Capítulo Retrospectivo: Un Nuevo Amanecer.

Cuánto tiempo ha pasado desde aquella niñez tan peculiar que una vez tuve, y que recuerdo con gran benevolencia, al pasar por mi mente todas partes las aventuras y desventuras de mis más grandes héroes de aquella época como de muchas otras más.

Sentada en el jardín con toda la naturaleza a mi alrededor cercada por los límites de la propiedad de la casa donde yo vivía junto a mi madre; gustaba de vaivenear con la vista al cielo aquellos muñecos que representaban las imágenes heroicas de un linaje justiciero que protegió a la humanidad de los más grandes peligros venideros.

Realmente disfrutaba de aquellos momentos llenos de gloria, con toda mi niñez a su esplendor imaginando situaciones nuevas, aventuras, historias y demás ocurrencias con estos personajes de leyenda que cobraban vida de nueva cuenta en mi pequeña y disparatada cabeza.

Mis juguetes lo eran todo para mí. Simulaba con mis cuerdas vocales lo mejor que mi desarrollo y mi edad permitían al imitar las voces de mis héroes cuando lanzaban algún ataque al enemigo, y éste caía con el movimiento de mi otra mano hacia el suelo del jardín por causa de un ataque de rayos de energía sobre su pecho. Igual cuando se enfrentaban entre sí en una lucha de cuerpo a cuerpo, llevaba mis manos a su encuentro recreando las patadas, los golpes, las técnicas y demás movimientos que una vez había visto en la televisión.

Recrear estas situaciones nuevas, formar en mi cabeza todas estas cosas, me hacía sentir la criatura más feliz sobre el planeta tierra. Sólo me apartaba de mis aficiones a la hora de las comidas en mi casa con mi madre junto a los deberes escolares de aquella época. En cuanto terminaba las responsabilidades lo primero que llevaba a cabo era recordar en qué parte del capítulo me había quedado y entonces tomaba mis muñecos y me disponía a continuar la historia.

Con los niños de mi edad compartía la misma afición cada vez que me encontraba con ellos por las calles de mi ciudad pasando horas y horas comentando las grandes aventuras que nuestros héroes una vez vivieron hace ya mucho tiempo. No era una niña como todas las demás, porque en realidad mientras mis compañeros de clase se divertían en los recreos metidas en diversas actividades, o bien paseándose en los alrededores donde en ocasiones jugaban a esconderse de otras que les buscaban, o ya sea jugando con sus muñecas ó comprando cosas en las tiendas… Yo prefería estar en solitario con mis muñecos a quienes volvía a darles vida una vez que les sacaba de su escondite, que era lo mismo que mi mochila escolar.

Me subía a los árboles en mis tiempos libres; en verdad que disfrutaba esos tiempos a solas. Pero claro que esa actitud tan peculiar me trajo problemas con mis otros compañeros; era la única que hacía este tipo de cosas, y por esa razón tenía realmente pocos amigos o amigas. Se burlaban de mí cuando me descubrían jugando con mis muñecos en plenas clases y sobre todo cuando lograban escuchar los doblajes de mi voz de acuerdo a cada personaje.

Llegué a tener muchos problemas por mi particular forma de pensar, a tal grado que tuve una maestra que recomendó a mi madre el llevarme a unos estudios neurológicos para averiguar si tenía trastornos mentales. Fue igualmente doloroso para mí cuando todos los niños de mi salón se elevaban sobre sus asientos gritándome apodos al compás de un sonido ensordecedor y tan molesto que simplemente yo deseaba que el maestro llegara pronto al salón para calmar la situación.

Muchos años de angustia pasé en aquella época… Pero yo nunca abandoné mis fantasías, mis sueños, mis deseos de convertirme en algo realmente grande y poderoso para demostrar a todos los que una vez me criticaron que ninguno de mis sueños y anhelos se reducían a simples tonterías. Imaginaba con algún día vengarme y mostrar a todos cuán equivocados estaban respecto a mí junto con toda la sarta de mentiras que forjaron a mí alrededor; pero no con venganza mordaz, porque eso no iba a servir de nada. Sino con hechos, algo palpable, que hablara por sí mismo frente a todos los demás y les callara sus bocas.

Realmente no comprendían lo que yo era… Y no sé decir si fue por la corta edad que teníamos en aquel entonces que no entendían las cosas; o porque realmente ellos sabían que no era como ellos y no me unía a sus costumbres y formas de pensar que terminaron por tomarse venganza haciéndome a un lado, sin permitirme entrar dentro de sus amistades.

Pero esto hizo que mi genialidad dentro de mí, mis deseos por convertirme en algo realmente grande, se transformara en mi principal objetivo por el que lucharía con todas mis fuerzas para alcanzarlo. Todos estos inconvenientes ocasionaron una visión más certera de quién era yo, cuál era mi propósito en este mundo, qué era lo que yo necesitaba hacer o no hacer para ir en el camino correcto. Un despertar dentro mío siempre se mantuvo vigente; una luz, por más tenue que fuere, me mostraba que no todo estaba perdido y que la oscuridad podía ser alejada fácilmente si permitía que esa luz brillara con todo su esplendor.

Llegué en una de esas tantas noches con mucho entusiasmo a mi dormitorio a base de brincos enérgicos y alegres dispuesta a llegar a mi cama como diera lugar. Vestida con mi peculiar pijama de fondo rosa y colores pasteles que formaban contornos y figuras alusivas a naves espaciales, astronautas, meteoros y planetas… Yo esperaba entusiasmada a mi madre quien ya sabía a qué iba todo esto.

Ella como siempre entraba rezagada a mi cuarto por no ser capaz de seguir mi ritmo, siempre con la intención de que yo lograra conciliar mi sueño con su presencia. El cuarto sólo se iluminaba por la luz algo tenue del faro del techo de mi estancia hasta que mi madre entraba por la puerta y le apagaba. Todas aquellas veces se acercaba con una tierna caricia sobre mi cabeza acompañado de un beso en la frente como despedida de aquel día. Pero yo como siempre, en mi ímpetu inquieto e improvisado, sacaba de entre mis pertenencias mi libro favorito de aventuras sobre mis héroes más preciados.

De inmediato yo prendía la lámpara que estaba a un lado de mi cama con mi libro en mano diciéndole a mi madre:

Niña: ¡Mamá, mamá! ¡Por favor léemelo otra vez!

Madre: -suspira con desgano recostada al lado de su hija- ¿Otra vez?, ¿no te cansas de que te lea estas cosas cada noche?

Niña: Si no me lo lees entonces no dormiré. –expresión infantil picarona.

Madre: -con rostro resignado y rendido a sus encantos- Está bien… Pero debes prometerme que de inmediato te dormirás una vez que yo termine.

Niña: ¡¡Claro claro!!

Admiro a mi madre por haberme tenido esa paciencia tan maternal y tolerante para alguien como yo que siempre era inquieta, aparentemente insaciable y sumamente exigente. Lo cierto es que en aquel entonces yo demandaba demasiada atención, tan así que terminaba por enfadar a la mayoría de las personas con las que tenía contacto casi de inmediato.

Quien lograra comprenderme y tenerme la paciencia que yo necesitaba se convertía en algo muy querido por mí, y puedo decir con toda certeza que fue mi madre quien me llevó por el camino de la verdad y me enseñó la importancia de la amistad. Por éstas y otras razones, la considero mi mayor ejemplo a seguir.

Como todas las noches, mi madre tomó mi libro de aventuras para devolverme con la magia de las palabras a aquella época donde estos guerreros protegieron nuestra tierra con todo su potencial y sentido de justicia al servicio de la humanidad. Si bien era cierto que yo todavía era pequeña para comprender la lectura en todo su significado, también era cierto que tenía una enorme capacidad para imaginar las cosas de tal forma que yo sentía que ya era parte de esas aventuras como en la vida real.

Recuerdo que cada noche no me aburría en lo absoluto escuchar la misma historia una y otra vez; aunque mi madre, ya sea por su cansancio o su aburrimiento, o porque el libro era extenso, no alcanzaba a narrar todo lo que el contenido abarcaba sobre esa gran historia, y por eso se saltaba algunas partes ó resumía algunas otras al momento de leerme los acontecimientos. Yo siempre escuchaba atenta con las sábanas y cobijas acomodadas sobre mí con la mejor disposición de siempre y las puertas de mi imaginación totalmente abiertas.

Cada vez que me leía el libro, siempre la narración empezaba con una estrofa muy peculiar:

Madre: Bueno, entonces vamos a empezar. –la niña asiente entusiasmada- "En una época mágica tocada por lo divino por el tiempo que le había tentado presenciar, hace ya cientos de años, un niño de raza Saiya – Jin de nombre Gokú había aterrizado en nuestro planeta dentro de una nave espacial en forma de esfera. Tuvo la misión de acabar con todos los habitantes del planeta tierra, pero su abuelo, un hombre de las montañas que le descubrió en aquella nave y le crió por su cuenta, le enseñó que ese no era el camino que debía seguir".

"El niño pronto recibió una caída sufriendo un golpe en la cabeza que le hizo olvidar todas sus instrucciones pasadas; a partir de entonces, fue bueno con su abuelo y siguió el camino de la verdad y la justicia conforme fue creciendo y madurando… Pronto alcanzó la edad suficiente para valerse por sí mismo y comenzar a vivir su destino por su propia cuenta".

