otra vez y le había dicho algo malo… -"Discúlpame si dije algo malo… no puedo evitar ser malo" – No le dijo nada más y ella misma junto sus manos y le empezó a decir cosas al oído para que las repitiera… la verdad él no entendía lo que estaba pasando y por que lo decía… solo repetía como un loro. Cuando acabaron salieron de la iglesia, Mika se lo llevaba de la mano.

En su casa Mika trato de arreglarle la cara por que le dijo que mamá no lo podría hacer hoy. Ryoma no puso objeción, de repente su mamá y ella habían hablado y le habían pedido ese favor. Mientras Mika hacía algunas llamadas Ryoma salía al patio para ver a los gatitos que seguían igual de feos que el día anterior. No le había dicho a nadie nunca su deseo… solo a Dios cuando estuvo esa mañana en la iglesia. Había pedido por su mamá para que sea feliz y si le quedaba algo de deseo y ganas a Dios que lo convirtiera en gato. El siempre había querido ser un gato por que los gatos eran veloces y lo que necesitaba él era correr para que su papá no lo atrapara. Quería ser gato por que los gatos podían ver bien en la oscuridad y a él le asustaba mucho la oscuridad y siempre se caía botando las cosas cuando las luces estaban apagadas. El quería ser un gato por que los gatos podían saltar muy alto y siempre caían de pie, no como él que siempre se caía mal cada vez que Ryoga o su papá lo empujaban de donde sea el estuviera. El quería ser un gato por que los gatos eran bastante flexibles y cuando los agarraban del cuello no les dolía cosa que si le dolía a él cada vez que lo suspendían en el aire y lo estrellaban contra alguna pared. Pero lo principal de todo, él quería ser un gato por que a la gente le gustaban los gatos y siempre los trataban bien.

-"¿En que piensas Ryoma?"

-"Cuando sea grande quiero ser un gato" - le dijo sin pensar

-"Serías un gato muy chiquito por que ya tienes ojos de gato" – Ryoma se rió y puso cara de gatito haciendo grrr moviendo una patita.

-"Sería un gran gato y cazaría todos los ratones de la casa!"

-"Serías un gato lleno de vendas si no te cuidas de tu papá. No te vayas muy tarde para que tu papá no te pegue"

-"No me iré de aquí. Mi mamá me dijo que me quedara contigo hasta que ella viniera a recogerme más tarde. Me dijo que me alejara de papá" – ¿quien podría darle una noticia como aquella a un niño así?

-"¿Pero y si tu mamá no pudiera venir? Tu papá se va a enojar contigo si no llegas temprano a tu casa. Es mejor que estés allá con tu familia" – Ryoma no comprendía bien al situación pero a pesar de eso no quería regresar a su casa por que eso significaría que se quedaría solo con su papá hasta que su mamá llegara y eso nunca había sido una buena idea.

-"Mika… ¿tu crees que esta bien… que no quiera volver a mi casa?" – Mika comprendía su situación pero no sabía a que venía esa pregunta – "¿Que pasaría si un día no regresara a mi casa?"

-"Si no estas en tu casa van a ir a buscarte hasta que te encuentren. ¿Si no estas en tu casa entonces donde estarías?" – Eso era algo que definitivamente no había pensado pero que más daba, cualquier cosa era mejor que estar en su casa. Dibujo una sonrisa en su rostro y miro a Mika quien seguía preocupada por él.

-"Yo voy a estar bien, cualquier lugar es mejor que mi casa" – Mika no podía dar crédito a sus oídos. Como un niño tan pequeño podía tener tal concepto de su casa aunque la verdad eso no debía de sorprenderla mucho por lo mismo que sabía perfectamente cual era la realidad de ese lugar. Pero también era verdad que ese lugar se volvería aún peor en especial cuando el niño se enterara que ahora si no tendría ningún tipo de apoyo en esa casa… su mamá ya no estaría con él… ahora era solo cuestión de tiempo saber si la vida de Ryoma cambiaría para mejor o simplemente se hundiría en la tristeza.

