Las bocas de los cuatro shamanes se abrieron, sus ojos se inundaron de sorpresa y de incredibilidad y sobre todo de la misma pregunta.

¿Qué?

Querían intercambiar miradas entre ellos sobre todo para cerciorarse de que estaban igual de sorprendidos, pero no podían apartar los ojos de la pareja que tenían delante.

Yoh no se alejaba mucho de la expresión de los shamanes. Miraba su esposa pero ella a él no, estaba cabizbaja sin querer hablar más, ya había dicho suficiente. Estaba casada con Yoh y embarazada de él. Ya no podía callárselo.

-Anna…-dijo Yoh suavemente intentando tocarle el hombro pero no pudo.

Anna se puso a correr sin mediar palabra, no sin antes decirle a Yoh con los ojos que por favor que no la siguiera. Sin embargo el shaman de la espada estaba tan sorprendido que ninguno de las extremidades le respondía. Pilika corrió detrás de la rubia adentrándose en el bosque para encontrarla.

Horo fue el primero en parpadear y susurrar algo al chino que tenía al lado, aunque le costaba bastante.

-¿Em…embarazo…es cuando tu traes un bebé al mundo no?

-¡Tú que crees idiota!

Las formas de la sinceridad.

Escrito por: Kakiyu-chan.

Capítulo Final Tengo más de una y mil formas de decirte lo que siento por ti.

La sinceridad no sólo se ve en las palabras, sino que también se demuestra por medio de nuestras cualidades y formas.

Pilika logró alcanzarla con bastante esfuerzo. La chica había corrido como nunca, pero las lágrimas no le permitían ver bien el camino.

La peliazul no dijo nada cuando la alcanzó. Solo la miró un milisegundo y luego la abrazó. La rubia no dijo nada ni hizo ningún gesto que mostrara que eso le molestara, solo apoyó su cabeza en su hombro para ver si así dejaba de llorar.

-Muy bien. Vale. - dijo el peliazul mientras se frotaba las sienes. - Vamos a empezar por el principio.

-Tengo que admitir que no sería mala idea. - ironizó el shaman chino.

-¿¡PERO ES QUE VOSOTROS DOS LO HACEIS? – gritó zarandeando de los hombros a Yoh.

-¡ ¿PERO ES QUE ERES GILIPOLLAS? – gritaron Ren, Ryu y Manta después de pegar a Horo Horo y dejarlo medio muerto en el suelo.

-Eh… - intentó hablar moribundo - En el fondo….sabéis… que tengo razón. ¬¬

Ren y Ryu se miraron sin saber que contestar. Tamao solo se sonrojó como un tomate mientras ayudaba al joven Horo a levantarse, cuando lo hizo el ainu se dio cuenta que estaba a punto de llorar….y él no sabía qué hacer, solo la miró con algo de tristeza.

Yoh se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y la cabeza inmersa en el cielo.

-Tiene cara de estar muy lejos de aquí.

-Manta, Yoh siempre ha tenido esa cara…de estar en las nubes.

-Ya Ryu pero ahora tiene un buen motivo.-¬¬

-Alguno de nosotros tendría que ir a hablar con él.-contestó Ryu rascándose la cabeza.

-Voto para que no sea Horo Horo.

-¿Y por qué no lo haces tú chinito? Auch! –chilló cuando Tamao le puso una venda en una de sus heridas.

-¿Yo? ¿Por qué? No sé qué decirle. ¿"En hora buena"?

-Por ejemplo.

-Pero si ni siquiera sabemos qué ha pasado. –se cruzó de brazos - ¿Alguno de vosotros sabía que se habían casado?-¬¬

Manta levantó tímidamente la mano.

-¿Y podrías explicarnos que ha pasado? –preguntó Ryu muy curioso.

-No hace falta Manta.-contestó Yoh acercándose a ellos con una sonrisa triste.-Yo os contaré todo. Desde principio a fin.

Un poco lejos de allí se encontraban Anna y Pilika sentadas en una roca bajo un árbol. Anna escondía su cabeza entre sus piernas aun sollozando un poco y Pilika solo la miraba esperando a que lo soltara todo.

-Si quieres…podemos volver con ellos.-Dijo Pilika con miedo de lo que le dijera la rubia.

Anna negó con la cabeza aun escondida.

-Creo que lo mejor…es que volvamos a la casa.-respondió con la voz apagada por las lágrimas.

Odiaba que la vieran así, odiaba esa situación más de lo que se imaginaba cualquiera. No le gustaba que la vieran llorar. No le gustaba llorar. No le gustaba que la vieran triste. Pero ahí estaba ella. Por algo dicen que los sentimientos pueden sacar lo mejor y lo peor de ti.

Pilika le ayudó a levantarse, al fin y al cabo estaba embarazada y necesitaba ayuda. Anna a pesar de que no le gustaba que le ayudaran no se negó al gesto. Necesitaba moverse y se sentía muy débil.

-De repente tengo ganas de vomitar.

-Es normal.-Dijo la peliazul con una pequeña sonrisa que la rubia no vio.


Los shamanes pensaron que para buscarlas sería mejor ir andando ya que se tenían que meter en el bosque así que Ryu se encargó de llevar la camioneta hacia la casa mientras Horo, Ren Manta e Yoh buscaban a las chicas.