"Fue cuando encontró a su primer maestro de nombre Roshy quien le enseñó, en compañía de su amigo Krillin, el camino de las artes marciales y el contacto armonioso del cuerpo con la mente. Pronto Gokú aprendió lo necesario para empezar a recorrer su propio camino, y fue así que con la ayuda de su nube voladora y su báculo mágico emprendió un viaje hacia rumbos desconocidos y excitantes".

"Y la aventura comienza…".

Así es, la aventura ha comenzado para mí. Hoy, en una época de naves espaciales que hacen de transportes de todo tipo, rascacielos que alcanzan alturas por encima del límite de las nubes, con una tecnología sin igual que nos ha hecho posible poblar los mares y los alrededores del espacio con colonias acuáticas y espaciales… Puedo decir que a mis 24 años, que serán muy pronto 25, me he percatado que apenas las cosas van comenzando para mí.

Puedo decir que estuve ciega durante más de 20 años, sin ver las cosas y las oportunidades que tenía a mi alrededor. No he olvidado mis sueños, ni tampoco aquellas historias que me emocionaron tanto cuando fui una niña que siempre mi madre leía sobre los guerreros Z en resumidas páginas. Conforme fui adquiriendo madurez y hábito por la lectura hace algunos años hasta la actualidad, puedo comprender y llegar a entender hasta dónde abarca todo su legado. Se puede decir que gracias a ellos tenemos lo que tenemos ahora.

En cuanto terminé mis estudios en el Instituto de Creatividad Astronómica en la Universidad de Tokio, de inmediato metí mi solicitud para formar parte de la fuerza aérea de la nación. Me había especializado en el pilotaje virtual de naves de combate en desarrollo como una simulación para su función definitiva en un futuro cercano. Lo cierto es que mi fascinación por el espacio llegaba a más que a una simple afición; quería ser piloto, un piloto de verdad que en sus hombros dependiera la seguridad de muchas personas y bastantes vidas, misiones de vida o muerte, de peligro real y presente, cosas intensas que exijan de mí todo el potencial que llevo oculto.

Pero había una razón más por la que quería ser piloto… Había un anhelo, un deseo que siempre quise cumplir desde que yo era niña. Mi madre lo sabía y me dijo en aquel entonces que no tenía ninguna duda en que ese deseo algún día se me cumpliría, por muy disparatado o poco probable que pudiera sonar.

Lo cierto es que tal vez me dijo eso para que mantuviera mi entusiasmo bajo cierto control y no así herir mis sentimientos. Tal vez lo dijo para que yo escuchara lo que simplemente quería oír… O tal vez no.

Sakino: -vaivenea su mano frente a ella quien está con la vista baja- Oye May… ¡¡May!! ¡Tierra llamando a May!

May: -vuelve a la realidad poniendo cara de sorpresa por el llamado, levantando la vista con el popote de la bebida dulce preparada aun en la comisura de sus labios- ¿Eh?, ¿qué pasa?

Sakino: -se vuelve a recostar en el sillón decorado del restaurante donde se encuentran- Vaya, creí que nunca despertarías. –ironizó.

May: Disculpen; estaba recordando algunas cosas. –recogió uno de sus cabellos pelirrojos hacia atrás.

Haruka: Como les decía… En realidad se está hablando sobre la posibilidad de que se lance a la realidad un prototipo de nave espacial llamada Zero.

Mitsuki: ¿En verdad?, yo creí que algo así no se lanzaría nunca, sobre todo tomando en cuenta que esa nave fue muy pensada para tácticas de guerra y defensa. –opinó con total seguridad al lado izquierdo de May.

Sakino: Pero ignoras algo importante… -levanta su dedo índice- Posiblemente esa nave está pensada para algo real por una simple razón. Tal vez nuestros superiores no nos lo digan, pero eso me huele a que unos cuantos estarán a punto de emprender un viaje interestelar muy importante.

Haruka: ¿Y por qué harían algo así? –habló desde el lado derecho de Sakino.

Sakino: -voltea a verle- Como todas las instituciones también tienen sus secretos. Y esta es la parte interesante del asunto. –se inclina hacia Haruka para atraer su atención- Imaginen que el gobierno está trabajando en algo tan importante que no cualquiera puede saberlo, ni siquiera nosotros que somos de la fuerza aérea. Pero al tratarse de una nave piloto prototipo, y como nosotros somos de esa área, seguramente van a elegir a uno en particular para pilotear esa gran nave. –todos le miran con rostro de incredulidad.

Mitsuki: ¿Pero para qué harían algo así?, ¿por qué habrían de alejarse de la tierra y las colonias si se supone que esa nave se va a necesitar ahora que ha ocurrido el primer atentado terrorista después de tantos años? ¿No sería mejor que esa tecnología la usáramos para nuestra defensa?

Sakino: -pone rostro de misterio mirando a todos con aire de sabio- Pues eso es lo más interesante, porque me acabo de enterar por otras fuentes que vamos a tener unidades especiales para proteger a toda la gente de la tierra y las colonias. Van a ser androides súper equipados que van a superar ampliamente a las unidades de combate que ahora conocemos. En otras palabras… -adopta un aspecto sombrío con apenas los ojos a la vista por la obstrucción de su melena- Se trata del proyecto Gladius.

Mitsuki: -gira su mirada hacia un lado con los brazos cruzados- Creo que te estás volviendo loco.

Haruka: ¿Y tú qué opinas May?, ¿te gustaría algún día convertirte en piloto de esa nave en caso de que así suceda?

Puse cara de desconcertada en aquel momento, porque además se me vino a la mente un recuerdo de mi infancia en donde había hecho un dibujo a crayones sobre mí misma en compañía de cinco peculiares personajes; entre ellos estaba Gokú. Y justo detrás nuestro había dibujado una nave de dimensiones colosales como nunca antes habría ilustrado otra semejante.

Justo ahora que habían mencionado sobre el proyecto de esta nave llamada Zero, mi mente se encargó de traer a mi presente esa imagen viva de mi dibujo de la infancia que aún conservo guardada en alguna parte de mi librero. Lo más curioso, es que había dibujado a Gokú no como un anciano, sino como un hombre en sus plenas facultades físicas aunado a que le había agregado un uniforme tipo espacial como a los otros cuatro y a mí misma, como si todos formáramos parte de una tripulación.

Recuerdo con claridad que no tuve las agallas para confesar este pensamiento en presencia de todos ellos.

May: Bueno, yo… Creo que no me importaría.

Sakino: -se vuelve a dirigir a todos con la misma actitud soberbia- Apuesto a que muy pronto nos van a citar a alguna reunión para elegir a uno de nosotros. –los televisores del restaurante cambian de programación trayendo las noticias de la mañana.

Noticiero: 'Los saludamos a todos con las noticias del momento…' –a un costado de la pantalla se muestra la imagen de un libro en rotación sobre una de sus esquinas- 'La editorial Prince acaba de relanzar el exitoso libro de la autora estadounidense Rhonda Byrne titulado "El Secreto", libro que fue publicado en el 2006 y que tuvo en éxito arrasador en todo el mundo. Ahora, tras cumplirse otro aniversario más desde aquella vez que fue publicado, la editorial se complace en anunciar su nuevo lanzamiento en todos los formatos conocidos, desde libros en físico hasta en archivos holográficos. Pueden adquirirlo ahora en sus tiendas de preferencia' –la imagen hace un cambio para mostrar el informe de una periodista conocedora del libro- '"El Secreto", escrito por Rhonda Byrne hace cientos de años, te hace consciente del poder de tu mente para volver realidad todo lo que tú piensas. Tan sólo basta que sientas que en realidad ya tienes eso que anhelas en tu poder y la ley de atracción se encargará de traerlo a tu realidad. ¿Quieres atraer dinero?, ¿quieres tener ese vehículo que tanto soñaste?, ¿quieres lograr el éxito en todas tus relaciones?, éste es el libro que usted necesita leer para…'

Sakino: -emite un sonido de desapruebo- Vaya… -sacude su mano al aire sin aceptar lo que estaba viendo- ¿En verdad creen ese tipo de cosas?, yo no creo que con tan sólo imaginarte las cosas éstas van a venir a tu vida real.

Mitsuki: Pues yo sí creo en ello… Si imagino que ya estoy al lado del chico ideal sé que eso pronto se hará realidad.

Sakino: ¿En serio?, pues tal vez no se hace realidad porque a lo mejor ese chico no sabe siquiera que existes.

Mitsuki: Pues no importa, yo sé que puede mi suerte cambiar si cambio mi forma de pensar. –agregó con tono molesto.

Haruka: -golpea la cabeza de Sakino con su puño- En vez que le des ánimos tú la pisoteas.

Sakino: -se cubre la cabeza- ¡Oye pues es verdad!, ésta mujer necesitaría volver a nacer para que los tipos le presten atención… -se acerca a Haruka susurrándole en el oído- Además acuérdate que ya van dos veces que su mamá le pregunta si era lesbiana, es tan ruda con los demás que ya hasta han pensado en meterla en el fútbol americano. –dijo en tono socarrón.

Mitsuki: -golpea la mesa al dejar caer la palma- ¡¡Oye te escuché!!

Haruka: ¡Oigan chicos tranquilos!

Mitsuki: ¡Tú no sabes nada de mí así que no hables!

Sakino: -le mira de reojo con mirada burlona- Entonces explícate por qué hasta ahora no has tenido novio mi bohemia Julieta.