Ella no tenía corazón para informarle lo que sabía al niño, no podría soportarlo verlo llorar y escucharlo pensar tan fríamente para su edad… Solo se encargo de entretenerlo durante unas horas hasta cierto momento en que sería prudente mandarlo a casa. Ryoma jugó con los gatitos aunque gran cosa no se podía hacer con ellos más que mirarlos por que aún estaban demasiado pequeños. Aún así se encargo de alimentar a la madre y contemplarlos para que no les pasara nada malo. Después del almuerzo estaba demasiado cansado como para hacer algo más así que se echo a dormir en uno de los sillones de la sala. Como era pequeño encajaba perfectamente en uno de los sillones pequeños. Mika lo cubrió con una frazada y lo dejo descansar… solo le quedaba un par de horas de paz…

Ya para las cinco de la tarde alguien llamo a la puerta y Mika fue a ver quien era. El portón de su casa se abrió de par en par solo para dar paso a un ser increíblemente borracho y con mala pinta. El hombre la hizo a un lado y comenzó a pasar su mirada por encima de cada mueble del lugar hasta que sus ojos se detuvieron en un pequeño bulto encima de unos de los cojines del sofá.

-"Deja al niño dormir! Cuando se despierte lo mandaré a tu casa pero déjalo descansar!" – el hombre hizo caso omiso a sus palabras y se acercó al niño quien ni con toda la bulla se había despertado

-"Lévantate enano!" – Una de sus manos cogió al niño de los tobillos y lo boto del sofá, haciendo de nuevo un lado a Mika salió de la casa con el niño arrastras…

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Ryoma había estado soñando uno de sus sueños favoritos, uno en él cual él convertido en gato pescaba en un río un pez enorme, un pez más grande que él. El pez brincaba tratando de librarse de sus garras y daba la impresión como que bailaba en el aire. De pronto algo paso y del día iluminado en el que se encontraba se tornaba en oscuro y con un aroma familiar… de pronto ya no era más un gato… ahora el era el pez que había salido del agua y caía en la realidad… la realidad era dura como el piso frío de cemento pulido y el dolor era tan agudo como una caída de un lugar muy alto…

Cuando abrió los ojos se dio cuenta que su pesadilla era realidad y que su papá se lo llevaba jalando de los talones fuera de la casa de Mika. A su papá no le importo que él se raspara los brazos con el asfalto de la pista al cruzar por ella, no le importo que se golpeara contra la puerta a loa hora de entrar a la casa así como no le importo que su ropa estuviera desgarrada así como sus brazos cubiertos de heridas. Ahora desde dentro de la casa podía oír como Mika le gritaba a su papá para que no le pegara ni lo maltratara pero eso tampoco le importó. ¿Por que la vida tenía que ser tan dura? ¿Por que su mamá no llegaba para defenderlo? Se suponía que llegaría temprano hoy así como lo hacía todos los miércoles…

o-o-o-o-o-o-o-o

-"Ryoga… endereza a tu hermano y súbelo al carro. Tienen diez minutos antes que me enoje!" – Ryoga estaba en la esquina de la sala pero su cara se veía diferente a como era usualmente. Si bien no se le veía triste si estaba algo preocupado. Se acerco a Ryoma y lo sentó en la mesa de diario para pasarle un trapo húmedo por la cara y limpiarle la suciedad de las mejillas.

-"Será mejor que te pongas otro polo pero no creo que haya mucho tiempo. Estira tu brazo" – Le paso el mismo trapo húmedo por el brazo para limpiárselo. Ryoma aguanto el dolor pero no pudo evitar que se le cayeran un par de lágrimas… los raspones estaban escociéndole la piel. – "No llores por un par de raspones… hay cosas peores en las que te deberías de preocupar ahora… en fin" – Ryoma una vez más no volvió a entender el comentario pero no le preocupo mucho. Ryoga era de las personas que decían cosas para reclamar atención y la mayoría de veces era solo para hacerse el interesante y el que todo lo sabía la diferencia de esas veces con la de ahora era que sí sabía algo de vital importancia… algo en lo que Ryoma raramente había llegado a pensar.

