Hola! Bueno, creo que al subir el capítulo pasado debí decirles que ya estaba por terminar... para no llegarles con la sorpresa de que este es el último capítulo ... pero creo que no les dije nada y les traigo la mala o buena (dependiendo de cómo lo quieran ver) de que este es el ultimo capítulo... sé que no estuvo tan largo como el de Nada es lo que parece (fic en el que sigo trabajando, ya les dije, ueste lo que me cueste, lo voy a terminar), pero ya estoy trabajando en otro mientras se ilumina mi cerebrito para poder continuar con el de Nada es lo que parece... y en cuanto termine el capítulo o el nuevo fic (lo que suceda primero) lo publicaré, para no estar tanto tiempo ausente.

Bueno, creo que ya me excedí, sólo les iba a decir que este era el último cap.. en fin... espero que lo disfruten y les guste! Cuídense y mil gracias a los que me leen, así como a los que me dejan sus opiniones!


DON'T LET ME BE THE LAST TO KNOW

No era fácil perder a un ser querido y el que fuera alguien tan cercano a ella se lo hacía más difícil, sabía que debía ser fuerte, pues no estaba sola, pero la tristeza era algo que no podía olvidar en esos momentos, pero cuando estaba a su lado todo cambiaba, cuando lo veía sonreír, cuando él la abrazaba, todo brillaba de nuevo.

El cementerio no era uno de sus lugares favoritos, pero había decidido quedarse ahí unos momentos más, lo necesitaba.

– ¡no lo sueltes, Harry! – le dijo Hermione a modo de advertencia al verlos acercarse a ella, y no pudo evitar sonreír débilmente al verlo caminar con dificultad a causa del pasto crecido.

– no te preocupes, ya no necesita mi ayuda... – le dijo Harry a unos pasos de ella, sin dejar de sonreír – ¿quieres quedarte aquí un momento más? – le preguntó, mientras Hermione se ponía en cuclillas.

Habían pasado un poco más de 5 meses desde su boda con Harry, y casi un año de haber dado a luz a su hijo, no había sido fácil verlo debatirse entre la vida y la muerte, pero el pequeño les había dado una sorpresa a todos, pues, cuando menos se lo esperaban se recuperó provocando un gran revuelo en el mundo mágico, pues a alguien se le había "escapado" decir que Harry y Hermione habían tenido su primer hijo y estaban a pocos días de regresar a su casa, sólo para planear su boda.

Todo había transcurrido de lo más normal cuando Hermione y Joseph, su hijo, salieron del hospital. Se casaron casi 6 meses después, había sido una boda íntima, sólo los papás de Hermione y la familia Weasley habían estado presentes, Ron había sido el padrino de Harry y Luna la dama de honor de Hermione; y un mes después Ginny y Draco fueron los padrinos de bautizo de Joseph. Todo había salido bien, era feliz, Harry la amaba y amaba a su hijo, era mejor papá de lo que ella había imaginado, pero, cuando estaban por cumplir 5 meses de matrimonio, su papá había vuelto a recaer, le habían dicho que un segundo infarto no era bueno y en muchas ocasiones era difícil recuperarse, y esta había sido una de esas ocasiones, su papá estuvo hospitalizado por más de dos semanas, hasta que sucedió lo inevitable, fue un golpe fuerte para ella, pero tenerlos a su lado lo había hecho más llevadero.

– ¡mami! – dijo sonriendo mientras estiraba sus bracitos hacia ella, y Hermione lo recibió con los brazos abiertos.

– mi bebé... – decía sin dejar de sonreír antes de darle un beso en el cabello – ¿quieres ir a casa, Joey? – le preguntó mientras su hijo se colgaba de su cuello, recostando su cabecita en su hombro.

– eno omí... – balbuceó mientras su mamá se reincorporaba con él en brazos.

– ¿regresamos a casa? – preguntó Hermione volteando a ver a su esposo y este asintió sonriendo, y la abrazó.

– ¿estás bien? – le preguntó en susurro, acariciando su espalda mientras Joey ocultaba su rostro en el cuello de su mamá, y le dio un beso en la sien.

Hermione asintió permitiendo que Harry los abrazara, de esa forma se sentía protegida, de esa forma sentía que podía olvidar todo lo que había pasado meses o días atrás; sólo estando al lado de él, entre sus brazos, sintiéndose amada, y se dio cuenta de todas las veces que Harry la había abrazado de esa manera, transmitiéndole tanto y ella no había querido verlo, sólo por miedo a estar equivocada.