Mitsuki: ¡Sólo ha sido mala suerte, sólo eso!

Haruka: Oigan creo que mejor pedimos la cuenta y nos vamos ¿no les parece?

Aquella discusión siguió sin que yo prestara mucha atención, más bien estaba más enfocada en mis pensamientos. "El Secreto", el poder de hacer realidad todo lo que tú piensas y anhelas… Me pareció de lo más inusual en ese momento cuando escuché las noticias, e inmediatamente vino a mí de nuevo la imagen de ese dibujo de mi infancia.

Cuando terminé mi jornada de trabajo en aquel día todavía no se mencionaba algo que tuviera que ver con aquel proyecto Zero ni mucho menos sobre el referente al Gladius que Sakino mencionó en esa ocasión…Después llegué a mi apartamento caída la noche; me serví leche acompañada de pan en la cocina y luego me dirigí al comedor pensando en todo lo que se había dicho en aquella reunión con mis amigos. Al terminar me acordé de aquel dibujo y de inmediato me dirigí a la estancia rumbo al librero de madera justo al frente de la sala.

Busqué entre folders, libros y otras papelerías hasta que di con un sobre de color amarillo verdoso. Pasé un tiempo contemplando aquel sobre desgastado por los años; momentos después me decidí a abrirlo. Desdoblé la hoja de papel que estaba ahí guardada y mi mirada cambió completamente al reconocer aquellos garabatos de mi propio puño hace muchos años.

Recordé aquel momento al instante cuando sólo era una niña de 6 años, dibujando con ganas y sin razón aparente este boceto de crayones de colores en uno de mis tantos momentos creativos. Lo traje a mi presente tan vivamente que realmente sentí que yo era la misma niña de antes observando su recién dibujo terminado. Esto me hizo comprender que no se trató de un simple boceto, sino de una visión del futuro.

Llamé a mi madre esa noche contándole lo que había ocurrido y le dije que había encontrado aquella ilustración. Recordamos aquel entonces cuando yo de pequeña le entregué ese dibujo; entonces confesó que ella se había sorprendido porque precisamente este boceto coincidía con mi oficio de ahora, el de pilotaje, y se preguntó en ese tiempo si algún día sería posible que yo llevara a estas cinco personas que dibujé bajo mi tutela y guía hacia lo desconocido.

Le dije que probablemente estaba un proyecto en marcha para elegir a un piloto para una misión en especial. Su voz sonó sorprendida y de inmediato respondió que las cosas estaban coincidiendo de tal forma que parecía que todo en cuanto había recreado en esa hoja de papel se estaba haciendo realidad de algún modo.

No pude dormir bien esa noche. No sabía explicarlo, pero comenzaba a despertarse en mí una inquietud difícil de explicar, como algo que me estaba dando certeza de que pronto ocurriría algo grandioso; tal sensación no me daba oportunidad de conciliar el sueño.

Luego de pasado un tiempo, de pronto quedé dormida. Y lo más maravilloso de todo esto es que pude recordar hasta el más mínimo detalle de aquel sueño. Me veía a mí misma precisamente en una nave espacial con una tecnología que los conocedores de la aviación añorarían tener bajo sus manos… Lo que más me inquietó es que me visualizaba bajo otra perspectiva, como si me hubiera filmado y estuviera viendo mi propio vídeo.

Portaba un uniforme nunca antes usado en el oficio del pilotaje y los cinco sujetos que me acompañaban venían vestidos de la misma forma. Tenía los controles a mi mando mientras les decía que no se preocuparan, que pronto llegaríamos a nuestro destino. Ellos solamente me decían que confiaban en mí, que sabían que pronto llegaríamos a aquel lugar.

La nave se agitaba de tal modo que parecía que iba a romperse en pedazos por causa de las fuerzas exteriores del Universo, y yo con mi vista fija hacia el exterior desde los controles de mando no veía más que luces relampagueantes de un color blanquecino cegador que tornaba las instalaciones de la nave como un enorme cuarto oscuro. Los cinco sujetos que estaban alrededor mío permanecían de pie apoyándose solamente de las esquinas ante los movimientos bruscos de la nave. De pronto todo se volvió tan luminoso que abarcó toda mi perspectiva visual.

Unos segundos más tarde pude ver con claridad cómo se despejaba un Universo con un toque mágico. Al centro vi un planeta con un aura natural tan radiante que pensé que habíamos llegado al mismísimo paraíso, un lugar que precisamente parecía que estábamos buscando. Mi impresión fue más grande cuando una voz actuó de fondo sonando como un eco lejano de entre todas las paredes de nuestro transporte, una voz tan poderosa que parecía provenir de Dios en persona en todas sus formas.

¿?: "Guerreros Legendarios… Su momento ha llegado".

Fue un sueño que sentí tan real que cuando me desperté de golpe en aquella noche juraba que realmente había vivido aquella aventura. Después de aquello no pude dormir otra vez; tomé el dibujo que había dejado a un lado de mi cama dentro del sobre y le miré estupefacta con la luz tenue de la noche. No podía creer que aquel sueño guardara tanta relación con aquella ilustración, sobre todo tomando en cuenta que parecía que se trataba exactamente de las cinco personas que en el dibujo se habían representado en aquella visión. Solamente me quedé despierta con la mirada hacia el techo con una sensación de certeza tan inexplicable como aquel sueño.

Ese nuevo día fue todavía más ajetreado en la Fuerza Aérea. Todos los departamentos se estaban preparando arduamente para hacer frente a la amenaza que hace unos días se había presentado por primera vez en muchos años. Mis compañeros y mis comandantes opinaban que tal evento produjo una conmoción tal que hasta los mandatarios de todos los países vecinos se habían reunido en una asamblea junto con los representantes de la ONU para llegar a un acuerdo. Fue algo increíble ver a tantos rangos trabajar sin cesar, con los de la fuerza terrestre preparando sus unidades de combate, los de la fuerza acuática entrenando en los mejores simuladores, y claro que nosotros no faltábamos en las preparaciones.

Las tareas cotidianas cambiaron a un simple objetivo: teníamos que defendernos. Se había dado la máxima alerta en cuanto a ataques terroristas, sobre todo porque nadie sabía quién había sido el responsable de tales agresiones. Nos enfrentábamos a un enemigo invisible de quien no teníamos idea de dónde provenía. ¿Sería de Japón, de la India, de América, de México? Tal situación nos tenía a todos confundidos.

Entonces sucedió que… En el centro de operaciones de nuestro departamento, justo donde nos ponían al tanto de la situación con holografías e ilustraciones, un coronel mayor irrumpe en la sala.

Coronel: -saluda en forma militar en compañía de dos subordinados- Señores… Lamento interrumpir tan vehemente e ilustrativa explicación… Pero es necesario que solamente me acompañen a la sala de Operaciones Secretas los mejores pilotos aquí presentes.

Expositor: -retira el saludo militar junto con los demás- Sin ningún problema señor, en seguida les haré mención. –se vuelve hacia todos sus escuchas- ¡Escuchen!, a continuación nombraré a quienes considero los mejores pilotos que la Fuerza Aérea ha reconocido como los mejores.

La forma en cómo ambos se habían visto dijo algo más de lo que habían hablado. Fue una repentina sensación de que ya sabían a lo que se estaban refiriendo cuando el Coronel Mayor le pidió que nombrara a los mejores pilotos. Me puse inquieta y un poco desesperada, porque no sabía si mi nombre iba a ser mencionado. Sabía que contaba con una de las mejores calificaciones y promedios de simulacro y práctica real, pero aun así no pude evitar sentirme no apta para semejante nombramiento.

Cuando mi nombre salió de la boca del expositor creí que por momentos se trató de una llamada de atención; luego de que todos los nombrados se pusieron de pie no tardé en darme cuenta que realmente me habían elegido. Nerviosamente me levanté de mi asiento por la tardanza en mi respuesta.

Nos dirigimos a la sala de Operaciones Secretas, un sitio al que solamente se asiste cuando se trata de situaciones críticas que ameritan acciones inmediatas por su grado de dificultad. En muy pocas ocasiones recuerdo haber pisado ese lugar, y solamente fue en aquellas de aparente peligro cuando de pronto naves alienígenas violaban nuestro espacio límite y no se identificaban; o cuando era necesaria nuestra intervención para interceptar rocas de meteoro que amenazaban con dañar sustancialmente las colonias espaciales como nuestro planeta.

Tuve una sensación extraña en aquella ocasión, de momento un cúmulo de emociones se despertaron a la vez. Y claro que no podía faltar aquel sueño tan profundo y real como mi vida misma, las palabras de mi madre sobre mi dibujo, el dibujo mismo… Y también vino a mi presente aquella sinopsis que leí por curiosidad en una de las tiendas de libros virtuales a las que asistí dentro de una colonia acuática. Había investigado sobre "El Secreto", aquel libro que fue anunciado en el restaurante que asistí en compañía de mis amigos. ¿Es que la mente puede ser tan poderosa?, ¿realmente puedo materializar algo con tan sólo imaginarlo?, ¿los sueños que tuve desde mi infancia están influyendo incluso ahora?

Preguntas que nunca antes me había hecho y, que por lo mismo, me desconcertaban notablemente.

