Era una mañana normal en la ciudad, algo de tráfico, algo de contaminación y algo de gente en las calles. Un auto deportivo negro con los vidrios polarizados entraba al estacionamiento de una de las empresas cigarreras más importantes no sólo de Japón, sino del mundo entero.
El conductor se estacionó y bajó del auto, tomó el ascensor hasta el último piso del gran edificio de cristal, salió de él y caminó hasta su oficina, la más grande y lujosa del lugar. A pesar de ser un hombre joven ya ocupaba el puesto de director general de la empresa en Japón, en parte por sus habilidades y en parte por ser el hijo mayor del dueño.
- Buenos días señor –lo saludó una chica de cabellos negros que se encontraba sentada detrás de un escritorio afuera de la ya nombrada oficina.
- ¿Tengo mensajes?
- Sí señor –la joven se los entregó, ya acostumbrada a la frialdad de su jefe.
- Que nadie me moleste –luego entró a su lugar de trabajo sin esperar la respuesta, sabía que se haría ya que siempre se hacía su voluntad.
Pasaron las horas, ahora la luna estaba en su máximo esplendor, el edificio semivacío y en la ciudad los clubes nocturnos bastante llenos. Unos leves golpes se escucharon en la puerta interrumpiéndolo, sin embargo no respondió y la puerta se abrió dejando entrar a la misma chica que lo recibiera en la mañana.
- Señor, es algo tarde.
- Sabes que puedes irte, nadie te detiene -le dijo sin mirarla.
- Le traje algo de comer, ha pasado muchas horas aquí
- ¿No has aprendido a no meterte en lo que no te imp... –interrumpió sus palabras al ver que detrás de la secretaria se encontraba una figura inesperada. – Padre...
- Puedes retirarte –Inutashou ordenó a la secretaria en tono amable, la mujer dejó la bandeja con la cena en una mesa dentro de la oficina y luego salió.
- ¿Qué es lo que quieres padre?
- Quiero que trabajes menos, siempre estás aquí, no sales, no comes, no haces nada, sólo te la pasas metido en esta oficina.
- ¿Tienes algún problema con la empresa?
- No, la empresa va de maravilla, mejor que nunca, pero tú no puedes seguir así. Pensé que al tener dos secretarias descansarías más, pero fue inútil. Así que he tomado una decisión. –Sesshomaru lo miró expectante, pero sin quitar la apariencia de hielo. – Vas a tener un asistente de confianza, alguien capaz a quien delegues responsabilidades.
- ¿Un asistente¿En qué estás pensando? Yo puedo hacerlo solo, no necesito a nadie.
- Puedes escoger, aceptas el asistente o puedes olvidarte de tu puesto, hay muchos que estarían encantados de tener esta oficina
A aquel amable hombre le dolían sus condiciones, pero era algo inevitable si quería enseñarle a su hijo que hay más cosas que las oficinas y los negocios.
Sesshomaru se quedó callado por unos momentos conteniendo el enojo que su padre le provocaba, creía conocerlo bien y sabía que su nuevo asistente sería su medio hermano menor, a quien repudiaba bastante. Ante la situación no habría dudado en renunciar pero pensó que tenía en las manos una gran oportunidad demostrar que el segundo hijo era un incompetente.
- De acuerdo. –dijo por fin.
- Entonces el lunes lo tendrás aquí y una de tus secretarias será para él. –sin decir más salió de la oficina, sabía que las palabras sobraban.
Sesshomaru se quedó ahí un par de horas más tramando e inclusive divirtiéndose con la idea de humillar a su hermano.
A la mañana siguiente despertó por instinto muy temprano, era sábado y generalmente trabajaba siete días a la semana pero pensaba no pararse en la oficina todo el fin de semana así habría mucho que hacer para su hermanito.
El lunes a primera hora se presentó como siempre y esta vez estaban sus dos secretarias presentes, a diferencia del viernes que era el día de descanso que se turnaban ambas.
- Buenos días –lo saludaron ambas en coro.
- Buenos días ¿Ya llego mi padre? –esta vez respondió, más que a las dos, a la que anteriormente se encontraba ausente.
- No señor, dijo que llegaría en una hora.
- Entonces avísenme cuando llegue y que nadie más me moleste. –luego entró en su oficina no sin antes dar una sutil y provocativa mirada a una de las muchachas.
Ellas volvieron a su trabajo mientras conversaban, como era usual ya que se llevaban muy bien.
- ¿Entonces no lo viste el fin de semana?
- No, no hubo llamadas y como sabes no le gusta que lo busquen.
- Tienes suerte, es un hombre muy apuesto. –su tono sonaba algo melancólico.