- Entonces… ¿lo habéis hecho?

- Horo…

- ¡POR SEXTA VEZ PEDAZO DE IDIOTA! ¡CLARO QUE SI!

- ¡ES QUE AUN NO ME LO CREO!

Yoh no podía estar más sonrojado, Manta suspiró cansado de que Horo no hiciera más que hacer la misma incómoda pregunta.

Ren y Horo se quedaron atrás mientras los demás siguieron caminando. Ambos chicos cruzaron miradas.

-¿Tú qué opinas?-pregunto el ainu.

-Que no tiene tanta importancia como parece.-respondió el chino encogiéndose de hombros. Él era ese tipo de personas que le quitaba importancia a las cosas.-Si pudieron invitarnos o no a la boda.

Horo se cruzó de brazos mientras volvía a caminar. Él sí que le daba un poco de importancia que no se hubieran acordado de ellos, pero es cierto que cada uno estaba perdido por ahí. Sin embargo…

- Lo que no entiendo es por qué nos lo han estado ocultando. ¿Es que no confían en nosotros?

- Horo…tú eres un bocazas.

- Y tu un chino insoportable y yo no digo nada. - ¬¬

- Me lo dices anda más levantarme pitufo amante de las plantas. - ¬¬

- ¡Bueno eso da igual! ¡El caso es que nos lo podrían haber dicho y punto!

- Deja de darle vueltas. Al fin y al cabo no ha cambiado nada. - dijo Ren mirando el cielo. - Yoh y Anna siguen siendo los mismos, da igual que ahora haya un papel firmado como que están casados.

Horo se quedó pensativo, tenía que admitir que las palabras de Ren eran ciertas. Si no habían notado nada era porque no habían cambiado nada en absoluto, seguían siendo todos igual de amigos que siempre.

- Bueno algo si ha cambiado. - dijo con un pequeño sonrojo en las mejillas y una sonrisa maliciosa.

- Sip. Anna está embarazada.

- Si… si me permiten.

Los shamanes se giraron dándose cuenta que Tamao llevaba todo el rato detrás de ellos. Horo se dio cuenta que aunque tenía una expresión tranquila sentía un halo de tristeza en sus palabras y en sus ojos.

- La señorita Anna siempre ha querido poder darle un heredero al joven Yoh y a toda la familia Asakura. – dijo cada vez más sonrojada pero ahora con una sonrisa dulce. - Estoy segura que a pesar de todo lo que acaba de pasar la señorita Anna está muy contenta.

Ambos shamanes se miraron entre ellos. Desde que conocieron a Anna Kyoyama sabían que lo primero que ella quería era ser la esposa de Yoh y segundo poder darle un heredero. Luego dirigieron su vista a Yoh el cual sabían que seguro que estaba contento de poder ser padre.

Ren se dirigió al susodicho mientras detrás de él dejaba a Horo y Tamao caminando tranquilamente. No pudo verlo pero a escondidas Horo le cogió la mano a Tamao.

Anna y Pilika estaban a solo unos pasos de la casa. Por el camino no hablaron mucho ya que Anna se encontraba cada vez peor, se habían tenido que parar ya dos veces para que pudiera vomitar, entre la noticia del embarazo y la pelea con su prometido, Anna se había estado guardando muchas cosas en su interior y ahora era como si su cuerpo estuviera sufriendo las consecuencias.

Pilika levantó la vista y vio que en la puerta estaba su primo Izumi, seguramente les habría visto desde la ventana llegar.

Cuando llegaron a la puerta Izumi, esté cogió a Anna la cual estaba apunto ya de desmayarse y la llevo a su habitación, Mientras tanto Pilika decidió irse a la cocina a preparar algo para que la itako se sintiera mejor.

- Oye… primo.

- Dime Pilika.-dijo mientras la ayudaba a colocar paños frios en la frente de Anna. Esta estaba ya acostada y casi durmiendo.

- ¿Fuiste tú quien le dijo a Anna que estaba embarazada? – Pilika lo sabía, Izumi era de los mejores herbolarios de su tribu, sabia manejar las plantas como nadie a la hora actuar de curandero.

- Si. - asintió. - Como sabes he tratado a varias mujeres de la tribu embarazadas. Había notado algo en Anna, cuando una mujer shaman se queda en cinta es como si su aura cambiara… como si hubiera otra distinta a su alrededor.

- ¿Y qué hiciste?

- Le di un cuenco con sopa hecha con plantas especiales para que se lo bebiera, cuando lo dejó en la cocina noté con más claridad su aura y ahí fue cuando estuve seguro del todo. Pero su prometido nos pilló en una situación comprometida cuando se lo dije.

- ¿Yoh?

- Si bueno… más que su prometido, su marido. - Dijo con una pequeña sonrisa. - Pero esa no es la cuestión. - dijo rápidamente al ver la cara de su prima cuyos ojos se abrieron de par en par y parecía que iban a salir de sus orbitas. - Por lo visto esta itako le pasó lo mismo que a ti Pilika. La oscuridad estuvo a punto de engullirla.