Coronel: Por favor tomen asiento caballeros. –se acomodó en la vista principal con los dos sujetos de traje negro y gafas oscuras en ambos costados. Permanece un momento callado contemplando a todos los presentes cuidadosamente- Iremos al grano… -deja caer su palma sobre la mesa- Nunca antes, en la historia de la humanidad, habíamos presenciado algo como esto. Para que un atentado de esta índole haya logrado efecto sobre nuestro sistema con todo y las precauciones que todas las naciones hemos tomado para que esto no ocurra de ninguna forma… Nos da cuenta del increíble poderío de ese alguien para haber logrado burlar de esa manera todos nuestros sistemas de seguridad.

Como ustedes saben… -presiona un panel holográfico frente al escritorio abriéndose una ventana en el aire mostrando aspectos técnicos con imágenes explicadas en términos militares- Para que un atentado pueda surtir efecto en cualquiera de nuestros espacios cubiertos significa que el sujeto tiene conocimiento exacto de cómo funciona nuestro sistema. Sospechamos que puede tratarse de alguien que operó cerca de nosotros haciéndose pasar por un servidor nuestro y que ahora, en la mejor oportunidad, lanza un ataque como advertencia para avisar a la humanidad de lo peligroso que puede ser.

Los departamentos de Fuerza Terrestre y Acuática ya fueron notificados y actuarán según el protocolo y las necesidades de defensa. Su departamento de igual manera hará lo mismo; a excepción que ustedes, los que están aquí presentes, tendrán el privilegio de ser testados para una importante misión, tan importante que únicamente será el elegido a quien se revelará el secreto… Solamente éste lo sabrá una vez que escuche su nombre como el único capaz de llevar a cabo dicha misión. –May aprieta su labio inferior. El comandante desactiva la proyección con el movimiento de su mano sobre el panel holográfico- Veremos quién de ustedes será capaz de emprender dicha travesía, y tengan en claro algo de una vez… -se pone estrepitosamente de pie- De aquí solamente será seleccionado el 'Mejor', así que espero que den lo más perfecto de sí mismos en todas y cada una de las pruebas que estarán a punto de conocer y llevar a cabo. No es una elección, es una orden.

No recuerdo otra ocasión de tanta intriga y presión como ésta. Sabía que era de las mejores en cuanto a pilotaje se trataba; obtenía las mejores calificaciones en todas las pruebas a las que era sometida. Constantemente mi departamento me elegía para supervisar a los nuevos miembros o para resolver problemas que ni los más conocedores en la materia lograban solucionar a pesar de su experiencia.

Lo cierto es que incluso por estas fechas, no puedo evitar el arrastrar viejos lastres de mi pasado que me asechan como sombras pesadas sobre mi presente. No puedo evitar el sentirme a veces absolutamente indigna de todo lo que tengo y poseo, con la ligera sospecha de que solamente sé que soy inteligente, atractiva y con un porte envidiable; pero eso a considerarme realmente como tal, hay una enorme brecha.

Ese día podría decir que fue el más importante de mi vida, como también el más desafiante. Mientras cada uno de nosotros competía por lograr las mejores calificaciones en las pruebas de simulacro que tuvimos que presentar por órdenes superiores, esto trajo a mí recuerdos de mi infancia poco agradables.

En mis primeros años de estudio solía ser despreciada y dejada a un lado por mis costumbres poco usuales para una niña de mi edad. En los recesos estaba casi siempre sola, sumergida en mis pensamientos y mi creatividad. Eran realmente pocos los que podían entenderme casi en su totalidad. Cuando se trataba de decisiones importantes no solían tomarme en cuenta, y cuando ocurrían problemas a mí era a la que primero culpaban.

Al formar equipos y mesas de trabajo todos se apresuraban a formar los suyos dejando mis probabilidades nulas para poder acercarme siquiera con uno solo. Varias veces tuve que trabajar con los maestros o a solas, viendo cómo los demás se divertían con sus compañeros de clases preferidos mientras que yo no tenía más remedio que seguir en mi aislamiento. Siempre quedaba al último, si trataba sobresalir los demás me hundían, e inmediatamente surgían los apodos hacia mi persona si hacía algo que no les parecía.

Luego de pasar a las pruebas de sincronización pasamos a las de conocimiento general. Teníamos que responder al pie de la letra cada una de las partes de una que otra nave en particular expuestas en el proyector con todo y sus nombres como a la explicación de sus componentes. Detalles que tenían que ver con el mantenimiento de cada una de las piezas, cuándo y cómo debían ser cambiadas, qué tipo de ensamblaje debían llevar y cuál era el protocolo a seguir para que las unidades aceptaran la instalación de las nuevas piezas evitando al máximo los problemas de compatibilidad.

En esa etapa se me vino a la mente mi segundo período de estudios. Éste comenzó cuando rondaba los 12 años hasta los 15. Había sido un nuevo cambio para mí, los demás no tenían ni idea del trato que yo había recibido en mi anterior período y por mi parte jamás lo compartí. Llegué a tener por primera vez lo que se puede llamar verdaderos amigos. Me acordé perfectamente de dos compañeros de clase que siempre alcanzaban las notas más altas en todas las materias. Siempre fueron elegidos para participar en concursos de todo tipo, cualquier cosa relacionada con la inteligencia y el conocimiento. En particular uno de ellos fue mi mejor amigo, y hasta ahora lo sigue siendo. En cada receso nos divertíamos jugando a todo tipo de cosas, hasta hubo momentos de rudeza física.

Lo recordé tan fervientemente en aquella prueba porque puse en práctica todo lo que aprendí de él. Siempre tan lleno de trabajo y tan presionado por ser el mejor, y aun así tenía tiempo para los amigos y bromeaba con ellos como cualquier chico de su edad. A pesar de ser idolatrado y llamado el mejor estudiante eso no mató su sencillez y su compromiso con todos los demás. Tan calculador, tan estudioso, tan exacto en sus pruebas y respuestas sin el más mínimo margen de error… Y aun así tan carismático y lleno de juventud.

Fue mi inspiración total en aquella prueba, sentí que le tenía a un lado dándome indicaciones sobre lo que tenía que hacer. No puedo negar que en aquella época de mi vida él fue la mayor influencia que jamás pude tener: fue como un segundo padre para mí.

Después pasamos a la prueba de supervivencia. Nos enfrentaron a situaciones de alarma y teníamos que responder de acuerdo a todo lo que sabíamos como pilotos. Debíamos demostrar que éramos capaces de velar apropiadamente por todos los miembros de nuestra tripulación aun si estuviéramos bajo los efectos de una radiación solar potente que afectara nuestros sentidos. Las simulaciones fueron tan reales que realmente sentíamos los efectos en físico de todos los síntomas de aviación dependiendo del ambiente donde se desarrollaban. De esto se encargaban artefactos especiales capaces de alterar la atmósfera lo suficiente para lograr una recreación casi perfecta de éstos efectos ambientales.

Mi tercera etapa de estudios vino ahora a mi cabeza durante esa prueba. De los 15 a los 18 años, tuve realmente que pasar por pruebas de supervivencia, pues había entrado en una etapa en mi vida en la que tenía que elegir mi oficio en un futuro cercano. La realidad fue más notoria que en mis anteriores etapas, porque no solamente los demás trataban de humillarme y hacerme sentir menos: también querían pasar por encima de mí para lograr sobresalir. Tuve que aprender a hacer más cosas por mi cuenta y responsabilizarme por aquellas situaciones que sucedían por cuesta mía; pero aun carecía de una autoestima suficiente para enfrentarme a aquellos que constantemente se metían conmigo e invadían mi espacio personal.

Recordar esto me dio el coraje para soportar todas aquellas presiones tanto físicas como psicológicas en aquellas pruebas. Todos estábamos encerrados en cápsulas simuladoras de cabinas de naves espaciales donde se recreaba toda la acción a la perfección. También me hizo recordar mi afición al deporte, y que gracias a esta práctica de toda mi vida pude ser capaz de soportar grandes tempestades en situaciones peligrosas. Mi condición física fue primordial para superar aquellas pruebas, de algún modo había resistido aun más de lo que había pensado que aguantaría.

Al terminar la prueba ocurrió que algunos no llegaron al final. Sucedieron desmayos, fuertes dolores de cabeza, desequilibrios corporales por las simulaciones de altas y bajas presiones, entre otras cosas. Aquellos que no lograron completar lo requerido tuvieron que retirarse del desafío, y los que continuamos teníamos que seguir teniendo en mente que lo que vendría podría ser igual o más difícil que lo anterior.

Llegamos a las pruebas de resistencia motora. Nos ingresaron a máquinas de fuerza gravitacional, nos sacudieron en cabinas con movimiento circular en una polea que nos hacía dar giros sobre un mismo eje de referencia hasta sentir la fuerza de presión que todos los pilotos debemos de soportar. Nos hicieron preguntas del por qué y para qué queríamos ser pilotos, qué nos movía realmente para llegar hasta donde habíamos llegado; si éramos realmente conscientes de hacia dónde iríamos y si sabíamos los riesgos de adentrarnos a tal oficio.

Mi cuarta etapa de estudios se hizo presente de inmediato. Ahora más que nunca había comprendido por qué había elegido estudiar esta carrera. No fue tanto por obtener el mejor promedio, o por siquiera ser reconocida en el mundo por mis altas calificaciones y mis logros académicos. Fue por el simple gusto de mi oficio y por el amor a la creatividad y la aventura. Ésta etapa fue de pura asimilación, las tres anteriores sólo fueron de preparación. Aun a esas alturas me subestimaba, no me agradaban del todo mis compañeros de clase y llegué a cambiarme en tres ocasiones de turno por no ser el ambiente de mi agrado. Tuve etapas de excelencia como también de monotonía y aburrimiento. De pronto lograba las más altas calificaciones y después esto cambiaba a lo contrario.