- Si te molesta yo... –la muchacha sabía que su amiga estaba prendada del joven empresario desde hacía ya tiempo, desde antes de que ella ingresara a trabajar ahí y no pretendía herirla.
- No, sabes que no... él me gusta, me gusta mucho, pero si prefiere estar contigo no hay nada que yo pueda hacer, además tú lo quieres ¿No?
- Me fascina estar con él, es un hombre verdaderamente encantador, pero sé que sólo soy un juego –la chica agachó la mirada un poco.
- Kikyo... no creo que seas un juego, si lo fueras no seguiría buscándote.
- Gracias –suspiró- creo que tienes razón. –el sonido del jefe llamándolas sonó, Kikyo atendió el teléfono. – Si señor Sesshomaru.
- Ven. –dijo y sin más colgó el teléfono.
- Quiere que vaya a su oficina.
- Te lo dije –la muchacha sonrió levemente, porque a pesar de entender que no tenía derecho de sentirse celosa por un hombre con quién nunca tuvo nada, no podía evitarlo.
Kikyo entró en la oficina cerrando delicadamente la puerta.
- ¿En qué le puedo ayudar?
- ¿Qué sabes sobre el plan de mi padre? –al tiempo en que hablaba le hizo una seña con la mano para que se acercara.
- No sé mucho, sólo que quiere que usted se aleje un poco de la oficina.
- Sabes que no tienes que hablarme de usted. –la mirada de Sesshomaru dejó de ser fría y se tornó seductora, se puso de pie y se acercó a la secretaria quedando a escasos centímetros de sus labios.
- No viniste el fin de semana.
- Estaba ocupado haciendo planes para mi hermano. –pasó una mano por la cintura de la chica e introdujo los dedos un poco en la blusa de seda blanca que ella llevaba como parte del uniforme. Kikyo pasó sus manos por su cuello.
- ¿Para tu hermano? –le dijo con un suave beso en los labios.
- Mi asistente. –él respondió el beso con uno más profundo.
- Tu padre dijo que era una mujer.
Al escuchar esto el empresario se separó rápidamente de la mujer y volvió bastante enojado a su escritorio de caoba en un silencio estremecedor. Lo cual le hizo entender a la secretaria que debía salir inmediatamente y así lo hizo.
- ¿Qué paso?
- Se enojó cuando le dije que su asistente es mujer y no su hermano como él pensaba...
- ¿Qué no odia a su hermano?
- Sí... a decir verdad no lo entiendo... Kagome no sé qué voy a hacer... ya estoy cansada de ser su juguete –su voz sonaba llena de rencor, tanto que dejó sin palabras a su amiga. –Como sea... a ver qué pasa.
Y así volvieron, esta vez en silencio a sus labores hasta que un rato más tarde apareció Inutashou con una linda chica de cabellos azabaches y ojos cafés, vestía un lindo vestido a la rodilla, de tirantes y color rosa acompañado de un saco ligero negro y una coleta de lado derecho, bastante bonita y notablemente de corta edad, unos 24 aproximadamente.
- Buenos días¿Ya llegó mi hijo?
- Sí señor
- Muy bien, ella es la nueva asistente, su nombre es Lin.
- Mucho gusto –dijo la joven
- Mucho gusto, bienvenida –respondieron las dos secretarias al unísono.
- Ellas son Kagome y Kikyo –se dirigió a la joven y luego a las secretarias- Kagome, tú serás su secretaria ya que tienes más tiempo aquí y conoces mejor el funcionamiento de la empresa.
- Claro señor, será un placer –intentó exitosamente disimular su decepción al saber que ahora ya no estaría tan cerca de aquel hombre que tanto le gustaba.
- Entonces voy con mi hijo –dijo más para sí mismo- Como te dije tiene un carácter difícil pero sé que con el tiempo las cosas van a ser más llevaderas
La joven asintió sonriendo, era bastante inocente y pensaba que estaba exagerando, nadie era tan frío e indiferente como él decía. Inutashou llamó a la puerta y al escuchar un "Adelante" entró con la joven detrás de él.
- Hola, hijo –el muchacho alzó la mirada y sin contestar el saludo habló
- ¿Quién es ella?
- Su nombre es Lin, es tu nueva asistente.
- ¿Qué clase de broma es esta? Es una niña
- Es muy joven pero muy capaz y es tu asistente ¿Recuerdas el trato?
- No me importa, si tiene que ser así, entonces renuncio –tomó su saco del respaldo de su silla y se dirigió a la puerta pero se encontró con la joven figura de Lin.
- Señor, -empezó en tono suave- Sé que soy muy joven y que me considera inútil pero si me deja estar un tiempo a prueba sé que puedo hacerlo bien... por favor... – su tono ahora era casi de súplica.