La ainu sintió una punzada en su corazón bastante fuerte al recordar. Al recordar los sucesos que le sucedieron hace varios años cuando empezó a sentir un gran cansancio, a sentirse enferma, a sentir un calor insoportable en su cuerpo… a sentir que había una gran oscuridad a su alrededor y no podía salir de ahí.

Se llevó la mano al pecho para tranquilizarse enseguida y que no se le notara.

- Ella creía que estaba volviendo a caer en eso. - prosiguió Izumi. - Tampoco pensaba que se pudiera tratar de que otra vida en su interior estaba naciendo. Por eso la abracé cuando se lo dije. No era algo que se esperaba. Algo tan bueno. Casi se desmaya en ese momento.

Pilika sonrió dulcemente y se quedó mirando a la rubia itako.


Yoh se paró a mitad de camino, la verdad es que sentía todo su cuerpo pesado. Eran muchos problemas y no podía pensar en ninguno. Primero estaba Anna, la pelea con ella, el hecho de que estuviera embarazada y el hecho de que aún no se pudiera concienciar de ello, encima ahora acababa de confesar a sus amigos que no pudo cumplir la promesa de contar con ellos para la boda. Cuanto más pensaba en todo eso más le costaba andar, sentía que sus ánimos pesaban como piedras.

Ren le seguía desde detrás le ponía nervioso por no decir malo el ambiente del grupo. Delante tenía a un Yoh deprimido, a un Ryu y a un Manta que no sabían que decir, detrás de ellos una extraña tensión amorosa entre el azul y la rosada, y él en medio sin ganas de hacer nada. Sin contar con el hecho de que todos estaban un poco tocados con la noticia de que Yoh y Anna iban a ser padres. Por una milésima de segundo llegó a pensar si también era su hora de ser padre, pero bueno, solo fue una milésima.

Conocía a Yoh y sabía que ahora mismo se estaba preocupando por tonterías, cuando en lo que de verdad debería de estar pensando es en ese hijo…y que él era padre.

–Oye Yoh ¿Cómo lo llevas?

–Pues…no lo sé. –dijo rascándose un poco la cabeza. –Es que…solo sé que ahora tengo que encontrar a Anna. –sabía que solo hablando con ella se aclararía.

–Vas a ser padre.

–Lo sé.

–No parece que hayas asimilado la noticia.

–No…la verdad es que no. –Suspiró– como te he dicho, tengo que encontrar a Anna. Eso es lo primero. Pero…

Yoh se paró abruptamente, lo que hizo que los demás también pararán y le miraron con un poco de preocupación.

–Chicos…-levantó la mirada para verles a todos. – Siento mucho que no hayáis estado en mi boda. En serio.

Más de uno sintió un pequeño vuelvo en su estómago. Cada uno sabía que Yoh era alguien que ante todo, la amistad lo era todo para él, y sabían que Yoh lo sentía de verdad por eso.

El castaño cerró los ojos y les dio la espalda para volver a caminar dejándolos atrás y desapareciendo entre los matorrales.

Los shamanes no sabían que responder por eso se quedaron callados y parados durante varios segundos. Horo sintió como Tamao le apretaba más la mano y escondía más su rostro.

Ren suspiró y aceleró el paso para alcanzar a Yoh. Todo eso era una tontería comparado con lo de que iba a ser padre ya ahora tenía que centrarse en eso y no en que sus amigos estuvieran disgustados con él. Si, era raro que Ren pensara así pero ser padre era algo muy grande, y los demás shamanes pensaban como él.

Apartó una de las ramas de un árbol para ver si le encontraba. Pero no lo vio por ninguna parte.

Anna intentó abrir los ojos, pero sentía sus párpados pesados y su cuerpo muy caliente, encima le costaba respirar.

Sintió como alguien le cogía de la mano y como la luz entraba dentro de sus ojos a medida que lograba abrir los ojos, apenas pudo ver dos sombras que la observaban y cruzaban un par de palabras.

–Ya abre los ojos.

–Parece que se encuentra mejor.

Haciendo pequeños esfuerzos las sombras se fueron disipando y pudo identificar a Pilika e Izumi. Intentó levantarse pero Izumi se lo impidió colocando una mano en su hombro suavemente.

–Es mejor que no te levantes, estás muy débil.

–Tengo…ganas de vomitar…-dijo muy débilmente tocándose la frente.

–Será mejor que la acompañe al baño. – dijo Pilika. –Será mejor ir preparándole algo para que se encuentre mejor.

Izumi asintió y es fue acto seguido se fue a la cocina. Pilika ayudó a Anna a levantarse para llevarla al baño.

–Pilika. –dijo Anna con una voz muy débil. – ¿Dónde estamos?

–Te he traído de vuelta a la casa.

– ¿Y los demás? –no quiso preguntar directamente por Yoh.

–Se han quedado atrás.

Él se había quedado atrás, mejor dicho ella le había dejado atrás. El hecho de que no supiera ahora mismo donde estaba él hacía que se mareara aún más. Ahora mismo se arrepentía de todo. Solo quería que él estuviera aquí. Y ella había salido corriendo de su lado.

–¿Le habéis visto?

–No para nada creíamos que tú le habías visto antes de que se fuera. –dijo Manta secándose el sudor. Detrás de él venían Ryu, Horo y Tamao.

–No, no le llegué a ver. ¿Y vosotros?