Tuve también rivales, en espacial aquellos que sintieron su lugar de popularidad y excelencia amenazado e hicieron de todo para dejarme en ridículo y hacerme perder credibilidad en mi trabajo. Recordar aquello en ese momento me hizo consciente de lo mucho que me importó aquello y por ende la baja autoestima que me trajo como consecuencia. Me seguía importando mucho lo que los demás pensaran, opinaran o dijeran de mí, a tal punto que cualquier opinión negativa lograba mermar mis esfuerzos por ser algo mejor.

Aquella prueba psicológica lo fue todo para mí, porque me volví totalmente consciente de qué es lo que quería en la vida y hacia dónde quería llegar. Recordé de igual manera el gusto que tenía por la Psicología y el efecto que ésta suele tener en las personas. Aunque a decir verdad, por el conocimiento que llegué a adquirir por parte de este estudio, nunca me interesó manipular a nadie que tuviera cerca ni siquiera para beneficio propio.

Las pruebas habían terminado; para la última sólo quedamos en pie ocho personas, cinco de ellos hombres y tres mujeres incluyéndome. Durante las anteriores, expertos en la materia estuvieron supervisando cada movimiento nuestro descartando a la vez a quienes consideraban no aptos para continuar en el desafío. De pronto ocurrió que algunos fueron interrumpidos a mitad de alguna prueba y se les decía de inmediato que estaban fuera. Claro que hubo propuestas por parte de algunos pidiendo explicación por tal decisión. Pero los jueces no perdían el tiempo y pedían de inmediato su retirada.

Al terminar todo lo que debimos hacer, se nos pidió que esperáramos la resolución hasta el día siguiente al mediodía para conocer quién sería el encargado de tan importante misión. Yo me fui a casa pensando en lo ocurrido, sin tener gana alguna de salir con mis amigos o siquiera de hacer deporte. Tenía la sensación de que me aguardaba algo sumamente grande que no sabía cómo describir, aunque de forma paralela mantenía mis pensamientos y mi atención en constante aturdimiento.

Al siguiente día ingresamos en la sala de Operaciones Secretas esperando nuestro veredicto. Aquel sueño, aquel dibujo de mi infancia, las palabras de mi madre en aquella noche, ese libro que fue relanzado y que produjo en mí una notable inquietud por su mensaje… Los tenía más presentes que nunca.

Todos estábamos de pie esperando la resolución del Comandante, quien impaciente revisaba los resultados de las pruebas que los encargados de la supervisión le entregaban. Por la expresión que pude ver en su rostro pareció haberse dado cuenta de algo, algo que seguramente se trataba de mis resultados. Su mirada fulgurante e impactante dirigida hacia mí provocó que mi corazón se acelerara en un minuto; por un momento los de supervisión me señalaron de una forma no tan discreta como hubiera deseado. Pude ver que hablaban de algo en particular que yo había dejado en una de las pruebas.

Fue precisamente en el examen de conocimiento general cuando yo me atreví agregar una recreación del dibujo original de mi infancia con detalles aun más afinados y una técnica más pulida para la mejor comprensión de los presentes. No tuve ni idea del por qué había hecho semejante cosa, pareció más un impulso que una certeza de lo que estaba haciendo… Durante toda mi vida siempre he tenido esa costumbre de entrometerme en situaciones que no me favorecen del todo, de meter las narices cuando no me llaman, de arriesgarme a hacer el ridículo sin importar a quién tenga yo al frente… En ese momento recuerdo que pensé con fuerte ahínco en mis adentros: "¡¡Qué estúpida!!"

El Comandante volvió a su actitud desinteresada y calculadora después de retirar mis pruebas de su escritorio para revisar otras más. Luego de un momento de silencio, por fin el Comandante al igual que los dos sujetos de traje negro y gafas oscuras se ponen de pie para dar el veredicto.

Comandante: Siéntanse orgullosos de haber llegado hasta donde ahora están, pidiéndoles que vean hacia atrás solamente para comprobar que fueron elegidos de un grupo antes numeroso que fue selecto para emprender estas pruebas. –toma un puñado de hojas ordenadas agitándolas en el aire como un ademán añadido de su parte- No es definitivo el considerar la mejor calificación, porque bien saben que un resultado de excelencia en una prueba de conocimiento puede no valer nada en una práctica en la vida real. Igualmente no nos dejaremos llevar por la mejor resistencia física, porque si eso no se acompaña con conocimiento y práctica en la materia entonces no son más que mediocres medallistas olímpicos. Venimos a comprobar quién de ustedes tiene el hambre de sumergirse en este compromiso tan importante, de que aun sin saber a qué se va a enfrentar o cuál va a ser la responsabilidad que tendrá que llevar ahora sobre sus hombros… Lo apostará todo sin retroceder ni titubear ni un solo instante.

Se trata de algo tan importante que nunca antes un piloto de nuestros tiempos se atrevería siquiera a imaginar. La misión que tendrá que emprender aquel que sea elegido de entre ustedes será la más importante de la humanidad, porque no solamente estará peleando por mantener la paz y erradicar a los que se oponen; también tendrá que cuidar de aquellos que le acompañarán y que además contarán con su guía para emprender su próxima aventura.

Y ahora que saben todo esto… -deja caer la prueba que sostenía en su mano en el escritorio sin preocuparse de su estado ni en la forma de hacerlo- Ordeno que dé un paso al frente a quien nombre como el único piloto responsable de esta imperiosa responsabilidad.

Mi quijada estaba temblando, los nervios se me notaban más de lo que yo hubiera querido. Estaba con la vista baja esperando que el Comandante dijera por fin mi nombre, pero a la vez no quería oír palabra alguna que tuviera que ver con el nombramiento. Me consideraba lo suficientemente apta para emprender dicha travesía, pero seguía pensando que tal vez solamente se trataba de un capricho de mi infancia creyendo que en realidad iba a llevar a esos cinco sujetos de mi ilustración rumbo a una aventura épica.

Eran esos momentos los que más detestaba, pero también los que más disfrutaba. Sin embargo, todavía quedaba en mí el disgusto de escuchar que no era la favorita para emprender dicho cargo aun cuando me había sentido lo suficientemente capaz para hacerlo. Odiaba eso, de alguna forma sentía que estaban jugando conmigo.

Y finalmente, lo que me sacó de mis profundos pensamientos como un balde de agua fría sobre todo mi cuerpo, escuché aquel nombre que jamás esperé que se nombrara.

Comandante: ¡Teniente Hinata Kusanagi, es usted la elegida para esta importante misión!

No pude ocultar mi descontento y desaprobación en aquel entonces. No podía creer que no hubiera sido elegida, que mi nombre no fuese mencionado. Quedé cabizbaja con la mirada confundida y desconcertada, y pude notar con mi reojo izquierdo cómo Sakino volteó a verme con una mirada incrédula sin poder creer al igual que yo que ninguno de los dos hubiésemos tenido esa suerte.

Con una expresión de satisfacción notable en su rostro, la teniente Hinata dio complacida un paso al frente acompañado de un frenético saludo militar como muestra de su superioridad. El Comandante dio sus últimas palabras de agradecimiento y luego simplemente se apartó junto con la elegida y su personal perdiéndose de nuestra vista. Poco después los demás rompieron fila y salieron del recinto con la misma cara de desilusión e insatisfacción en sus rostros. Sakino sólo se quedó ahí observándome sin que yo moviera un solo dedo.

Al salir del recinto, él me acompañó rumbo a nuestra planta habitual de trabajo expresando su descontento al momento que recorríamos los pasillos con las oficinas en los costados.

Sakino: ¡No puedo creer esto, se supone que hice todo como lo debía hacer!

May: Es una decisión que no podemos cuestionar. Si ellos dijeron que eligieron a Hinata entonces está bien.

Sakino: -inclina la mirada hacia May- No puedo creer que aceptes esto de forma tan simple. Tal vez yo podría decir con mayor certeza que no iba a ser elegido y ¿sabes por qué?, porque sé que tú tenías aun más posibilidades de ser seleccionada que yo.

May: -agita la cabeza en forma de desaprobación- No todo está en mis manos como yo creí. Lo deseé, en verdad quería ser seleccionada para esa misión, pero ahora… -detiene su andar con la mirada baja y sus puños apretados- ahora…

Sakino: -se acerca a ella- ¿Ves?, la situación misma pone en evidencia que no fue una elección justa… May… -apoya una mano sobre su hombro- Tú merecías esta misión mejor que nadie, al menos quiero que si llegas a encontrarte frente a frente con esos sujetos les hagas saber lo inconforme que estás y que si es necesario hagan una segunda evaluación.

May: -le mira fijamente tratando de mostrar seguridad en sus palabras- Sakino… La decisión está hecha y ya no hay nada que pueda hacerse.

Recuerdo vivamente la expresión de sus facciones cuando le dije eso. Él no podía creer que diera por hecho mi derrota así de fácil, y yo creo que se debía a que me conocía lo suficiente para saber que yo debí ser elegida por sobre todos; incluso él. Tuve una mezcla de rabia y resignación en aquel entonces, tan así que no tuve manera de reacción alguna, no sabía cómo hacerlo. Algo en Sakino le decía que había algo sospechoso en todo esto.