Con algo de tiempo Ryoga logró cambiarle el polo por una más limpio y los dos salieron corriendo hacia el carro donde su papá ya estaba comenzando a perder la paciencia. El carro arrancó apenas cerraron la puerta. Todos iban callados, era un silencio sepulcral solo interrumpido por los ruidos propios del carro y las bocinas que sonaban en la calle. El carro paro definitivamente rato después en un edificio horrible con un olor extraño. Curiosamente sus piernas no lo querían llevar hasta adentro del lugar así como lo obligaba su papá quien con unos cuantos empujones logró moverlo adentro.

El lugar era muy silencioso pero con bastante gente que se movía de un lado a otro quien sabía con que motivo. Trato de seguir de cerca a su papá y a su hermano pero por cada paso que ellos daban él tenía que dar diez y aún así no llegaba a alcanzarlos. La multitud que pasaba no lo dejaba avanzar y termino perdido en medio de un corredor sin saber hacia donde ir. Sus pies lo llevaban por todos sitios buscando a su papá y a su hermano; el ambiente había cambiado… ya no era lleno de gente y con cierto bullicio, ahora era frío y con un silencio absoluto. Una puerta se abrió a su lado el lugar se veía oscuro pero estaba iluminado por ciertas luces bien distribuidas que mostraban mesas con algo metido en bolsas plásticas. La curiosidad no pudo más y sus pies fueron al lado de una de esas bolsas para ver que había en ellas. Había algo malo en ese lugar por que a pesar de estar vacío se sentía observado. Su manito se alzó y abrió la bolsa con cuidado… mientras la iba abriendo algo en su cabeza le decía que no era correcto y que desistiera de ver lo que había ahí… pero ya era muy tarde también. Por un instante pudo ver el contenido del empaque por que una fuerza que no provino de él lo empujo contra el cadáver…

-"No me mires que estoy muerto!"

-"Ahhhhhh!" – los pelos de la nuca de Ryoma se erizaron del susto mientras que sentía que el alma se le salía por la boca. Incluso diez minutos después de enterarse que Ryoga fue quien lo asustó no podía dejar de temblar. Su papá de enojo con los dos por hacer escándalo en un lugar como ese por lo que decidió no apartarse de ninguno de los dos. Siguieron caminando detrás de alguien quien era el que los guiaba por ese laberinto de corredores. Iban tan rápido que Ryoma al ser jalado por su papá de un brazo sentía que iba volando. El brazo le seguía doliendo por la arrastrada que había tenido horas antes pero no podía llorar por eso y menos estando a la vista de su papá.

Por fin entraron de nuevo a uno de los cuartos parecido al que Ryoma había entrado antes. Su papá lo dejo a un lado mientras firmaba unos papeles en el escritorio continuo. Otro hombre entonces trajo rodando una mesa con una bolsa encima. Algo en su cabeza se había conectado y tenía la sensación de saber quien era la persona que estaba ahí… sin que nadie lo detuviera se acerco a la mesa rodante pero esta vez sin el valor para descubrirla. Su papá también se acerco y el mismo hombre que la trajo destapo el cadáver. Su mamá se veía algo golpeada e increíblemente pálida, estaba fría y algo despeinada, fuera de eso parecía dormida. Papá solo la vio por un instante y después de eso la volvió a tapar.

-"Vamonos!" – agarró su brazo y lo volvió a jalar.

