Konnichiwa! Aqui esta el ultimo capitulo, el final de todos los probleams, seran resueltos aqui. Y no se preocupen todos tienes su final feliz. TODOS. Espero que lo disfruten mucho, tanto como yo lo disfrute escribirlo. Bueno y eso, leanlo y dejen sus reviews.

Vamos con el fic...


Chaper six: The end.

"There's always one or another way... to make all your wishes become true."

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Previewsly...

"Muy bien. Si eso es lo que creen, que así sea."- y con eso, la Sra. Takenouchi volvió a la sala. 'Espero que todo salgo bien. No quiero ver a mi Sora sufrir mas.'

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Yamato y Sora estaba en una cafetería tomando chocolate caliente. Y sin darse cuenta se les había pasado la hora. Estaban conversando, cuando Yamato recibió un mensaje.

"¿Y bien?"- pregunto Sora, bebiendo el resto de su chocolate caliente. "¿Qué dice?"

"Dice que… será mejor que nos apresuremos a llegar a la casa de Mimi, si es que no queremos verla furiosa… Yo ya la he visto furiosa, creo…"- dijo Yamato, recibiendo una mirada de confusión por parte de Sora. Suspiró, para luego sonreírle. "No fue agradable, así que mejor démonos prisa… Mira que son las…"- miro su reloj en shock. "Pasadas la 20.30 hrs.… Vamos."

Se levantaron de la mesa en la que estaban. Yamato dejo el dinero y algo de propina sobre la mesa y, tomando la mano de Sora, salieron de la cafetería. Caminaron hacia la motocicleta de Yamato, que estaba en el estacionamiento, en silencio. Un silencio cómodo, claro esta.

Al llegar ahí, Yamato ayudó a Sora a subir a la motocicleta, y le entrego el casco; luego monto él y puso en marcha el motor.

"Ponte el casco…"- dijo, mientras calentaba el motor. 'Se esta helando… Tendré que darme prisa.'

"¿Me harás usar esto siempre que me suba a tu moto?"- pregunto Sora, mas que nada quería escuchar que respuesta le darían.

Yamato volteo a verla, no creyendo lo que escuchaban sus oídos. Y se encontró con una expresión de inocencia en el rostro de la chica, la misma que indica que saben la respuesta, pero quieren oírla de todas maneras. Tenia que amar demasiado a Sora, como para complacer sus repentinos caprichos, que era solo en raras ocasiones. Y así era, la amaba demasiado, mas de lo que podría haberse imaginado.

"Por supuesto… No me quiero arriesgar a que te suceda algo que luego lamentaré por el resto de mi vida."- dijo Yamato, sonriendo levemente. "Te amo demasiado, como para dejar que algo malo te suceda."

Sora sonrió tiernamente. "Muy bien."- susurró.

Yamato volteo a ver al frente, algo ruborizado. "Póntelo ya. Debemos darnos prisa si queremos llegar antes de las 21ºº hrs."- dijo.

"Si."- dijo la pelirroja, riendo ligeramente.

Yamato se preparo para poner la maquina en movimiento. "Sujétate fuerte."

Sora obedeció, abrazándose más aun, al sentir la motocicleta en movimiento. A ella siempre le pareció que las motocicletas eran poco seguras, pero en cuanto vio que Yamato se compro una, cambio de parecer, aunque no del todo. Y a pesar de que Yamato la conducía bien y con precaución, no dejaba de preocuparse cada vez que lo veía en ella. También debía admitir que el hecho que posea una motocicleta era algo sexy en él, además de su rebeldía única.

Tardaron alrededor de 10 minutos en llegar al barrio en donde vivía Mimi, que resultaba ser una de los más costosos en Odaiba.

Yamato divisó la residencia de los Tachikawa y conforme se acercaba, fue divisando vehículos muy familiares para él. Pero lo que mas llamó su atención fue ver el auto de su padre ahí. Estaciono la motocicleta donde acostumbraba hacerlo, cuando aun era el novio de Mimi, frente a la entrada de la casa y detuvo el motor. Solo entonces Sora lo soltó.

El rubio bajo de la motocicleta, esperando ayudar a Sora a bajar, ya que, si bien no era necesario que la ayudar en prácticamente todo, no quería correr el riesgo de que Sora tuviera problemas con el embarazo. La observo expectante, la vio quitarse el casco y noto algo extraño en su expresión, se veía… ¿triste?... Luego la oyó suspirar. Entonces se preocupó.

"¿Ocurre algo, Sora?... ¿Te encuentras bien?"- preguntó Yamato, muy preocupado, mientras la ayudaba a bajarse de la moto, o mas bien, bajándola de la motocicleta. "¿Sora?"

Sora, acepto encantada la ayuda, de hecho se dejo hacer. Le encantaba que Yamato la mimara de esa manera, siempre le encanto eso de él. Pero eso no impedía el sentimiento de tristeza que se apoderaba de ella, al pensar en un hecho que debía enfrentar, o mejor dicho, una persona o personas, que tendría que enfrentar… tendrían que enfrentar.

Una vez que Yamato la dejara de pie en el pavimento, volvió a suspirar. Le sonrió dulcemente, ya que se merecía la sonrisa después de todo. Él siempre tan atento y preocupado con ella, como no regalarle una sonrisa de vez en cuando.

"¿Sora?"- volvió a preguntar, ahora mas preocupado.

Sora no respondió. Se apoyo en la motocicleta, respirando profundamente, dejando una ligera sonrisa en su rostro.

Yamato se le acerco, esperando aun su respuesta, o por lo menos una palabra; mas, todo lo que recibió fue una dulce sonrisa, pero que a la vez era algo triste. Y antes de que él pudiera hacer o decir algo, Sora le tomo el rostro, dándole un corto beso.

"Abrázame…"- fue la respuesta que Sora le dio, en un susurro casi inaudible.

Yamato hizo lo que se le dijo, sin entender el por que de aquella repentina petición. Estuvo ahí abrazándola unos minutos, sin decir nada, solo acariciando su cabello para darle algo de tranquilidad.