De pronto… Sucedió lo que yo llamo "vías del destino". Los dos hombres uniformados de gafas oscuras que hace momentos acompañaban al Comandante se acercaron a nosotros de frente. Fue suficiente para llamar nuestra entera atención.

Subordinado1: ¿Teniente May? –se dirigió con actitud de agente secreto.

May: -con el cuerpo paralizado por la impresión- ¿Sí…? Dígame.

Subordinado1: Le pedimos que nos acompañe, el señor Comandante quiere hablar con usted en privado.

Subordinado2: -con la mirada hacia Sakino- Usted puede retirarse.

Sakino: Eh… Sí, claro…

Como por instinto simplemente seguí la orden y me aparté de Sakino. Él solamente levantó el dedo pulgar con una mirada sonriente luego de que giré la mirada a mi espalda para verle, dándome a entender que todo iba a salir bien. Se quedó ahí parado sin moverse esperando a que tal vez me perdiera de vista hasta el límite de su visión. Todo el tiempo que transcurrió en todo el caminar, hasta que llegamos al elevador de propulsión y nos estacionamos en la parte más alta de la torre de operaciones, no dije ni articulé palabra alguna con ninguno de los dos agentes.

Para que el Comandante quisiera hablar conmigo en persona… ¿Habré hecho algo que no debí hacer?, ¿para qué me habían llamado en privado? Cuando llegamos a la espaciosa oficina del Comandante y abrieron ambas puertas a los costados permitiendo apreciar la panorámica vista apreciable a través de las enormes ventanas al frente nuestro, simplemente avanzamos hasta quedar frente al Comandante sin que éste dijera palabra alguna luego de vernos entrar. Sentado ahí en aquel escritorio de ostentoso diseño y remarcable material, revisaba lo que parecían ser mis notas de una forma cautelosa.

Todos los ahí presentes me miraban de un modo sospechoso, como también los realizadores de pruebas que estuvieron monitoreándonos todo el tiempo. A juzgar por la expresión curiosa en sus caras supe de inmediato que se trataba de algo bastante importante.

Comandante: Caballeros pueden retirarse. –ordenó a ambos hombres de traje negro sin apartar la vista de los documentos. Acataron la orden alejándose hasta quedar fuera de vista con las puertas cerrándose luego de su salida- Dígame usted, teniente May… -levanta la cabeza con la teniente en la mira, dejando los documentos a un lado con ambas manos entrelazadas a la altura de su barbilla- Creo que usted estuvo consciente desde un principio que ésta prueba se trataba de algo serio ¿no?

May: Totalmente de acuerdo señor. –su voz sonó a formalismo fabricado.

Comandante: -arquea una ceja y luego vuelve a su expresión anterior- Entonces… -levanta una hoja mostrando el contenido en ella frente a May- Queremos saber qué significa esto y por qué lo incluyó dentro de las pruebas.

Me conmocionó haber visto mi dibujo en una situación como esta. Jamás creí que algo así iba a sucederme, simplemente supuse desde un principio que se olvidarían del asunto e ignorarían por completo esa ilustración.

May: Señor… Simplemente se trata… De un sueño de mi infancia.

Comandante: -hace una mueca de aparente burla e incredulidad- ¿Sabía usted que no fue elegida para la misión por incluir este tipo de cosas? Creímos que usted entendería y que no iba a tomar a la ligera el hecho de que fue seleccionada de entre los mejores pilotos para emprender dicha misión. Es más, usted llegó a las finales con sólo ocho miembros esperando la resolución final. ¿Sabe la oportunidad que acaba de desperdiciar?, ¿sabía que la teniente Hinata fue la segunda después de usted en cuanto al nivel de puntaje obtenido en las pruebas y que preferimos elegirla a ella porque nos vimos en la necesidad de considerar ésta opción a última instancia?

Una herida comenzaba a abrirse más y más con cada palabra de mi superior. Quería saber el por qué le daban importancia a un simple dibujo, cuando este mismo no afectaba el resultado de las pruebas ni definía crucialmente el momento de la elección. En ese momento me arrepentí como nunca antes de haber hecho algo fuera de lugar, sin pensar; aunque fuese propio de mi naturaleza el hacer las cosas como se me ocurrían y como mi corazón mandaba.

May: Yo… Yo solamente… -aprieta los puños al lado de sus caderas, tensándose cada vez más con la mirada baja- ¡Quería cumplir mi sueño señor, eso es todo! –se armó de valor lanzando una mirada fulminante hacia su superior.

Comandante: ¿Qué?, no me venga con patrañas… -se levanta alterado de su silla golpeando la mesa con ambas palmas- Por su tontería de incluir ésta cosa en las pruebas cuando no se le pidió que lo hiciera… Pudo incluso incluir algo diferente que nos hubiera convencido del todo para que no nos quedara duda alguna que usted era la persona indicada para llevar a cabo esta misión, pero no… ¡¡Tenía que venir con tonterías de este tipo!! –hizo un ademán de desaprobación con su mano.

May: ¡No entiendo por qué tanto alboroto por un dibujo, señor! ¡Es sólo un dibujo de mi infancia, un sueño que yo tuve cuando era pequeña y que yo creí que algún día se realizaría! ¿¡Por qué tanta importancia sobre algo así!? ¡No puedo creer que no me hayan elegido sólo por eso!

Comandante: ¡Esto está fuera de lugar, y parece que quiere darnos a entender que la misión para la cual usted participó en estas pruebas se refería a algo como esto! –hace otro ademán de desapruebo- ¡Esto no es un juego! ¡Le he llamado para decirle que de ahora en adelante tome más en serio su oficio en esta profesión! ¡No venga a perder el tiempo con tonterías infantiles!

May: ¡Les reitero que solamente se trató de una corazonada de mi parte! ¡¡No quise ofender de ninguna forma a ninguno de ustedes!! ¡Participé en estas pruebas con la mayor seriedad y profesionalismo!

Comandante: ¡En ningún momento le pedimos un tonto dibujo en nuestras pruebas! ¡Hacer esto no es más que una burla de su parte! ¡Estamos ante una situación de alto riesgo y usted nos viene con patrañas! ¡Nadie me toma el pelo de esta forma, ni siquiera usted! ¡Esta porquería simplemente irá a la basura y nada más!

No podía entender lo que estaba pasando, parecía tan absurdo que esa discusión se hubiera reducido a aquel dibujo de mi infancia. No encontraba yo razones lógicas para explicar lo que estaba pasando… ¿Cómo era posible que el Comandante se molestara tanto por algo así?, ¿por qué se lo tomaba tan en serio afirmando que era incluso una falta de respeto?

Justo entonces ocurrió algo en mi interior que despertó en mí un sentido de justicia, de valentía por defender mis creencias y mis sueños. Ahora que lo recordaba, nunca antes en toda mi vida me había atrevido a externar mi descontento por alguna situación desfavorable que me desacreditara como persona y como profesional. Prefería seguir escuchando lo que tenían que decirme, en vez de poner un pie en alto y defender a capa y espada lo que yo creía.

En un principio siempre me rehusaba a externar mis visiones de tal manera ridícula como lo hace un niño seguro de sí mismo que afirmaba haber visto al mismo mesías en persona; pero no podía tolerar más que me humillaran de esa forma tan ignorante y atrevida, sin tener una sola idea de cómo me sentía por dentro y lo mucho que me dolía que se burlaran de mi más preciado tesoro.

Lo absurdo de la situación hizo que yo actuara de la forma más rápida y ocurrente.

May: ¡Yo simplemente…! ¡¡Quería cumplir mi sueño señor!! –se echó para delante como queriendo embestir con sus palabras. Los demás solo se quedaban observándole todo el tiempo- ¡No fue una burla, sino una visión certera de algo que yo sabía que ocurriría tarde o temprano siendo apenas una niña! ¡No entiendo por qué le toman tanta importancia a algo así, pero sí puedo decirles que entregué ese dibujo por la impresión que tuve de todo esto! ¡Yo realmente creí…! ¡Desde el fondo de mi corazón…! ¡Que algún día yo iba a ser un piloto muy importante, tan importante que llegaría a conocer a los guerreros legendarios en persona y los iba a llevar conmigo bajo mi tutela y guía! ¡Sí, ése fue mi sueño y ése sigue siendo mi sueño, y para ser honesta fue la principal motivación que yo encontré para llegar a lo que soy ahora!

¿¡Que les parece absurdo, infantil y carente de congruencia!? ¡¡Díganme cuántas veces no hemos abandonado lo que nosotros una vez creímos porque preferimos darle más importancia a lo que decían los demás!! ¡Se burlaban de mí constantemente, no creían que yo fuera capaz de ser piloto, mi padre nunca creyó en mí, siempre me dijo que no perdiera el tiempo con tonterías! ¡Pero yo seguí creyendo, y por muy absurdo que suene, ésa visión es y ha sido la que me ha mantenido de pie luchando por lo que yo quiero y no por lo que les parezca a los demás que es correcto!

¡Pero veo que ustedes van a juzgarme de la misma manera, tal como lo hizo mi padre!! –en la postura de su cuerpo se refleja cada vez más su disgusto por la situación- ¡Esto es absurdo, está fuera de lugar, no pueden basarse en algo así para determinar que quedé fuera de la oportunidad de ser electa! ¡Y por muy irracional que les parezca, ése dibujo ha sido y seguirá siendo mi más preciado tesoro, y no permitiré que se burlen de él como si no importara…!! ¡¡Porque para mí sí importa, para mí lo es todo en mi vida!!

