Disclaimer: Si fuese alguien importante como lo es JK no estaría aquí si no bronceándome en la Polinesia Francesa y pensando en como hacerme más rica.

Baila Conmigo

Capitulo 1 - ¿Quieres hacer el ridículo?

Para todos los alumnos de Hogwarts, el famoso colegio de magia y hechicería, Lily Evans antes de ser la "prefecta perfecta" o la mejor alumna de Encantamientos, era la mejor bailarina que habían podido conocer. Realmente no podían ni imaginar como aquella temperamental pelirroja podía haber aprendido a bailar de aquella manera. Y lo que muchos no sabían era que utilizaba aquel pasatiempo para escapar de todos y de todo.

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Lily Evans se miró en el pulcro espejo que le devolvía su reflejo. Su largo pelo rojizo lleno de tirabuzones en las puntas caía con elegancia sobre sus desnudos hombros, sus ojos almendrados de un espectacular color verde esmeralda la miraban llenos de miedos y preguntas, y sus bonitos y carnosos labios rojos que resaltaban sobre su pálida tez repleta de pecas dibujan una mueca de desaprobación.

Lily sacudió la cabeza con fuerza, ¿qué diablos estaba haciendo? ¿Por qué le había hecho caso a Erin? ¿Preguntarse a si misma si todo iba bien? ¿Qué clase de consejo era ese? Lily se puso en pie recogiendo su larga melena en una coleta y salió del baño.

-No sirve absolutamente para nada –dijo Lily cruzándose de brazos y clavando sus ojos verdes en una chica que estaba sentada con los ojos cerrados, las piernas cruzadas y las manos sobre las rodillas, es decir, estaba haciendo la posición flor de loto.

La chica abrió uno de sus ojos grisáceos y rasgados y suspiró. Llevaba la melena morada oscura recogida en un moño desaliñado y las uñas bastante largas y con motivos florales.

-Eres muy impaciente, Lily –dijo Erin sin moverse de su sitio.

-¿Impaciente? ¿Y a qué tenía que esperar? ¿A qué mi reflejo mi dijese: "Oh, Lily, tienes un ojo más grande que el otro"? –pregunto Lily con sarcasmo.

Erin abrió los ojos y los puso en blanco.

-Ese tipo de actitud es precisamente lo que no te permite ser feliz.

-El té chino te afecta a la cabeza, por eso ya no dices nada coherente.

-Ya… ¿Entonces…? ¿Debemos culpar también al té de que cada día te obsesiones más con bailar? ¡Solo piensas en eso! Bueno, y por supuesto en los estudios. ¡Tienes que respirar! Relajarte. Deberías… No sé, tomarte unas vacaciones o algo así -exclamó Erin poniéndose en pie y mirando a Lily con preocupación.

Lily se había puesto tensa.

-Creo que mi vida me incumbe sólo a mí –masculló antes de salir dando un portazo de la habitación.

-Pero… -comenzó Erin desconcertada, suspiró. Cada vez entendía menos a su mejor amiga… Quería ayudarla, pero maldita sea, era tan cabezota como ella sola.

Lily salió con el ceño de fruncido de la habitación y bajó de tres en tres las escaleras. Saltó el último tramo y miró sorprendida al chico que estaba frente a ella, y que por pura suerte no se había caído al suelo.

Era alto y muy atlético, de pelo negro azabache, muy desordenado, que le daba un toque muy atractivo, sus ojos marrones chocolate llenos de vida se escondían tras unos lentes redondos, y en sus perfectos labios se dibujó una sonrisa al reconocer a la chica.

-No te vi –gruñó Lily a modo de disculpa, apartándose de su camino y echando andar hacia la salida de la sala común.

-Eh, Evans –la llamó el chico.

-Ahora no, Potter. Tengo prisa –dijo Lily abriendo el retrato y saliendo de la sala común.

-Creo que nunca tendrá tiempo para ti, Prongs –dijo un chico desde uno de los sofás más cercanos, el pelo negro azulado le caía elegantemente sobre los ojos azules y una sonrisa burlona desplazó a su habitual sonrisa encantadora, que hacia suspirar a varias de las alumnas de Hogwarts.

-Que sabrás –le contestó James cruzándose de brazos y sentándose junto al chico.

-Oh, puede que no sepa mucho… -el moreno se quedo pensativo-. Espera, eso no es posible… ¡Soy uno de los chicos más inteligentes de Hogwarts!

-Sirius, por favor… -se quejó James haciendo una mueca.

-Era una broma, Prongsie.

-Últimamente haces muchas bromas.