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Ahí estaba él, un hombre de 40 años, con una gran familia. Una esposa maravillosa y una hija grandiosa, quien era su tesoro más preciado… y quien ahora esperaba un bebé de un muchacho, con tan solo 15 años. ¿Y que podía hacer al respecto? Nada. Porque el daño ya estaba hecho. Y su hija, ya no era su pequeñita, ya había crecido, y hace mucho que había dejado de ser su bebita.

El Sr. Takenouchi había estado meditando la situación desde que su mujer le había confesado la verdad, esa cruel verdad acerca de su hija, de la que tarde o temprano se hubiera dado cuenta. Trataba de encontrar una solución al problema, que no era un problema, precisamente. Su mujer se lo dijo, que si él cooperaba, la situación no seria un problema.

Pero para él lo era, para él era un gran problema. El tan solo pensar que alguien había tocado a su hija, lo ponía furioso. ¿Y quien fue el que se atrevió a tocarla? Su exnovio, Yamato Ishida. El mismo chico que la había hecho sufrir hace 2 años. El mismo que se encontraba en serios problemas. El mismo que, sino fuera por la Sra. Takenouchi, tendría sus horas contadas. El mismo que…

'¿Uh?'

El ruido de una motocicleta lo hizo salir de su pequeña meditación. Y desde su posición en el jardín delantero de los Tachikawa, miro hacia la calle para ver de quien se trataba. Y lo que vio, no le gusto mucho, por no decir para nada.

Ahí, frente a sus ojos, estaba su hija, Sora y… él, Yamato Ishida, el… padre del bebé que Sora esperaba. Los observo cuidadosamente, mientras bajaban de la motocicleta, que, a su parecer, era un signo de rebeldía.

'Oh… Ese mocoso esta en serios problemas…' pensó. Pero antes de poder salir de su escondite, escuchó algo que lo detuvo.

"¿Ocurre algo, Sora?... ¿Te encuentras bien?"

No fueron las palabras que dijo el muchacho lo que le sorprendió, sino que fue el tono de voz que utilizo lo que llamó su atención. Había claramente mucha preocupación en su voz.

Y no entendía como era eso posible. Es decir, por lo que había oído, el chico era conocido por muchas personas como El Rey del Hielo, entre otros apodos, pero aquel daba a entender que era una persona fría y calculadora. ¿Cómo era posible que una persona así mostrara tal preocupación por alguien?... ¿Por su hija?... ¿Acaso su mujer tenia razón al decirle que antes de juzgar a Yamato debía conocerlo?

"¿Sora?"

Ahí estaba esa preocupación de nuevo. Talvez su mujer SI tenia razón, y debería conocer al chico un poco mejor antes de juzgarlo. Que era exactamente lo que había estado haciendo desde que se entero sobre el embarazo de Sora.

"¿Sora?"

Suspiro resignado. Talvez debería conocerlo un poco, eso es seguro, pero… ¿Seria suficiente con conocerlo para aceptarlo?... Él se había llevado a su hija… Por Yamato, Sora ya no dependía mucho él, como cuando era una niña.

'Pero… Ishida no es lo suficientemente bueno para Sora… Él… no lo es.'

Entonces, las palabras que le había dicho su esposa el día de su conversación, volvieron a él, como un golpe que lo llevo a ver la realidad.

"¿Quién es lo suficientemente bueno entonces, Toruhiko?... ¿Quién?... Nadie, absolutamente nadie… Acéptalo, nunca nadie es lo suficientemente bueno para Sora."

Aun no sabia que hacer. Perfectamente podía prohibirle a Sora que lo viera, y alejarla de él, pero… si lo que dijo su mujer era cierto, eso solo significaría sufrimiento para Sora, y él no estaba dispuesto a verla sufrir, no de nuevo. Lo que le dejaba solo una alternativa… y no precisamente la que mas le agradaba. Y además quiéralo o no, el bebé era su nieto y Yamato era el padre.

"Abrázame…"

Las palabras de su hija, lo sorprendieron. El tono de súplica que utilizo, le hizo ver la realidad y también, le hizo ver que su mujer tenía la razón. Y así, finalmente, tomó una decisión.

'Espero que sea la decisión correcta… Yo solo quiero lo mejor para mi hija, por sobre todo su felicidad… Y si así será feliz, pues… bienvenido sea.'

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La pareja, frente a la casa de los Tachikawa, estuvieron ahí parados, solo abrazándose, sin moverse. Yamato estaba empezando a desesperarse ante la situación, Sora tenía un problema y al parecer no quería decirlo, lo que lo preocupaba demasiado.

"¿Sora, que ocurre?"- susurró tiernamente con un deje de preocupación.

Sora lo abrazo mas fuerte, apoyando su cabeza en su pecho. "Te amo, Yamato. Te amo mucho."- dijo.

Yamato sonrió tiernamente. "Lo se."

Sora negó con la cabeza. "No, Yamato, escúchame. Yo…"

"Sora, me estas preocupando… ¿Qué es lo que pasa?"

Sora dio un leve suspiro. "Yama… Mi madre sabe lo del embarazo, no se si te lo había dicho… El punto es que yo se que ella nos apoyara en todo lo posible y en todo lo que este a su alcance, eso ya me lo dijo, pero…"- hizo una pausa.

"¿Pero…?"

Sora lo miro con preocupación. "Pero no se como va a reaccionar mi padre cuando lo sepa, es decir, el no tiene la menor idea de lo que me pasa… Y cuando se entere, va a poner el grito en el cielo… se pondrá furioso… Todo porque él aun cree que soy una niña pequeña, pero no lo culpo, o sea… los padres son así, nunca quieren que sus hijos crezcan."- dijo. "Además, también están tus padres… ellos tampoco saben de mi embarazo y no sabemos como lo van a tomar…"

Yamato comprendió la gravedad de la situación. Sora tenia razón, no importaba cuanto se amaran, aun eran menores de edad y sus padres influían mucho en sus vidas… y si a ellos no les parecía su relación, seria difícil poder mantenerla.