Tamao y Horo negaron con la cabeza.

–Es realmente raro. – Ren se llevó la mano al mentón pensando como Yoh podría haber desparecido tan rápido. No se había ido corriendo precisamente.

– ¿Y si pedimos ayuda a los espíritus? –preguntó Ryu empezándose a preocupar.

–No creo que sea para tanto. Seguramente habrá ido a la casa. –contestó Ren.

–Sí, pero por lo menos nos lo habríamos encontrado.-dijo Manta.

–Lo mejor que podemos hacer ahora será volver. – Contestó Tamao muy preocupada.-Seguro que la señorita Anna y la señorita Pilika se encuentran allí.

Los shamanes asintieron y se pusieron en marcha a la cabaña.


Izumi cerró la puerta detrás de sí y dejó solas a Pilika y Anna después de haber dejado una medicina para que la Itako se sintiera mejor.

Pilika sabía que Anna no era de muchas palabras, tampoco de mostrar sus sentimientos, sin embargo antes la rubia había estado llorando en su hombro momentos antes.

Sabía que ahora lo que necesitaba era al shaman de la espada, así se sentiría mejor y hablarían lo que tenían que hablar. Que eran padres y lo demás no importaba nada más. Pensó que lo mejor sería ir a por ellos y hacerlos venir aquí.

Se acercó a la ventana y la abrió para que entrara la brisa. Para su sorpresa a lo lejos veía venir a los shamanes dirigiéndose hacia aquí, también miró al cielo, se estaba nublando.

La peliazul bajó las escaleras con cuidado de no despertar a la rubia, sabía muy bien lo que debía de hacer, en cuanto viera a Yoh le cogería del brazo y lo llevaría a rastras hasta la habitación donde se encontraba su pro…su esposa. Si hiciera falta los encerraría con llave.

Abrió la puerta y se dirigió a los shamanes, pero él no estaba.

- ¿Dónde está Yoh? - preguntó Pilika confundida. No lo veía por ninguna parte.

Los shamanes pararon y se intercambiaron miradas de extrañeza. Ren fue el primero en hablar.

- ¿Cómo que donde está Yoh? – Parpadeó - ¿No está aquí?

- ¿Cómo va a estar aquí si estaba con vosotros?

- Estaba con nosotros. - Dijo su hermano - Pero se nos adelantó, pensábamos que él ya se encontraría aquí.

Pilika se quedó pensado un par de segundos si en algún momento había oído la puerta abrirse o pasos por la casa, pero no recordaba nada de eso, se habría dado cuenta.

Rápidamente entraron todos en la casa y miraron por todos los rincones, preguntaron a Izumi si había visto Yoh entrar o cerca pero a él tampoco le sonaba que nadie hubiera entrado. En seguida la preocupación en todo aumentó, buscaron más a fondo en la casa e incluso salieron por los alrededores pero no había rastro de él.

- Esto no puede ser. - dijo Ryu secándose el sudor de la frente. - Si hace nada que estaba con nosotros.

- No puede haberse ido tan lejos. - dijo Manta cruzándose de brazos intentando mantener la calma. - ¿A dónde habrá ido?

- El amo Yoh quería venir aquí estoy seguro. Estamos todos seguros. - dijo Ryu sintiéndose cada vez más confundido.

- He ido al lago. - dijo Horo acercándose a ellos. - Tampoco estaba allí. Creía que como era tan él habría ido a pensar o a despejarse las ideas.

- Intentemos mantener la calma. - Dijo Ren acercándose a ellos. - Como ha dicho Horo él es mucho de irse solo por ahí a pensar igual se ha ido a dar una vuelta en solitario.

En el fondo Ren tenía razón, era una gran posibilidad teniendo en cuenta como era Yoh. Pero cada uno de ellos sabía que esa situación no era para irse solo, Yoh quería volver y arreglar las cosas enseguida con Anna.

- Haremos una cosa. - Dijo Ren llegando a una conclusión. - Si vemos que en una hora no aparece. Iremos a por él.

Aunque no les hacía ninguna gracia, todos asintieron.


((Una hora más tarde))

Anna seguía dormida. Menos mal.

Pilika y Tamao estaban arriba cuidándola por si se despertaba. Los demás estaban abajo al salón, cada uno sentado en un sitio pero todos mirando al mismo, la ventana. Pero ni rastro.

Ryu fui el primero en levantarse, luego los demás le fueron siguiendo y se dirigieron a la puerta incluso Izumi que aunque no se encontraba bien se ofreció a ayudar.

Nada más salir los shamanes cerraron los ojos. Pero no sentían cerca la energía shamanica de Yoh. Y lo más raro, a Amidamaru tampoco.

- Será mejor que cada uno saque a sus espíritus acompañantes y que busquen ellos también. - Dijo Manta muy serio y preocupado.

Y así lo hicieron. Cada uno se puso a buscar por su cuenta con la ayuda de sus respectivos espíritus.

¿Dónde se había metido Yoh?


Dolía.

Sentía dolor.

Pero eso solo pasaba si intentaba abrir los ojos. Si no los abría no sentía nada.

Ahora mismo estaba en un mundo que no era el planeta donde él vivía, ahora mismo su mente había volado miles y miles de kilómetros. Y si seguía ahí no sentiría dolor, ni el resto de sus sentidos tampoco funcionarían.