Sesshomaru ni siquiera la miró y salió de la oficina, su padre se quedó ahí y la joven salió también haciendo pensar a Inutashou que renunciaba ante la postura que su hijo había tomado. Pasó todo el día y Sesshomaru no apareció, no estaba en su departamento y el celular se encontraba apagado. Su humor lo llevó fuera de sí.
"Cómo es posible que mi padre crea que me voy a rebajar con esa niña... además no lo necesito para nada me iré y lamentará haberme puesto esas estúpidas condiciones… y a esa inútil asistente"
Ya entrada la noche era hora de cerrar el establecimiento de café situado enfrente de la empresa y una joven mujer salía bastante decepcionada de ahí cuando vio cómo una conocida figura ingresaba en el edificio de cristal y se apresuró a cruzar la calle para seguirlo. Entró detrás de él y, como sabía a qué piso iba decidió tomar el otro ascensor.
El joven entró en su oficina dejando la puerta abierta, ella esperó afuera, en parte por prudencia y en parte por temor pues sabía que no debió entrar así, sin embargo algo la llevó, tal vez el querer ese trabajo o tal vez el destino.
Sesshomaru caminaba en círculos intentando apaciguar su furia cuando en un impulso dio un fuerte golpe con el puño sobre la vitrina de cristal grueso que se desbarató haciendo un estrepitoso ruido y lanzando trozos filosos, uno de los cuales fue aparar al brazo izquierdo del agresor.
Aquel sonido hizo pegar un brinco a la joven, que entró instintivamente y vio al hombre en la oscuridad tomando con fuerza su brazo, se acercó a él sigilosamente y lo sujetó por la espalda. Él volteo algo sorprendido por la presencia de alguien y al darse cuenta de quién era se alejó.
- ¿Qué haces aquí?
- Está herido.
- Eso no te importa, vete.
- Déjeme ver –se acercó de nuevo.
- Te dije que te fueras, esto no te importa.
- En el baño debe haber toallas –así entró en el elegante tocador del lugar volviendo de inmediato con una toalla blanca. –Hay que detener la hemorragia. –al tocar su brazo se dio cuenta de que las cosas eran peores de lo que había pensado, ahora estaba chorreando sangre al suelo.
- ¿Por qué haces esto? Te dije que te fueras.
- Es grave –dijo sin inmutarse por el comentario del hombre que se mantenía frío como siempre.
Luego intentó quitar la mano de él que cubría le herida y para su sorpresa no encontró resistencia, enredó la toalla con fuerza esperando así detener el flujo de sangre y aunque sí ayudó un poco, no sería suficiente.
- Hay que ir a un hospital.
- Claro que no, debes irte.
- Está herido y es grave, tienen que suturarle el brazo.
- Es mi problema, no tienes por que estar aquí.
- Hay una clínica no muy lejos de aquí. –continuó hablando sin tomarle importancia a las negativas que Sesshoumaru le dio, eso a él le pareció extraño y provocó en su ser mucha curiosidad.
- En la agenda sobre el escritorio busca a Toutosai y llámalo. –no le gustaba acceder a los deseos de la joven pero algo lo impulsó a indicarle que llamara a aquél médico de la familia.
Lin sin decir una palabra lo hizo, llamó y planteó la situación al anciano que respondió y quedó de llegar ahí lo más rápido posible.
- Ya vete, no tienes por qué esperar.
- No lo voy a dejar aquí solo.
Sesshomaru prefirió dejar a la extraña sentada donde estaba a seguir discutiendo con una "niña". La espera no fue demasiado larga pero a ella le pareció eterna en aquel frío silencio
- Ya no debe tardar en llegar, voy abajo para abrir la puerta –se le ocurrió que así podría liberarse de la pesada atmósfera pero fue inútil.
- Él puede entrar solo, conoce el código de seguridad.
Ella se quedó entonces ahí, esperando de nuevo hasta que poco después entró un anciano de poca cabellera con un maletín en mano, saludó a la chica y se dirigió a retirar la toalla, empapada en sangre, que cubría la herida.
- Seria mejor que fueras a un hospital, perdiste una cantidad considerable de sangre, Sesshomaru –le indicó mientras empezaba a suturar la herida.
- Ya vete –no respondió al médico, sólo hizo un intento más porque la "asistente" se marchara, pero ella no respondió, sólo sonrió imperceptible y se dirigió al médico.
- ¿Va a estar bien?
- Sí, pero así no puede manejar y va a tener que estar en reposo un par de días. Y Sesshomaru, si tu padre se entera de lo que acaba de pasar sé que no le va a gustar nada.
- Lo sé –su tono era aún de furia.