"Lo se, Sora… Yo no me imagino como mis padres y tu padre lo tomaran, pero… yo puedo hablar con mis padres y tratar de hacerles entender las cosas."- dijo. "Aunque, a decir verdad, su opinión me importa bien poco, a ellos no les importo mi opinión cuando se divorciaron…"- hizo una pausa. "Además, hay algo que te puedo asegura, y eso es que pase lo pase, yo no permitiré que te alejen de mi… no de nuevo."- agregó, susurrando las ultimas palabras.

Sora solo le sonrió, esta vez una sonrisa de agradecimiento y amor. Yamato la abrazó, besando su frente. Permanecieron abrazados unos minuto, olvidándose por completo del mundo a su alrededor… e ignorando que tenían un espectador…

El Sr. Takenouchi decidió que, en vista y considerando que los jóvenes estaban poniéndose muy melosos, era hora de que hiciera acto de presencia. Salio de entre los arbustos de la residencia de los Tachikawa y, una vez estuvo a la luz, aclaro su garganta, haciéndose notar y llevándose la sorpresa de los jóvenes, en especial de su hija.

Los chicos se separaron al instante, volteándose a ver de quien se trataba. Y lo que vieron los dejo en shock. Sora emitió un grito ahogado.

'Diablos… Estoy muerto…' pensó Yamato, quien miraba asustado al padre de Sora.

"Papá…"- fue lo que Sora logró decir.

El Sr. Takenouchi mostraba una expresión neutra, que era escalofriante. "Buenas noches… Sora, joven…"- dijo en un tono neutral.

Ese tono envió escalofríos a Yamato, quien comenzó a temblar del miedo.

'Estoy muerto. Estoy muerto. Estoy muerto. Estoy muerto. Estoy muerto. Estoy muerto. Estoy muerto.' pensaba una y otra vez.

"Buenas n-noches… papá."- susurró Sora.

"B-B-B-Buenas… n-n-n-noches… S-S-Sr. T-T-T-Tak-ken-nouc-chi…"- balbuceó Yamato, temblando como un niño.

Sora le tomó la mano para confortarlo. "Papá, yo te lo puedo explicar…"- dijo, pero fue callada por la mirada de su padre.

"Yamato… Ishida…"- dijo el mayor.

"¿S-s-s-s-s-si, S-ss-s-sr. T-t-t-t-t-taken-nouc-c-c-chi?"- dijo. 'Estoy muerto. Estoy muerto. Estoy muerto. Estoy muerto… Estoy TAN muerto.'

"Veo que los rumores son ciertos… El gran Yamato Ishida terminó con su actual novia por otra chica, una que conoció en un Antro..."- acotó, esperando la respuesta del chico frente a él, quien, sorprendentemente, aun no había salido huyendo de ahí. ¿Cómo? No se lo explicaba, ya que generalmente los chicos salían corriendo cuando utilizaba ese tono de voz.

"Papá, por favor, déjame explicarte…"- dijo Sora, volviendo a callar, esta vez, al momento en que su padre levanto su mano, sin quitarle los ojos de encima a Yamato.

"Y, por lo visto, Sora, tu madre tenia razón al decir que rompiste con Taichi… Pero lo que realmente no esperaba era que tú fueras la chica de la cual hablan los rumores."

Hizo una larga pausa, pausa en la cual tanto Yamato como Sora, se remordían las entrañas al no encontrar una forma de salir de esa situación, satisfactoriamente.

"¡Yamato!"- el rubio dio un salto de susto. "Tengo entendido que estas en una banda… ¿no es así?"- preguntó.

Yamato comenzó a sudar frió. "S-si… Teen-Age Wolves…"- dijo en un tono que daría lastima.

Sora miraba constantemente entre su padre y Yamato, veía claramente la tensión entre ellos y no sabia que hacer. 'Papá no tiene consideración alguna con él, nunca la ha tenido, Yamato nunca le ha simpatizado mucho y no se por que… Si no hago algo, esto se pondrá feo, pero papá siquiera me deja hablar.' pensó.

El Sr. Takenouchi lo miro unos momentos inspeccionándolo, luego volteo a ver la moto detrás de ellos y luego nuevamente a Yamato. Arqueó una ceja. "¿Es tu motocicleta?"- preguntó otra vez.

Yamato asintió, ya incapaz de articular palabra alguna, simplemente no salían. 'Mas que muerto…'

"Muy bien… Sora."

"¿Si, papá?"

"Tu madre ya me explico tu situación… y me refiero al embarazo…"- sus palabras fueron como una condena.

Yamato y Sora quedaron paralizados, Sora se llevo una mano a la boca para ahogar un grito y Yamato… bueno, él ya se daba por muerto, y estaba tan pálido como uno.

'Es mi fin… Lo siento, Sora…'

'No puede ser… Pobre Yamato…'

"Y solo tengo una cosa que decir…"- respiro profundamente. "Yamato… solo espero que… no lastimes a mi hija, porque ella es una de las cosas mas preciadas para mi… y te la estoy confiando, asumiendo que nunca en tu vida la lastimaras, ni dejaras que la lastimen… Si me prometes eso, todo estaría perfecto para mí, ya que quedare mas tranquilo… No me decepciones."- dijo y con eso, dio media vuelta y se dirigió hacia la casa.

Ante eso Yamato recuperó toda su confianza de golpe, no sabia lo que había pasado, pero lo agradecía. "No se preocupe Sr. Takenouchi… Prometo que la cuidare y protegeré con mi vida."

Sora suspiro aliviada y sonrió. "Muchas gracias… papi."- susurró una vez que su padre estuvo fuera de vista. "¿Entramos?"- preguntó, mirando a Yamato.

El rubio solo se limitó a sonreír.