No sentiría dolor, no olería el olor de la lluvia, de la tierra mojada, de la sangre. No sentiría tampoco su cuerpo contra la tierra.

Tampoco recordaría que había fracasado en su intento de hacerla feliz.


Anna agarró con fuerza la manta que le cubría.

-Algo va mal. –dijo casi en un susurro.

Tamao y Pilika estaban a su lado sentadas en los sillones del salón. La rubia había insistido en levantarse de la cama a pesar de que ellas le habían dicho que lo mejor en su condición era estar acostada, pero la itako había sentido algo, algo malo, y había insistido en levantarse y bajar al salón. Se había puesto en frente de la ventana viendo las gotas de lluvia caer.

Los demás shamanes estaban en la cocina, deseosos de salir fuera a buscar a Yoh, había pasado una hora y encima se había puesto a llover y parecía que la lluvia había ido a más.

–Lo ideal sería que contáramos con alguien que conociera estas montañas. – dijo Ryu pensativo.

–Ahora mismo con esta lluvia sería muy peligroso salir fuera, podríamos perder a varios de nosotros. – dijo Manta preocupado.

Izumi y Horo se miraron, los dos eran de la tribu de los ainus y estaban acostumbrados a los bosques y a la lluvia, se orientaban bien y podrían usar a sus koropokurus para ayudarles. Pero Izumi se encontraba mal y Horo no quería hacerle pasar por eso a su primo.

–Horo, lo idea será que esperemos a que pase la lluvia. Así será más fácil encontrarle y podré ir con vosotros.

–Primo no sé si sería lo ideal para ti. –dijo Horo preocupado.

–Horo con dos ainus buscando por los bosques iremos más rápido.

-Estoy ya empieza a ser preocupante. –dijo Ren entrando a la cocina con mala cara. –Bason tampoco ha encontrado nada.

En el salón Anna podía oírlo todo. Y no sabía cómo mantenerse de pie.

Yoh había desaparecido. Se había ido y no lo encontraban.

¿Qué quería decir eso? ¿Tan enfadado estaba? ¿No quería verla?

Y si…. ¿le había pasado algo? ¿O y si simplemente les había abandonado?

Cerro los ojos intentando aguantar las lágrimas y de no caerse al suelo. No quería ni llamar la atención ni montar un escándalo. Pero cuanto más pensaba en todo eso más querían salir las lágrimas, intentaba no pensar en todo eso, para no llorar, para no caerse, pero entonces, ¿qué hacía? Solo pensaba en Yoh.

De repente sintió un dolo punzante dentro de ella, se llevó la mano a su vientre, Pilika y Tamao lo vieron enseguida y fueron hacia ella.

–Estoy bien.

–No, no lo está señorita Anna. –Dijo Tamao ayudándola.-Lo mejor ahora es que se acueste en una de las habitaciones.

Sin poder decir ninguna palabra la llevaron a la habitación.

Horo y Izumi se adentraron juntos en el bosque, habían ido justamente donde habían perdido a Yoh de vista, los espíritus también ayudaban pero no sentían nada ni del shaman ni de Amidamaru.

–La lluvia habrá borrado sus pisadas. Aun así tampoco pudimos encontrarle antes.

–Horo, ¿dices que se perdió justo por esta zona?

–Si… ¿Por?

Izumi se quedó pensativo…por esta zona se iba al lugar ese donde había llevado a Anna a que viera las flores.

–Por aquí un poco más lejos…hay un acantilado.

Horo abrió los ojos de par en par pero no pudo sacar ninguna palabra de su boca…detrás de ellos había aparecido Amidamaru.

–¡Ya sabemos dónde está Yoh!

Todos giraron las cabezas tan rápido que casi se parten los cuellos. ¡Por fin una buena noticia!

– ¡El amo Yoh se cayó y lleva una hora inconsciente! ¡Sigue vivo pero no responde! –dijo Amidamaru muy nervioso. Quería seguir con su amo por si acaso despertaba pero al ver no que no podía fue a buscar ayuda.

-Se ha caído por el acantilado de esa dirección.-dijo Izumi señalándolo.- Hay que tener cuidado por esta zona hay muchos matorrales y es difícil verlo.

Manta entonces cayó.

-¡Claro! Por eso hay señales donde indican que vayan por el lado contrario! ¡Por esta zona mucha gente ha tenido bastantes accidentes!

-¡Basta de cháchara! ¡Hay que ir a por Yoh! –Dijo Ren corriendo.

((En la casa))

-¿Entonces lo han encontrado? –gritó Tamao llevándose una mano al corazón.

-¡Si Amidamaru dice que se ha caído por una acantilado! –Gritó Ryu de alegría.-Esta bien pero inconsciente! He venido para avisaros y para coger la camioneta así lo transportaremos hacia aquí o hacia el hospital del pueblo.

Pilika y Tamao gritaron de alegría, la peliazul fue corriendo hacia la habitación de Anna para decírselo.


((En el bosque))

Bip Bip!

-Que leches es eso?

-Se llama móvil -.-¬¬- es de la era actual y esas cosas-contestó Ren descolgando el móvil.

-¿Sí?