– sólo un poco más... sí... ¡listo! – dijo masajeando un poco los hombros de su esposo, luego de haberle aplicado el bloqueador solar – ¡Joey, ven! – dijo observando a su hijo, que jugaba en la arena con un cubo y sus manos – ¡Joey, te dije que no...!... oh, Harry, dile a tu hijo que no use sus manos en lugar de la pala, le va entrar en... ¡Harry! – lo reprendió al ver que se acababa de sentar junto a su hijo para comenzar a "cavar" con las manos él también – ¡hombres!... – dijo girando los ojos, pero enseguida volvió a sonreír mientras se acariciaba su vientre – me da tanto gusto que tú vayas a ser una niña... – dijo sonriendo divertida, pero no tardó en acercarse a sus dos hombres y sentarse entre ellos.

– ¿juegas con nosotros, mami? – le preguntó Joey. Su hijo tenía ya tres años y dos meses, ella y Harry tenían casi tres años de casados y estaban esperando su segunda hija, que por decisión unánime; o por decisión de Hermione; sería la segunda y la última, tenía tres meses de embarazo y esperaban que la pequeña naciera a finales de diciembre.

– toma – le dijo Joey sonriendo ampliamente, mientras le ofrecía un poco de arena, y Hermione volteó hacia todos lados en busca de algo con lo que pudiera tomar la arena, odiaba tener arena en las manos y tomó el cubo con el que jugaba su hijo, pero este negó inmediatamente – ahí llevaré el regalo de mi hermanita... ella todavía no conoce el mar, cuando nazca le daré conchitas y arena ¡para que le guste mucho como a mi! – dijo emocionado, haciendo sonreír a su mamá, quien acarició su cabeza con ternura.

– estoy segura que le encantará venir contigo a la playa... – le dijo sin dejar de sonreír antes de darle un beso en la sien.

– ¿puedo meterme al mar? – le preguntó ansioso.

Hermione lo observó mordiéndose el labio inferior.

– vamos, te prometo que cuando comience a llegarme el agua a la cintura me quedaré ahí... ¡y no lo soltaré para nada! – le dijo Harry hablando con el mismo tono ansioso de su hijo.

Observó a uno y luego al otro, y, a pesar de tener el mismo color de ojos que ella, la mirada de su hijo era la misma que la de Harry, y no pudo evitar sonreír – está bien... – dijo dándose por vencida, y Joey no tardó en comenzar a dar pequeños saltos alrededor de sus papás.

Harry le sonrió y se acercó a ella dándole un beso en los labios, acariciando su mejilla, lo que hizo sonreír a Hermione, pues tenía arena en las manos, y ella no tardó en pasar sus manos desde sus mejillas hasta su pecho, llenándolo de arena.

– eres tan tierna, amor – le dijo Harry sonriendo, dándole un beso corto, haciendo sonreír a Hermione – vamos... ven con nosotros – le dijo mientras Joey se colgaba de su cuello, dispuesto a ir hacia el mar, y Hermione estuvo apunto de negarse, pero Harry la interrumpió – anda... prometo que a ti tampoco te soltaré... – le dijo con tono serio, haciendo sonreír a su esposa, quien los abrazó a ambos.

– ¿prometen que ninguno de los dos me "soltará"? – les preguntó con tono serio, y ambos negaron.

– no, mami¡cuando sea grande me casaré contigo! – le dijo sonriendo ampliamente, haciendo reír a sus papás, y Hermione lo tomó en brazos, dándole besos en todo el rostro, haciéndolo reír, mientras se dejaba caer en la arena con su hijo acostado sobre su pecho – ¿te vas a casar conmigo, mami? – le preguntó sin dejar de sonreír y de recibir besos de su mamá.

Hermione asintió – prometo que me casaré contigo... sólo espero que tu papo no se ponga celoso – dijo volteando a ver a su esposo, aún acostada en la arena, y Joey también volteó a ver a su papá.

– ¿te pondrás celoso, papo? – le preguntó observando seriamente a su papá, quien sonrió negando, y se acostó junto a su esposa, rodeándolos con un brazo.

– sólo si me prometes que me dejarás seguir bechuqueando a tu mami... – le dijo sin dejar de sonreír, pero su hijo comenzó a negar rápidamente.

– ¡no, bechos no!... ¡es mi mami! – decía abrazando a Hermione posesivamente, pero al ver la mirada triste de su papá cambió de parecer – bueno, pero sólo poquitos... – le dijo acariciando la mejilla de su papá, intentando reconfortarlo.

Harry sonrió y le dio un beso en la frente a su hijo, y enseguida besó en los labios a su esposa, quien los observaba divertida – vamos... no hay que perder más tiempo... – dijo sin dejar de sonreír, y Joey no tardó en reincorporarse dispuesto a correr hacia el mar, pero Harry lo detuvo tomándolo por la muñeca – espera un segundo, chaparro... – dijo mientras se reincorporaba y ayudaba a su esposa a levantarse, mientras Joey seguía tirando de su mano para acercarse al mar, y cuando Harry estaba dispuesto a llevar a su hijo, una mano lo detuvo, haciéndolo voltear hacia atrás, encontrándose con el rostro sonriente de Hermione.