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Mientras el Sr. Takenouchi conversaba con los chico afuera. Takeru había cometido el peor error de su vida. Un error que podía costarle la felicidad a su hermano. Y eso no era todo, el mayor problema era que todos los adultos habían escuchado lo que el había dicho en un momento de frustración, y ahora no podía negarlo, había demasiados testigos. Lo que era aun peor, era que sus amigo estaban en problemas por él, ya que al tratar de cubrir lo que el dijo, sus padres supusieron que ellos estaban enterados de todo (lo cual era cierto), y ahora se encontraban en la misma situación que él. Solo que en el caso de los demás, se trataba de solo un reproche de '¿Cómo era posible que ocultaran algo así?', pero en su caso era peor. Su padre estaba molesto con él por haber ocultado eso y enfurecido con su hermano por haber hecho tal tontería, considerando todas las veces que le repetía que fuera precavido. Y su madre solo estaba molesta y decepcionada con Yamato, pero al menos era más racional y prefería escuchar la versión del rubio mayor, antes de sacar conclusiones.

"Papá, en serio, yo no veo el problema…"- dijo Takeru, tratando de solucionar el problema, pero parecía que cada vez que hablaba solo empeoraba las cosas.

"¡Tú que sabes de estos asuntos!... ¡Aun eres solo un niño!... Oh, pero ya vera, le daré a tu hermano una tunda que nunca olvidará."- dijo el Sr. Ishida.

"Por favor, Masaru. Tú no vas a golpear a Yamato. Primero hay que escucharlo…"- dijo la Sra. Takaishi.

"Oh, vaya, Natsuko, me sorprendes… Tu hablando de escuchar primero… Si no mal recuerdo, fuiste tu la que se fue sin querer escuchar."- dijo Masaru sarcásticamente.

"¿Cómo dices?"- exclamó Natsuko.

En eso, el Sr. Takenouchi entró a la sala, acercándose a su mujer.

"¿Te sientes mejor Haruhiko?"- preguntó su mujer.

"Si, Toshiko… ¿Qué ocurre?"

Toshiko suspiró. "Los padres de Yamato ya saben lo del embarazo."

Haruhiko la miro confundido. "¿Cómo?"

"Takeru lo dijo por accidente…"

"Ya veo… Los chicos están afuera."- eso llamo la atención de su mujer.

"Oh dios… Espero que todo salga bien."

Los padres de Yamato seguían discutiendo, cuando Yamato y Sora entraron a la sala. Todos se percataron de eso, menos Takeru y sus padres. Yamato vio a sus progenitores discutiendo y soltando la mano de Sora, se acerco lentamente. Mimi y Taichi se acercaron a Sora.

"¿Dónde han estado, Sora? Estábamos muy preocupados."- dijo Mimi.

"Si. Además, se armó la grande, Takeru les dijo a sus padres que estas embarazada y que Yamato es el padre."- dijo Taichi, con preocupación.

"¿Qué?"- exclamó Sora, y miro en dirección a Yamato.

Yamato estaba de pie junto a Takeru, escuchando claramente su discusión.

"¿Qué, acaso lo olvidaste? Fuiste tu la que se fue con Takeru sin escuchar explicaciones. No yo."- dijo Masaru.

Natsuko rió levemente. "Pero por lo menos yo aprendo de mis errores, en cambio tu… ¡Mírate! No has aprendido nada. Sabes que me fui de tu lado, porque preferías tu trabajo en vez de tu familia y al parecer aun es así, es cosa de ver lo que hizo Yamato para darse cuenta de que no pasas tiempo con el educándolo como debe ser."

"¿Cómo tu lo hubieras hecho?"

"¡Si! Como yo lo hubiera hecho… Pero tu no me dejaste llevarme a Yamato, no, hasta a juicio lo llevaste por la custodia."

"Apenas si tenias para mantener a Takeru ¿y querías a Yamato?"

"¡Me las hubiera arreglado!... Pero mira lo que hizo tu estúpido egoísmo."

"¡SILENCIO!"- grito el rubio mayor, ya aburrido de la situación. "¿No les vasto con separarnos a Takeru y a mi cuando éramos niños, que ahora tienen que publicar sus problemas de resentimiento?... ¿Hasta cuando seguirán con esto?"

Los adultos callaron, sintiéndose avergonzados.

"¿Y que es lo que supuestamente hice?"- eso gatillo el enojo de su padre.

"Oh no, ya veras. ¿Qué, acaso no lo recuerdas?"- dijo su padre.

Yamato lo miro confundido. Su madre suspiró.

"Cielo ya lo sabemos…"- dijo su madre.

Yamato empezó a sudar frió. "¿Saben...?"- musitó.

"Sabemos… sabemos que dejaste embarazada a la hija de Takenouchi."- dijo su padre, severamente.

Yamato palideció. Y logro escuchar un grito ahogado. "¿Cómo…?"

"Lo siento hermano, pero fue un accidente… yo no quise."- dijo Takeru, apenado.

"Oh cielos…"

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Yamato y sus padres estaba afuera de la casa de los Tachikawa. Yamato les pidió que lo acompañaran, ya que el les explicaría todo. Y eso hicieron los adultos, pero al salir no recibieron ninguna explicación. Yamato solo les daba la espalda y su silencio. Hasta que Natsuko ya no pudo más.

"Yamato, hijo… ¿Cómo pudiste hacer algo así?... ¿Tienes idea por lo que puede estar pasando esa muchacha y sus padres? Es decir, ustedes son muy jóvenes para tal responsabilidad, tu tienes solo 16 años y ella ¿Cuánto… unos 15 años?... Yamato ¿Cómo no pensaste en las consecuencias de eso?"- dijo angustiada.

"Tu madre tiene razón, Yamato. Te lo he dicho miles de veces, hasta el cansancio, que te cuides, que seas precavido… ¡Dios! Hasta te di preservativos para que los lleves contigo ¿y ahora me sales con esto?... ¿Yamato, en que pensabas?... La chica es menor que tu y ustedes son menores de edad… ¿En que pensaban?"

"La amo, realmente la amo…"- dijo Yamato, volteando a ver a sus padres.

Esa confesión los dejo helados. Yamato decidió proseguir.