-¿Tú crees? –dijo Sirius alzando una ceja-. Posiblemente… Pero bueno, ¡no hablábamos de eso! Si no de la espectacular bailarina de porcelana, alias "No te dirijo la palabra a caso que sea urgentemente necesario o mi vida corra peligro".

-A mí me dirige la palabra… -comentó James.

-Se me ha olvidado añadir el excepto, "… excepto que seas James Potter, ya que con él me veo obligada a expresar con dulces palabras mi odio hacia su persona" –completó Sirius divertido.

-No tiene gracia, Padfoot –refunfuñó James.

-¿Quién ha dicho que fuese gracioso?

-¿Tus sutiles palabras? –inquirió un chico bajando las escaleras de las habitaciones de los chicos.

Era castaño claro, aunque algunas canas prematuras se podían distinguir en su pelo, tenía los ojos casi amarillos y miraba con el ceño ligeramente fruncido a Sirius.

-¿No crees que soy sutil, Moony? –preguntó Sirius alarmado.

-Claro, Pad, si sutil crees que es un sinónimo de inepto –dijo Remus divertido.

-¿Inepto? ¿Quién es un inepto? –exclamó Sirius mirando hacia izquierda y derecha.

James alzó las cejas y Remus hizo grandes esfuerzos por no reír.

-Al caso, nos volvemos a desviar del tema principal, Evans –dijo James mirando a sus amigos.

-¿Y Wormtail? –pregunto Sirius jugando con su varita.

-Esta echándose la siesta –dijo Remus bostezando.

-Es como un niño pequeño… A veces me sorprende el hecho de que sobreviva sin su madre –dijo Sirius con una sonrisa.

-Y volviendo al tema Evans… -insistió James.

-¡A sí! Claro, Evans… Yo tenía una idea…

James suspiró, conocía a la perfección las ideas de Sirius.

-Dime que no contiene las palabras, noche, cama ó poción… -rogó Remus.

Sirius se quedó pensativo.

-Bueno… Creo que hasta la cama yo no pensaba llegar, a mí… –confesó Sirius.

-Desechamos la idea –lo interrumpió James-. ¿Alguna idea mejor?

-¿Por qué la desechas? ¡Ni si quiera la has escuchado! Trata de un filtro amoroso en una noche estrellada… -comenzó Sirius.

-¿Noches estrelladas, Black? –dijo Erin cerca de ellos con una sonrisa-. No será más bien… ¿Qué tú te vas a estrellar una noche de estas? –preguntó Erin divertida.

-Sé que eso te haría feliz, Akimoto, pero no ocurrirá –dijo Sirius con tranquilidad.

Erin pronunció su sonrisa, dio un salto y se sentó junto a Remus.

-¿De verás? Me gustaría saber que pasaría si yo te estrellase contra una pared, alguna noche que estuvieras desprevenido.

-Pero te repito que eso no ocurrirá.

-Claro… Sería una desgracia para todas esas tontitas que te persiguen como perritos falderos.

-¿No será que estás celosa? –pregunto Sirius con toda la mala intención del mundo.

Los ojos de Erin brillaron de felicidad.

-¿No será que eres tan egocéntrico que no ves más allá de tu metro cuadrado?

Remus rió disimuladamente y James negó con la cabeza, con Erin y Sirius discutiendo no iban a ninguna parte.

-¿Mi metro cuadrado? –repitió Sirius.

-Olvídalo… -dijo haciendo una mueca, se giro hacia James y volvió a sonreír-. Yo tengo una idea. Si te interesa, claro.

-¿Traicionarías a tu mejor amiga? –se extrañó James.

Erin rió.

-No la traicionó, simplemente le doy… Un pequeño empujoncito –dijo Erin encogiéndose de hombros.

-¿No será una trampa?

-Si Lily se enterara de que yo hablo sobre ella a escondidas con vosotros me cortaría en pedacitos –declaró la oriental-, y no me dejaría tomar más té chino…

-Debe ser el té lo que te tiene tan trastornada –comentó Sirius.

-Lo tuyo debe de ser de nacimiento –le rebatió Erin entrecerrando los ojos.

-Haya paz –dijo Remus-. Habla antes de que a Sirius se le ocurra alguna idea brillante para rebatirte lo último que has dicho.

-Gracias, Remus –dijo Erin sonriendo se sentó con las piernas cruzadas y carraspeó-. No dirás ni una sola palabra hasta que acabe –agregó mirando con mal humor a Sirius.

Sirius chasqueó la lengua y le aseguró que podía estar tranquila.