-Soy Pilika.

-Pilika estamos a punto de encontrar a Yoh se ha caído por un…

-Tenemos un problema.

-¿Cómo?

-Anna no está.

-¿¡CÓMO!

-¡Ha desaparecido no está en la habitación ni en ningún lado de la casa!

-¡Pues buscadla más!

-La ventana estaba abierta.

Ren puso los ojos en blanco… ¿Qué más podía pasar?

-¡REN!

-¡Y AHORA QUÉ!

-¡TENEMOS UN PROBLEMA!

-¡ya ya lo sé!-Dijo Ren llevándose la mano a la cabeza.-Anna ha…

-¡Yoh ha desaparecido! No ésta donde dijo Amidamaru!

-Ren.- se dijo así mismo mientras se masajeaba las sienes…-Mantén la calma.


Se apoyó en el tronco de un árbol que había cerca, le costaba un poco caminar y respirar, encima había llovido y estaba empapado y con frío.

No quería parar pero su cuerpo cayó desplomado al suelo. Apoyó su espalda en el árbol y miró hacia arriba.

Es verdad, se había caído por el acantilado por suerte la caída no había sido mortal ni tan grave para él ya que seguía caminando y respirando. Cuando se dio cuenta Amidamaru se había ido para buscar ayuda pero él no quería estar mucho más tiempo parado, quería regresar y verla.

Verla y abrazarla. Por eso en cuanto se pudiera poner de pie otra vez iría a verla. Da igual todo.

De repente oyó un ruido.

Sus sentidos se agudizaron y empezó a girar la cabeza por todas partes, el sonido era de alguien acercándose.

- A… ¿Anna?

- Bueno…aparte de que igual me da un ataque de nervios.-dijo Ren en bajito para sí mismo.-Intentemos TODOS mantener la calma.

Los shamanes tenían cara de horror y de miedo, rezando para que no le pasara nada a Anna donde estuviera en esos momentos, dudaban que alguien se la hubiera llevado se tenía que haber ido por propia voluntad. Pero hacia frio, había llovido y estaban en la montaña y ella embarazada. ¿Y si desmayaba? ¿Y si se resbalaba? Sabían que Anna era fuerte pero ahora tenía a otro ser dentro de ella.

Tamao estaba siendo abrazada por Horo, la pelirosada se sentía bastante culpable, ella era la encargada de cuidar a Anna no tendría que haberse separado de ella, sino esto no habría pasado. Horo intentaba calmarla con su abrazo y acariciándole la espalda.

- Pilika.

- ¿Si primo?

- Puede que Yoh se haya levantado de donde esté y haya empezado a caminar por el bosque. Abajo está su sangre, eso quiere decir que después de caerse se levantara. Lo mejor ahora es ir hacia abajo.

- ¿Y sabes un camino seguro para llegar abajo?

Izumi asintió. Anna también sabía ese camino cuando la llevó con él aquel día.

Los ojos de Yoh se abrieron de par en par. Abrió la boca para articular alguna palabra pero la emoción de tener delante de él a la chica que tanto quería ver con todas sus fuerzas lo impedía. Se preguntó varias veces si eso era un sueño igual el golpe en la cabeza le estaba jugando una mala pasada.

- ¿Yoh? –Dijo Anna con voz preocupada.-Dime que estas bien…por favor.

Yoh observó que Anna iba bastante tapada, llevaba puesto una chaqueta bastante grande que se parecía a las que usa Horo cuando se iba al norte, una bufanda y guantes, en una de sus manos sujetaba una manga.

Él shaman seguía sin poder articular ninguna palabra.

Anna se acercó a él y con sumo cuidado le tocó la cabeza.

- Te has dado un fuerte golpe en la cabeza. - dijo la rubia preocupada, para el asombro del shaman, no parecía que la chica estuviera furiosa con él. - ¿Cómo tienes la cabeza? ¿Te duele?- desenvolvió la manta que tenía entre las manos y con ella tapó a Yoh. - Igual se va a poner a llover es mejor que nos resguardemos. ¿Puedes levantarte?

Como pudo el shaman asintió. Anna le ayudó a levantarse colocando el brazo de él en sus hombros, sin embargo para asombro de la rubia y sin esperárselo…Yoh la abrazó con todas las fuerzas que quedaban.

Aunque al principio ella no pudo reaccionar, le devolvió el abrazo con la misma fuerza.

- ¿Qué haces aquí Annita? – dijo Yoh casi en un susurro y apartándose un poco del abrazo para mirarla a los ojos.

- Supuse que estarías aquí.

- ¿Cómo?

La verdad es que Anna no sabía cómo responder.

- No lo sé, supongo que…instinto.

- ¿Y los demás?

- Están todos preocupados buscándote. Lo último que supe fue que Amidamaru les dijo que te habías caído por el acantilado y luego lo último que supe es que no te habían encontrado. Como yo me conocía este lugar más o menos, llegue rápidamente a la conclusión de que te habías puesto a caminar para encontrar la casa tu solo y que estarías por aquí.

-Pero… ¡Pero Annita! ¡Estas embarazada!

Anna se estremeció un poco, pero no rompió el abrazo. Era raro cuando esas palabras salían de la boca de Yoh.