"Nosotros no planeamos eso, no esperábamos que eso pasara, solo… pasó. Nunca lo planeamos. Además solo fue una vez. Que fue suficiente para embarazarla, pero eso ya no importa, ya nada de lo que me digan me importa."- tomó un respiro. "No pensamos en las consecuencias, de hecho, no pensamos para nada, solo actuábamos… nos dejamos llevar… Pero como ya les dije, ya no me importa, lo hecho, hecho esta y no podemos hacer nada al respecto, porque ya pasó. Y no me arrepentiré tampoco… ¿Cómo hacerlo? Si estoy más que feliz con esto, con su embarazo… Tendré un hijo, con la mujer a quien amo, y eso es todo lo que me importa… ¿Qué mas puedo pedir?... Yo la amo, más que a nada, más que a nadie, y no la abandonare en estos momentos… Y sin importar lo que ustedes digan, yo ya tome una decisión, y se que aun soy muy joven para ser padre, pero ya asumí mi responsabilidad. Me haré cargo de Sora y del bebé, eso es lo que yo quiero y espero que lo respeten."- concluyó.

Sus padres estaban sorprendidos ante la madurez que Yamato demostraba, siempre fue maduro, pero ahora era increíble. Quedaron sin palabras, realmente no sabían que decir, las palabras no salían. Miraron a su hijo una vez más, y lo que vieron en sus ojos los sorprendió. Yamato irradiaba felicidad y sus ojos brillaban mas que nunca, no habían visto brillar esos ojos desde que se divorciaron. Su hijo era feliz con esa chica, eso era seguro.

"Pero…"- comenzó de nuevo. "Me haría muy feliz saber que cuento con su apoyo en esto, si no es demasiado, eso es todo lo que les pido…"

Masaru y Natsuko vieron la esperanza en los ojos de su hijo e, inconscientemente, llegaron a una misma colusión.

"Por supuesto que si, Yamato."- dijo su madre, abrazándolo.

"Cuentas con todo nuestro apoyo, hijo."- dijo su padre, posando una mano en su hombro.

"Gracias mamá, papá." – susurró Yamato. Se separo de su madre y las sonrió. "Bueno, mejor entremos."- y con eso, Yamato entro en la residencia.

"Masaru."

"¿Si, Natsuko?"

"Realmente, debo admitir que lo has educado muy bien, Yamato ya es todo un caballero."

"Gracias."

Los padres de los rubios entraron a la residencia, donde se les esperaba alegremente para celebrar Noche Buena.

Luego de la conversación de Yamato con sus padres, todos comenzaron con la fiesta, no queriendo mas problemas con que lidiar. A eso de las 22ºº hrs y luego de mucha platica, comenzaron a cenar. Durante la cena se hablaron de cosas triviales de menor importancia, ya que, afortunadamente, el ambiente se había relajado.

Yamato y Sora se sentaron uno al lado del otro, por lo que llamaban bastante la atención de los adultos, lo cual los ponía muy nerviosos, y mas Sora, quien no estaba acostumbrada a tanta atención. Y luego de unos minutos, los adultos ya no los observaban. Yamato aprovecho eso para tomar la mano de Sora por debajo de la mesa, apretándola ligeramente. Sora se ruborizo, pero paso desapercibido por el resto, con excepción de Yamato, quien le sonrió tiernamente.

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Al acabar de cenar, las mujeres recogieron los platos sucios y fueron al lavarlos. Mimi y Hikari aprovecharon ese momento para interrogar a Sora.

"¿Qué ocurre?"- pregunto la pelirroja.

"Sora, cuéntanos, queremos saberlo todo."- dijo Hikari.

"Si. ¿Cómo lo tomo?"- preguntó Mimi.

Sora sonrió tiernamente. "Lo tomo muy bien. De hecho, esta mas emocionado que yo al respecto."- rió ligeramente.

"¿O sea que las cosas van bien?"- pregunto Mimi.

"¿Todo marcha bien?"- pregunto Hikari.

"Todo esta perfectamente bien."- respondió Sora, con una sonrisa de oreja a oreja.

"Niñas… ¿Qué tanto cuchichean?"- preguntó de repente la madre de Mimi.

"Na- nada mami."

"Seguramente de chicos."- dijo la madre de Sora.

"¡Ma-mamá!"

"Seguramente."

Las mujeres rieron alegremente, ante el bochorno de las pequeñas.

"Dime, Hikari, tu y Takeru son muy amigos ¿verdad?"- preguntó Natsuko.

"Si, Sra. Takaishi. Desde los 8 años."- respondió la menor.

"Pero a mi hija le interesa mas que como amigos."- dijo Chiyako, la madre de Hikari y Taichi.

"Hikari, no nos habías dicho eso."- dijo Sora.

"Si. Te lo tenias bien guardadito."- acotó Mimi.

"Yo no… m-mamá."

Las mayores rieron animadamente.

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"¡Aachuu!"

"¿Estas enfermo, Takeru?"- preguntó Yamato preocupado.

"No, hermano. Creo que alguien debe estar hablando de mi."

Daisuke sonrió en forma peligrosa. "Seguramente Hikari."- dijo.

Takeru se sonrojo, mientras todos voltearon a verlo. Desde que Daisuke había dejado ese interés obsesivo por Hikari, solía jugarle bromas pesadas a Takeru, que lo dejaban en situaciones similares a esta. Taichi no le presto mayor importancia, ya que él sabia sobre el interés que mostraba Takeru hacia su hermana y viceversa; así como también Yamato lo sabía. Pero los padres no.

"¿A ver, Takeru?... ¿Qué significa esto?... ¿Acaso te gusta la hija de Yoshimitsu?"- pregunto su padre.

Takeru, enrojeció de vergüenza. "Buen yo…"- balbuceó.

Yoshimitsu Yagami sonrió. "Así que te gusta mi hija ¿eh?"

A ese punto de la conversación Takeru estaba que no aguantaba la vergüenza, y Yamato y Taichi, no le ayudaban mucho que digamos, para que mencionar a Daisuke, quien reía abiertamente.