-"Yo me quedo con mamá!" – Ryoma se soltó y corrió al lado de su mamá. De un salto se trepo en la mesa y se echó al costado de ella. Ryoma comprendía muy bien lo que había pasado con ella y que no le volvería a hablar ni nada de esas cosas, sabía que era inútil quedarse con ella pero aún no lo había asimilado, no quería dejar de verla tan pronto.

-"Tu mamá se murió y no va a volver pero si quieres quédate con ella… pronto empezara a oler mal y se llenara de gusanos… su piel se podrirá… la verdad no creo que te guste pero quizá al verla así te mueres más rápido"

-"No digas eso de mamá!" – Ryoma corrió y se olvido de que era chiquito y sin fuerzas, se olvido que su papá le cuadriplicaba el tamaño y en cuanto a la fuerza no había punto de comparación, aún así se atrevió a meterle un puntapié y un golpe en la cadera que era la máxima altura a la que podía alcanzarle. Su papá solo se agacho ante él y lo cogió de los tobillos y así colgando se lo llevo al carro mientras pataleaba tratando de soltarse.

Ryoma estaba lleno de rabia por la manera como su papá había hablado de su mamá y trataba de lanzarle un golpe a pesar que su papá estaba muerto de risa viendo sus inútiles esfuerzos. Ryoga por otra parte no hacía nada para parar el abuso, solo bostezo al subir al carro trató de calmar a su papá para que dejara al 'bebé' en paz.

Cuando llegaron a la casa cada uno se fue por su lado. Ryoga salió a jugar por ahí, su papá entro a la cocina para sacar algunas cuantas latas de la nevera como si nada hubiese sucedido pero Ryoma no podía hacer lo mismo. El quería gritar, quería llorar, quería romper cosas. Había algo que él aún ignoraba y quería saber ¿por que? ¿Por que fue su mamá y no su papá? ¿Por que había sido ella y no él? ¿Por que tenía que seguir vivo?

Sin que su papá se diera cuenta él salio de la casa sin rumbo fijo. Vago por las calles toda la noche tratando de pensar bien las cosas. La mayor parte del tiempo no estuvo conciente a donde lo llevaron sus pies pero sin duda fue lejos por que cuando se dio cuenta sus pies le estaban doliendo. No sabía donde estaba parado pero una cosa si era segura, estaba muy lejos de su casa. Siguió caminando sin rumbo, cuanto más lejos estuviera mejor, cuanto más perdido se sintiera mejor, el frío era lo de menos en estos momentos. Cuando sus pies ya no dieron más cayeron rendidos cerca de un parque. Recuperando energías logró llegar a una de las bancas del parque y allí se sentó. El parque era poco iluminado pero por lo menos era mejor que dormir en el piso de alguna calle. Cerró sus ojos y trató de dormir pero no pudo. Una luz potente le alumbraba de lleno la cara e interrumpía su posible sueño.

-"¿Niño que haces que no estas en tu casa?"

-"Intento dormir… ¿pueden apagar sus luces por favor?" – su mamá siempre le había dicho que si pedía las cosas con educación se le iban a conceder.

-"Deberías ir a tu casa. ¿Donde vives? ¿Tu papá o tu mamá saben que no estas en casa?" – el policía era de lo más persistente y no lo dejaba dormir.

-"No quiero ir a mi casa ahora"

-"La ley dice que deberías estar con tus padres…"

-"Debería más no quiero!" – ¿por que no apagaba su luz? – "¿Puede apagar su luz o mejor me voy a dormir a otra parte?"

-"Mejor ve a dormir a tu casa. Sube al carro, yo te llevo" – la oficial abrió la puerta de su carro esperando a que entre el niño pero el pequeño ni se inmuto. Al contrario con sus manos trató de aferrarse a la banca cuando el oficial fue a levantarlo.

-"Suélteme! No quiero ir a mi casa!" – el policía continuó tratando de despegarlo del banco – "Itaiiii!" – al grito del niño el policía lo soltó solo para verlo sobarse el brazo con prontitud. Su brazo estaba bien raspado… los niños tenían varios tipos de accidentes ahora último. Aprovechando que el niño se sobaba el brazo lo cargo y lo metió al vehículo.