- Señor... yo puedo encargarme de las cosas aquí unos días.
- ¿Es una broma? Eres una niña y no tienes idea de cómo funciona esto.
- Por favor, las señoritas Kagome y Kikyo pueden ayudarme...
- Deberías aceptar la oferta, Sesshomaru. Por lo que sé tu padre no está muy contento con lo que haces.
- No me importa lo que mi padre piense... si puedes estar aquí sin molestar dos días, consideraré que te quedes
- Muchas gracias señor Sesshomaru. –la joven hizo una reverencia con una gran sonrisa en el rostro.
- Ya está, no mojes la herida, iré a tu casa en unos días para quitarte los puntos y no te esfuerces, la hemorragia fue algo considerable. Muy bien, me voy. –y salió del edificio sin decir nada más.
- Lo llevaré a su casa.
- No lo harás.
- El médico lo dijo, señor, usted no debe conducir.
- Lo que yo haga no te importa.
- Pero puede ser peligroso, su brazo está casi inmóvil y debe doler mucho.
- Te dije que te fueras –se paró en la puerta indicándole con la mano derecha la salida de la oficina.
Lin no tuvo otra opción más que salir y tomar el ascensor bajo la mirada de Sesshomaru, quien al ver que se había ido también se dirigió a la salida, luego subió a su auto y manejó con trabajos hasta su departamento en el último piso del edificio más lujoso de la ciudad.
En la entrada de los departamentos bajó del deportivo y le entregó las llaves al ballet parking, antes de entrar dio una rápida y despreocupada mirada a su alrededor para toparse con una conocida chica en un taxi parado en la esquina. Pensó en ir reclamar algo pero no lo hizo, sólo se metió para llegar a su departamento y descansar un poco, lo admitiera o no el manejar lo había dejado bastante adolorido.
A la mañana siguiente muy temprano se presentó Lin en la oficina donde las secretarias estaban de pie mirando desconcertadas como el personal de limpieza recogía los vidrios del suelo y limpiaban el rastro de sangre. Ella se acercó pensando en alguna posible explicación.
- Buenos días –saludó tímidamente, las muchachas la miraron sorprendidas.
- Buenos días...
- Lamento haberme ido ayer de esa forma, prometo que no sucederá de nuevo.
- Sí... pero... ¿El señor Inutashou sabe que estás aquí? –Kikyo se atrevió a preguntar fríamente lo que ambas dudaban.
- No lo sé, pero me mandó el señor Sesshomaru, vendré hoy y mañana.
- Sessho... ¿El señor Sesshoumaru te mandó? –Kikyo estaba muy desconcertada "¿Cuándo se vieron?"
- Sí, ayer me lo encontré y me dio un par de días de prueba. –ambas la miraron sin saber qué decir pero sin atreverse a preguntar nada más.
- Muy bien entonces mientras terminan de limpiar la oficina ven te explico lo primero –Kagome decidió entretener a la muchacha mientras le echaba una mirada a su compañera, que la supo interpretar perfectamente. Kikyo entró y con el teléfono que se encontraba en el escritorio de su jefe marcó al departamento de éste.
- ¿Si?
- ¿Estás bien?
- ¿Por qué no habría de estarlo?
- Alguien entró en tu oficina y rompió un cristal.
- Fui yo.
- ¿Estás bien?
- Ya te lo dije, sí. ¿Ya llegó la asistente?
- Sí, dijo que le diste dos días de prueba.
- Es cierto.
- Creí que no la querías –Kikyo estaba algo celosa puesto que no deseaba a aquella jovencita cerca de su amante.
- No me gusta que me cuestionen.
- Lo siento...
- ¿Por qué no sales un rato y vienes para acá?
- Claro, Kagome puede sola con la novata, voy para allá –sabía para qué era la invitación y lo tomó como una señal de que ella le interesaba, así que no dudó en aceptar.
Salió de la oficina y vio que su amiga y la "novata" –como ella la llamaba- daban una vuelta por los escritorios cercanos, seguramente haciendo las presentaciones debidas, así que tomó sus cosas y antes de irse se acercó a su amiga.
- Vuelvo después.
- ¿Vas a…
- Sí, te llamo luego.
- Ok, nos vemos.
Lin no sabía a dónde iba pero no le pareció extraño, así que continuó concentrada en recordar lo que le enseñaban.
CoNTiNuaRá...
Ok, miren pues este es un nuevo fic que estoy haciendo per no sé si la idea es del todo buena, es un SesshoXLin y como entes me agarré a Kagura de villana ahora decidí no meterla (pobrecita jajajaja).
Así que quisiera queme dijeran si le sigo o mejor me busco otra cosa que hacer jajajaja.
Byes!