"Bueno… sin duda alguna, esta a sido una cena de víspera de navidad bastante peculiar… ¿no lo crees así, Yamato?"- comento Taichi, mirando a Yamato con una sonrisa burlona.

Yamato le devolvió la mirada, frunciendo el ceño, luego sonrió. "Definitivamente."- afirmó.

Yamato permaneció en silencio por unos minutos, solo pensando. Luego el reloj del comedor de los Tachikawa, llamó su atención. 'Faltan 10 minutos para medianoche…' pensó.

"¿Por qué tardan tanto estas mujeres?"- pregunto Misaki Tachikawa.

"Porque les preparábamos el postre, por eso, cariño."- contesta su mujer, Reiko Tachikawa. Entrando al comedor, cargando unas bandejas seguidas del resto de las mujeres.

"¡Yummy, pastel!"- exclamó Daisuke, provocando una risa en todos.

"Daisuke, tu no cambias."- comentó Mimi.

El muchacho se sonrojó.

Yamato escaneó el comedor, mientras las mujeres repartían los trozos de pastel, en busca de una pelirroja, la cual no encontró y eso lo hizo preocuparse. Sin embargo, hubo algo en la repartición de los trozos de pastel que llamó su atención. Mimi le dio su porción a Taichi, no su madre, como Yamato supuso; era como si cada fémina le sirviera a su hombre… solo que él, por alguna extraña razón, no tenía a su chica sirviéndole su porción. En lugar de eso, su madre le sirvió su pastel.

"Aquí tienes hijo."- dijo Natsuko.

Yamato continuó buscando a Sora. "Ehh… No gracias, mamá… ¿Y Sora?"

Su madre le sonrió. "Esta afuera, en el patio trasero."

"Gracias…"- dijo Yamato, devolviendo la sonrisa.

"Cuando quieras hijo."

"Con su permiso."- dijo Yamato, dirigiéndose al resto de los presentes.

"Adelante."- fue su respuesta.

Yamato salio del comedor, en dirección a la cocina. Por la ventana vio a Sora sentada en una banca, mirando al cielo, sumida en sus pensamientos. La vio tan hermosa, que por un instante no quiso disturbarla, pero la necesidad de estar con ella fue mayor que cualquier cosa. Así que salio al jardín, cuidadosamente, tratando de no hacer ruido, a que la noche estaba muy silenciosa. Una vez afuera, se acerco con mucho cuidado, hasta un gato hubiera hecho mas ruido que él. Se detuvo justo detrás de Sora.

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Sora quiso salir a observar las estrellas, pero esta demás decir que su estrella favorita estaba dentro de la casa. Aun así, quiso salir para pensar un poco, en lo que le había pasado durante el día. Ahí estaba, disfrutando de la tranquilidad, ignorando completamente que estaba siendo observada desde muy cerca. Apoyo su cabeza en el respaldo de la banca, cerrando sus ojos y debido a eso, no alcanzo a ver a Yamato caminar y pararse frente a ella.

'Sin duda alguna, esta será una navidad que nunca olvidare.' pensaron inconscientemente al mismo tiempo.

Yamato se inclino hacia Sora, apoyando sus manos en el respaldo de la banca, se acerco al rostro de la pelirroja, tratando de no ser descubierto y lo estaba logrando. Miro su reloj de reojo y sonrió para si. Ya era casi Navidad.

Entonces, se escucharon las campanadas de medianoche.

Sora sintió algo calido presionar sobre sus labios, sorprendiéndose por un instante, para luego relajarse al reconocer que era… o mas bien quien era. Disfruto de la calidez de aquellos labios por unos segundos, y luego empezó a corresponder. Luego aquella persona se alejo lentamente. Sora abrió sus ojos, encontrándose con un par de zafiros increíbles, que brillaban de felicidad.

"Feliz Navidad…"- susurró tiernamente, mientras se enderezaba, arrodillándose casi enseguida. Saco una cajita rectangular de terciopelo, de un color azul oscuro, entregándosela a Sora. "… Mi querido Cielo."

Sora lo recibió sonriente, inspeccionando la cajita.

"Es tu regalo…"- dijo Yamato, sentándose junto a Sora. "De mi para ti, con mucho cariño…"- la rodeo con sus brazos, apoyando su mentón en su hombro. Observo a Sora mirar la caja, sin hacer un ademán de abrirla. "Adelante, ábrelo… Espero que te guste."- susurró en su oreja.

Sora se ruborizó al sentir los labios de Yamato rozar su oreja. "Ehh… Muy bien…"- dijo dudando un poco antes de abrir su regalo. Al abrirlo, emitió un sonido de sorpresa. "Es… hermoso…"-dijo casi en un susurro inaudible. Dentro de la cajita había una cadenita con un pendiente, el cual tenía la forma de un corazón. "No debiste…"- murmuró sacando la cadenita de su caja. Observo el corazón detenidamente y sonrió, lo dio vuelta y vio que tenía algo grabado en el reverso. Decía: Te amo. Por siempre tuyo, Yamato. Sonrió embelezada.

"Por supuesto que si. Y dime… ¿te gusta?"- preguntando esperanzado.

Sora volteó a verlo y sonrió. Esa sonrisa que hacia que Yamato cayera rendido a sus pies. "No me gusta…"- dijo acercándose a Yamato. "… Me encanta."- susurró.

Yamato sonrió y la beso tiernamente en los labios. Luego de unos segundos se separaron.

"Yamato… Con respecto a tu pregunta…"- dijo Sora.

Yamato la miro confundido, al no saber de que hablaba. "¿Uh?"

Sora le sonrió una vez más. "Feliz Navidad, mi querido Ángel…"- dijo.

Yamato tardó unos minutos en darse cuenta de que estaba hablando Sora, y cuando lo hizo, no dijo nada, solo sonrió y se abalanzo hacia ella, besándola apasionadamente. La acción del rubio provoco que ambos quedaran recostados en la banca, él sobre ella. Sora se sorprendió por eso, pero no tardó en corresponder el beso con la misma intensidad. Para luego empezar a reír entre cada beso que Yamato le daba.