-"¿Donde vives? Tus papas deben estar preocupados por ti" – una lágrimas cayeron de los ojos del Ryoma… ¿por que tenía que recordarla? – "Si no me dices tu dirección tendré que contarle todo a la oficina de la policía y ellos averiguaran donde vives… es mejor que me des tu dirección" – ante la negra perspectiva Ryoma decidió hablar.

El viaje hasta su casa fue en silencio para él. No se preocupo por responderle al oficial algunas de sus preguntas, tampoco quiso bajar del carro cuando se cuadraron frente a la puerta de su casa. El policía se bajo y fue a tocarle la puerta a su papá pero quien salió a abrir fue Ryoga. Poco después fue él quien vino a convencer a Ryoma que bajara de la unidad móvil.

-"Baja de ahí antes que papá llegue y sea peor" – Ryoga le susurro al oído. Sabía que de todas formas la situación no cambiaría para él, un golpe más o uno menos… ¿en que podía variar?

-"Niño… ¿Ryoma te llamas verdad? Baja del carro que tengo que seguir patrullando" – el policía comenzaba a perder la calma. De un jalón Ryoga sacó a su hermano del carro y lo metió a la casa. Despidió al policía y cerró la puerta.

-"Estas en serios problemas… yo que tu busco donde esconderme" - Ryoga lo miraba como queriendo advertirle algo…

-"¿Donde esta?"

-"Detrás de ti enano!" – Ryoma ya sabía lo que seguía pero después de todo ya estaba preparado para eso. El dolor ya era parte de su vida pero ese día sintió como que un pedazo de su alma se hubiera perdido para siempre…

o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o-o

Ryoma no salió de su casa en más de una semana. No podía ni asomarse por la ventana ni bajar las escaleras de su casa. Dependía completamente de la voluntad de su hermano y de que buenamente se acordara de él. Ryoga parecía olvidarse de él por momentos por que no hacía nada por él hasta determinada hora que iba a revisar como estaba.

Cuando por fin pudo volver a pisar calle se hallaba extrañamente perdido. La casa de Mika lucía extraña… como vacía. Se apresuró a cruzar la pista para verla y toco la puerta. Después de un rato se abrió solo para revelar una casa medio vacía…

-"¿Ryoma… estas bien?"

-"¿Tu también te vas?"

-"La verdad que no me quisiera ir pero… mi hijo me ha pedido ir a vivir con él. Te estaba esperando… ven" – Ryoma no quería seguir ahí parado pero aún así la siguió. Fueron hasta el patio donde la gata estaba tirada al sol. Mika lo acerco a la caja de los gatitos. – "Mira… te guarde uno. Quédatelo por que yo no me los puedo quedar. Los demas ya tienen buenas familias"

-"Yo no soy una buena familia para él… mi papá tampoco lo va a querer" – Ryoma no quería rechazar al gatito pero tampoco podía arrastrar al animal a su miseria.

-"Pensé que tu lo querrías… bueno… tendré que buscarle un hogar a este pobre gatito…" – si fuera así de fácil encontrar un hogar para él… - "Sabes… pensé que tu lo querrías tener contigo ya que a veces no tienes nadie con quien hablar…"

-"Esta bien… dámelo!" – Ryoma cogió al gatito en sus brazos… era muy pequeño, casi igual que él.

-"¿Que nombre le vas a poner?"

-"… Karupin!" – y con una sonrisa regreso a su casa…

TBC…

Bueno eso es todo por ahora. Creo que lo he dejado un poco en el aire pero la verdad ya me gana el sueño…

Espero que les haya gustado la historia… espero sus comentarios, sus piedras, sus pelotazos o una persecución con antorchas… toda critica es bien recibida n.n