– te amo... – le dijo sin soltar su mano, y Harry tiró de ella, acercándola a él.

– te amo... – le susurró a unos cuántos centímetros del rostro y la besó mientras la rodeaba por la cintura, sin soltar la mano de su hijo.

Hermione le sonrió y acarició su mejilla intentando quitarle los restos de arena – vamos... – le dijo tomando la mano que le tendía Joey y caminaron juntos hacia el mar.

Hermione había pensado que en esa ocasión sería diferente, pero el dolor era el mismo o talvez era un poco más agudo, aunque talvez se debía a que esta vez estaba consiente y el nerviosismo de Harry la hacía sentir más agitada.

– calma, amor... todo saldrá bien... – le decía nervioso mientras la acompañaba caminando junto a la camilla en la que iba acostada, con dirección a la sala de partos.

Llevaban cerca de 5 horas en la sala de parto y fuera de ahí los esperaban la mamá de Hermione, los Weasley; con sus respectivas familias; y los Malfoy-Weasley, todos expectantes a la salida de Harry para conocer a la nueva integrante de la familia Potter; cuando la puerta se abrió de golpe dejando ver a un pálido Harry, que dando traspiés se intentaba alejar de ahí lo más rápido que aquellos tropezones se lo permitieran, pero dos pares de manos lo detuvieron.

– ¿a dónde crees que vas, Potter? – le preguntó Draco con tono serio, haciéndolo caminar de regreso, tomándolo por una manga y el cuello de su camisa, al igual que Ron.

– ¿papo, ya nació mi hermanita? – le preguntó Joey acercándose a ellos, y Harry negó.

– está... ya... tu mamá... – tartamudeaba bastante pálido, intentando secarse el sudor del rostro con el dorso de su mano.

– ¿qué tienes, papo? – le preguntó preocupado, tomándolo del pantalón.

– lo que pasa, Joey, es que tu papá es un cobarde... – le dijo Draco sonriéndole a su ahijado.

– ¡no es cierto, patino¡mi papo es muy valiente! – dijo Joey con tono orgulloso, haciendo reír a su padrino y a su tío Ron.

– anda, Harry, demuéstrale a tu hijo que eres "muy valiente"... – le dijo Ron con tono burlesco, haciéndolo caminar hacia la sala de partos.

– amor... ven... no le metas ideas al niño, recuerda que tú te desmayaste cuando nació Robert... – le dijo Luna haciendo reír a sus cuñados y a Draco.

– Draco, mi vida... no tiene más de tres meses que nació Lindsay y creo que todos recordamos qué fue lo que pasó en casa de mis papás... – le dijo Ginny con tono serio, haciendo sonar otro coro de risas, incluidas las de Harry y Joey; quien observaba a todos divertido.

– pero eso no quiere decir que te justificamos, Harry... debes estar con ella, la primera vez no lo estuviste... – le dijo Luna con tono serio, intentando controlar al pequeño Robert de año y medio, que quería seguir demostrándole a todos que ya era capaz de caminar y correr.

Harry borró su sonrisa por completo – lo sé... – dijo apenado, sin poder olvidar lo mal que la había pasado su esposa el día que había nacido su primer hijo. El sonido de un llanto lo hizo abrir los ojos de sobremanera – ¡ey!... ¡esa es mi hija!... ¡NO!... ¡regrésenla, yo quiero estar ahí cuando nazca!... ¡regrésenla! – decía mientras corría hacia la sala de partos, entrando sólo para pelear con las enfermeras – ¡mi hija!... ¿dónde está?... ¡deben regresarla! – decía desesperado observando a todos en la sala, pero su hija no estaba por ningún lado – ¿y mi hija?... – preguntó confundido.

– no sé a dónde quiere que la regresemos, porque su hija sigue en el vientre de su esposa – le dijo el doctor con tono serio, recibiendo una mirada confundida de Harry.

– pero... yo... yo escuché... mi hija lloró... – decía con la respiración agitada.

– Harry... te puedo asegurar que... que tu hija no fue la que lloró... – le dijo Hermione con tono serio, observándolo bastante cansada.

– mi vida... yo... ¡oh, Hermione, no te volveré a dejar! – le dijo con tono seguro, tomando su mano y besando su frente.

Hermione le sonrió débilmente, sabía que estaría con ella para siempre y que ya no sería la última en saber lo que Harry sentía por ella. Todo lo demás había quedado atrás, ahora eran una familia, ahora eran felices y ella podía decirle con toda libertad cuánto lo amaba; y se lo estaba demostrando con esa hija que acababa de nacer, que lloraba por estar en ese mundo frío, sin saber que había sido concebida con el amor que se profesaban sus padres.