No pude evitar llorar frente a ellos, principalmente porque el Comandante había rozado una herida que todavía tenía abierta. Principalmente se trataba de las humillaciones que había sufrido por parte de mi padre, ahora divorciado de mi madre, desde que tenía memoria. Todo ese odio acumulado salió al exterior en aquel momento como un desahogo tardío de tantos años de ofensas, malos tratos tanto físicos como psicológicos, y su falta de fe y apoyo hacia su propia hija.

Lo cierto es que en aquella época fui extremadamente sensible y no tuve la identidad, ni el valor ni el aprecio suficiente para defender mi dignidad por mí misma. Tuve que soportar años de lo mismo ya que en mi propio hogar no me habían enseñado lo que era la valoración personal y no tenía idea de cómo defenderme cada vez que alguien trataba de aprovecharse de mí.

El coraje acumulado que guardaba hacia mi padre salió como un volcán en erupción en aquel momento expresándose de la forma más infantil y ridícula, como si mi niña interna de pronto despertara expresándose con todas sus energías, diciendo aquello que le habían obligado callar por tantos años.

Rompí en sollozos silenciosos que me advirtieron que debía calmarme si no quería seguir haciendo el ridículo. Simplemente traté de hacerlo lo mejor que pude procurando limpiar rápidamente mis lágrimas con un pañuelo que tenía a mi alcance.

Cuando logré mantener la compostura suficiente, sólo miré a un lado hacia el suelo esperando lo peor. Era obvio que no podía hablarle al Comandante de esa manera, por muy disgustada o inconforme que yo estuviera; el recuerdo tan vivo de mi padre en el presente transformó la cualidad de la expresión y el objetivo: no era al Comandante a quien estaba respondiendo realmente; fue a la autoridad paterna de la que nunca pude revelarme como hubiera querido.

En Comandante simplemente se sentó nuevamente en su silla con una calma tal que pareció no afectarle en lo más mínimo lo que acababa de ocurrir. Volvió a apoyar los codos sobre su mesa y su mentón sobre sus manos entrelazadas, dispuesto a aclarar esto de una vez por todas.

Comandante: Teniente May… Veo que hasta ahora la estoy conociendo como realmente necesitaba hacerlo. Usted vino aquí a demostrarse a sí misma que podía lograr lo que usted se propusiera en su imaginación. No dejó de lado ningún aspecto ni ninguna posibilidad de lo que usted soñaba porque sabía que pronto se cumpliría. No tiene idea de cómo, pero bien que usted lo sabía desde un principio, lo sabía.

May: -da un fuerte suspiro tratándose de recuperar de la conmoción- Yo sólo quiero… Irme a casa señor.

Comandante: -pone mirada interesante- ¿Y para qué quiere irse a casa con las manos vacías? –se recuesta nuevamente en su sillón- Teniente May… ¿Qué edad tiene usted?

May: -con la mirada todavía a un lado- Acabo de cumplir 25 señor.

Comandante: ¿Cuándo?

May: -tarda un momento en responder- Hace dos días señor.

Comandante: ¿Y tuvo una bonita fiesta?

May: Eehmm… Podría decirse. –gira hacia otro lado la cabeza algo incómoda.

Comandante: Supongo que no celebró nada pensando en lo que ocurriría en estos dos días, incluyendo éste.

Lo cierto es que nunca acostumbraba a celebrar mis cumpleaños con multitudes presentes ni mucho menos hablaba de las fechas anunciando mis nuevas primaveras. El Comandante parecía conocerme más de lo que yo hubiera imaginado, lo que se notaba con ese tipo de preguntas y afirmaciones que daban la impresión de dirigirse hacia algo importante por averiguar.

Comandante: May… Míreme a los ojos. –May se toma un momento viendo apenada a los demás que no apartan su vista penetrante en ella, hasta después quedar con ambos ojos frente al Comandante- Ha demostrado que usted es valiosa, que cree en sí misma, que no le importa externar su opinión por más absurdo que le parezca. Dígame una cosa… Y quiero que sea totalmente sincera. –se pone de pie moviéndose hacia un lado con pasos pausados y tranquilos- Ese dibujo de su infancia… ¿Por qué están ahí esos cinco guerreros legendarios ahí trazados?

May: Bueno… -se agarra su coleta en muestra de nerviosismo- Verá… Siempre soñé con que algún día me internaría en una gran aventura con esos cinco.

Comandante: -le mira de reojo- ¿Y qué posibilidades usted encuentra de que algo así ocurra? –May comienza a inquietarse por su actitud.

May: Eehmm… Pues yo diría que una entre mil. –emite una risa nerviosa. El Comandante vuelve a mirarle fijamente con una sonrisa de medio lado.

Comandante: -descansa delicadamente sus palmas sobre el escritorio- ¿Y si le digo a usted que eso puede ocurrir en cualquier momento, más de lo que usted puede siquiera imaginarse? ¿Y si le digo que…? Tal como aparece el señor Gokú en los mejores años de su juventud… ¿Es posible que él mismo junto con estos otros personajes que están aquí dibujados…? ¿Vayan a reunirse con usted en esta nave rumbo a una nueva y alucinante aventura? ¿Usted me creería?

Tales preguntas me inquietaron de sobremanera. Ahora parecía que el Comandante me estaba tomando el pelo, o más bien quería probar algún otro aspecto de mi personalidad. De momento comencé a sentir disgusto por su actitud; pero al ver la expresión tan sincera en sus ojos pude considerar la posibilidad de que hablaba muy en serio.

Quedé en blanco sin saber en qué pensar. Estuve un momento en silencio hasta que de pronto mil y un preguntas invadieron mi cabeza. ¿A qué se refería con que yo iba reunirme con ellos? ¿Acaso estaba insinuando que pronto sería su piloto? ¿Era una clase de prueba psicológica o simple burla?

Como era mi costumbre… Respondí de acuerdo a como yo creía debía hacerlo conforme a la situación.

May: Señor… -traga saliva al sentir una emoción tan intensa que comenzaba a recorrer todo su cuerpo como un río desbordado- Yo siempre lo he creído, siempre, desde lo más profundo de mí… Sólo dígame de una vez por todas a qué va todo esto.

Comandante: -delata una pequeña risa irónica- Teniente May… Felicidades… Usted ha superado la última prueba de este examen.

Inexplicablemente las manos del Comandante aplaudieron de una forma pausada y tardía de un palmazo a otro hasta romper en un aplauso enérgico y poderoso. Todos los demás le siguieron acoplándose al ritmo de sus palmas, hasta que todo el lugar de la oficina se llenó del sonido de felicitación que esas manos suyas emitían al chocar entre sí.

Un peculiar sonido atronador retumbaba en todas las paredes de la espaciosa oficina con las expresiones cambiantes de todos los presentes delatando su profunda alegría y satisfacción al ver que yo había salido airosa. Yo seguía sin entender nada.

De pronto una puerta a unos metros de distancia al lado del Comandante se abrió… Para dar paso nada más y nada menos que al mismísimo Presidente de Tokio acompañado de otros hombres uniformados. Yo quedé pasmada al ver todo esto, sin poder creer la presencia de ese hombre en una situación como esta.

May: ¡Señor Presidente…! ¡Señor…! –se inclina torpemente hacia al frente como referencia.

Presidente: -levanta una palma hacia al frente- Deje los formalismos a un lado señorita, porque éste momento es todo suyo.

May: -se reincorpora de forma nerviosa- ¡Pero…! ¡Es que no entiendo qué es lo que está pasando, por favor…! ¡Explíqueme! –los aplausos cesan paulatinamente.

Presidente: ¿Qué no puede ser más obvio? Usted ha sido elegida para formar parte de esta misión.

May: Pero… -parpadea varias veces sin comprender nada- ¿Qué ha pasado con la teniente Hinata?, se supone que ella…

Presidente: -mueve su cabeza a un lado y otro con gesticulación sonriente- No se preocupe por eso… Se le explicó a la teniente desde un principio que se le retiró del grupo para dar la impresión de que ella fue finalmente elegida; pero inmediatamente le explicamos que sólo fue una estrategia para asegurarnos si usted era en verdad la indicada para esta misión. Queríamos estar seguros si usted estaba preparada para algo así, sobre todo por tratarse de los auténticos guerreros legendarios.

May: ¿Los guerreros legendarios? No logro entenderlo…

Presidente: ¿Es que todavía no le queda claro teniente? Usted llevará al señor Gokú, a Goten, Gohan, Trunks y Vegeta rumbo al planeta Cincron, que es el lugar donde emprenderán su gran viaje y su gran aventura.

Comandante: En otras palabras… Nos causó gran impresión cuando vimos el dibujo que usted anexó y nos hizo sospechar que usted ya sabía de lo que se trataban estas pruebas. Tuvimos que comprobarlo por nuestra cuenta, por eso solicitamos su presencia y le hicimos todas estas preguntas. Gracias a sus respuestas supimos inmediatamente que usted era la indicada para llevar a cabo esta encomienda.

Presidente: El conocimiento técnico y la experiencia, la mirada fresca de un niño abierto a las aventuras y las improvisaciones, a dejar morir el pasado una vez asimilado… Usted logró eso hoy teniente May, siéntase tan orgullosa de sí misma como nunca antes en toda su vida… Aquí va nuestro regalo de cumpleaños de parte de todos los aquí presentes. –adopta una posición gallarda tipo militar- Teniente May… Bienvenida sea usted a la tripulación Zero. Ah y por cierto… ¡¡Feliz cumpleaños!!