"Yama… ten cuidado…"- logró decir entre besos y risas.

Yamato se detuvo y se sentó nuevamente en la banca, ayudando a Sora también. La abrazo por la cintura, besando ligeramente su mejilla.

"Lo siento… es solo que… bueno, no pude evitarlo… Me encantó tu regalo, en serio."- murmuró, algo ruborizado.

Sora apoyó su cabeza en el hombro de Yamato. "Lo se…"- dijo.

El silencio reinó, pero un silencio cómodo. Permanecieron así, abrazados, disfrutando de la compañía del otro, sin decir nada, temiendo romper la magia del momento. Solo observando las estrellas… Ignorando completamente que tenían observadores.

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Mimi había visto a Yamato salir del comedor, así que lo siguió, aun sabiendo hacia donde se dirigía. Lo seguía mas que nada por instinto. No podía negar que aun lo amaba, quizás no tanto como antes, pero aun lo hacia. Así que lo siguió. Sin darse cuenta que ella también restaba siendo observada muy de cerca.

Vio a Yamato salir por la puerta y decidió que observarlo desde ahí seria una distancia más que segura. Se acerco a la ventana y lo vio junto a Sora. Lo vio pararse frente a ella, y como Sora no se había dado cuenta de eso. Entonces sonaron las campanadas de la medianoche. Ya era Navidad.

Mimi estuvo al pendiente de todo lo que hizo Yamato luego de la primera campanada. Del beso, el regalo que le dio, los susurros que, a pesar de no escucharlos, se daba una idea de lo que se decían, de aquel beso apasionado y, por ultimo, el tierno beso en la mejilla. No se perdió detalle alguno. Y a pesar de saber que eso debía ser así, le dolió, le dolió como nunca lo hubiera imaginado.

Definitivamente su plan había resultado satisfactoriamente: Yamato y Sora estaban juntos y felices, sus padres los apoyarían en todo, no los alejarían el uno del otro. Todo había salido bien. Había hecho bien en preparar una cena de Navidad, fue la mejor idea.

Sonrió y comenzó a llorar, sin duda estaba muy feliz por sus amigos, de eso ni que hablar, pero aun así no lloraba de felicidad, no, lloraba de tristeza… Y no sabía por que.

'¿Por qué lloro?... Porque perdí al amor de mi vida… Entonces ¿Por qué sonrío?... Porque él es feliz…'

Dio media vuelta y apoyó su espalda en la puerta. Suspiro. "Yo solo espero… no… Deseo poder, algún día, encontrar a alguien que me ame tanto como quise que Yamato me amara… y quizás… yo lo amare de igual forma."- susurró para si, cerrando sus ojos, por lo que no vio a alguien pararse frente a ella.

"Espero que se cumpla tu deseo… que es similar al que yo pedí."- dijo la persona parada frente a ella.

Mimi alzo la vista, solo para ver a Taichi sonriéndole con sus brazos tras de él. El moreno, luego sacó un regalo de su escondite, entregándoselo. Ella lo recibió agradecida.

"Es una muestra de mi agradecimiento por haber estado apoyándome cuando mas necesitaba a alguien que realmente comprendiera por lo que estaba pasando."- dijo Taichi algo ruborizado, desviando su mirada a otro lado.

Mimi rió levemente. "Bien. Espera aquí un minuto."- dijo y salio de la cocina, para luego volver con 2 regalos, uno de ellos era el que Taichi le había obsequiado. "Supongo que pensamos lo mismo, entonces. Aquí tienes."- dijo entregando el regalo.

Taichi rió un poco. "Al parecer así fue… Muy bien, ahora, veamos que tenemos aquí…"- dijo, abriendo su regalo. Saco un tarjeta que venia con este y la leyó. "Mmmm… Para un gran amigo, con mucho Valor, apasionado por el fútbol y con un peculiar corte de cabello… Taichi, te deseo una Feliz Navidad y un prospero Año Nuevo… Ohh… Que tierno…"- dijo y luego se percato de lo que decía la firma: Con amor, Mimi. Saco el regalo de la envoltura y tuvo que oprimir una carcajada. El regalo era un muñequito de él mismo, de cuando tenía 11 años, confeccionado a mano. "Creo que tienes razón, Mimi, si pensamos lo mismo."- dijo y le beso la mejilla. "Gracias…"- susurró.

Mimi se ruborizo y apresuro a cambiar el tema. "Bien, veamos el tuyo."- abrió su regalo y, al igual que Taichi, se encontró con una tarjeta. 'Ultimamente pensamos lo mismo… Me asusta.' Comenzó a leerla y frunció el ceño. "… Para una gran amiga, obsesionada por el color rosa, que si es cierto que Pureza es algo que definitivamente posee, tiende a confundirlo con capricho… y la mejor porrista que agita sus pompones por mi. Mimi te deseo una Feliz Navidad y un prospero Año Nuevo… Con amor, Taichi… Tierno y creativo."- dijo riendo.

"¡Hey! No soy bueno para esas cosas."- se defendió Taichi.

Mimi solo asintió, sacó la envoltura del regalo y rió por la ironía de la vida. "¿Qué es esto la octava dimensión?"- pregunto entre risas. Su regalo era una muñeca de ella a los 11 años, vestida de princesa, el mismo vestido que llevaba puesto en el castillo Gekomon. "Esta precioso, gracias."- susurró Mimi, sonriéndole de la forma mas tierna que pudo.

"Hikari me ayudo a confeccionarla…"- dijo algo apenado, y muy nervioso.

Mimi volvió a sonreír. Y permanecieron en un cómodo silencio por unos minutos, ahí parados frente a frente.

De pronto, un grito los sacó de su pequeño mundo.

"¡BIEN!. ¡ASI SE HACE TAICHI!.. ¡MIMI!"

Ambos voltearon hacia donde provenía el alboroto y se encontraron con Daisuke, Hikari y Takeru, riendo a más no poder.

"¡Vamos, Taichi, así se hace!"- gritó Daisuke.