-Pues es de lo más sencillo –comenzó Erin sonriente-. No sé como no se os había ocurrido, la verdad, ¿cómo podéis consideraros los sacos sin fondos de la imaginación? –Sirius abrió la boca para decir algo, pero Remus lo silenció con la mirada-. Después de escuchar vuestras descabelladas ideas, sobre todo las tuyas, Black… Se te va mucho, ¿eh? –Sirius refunfuñó y murmuro algo inaudible-. En fin, olvidando las ideas de Black, me sorprende que no se os ocurriera pensar en la excusa del baile.

-¿Qué baile? –pregunto James frunciendo el entrecejo.

-El de fin de curso, este es nuestro último año en Hogwarts, Potter…

-Es verdad… -murmuró James llevándose una mano a la cabeza-. ¡Le pediré que venga conmigo!

Erin negó con al cabeza.

-¿Cómo se te ha podido olvidar el acontecimiento más importante del año, Prongs? ¡Es un escándalo! –exclamó sorprendido Sirius.

-Que tu lleves desde el año pasado pensando con que chica irás y te acostarás después, no significa que los demás tengamos la misma mentalidad espesa que tú –dijo Erin suspirando-. Lo que yo te quería decir, Potter, antes de que el descerebrado dijese alguna de sus memorables frases, era que tú no la vas a invitar… Ten por seguro de que Lily no irá con nadie que no este a su altura en el baile.

-Haré el ridículo… -murmuró James.

-No, no si ella te ayuda –dijo Erin con una sonrisa maliciosa.

-¿Eh?

-Tú irás a su clase de baile e inocentemente le pedirás que te enseñe a bailar, ya que eres tan patoso que eres incapaz de dar un paso sin pisarte uno de los pies, y por lo tanto, no quieres hacer el ridículo delante de todo el colegio –dijo Erin.

-¿Y eso de que me servirá?

-¿Cómo que de que te servirá? –repitió Erin indignada, miro a Sirius y a James y suspiró-. ¡Ya lo verás! Tu simplemente, hazlo –masculló irritada, se levantó y echó a andar hacia el cuadro-. Vamos, Lupin.

Remus murmuro algo así como "malditas clase de concentración mental", pero se apresuró a añadir:

-Voy –mientras se levantaba y andaba hacia ella.

-¡Ten cuidado, Moony! Procura volver entero, por favor –le advirtió Sirius.

-¡El que se debe andar con cuidado, eres tú, Black! –le chilló Erin desde el otro lado del cuadro.

-Es una histérica… No sé como puede dar clases de eso –comentó Sirius.

-Solo es histérica contigo, Pad.

-Será que le gusto –dijo Sirius con arrogancia.

-Ya te gustaría… -dijo James con una sonrisa-. A veces pareces ciego, Padfoot.

-¿Por?

-¡Hay que ponerse manos a la obra! Tenemos mucho por hacer… ¿Soy malo bailando?

-El peor –contestó Sirius.

-Que alentador.

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Lily se apartó los mechones que le caían sobre la cara y se paró a recobrar el aire. En cambio, parecía que sus pies no querían parar, repasaban los últimos pasos aprendidos automáticamente. Lily suspiró y se ajustó la falda.

-¿Se puede? –preguntó una voz masculina desde la puerta.

Lily se giró sorprendida al oír aquella voz.

-¿Potter…? ¿Qué haces aquí?

-Bueno… Yo… Venía a pedirte un favor.

-Si piensas que salir contigo es un favor, da media vuelta y di adiós cortésmente.

-No. No te voy a pedir salir –dijo James frunciendo el ceño-. Quiero que me enseñes a bailar.

Lily alzó las cejas llena de incredulidad.

-¿Qué tú que?

-¿No eres la mejor bailarina de todo Hogwarts? Pues no creo que te cueste nada ayudarme –dijo James cruzándose de brazos.

Lily de repente sonrió.

-¿Qué tal se te da?

-¿Crees que si se me diese bien vendría? –por la sonrisa que se dibujó en la cara de Lily, James adivinó que así era-. Olvídalo, ya pediré ayuda a otra persona…

Lily puso los ojos en blanco.

-Parece mentira que me conocieses, Potter –dijo Lily con una sonrisa-. Quítate toda esa ropa de abrigo, a caso que quieras convertirte en un pollo asado.

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Bueno y aquí os dejo con otra de mis paranoias xD Es un mini-fic, como ya pone en el summary, que tendrá 4 capitulitos, y subiré uno cada semana.

Espero que os guste… Es muy sencillita, nada del otro mundo, pero me apetecía hacer algo así… n.n En el próximo cap veremos las primeras clases de James y Lily.

(Por cierto, espero que me felicitéis aunque sea adelantado, porque cumplo añitos el sábado! n.n) Bsks 1000! Cuidaros mucho, y nos vemos la semana que viene n.n