Alcancé una iluminación tal que pronto sentí que iba a caerme por la conmoción. Todos volvieron a aplaudir enérgicamente, y no pude evitar llorar de la emoción. Fue un recibimiento tan caluroso como si ya me consideraran parte de esa gran familia, como si los mismos guerreros en persona estuvieran ahí presentes ofreciéndome este gran recibimiento.

Tiempo después acompañé al Presidente y su personal rumbo a la colonia Aries para que yo conociera en persona la nave Zero, una ambición de la ingeniería nunca antes desarrollada en todos los tiempos de la humanidad. Sumamente elegante, enorme, tan peculiar en sus funciones y equipamiento fueron suficientes incentivos para quedar de inmediato enganchada a ella.

Recorrí sus interiores viendo a los ingenieros trabajando aun en los últimos detalles en cada área por la que yo pasaba, viendo los paneles de control, el sistema de poder que regula la energía de despegue y vuelo de la nave, los cuartos donde supuestamente iban a reposar los guerreros legendarios… Hasta que finalmente dimos con la cabina de pilotaje.

Después de sentarme en la silla flotante hecha de los materiales más cómodos y finos, puse mis manos sobre los mandos de control fabricados en holograma, equipados con tecnología de realismo de superficie para que yo fuera capaz de sentir que tocaba aquellos controles de forma física… Con todo esto vi finalmente mi sueño hecho realidad. Mi intuición me hizo ver en claro que aquella aventura que pronto estaba próxima a realizar iba a ser la más grande experiencia que iba a tener en toda mi vida.

Todo esto tomó aire de algo épico, legendario, sumamente realista al saber que los mismísimos guerreros legendarios, los héroes de mi infancia con los que siempre soñé y añoré algún día conocer, iban a estar frente a mí confiando en mis habilidades como piloto y como guía de viaje.

Los siguientes días fueron de capacitación y práctica real con la nave Zero abarcando pruebas de velocidad, de defensa, de tiempo de respuesta a los comandos y las órdenes, las posibles fallas que podían ocurrir y sus soluciones… Todo lo absorbí como esponja, me sentía como pez en el agua asimilando estas prácticas con tal rapidez que hasta yo misma me sorprendía.

Lo supe desde un principio… Mi motivación principal se remonta a aquellas lecturas que mi madre solía leerme cada noche cuando era pequeña. Las aventuras de Gokú siempre me mantuvieron con esa mirada fresca e inmaculada, soñando a todas horas con saber qué pasaría en el próximo capítulo. Y sus compañeros, Vegeta, Trunks, Goten y Gohan a quienes siempre admiré por haberle acompañado en todos y cada uno de los desafíos venideros, se convirtió en el principal motivo para que yo soñara, desde muy pequeña, con conocerles en persona siendo yo partícipe de sus próximas aventuras.

He adquirido una nueva revelación de todo esto… Que la mente humana es capaz de lograr cosas sumamente sorprendentes si eres consciente de tus pensamientos. Que si realmente crees y, sobre todo, te consideras merecedora de recibir esas grandes bendiciones que siempre has soñado, si tienes la suficiente autoestima para considerarte digna, puedes traer a tu realidad todo lo que siempre imaginaste gracias al poder de la atracción.

He descubierto que soy un imán gigante que puede atraer todo lo que se proponga, porque sé que Dios mismo tiene un propósito en común para todos nosotros: nos ha elegido para vivir en esta tierra y descubrir que merecemos nuestra propia felicidad y nuestra propia aventura.

Todos contribuyeron para que llegara a esta resolución. Puedo decir que gracias a ellos, a mi madre, a mi padre, a mis enemigos, a todas las cosas que me han pasado a lo largo de todo mi existir… Soy alguien nuevo, fresco y sumamente feliz con esta vida. Que todas las situaciones desagradables que tuve que enfrentar cuando fui una niña fueron en realidad pruebas de fuego que iban a llevarme a algo mucho más grande: al descubrimiento de mi propio potencial y a la capacidad para ser feliz.

Y cierro este capítulo de hoy con una frase que vino a mi mente después de asimilar todo lo que he pasado a lo largo de toda mi vida y que ha hecho que me convierta en la valerosa y feliz mujer que soy ahora:

"El rechazo hace más fuerte a un genio".

May cierra el programa holográfico con el que terminó de escribir sus memorias en uno de los tantos paneles instalados cerca de la cabina de pilotaje. Con una gran sonrisa en su rostro, totalmente agradecida por todo lo que ha acontecido a lo largo de toda su vida, May se levanta de su asiento sin ninguna prisa dirigiéndose a la puerta de salida de la nave que se encuentra abierta apoyada en el suelo para permitir el acceso rápido a cualquiera que desee pasar sobre su prolongada longitud.

Salió a la intemperie bajo la atmósfera de la colonia Aries justo en la hora que se le había notificado a todo el personal que los guerreros legendarios llegarían en instantes. Al término de la longitud de la distancia frontal que alcanzaban los suelos de la colonia Aries se formaba, junto con la visión panorámica del planeta tierra en el fondo, un horizonte que parecía tratarse del mismísimo amanecer.

De pronto una gran ovación se levantó con un sonido atronador… Como si un candidato tan esperado a la presidencia subiese al pódium ensalzando su victoria en las elecciones. En la vista de todos comenzó a emerger la figura de cinco hombres con sus equipajes en mano listos para la gran travesía. Por el contraste que el planeta tierra proveía en su iluminar sobre las siluetas, se lograba un efecto casi mágico de una luz majestuosa que delineaba sus contornos.

La mirada atónita de May se cristalizó penetrando en ella ese momento tan memorable y merecedor de registrarse en los libros de historia. Reconoció de inmediato a todos los ahí presentes; a Goten, Trunks, Vegeta, Gohan y finalmente a Gokú, quien con una gran sonrisa saludaba a los presentes con un enérgico vaivén de su mano derecha hacia arriba.

La experiencia real fue mucho más de lo que la propia May siquiera esperaba. El sueño que tuvo desde los 6 años por fin se había materializado, en un regalo mismo de la existencia que le estaba siendo aguardado desde su nacimiento mismo. Los Guerreros Legendarios, los héroes de su infancia que mantuvieron intacto en ella su capacidad de asombro, que le divirtieron una y otra vez con sus grandes aventuras y hazañas, provocando emoción y sufrimiento en su ferviente lectora quien les siguió la pista a través de los libros de texto y documentales gráficos… Ahora son una realidad palpable sin precedentes.

May introduce su mano en uno de los espacios abiertos de su chaqueta para tener a la vista aquel dibujo de su niñez. Le contempló con gran ternura, cariño y nostalgia, recordando la satisfacción que había experimentado al haber logrado plasmar en papel lo que estaba destinado a convertirse en la más viva experiencia.

Unas lágrimas cayeron sobre esa hoja de papel gastada por el tiempo. Apretó ese recuerdo fuertemente en su pecho una vez doblado para no maltratarlo, agradeciendo al cielo y a las estrellas por este maravilloso momento, por el cumplimiento real de su sueño.

Al retirar las lágrimas de sus ojos May se acerca hacia sus héroes con un saludo totalmente natural al ver que ellos habían terminado su conversación con el presidente.

May: Permítanme presentarme, soy la teniente May.

Después de ver detenidamente a todos dejó su mirada sobre Gokú, quien le sonrió como si ya la hubiera conocido desde mucho antes. Ella también le sonrió como agradecimiento por haberla acompañado todo este tiempo en su imaginación, y por servirle de ayuda para superar los importantes obstáculos a los que se tuvo que enfrentar.

Uno de los presentes se había acercado a donde estaba la nueva tripulación capturando el momento con una fotografía. May recuerda este acontecimiento acercándose a un área vacía de la nave después del exitoso despegue en compañía de los guerreros rumbo al planeta Cincron. Con la fotografía en mano, la relaciona con el dibujo de su infancia terminando de comprobar que literalmente un regalo le había caído del cielo. Instala ambas ilustraciones una al lado de la otra gracias a una tecnología que permite mantener los objetos adheridos a la pared sin necesidad de pegamento.

En la foto puede verse a ella misma en el centro con postura relajada rodeada de su nueva tripulación, con Vegeta hasta una esquina de la fila con su actitud indiferente, con Goten, Gohan y Trunks tratando de llamar la atención y con Gokú justo al lado derecho de May, casi a su misma altura, haciendo una seña de saludo por delante de su hombro con dos de sus dedos levantados y una sonrisa aventurera.

El gran viaje por fin ha comenzado.

FIN


Me complace presentar a todos ustedes este capítulo tan importante porque ilustra todas las situaciones que su autor tuvo que hacer frente desde su niñez hasta el día de hoy. Y de paso con este episodio celebro mi cumpleaños número 25 (recién cumplidos este 22 de Marzo) recordando y memorando todas aquellas cosas que he vivido y me sirvieron de ayuda para ser lo que soy ahora. Aprovecho este espacio para agradecer a todos ustedes quienes me han seguido apoyando a lo largo de todos estos años, siguiendo cada capítulo nuevo que publico al igual que las opiniones tan valiosas que me hacen llegar a través de sus mensajes.

Me despido de ustedes deseándoles lo mejor en sus vidas.

Hasta la próxima.