- ¡¿Y si te pasaba algo qué? – dijo Yoh muy alterado.

Anna agachó un poco la cabeza, sabia el estado en el que se encontraba pero había tomado precauciones y se había puesto ropa hasta los dientes, y sabía que el camino por el que había ido era seguro…además como podía ella estar bien y segura…sin él?

-Tú hubieras hecho lo mismo…-dijo con una suave voz.

Yoh cerró los ojos y suspiró. Eso era cierto pero ella seguía sin tener ninguna excusa que le dejara tranquilo.

-Yoh…

-¿Qué? –dijo con la vos seca.

-¿Por qué te perdiste? –Preguntó con temor a la respuesta- ¿Por qué te fuiste por un camino distinto al de los demás? El shaman la miró sorprendido, había pillado lo que Anna quería preguntarle realmente "¿Querías huir? ¿Querías huir ahora que sabes que estoy embarazada?

El castaño quería gritarle un gran ¡NO!, sí, admitía que le había pillado por sorpresa que se esperaba todo menos ser padre. Aunque claro…para eso habían estado prometidos desde pequeños, ¿no? Pero esa no era la cuestión.

–Necesitaba pensar…aunque fuera un poco…me sentía mal por haberte gritado. –la abrazó por los hombros.

Anna correspondió el abrazo débilmente. No estaba muy convencida, y había estado muy asustada, no podía reponerse así como así.

-Además…– prosiguió el shaman. –Quería conseguirte una de estas…– se metió la mano en el bolsillo.

La rubia se separó de él para ver qué era lo que quería darle. Abrió los ojos con mucha sorpresa.

En la mano del shaman había…una flor de la nieve.

– ¿Por…por eso fuiste al acantilado?

Yoh cabeceó con un poco de vergüenza.

–Quería pedirte perdón de la mejor forma y sé que Izumi te llevó a ese lugar donde nacen todas estas flores. Sabía de alguna manera que te gustaría que te trajera una.

Anna recordó entonces las palabras del ainu "Porque es una flor capaz de vencer al frío. Y seguir floreciendo".

En aquel entonces pensó ¿A mí también me corresponde ese destino?

Miró los orbes castaños de su Yoh.

No…estando con él, ese destino nunca le correspondería a ella.

– Pero…– se rascó la cabeza muy rojo. – La que quería conseguir estaba cerca del acantilado, bajé a por ella y…me resbalé. Siento seguir siendo tan torpe a pesar de todo lo que me has hecho entrenar.-soltó una risilla inocente. –Supongo que estaba desconcentrado por alguna razón.-dijo acentuando su mirada en ella.

Anna se sonrojó a más no poder. Dentro de ella sintió una gran calidez en su corazón, ¿Acaso era posible sentir más de lo que sentía por él? Se sentía una tremenda idiota por haberse peleado con él, por haberse enfadado con todos, por haber pensado que quería abandonarla.

Sentía de alguna forma que le quería más que nunca.

–Dicen…– continuó Yoh. –Que regalando una flor a alguien…es una forma de ser sincero.

Anna sonrió por primera vez en todo ese tiempo.

– ¿Eso es cierto? ¿O te lo has inventado?

Yoh solo se encogió de hombros.

–¿Qué más da? Sabes que no soy de palabras…tengo que buscar mis propias formas de serte sincero para que me creas.

Anna sonrió con dulzura, con una dulzura que a Yoh le hizo temblar. Ella pensó que era igual que él en ese sentido. Tenían sus propias formas de sincerarse el uno con el otro sin hacer uso de las palabras.

La chica cogió con delicadeza la flor.

– Siento que se haya estropeado con la caída. –dijo Yoh al ver el estado de la flor.

– No pasa nada. –dijo Anna cogiéndole de la mano. – Así sé por lo que has pasado.

Yoh sintió como su corazón palpitaba de prisa. Era raro, ya se habían casado y aun sentía como su cuerpo temblaba al tenerla cerca o a sentir el simple roce de su mano ¿Por qué seria? ¿Por qué ahora ya era más fácil aceptar lo que sentían? ¿O solo por el simple hecho de que se habían unido?

Sin darse cuenta de lo que estaba haciendo, solo actuando por instinto, con su otra mano libre cogió el brazo de Anna y la acercó a él. Si se querían más incluso ahora no debía de molestarle lo que iba a hacer.

Casi por instinto la acercó más a él abrazándola y cortando la distancia entre sus rostros. Anna tenia tantas ganas de eso, más de lo que se hubiera llegado a imaginar. Los dos echaban de menos los labios del otro, aunque no hubiera pasado mucho tiempo desde el último para ellos era muchísimo. Poco a poco el beso dejó de ser tierno y empezó a tener más sentimiento y pasión. Se abrazaron con más fuerza, ya no sentían frío. Yoh soltó el agarre de uno de sus brazos y puso una mano en el vientre de su esposa.

De hecho el sol estaba empezando a salir.


Los shamanes dieron un gran suspiro de alivio al encontrar a Yoh y Anna. Contentos fueron gritando y llorando a abrazar a Yoh, por desgracia aún seguía dolorido por la caída así que casi se desmaya con el abrazo de Horo Horo y Ryu.