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Yamato y Sora, quienes estaban tranquilamente observando las estrellas, se vieron perturbados por un repentino alboroto, que provenía de la casa. Voltearon a ver que era lo que pasaba y se encontraron a sus amigos. Taichi y Mimi, quienes estaban incómodos y sonrojados, estaban siendo molestados por Daisuke, Hikari y Takeru, que reían a carcajadas. Esto sin duda llamo la atención de Yamato que, gracias a lo silenciosa que estaba la noche, podía escuchar todo lo que decían.

"Bien hecho hermano."- dijo Hikari, riendo. Lo que provocó más risas en los menores.

"¿Qué acaso no puedo hablar con una amiga, en privado?"- preguntó Taichi, indignado.

"Si, claro."- dijo Takeru y los menores volvieron a reír.

Taichi tomo la mano de Mimi y se dirigió a la salida de la cocina hacia el jardín trasero. Esta acción llamó la atención de Yamato.

"Mmmm… Esto se esta poniendo interesante…"- susurró el rubio.

Sora lo miro confundida. "¿De que hablas?"- preguntó, volteando a ver a sus amigos.

"Fíjate en lo que hay sobre la puerta de la cocina…"- dijo algo divertido, apuntando en dirección a la puerta.

Sora vio lo que apuntaba Yamato y sonrió. "Ohh… Ya veo…"- dijo. "Esperemos que lo noten."- agregó.

Yamato solo asintió, sonriendo.

Taichi abrió la puerta y salio con Mimi de la mano y antes de poder mover otro músculo, Daisuke los detuvo con su grito.

"¡Deténganse ahí!"

Taichi y Mimi voltearon a verlo como si estuviera loco. Yamato y Sora sonrieron.

"¿Qué ocurre, Daisuke?"- preguntó Takeru.

Daisuke sonrió y apunto hacia algo sobre la puerta. Hikari y Takeru miraron hacia donde su amigo apuntaba y sonrieron. Taichi y Mimi miraron sobre sus cabezas, pero, a diferencia de los menores, ello no sonrió, solo se miraron incrédulos y sorprendidos; y luego bajaron su vista hacia sus manos que aun estaban tomadas. No podían creerlo, ahí estaban ellos tomados de la mano… debajo de un muerdago.

Yamato y Sora ya no aguantaban la risa.

"Oh… Ya veo."- dijo Hikari.

Los mayores miraron a los pequeños, rogándoles que no lo hicieran que no los obligaran a… Pero no había caso, los chicos ya había tomado una decisión. Después de todo era una tradición.

"Chicos, por favor…"- balbuceó Taichi.

"En serio, no lo hagan…"- rogó Mimi.

Daisuke sonrió. "Lo siento, pero… es un tradición."- dijo.

"Sip…"- dijo Takeru.

"Y hay que seguirla."- concluyó la menor Yagami.

Taichi y Mimi se miraron mutuamente y se ruborizaron, desviando la mirada. Parecían dos niños pequeños que se gustan mutuamente.

"A mi no me… molesta, si a ti no…"- susurró Taichi.

"A mi no me molesta…"- fue la aprobación que Mimi le dio.

"Bueno, entonces, si es la tradición…"- dijo algo sonrojado.

Mimi asintió. "Supongo que esta bien…"- dijo.

Y con eso, sus rostros comenzaron a acercarse lentamente, empezando a cerrar sus ojos con tranquilidad. A ese punto, el mundo a su alrededor dejó de importar para ellos. Todos estaban al pendiente de lo que pasaría luego. Cada uno de los espectadores pensaba distinto del otro. Yamato estaba seguro que el beso se haría. Sora, simplemente no sabia que pensar. Daisuke y Takeru no creían a Taichi capas. Y Hikari, no creía a ninguno de los dos capaz. Pero solo uno de ellos tuvo la razón… Hasta que finalmente, paso lo que tenia que pasar; los labios de Taichi y Mimi, se unieron en un tierno y dulce beso, que duró tan solo unos segundos.

Al separarse, ambos estaban ligeramente ruborizados con una sonrisa en sus rostros. Los menores los miraban sorprendidos.

"Feliz Navidad…"- murmuraron los dos, antes de volver a besarse; esta vez, el beso era mas profundo, pero con la misma ternura y dulzura de antes, Taichi la abrazó por la cintura y Mimi lo abrazó por el cuello.

Los pequeños solo sonreían felices, en especial Hikari, quien estaba más que feliz por su hermano y su amiga.

"Sabia que algo así pasaría, después de todo… Taichi estaba actuando muy diferente alrededor de Mimi en estos últimos días…"- dijo Yamato, riendo un poco.

"Y ni hablar de Mimi, últimamente lo único que hacia era hablar de Taichi, de lo mal que lo estaba pasando y de cómo ella lo estaba consolando… A veces era insoportable…"- dijo Sora, suspirando.

Yamato miro a Sora un segundo y luego volteó hacia el frente. "Te amo, Sora… con todo mi corazón…"- susurró.

Sora sonrió dulcemente. "Yo también te amo, Yamato… con todo mi ser…"

Si bien es cierto que, sin duda alguna, esa Navidad marcó el comienzo de algo nuevo y muy especial (una nueva vida), para Yamato y Sora; no fueron los únicos, ya que a todos sus seres queridos les cambio la vida con aquella reconciliación. En especial Taichi y Mimi, quienes empezaron a descubrir nuevos sentimientos hacia el otro.

Pero lo mas importante es que aquellos jóvenes (Yamato, Sora, Taichi y Mimi.), descubrieron que, sin importar como, siempre… que… 'Siempre hay una u otra manera de hacer que tus deseos se hagan realidad…'

Owari.

Al Fin! Termine! Me dio mucha pena terminarlo, no queria, pero... como ya saben, todo debe llegar a su fin. Bueno, espero que hayan disfrutado de este capitulo, y del fic en general. A mi en lo personal me gusto este capitulo y agradesco todo su apoyo, en especial a quienes lo siguieron hasta el final. Bueno hasta la proxima, y por fis, dejen reviews! Ja ne!