Ninguno de ellos se atrevió a preguntar cómo había llegado Anna allí, estaba claro que había ido a buscar a su…esposo, si le preguntaban seguro que morirían en el acto. Sin embargo Tamao y Pilika se lanzaron a ella preguntando como estaba y si se encontraba bien.

Izumi sonreía con la escena a su lado un Ren realmente exhausto se pasó la mano por la frente y luego se la llevó al pecho. Habían sido demasiadas emociones en menos de una hora. No quería ni imaginarse que hubiera hecho si los dos no hubieran aparecido. Solo pudo sonreír disimuladamente para que nadie lo notara.

((En la casa))

La noche había caído el humor de todos había cambiado y el ambiente también. Para celebrar el embarazo de Anna decidieron quedarse una noche más en la casa de Manta y prepararon una gran cena con todo tipo de comidas y decoraron el salón.

Tamao miraba a la feliz pareja, el shaman acariciaba el vientre de la rubia con dulzura, se veían como una familia muy unida…suspiró rendida, ella ya no podía hacer nada, nada con eso. La persona de la que siempre estuvo enamorada ahora era feliz, y ella también lo era así.

Giró la cabeza al sentir a alguien sentándose a su lado en el sofá y carraspeando un poco.

-Joven Horo Horo…

-Tamao me…me gustaría que me llamaras solo "Horo Horo" a partir de ahora. -dijo rascándose la cabeza sonrojado- O solo "Horo"

La pelirosa sonrió asintiendo con la cabeza, cosa que hizo que el shaman del hielo se sonrojara más.

-O-o-ooye que estaba pppensando en qqqque nononosos….

-Jove…Horo no le entiendo.-dijo Tamao con una gota en la cabeza.

Horo suspiró y la miró decidido.

-Estaba pensado que bueno…haces una comida deliciosa, todo esto lo has preparado tú y yo… bueno a mí me gusta mucho la comida.-Maldición Horo así no es como iba a ir la conversación!

-Horo -sonrió la pelirosada.-A mí me encantaría quedar un día con usted para que pruebe mi comida. ^^

-En…en serio.-contestó sin poder creérselo, poco a poco su sonrisa se fue ensanchando.

-Eso-ES-UNA-CITA!

-AAgggg ¡Pero Pilika que haces escuchando! –grito Horo dando un saltito. Tamao se sonrojó violentamente.

-Tsk, sinceramente eres patético pidiendo una cita.

-¡Tu calla chinito aquí nadie te ha dado vela en este entierro!

-Joven Ren, Pilika-chan. Si quieren ustedes también pueden venir.-Dijo Tamao intentando arreglar la situación.

-Entonces será una cita de parejas.-dijo Izumi a su lado. Ryu y Manta asintieron con la cabeza.

-¡¿Qqqqqqque nosotros? –gritaron Pilik y Ren a la vez, debido a esto se miraron y se giraron la cara sonrojados.

Anna estaba sentada en el centro del a mesa observándoles a todos y como iba marchando la noche. Ren y Horo peleándose por el último Dorayaki, a Izumi y Pilika intentado separarles, a Ryu proponiendo un karaoke con micrófono en mano y Manta impidiéndolo. No pudo evitar acordarse de los demás shamanes como Chocolov, Fausto, Jun, Silver, etc.

-En que piensas Annita? –preguntó Yoh al ver que estaba tan atenta al panorama.

Anna formó una pequeña sonrisa en sus labios y le miró fijamente.

-Estaba pensando en que no sería una mala idea hacer una segunda boda… con todos nuestros amigos.

Fin... (A espera del epílogo)


Notas de Kakiyu-chan

Oh…dios…mio.

OOOOOOOH DIOS MIO.

Si…si, !

EL FANFIC ESTA TERMINADO!

Bueno no la verdad es que no, xD no quiero dejar esta historia sin un epilogo. A sí que bueno espero que en breves este publicado ya.

Bueeeeeeeeno, varios años la verdad. He seros sincero/as y deciros que me siento muy mal por a ver tardado tanto, pero no había mes del año en el que no pensara en que tenía este fic, en el cariño que tenía, en aquella vez en las que me levante a las dos de la mañana una noche de verano en la que no podía dejar de pensar en que quería escribir algo y entonces empecé a escribir las primeras líneas y para cuando me quise dar cuenta ya tenía 12 capítulos. También me acuerdo de la gente maravillosa que conocí y que me animó a seguir, esa gente que no se puede olvidar con el paso de los años.

Y bueno hace meses cuando por suerte aprobé todo y tenía más tiempo libre le pregunté a mi sister Kaoru240! A la que le tengo una estima impresionante! …que estaba pensado en terminar el fic pero que necesitaba ayuda entonces me animo y me ayudo a ir terminando el fic asi que..

Sista, muchas gracias en serio.

¡Y A TODOS LOS DEMÁS POR SUPUESTO!

REZO CON TODAS MIS FUERZAS PARA QUE ESTE FINAL HAYA SIDO DE SU AGRADO.

MIS MÁS SINCEROS Y GRANDES AGRADECIMIENTOS A TODOS Y CADA UNO DE LOS QUE HAN LEIDO ESTA HISTORIA HASTA EL FINAL OS ADORO!

Domo arigato gozaimasu por leer el fic.

Ja-matta!